Move On |NoMin

Per scaretwoo

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Todos tenemos un amigo que no ha podido superar a su ex. Pero, ¿Qué pasa cuando la obsesión es tan grande q... Més

Presentación
Inicio
1. A su ex
2. Superar
3. Te necesito
4. Terminamos
5. Sin nada
6. Actuar con madurez
7. Nada de eso importa
8. La realidad
9. El que un día pudo ser
10. Mala suerte
11. Tristeza
12. Decisiones precipitadas
13. Encontrarse
14. Extraño
15. Mi amor
16. El placer de la terapia
17. Bendita monotonía
18. Hasta el final
19. Gracias a ti; Parte 1
20. Gracias a ti; Parte 2
21. Por el hombre que amaba
22. Herida profunda
23. El camino difícil
24. Como la primera vez; Parte 1
25. Como la primera vez; Parte 2
26. Expuesto
27. Furia
Capítulo final.
Epílogo

28. El desastre de la pasión

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Per scaretwoo

Toda la semana había tenido ganas de quedarse en casa y ver una película. La universidad con tantas tareas y trabajos, ya le estaba dando dolores de cabeza. Necesitaba un descanso. O al menos una distracción. 

   Para su buena suerte, Jeno le cumplió su deseo el fin de semana, cuando llegó a su departamento con una botella de soda, una bolsa llena de dulces y cuatro sobres instantáneos para hacer palomitas en el microondas.

   —Entrega especial para Na Jaemin —Jeno dijo en cuanto le abrió la puerta, con una enorme sonrisa que hacía de sus ojos dos medias lunas.

   Regresándole la sonrisa, Jaemin lo miró, ladeando la cabeza.

   —Hola, Jen.

   Jeno le dio un beso que lo dejó con ganas de más sobre una de sus mejillas, y con un gesto de manos, Jaemin lo invitó a pasar. Aunque sabía que ni siquiera necesitaba pedir permiso para hacerlo. A veces Jeno era demasiado educado, incluso para él, que le encantaban las personas con modales.

   — ¿Quieres que ponga la película mientras haces las palomitas?

   Jeno dejó su chaqueta sobre el sillón y asintió. Dirigiéndose hacia la cocina con todas sus compras en la mano. Jaemin encendió el televisor y buscó una película que no le hiciera dormirse como días atrás lo había hecho en el cine. Viendo películas a solas generalmente no era así, las aguantaba hasta el final por más aburridas que fueran. Sin embargo, el calor y las caricias que Jeno le daba cuando le pedía que se acurrucara contra él lo relajaban demasiado. 

   Afortunadamente después de una búsqueda exhaustiva de quince minutos, se topó con el título de una comedia que le llamó bastante la atención. Dejó que se cargara el contenido en alta resolución y luego, fue a la cocina con la intención de ayudar a Jeno, si es que acaso algo le faltaba por hacer.

   —Mmm huele bien —con un antojo voraz, Jaemin olisqueó— ¿son de mantequilla?

   —Doble mantequilla —Jeno contestó, negando con la cabeza divertidamente—. Ya sé que sólo así te gustan.

   —Con extra grasa todo sabe mejor, ¿quieres que te ayude con algo?

   —Ya casi termino. Pero puedes llevarte los vasos y la soda si quieres.

   Jaemin asintió y tomó dos vasos y la botella. No era una mala idea ponerle hielo a su bebida, así que buscó un poco en su refrigerador. Cuando por fin obtuvo todo lo que quería, caminó hacia la sala, con una sonrisa de poseso tan grande que no tenía ganas de verse en el espejo.

   Ya se imaginaba lo ridícula que era.

   Vamos a ver una película no a casarnos, por el amor de Dios, tranquilízate. Pensó.

   — ¿Qué película escogiste? —Jeno dejó las palomitas sobre la mesa del centro de la sala, y se dejó caer sobre el sillón más grande. Golpeando sus piernas para que se acomodara arriba de él.

   —Una comedia.

   Sonrió y gustoso en demasía, aceptó su invitación. Dejándose caer a su lado, recostando la cabeza contra sus muslos. Jeno tomó el bol y le dio una palomita en la boca mientras le acariciaba el cabello con suavidad.

   — ¿Y está buena?

   Jaemin masticó antes de contestar.

   —Pues tiene buena calificación. Creo que nos podemos divertir un rato.

   Tomó el control remoto de la mesa y le puso play: la película ya se había cargado por completo. Se acurrucó mejor contra las piernas de Jeno y luego, suspirando, entrelazó las manos contra las suyas. Sus cuerpos ya estaban unidos, incluso estaba recostado encima de él, pero para Jaemin nunca era suficiente contacto. A él siempre le había gustado sentirlo cerca.

   La película en realidad era tan buena como decían las críticas. Jeno se divertía un montón, riéndose hasta que el estómago le dolió y el aire se le fue. A Jaemin se le encogió el corazón de verlo así, relajado y feliz. Como hacia tanto tiempo no lo veía. Esa era la clase hombre que tanto le gustaba tener en su vida. Del que se había enamorado.

   El final de la película estaba por llegar y Jaemin se estiró para tomar un caramelo de la mesa. Jeno no dejó de acariciarle el cabello desde que inició la película, pero en ese momento lo hizo. Jaemin giró el rostro hacia arriba e hizo un puchero, inconforme por no recibir más de su atención. No obstante, Jeno lo sorprendió, con su rostro a centímetros del suyo, respirando sobre su boca sin ninguna consideración.

   — ¿Te está gustando la película?

   Jaemin parpadeó, medio atontando por la cercanía medio feliz por su atención. Sus labios rozaban los suyos con cada palabra y tuvo que tragar saliva con fuerza para estabilizarse.

   —No más que tú.

   A ciencia cierta no sabía de donde había salido ese comentario tan ridículo. Suponía que desde el inconsciente. Con ese valor y desconcierto, subió una de sus temblorosas manos a sus mejillas y la acarició, paseándose por su rostro, hasta llegar a sus labios, presionándolos con anheló. Jeno no lo había besado desde que llegó a casa y Jaemin se estaba desesperando.

   — ¿En serio? —con una sonrisa juguetona Jeno le atrapó el dedo entre los labios, lamiéndoselo. Un brillo perverso pasó por sus ojos y Jaemin reprimió un jadeó, su boca estaba caliente y húmeda—. Pues a mí la película si me está gustando. Terminemos de verla.

   Se había terminado la magia.

   Jaemin tenía ganas de golpearlo. Era como si le hubiera echado un balde de agua fría. 

   Indignado, giró su rostro hacia la pantalla, bajo la burlesca risa de Jeno. ¡El muy maldito todavía se daba el lujo de reírse de él!

   —Jae.

   — ¡Cállate! Ya ve la película.

   —Mi amor.

   Le estaba picando las costillas con el dedo y Jaemin no podía evitar reírse. Siempre había sido muy sensible en esa parte del cuerpo y odiaba lo mucho que él lo supiera. Pero ¡no! No podía estarse riendo, ni bajar la guardia. Se suponía que tenía dignidad y que por eso estaba molesto.

   —No te enojes —Jeno le acarició la barbilla y lo obligó con un movimiento suave, a que lo mirara a los ojos—. Era una broma.

   — ¿Broma de qué? No estoy enojado —Jaemin odiaba escucharse tan afectado—. Yo no dije nada. Ahora cállate y ve tu asquerosa película que evidentemente es mejor que yo.

   Y el muy maldito se volvió a reír.

   Cansado de ser su chiste personal y de no poder aparentar indiferencia, Jaemin aferró los brazos al sillón para darse impulso y ponerse de pie. Por desgracia sus planes fueron frustrados cuando Jeno le puso las manos sobre el pecho e impidió que pudiera moverse. Regresándolo a su posición original.

   — ¡Suéltame!

   — ¡Awww! Eres tan adorable, como un gatito enojado.

   — ¡No es cierto!

   Encima de que se burlaba de él le decía que era un animal, ¡que idiota era!

   —No quiero hablar contigo. ¡Déjame ir! —En realidad no estaba enojado, pero de vez en cuando le gustaba ser dramático. 

   Jeno por su parte, no parecía querer tragarse el cuento, pues con una sonrisa maliciosa giró su rostro y con cuidado de no avisarle sus intenciones, bajó el suyo, dándole un profundo y tierno beso.

   Protestando Jaemin puso las manos contra su pecho y trató de alejarlo. Pero era inútil, lo tenía inmovilizado, ¡se estaba volviendo un debilucho! Jeno se separó brevemente para dejarlo hablar y aprovechó sus segundos de bondad, para maldecirlo.

   — ¡No me —Jeno lo besó— calles! —lo volvió a besar— ¿qué crees que —otro más— estás haciendo?

   Y otro y otro beso, hasta que sin piedad, su boca quedó caliente y rojiza. Entonces Jaemin de verdad se rindió.

   ¿Cómo podía enojarse si no dejaba de besarlo así?

   Jeno se rió en medio de sus bocas y Jaemin, como castigo y última venganza, atrapó entre sus dientes su labio inferior y tiró de él, haciéndolo soltar un gruñido cuando sus encías rosadas se descubrieron. No tenía intención alguna de hacerle una herida, pero a lo mejor había sido muy brusco porque al instante, notó que sangraba.

   Como una suave disculpa, lamió la zona afectada con lentitud, llenándose del sabor metálico de su sangre. Sin compasión alguna Jeno lo tumbó contra el sillón y se puso entre sus piernas, haciéndolo suspirar. ¿Acaso su nueva costumbre iba a ser follar en el sillón?

   Jaemin esperaba que sí.

   Con un gemido gutural que escapó desde el fondo de su garganta, disfrutó de un camino de besos húmedos que inició en su barbilla y terminó en su cuello. Apretó las manos a cada lado del sillón y podía jurar que sus nudillos se ponían blancos cuando Jeno lo tocó sin piedad sobre el pantalón, provocándolo con obscenas caricias.

   Echó la cabeza hacia atrás pegándose en el reposabrazos del sillón y lo sintió restregarse con violencia contra él, como una falsa embestida.

   — ¿Todavía crees que me quedan ganas de ver la película?

   Jaemin le clavó las uñas en los brazos y lo miró con los ojos entrecerrados.

   —Eres un oh... ¡Idiota!

   No dejaba de restregarse contra él y eso a Jaemin lo estaba enloqueciendo. Diciéndose a sí mismo que ese podía ser un juego de dos, le quitó la camiseta de un solo movimiento y luego, sacó la lengua de su boca, para delinearle el hueso de la mandíbula. Deteniéndose sobre sus clavículas y provocando que Jeno gruñera.

   Sus pantalones salieron poco después. Jaemin no podía con el sentimiento de ansiedad que lo recorría entero. En cuanto estuvo desnudo y agitado, Jeno lo tomó entre sus brazos y lo obligó a enrollar sus piernas contra su también, desnudo y caliente cuerpo.

   —Este no es lugar para hacer el amor —Jeno le susurró en el oído, besándole el lóbulo—, vamos a la cama mi amor.

   Jaemin asintió con vergüenza y escondió la cara en la curva de su cuello. De nuevo lo estaba haciendo sentir ridículamente incómodo.

   El corto camino hacia la habitación fue un desastre de besos necesitados y gemidos. Un mal paso estuvo a punto de mandarlos al suelo, pero por suerte Jeno pudo recobrar el equilibrio y llegar sin ningún problema.

   Con suavidad, lo colocó sobre la cama e impulsándose con sus manos hacia atrás, Jaemin mordió su labio inferior y lo invitó con una mirada oscura a que perdiera el control. Jeno le dio un feroz beso antes de dejarlo y rebuscar en el botiquín del baño el lubricante. 

  Emocionado y excitado, Jaemin observó cómo su amante se ponía en el marco de la puerta del baño y lo miraba fijamente, abriendo el botecito y llenándose los dedos del viscoso líquido. Ahogó un gemido ronco, cuando lo vio tocarse a sí mismo. Moviendo su mano de arriba hacia abajo por su miembro erecto, sin quitarle la mirada de encima. Devorándolo.

   —Oh Jae... —gimió, apretando los dientes. Se estaba masturbando violentamente por él. Por la visión que su cuerpo desnudo le estaba dando, y decir que no se sentía poderoso por ello, sería una mentira muy grande—, e-eres hermoso.

   Jaemin gimió y se estiró sobre la cama, aferrando las manos a las sabanas a cada lado de su cuerpo. Juntó sus piernas y su erección se restregó húmedamente entre sus muslos desnudos. Con un hambre voraz, Jeno se lanzó hacia él y le comió la boca; su lengua entrando y saliendo de su cavidad, simulando una penetración.

   Sin esperar ni un minuto más, Jeno se llenó los dedos de lubricante y con cuidado de no hacerle daño por la necesidad que sentía que podía tomar el control de su cuerpo, introdujo un dedo, y luego otro, adorando la forma en como Jaemin respondía hacia sus toques, arrugando la nariz y respirando con fuerza.

   Al meter el tercer dedo sentía que ya no podía más. Pero sabía que debía ser paciente. Jaemin le clavó las uñas en la espalda desnuda y comenzó a gemir contra su boca. Jeno supo que ya estaba listo.

   Con los brazos temblorosos por la anticipación, comenzó a introducirse dentro de él. Poniendo los ojos en blanco por la forma en como apretaba su interior.

   —Jae... —gemía y se aferraba a él—. Te amo tanto. Regresa conmigo, por favor. Vuelve a ser mío. Porque yo nunca dejé de ser tuyo.

   Y a pesar de que estaba tartamudeando debido al placer Jaemin lo entendía perfectamente. ¿Para qué seguir sufriendo? ¿Para qué seguir sintiendo que el corazón se le partía al pensar que ellos no eran nada? Era estúpido y él lo sabía. No quería seguir separado del hombre que amaba. Ya era tiempo de que fueran felices juntos.

   — ¡Sí! —su propio placer le nublaba la vista, pero aun así se las arregló para contestar con gritos—, ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!

   Jaemin simplemente podía asentir y tratar de aferrarse a ese sentimiento de emoción, pasión y dulzura que le recorría por completo. Sus embestidas poco a poco comenzaron a ser más rápidas, hasta el punto de volverse violentas. Le clavó los talones tras la espalda y sintió como si sus ojos vieran las mismísimas estrellas. Aquel impulso contra su piel hacia que Jeno llegara más deliciosamente lejos.

   Su liberación lo hizo tener su propio éxtasis. Jeno gimió y llenó de su esencia su interior, resbalando por sus suaves piernas. Aun estremeciéndose Jaemin cerró los ojos y tragó saliva. Jeno le besó la punta de la nariz, y apartándole un mechón sudoroso de la frente, le sonrió.

   — ¿Estás bien Jae?

   Jaemin suspiró y asintió.

   —Ugh, estoy más que bien.

   Minutos completos de miradas azucaradas y sonrisas tontas pasaron antes de que Jeno le preguntara con voz ronca si tenía ganas de darse una ducha.

   Jaemin le besó los labios despacio y asintió.

   E intentó ponerse de pie para quitarse esa sensación pegajosa de encima, pero cuando sus piernas se movieron, un profundo dolor recorriendo su espalda baja le hizo soltar una maldición. Todavía estaba muy sensible.

   —Creo que te alcanzo en un minuto.

   Jeno lo miró con los ojos llenos de preocupación y culpa.

   —No me mires así, estoy bien, sólo necesito... —Jaemin desvió la mirada, amenazando con ruborizarse—, recuperarme.

   Jeno le besó la frente, apartándole un mechón empapado de sudor.

   — ¿Seguro?

   —Sí.

   —Entonces temperaré el agua.

   Le regaló una sonrisa tranquilizadora y vio como Jeno desaparecía por las puertas del baño de su habitación. Jaemin soltó un relajado suspiro, y estiró la mano para tomar su teléfono, se había quedado en su habitación desde la mañana cuando despertó. Pasó un brazo detrás de su cabeza y sin poder dejar sonreír de oreja a oreja, comenzó a leer los mensajes que tenía en el buzón.

   Estaba contestándole a su madre, en el momento exacto en que una extraña notificación le llegó: "Haechan está transmitiendo en vivo" No lo entendía. ¿Estaba leyendo bien? ¿Cómo por qué demonios su amigo estaría grabando algo? ¿Estaba de viaje o algo así?

   Jaemin no lo había visto desde que le había contado toda la verdad, o sea desde hacía dos días. Después de que se fue de su casa, no pudo evitar pensar en sus palabras. ¿Qué era lo que iba a hacer? No quería saberlo. El tema finalmente se le había olvidado. Pero en ese momento, sin saber muy bien porque, algo le estaba dando mala espina. Haechan era capaz de hacer las peores cosas si se quería vengar de alguien.

   Todavía desconcertado abrió el en vivo de Haechan y lo primero que lo recibió como imagen, fue a Mark en paños menores: usando solo unos bóxer negros y vendado de los ojos mientras sus muñecas estaba amarradas al cabecero de la cama de la habitación de su amigo.

   — ¿¡Pero qué demonios!?

   Jaemin gritó, impresionando por lo que estaba viendo. Se pegó literalmente teléfono a la cara y revisó un montón de veces más la imagen para ver si acaso la imaginación le estaba jugando una mala pasada, ¡pero no! Aquello era tan cierto como espeluznante.

   Su grito llamó de inmediato la atención de Jeno, que apareció en el marco de la puerta, todavía desnudo, mirándolo con inquietud.

   — ¿Qué pasa?

   — ¡Ven aquí ahora mismo!

   Deseando compartir su asombro Jaemin se hizo a un lado y le dijo con apresuradas señas que se sentara a lado de él. Jeno quería preguntarle lo que estaba pasando, pero al mostrarle el teléfono, no hubo más que decir.

   —Oh por Dios —Jeno señaló con horror un número ridículamente enorme a lado de la pantalla—, ¿Todo el país lo está viendo o qué?

   Los seguidores de Haechan debían ser una jodida broma. Jaemin sabía que desde su "incidente" en la graduación, había recibido un montón de solicitudes de amistad, al igual que él. Pero, ese número de espectadores era descomunalmente enorme. No podían ser reales.

   —Te estás tardando demasiado —Mark habló por primera vez desde que había empezado el vídeo, sonriendo con coquetería, completamente ajeno a lo que estaba pasando—, ¿Dónde estás Hae?

   — ¡Ya voy! Estoy arreglando los detalles finales —respondió y la cara de su amigo de un momento a otro salió en el directo, debido a que había girado la cámara de tal manera en que ahora lo enfocaba a él. Con una sonrisa perversa, subió una mano y enseñó a la cámara a Tris. Una tarántula de especie "rodillas rojas" que era su mascota desde hacía tres años y que Jaemin por propia salud mental trataba de no recordar muy seguido o de no ver cuando iba de visita a su casa. Porque a pesar de que era inofensiva y que a Jaemin le gustaban los arácnidos, seguía dando miedo por el aspecto tan terrible que tenía.

   —Vamos a ver que tan bien se te dan las bromas —Haechan dijo casi susurrando a la cámara, acercándose hacia la cama y moviendo la mano de un lado a otro para que Tris no se desesperara y se bajara de su cuerpo.

   Por otro lado, Jeno estaba en completo silencio mirándolo todo con los ojos bien abiertos. Jaemin no podía culparlo, Haechan era tan capaz de matar a Mark en vivo como de follárselo. Estaba igualmente desconcertado.

   — ¿Estás listo? —Haechan dijo con perversión, cada vez más cerca de él.

   —Llevó toda la tarde estándolo —Mark sonrió, mordiéndose el labio inferior con coquetería—. No sabía que fueras tan juguetón.

   —Oh créeme, tú no lo sabes.

   Jeno y él se miraron con horror cuando Haechan se acercó hacia la cama y le puso a Tris sobre el abdomen desnudo. Mark se removió, evidentemente incómodo ante la nueva sensación, pero era obvio que no sospechaba nada.

   — ¿Qué es eso? Se siente extraño.

   — ¿Qué te parece si te quito la venda y lo descubres por ti mismo?

   Y sin esperar respuesta le quitó la venda de los ojos y Mark parpadeó, tratando de acostumbrarse a la luz. Su expresión sin embargo cambió radicalmente al ver que Haechan lo estaba grabando.

   — ¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¿Por qué me grabas?

   —Creo que tienes algo más importante en lo que pensar ahora, cariño.

   Mark lo miró sin entender nada, pero justo en ese momento Tris dejó de estar quieta y comenzó a caminar por su estómago, amenazando con llegar a su pecho.

   — ¿¡Qué es esto!? ¡Por Dios! ¿¡Qué es esto!? ¡Quítamelo! ¡Quítamelo ya!

   Pero Haechan estaba demasiado encantado viendo como Tris había llegado a su cuello, torturándolo con sus patas peludas, como para intentar hacer cualquier otra cosa. La cara de Mark fue de tanto pánico que Jaemin por un segundo llegó a sentir verdadera lástima por él.

   —Eres un cabrón que le gusta meterse en la vida de los demás, ¿no es cierto? Destruiste la relación de Jaemin y Jeno apropósito, ¡porque les tenías envidia! Mereces pedir una disculpa por eso imbécil.

   Jeno le encajó las uñas en el brazo, como si apenas comprendiera de que iba toda esa locura. Jaemin en cambio, abrió la boca para decir algo pero simplemente no pudo formular una oración coherente.

   — ¿Qué demonios estás diciendo? ¡Estás loco! ¡No sé de qué hablas!

   Jaemin no podía distinguir si estaba asombrado porque efectivamente no sabía nada o porque tenía miedo de Tris.

   —Sino lo dices entonces este vídeo lo voy a subir.

   — ¿Qué? ¡No puedes hacerme esto! ¡Suéltame! ¡Estás loco!

   Mark no sabía que estaba transmitiendo en vivo. Debía reconocer que Haechan era un hijo de puta muy astuto. Quisiera o no pedir disculpas, le acababa de arruinar la vida.

   —Claro que puedo. Incluso los dedos se me pueden resbalar y ¡oh! Sorpresa, el vídeo ya está circulando por toda internet.

   Mark soltó un grito para nada humado cuando Tris se paró sobre su cara, metiendo una de sus peludas patas sobre su boca.

   — ¡Lo siento! ¡Lo siento! —chillaba patéticamente, moviendo el rostro hacia los lados para que la araña se quitara. Aunque era en vano, Tris estaba aferradísima a él.

   —Di que eres un hijo de puta.

   — ¡Soy un hijo de puta!

   —Envidioso.

   — ¡Soy envidioso!

   —Una escoria humana.

   — ¡Soy lo peor de este mundo! ¡Una basura! ¡Lo que tú quieras! ¡Pero por favor, ya quítame esta araña de la cara!

   Jeno soltó un montón de carcajadas al ver como Mark pedía clemencia. Jaemin temía de su reacción pero al ver que estaba tan divertido, se sintió relajado.

   —Bien, con eso es suficiente.

   Haechan volvió a enfocar su rostro a la cámara y lanzó un beso. Con los gritos de Mark de fondo.

   —Espero que les haya gustado el show, yo soy Lee Haechan, ¡su presentador!

   Y finalizó la transmisión, dejando a Jeno riéndose a carcajadas, y a Jaemin, con la boca abierta.

   ¿Qué demonios acababa de ver?




Continua llegint

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