Move On |NoMin

By scaretwoo

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Todos tenemos un amigo que no ha podido superar a su ex. Pero, ¿Qué pasa cuando la obsesión es tan grande q... More

Presentación
Inicio
1. A su ex
2. Superar
3. Te necesito
4. Terminamos
5. Sin nada
6. Actuar con madurez
7. Nada de eso importa
8. La realidad
9. El que un día pudo ser
10. Mala suerte
11. Tristeza
12. Decisiones precipitadas
13. Encontrarse
14. Extraño
15. Mi amor
16. El placer de la terapia
17. Bendita monotonía
18. Hasta el final
19. Gracias a ti; Parte 1
20. Gracias a ti; Parte 2
21. Por el hombre que amaba
22. Herida profunda
23. El camino difícil
24. Como la primera vez; Parte 1
25. Como la primera vez; Parte 2
27. Furia
28. El desastre de la pasión
Capítulo final.
Epílogo

26. Expuesto

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By scaretwoo

Su profesor de Introducción al Derecho se paseaba de un lado a otro por el salón de clases, hablando con su característica voz ronca y apuntando con su laser las dispositivas que se reflejaban en el pizarrón. 

   —La unilateralidad de las reglas éticas se hace consistir en que frente al sujeto a quien obligan no hay otra persona autorizada para exigirle el cumplimiento de sus deberes.

   Jaemin tenía ganas de darse un tiro.

   Y no porque no entendiera la clase, en realidad los conceptos que estaban manejando durante ese semestre eran básicos, esos mismos que ya había visto en el Instituto durante su último año. Más bien lo que hacía que sus ganas de estudiar o de poner atención fueran nulas, era la voz de aquel hombre que le provocaba tanto sueño. ¿No podía hablar más rápido? Estaba a punto de dormirse. 

   Por desgracia no podía hacer eso. Principalmente porque su profesor era demasiado estricto como para permitir cualquier conducta fuera de lugar. Habían transcurrido tres semanas desde que ingresó a la universidad y a Jaemin le parecía mentira que ya tuviera ganas de desertar y vender posters de Lee Min Ho debajo de un puente.

   A fin de matar su aburrimiento y evitar dormirse a media clase, rebuscó en su mochila un marcatextos y comenzó a rayar la última hoja de su libro. No tenía ni idea de que quería dibujar, pero no hubo necesidad de pensar demasiado cuando un montón de líneas rosadas trataron de tomar forma sobre el papel. Jaemin sacó la lengua y se delineó el labio inferior con ella, en un acto de pura concentración.

   Después de cinco minutos, el resultado lo desconcertó.

   Había escrito el nombre de Jeno entre corazones. El jodido y bendito nombre de Jeno entre corazones, ¿había algo más ridículo que eso?

   Jaemin tenía ganas de llorar.

   —Señor Na, ¿puede decirme por qué las normas jurídicas son bilaterales?

   Mierda, ese era un buen momento para reconsiderar tirarse por la ventana.

   Jaemin abrió la boca para contestar cualquier estupidez (mejor eso a quedarse callado) que se le viniera a la mente, pero por suerte un chico a lado de él gritó ¡La clase ya terminó! Y un profundo sentimiento de alivio lo iluminó cuando el profesor vio la hora en su reloj y frunció el ceño, asintiendo sin muchas ganas.

   —Muy bien, los veo mañana. No olviden repasar sus apuntes.

   Jaemin se llevó una mano al pecho y con premura volteó a ver a su salvador. Era un chico de cabello grisáceo y sonrisa juguetona.

   Con la intención de agradecer la buena acción que un desconocido había hecho por él, se apresuró a guardar sus cosas y a ponerse de pie, tomándolo del brazo y dedicándole una expresión, que esperaba, no fuera la de un loco o un acosador.

   —Oye, ¡espera!

   El chico, finalmente giró sobre sus talones y lo miró con una sonrisa.

   — ¿Qué pasa?

   —Gracia por salvarme —Jaemin dijo, rascándose la parte posterior del cuello con nerviosismo—, no me sabía la respuesta y me has ahorrado un cinco en mi primer semestre.

   Él chico ladeó la cabeza, curioso.

   —No es nada, no te preocupes. Debe ser terrible que te pregunten algo que no sabes, ¿verdad?

   Jaemin frunció el ceño y no pudo evitar indignarse un poco, ¿acaso lo estaba llamando estúpido? 

   —Tampoco es como que no me la supiera por completo —Jaemin se cruzó de brazos, soltando un bufido—. Recordando bien, a lo mejor si me la sabía.

   —Ajá —el chico soltó una carcajada, aumentando su indignación—. Y supongo que por eso estabas dibujando corazones en el libro como un puberto, ¿verdad? Para acordarte mejor.

   Jaemin sintió como sus mejillas se ruborizaban violentamente. ¡Mierda! Lo había visto. 

   —No te preocupes, no eres el primero que se duerme con la voz del profesor Kim —dijo él, encogiéndose de hombros—. Por cierto, mi nombre es Renjun, ¿y el tuyo?

   —Jaemin —se obligó a contestar, esbozando una sonrisa para evitar parecer contrariado—. Y sí, tienes razón con lo del profesor, es un dolor de cabeza escuchar su voz por tanto tiempo, hasta me dan ganas de poner una alarma para despertarme.

   Renjun rió y asintió, dándole la razón.

   — ¿Quieres ir conmigo a la cafetería? Escuché que hoy hay descuento en las ensaladas.

   Jaemin entrecerró los ojos, ¿Tenía cara de querer comer saludable o qué? O acaso.... ¿¡Aquella era una indirecta!?

   —Bien, vamos.

   No tenía caso discutir por algo como eso.

   Se acomodó mejor la mochila a la espalda y caminó a lado de Renjun por los pasillos. Esa había sido su última clase pero aún era demasiado temprano para volver a casa, así que decidió desayunar ahí. Últimamente tenía mucho tiempo libre. Sus padres le habían dicho que no se preocupara por trabajar, o al menos no todavía. Jaemin se sentía incómodo dependiendo de ellos cuando perfectamente podía ganarse su dinero, pero estaban tan obstinados con el tema que terminó haciéndoles caso. Esperaba que con el tiempo entendieran que ya había crecido y que no necesitaban darle todo.

   — ¿Te parece si escoges una mesa mientras yo me formó en la fila? —Renjun giró sobre sus talones y lo miró, extendiendo la mano para que le diera dinero—. ¿Quieres que te compre el menú de hoy?

   —Seguro —Jaemin sacó del bolsillo trasero de sus pantalones, su cartera y le dio un billete—. Te veo en un segundo.

   —De acuerdo.

   Y él fue a formarse mientras Jaemin trataba de ubicar un lugar en donde pudieran sentarse, tarea que no fue complicada puesto que no había muchas personas comiendo a esa hora.

   La cafetería estaba justo frente al estacionamiento principal del Instituto, por lo que veía con facilidad quien entraba y salía de la escuela. Jaemin vio al profesor de su última clase subirse a su auto. Si tan sólo el hombre hablara más fluidamente y un poco menos soso, entonces él no tendría por qué dibujar corazones con el nombre de Jeno en su clase.

   Renjun regresó con dos bandejas de comida diez minutos después y Jaemin sentía que su estómago estaba a punto de comenzar a rugir. La comida en ese lugar no era tan mala como pensaba y eso era agradable.

   —Entonces, ¿no te gusta la clase del señor Kim? —Renjun preguntó, mientras abría con los dientes un sobrecito de cátsup para ponérselo a su huevito. Jaemin frunció el ceño, ¡que asqueroso! Esas cosas no podían llevarse bien juntas.

   —No es que no me guste, es que creo que habla muy lento —Jaemin se encogió de hombros, apartando la mirada para no asquearse por su desayuno—. ¿Qué me dices de ti? ¿Problemas con alguna clase?

   Mientras masticaba, Renjun se quedó pensativo.

   —Nop, creo que hasta ahora todo ha sido muy fácil.

   —Tienes razón, aunque no por eso dejo de creer que deberíamos de estu...

   —Oh...  —Renjun lo interrumpió violentamente, abriendo sus ojos como platos y golpeándolo en el hombro. Jaemin dio un saltito en su lugar debido a la impresión, ¿Qué le estaba pasando? ¿Le había dado un ataque?—. No vayas a voltear, pero hay un tipo realmente sexy en el estacionamiento.

   Jaemin no sabía de qué demonios le estaba hablando pero de todas formas se quedó quieto. Él sólo quería comer, ¡tenía hambre!

   — ¡De verdad es muy guapo! —Renjun siguió diciendo como todo un acosador mientras se relamía los labios—, y se ve que es todo un romántico. Trae un ramo de flores preciosas.

   —Renjun sino comes ahora eso, se te va a enfriar —Jaemin puso los ojos en blanco, ignorando sus impresiones, ¿Qué nunca nadie le había dado flores? ¿O por qué se emocionaba tanto?—, en otro momento tendrás tiempo de ver lo que sea que te esté haciendo babear de esa manera tan ridícula.

   Renjun se giró a mirarlo con los ojos bien abiertos. Como si estuviera indignado, o en su defecto, impresionado.

  — ¿Tienes pareja? ¿O por qué tan amargado?

   Jaemin bufó y removió propio su huevito con el tenedor, tratando de verse seguro en lugar de un adolescente hormonado. Ciertamente no le molestaría decir que tenía pareja, claro, en el caso de que tuviera una. Jeno y él todavía no habían regresado porque no querían presionar las cosas. Pero eso tampoco quería decir que fueran solo "amigos". 

   Desde que fueron al cine, pasaron el resto de los días juntos. Buscando cualquier pretexto para verse. Jaemin lo invitaba a su apartamento a desayunar o a ver una película y a veces Jeno llegaba con un libro y se ponía a leerle mientras le acariciaba el cabello, hasta que se quedaba dormido.

   Poco a poco las cosas comenzaban a volver a la normalidad. Su corazón estaba sanando. A su paso, pero lo estaba haciendo.

   —Algo así. ¡Pero ese no es el punto! Nadie puede ser tan guapo de todas formas. Deja de exagerar.

   — ¿Cómo no? Está guapísimo. Además, como ya he dicho trae unas flores preciosas, seguro está esperando a alguien.

   Renjun puso las manos debajo de su barbilla y suspiró, embobado. A Jaemin comenzó a entrarle genuina curiosidad, ¿de verdad era tan guapo?

   ¡No! A él nada tenía que importarle eso.

  —Eres demasiado aburrido —Renjun comentó después de un rato de admiración al desconocido—, ¿No te gustan los chicos guapos?

   —Si volteo y me parece atractivo entonces te callas de una vez, ¿está bien?

   Renjun aplaudió con emoción, alegre de haber obtenido lo que quería.

   —Pero si no —Jaemin continuó— entonces tú te vas a callar de todas formas.

  — ¡Oye! Eso no es justo, ¿Dónde está el trato?

   Jaemin puso los ojos en blanco. No le iba a tomar más de dos minutos reconocer que nadie le llegaba a los talones a Jeno.

   —Esto es estúpido —Jaemin suspiró y comenzó a girarse para ver a un auténtico adonis, según Renjun— claramente él no es...

   Jaemin se quedó callado.

   — ¡Te dije que era guapo! —Renjun se burló ante su mutismo— ¡Y ahora no me voy a callar!

   ¿Guapo? ¿Aquel tipo como iba a ser guapo? ¡Era guapísimo! Su clase ideal de hombre, su tipo, su crush, ¡su todo!

   Porque ese chico era Jeno.

   —Mierda —Jaemin volvió a voltearse, tratando de esconder su bochorno. ¿Qué demonios hacia Jeno en su universidad? ¿Acaso había venido a buscarlo? ¿Por qué no le había avisado?

   Todas dudas se despejaron cuando recordó que habían pasado más de dos horas desde la última vez que revisó su teléfono. ¡Aquello era su culpa! Seguramente si le había avisado.

   — ¿Qué? —Renjun parecía incrédulo ante su reacción— ¿No te gustó?

   —Tienes que esconderme.

   Lo dijo sin pensar y Renjun parpadeó, mirándolo como si se hubiera vuelto completamente loco, aunque Jaemin sospechaba no estaba tan alejado de la realidad. No lo podía culpar.

   — ¿Qué?

   Jeno estaba afuera de su jodida universidad, con un ramo de rosas entre manos y una sonrisa de idiota en la cara. Y de sólo pensar en que todo el mundo lo viera, le causaba escalofríos. ¡No podía con la vergüenza!

   — ¿Crees que si me escondo debajo de la mesa funcione?

   —Oye yo sé que es guapo, pero tranquilo hombre, que no te tienes que esconder. No creo que te vaya a comer.

   Jaemin giró una vez más la cabeza, con auténtico pánico, pero Jeno ya no estaba en el estacionamiento, lo cual era mil veces peor, ¿dónde se había metido? ¿Ya lo había visto?

   —Oh mierda —Renjun jadeó, llevándose ambas manos al pecho— Viene para acá y puedo jurarte que es mucho más guapo de cerca.

   Jaemin sintió que el alma se le caía a los pies. ¿Por qué de todas las cosas románticas que Jeno podía hacer por él se decidía a ir a buscarlo a la universidad? ¡Se estaba exhibiendo!

   En el Instituto Jaemin no tenía ningún problema con que todos supieran que estaban saliendo. Pero en ese momento, ya habían crecido y Jeno se había vuelto guapo, muy, muy guapo. ¡Si hasta tenia babeando a Renjun! ¿Cómo iba a poder entonces controlar sus celos cuando todos lo miraran?

   —Tienes una cara de espanto muy mala Jaemin, no me digas que vas a vomitar tu huevito arriba de mis zapatos.

   — ¡No! Pero en serio necesito esconderme. Quítate, me voy a meter debajo de la mesa.

   —Jaemin, esto es una...

   Pero cuando estaba dispuesto a hacerlo sin importarle sus críticas, Renjun se quedó súbitamente callado y los ojos se le iluminaron. Jaemin ni siquiera intentó ponerse celoso, sabía que para eso ya tendría mucho tiempo después. Lo primordial en ese momento era esconderse.

   —Jae.

   Ay no, ¡él no quería mirarlo!, porque sabía que si lo hacía se volvería loco y no sería capaz de controlar sus impulsos de mierda.

   Renjun ahogó un gritito, y soltando una maldición, Jaemin levantó la vista y vio como Jeno sostenía entre sus manos un hermoso ramo de rosas blancas amarradas con un listón rosa. Pero, eso estaba lejos de ser la mejor parte. Sin duda su deslumbrante sonrisa y su cabello oscuro alborotado, eran más de lo que podía pedir. 

   —Jae...

   Volvió a decir, y tal como lo había estado evitando, bastó el simple gesto de mirarlo sonreír para que Jaemin se pusiera de pie y se arrojara literalmente hacia sus brazos para besarle las mejillas. Renjun chilló una vez más, pero Jaemin esperaba que por la sorpresa en vez de la envidia. Le había caído demasiado bien como para odiarlo porque le gustaba Jeno.

   —Hola —Jaemin dijo con sequedad y sintió como sus mejillas se ruborizaban, lo cual no concordaba con su actitud de segundos antes. Jeno sonrió y pasó los brazos por su cintura, dándole un beso en la frente, sin importarle que tuvieran público.

   —Hola, cariño, ¿Te gustan? Son para ti.

   Jaemin se mordió el labio inferior y asintió, enterrando la nariz entre los suaves pétalos para aspirar su fresco aroma. Eran unas flores hermosas, sin duda le habían costado una fortuna. ¿Por qué Jeno no dejaba de gastar desmesuradamente dinero en él? Tenía que recordárselo más tarde.

   —Son preciosas —dijo y con la mano que tenía libre le acarició la mandíbula, mirándolo con atención—. ¿Por qué no me dijiste que ibas a venir?

   —No me contestabas el celular. 

   —Lo siento. No me había dado cuenta.

   Jaemin pasó los brazos por su espalda y apoyó la nariz en su cuello, cerrando los ojos. No tenía ni idea de cómo se las había arreglado para entrar a la universidad, pero no podía quejarse. Era la mejor sorpresa que le había dado en mucho tiempo.

   Abrió los ojos y posó su mirada en Renjun para ver que expresión tenía. 

   — ¿Renjun...?

   — ¡No!, ¡no!, ustedes sigan —su compañero se apresuró a aclarar—. No se preocupen por mí, actúen como si no estuviera.

   Jeno lo miró con curiosidad y Jaemin le dijo al oído que era un compañero de clase. Él le respondió con una mueca, indicándole que también pensaba que era un poco extraño. Algunas veces ni siquiera tenían que decirse las cosas para saber lo que estaba pensando el otro. Con sus miradas bastaban.

   — ¿Quieres desayunar conmigo? —Jaemin trazó círculos imaginarios sobre sus brazos—, ¿Tienes hambre?

   —Desayuné en casa después de que te fuiste. Pero te acompaño. Necesitas comer.

   Jaemin trató de no emocionarse demasiado al escucharlo decir "en casa". Hacia tanto tiempo que Jeno había dejado de referirse así a su departamento, que le sabía cómo a bendita gloria.

   —De acuerdo.

   E iba a decirle a Renjun que tendrían compañía, pero cuando miró la mesa se dio cuenta de que ya no estaba.

   — ¿Cómo han ido tus clases? —Jeno le preguntó— ¿Todo te está quedando claro?

   Lo hizo sentarse en donde minutos antes había estado su compañero de clase y se encogió de hombros. Jeno siempre lo ayudaba a estudiar cuando no entendía algún tema. Jaemin creía que era muy injusto que además de guapo, fuera inteligente, pero prefería no quejarse. Era el paquete completo.

   Jeno todavía no regresaba a la universidad. Su escuela tenía dos semanas más de vacaciones y Jaemin también creía que eso era injusto. Él único que estaba sufriendo era él.

   —Algo así, trato de no dormirme en mi última hora.

   Jeno levantó las cejas.

   — ¿Tan mala es?

   —La materia es fácil, pero el profesor me duerme.

   —Hum, déjame ver, ¿Dónde está tu libro?

   Jaemin le indicó con la mano que su mochila estaba al lado de él. Jeno la tomó y sólo cuando vio como sacaba el libro, Jaemin lo recordó todo de golpe y palideció.

   ¡Iba a ver su jodido nombre con corazones! ¡E iba a pensar que por eso no ponía atención!

   — ¿Sabes qué? Mejor olvídalo —con una falsa sonrisa, Jaemin extendió los brazos para tomar el libro, pero Jeno lo apartó antes de que pudiera tocarlo—. Te juro que no está difícil, ¡dámelo ya!

   —Sólo voy a darle una hojeada Jae, no es para tanto.

   Intentó volver a quitárselo, pero como sospechaba fracasó. Se dio consuelo así mismo al decir que Jeno podía abrir muchas páginas, no necesariamente la última. No podía tener tan mala suerte.

   Pero cuando lo escuchó soltar una carcajada y un grito emocionado, Jaemin cerró los ojos y deseó que se lo tragara la tierra.

   — ¿Escribiste mi nombre con corazones? Awww, ¡que tierno!

   Jaemin se llevó las manos a la cara y ahogó un lamento.

   ¿Por qué la vida lo odiaba tanto?

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