Move On |NoMin

By scaretwoo

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Todos tenemos un amigo que no ha podido superar a su ex. Pero, ¿Qué pasa cuando la obsesión es tan grande q... More

Presentación
Inicio
1. A su ex
2. Superar
3. Te necesito
4. Terminamos
5. Sin nada
6. Actuar con madurez
7. Nada de eso importa
8. La realidad
9. El que un día pudo ser
10. Mala suerte
11. Tristeza
12. Decisiones precipitadas
13. Encontrarse
14. Extraño
15. Mi amor
16. El placer de la terapia
17. Bendita monotonía
18. Hasta el final
19. Gracias a ti; Parte 1
20. Gracias a ti; Parte 2
21. Por el hombre que amaba
22. Herida profunda
23. El camino difícil
25. Como la primera vez; Parte 2
26. Expuesto
27. Furia
28. El desastre de la pasión
Capítulo final.
Epílogo

24. Como la primera vez; Parte 1

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By scaretwoo

No pasaron ni dos semanas desde que había hablado con Jeno, cuando Jungwoo ya estaba en la puerta de su apartamento, buscando respuestas. Con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Algo más que indignado.

   —Regresaron y no me lo dijeron, ¡No lo puedo creer! 

   Jaemin resopló y se hizo a un lado, dejándolo pasar. Antes de cerrar la puerta se asomó al pasillo para ver si acaso Jeno estaba afuera y cuando se dio cuenta de lo que realmente hacía, se sintió estúpido. ¿Se suponía que anhelaba verlo o algo así?

   No quería saber la respuesta. Se hacía una idea de lo que se iba a responder.

   —No hemos regresado —miró a Jungwoo y con un gesto de mano, lo invitó a tomar asiento en el sillón—. No te has perdido de nada.

   — ¡Pero ya no están enojados! —él casi parecía dolido, como si no pudiera creer el hecho de que no lo incluyeran en su vida amorosa. Jaemin se sintió un poco conmovido, Jungwoo siempre había sido dependiente de ellos como pareja. A lo mejor su ruptura de verdad le había afectado—. Jeno ha estado muy callado últimamente pero al menos ya no está triste, lo que quiere decir que ustedes regresaron.

   — ¿Y por qué crees que yo soy su única fuente de felicidad? —Jaemin trató de esconder el interés en su pregunta a la par en que intentaba no emocionarse demasiado al escuchar que Jeno ya no estaba triste— Puede tener más razones Jungwoo.

   —No me des argumentos falsos si lo que buscas es que te dé la razón. 

   Una pequeña sonrisa boba nació en sus labios, pero aun así apartó la mirada. 

   — ¡Ahí está! —Jungwoo lo apuntó acusatoriamente, como si lo hubiera atrapado haciendo algo incorrecto—. Has sonreído y te has sonrojado, ¡ustedes regresaron!

   Jaemin no quería que se llevara una impresión equivocada de la situación, pero ¿Qué más podía hacer? Jungwoo parecía tan feliz con la idea de tenerlo de vuelta en su vida que no podía evitar contagiarse. Después de todo debía admitir que él mismo también estaba alegre de regresar a los viejos tiempos.

   —Estamos dándonos una nueva oportunidad. Lo que quiere decir que vamos a ir lento —Jaemin le explicó, sin entender muy bien porque repentinamente sus propias palabras le sabían tan amargas—. No te emociones tanto con la idea Jungwoo. Ambos estamos bien y eso es todo lo que importa ahora.

   —Jamás vas a poder estar bien sin tu alma gemela, ¿lo sabías? —los ojos del hermano de su ex destellaban brillo puro—. Nunca había visto a Jeno tan triste y derrotado como cuando ustedes terminaron. Así que por favor Jae te lo suplicó, no sé qué haya hecho mi hermano pero te aseguro que no lo hará más, dale otra oportunidad. Él te necesita en su vida, casi tanto como tú a él.

   Jungwoo creía que todo era tan fácil como intentar convencerlo de entregarse a Jeno de un momento a otro. No sabía que todavía pequeñas fisuras en su relación debían sanar poco a poco con el tiempo. Si no querían cometer otro error entonces debían ser pacientes y esperar. Y eso, aunque les costara, era lo más sensato.

   — ¿Cuál es el punto de tu visita Jungwoo? ¿Sólo viniste a atormentarme para que regrese con tu hermano? —Jaemin sonrió burlón, ladeando la cabeza—. ¿O me vas a decir cómo te fue en tu luna de miel?

   Jungwoo frunció el ceño, aún indignado, sin embargo una chispa de alegría y orgullo le pasó por los ojos cuando le mencionó su vida ideal a lado de Yukhei.

   Tal vez todavía había esperanzas de que dejara de torturarlo.

   —Ni creas que se me va a olvidar lo que te he pedido —Jungwoo resopló y se cruzó de brazos—. Pero ya que insistes tanto con el tema, te voy a contar.

   Y luego, Jungwoo se sumergió en su propio mundo de fantasía y amor en donde Jaemin tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no perder el hilo de la conversación. Le dijo que habían ido a Hawái, a pasearse por la playa, a nadar con delfines, a besarse bajo el atardecer y a hacer un montón de cosas más que a le parecieron maravillosas y muy románticas.

   —Todo suena genial, Jungwoo, me alegro mucho que te hayas divertido.

   —Xuxi me dijo que quiere volver el siguiente año —parecía ansioso—, Y creo que es un gran idea. Ustedes podrían acompañarnos, como en una cita doble. ¿No les gustaría?

   Jaemin se dio cuenta de que pasara lo que pasara, Jungwoo no iba a dejar de juntarlo con su hermano, así que simplemente asintió, agradecido por su proposición. La idea en realidad no le parecía tan mala.

   —Por cierto —Jungwoo ladeó la cabeza, golpeando su barbilla con los dedos, como si recordara algo—. Jeno va a venir por mí a las cinco. ¿Me puedes decir que hora son?

   Jeno y él no se habían visto mucho últimamente. Si acaso unas dos o tres veces en donde se sentaron a tomar un té y a conversar de cosas triviales, tratando de llevarse bien. El encuentro terminaba en la puerta, con un besó y un roce de manos que siempre le dejaba con ganas de más. Que en ese momento Jungwoo le dijera que existía la posibilidad de verlo, sin querer, lo hizo sentir emocionado.

   —Son las cuatro, todavía tenemos tiempo.

   — ¡Genial! —Jungwoo sacó su teléfono del bolsillo delantero de sus pantalones y presionó la pantalla antes de llevárselo al oído—. Le voy a decir que ya venga por mí.

   —Pero son las cuatro, todavía te queda una hora —Jaemin le dijo desconcertado—, ¿Ya no quieres estar aquí?

   — Oh, ¡No! ¡No! No es nada de eso. Pero si le digo a Jeno que venga ahora entonces ustedes van a tener mucho tiempo libre.

   —Jungwoo pero, ¿De qué demonios estas habla...

   —Hermanito, ¡ya ven por mí! —Jungwoo lo ignoró por completo, esbozando una sonrisa perversa que a Jaemin le causó escalofríos— Si ya sé que es temprano, pero Jaemin me dijo que tiene ganas de ver una película contigo en el cine. Ajá, si, ¡él solito me lo dijo! te lo juro. Todo el día me ha estado preguntando por ti. Ajá sí, no se calla. Ya me tiene harto. Entonces, ¿ya vienes?

   Jaemin abrió los ojos con sorpresa y se levantó de un salto del sillón, con la intención de lanzarse hacia Jungwoo para que dejara de decir todas esas mentiras, ¿Qué demonios le pasaba? ¡Lo estaba haciendo quedar como un completo desesperado! Y bueno, si lo estaba, ¡Pero no por eso Jeno lo tenía que saber!

   Pero todo intento fue inútil, pues cuando logró tomarlo del brazo e inmovilizarlo, Jungwoo ya había colgado, con una satisfacción tan grande en su rostro que parecía mentira que se sintiera tan contento por haberle hecho una simple cita con su hermano.

   — ¿Qué te pasa Jungwoo? ¿¡Estás loco!? —Jaemin lo miró acusatoriamente—. ¿Por qué le dijiste eso?

   —Mi hermano tarda menos de diez minutos en venir aquí, lo sabes —Jungwoo hizo una mueca, mirándolo de arriba abajo—. ¿Estás seguro de que no te quieres cambiar?

   Jaemin cerró los ojos y soltó una palabrota.

   Jungwoo se rió sin piedad y Jaemin se debatió internamente entre golpearlo por los siguientes diez minutos o hacerle caso e irse a arreglar.

   No se lo pensó demasiado.

   — ¡Juro que me lo vas a pagar! —gritó, poniéndose de pie y corriendo hacia su habitación con las risas de Jungwoo todavía de fondo.

   — ¡Ya lo veremos!

   Con un gruñido abrió el armario y sacó todos sus pantalones y camisetas sobre la cama. No pudo evitar pensar que aquello era demasiado absurdo. Jeno ya lo había visto con la mayoría de su ropa, ¿entonces para que ponerse especial?

   Pero ¡argh! La cosa era que tenía tantas ganas de ponerse lindo para él y deslumbrarlo, que fue hasta pretenciosa la manera en como lo planeó todo.

   Se puso sus mejores jeans negros que tenía; esos que no lo dejaban ni respirar. No se permitió pensar en qué demonios pretendía usando esa ropa, porque sabía que si lo analizaba, las respuestas no le iba a gustar. Así que tomó una camiseta blanca y su chaqueta de mezclilla favorita para hacerse un conjunto y se llevó todo al baño para cambiarse ahí porque quería darse una ducha exprés. El agua estaba fría y le entró shampoo al ojo, pero consiguió quedar listo y medio peinando para cuando Jungwoo le gritó que tocaban la puerta.

   Se dio una última mirada en el espejo y se dio cuenta de que la persona que se reflejaba, le gustaba mucho más que la que estuvo acompañándolo durante los últimos dos meses. Aún tenía algunas ojeras y su expresión no era la de antes, pero al menos sonreía y sentía que lo hacía de manera cálida y sincera. Con eso le bastaba.

   Escuchó la voz de Jeno en el recibidor y no pudo evitar que el corazón comenzara a latirle con fuerza. Se puso un poco de colonia en el cuello, despeinó su cabello con las manos y soltando un suspiro que amenazaba con ser emocionado, caminó hacia el recibidor, tratando de controlarse a cada paso.

   Jeno estaba ahí. En su casa. Luciendo tan guapo como siempre.

   Jaemin se mordió el labio inferior con fuerza y lo miró de arriba hacia abajo. No era la primera vez que lo veía usando jeans rotos ni una camiseta de manga larga; mucho menos era su primera vez teniendo una cita con él, pero aquello se sentía extrañamente excitante, como si todo fuera igual de inesperado y emocionante que al principio.

   Como la primera vez.

   —Hola, Jae.

   Jeno también estaba mordiéndose el labio, mirándolo con los ojos brillantes y sus cejas juguetonas levantadas. Jaemin se estremeció cuando se dio cuenta de cómo lo miraba, con tanto deseo como para hacerlo temblar. Sin duda aun le gustaban esos pantalones. Había hecho una buena elección.

   —Hola —Jaemin sonrió, acercándose hacia él para depositarle un beso en la mejilla. Estaba tibia y suave y olía a loción para afeitar. Extrañaba tanto su aroma que tenía aganas de echarse a llorar sobre su pecho—. ¿Cómo estás?

   —Ahora que te veo mucho mejor —Jeno no permitió que se alejara y frotó sus narices. Dándole un tierno beso de esquimal que le derritió el corazón.

   — ¿Qué clase de coqueteo de mierda es ese? ¿Cuántos años tienen? ¿Diez? ¡Bésense ya, maldita sea!

   Jaemin puso los ojos en blanco y se apartó de Jeno, lanzándole a su hermano una mirada llena de rencor.

   — ¡Cállate Jungwoo! No me tienes muy contento que digamos.

   —Pero si gracias a mi tienes a mi hermano —Jungwoo protesto—, que te va a llevar al cine, ¿verdad? Escuché que están pasando una película muy buena. Seguro se divierten.

   Jaemin negó con la cabeza pero sonrió. Jungwoo era demasiado tierno y espontaneo para cualquiera. No podía enojarse con él.

   — ¿Eso quiere decir que en realidad no quieres ir al cine conmigo? —Jeno lo miró, con lo que parecía ser una pizca mal disimulada de decepción—. Es decir, no importa, está bien. Yo sólo quería recoger a mi hermano. No tienes por qué ir conmigo sino quieres.

   Lucía tan adorable tratando de esconder su tristeza por no querer ir con él al cine, que Jaemin no pudo soportarlo.

   —No me parece un mal plan —comentó, encogiéndose de hombros—. O ¿tienes algo mejor que hacer?

   Jeno sonrió, sorprendiéndolo cuando se acercó nuevamente hacia él, pero con la intención de susurrarle al oído.

   —Nada en este mundo es mejor que estar contigo.

   Y luego le besó la mejilla. Jaemin tragó saliva y lo apartó poniendo las manos sobre su pecho, bajando la mirada y sintiendo como se ruborizaba. Hacia tanto tiempo que las palabras de Jeno no lo hacían sentirse tan avergonzando, que ni siquiera sabía cómo reaccionar. 

   Jungwoo se burló de su reacción y salió riéndose al pasillo. 

  —S-sólo vayámonos.

   Sin embargo, su tarea fue interrumpida bruscamente cuando Jeno cerró antes y lo acorraló contra la puerta, colocando las manos a cada lado de su cabeza, apresándolo. Jaemin lo miró por enésimas de segundo antes de lanzarse hacia su boca y sentir como sus manos bajaban por su espalda, para terminar en su culo, apretándoselo con fuerza.

   Definitivamente el pantalón todavía le gustaba.

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