Entramos corriendo al sector de maternidad que hay en el mismo hospital donde desperté hace casi cuatro meses, el tiempo pasa demasiado rápido como para darnos cuenta de que estamos viviendo siquiera.
Ethan y Lisa saltan de sus asientos cuando nos ven y la preocupación está palpable en el ambiente. Lisa me rodea con sus delgados brazos y siento que mi estómago se contrae ante el gesto. El nudo en mi garganta se aprieta por la ansiedad del momento, pero aun así me las arreglo para corresponder el abrazo.
— ¿Qué pasó? —El miedo predomina en la pregunta de Zac y en un intento de estar aquí para él, entrelazo nuestros dedos.
— Pues, Logan entró a la sala de parto hace casi veinte minutos, pero por lo que tengo entendido querían intentar que el bebé bajara de forma natural.
— ¿Y eso qué significa? —dice aterrado y Ethan se queda mirando a su novia como si tampoco hubiese entendido nada de lo que acaba de decir.
— Significa que pasó por todas las contracciones, pero no sirvió de nada porque el bebé no debe estar en la posición correcta para nacer —explico—. Quiere decir que probablemente le practiquen una cesárea.
Lisa asiente a mi lado y ambos chicos se tensan al oír mis palabras. Le doy un apretón a Zac para que se tranquilice, pero luce tan pálido que parece que va a desmayarse de un segundo a otro.
— Solo nos queda esperar —dice Ethan y todos nos sentamos para comenzar la tortuosa espera.
Lisa está recostada sobre el hombro de Ethan y ambos tienen los ojos cerrados. ¿Cuánto tiempo abran esperado? Me imagino que demasiado.
Espero que Bridget lo esté llevando bien, obviamente no sé lo que se siente, pero mi madre me dejó muy claro que el dolor de parto es sin duda lo peor que puede experimentar una mujer y al mismo tiempo se logra desvanecer cuando cargas a tu hijo en brazos. Es un dolor que sin duda estoy dispuesta a tolerar y la imagen de Zac a mi lado, me enternece el corazón. Es muy pronto para pensar en eso, pero no puedo evitar imaginarlo y enamorarme aún más de él por eso.
Entrelazo sus dedos con los míos y él desvía la vista del suelo lo justo como para mirarme. Sus labios acarician mis nudillos con un suave roce y en su mirada veo miedo. Me acerco lo más posible y con mi otra mano le tomo el rostro.
— Todo saldrá bien —murmuro, pero la duda baila en sus ojos.
— Llevan horas aquí.
— Amor, los partos no son fáciles —explico y una pequeña sonrisa se asoma en su rostro cuando escucha el apelativo cariñoso que usé—. Pueden tardar horas, pero verás que ambas van a salir bien de todo eso…
Las puertas se abren y Logan aparece en nuestro campo de visión. Lleva puesta una de esas batas azules que usan los médicos junto con una gorra extraña. Su mano carga una cámara de video y cuando nos ve, sus ojos se cristalizan y una gran sonrisa se abre paso en su rostro.
— Tenemos una niña.
Zac es el primero en dar un paso adelante y ambos se funden en un abrazo fraternal. Los demás nos permitimos suspirar con tranquilidad porque sabemos que todo está bien ahora y somos testigos de la infinita felicidad que puede traer un bebé, incluso en los peores momentos.
Espero luchar contra todo pronóstico para llegar a tener un momento como este. Una sala de espera llena de las personas que más quiero y todos compartiendo la misma ansiedad por conocer a mi hijo. Nada sería mejor que eso y sin duda va a ser uno de mis propósitos principales en la vida.
— Espero que nunca me hagas pasar por esto —le dice Ethan a Lisa y todos reímos.
— Cariño, no pienso tener bebés —asegura ella—. Aún —añade al ver los ojos tristones de Ethan.
— ¿Puedo verlas? —pregunta Zac rompiendo con el humor anterior.
— Bridget aún debe descansar, pero puedes conocer a Vanessa.
Una sonrisa incontrolable pinta el rostro de todos mientras Zac asiente de forma efusiva. Sigue a Logan rápidamente, pero antes de cruzar las puertas, se voltea y me mira.
— Está bien, aquí te espero.
Él asiente y desaparece junto a Logan. Los tres nos permitimos suspirar de alivio porque la tortuosa espera ya terminó.
— Nena, me muero por un café —le dice Ethan a Lisa y soy capaz de notar la mirada extraña que comparten.
— Claro… ¿Em?
— Yo estoy bien, pero gracias.
Sin decir nada más, Lisa se levanta y se va por el largo pasillo hasta perderse de vista. Ethan en dos segundos está a mi lado y su mirada hace que todos los nervios previos vuelvan y con más pesadez. Algo se avecina, puedo ver que intenta empezar a hablar en varias ocasiones, pero su boca se cierra sin llegar a nada en concreto.
— Em, ¿qué tanto sabes del boxeo?
Bien sin duda esa no era la pregunta que esperaba, Ethan parece sumamente ansioso y me doy cuenta que en serio espera que responda.
— Es un deporte. —Su risa me quita un poco de presión del estómago.
— Sí y Zac es jodidamente bueno en eso. —Asiento de acuerdo con él—. Le han ofrecido la oportunidad de hacerlo profesionalmente.
Mi corazón se acelera considerablemente ante la información que a Ethan le estaba costando tanto decir. Es una oportunidad increíble y aunque yo no soy fan del deporte, sé que él ama pelear y quiero apoyarlo en todo lo posible.
— ¿Por qué no me lo dijo? —pregunto y veo que se pone tenso enseguida.
— Me prohibió que te dijera algo al respecto, porque no aceptó la oferta. —Lo miro sorprendida y confusa por lo que continua—. El patrocinador que lo quiere es americano. Lo vio pelear contra Norton y el día que ustedes… ¿pelearon? —Asiento nuevamente y él continúa—: Ese día lo llamaron.
Entonces hago memoria, cuando Zac y yo nos estábamos por ir hace tan solo tres días y luego sucedió la locura con Patrick. Recuerdo que Ethan dijo lo importante que era la llamada y ahora sé muy bien a que se refería con el nivel de importancia.
— ¿Por qué no me lo dijo? —repito más para mí misma que para él.
— Em, él es mi mejor amigo y sólo por eso te estoy diciendo esto.
— No comprendo…
— Lo hizo por ti —me corta—. Él está enamorado de ti y vaya que estoy feliz por eso —Ethan suspira—. Pero Zac es demasiado entregado y se negó rotundamente a la oferta de pelear en otro país porque no quiere estar lejos de ti.
— No puede hacer eso, Ethan —digo de forma exasperada y él se encoje de hombros—. Yo sé que haríamos que funcione.
— Pero él no quiere estar lejos de ti, está asustado y con todos los motivos del mundo. Te puedo asegurar que estoy feliz de que te haya encontrado porque lo que sufrió por culpa de Camile no se lo merecía. —El odio que siento por esa maldita resurge—. Pero sé que todo vuelve en esta vida y él te encontró.
— Y yo lo encontré a él.
— No te digo esto para que salgas corriendo y termines con él, por favor, estoy seguro de que me mataría si se entera que te dije todo esto. —Ríe de forma nerviosa—. Te pido que lo hablen, porque es una oportunidad única que claramente le dejará más dinero que las peleas ilegales.
Ambos nos quedamos en silencio después de eso y cinco minutos después Lisa llega con tres humeantes capuchinos, ignorando por completo mi respuesta negativa al respecto, pero le agradezco. En este momento el dulzor de la bebida caliente es capaz de reducir, sólo un poco, el dolor punzante que hay en mis sienes.
***
— ¿Sandy?
Llevaba aproximadamente quince minutos dando vueltas por todo el hospital hasta que por fin di con el área donde trabaja Sandy.
Zac aún se encuentra entretenido con Vanessa y luego de la conversación que mantuve con Ethan, creo que es lo mejor. No quiero estar enfadada con él por esto, pero no puedo evitarlo y antes de explotar contra él por no haber sido sincero conmigo, prefiero visitar a Sandy.
— ¡Emerson! —exclama con emoción e inmediatamente me rodea con sus brazos—. Te ves impresionante.
El cariño puro se ve detrás de sus ojos y me reconforta más de lo que esperaba. Enseguida sustituye la emoción por la preocupación y me apresuro a hablar antes de que saque sus propias conclusiones.
— Estoy aquí con mi novio, su tía acaba de tener un bebé —explico con una sonrisa y ella suspira de alivio.
— ¿Novio? —Asiento y el calor se concentra en mis mejillas—. Te dije que saldrías de esto.
Ambas sonreímos antes de fundirnos en un significativo abrazo. Vaya que lo necesitaba. Creo que hay gestos tan simples como una sonrisa o un abrazo, que uno nunca deja de necesitar.
***
La noche cae con prisa y sin darme cuenta del tiempo siquiera, me encuentro sentada sola en la terraza del hospital. Los pensamientos no me dejan respirar con tranquilidad, porque deseo de corazón que Zac siga su sueño, pero mi parte egoísta no quiere que se aleje de mí. En este punto todo me molesta, porque no es posible que el universo se las arregle para separarnos una vez más. ¿Cuántas idas y vueltas pueden tener dos personas que se aman? El destino juega tanto con los sentimientos de la gente y es algo que no podemos evitar. No luchamos contra el destino, es inevitable y la única salida es resistirlo, con la esperanza de que nos lleve a donde realmente queremos.
Cuando bajo la escalera, me encuentro con mi chico a medio camino. Tiene una gran sonrisa pintada y la misma se desvanece cuando me paro justo frente a él. Sus dedos recorren mis húmedas mejillas y es entonces cuando me doy cuenta de que llevo horas llorando porque sé bien lo que debo hacer.
— ¿Por qué no me lo dijiste?
La confusión se abre paso en sus castaños ojos y luego el entendimiento se presenta por completo. Zac besa mi frente y me abraza con fuerza.
— Nada importa más que tú, Em.
Feliz navidad atrasada ❤ sepan que dejé un mensaje en el día correcto igual, pero este es más personal 🥰 espero que hayan recibido todo lo que deseaban y si no es así, vean a su alrededor porque las bendiciones están en las personas que están siempre con nosotros 🤗 eso quise demostrar con este capítulo, que sin importar las circunstancias, un amigo o un simple conocido, hace todo más fácil. Muchas gracias por leer y recuerden que queda poco para el final 😮 espero que les guste ♡ los leo...x