Jaemin se reía con diversión mientras le ponía a su mejor amigo un dedo sobre la boca, retorciéndolo sin parar.
—No estooooooy borracho. Ah, ¡Mira! Se me partió el dedo en dos, ja ja ja.
— ¿Qué? —Haechan gritó. No podía escucharlo gracias a la música de la fiesta—, ¿Qué quién te partió el culo en dos?
— ¡Tu madre!
— ¿Qué?
— ¿Qué?
—No sé, ¿No hablaste tu primero?
—No me acuerdo.
Jaemin soltó una carcajada y antes de que pudiera seguir discutiendo con Haechan, un chico tiró de su brazo, casi haciéndolo perder el equilibrio por el repentino impulso.
—Hey, ¿no quieres bailar?
—Pues claaaaaro.
El chico intentó tomarlo por la cintura para precisamente comenzar a bailar, pero Jaemin contra todo pronóstico, colocó las manos sobre su pecho y lo empujó, pasando de él para dirigirse a la mesa del centro, en donde estaban todas las botanas y bebidas de la fiesta.
Con la cabeza dándole vueltas y el esófago quemándole por lo que parecía ser un secreto vómito, trepó como pudo sobre la mesa, subiendo una pierna y luego la otra, ante los ojos incrédulos de todos los invitados de la graduación del Instituto.
Su pie derecho aplastó las papas fritas y el izquierdo, las gomitas de colores, pero nada de eso le importó. Estaba demasiado eufórico para notar nada. Jaemin simuló sostener un micrófono con sus manos y a todo pulmón gritó:
— ¡Vamoooooosh a bailar!
Y luego, con verdadera emoción movió los brazos violentamente hacia todos lados, sin notar que la música de hecho, ya había parado. Al igual que las personas de la pista que bailaban.
Haechan, que se encontraba tan cuerdo como él, se acercó tambaleándose a la mesa y comenzó a aplaudir mientras gritaba "Que nos enseñe el culo, que nos enseñe el culo".
—Noooo eshtoooy segurooo de que a hip-Jeno le vaya a gustar.
Ante sus palabras Haechan movió una mano frente a su rostro y la agitó, sacudiendo la cabeza de un lado a otro.
—No, no, no, ¿No te acuerdas que Jeno ya no te quiere? ¡Te dejó!
Jaemin se quedó callado. Las chicas de su generación que habían organizado la fiesta estaban tan avergonzadas de la escena que intentaron ir por él para bajarlo de la mesa. Sin embargo, cuando una de ellas estaba a punto de tomarlo por la pierna, Jaemin reaccionó y comenzó a saltar y a reírse sin cesar.
—Jeno es un imbécil.
— ¡Sí! —Haechan lo apoyó.
— ¡Me dejóóó!
— ¡Sí!
—No estaba tan bueno.
— ¿No?
—No tenía buen culooooo.
— ¡No!
— ¡Roncaba cuando dormía!
— ¡Sí!
—Se tiraba pedooos cuando veíamos películas.
—Ah, ¿sí?
— ¡Sí!
— ¡Ya bájate el pantalón pues!
—Bueno.
Y sin poder hacer nada para detenerlo, Jaemin comenzó a bajarse el pantalón mientras Haechan no dejaba de gritar "¡Uffas que huesos!".
Jaemin sin saberlo, acababa de ayudar potencialmente a arruinar su reputación.