Harry se había resistido a la idea de su padre, de viajar en el Expreso de Hogwarts, a Hogwarts, pero una vez que se subió al tren y fue recibido por sus amigos, vio la sabiduría en él. El Cuarteto tenía un compartimento para ellos que vio visitas aleatorias y rápidas de los gemelos Weasley. Ginny Weasley se había invitado a su compartimento, y nunca se apartó del lado de Harry, incluso cuando él trató de ignorarla.
Draco susurró al oído de Harry—No creo que ella te deje ir—Se rio entre dientes.
Harry hizo una mueca y miro feo a Draco, quien solo se rió más.
—Ginny—Dijo Ron—¿Por qué no te sientas con Fred y George? —.
—No quiero—Ella frunció el ceño a su hermano. Ginny luego miró a Harry y deslizó su brazo alrededor del suyo—Leí lo que hiciste el año pasado en la escuela, Harry—Dijo ella—Fuiste tan valiente. ¿Me contarías la historia? —.
—No—Harry se encogió de hombros—¿Alguien ha visto a Luna? —Preguntó en parte porque quería saber y también porque la mención de Luna molestó a Ginny. La mencionada niña hizo un puchero y miró hacia otro lado.
Hermione respondió—Escuché que su padre fue a África durante el verano, así que lo pasó con la directora—.
—Sé que la directora trajo a Luna a mi cumpleaños—Dijo Harry—Pero no sabía que Luna se quedaría con ella—.
—Si hubieras preguntado...—Comenzó Hermione.
Ron se rió entre dientes—¡Si fueras curioso! —Se metió una rana de chocolate en la boca. Draco les había comprado a todos un montón de dulces del Carrito.
Hermione fulminó con la mirada a Ron—Cállate, Ron, y cierra la boca. Es asqueroso—Luego ignoró a Ron y dirigió su atención a Harry—La directora es la madrina de Luna, por lo que la cuida cuando su padre no está en Inglaterra—.
—¿Como si mi papá fuera el padrino de Draco? —Preguntó Harry. Hermione asintió y mordió delicadamente su rana de chocolate para que no saltara—¿Tienes padrinos, Hermione? —.
Ella asintió—El hermano de mi papá y su esposa. Sin embargo, nunca los conocí—.
—Eso está mal—Interrumpió Draco—Tus padrinos son casi como tus padres—.
—¿Quién es tu madrina? —Preguntó Ron mientras rasgaba el envoltorio plateado de un pequeño pastel de nueces.
Draco hizo una mueca y luego suspiró—Mi madrina era mi loca tía Bellatrix, pero fue expulsada como mi madrina no mucho después de enloquecer. Mi tía Andrómeda es mi madrina ahora. Es agradable y siempre recuerda mi cumpleaños. Es la madre de mi prima Tonks—.
—¿Tonks? Ese es un nombre extraño—Comentó Harry.
—Es su apellido—Explicó Draco—No le gusta su primer nombre, que es Nymphadora. Padre dice que es un nombre hermoso, así que siempre lo usa. Mis padres son los padrinos de Tonks—.
—No tengo ninguno—Suspiró Harry con nostalgia.
—Sí, si tienes—Insistió Hermione y ella trajo un libro—Justo aquí, en la historia de la guerra de Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, en el capítulo sobre los Potter—.
Harry dejó caer la mandíbula consternado—¿Hay un capítulo sobre mi familia? —.
Hermione continuó mientras ignoraba el estallido de Harry—Dice que tu padre hizo a Sirius Black, su mejor amigo, tu padrino—.
Draco sacudió la cabeza mientras hacía una mueca a una Gragea de Todos los Sabores—Él ya no puede serlo—.
—¿Por qué? —Hermione cerró su libro—¿Está muerto? —.
—Está en prisión—Le informó Ron a Harry—Justo después de la muerte de tus padres, Sirius Black mató a doce muggles y a uno de sus amigos, Peter Pettigrew—.
—Un prisionero no tiene derechos, lo que significa que Black ya no puede ser tu padrino—Intervino Draco mientras hurgaba en una caja de Grageas de Todos los Sabores de Bertie Botts.
—¿¡Prisión!? ¿Están seguros de que él mató a esas personas? —Exigió Harry. No sabía mucho sobre James, pero dudaba que pudiera haberse hecho amigo de alguien que mataría gente.
Ron se encogió de hombros en respuesta. Harry frunció el ceño. Era como su padre en que odiaba ese gesto silencioso y vago—No lo sé, Harry—Dijo Draco casi disculpándose—No creo que haya habido un juicio. Lo encontraron con todos estos muggles muertos, y solo quedó el dedo de Pettigrew después de que Black lo matara—.
—Eso es horrible— Harry frunció el ceño. Se dejó caer en su asiento y cruzó los brazos sobre el pecho. No quería hablar más.
El Expreso de Hogwarts llegó a la estación de Hogsmeade y expulsó a los estudiantes. Harry podía escuchar a Hagrid reuniendo a los nuevos Primeros Años para el paseo en bote hasta el castillo. El profesor Flitwick estaba cerca y guiaba al resto de los estudiantes hacia carruajes tirados por criaturas sorprendentes que eran esqueléticamente delgadas y tenían alas.
—¿Que son esos? —Preguntó Harry
—¡No hay nada allí, Harry! —Insistió Hermione—Vamos. Los carruajes se están llenando rápidamente—.
Harry agarró la túnica de Draco—¿No los ves, Draco? —.
—No hay nada, Harry. Vamos, Hermione nos está esperando—.
—Son Thestrals, Harry—La suave voz de Luna anunció su presencia a su lado.
—Ellos... oye, ¿no se supone que debes estar con Hagrid y los otros Primeros Años? —Sin embargo, Harry estaba feliz de ver a Luna.
—He estado en el castillo todo el verano, así que tía Minerva me envió aquí con el profesor Flitwick—Respondió.
Harry notó que una vez más, Luna nunca lo tocó. No era como si ella detestara hacerlo. Ella solo estaba siendo educada y consciente de su espacio personal. Ginny Weasley siempre se apoyaba en él o lo rodeaba con el brazo. Al principio fue un poco halagador, pero ahora era francamente molesto. Levantó la vista cuando uno de los Thestrals batió sus grandes alas y arañó el suelo—Luna, ¿puedes verlos? —.
Ella asintió—Solo las personas que han visto la muerte pueden verlos. Vi a mi madre morir tal como tú viste morir a tu madre, Harry—Luna le sonrió con simpatía.
—Pero no la recuerdo—Dijo mientras miraba al Thestral que esperaba para tirar del carruaje donde Hermione, Ron y Draco los esperaban.
Luna le dio unas palmaditas en el brazo—Está bien. Tu madre te recuerda—Luna deslizó su mano en la de Harry—Los Thestrals son muy tímidos, pero muy amables. Vamos—.
A Harry le gustó la mano de Luna en la suya y decidió olvidar todas sus preguntas. Juntos subieron al carruaje, y luego el Thestral tiró del carruaje al tráfico con todos los demás carruajes llenos.
—Luna, ¿no se supone que debes estar con los Primeros Años? —Se preguntó Hermione.
—He estado en Hogwarts todo el verano, Hermione—Respondió Luna—Sin embargo, todavía tengo que ordenarme, creo—.
—Estarás en Gryffindor, ¿verdad Luna? —Preguntó Harry esperanzado.
—Probablemente estará en Slytherin—Comentó Draco.
Luna rió suavemente—No quiero regalar la sorpresa—.
Luna saludó a Harry desde la mesa de Ravenclaw cuando apareció la fiesta. Estaba triste porque ella no estaría en Gryffindor, pero al menos podría visitarla.
—¿Vas a probar para Quidditch, Harry? —Ginny preguntó para desviar su atención de la chica Ravenclaw.
—Mi papá dijo que está bien, y si consigo entrar en el equipo no me permitirá ir y destrozarme—Harry sonrió mientras su comentario generaba algunas risas. De repente, las sonrisas y las risas se desvanecieron como si arrojaran agua sobre todos en la mesa.
—Tenga cuidado, Sr. Snape, la pérdida de una extremidad... no lo excusará de la tarea—Ronroneó el profesor Snape justo detrás de su hijo.
Harry se volvió bruscamente y sonrió al imponente mago—¡Papá! —.
El profesor Snape le dejó caer una mano sobre el hombro y la apretó—Verduras, Sr. Snape—.
Harry miró su plato que estaba lleno con casi todo lo demás excepto verduras—Uhm... creo que tengo algunas... en alguna parte...—.
—Hm, sí—Se quejó con los párpados hacia abajo—Espero que los encuentres. Mientras tanto, quería que supieras que esta semana la tendré muy ocupada. Nos vemos el sábado por la tarde para tomar el té—.
—Está bien, papá—Sonrió Harry.
Severus le hizo un gesto con la cabeza a su hijo, le dio otro afectuoso apretón en el hombro y luego caminó hacia el estrado donde estaban sentados todos los demás maestros.
—¿No es Snape el frío?—Se burló Ron.
Harry, que había estado mirando a su padre alejarse, miró a su amigo—¿Qué quieres decir, Ron? —.
—Él es tu padre, Harry, y te está tratando como... ¡así como trata a todos los que no son Slytherin! —.
—¡Mi papá es un maestro ocupado, Ron! —Defendió Harry—Él no puede ponerse todo blando conmigo justo en frente de todos—.
—Debería haberte sonreído al menos como si le agradaras—Espetó Ron hoscamente.
Harry tocó su hombro donde había estado la mano de su padre—No necesita hacerlo, Ron, así que cállate—.
—¡Oye! —Exclamó el generalmente callado Neville Longbottom—¡Ahí está el director Dumbledore! —.
Todos los ojos se dirigieron al estrado para ver que efectivamente era Albus Dumbledore en la mesa de maestros. No se sentó en la silla del director, sino al lado de la directora. Harry notó que un mago estaba sentado al lado del Director retirado, que parecía un poco desaliñado, como si hubiera estado en una pelea.
—¿Quién es ese al lado de Dumbledore? —Preguntó Harry
—Enfermero—Se rió Seamus Finnigan.
—¿Eso es algo malo? —Preguntó Harry mirando al chico con fuerza.
Seamus apartó la mirada de la mirada de Harry—Supongo que no. ¡Merlín, Harry! ¡Eres tan aterrador como Snape! —.
Harry ignoró a Seamus. Su padre le había dicho que Remus Lupin sería un acompañante de Albus Dumbledore para asegurarse de que no se lastimara. Sus ojos se entrecerraron. Entonces ese era Remus Lupin, a quien su padre no le gustaba porque era uno de esos matones, que dejaban que los matones lastimaran a otras personas, y nunca los detuvieron. ¡Y Lupin lo estaba mirando directamente!
Harry palideció, miró su cena e intentó echar un vistazo a Lupin. El hombre seguía mirándolo. Harry entonces vio que su padre le estaba diciendo algo a Lupin para distraerlo. Comenzaron a discutir, pero la directora McGonagall los detuvo. Retrocedieron pero no antes de lanzarse dagas el uno al otro.
¡Y entonces ese asqueroso volvió a mirarlo!
Debido a que Remus Lupin, quién seguía mirándolo, Harry casi había perdido el apetito por el maravilloso e indulgente banquete. Se alegró cuando los dejaron ir a sus Casas para poder desaparecer directamente en su dormitorio. Excavando bajo sus mantas, ignoró a los rezagados que entraron en el dormitorio más tarde, y finalmente se durmió.
2 de septiembre de 1992 - Clases
A la mañana siguiente, Harry se levantó a las 6 de la mañana como siempre. Era una costumbre que tía Petunia le había perforado desde el momento en que podía caminar, y era difícil de romper. Sin embargo, la ventaja era que tenía las duchas para él solo, y así podía quitarse la ropa sin que nadie pensara que eran libres de mirarlo. Dudley siempre lo había observado mientras se duchaba y eso siempre lo había desconcertado. Y, ni siquiera quería mencionar a Piers el pervertido que siempre quería golpearlo, o agarrar partes de él que nadie debería.
La ducha de Harry fue rápida y profunda. Luego sacó una camisa doblada y pantalones junto con los pantalones de su baúl, y rápidamente se puso la ropa. Su túnica estaba en el gran armario que todos compartían, así que la bajó y la arrojó sobre sus hombros.
Por último, Harry se pasó el peine por el cabello aún húmedo. La longitud ahora estaba justo debajo de sus hombros. Su cabello ya no se pegaba aquí y allá con docenas de lameros de vaca que no podía controlar. Durante el verano lo había dejado crecer mucho tiempo, y su padre había preparado un champú y acondicionador solo para él. Le recordaba al bosque, y se sentía adulto cuando lo usaba. Su padre también le había enseñado cómo hacer jabón y ahora tenía una tonelada de jabón que tenía olor a avena, almendras y salvia. Sabía que olía bien. Se preguntó si Luna pensaba que lo hacía.
Una vez que terminó de vestirse y peinarse, Harry recogió los libros de texto para las dos asignaturas optativas añadidas a su horario básico. Había elegido Runas Antiguas para poder aprender más sobre la cicatriz en su frente que el Sr. Malfoy seguía llamando "Sowelu, la runa de las madres y la protección".
Su otra electiva era Cuidado de Criaturas Mágicas. Ese libro, "El Monstruoso Libro De Los Monstruos", era un libro vicioso que lo persiguió por toda su habitación, y luego le mordió los dedos la primera vez que intentó leerlo. Su padre, mientras cuidaba los dedos heridos, había maldecido a Hagrid en latín con palabras que no conocía. El Maestro de Pociones había "arreglado" el libro para que no mordiera ni persiguiera más a Harry.
No había tarea, ciertamente no el primer día de clases, pero Harry creía que era prudente estar preparado. A su padre le gustaba atacar a los estudiantes con pruebas sorpresa y no tenía idea de si alguno de los otros maestros era así.
Así que había leído el primer capítulo de cada libro y estaba en el momento perfecto para encontrarse con Hermione y Ron cuando llegaron a la sala común.
Hermione había mirado con cautela a "El Monstruoso Libro De Los Monstruos", pero fue el libro de texto de Runas antiguas lo que recogió—También estoy tomando Runas Antiguas, Harry. Mi otra electiva es Aritmancia. ¿Y tú, Ron? —.
—Adivinación—Sacó su pequeña bola de cristal de su bolso—Seamus también la está tomando. Dice que debería ser fácil de pasar ya que solo inventas cosas—.
—La adivinación es simplemente tonterías—Dijo Hermione con la nariz en el aire.
Harry sonrió—Estoy de acuerdo con Ron, pero no hay forma de acercarme a Adivinación. Todo es una tontería—.
Ron se encogió de hombros—No importa, supongo. También estoy tomando Historia de la Magia porque Binns es tan aburrido que puedes dormir en su clase—.
Tanto Hermione como Harry fruncieron el ceño. Hermione se burló—Tú solo dormirías y comerías en la escuela, ¿verdad, Ron? —.
Ron sonrió—Hablando de comer, ¿no es hora de desayunar? —Volvió a dejar caer la bola de cristal en su bolso y pasó por el retrato de La Dama Gorda.
Harry sacudió la cabeza y lo siguió—¡No estoy haciendo tu tarea por ti, Ron! —.
—Está bien, Harry—Gritó Ron con una risita—¡Neville va a hacerla por mí! —.
Traductor: The Snarry's Archivist