Segunda Vida Para Amelie [EDI...

By AntoinetteFerrata

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Segunda vida para Amelie, fue creada para un trabajo del colegio, pero con el pasar del tiempo se convirtió e... More

BOOK TRAILER
Dedicatoria
El testament d' Amelia
Prólogo: Yo soy Amelie de Róman
[1] Él solo pidió algo de tiempo
[2] Él ha cometido un grave error
[3] Ella será un monstruo con sed de sangre
[4] Él ha sido temido
[5] Ambos crearon un problema
[6] La gran invitación
[7] Ella la busco por cada rincón
[8] Ella solo debía de seguir las reglas
[9] Él es y será el honorable Rey de Róman
[10] Ella intentó lastimarla
[11] Y él ahora siente culpa
[12] Y ella dijo: No
[13] El día del festival
[14] Despedida con aroma a rosas
ADELANTO: [16] S_n __lo _ro__s
"Visitando un mundo destruido"
Nota de Autora : Ave atque vale

[15] No hay tiempo para ser cercanos

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By AntoinetteFerrata

Tras entrar nuevamente en mi habitación, fui directo al escritorio, debía de terminar aquella lista.

"Como ser la princesa ideal"

-Desarrollo del pensamiento crítico.

-Desarrollo de las artes y la cultura.

-Desarrollo de técnicas de supervivencia y combate.

Antiguamente, Adelaida me superó en todas las materias y destrezas que nos enseñaban los tutores, obtuvo mejores resultados en cualquier evaluación a pesar de su corta edad. A medida que iba pensando en cómo mejorar las tres habilidades básicas para ser una princesa, lo iba transcribiendo en la hoja, poseía algunas ventajas que quizás Amelie no obtuvo en su tiempo: Oliver no se negaría a enseñarme técnicas de combate, quizás no lo necesario para liderar un grupo en batalla, pero lo suficiente para demostrar mi fuerza en alguna competencia; MaryAnn no solo era buena cocinera, irradiaba creatividad y la misma técnica que era necesaria para decorar pasteles, podían implementarse en un lienzo; Jane siempre va un paso más adelante que todos, sabe leer el ambiente y me ha protegido durante este tiempo, confiaba en ella para guiarme y en el peor de los casos, podía acudir a mi padre. El resto podía obtenerlo de los libros y los tutores.

Por otro lado, tener personas de las cuales inspirarme o acudir en busca de ayuda, no significaba que no debía de esforzarme o que todo funcionaría como yo quisiera, además, aún era una niña no podía de la nada estudiar libros complejos. Pedirle a Oliver que me enseñara a usar una espada no debería ser tan complicado.

—Pequeña princesa... —La voz de MaryAnn se escuchó detrás de la puerta luego de tres golpes. —¿Puedo entrar?

—¡Oh, claro! Dame un segundo... —Me levante del escritorio y camine lo más rápido para abrir la puerta.

—Mi princesa, no debía de hacer eso... —Entre sus manos sostenía la bandeja con la merienda de la que había hablado Jane.

—Pero quería hacerlo, antes de merendar, quería saber si sabes donde esta Oliver, hay algo que me gustaría preguntarle. —Ella al entrar dejo la bandeja sobre mi mesa de noche.

—Mmm... creo que esta entrenando en el jardín de atrás, hay un pequeño campo de entrenamiento privado y...

—¡Gracias, MaryAnn! —Salí corriendo para ir a buscarle.

—Princesa Amelie... ¡No debe correr por los...! —Su voz se fue haciendo pequeña mientras yo me alejaba.

No sabia cual fue el origen de aquella descarga de energía, hace unos minutos estaba deprimida por la llegada de mi padre y Rosemary, pero ahora, estaba corriendo por los pasillos como si nada hubiese pasado. Con mi mano derecha me aseguraba de que el medallón de mi madre no se cayese por el rebote, al llegar al primer piso fui directamente al jardín y tal como lo había mencionado MaryAnn, Oliver estaba de espaldas con una espada en su mano izquierda.

—¡Oliver! —Se giro en mi dirección y al verme correr hacia el frunció el ceño.

—¿Princesa? ¿Sucedió algo? —Se escuchaba preocupado, corrió hacia mi encuentro y me examinó con cuidado. —¿No estás herida? ¿Qué te hizo correr de esa forma?

—Yo... no, no estoy herida... solo necesito unos segundos... —Intente regular mi respiración, los niños pequeños teníamos mucha energía, pero la pequeña maratón que hice desde el segundo piso cansaría a cualquier persona. —¡Quiero que me enseñes a usar una espada!

—No. —La voz de mi padre se escuchó detrás de Oliver, por el susto casi había dado un grito, ¿desde cuando estaba el rey ahí?

—Amelie ¿Por qué quieres aprender a usar la espada? —Oliver le había ignorado completamente, mientras tanto mi padre estaba cruzado de brazos.

—Acabo de decir que no aprenderá a usar una espada.

—Y yo le estoy preguntando el "porque" quiere aprender.

—Oliver...

—Yo... creo que volveré a mi habitación. —No quería escuchar otra discusión por parte de nadie, de inicio había sido un error haber corrido hasta aquí.

—Vous rendez-vous compte de ce que vous provoquez? [¿Te das cuenta de lo que provocas?] Siempre es lo mismo contigo. —Se había girado hacia mi padre.

—Je suis son père, c'est moi qui prends les décisions. [¿Quieres iniciar otra pelea? Soy su padre, yo tomo las decisiones aquí.]

—Disculpen, no sabía que estaban juntos entrenando... no quería interrumpir. —Sostuve con más fuerza el medallón, era obvio que debía salir corriendo de ahí, pero mis piernas no encontraban la energía suficiente como lo hicieron hace unos minutos.

—Je dirai simplement qu'elle est venue avec un sourire jusqu'à ce qu'elle vous voie [solo diré que ella vino con una sonrisa hasta que te vio.]

—Con eso fue suficiente, Oliver, te quiero fuera. Toma unas pequeñas vacaciones o lo que quieras, pero vete de este castillo: ¡ahora! —Mi padre sonaba furioso.

—Vamos pequeña princesa, es mejor entrar.

—Yo... —Era ridículo que los pequeños lapsos de seguridad se desvanecieran en momentos como estos, no era capaz de formular palabra alguna.

—Amelie, ni siquiera pienses en seguirlo. —Mi vista viajaba de los ojos azules de mi padre a los ojos marrones de Oliver.

—Amelie... —Oliver se inclinó hasta estar a mi altura. —No te preocupes, volveré en un par de días. —Acarició mi cabello antes de fijarse en el medallón. —Estoy seguro de que ella estaría feliz por verte usarlo. —Se levantó girándose hacia mi padre. — Au moins, elle ne m'obéit pas par peur [Al menos ella no me obedece por miedo]  —Se fue alzando sus manos, dejándome sola.

[Nota de autora: Si se me pasó la mano en esta escena xd Oliver está con vida solo porque como autora lo quiero con vida, porque si fuese por Malcolm (e históricamente) ya estaría bajo tierra.]

 —Creo que ya es tiempo de irme a mi habitación...

—Amelie... —Él dio un suspiro mientras pasaba sus manos por su cabello. —Amelie, ¿Por qué quieres aprender a usar una espada?

—Pensé que sería mejor idea que estar solo leyendo en mi habitación y... —Negué con la cabeza.

—¿Y?

—No es importante, mejor volveré a mi habitación... yo... —Hice una reverencia, pero me detuve porque había algo más que quería decir. —No era mi intención que discutieran. —Mi vista fue desde mi padre hasta el piso. —Oliver es muy importante y no quiero que se vaya, no importa si no aprendo a usar la espada. —Di media vuelta para volver a entrar al castillo.

—Amelie.

Mantuve mi mirada fija en la puerta.

—Amelie ven aquí.

Pude escuchar sus pasos acercarse y aceleré el paso.

—No volveré a llamarte, ven en este instante.

Mi energía había vuelto, o al menos ya había recuperado el aliento para comenzar a correr si es que llegase a ser necesario.

—¡Amelie Christine!

Y con ese último llamado, comencé a correr, una parte de mi sabia lo infantil e incluso ridículo que era escapar de mi padre, siendo el rey, pero no era justo. Ser "rey" era un puesto, un lugar que ocupar en la sociedad, pero antes de ello, estaba él como persona, no podía imaginar que realmente me conociera tan poco, como para no entender lo importante que era Oliver y por una discusión le iba a mandar lejos: otra vez. ¿Cuántas personas debía de perder para que él estuviese conforme? ¿Realmente debo aislarme en mi habitación para sobrevivir? No tiene sentido.

Pero lo que más daba gracia, es que mientras caminaba a mi habitación podía escuchar a Rosemary preguntando que había sucedido y él solo menciono a Oliver, el que yo quisiera aprender a usar una espada, todo lo redujo a eso: a espadas.

No podía estar más alejado de la realidad. 

Tras entrar a mi habitación lo primero que hice fue tachar el "Desarrollo de técnicas de supervivencia y combate" de la lista, di un suspiro antes de lanzarme a la cama, necesitaba dormir un poco para despejar mi mente.

Desperté luego de una siesta, que, a juzgar por la luz que entraba por mi ventana, debió de haber superado la hora del almuerzo. Tomar una siesta había ayudado a que pudiese liberar los pensamientos negativos y tomar una perspectiva distinta de todo lo que había sucedido, comenzando por admitir algunas cosas:

Primero: Mi padre tenía la razón al no dejarme aprender a usar una espada, sigo siendo una niña pequeña.

Segundo: Ya hace un tiempo que Oliver no se ha comportado bien con mi padre, siempre que están juntos terminan discutiendo y aunque sean amigos de hace años, no quita que cruce la línea que separa a mi padre del rey.

Tercero: Estoy en el castillo de mi padre, en este mundo no puedo hacer lo que yo quiera y las rabietas no van a mejorar mi reputación, mucho menos me darán mas probabilidades de sobrevivir, no podía ser conflictiva como lo fue Amelie. Y aunque me haya resultado difícil, eran verdades que debía aceptar. Me incorporé en la cama y pude ver que la bandeja con la merienda ya no estaba en mi mesa de noche, estaba segura de haberla visto antes de dormirme.

—¿Princesa Amelie? —La voz de Jane se escuchó detrás de la puerta luego de tres golpes.

—Adelante, ya estoy despierta.

—Pequeña princesa, ha estado durmiendo gran parte del día... ¿Se siente bien?

—Estoy bien. —Le mostré una sonrisa y ella se cruzó de brazos mientras se sentaba en el borde de la cama. —No es nada importante, solo... hice que mi padre se enojara con Oliver, no quería que discutieran y ahora me siento extraña.

—Eso se escucha como algo importante. —Se acerco un poco más hacia mí. —Amelie, yo no soy la persona indicada para explicarte que ha sucedido con ellos... y aunque lo fuese, solo eres una niña, es complicado y va más allá de lo que cualquier persona, que no sean ellos mismos, pueden hacer.

—Pero siempre es por culpa mía...

—Mi princesa, eso no es cierto. —Me mostro una media sonrisa que parecía más una mueca. —Ellos están molestos consigo mismos y aunque intentan seguir adelante, es difícil que recuperen la amistad que tenían... las personas cambian con el tiempo.

—¿De verdad no hay nada que pueda hacer? —Ella negó con la cabeza lentamente.

—Amelie, piénsalo de esta forma: ha pesar de que han pasado muchos años, ellos siguen juntos, eso debería ser prueba suficiente de que a pesar de las discusiones son buenos amigos, ¿no? —Iba a asentir con la cabeza, pero dude en el último segundo, realmente no sabia si era prueba suficiente, ellos no eran personas comunes y según la historia han enfrentado batallas juntos, de ahí viene su cercanía, pero si realmente no se llevaban bien, no había nada que les atara, Oliver podía seguir siendo un caballero o reclutar un pelotón para cubrir las fronteras, incluso podía alejarse de la vida cerca del castillo, pero se había quedado a pesar de las recientes discusiones.

Unos golpes en la puerta interrumpieron nuestra conversación, aquellos tres golpes que casi entonaban una melodía, no había necesidad de abrir la puerta para saber que se trataba de MaryAnn.

—¡Puedes pasar, MaryAnn!

—Mi pequeña princesa, por fin has despertado. —Empujo un pequeño carro de dulces, estaba segura de haberlo visto en la cocina, lo usaban para guardar la harina o azúcar, pero esta vez estaba lleno de pan, galletas, pequeños chocolates y hasta un trozo de pastel.

—¿Qué es todo eso, MaryAnn? —Jane reacciono mucho más rápido que yo.

—¡Comida! No voy a esperar a que pase otro minuto sin que nuestra princesa coma algo, hay té, leche y jugo. —Apunto con una sonrisa los dos vasos y la pequeña taza. —No pido que comas todo lo que esta en las tres bandejas, pero... necesitas comer algo. —Asentí con la cabeza.

—MaryAnn... en su mayoría se trata de dulces. —La voz de regaño de Jane era conocida por todos.

—Lo suficiente para que nuestra princesa pueda reponer energías. —Se excuso.

—Gracias, MaryAnn... iniciare por ese pastel que pide a gritos ser devorado. —Me lo entrego con cuidado y luego sirvió una taza de té para Jane.

La gran cantidad de dulces que había preparado MaryAnn comenzó a disminuir entre risas y una conversación animada, ella quería asegurarse de que estuviese bien, pues había alcanzado a escuchar parte de los gritos de mi padre.

Al inicio estaba insegura de si contar el verdadero motivo de la pelea, pero no quería preocuparlas, así que luego de terminar de comer mi segundo muffin, les conté lo que realmente había sucedido, sobre mis ganas de querer aprender a manejar la espada, sobre como he escuchado discutir a Oliver y mi padre en varias ocasiones, sobre el hecho de no querer que nadie más se fuese y... termine revelando lo que había desencadenado todo lo anterior: aquella lista a medio hacer de lo que me haría ser una buena princesa, les explique que tenía buenas intenciones, aunque solo produje la risa de la menor.

—Mon Dieu, mi linda princesa. —Dijo entre risas MaryAnn.

—¡MaryAnn! No te permito que te burles de Amelie. —Jane dejo su segunda taza de té a un lado.

—Oh, no... no fue con esa intención. —Carraspeo para aclarar su voz. —Amelie... —Me tomo de las manos con cuidado. —Tu no debes hacer nada, nada, para demostrar que serás una increíble, sabia y capaz princesa. —Me dedico una sonrisa. —Nada que aparezca en un libro, estará a la altura de lo que nuestra pequeña princesa va a lograr.

—MaryAnn... —Mis ojos se habían humedecido con lágrimas, no me sentía triste como para llorar, sin embargo, algo en lo que dijo MaryAnn me transmitió una sensación de calidez, era reconfortante saber que habían personas apoyándote. —Muchas gracias, ha sido muy lindo... —Con la palma de mis manos limpie el atisbo de lágrimas que amenazaban por caer sobre mis mejillas.

—Mi pequeña princesa, déjame ayudarte con eso. —Jane saco un pañuelo de su vestido y con cuidado lo paso por mi rostro, limpiando las lágrimas. —Sé que debes sentirte agobiada, has pasado por muchas cosas terribles y... —Dio un pequeño suspiro. —Sigues siendo solo una niña. —Cuando termino de limpiar mi rostro guardo nuevamente el pañuelo.

El sonido de la puerta nos distrajo, tres pequeños golpes indicando que alguien había llegado.

—¿Quién podría ser? —Pregunto MaryAnn. —Si ya estamos las tres aquí.

—¿Amelie? Sé que estas adentro. —Era la voz de mi padre.

—¡El rey! —Ambas dijeron al unísono dando un pequeño salto y mientras que MaryAnn se apresuro a limpiar las migajas de pan de la cama, Jane comenzó a arreglar mi cabello antes de dejar las tazas nuevamente en el carrito de dulces.

—¿Amelie? —Volvió a dar tres golpes a la puerta.

—Adelante. —Dije luego de dar un pequeño suspiro, no sabia porque mi padre había venido hasta mi habitación y eso me ponía nerviosa.

—Amelie Christine, no sé que hizo que... —Se detuvo cuando solo había dado dos pasos hacia mi habitación. —¿Qué estaban haciendo? —Se cruzo de brazos mientras se apoyaba en la puerta, desde su perspectiva podía ver a MaryAnn de pie frente al carro de dulces, a Jane sentada en el sofá que estaba al borde de mi cama y a mí, aun acostada sobre la cama, pero con dos libros a mi lado.

—Alteza. —MaryAnn hizo una pequeña reverencia. —Solo estábamos haciendo compañía a la pequeña princesa.

—Buenas tardes, Alteza. —La voz de Jane fue una mezcla de fría y distante, había espero que dijese algo más, pero solo hubo un silencio.

—Me gustaría hablar con Amelie... a solas. —Me giré hacia Jane y ella asintió suavemente con la cabeza.

—Con su permiso, alteza. —MaryAnn susurro una disculpa antes de llevarse el carrito de dulces.

—¿Señorita Jane? —Ella se mantuvo en su lugar antes de dar un pequeño suspiro, se levanto y camino hacia mí rodeando la cama.

—Voy a esperar en el pasillo, no te preocupes. —Me susurro antes de mostrarme una sonrisa, dio media vuelta y camino lentamente hacia donde estaba mi padre. —Ne la faites pas pleurer à nouveau, je ne le répéterai pas. [Novuelvas a hacerla llorar, no lo diré de nuevo.] —Sonaba como una advertencia, pero igualmente hizo una reverencia antes de salir de la habitación.

—Amelie, sobre lo que sucedió en la mañana... —Dio un suspiro. —Necesitamos hablar, no puedes salir corriendo de esa forma.

—No lo creo necesario... fue una idea tonta.

—Yo... —Se fue acercando poco a poco hacia mí, como si dudara de lo que debía decir. —Yo quiero saber el porqué, ¿sabes? Puedes contarme, así como lo ibas a hacer con Oliver.

Me quede en silencio. Era claro que no podía confiar en él.

—Amelie, quiero que confíes en mí, ¿sí? Solo me gustaría saber el porque quieres aprender a pelear. —Se detuvo mientras fruncia el ceño. —¿Acaso no te sientes segura en el castillo?

No pude evitar pestañear varias veces, ¿realmente había escuchado bien su pregunta? Una parte de mi quería reír, era absurdo que él siquiera haya llegado a pensar que podría sentirme segura viviendo aquí.

—¿Quieres la verdad o la excusa?

—Ambas, quiero conocerte mejor... la verdad, no entiendo porque me es tan difícil hablar contigo, nunca fue así antes.

—¿Así como? —Quise cambiar de tema, centrándonos mejor en mi padre.

—Tan nervioso, de verdad estoy haciendo un intento por conocerte, por llevarnos bien...

—No puedo creerte.

—¿Por qué dices eso?

—Si realmente quisieras conocerme, no serías tan distante.

—Amelie, en la familia real no hay tiempo para ser cercanos.

—Mentira.

—Es la verdad, siempre hay algo que hacer y no siempre es algo que nos gusta.

—Mi madre nunca me hizo a un lado.

—Amelie... —Fue casi un susurro.

—Sobre tu pregunta... solo pensé que sería una mejor princesa haciendo algo más que estar en mi habitación. —Me levante de la cama y camine hacia él. —Realmente me gustaría tomar una siesta y... de seguro tienes muchas más cosas importantes que hacer.

—Amelie.

—"La familia real no tiene tiempo para ser cercanos".

—Pero yo quiero hacer el cambio... —Había mantenido sus manos ocultas detrás de su espalda y para mi sorpresa, lo que estaba ocultando era un libro de esgrima. —Sigo pensando que no deberías aprender a pelear, pero... la esgrima es un buen comienzo. —Me entrego el libro con cuidado.

—Yo...

—Respeto que no quieras hablar conmigo ahora, pero tendremos una conversación pendiente. —Él camino hacia la puerta, con las manos en los bolsillos. —Antes de irme, sobre eso. —Señalo los platos de pastel que habían quedado en mi mesa de noche. —No te saltes tus comidas, desde mañana deberé almorzar con los Altos Condes, así que la sala estará libre.

—Yo... —Antes de que pudiese decir algo, él salió de mi habitación. Fije mi mirada en el libro, se notaba que alguien lo había leído más de una vez y ello hizo que un sudor frio recorriera mi espalda, no había motivos para estar nerviosa, puesto que mi padre ya se había ido, pero, aun así, sentía un nudo en mi garganta.

Quizás no quería admitir que había sido demasiado fría con él. Sin embargo, no podía permitirme olvidar todo lo que sucedió gracias a él, si realmente mi padre quería cambiar, ser más cercano a mí o lo que sea que estuviese esperando de mí, debía de intentar con más fuerza.

Arreglar el lazo roto sería muy difícil. 

Holaa, ¿Cómo están? Ya han pasado varias semanas o incluso meses.

Hoy quise publicar un capitulo un poco más corto, mi idea es terminar de editar dos más de la misma forma, ya que nos estamos acercando a la recta final de esta historia, así que creí necesario unos capítulos mas livianos para alejarnos de la tensión inicial ¿Qué les parece?

¿Ustedes creen que es posible que Malcolm cambie?

¡Escribe tu respuesta en los comentarios! y... No olvides darle CLICK a la estrellita si te ha gustado, pues de o contrario... Peter Pan no podrá encontrar la segunda estrella a la derecha para regresar a nunca-jamás.

¡Espero leerte en los comentarios!

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Modificado el: 06-04-2024


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