Segunda Vida Para Amelie [EDI...

By AntoinetteFerrata

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Segunda vida para Amelie, fue creada para un trabajo del colegio, pero con el pasar del tiempo se convirtió e... More

Antes de leer
BOOK TRAILER
Dedicatoria
El testament d' Amelia
Prólogo: Yo soy Amelie de Róman
[1] Él solo pidió algo de tiempo
[2] Él ha cometido un grave error
[3] Ella será un monstruo con sed de sangre
[5] Ambos crearon un problema
[6] La gran invitación
[7] Ella la busco por cada rincón
[8] Ella solo debía de seguir las reglas
[9] Él es y será el honorable Rey de Róman
[10] Ella intentó lastimarla
[11] Y él ahora siente culpa
[12] Y ella dijo: No
[13] El día del festival
[14] Despedida con aroma a rosas
[15] No hay tiempo para ser cercanos
[16] Son solo bromas
"Visitando un mundo destruido"
Nota de Autora : Ave atque vale

[4] Él ha sido temido

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By AntoinetteFerrata

"Te prometo que convertiré ese castillo en nuestro nuevo hogar"

Mi madre estaba sentada al borde de la cama cuando abrí mis ojos, parecía muy cansada, pues todo sucedió exactamente como había dicho el rey... un carruaje estaba esperándonos afuera del castillo mucho antes de que amaneciera. No pensé que aquella iba a ser la solución definitiva, pero por lo visto, la necesidad de tenerme alejada del castillo era mucho más grande que la sensatez de mi padre. Ayer me había decidido por hacer un cambio, aunque aún no estaba segura de cual podía llegar a ser, quizás estar alejada del rey podía ser de ayuda, es decir, nadie planea un plan de ataque junto a su enemigo, ¿no?

En fin, cuando las maletas ya estaban listas, pensé que mi madre debería de hacerse cargo de ellas por su cuenta, pero Oliver había pasado toda la noche en el pasillo, así que estaba preparado para ayudarla en este momento. Me resulto tierno que ambos se dieran un pequeño abrazo al verse, él podía ver lo lastimada que estaba mi madre y por algún motivo estaba segura de que le apoyaría en todo lo que estuviera en sus manos, no, me equivoque al pensar que es "por algún motivo", yo lo sabía con certeza y es a causa de la discusión que tuvieron mis padres ayer... Oliver demostró que estaría del lado de mi madre, aunque mi padre le ordenara lo contrario, siempre buscaba una forma de interferir al favor de ella.

Oliver llevó nuestras pertenencias al carruaje, verlo abrir la puerta para nosotras fue... no tengo un nombre claro para aquel sentimiento, por un segundo creí que rompería en llanto, era una escena sumamente triste, es verdad que había vivido muy poco tiempo en este lugar, pero el tener que irme de esta forma era capaz de destrozar a cualquiera... no quisiera imaginar cómo debía de sentirse mi madre, al fin de cuentas, ella es quien más pierde con la decisión de mi padre.

—Diana... —Murmuró mientras caminaba hacia nosotras, mi madre no había querido dar un paso más, estaba quieta en las escaleras que daban al antejardín. —¿Estás bien? —Ella dio un largo suspiro antes de asentir suavemente con la cabeza.

—Lo estoy, es solo que... me cuesta asimilarlo. —Se encogió de hombros. —De verdad pensé que podría lograr que cambiara de opinión... ¿Fui tan tonta? —Él negó con la cabeza mientras extendía su mano hacia ella.

—Vamos, te aseguro que todo saldrá bien... no es la primera vez que Malcolm actúa de forma imprudente antes de entrar en razón por cuenta propia. —Mi madre dio un suspiro antes de sostener su mano y bajar con su ayuda las escaleras.

No entendía del todo la relación que ambos tenían, pero de alguna forma era capaz de entenderla, es como aquellos amigos que tienen un lazo tan fuerte como hermanos, pero se protegen como amantes. De alguna forma me alegraba que mi madre pudiera contar con él, me hacía sentir protegida, como si nada en este mundo pudiera realmente lastimarme, era una sensación extraña e inusual para mí, tal vez se debía a lo honesto que era Oliver, no intentaba ocultar sus sentimientos ante nadie.

Por otro lado, a pesar de que estuve todo el trayecto en los brazos de mi madre, en ningún momento bajo su mirada hacia mí, tal vez pensó que estaba dormida por lo quieta que estaba o quizás estaba muy sumergida en sus pensamientos y siendo sincera, me inclino más a la segunda opción. Lo único que hacía era suspirar cada cierto tiempo mientras mantenía su mirada fija en la ventana, comprendía lo triste o decepcionada que podía estar, pero si ella seguía de esa forma, yo de seguro comenzaría a llorar.

Por mucho tiempo imagine que los bebés eran la alegría de los padres, pero siempre hay excepciones y para mi mala suerte... yo era una de ellas, en esta como en mi anterior vida. Por otro lado, durante todo el trayecto estuve en los brazos de mi madre, pero ella no bajo la mirada en ningún momento, simplemente mantuvo sus ojos fijos en la ventana y cada uno o dos minutos podía escucharla suspirar... estaba completamente afectada y yo no podía hacer nada para que ella se sintiera mejor.

Conocía perfectamente los sentimientos de mi madre, pero cuando era turno de hablar de los míos, todo cambiaba completamente, es verdad que estuve viviendo por un par de meses en ese castillo, sin embargo, no fue lo suficiente para reconocerlo como mi hogar, además, se podría decir que estaba acostumbrada a cambiar de casa cada cierto tiempo... no siempre era capaz de pagar la renta de los lugares en los que vivía y ya me he rendido. No estoy diciendo que voy a quedarme sin hacer nada, pero debo resignarme a interpretar el papel que se me fue dado y en este caso soy un bebé.

Al poco tiempo mi madre volvió a fijar su vista en mí, le gustaba acariciar mis mejillas o mi cabello, siempre lo hacía con suma dulzura y delicadeza, como si de lo contrario fuese a quebrarme en mil pedazos.

—Father once spoke of an angel... —Comenzó a cantar mientras jugaba con mis dedos. —I used to dream she'd appear... now as I sing, I can sense her... and I know she's here... —La melodía me parecía familiar, como si la hubiera escuchado en algún lugar antes, pero era diferente... quizás solo era mi imaginación. —Mi pequeña Amelie. —Dio un pequeño suspiro. —Te prometo que convertiré ese castillo en nuestro nuevo hogar... no importa lo que piense, diga o haga tu padre.

Me gustaría poder responderle, decirle de alguna forma que no temía por lo que pudiera pasarme, sino que era ella quien debía de preocuparse de su propia vida, ella era quien al fin de cuentas perdió su hogar por culpa mía... no... no es tiempo de pensar de esa forma, no debo asumir la culpa como si fuese algo bueno, debo de cambiar esta clase de pensamiento que no me llevara a nada; simplemente le sonreí mientras tomaba su mano entre las mías.

Pasaron varios minutos, aunque se sintieron como horas, el camino hacia el castillo de invierno era muy largo, hasta dudaba de que llegáramos antes de que anochezca, pero de un momento a otro mi madre le alzo en sus brazos y me acerco hacia la ventana, no lo entendí hasta que comencé a ver un gran campo de flores, era hermoso, tantos colores que brillaban con la luz del sol, intente agudizar mi vista todo lo que podía para observar con mayor claridad los caballos blancos que corrían libremente a lo lejos.

Era fascinante, en mi vida anterior no hubiera podido ver una vista como esta, aunque saliera de la ciudad, de hecho, creo que solo en las películas se podía observar algo tan perfecto, tan brillante y lleno de vida. Por lo que, en el fondo, no me afectaba irme a vivir a un lugar alejado de todo como lo era el castillo de invierno. El carruaje se detuvo varios minutos después, fue Oliver quien nos ayudó a bajar del mismo, hasta el momento me había olvidado de que él había viajado con nosotras, por no decir que fue obligado a acompañarnos gracias a que interfirió en la decisión de mi padre.

Debo de destacar la forma en que tomó a mi madre en brazos para bajarla, siempre he tenido ese pensamiento de que la realeza era intocable, de que nadie podía dirigirse hacia ellos con informalidad o cosas de ese estilo, pero la relación que tenía Oliver con mi madre rompía el estereotipo que estaba insertado en mi cabeza.

Cuando volví a centrar mi vista hacia lo que nos rodeaba, quedé impactada, era uncastillo enorme, de verdad pensé que nos encontraríamos con algo viejo, casi en ruinas, pero no podía ser más distinto a la realidad. Era la personificación de un castillo encantado, su color blanco era idéntico a la nieve y su techo era azul oscuro, lo cual hacía un perfecto contraste con la parte inferior... no podría decir cuántos pisos tenía, pero era gigantesco, aunque no lo suficiente como para superar al castillo de mi padre, sea quien sea el que haya diseñado este castillo, estoy completamente feliz de llamarlo mi nuevo hogar.

No me gustaría ilusionarme, pero si este lugar tiene un jardín de rosas como el de mi padre, les aseguro que no querré irme jamás, su belleza me había hechizado y por lo visto a mi madre igual, estaba tan sorprendida como yo y lo demostró dando un pequeño salto de los brazos de Oliver antes de comenzar a correr hacia las grandes puertas, aunque se detuvo a mitad de camino. Eso había sido aterrador, increíble, pero aterrador, verme siendo levemente agitada sin poder controlar mi cuerpo... no fue completamente de mi agrado.

—¡Oliver! —Le llamó. —¿Qué es lo que estas esperando? —Le hizo una seña con su mano para que se acercara a nosotras. —¡Vamos! —Él solo sonrió mientras negaba suavemente con la cabeza, a los segundos corrió hacia nuestra dirección, parecía mucho más contento que antes, incluso creo haberle escuchado reír.

Mutata tu non aliquid, puella flava parum [No has cambiado nada, pequeña chica rubia.] —Dijo entre risas mientras miraba a mi madre.

Ego saltem iam non circumdatio capillamento celatus [Al menos ya no estoy usando peluca.—Ella le mostro una sonrisa, todo sería más fácil si mágicamente aparecieran las traducciones de lo que están hablando bajo o sobre ellos, no me gustaba el hecho de no poder entender lo que decían.

Él abrió la puerta para nosotras y si el castillo era brillante por el exterior, no sabría cómo explicar el interior... había un enorme candelabro a la mitad del salón y nada más, todo estaba oscuro, no había sirvientes esperando por nosotras ni algún detalle que valiera la pena destacar. Aquello era deprimente, es decir, el brillo y encanto que mostraba en su exterior había sido opacado por la frialdad del interior.

—Dijo que lo haría... pero no pensé que cumpliría... —Mi madre dijo en un susurro.

—Esto es extraño, hace un par de días los sirvientes corrían de un lugar a otro...

—Oh, no te preocupes por ello Oliver. —Ella dio un pequeño suspiro. —De seguro vendrán en un par de horas...

—O días. —Interrumpió él.

—Vamos, no seas deprimente... —Le dio un pequeño golpe en su hombro. —Esto debe ser parte del "castigo" de Malcolm, aunque fue algo infantil al pensar que realmente me afectaría algo así... puedo vivir sin sirvientes. —Un suspiro escapó de sus labios. —Fue aquí... —Murmuro para sí misma. — ¿Crees que podamos encontrar algo útil en alguna de las habitaciones? Algo para mi pequeña Amelie...

—Mmm... —Rasco su cabeza mientras daba una mirada al salón. —Tengo entendido que este castillo fue construido hace muchos años por una antigua familia de nobles, puede que aun quede algo de su única hija... —Hizo una mueca mientras bajaba la mirada. —De seguro debe haber algo en los pisos de arriba, es decir, nos prohibieron subir cuando estuve de guardia, así que algo especial debe de haber en ellos. —Se volteó hacia las escaleras, pero mi madre le detuvo antes de que pudiera llegar a ellas.

—Estoy segura de que Amelie amaría investigar el castillo... debe de estar aburrida de estar todo el tiempo entre mis brazos. —Me extendió hacia él, pero Oliver no dudo en alejarse de mí, ello me hizo temer, quizás me tenía miedo como las sirvientas que antes me cuidaban o peor, podía pensar igual que mi padre... es decir, solo estaba con nosotras por mi madre, nunca específico que... mis pensamientos fueron interrumpidos por mi madre. —¿Oliver?


—No me malinterpretes, es solo que... bueno, no nos enseñan cómo sostener bebés en los entrenamientos o en las guerras... non vis nocere ei... [No quiero lastimarla] —Dijo finalmente de forma seria, mi madre soltó una pequeña risa.

—Oliver, no vas a lastimarla... vamos, te aseguro que no es nada complicado, solo debes tener cuidado con su cabeza.

—¿De esta forma? —Preguntó mientras me tomaba entre sus brazos.

—¡Si! —Asintió con la cabeza. —Piensa que estás sosteniendo la espada más valiosa de este mundo... —Ambos comenzaron a reír, claro que era divertido si no eras tú quien estaba siendo comparado con una espada. —Lo estás haciendo perfectamente... —Ella me acomodo en sus brazos antes de mostrarme una sonrisa. —Ahora están listos para su pequeña investigación...

—¿Qué es lo que harás tú?

—Abriré de una vez por todas las ventanas y cortinas... me sorprende que las hayan cerrado todas cuando llega a ser asfixiante esta clase de encierro. —No terminó de decirlo cuando ya estaba moviendo las gruesas cortinas como si se tratase de seda, desconocía la fuerza de mi madre. Oliver se quedó un par de segundos más, mientras observaba a mi madre hacer la misma acción con cada ventana.

Fue una escena maravillosa ver cómo todo comenzó a brillar gracias a la luz que provenía de las ventanas, incluso me atrevería a decir que es como si todo hubiera cobrado vida en el instante en que mi madre movió las gruesas cortinas. Oliver me hizo un gesto para que alzara la mirada y no pude estar más agradecida de ello, el gran candelabro había comenzado a brillar como si se tratase de diamantes, aunque no me sorprendería si fuese así, es decir, estábamos en un castillo, no importaba lo antiguo que pudiera parecer.

Mi madre sacudió sus manos luego de terminar su tarea, ladeo la cabeza mientras miraba por la ventana antes de voltearse hacia nosotros, al ver que aún estábamos a los pies de la escalera negó suavemente con la cabeza antes de cruzarse de brazos y hacernos una señal de "vayan a hacer lo que les pedí en vez de quedarse quietos". Oliver lo entendió pues inmediatamente dio media vuelta para subir la gran escalera, pero cuando llegamos al segundo piso se detuvo... me alzó hasta quedar a la altura de sus ojos y me miro seriamente antes de hablar.

—Tú... no me tienes miedo, ¿verdad? —Ladee mi cabeza sin entender de toda su pregunta.

Al fin de cuentas, yo era quien había sido comparada con un monstruo, él debía de ser quien me tuviese miedo, no al contrario. Además, ni siquiera puedo ser capaz de responder correctamente a su pregunta y, pensándolo bien, no debería de hacer preguntas tan complejas en un momento tan inesperado.

Me tomo algo de tiempo, entender el verdadero motivo de su pregunta y fueron sus ojos quienes me lo terminaron revelando. Oliver temía que de alguna forma yo pudiera percibir todo lo que hizo en las guerras, al fin de cuentas, estábamos hablando del gran Oliver Cass, de la mano derecha de mi padre, del gran guerrero del Reino de Róman. Yo no era nadie para juzgarlo... en el campo de batalla todo era válido con tal de sobrevivir y si era sincera, más allá de todo lo que he podido ver en películas o libros de historia, no soy capaz de imaginar por lo que debe de pasar alguien en aquellas situaciones.

Intenté mostrarle mi apoyo sosteniendo sus mejillas con mis manos, incluso le mostré mi mejor sonrisa y las burbujas de saliva que le había enseñado a mi madre, si ello no era capaz de demostrarle que no le tenía miedo, no sabía que más podría hacerlo.

—Tomaré eso como un "no". —Dijo entre pequeñas risas, su humor había mejorado.

Luego de ello, comenzamos a recorrer el pasillo, no era tan diferente del castillo de mi padre, incluso podría decir que este era más elegante a pesar de los años que llevaba abandonado. Él se dedicó a abrir todas las puertas e inspeccionar con cautela cada habitación, para mi sorpresa, la mayoría estaba en perfecto estado, solo algunas tenían marcas oscuras, como si se hubiera incendiado o algo similar; con un poco de limpieza, todo volvería a estar reluciente.

Hicimos la misma acción con cada una de las habitaciones, Oliver abrió las ventanas y sacudió las cortinas, tal como lo había hecho mi madre antes, incluso me atrevía a decir que ambos sacudieron sus manos de la misma forma, por extraño que parezca. Al cabo de varios minutos, una de las puertas llamó mi atención. Tenía bordes pintados a mano con diseños de flores anaranjadas, además, era la única de un color mucho más claro, él pareció entender mi curiosidad, pues se detuvo y me llevó en aquella dirección.

Le costó abrir la puerta, aunque tampoco podía hacer demasiada fuerza con un bebé en brazos. Tardo varios intentos, pero logró abrirla, lo primero que llamo mi atención, era que las cortinas estaban abiertas, al igual que la ventana, permitiendo ver con toda claridad la habitación... sus paredes eran de un viejo tono violeta, había varios muebles de color blanco, algunos estaban en el suelo y otros en su lugar, a simple vista parecía la habitación de una niña.

—Pequeña princesa, mire hacia arriba. —Obedecí casi de inmediato, si fuese más grande hubiera gritado de asombro... estaba pintado un campo lleno de flores, con una granja a lo lejos, eran tan realista que por un segundo creí estar viendo un verdadero paisaje. Este lugar estaba lleno de grandes obras de arte y ya no era sorpresa que la mayoría estuviera en el techo, o quizás yo me sorprendía con cosas pequeñas.

Luego de un par de minutos de búsqueda, él pudo encontrar una vieja silla de bebé la cual era de madera, quizás podría tener arreglo, pero si me preguntan a mi... prefiero que compren una silla nueva, además, tenía una marca extraña a un costado, pero al verla más de cerca resultaron ser dos iniciales: "C.R". Oliver murmuró algo que no pude entender antes de darle uno o dos golpes a la silla.

—Mmm... hemos encontrado la mejor silla que pudo haber existido hace tres o.... cuatro generaciones. —Aunque lo haya dicho con tono de broma, no me había dado gracia. —Vamos a contarle la buena noticia a tu madre. —Tomó la silla con su mano libre sin previo aviso y de la sorpresa me aferre a su traje.

Salió de la habitación y bajó las escaleras con mucha facilidad, como si no le complicara tenerme en sus brazos a la par que sostenía una silla de bebé, cuando estuvimos en el primer piso, fue difícil encontrar a mi madre, incluso podría jurar que ambos pensamos en rendirnos y dejarnos caer en el gran sofá que había en el salón, pero la suave voz de mi madre nos detuvo de nuestra tentación.

Ella estaba tarareando una melodía que de alguna forma me parecía familiar, pero no sabría decir si era de Mozart o de Beethoven... ¿siquiera existió Mozart en este mundo?

Resultó que mi madre estaba en la cocina, abriendo un mueble tras otro mientras bailaba consigo misma al ritmo de la melodía que tarareaba, nunca había visto a alguien que pudiera bailar en la punta de sus pies con tanta elegancia, como si fuese lo más fácil del mundo... negó con la cabeza cuando se encontraba ante muebles vacíos, lo único que había podido encontrar era miel y pan, aunque no me atrevería a morderlo.


—Uhm... espero no haber olvidado lo que me enseñaron mis padres... —Dio un suspiro antes de voltearse. —¡Mon Dieu, Oliver! —Grito mientras llevaba sus manos a su boca. —¿Acaso no sabes hablar? Me has dado un gran susto... —Mano una de sus manos hasta su pecho antes de dar un pequeño suspiro. —¿Uhm? ¿Qué es eso? —Fijó su mirada en la silla antes de alzar una ceja. —Creo que es... bueno...

—¡Mon Dieu! —Podría jurar que imito la forma en que lo decía mi madre. —Esta es la mejor silla de bebé que... existió hace tres generaciones, no cualquiera puede presumir de este gran lujo. —Mi madre comenzó a reír mientras negaba con la cabeza y a los segundos me uní a sus risas.

—Oliver, debemos hablar seriamente si decides dedicarte a la comedia, pues te aseguro que no es lo tuyo.

—Mi humor es demasiado avanzado para ti... —Miro a mi madre antes de hacer un gesto divertido que no sabría explicar, pero demostraba que su sentido del humor era superior a nosotras.

—Iré al pueblo luego de que decidas cual será tu habitación, hay muchas cosas que se deben comprar... aunque te recomiendo escoger una de este piso, será más cómodo para ambos, ya que solo somos tres.

—¿Piensas quedarte? —Él asintió con la cabeza como si fuese lo más obvio del mundo.

—Claro que voy a quedarme. —Me dejó en los brazos de mi madre. —Quiero aprovechar mi descanso en un bel endroit à remplir de roses et d'orchidées [Un hermoso lugar para llenar de rosas y orquídeas] —Ambos sonrieron a la vez, como si se tratase de un secreto entre ambos.

—Por poco lo había olvidado, siempre fue un lindo sueño. —Sin duda ella tenía una hermosa sonrisa.

—Asegúrate de hacer una lista con todo lo que puedas necesitar para estos días.

—Es una buena idea, aunque podríamos acompañarte.... —Él negó con la cabeza.

—No creo que sea una buena idea... si ven a "la reina" comprando cosas que el "castillo del rey" ya debería tener... —Hizo énfasis en ambas palabras.

—Lamentablemente, tienes razón. —Hizo una mueca arrugando su nariz. —Yyy... hablando de jardín... —Hizo una seña antes de comenzar a caminar, salimos de la cocina por una puerta que daba al exterior, si en algún momento pensé que podría ser igual al castillo de mi padre, era solo por la apariencia frontal del castillo, pues el jardín era completamente distinto. —Está hecho un desastre... me gustaría que pudieras revivir la belleza de este jardín, es por lo que no solo serás el chico de los recados... —Oliver soltó una risa seca y mi madre aclaró su garganta. —Sino que también te otorgare una misión muy importante....

—¿Jardinería? —La interrumpió.

—Si. —Asintió con la cabeza, lo dijo de una forma tan sencilla que no pude evitar reír.

—¿Jardinería? —Repitió haciendo una leve mueca.

—Si... —Esta vez mi madre alargó su respuesta. —No hagas una mueca, dijiste que disfrutarías tu descanso y no hay nada mejor que la jardinería, sobre todo si te lo pide tu reina.

—Insistiré, ¿jardinería?

—¡Mon Dieu! ¡Sí, Oliver, jardinería!

—¿Puedo saber qué hará mi reina?

—Me encargaré de hacer la lista con todo lo que podemos necesitar y... ¿Qué piensas de volver a recorrer el castillo? —Me preguntó mientras me alzaba hasta quedar a la altura de su cabeza. —Ya está decidido, Amelie y yo daremos un nuevo paseo por el castillo o tomaremos una pequeña siesta en nuestra nueva habitación, una cosa llevará a la otra. —Ambos comenzaron a reír.

—No has cambiado nada... ve a descansar, pero no olvides dejarme la lista.

Mi madre asintió con la cabeza antes de entrar nuevamente al castillo a por uno de sus bolsos, en ella tenía una libreta donde anoto todo lo necesario mientras murmuraba una que otra cosa que no pude entender. La escribió mientras caminaba nuevamente al jardín, si es que se podía llamar de esa forma.

—Gracias, Oliver. —Él asintió con la cabeza antes de retirarse, me gustaba la dinámica que había entre ellos, me hacía recordar a cualquier amistad de mi vida pasada, es decir, actuaban como "personas comunes", nada de protocolos o de reverencias, ni siquiera trataba de "usted" a mi madre. Tenían confianza entre ellos y se entendían, quizás comenzar a vivir a este lugar traería sus cosas buenas, al fin de cuentas, me sentía segura junto a ellos.

Mi madre dio un pequeño suspiro antes de caminar por todo el primer piso, observo cada detalle de los cuadros y de las marcas de cenizas que aún quedaban a la vista, ella se había percatado de ello al igual que yo, aunque tan difícil no era pues no las habían ocultado del todo. Al cabo de unos minutos, mi madre ya había recorrido todo el primer piso, así que subió por las escaleras a paso lento, no pensé que fuera algo extraño, es decir, sería nuestro nuevo hogar, lo primordial era comenzar a conocerlo y familiarizarnos con los pasillos, que más bien parecían un laberinto.

—Mi pequeña, no te quedes dormida aún... hay algo que quiero mostrarte... —Ladee mi cabeza, tenía curiosidad, pero mi cuerpo era tan pequeño y frágil que me daba sueño con facilidad.

Intente mantenerme despierta, pero al cabo de varios minutos me quede dormida, aunque fui capaz de escuchar la risa de mi madre antes de cerrar mis ojos, hice mi mejor intento, pero realmente era cansador ir de un lado a otro a pesar de estar en sus brazos todo el tiempo.

—Amelie...

Podía sentir como alguien me estaba llamando, pero no era capaz de abrir mis ojos.

—Amelie...

Reconocía aquella voz, era mi madre quien me estaba llamando, abrí mis ojos con algo de sueño, estábamos frente a un librero enorme, estábamos en uno de los pasillos del primer piso, lo sabía por las ventanas. Ella tomó uno de los libros y este se abrió, ¡era una puerta secreta!

Camino por aquel túnel poco iluminado como si supiera el camino, tal vez el castillo de mi padre tenía un pasadizo secreto al igual que este, era sorprendente, siempre lo leí en libros y lo vi en películas, pero no imaginaba que fueran reales. Al salir estábamos en una gran biblioteca... ello había sido increíble, me preguntaba si este castillo tenía más lugares como este y si fuese así, me encantaría poder descubrirlos todos.


Luego de nuestro descubrimiento volvimos al gran salón y mi madre escogió una de las habitaciones que estaban en el pasillo principal, tomo algo de tiempo, pero llevo todas sus pertenencias y las ordeno mientras yo me entretenía con aquella fea muñeca de trapo sobre la cama.

¡Hola! ¿Cómo estás? Por este lado de la pantalla todo se encuentra bien.

Este capítulo ha sido un poco más largo que los anteriores y espero que lo hayas disfrutado, sin lugar a dudas se vienen muchas cosas de ahora en adelante... 

¿Piensas que Amelie lo tendrá fácil? Y por otro lado... ¿Te gusta la amistad de Oliver y Diana? 

¡Escribe tu respuesta en los comentarios! y... No olvides darle CLICK a la estrellita si te ha gustado, pues de o contrario... Peter Pan no podrá encontrar la segunda estrella a la derecha para regresar a nunca-jamás.

¡Espero leerte en los comentarios!

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[Editado por última vez: 10-03-2021]

[Editado por última vez: 26-01-2022]

Pd. En esta nueva edición se ha cambiado la nota de autora. 

[Editado por última vez: 27-12-2023]

Pd. En esta edición se corrigieron algunos errores ortográficos y se actualizó el capítulo. 

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