Yoongi había descubierto que a pesar de que Hoseok a veces le parecía una persona sumamente irritante, en realidad se trataba de una persona muy simpática que solo intentaba por lo menos formalizar una buena amistad con él, aunque para Jimin, era muy distinto.
- ¿En verdad lo vas a invitar a él primero que a mí? -Jimin se sentía muy ofendido, en pocos días sería la celebración de cumpleaños de Yoongi, ¡y él quería ser invitado por el más pálido!-. Me siento sumamente ofendido.
Yoongi rodó los ojos ante el comentario.
- No deberías, ¿por qué es tan necesario que te invite primero?
- Por si no lo sabes, eso me haría sentir más que especial, pues sabré que en verdad me amas y adoras.
Jimin levanto repetidas veces sus cejas, recibiendo un suave golpe en el abdomen por parte de Yoongi, además de una sonrisa.
- ¡Eso si que dolió!
- Tienes más abdominales que nada, además ni te pegue tan fuerte, tonto -respondió Yoongi viendo como Jimin dejaba de quejarse para soltar una risa.
- En fin, ¿por qué no mejor me das esa invitación a mí?
- No necesito darte un tonto papel que diga que estás invitado cuando sabes perfectamente que no lo necesitas para entrar a mi casa y desearme felicidades...
Jimin aparto su mano de la invitación que Yoongi tenía en manos, Yoongi frunció el ceño al ver aquello y miro a Jimin a los ojo, sintió su corazón dar un vuelco al ver como mostraba una sonrisa hacía él, sin mostrar sus hermosos y perfectos dientes, y esa mirada tan brillante que iba dirigida hacía él.
- ¿Q-qué? -se maldijo internamente, ¡no debía de hablar así ahora!
- ¿Acaso fue algo así como un permiso especial para que pueda pasar a tu casa cuando quiera?
- ¡No! -respondió Yoongi, sentía sus mejillas sumamente calientes, suponía que seguramente por el frío enfermaría-. D-deja de pensar en tonterías.
- No son tonterías, parece que he logrado derretir ese corazón tuyo, Yoonie.
Tal vez tenía toda la razón.