Delirium

By sugarmeli

5.8K 488 170

El problema era que a Kouyou Takashima nadie le decía qué hacer, hasta que Yuu Shiroyama le dio una orden por... More

Así
EL REBELDE OBEDIENTE
DUEÑO
OPORTUNIDAD
AÚN DESPUÉS
TARDE LIBRE
DECISIÓN
SIN VUELTA ATRÁS
POR FIN
PLÁTICA
SOSPECHA
REALIZACIÓN
RECUERDOS
AMO
PLANES
ESTRATEGIA DE GUERRA
SEGUNDO ADIÓS
LO QUE EN REALIDAD PASÓ
DOS MESES
CONSECUENCIAS
ENAMORAR
ESPÍA
PENSAR EN TI
CAMINOS QUE SE CRUZAN
VIENTOS DE CAMBIO
DECISIONES EXTREMAS
LLAMADA
PENDIENTES
DELIRIUM NOCTURNUM
Delirium Tremens/ Epílogo

REGRESO

111 12 4
By sugarmeli



Yuu salió disparado hacia delante por la explosión, cayó sobre dos sillas de la sala de espera y otra más le cayó encima, utilizó sus brazos para protegerse la cabeza. Sintió una rasgadura en la costilla, la cual era su menor preocupación tomando en cuenta que no podía escuchar nada a su alrededor. Giró bruscamente hacia donde momentos antes estaba parado Takanori. Se quedó sin aliento al ver al editor tirado a unos cuantos pasos con una enorme viga sobre sus piernas, al estar esposado el huir no fue una posibilidad.

Observó el caos a su alrededor pero seguía sin escuchar algo, vio fuego y se dio cuenta que la explosión había sido en el avión, alguien había colocado una bomba en el avión. Probablemente se iba a activar cuando estuvieran en el aire, pero llevaban mas de media hora de retraso por el mal clima.

Trató de acercarse a Takanori, de inmediato paramédicos ya estaban alrededor del editor, atendiéndolo. No supo cuánto tiempo pasó hasta que alguien lo tomó por detrás asustándolo de sobremanera, no lo había escuchado acercarse, vio el movimiento de labios pero no entendió nada. Se llevó un dedo a la oreja señalando su problema y esperando que el paramédico le entendiera. El chico asintió de inmediato y se dirigió al botiquín que traía en la mano, mientras lo hacía, Yuu pudo apreciar el verdadero caos que se había generado.

Las personas que evacuaban, mientras policías trataban de mantener orden entre el polvo y miles de sillas que habían salido volando. No parecía haber muchos heridos de gravedad, pero muchos se quedaban a ser atendidos de la misma forma que Yuu, parecían no escuchar o tener varios rasguños.

Le revisaron los oídos y utilizando el celular, el paramédico le explicó que no tenía nada, que la explosión había impactado en sus oídos pero la sordera era momentánea. Sin embargo debían atender la fisura en la costilla. Yuu quería saber el estado de Takanori, protestó mientras el paramédico lo revisaba.

Tuvieron que pasar diez minutos antes de que accediera subirse a la camilla, no podía despegar la mirada del editor, quien parecía estar gritando sin parar, aunque él no escuchara, ni entendiera nada. La gente a su alrededor parecía asombrada mientras un equipo de bomberos llegaba al lugar. Yuu supuso que era para quitar la viga, pues parecía pesar varias toneladas. Se preguntó qué clase de daño le hacía un peso así al cuerpo humano. No escuchar lo hacía sentirse desconectado de la escena como si estuviera en el cine y no ahí.

¿Cómo seguía vivo? No lo entendía, no entendía nada de lo que estaba pasando en general y pensar que había estado tan cerca de regresar a casa, de regresar a Japón, de regresar a él.

Finalmente y a regañadientes se lo llevaron al hospital.

-x-

Akira se azotó contra el escritorio, mientras Manabu lo veía sin saber qué decir o qué hacer, siempre que todo parecía ir mejor, algo pasaba que tiraba todo a la basura. Manabu incluso llegó a pensar que tal vez eran víctimas de poderes sobrenaturales o de una bruja que los había maldecido, porque tener tan mala suerte era simplemente imposible.

—Sólo son dos semanas Yuu, tienes que recuperarte —decía el abogado en el teléfono.

La bomba del aeropuerto de Bogotá se había vuelto noticia internacional, había cobrado la vida de más de 20 personas y lesionado a otras 90, entre ellas a Yuu y a Takanori Matsumoto, quien había recibido la peor parte.

Cuando recibieron la noticia, no fue por el pelinegro. Fue la policía, ellos también habían perdido varios elementos durante la explosión, les explicaron que el ataque se le había adjudicado a narcotraficantes pero no había nada confirmado. Por su parte, decían que el antiguo editor había perdido la cabeza pues culpaba a Yutaka Uke del atentado. Sin embargo nadie parecía creerle puesto que su condición pasó a ser muy delicada.

Takanori no sólo había perdido mucha sangre y la cordura, durante el atentado una enorme viga había caído sobre sus piernas y la única manera de salvarlo fue... Manabu aún se estremecía al pensar en aquello, le habían amputado ambas extremidades, en una operación de emergencia.

De aquello habían pasado dos días y Matsumoto no mostraba ninguna señal de estar mínimamente cuerdo, sin embargo muy dentro de si, Manabu sabía que no mentía. Yutaka era un hombre muy poderoso, estuviera en Japón o no.

Sumado a esto, la extradición tomaría más tiempo, en lo que los doctores consideraban que el editor estaba en buenas condiciones para viajar. Lo cual suponía un problema por lo que estaba sucediendo con ellos en ese momento. El secuestro de Kouyou, el cual, Akira había ocultado de Yuu, por su propio bien.

El escritor llevaba tres días desaparecido desde que Leda les había avisado lo que había visto en el estacionamiento de la empresa Takashima. La policía estaba haciendo una búsqueda extenuante e incluso Manabu trataba de ayudar rastreando desde su computadora, pero parecía que Yutaka había desaparecido de la faz de la tierra, llevándose a Kouyou con él.

Akira y Yuu colgaron, durante los últimos días habían hablado sin temor, al final ya no tenían porque ocultarse y desde el atentado, Akira lucía más cansado. Se apretó el puente de la nariz suspirando lentamente.

—No sé qué hacer —dijo finalmente.

—Esperar —contestó el hacker—. No puedes hacer más.

Akira se levantó de su escritorio dirigiéndose a la ventana, era de noche, otra noche más de frustración.

—Siento que soy responsable, siento que tengo que matar a Yutaka yo mismo —apretó los puños.

—No sabemos donde está —no se molestó en contradecirlo, él mismo tenía ese sentimiento hacia el castaño oscuro y estaba casi seguro de que si tuviera la oportunidad, lo haría.

El rubio se giró—. No pudo haber desaparecido, tiene que estar en algún lado. Tenemos que encontrarlo.

-x-

Yuu colgó con Akira mirando a sus guardaespaldas y a la policía que lo custodiaba, como un vil ladrón. Decían que era para su propia seguridad pero no estaba tan seguro, el sentido del oído le regresó unas horas después, empezando con un insoportable zumbido.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? —le preguntó burlón a su custodio.

La verdad era que estaba poco menos que desesperado, la extradición se había atrasado y él no había escuchado nada de Kouyou, mínimo esperaba una llamada, se suponía que no había peligro pero, ni un mensaje. Sólo había hablado con Akira y con Leda, quien se escuchaba raro, no podía reprochárselo. Pasó casi diez minutos llorando al teléfono, gritando que no podía perderlo a él también y Yuu sintió una punzada de culpabilidad y otra de tranquilidad, el pequeño repostero no lo sacaría de su vida.

De Kouyou, nada.

-x-

Había pasado un día dormido, otro sin comer, otro más encerrado y esta noche. El estómago le reclamaba por comida, pero no había nada que hacer; estaba encerrado y no sabía dónde, todo estaba oscuro. Trató de moverse la primera vez que despertó pero encontró con horror que estaba atado con cadenas a una especie de tubería imposible de zafar, el ambiente era húmedo, así que lo mas probable era que estuviera en un sótano.

Yutaka se había aparecido una sola vez, lo cual agradecía de sobremanera, pensó que cualquier otro se le hubiera echado encima y le hubiera hecho cosas que ni siquiera se atrevía a imaginar. Sin embargo su primo no parecía tener prisa por hacer las cosas, a diferencia de la última vez, parecía querer quebrarlo primero y probablemente hacerlo rogar por comida, agua o quien sabe qué más.

Su estomago volvió a reclamar cuando la puerta se abrió, la repentina luz le lastimó los ojos y tuvo que cerrarlos con fuerza. De inmediato le llegó el aroma de comida, y era delicioso. Se mordió el labio tratando de permanecer impasible ante su primo, quien se acercaba caminando con cierta sorna.

Prendió la luz del lugar, a Kouyou le pareció que se quedaba ciego, imposibilitado a adecuarse rápidamente debido al encierro.

—No creerías que te mataría de hambre, ¿verdad? —le dijo con una risita.

Kouyou no contestó.

—No quiero que te pongas débil, ciertamente si estás débil no sería divertido —siguió hablando.

Pensó en contestarle, pero también sería terriblemente estúpido, lo menos que quería hacer era darle gusto a ese malnacido.

—Me gusta que estés callado. Uno pensaría que no habría forma de callar a Kouyou Takashima y yo la encontré —depositó el plato de comida a sus pies. Dirigiéndose detrás de él para desamarrar sus manos. Estaba muy débil para pelear o defenderse, eso era justamente lo que estaba buscando—. ¿Sabes? No has estado muy enterado del mundo últimamente pero creo que es momento de ponerte al tanto de las noticias internacionales —lo desató y Kouyou cayó como spaghetti frente al plato de comida, no era la gran cosa pero no había probado bocado en el tiempo que llevaba ahí, hubiera podido comer cualquier cosa.

Comenzó a comer sin ponerle atención a su primo, quien revoloteaba a su alrededor como si fuera un buitre con un periódico que no había visto hasta ese momento.

—A ver, veamos que nos dicen las noticias —abrió el periódico con excesiva alegoría—. Atentado en el aeropuerto de Colombia deja más que sólo heridos —abrió la boca haciéndose el sorprendido.

El escritor lo miró con desdén mientras seguía comiendo.

—Leamos de que se trata —continuó—. Durante el atentado de supuestos narcotraficantes en el aeropuerto de Colombia, se reportaron mas de 90 heridos, entre ellos policías no únicamente del país —sonrió—. También de Japón, policías japoneses se encontraban ahí escoltando a dos delincuentes que esperan su juicio en nuestro país. Uno de ellos, Takanori Matsumoto, acusado de intento de homicidio se encuentra gravemente herido en el hospital; mientras Yuu Shiroyama, acusado de fraude no ha sido reportado y está presuntamente muerto —finalizó con una amplia sonrisa.

A Kouyou se le vino el mundo encima, dejó de comer al instante. Su mirada se perdió, mas le valía a Yutaka matarlo de una vez.

-x-

Leda tomó el teléfono armándose de valor, le había prometido a Akira no decirle nada a Yuu, pero le debía más lealtad al empresario que al abogado y el secreto lo estaba matando. Sobretodo si la policía no estaba teniendo ningún avance. Kouyou podría estar muerto para ese momento y sabía que Yuu nunca se lo perdonaría si algo le pasaba.

Finalmente marcó.

El pelinegro contestó adormilado, no sabía qué hora era en Colombia y le importaba muy poco.

—Yuu escúchame, tienes que regresar a Japón lo más rápido posible. No me importa si tienes que dejar a Matsumoto ahí, Yutaka secuestró a Kouyou hace una semana. La policía no los encuentra, temen lo peor y...

Colgaron.

20 horas después, Yuu Shiroyama llegó a Japón escoltado de la policía.

-x-

Diferente. Diferente era la palabra que describía el lugar donde se encontraba. Había pasado casi dos años fuera de su país, estaba sorprendido de reconocerlo pero solo en algunas cosas, como si fuera un lugar que sólo hubiera visitado en sueños. Incluso escuchar a la gente a su alrededor hablar japonés resultaba ajeno, por más que se esforzara no podía entenderles, no porque no hablara el idioma, pero tenia mucho tiempo sin escucharlo tan seguido.

Fueron recibidos por más miembros de la policía, entre ellos un detective que conocía únicamente por teléfono, Hiroto Ogata. Un hombre de baja estatura y complexión delgada con piel bronceada por el sol y cabello negro.

—Un placer conocerlo señor Shiroyama, una sorpresa también —dijo tratando de sonar formal pero era claro que estaba sumamente confundido.

—Igualmente, llámame Yuu tenemos casi la misma edad —a decir verdad el detective se veía más joven—. Sé que dije que regresaría con el señor Matsumoto pero hay asuntos que son de mayor importancia en este momento —dijo seriamente.

El detective asintió—. Takashima, ¿cierto? He escuchado que ustedes dos son cercanos. Señor Shiroyama, lo siento mucho pero no podemos dejar que interfiera en la investigación, cómo sabe aun tiene una orden de arresto para su persona, si no ha procedido es debido a que Takanori Matsumoto y Yutaka Uke están prófugos. Usted obtuvo un privilegio especial por parte de las autoridades pero no significa que sea un ciudadano completamente libre...

Yuu suspiró sacando unos lentes obscuros del bolsillo de su traje y limpiándolos con un pañuelo—. Lo entiendo detective Ogata, no interferiré en su investigación. Sólo quiero estar aquí cuando lo encuentren —sonrió levemente colocándose los lentes—. Ahora, si me permite, me gustaría visitar a un amigo.

—Sabe que no lo puedo dejar ir sin escolta, ¿verdad?

—Claro —continuó caminando perfectamente consciente que tenía a dos policías siguiéndolo.

Ya estaba ahí, deshacerse de aquellos dos, sería lo de menos. Pero antes de ir por Kouyou necesitaba encontrar a Akira.

-x-

—¿Te volviste loco? —gritó el abogado rubio a Leda—. En este momento, Yuu no está en el mejor estado para que le hayas dicho lo de Kouyou, quien sabe que locura podría hacer y venir a Japón no sería la mejor idea.

Estaban en la oficina de Akira, él, Manabu y Leda. El repostero había llegado informando que Yuu sabía lo que estaba pasando con Kouyou y el abogado se había puesto histérico.

—Merecía saberlo, además no puede hacer gran cosa, está en Bogotá. No es capaz de regresar a Japón, tampoco puede hacer mucho —se quedó callado, parecía que acababa de caer en cuenta de algo—. No está así de loco, ¿o sí? —los miró un poco asustado.

Akira se dejó caer en el asiento negando—. No lo sé, Yuu es una de las personas mas impredecibles que conozco. Aunque tiene dos años que no hablamos como se debe, quien sabe que tan loco se volvió en este tiempo y si tomamos en cuenta de que se trata de Kouyou —se apretó el puente de la nariz.

—No es un loco —Leda aseguró.

—O tal vez, sí —contestó una voz desde la puerta.

Yuu Shiroyama estaba parado frente a él después de dos años, se veía diferente. Lucía el cabello mas corto y si aún su cabello era negro tenía algunas puntas de color cenizo, no se le veía tan delgado, pero sí más grande. Su mirada fue lo que sorprendió a Akira, pues estaba plagada del cinismo de siempre, sólo que ya no poseía ese vacío y el completo desinterés que siempre había adornado sus ojos. No parecía harto o listo para soltar un sarcasmo hiriente, sus ojos eran profundos, cargados de sentimientos, parecía una versión mejor de Yuu.

Fue Leda quien reaccionó primero, abrazándolo de inmediato al notar su presencia, algo que sorprendió al abogado y al hacker de sobremanera, pues el pelinegro le regresó el abrazo rodeándolo con su brazo izquierdo, no parecía incómodo ante el contacto, le dio un beso en el cabello y se separaron casi de inmediato.

—No puedo creer que estés aquí, pensé que... —alcanzó a decir Leda limpiando las lagrimas que habían alcanzado a salir.

Yuu le guiñó el ojo y negó. Tendrían tiempo para hablar después.

—Sé donde están, sé perfectamente como terminar con todo esto de una vez. Voy a recuperar mi empresa y a Kouyou — se dirigió a Akira. Como el Yuu de antes, sonriendo con total seguridad.

Akira se adelantó, no sabía si pegarle o abrazarlo.

Para Yuu fue difícil verlo así. Dos años no habían pasado en vano por su amigo, estaba mucho mas delgado, con enormes ojeras debajo de sus ojos y se veía cansado, probablemente el estrés estaba acabando con él. Se arrepintió al instante de haberse ido, quien sabe con cuantas cosas había tenido que lidiar.

—Yo... —trató de decir antes de que el abogado rubio lo tomara de la mano y lo estrechara, como a un hermano.

—Hijo de puta, bienvenido —fue lo único que dijo. El pelinegro asintió al deshacerse el abrazo—. Ahora, explícame por que crees que sabes donde están y por qué no se lo has dicho a la policía. Sobretodo, ¿qué carajo haces aquí?

Terminaron por ir a un Starbucks. Temían que la oficina de Akira pudiera tener micrófonos y con los dos policías siguiendo a Yuu a todas partes como escolta, era muy difícil hablar sin ser escuchados. Se sentaron los cuatro en una mesa y los policías en otra cerca de ellos, tomando café que el mismo Yuu les había comprado.

Manabu seguía tecleando en la computadora para corroborar lo que Yuu acababa de explicarles.

—Aquí está, la propiedad está a nombre de Ayumi Takashima por eso nadie se molestó en revisarla. Le pertenece a la madre de Kouyou pero fue habitada por su hermana hasta hace poco. Está cerca de Chiba, está cosa es enorme —dijo sorprendido.

Yuu asintió—. Iba a ser un hotel, pero después la madre de Kouyou enfermó y dejó el proceso a la mitad. Tenía entendido que la familia de Yutaka vivió ahí hasta que se mudaron a Tokio —le dio un sorbo a su espresso—. Dios, que bien sabe esto, lo extrañé. ¿Qué? —preguntó al ver la cara de sorpresa de los otros tres.

—Estuviste en París, un lugar conocido por su comida gourmet, y en Colombia, donde hacen el mejor café del mundo. Y tu, ¿extrañaste el espresso de Starbucks de Japón? —dijo Leda perplejo.

Yuu se alzó de hombro—. Soy una persona de gustos limitados, difíciles, pero limitados —le dio otro sorbo al café.

Akira alzó una ceja, un poco sorprendido de la ligereza con la que su amigo hablaba con Leda. Realmente Yuu había cambiado— Claro —dijo con cierto sarcasmo—. Bueno, ¿cómo puedes estar seguro que están ahí?

—No lo estoy. Takanori me contó que tenía la impresión de que Yutaka llevaba mucho tiempo obsesionado con Kouyou a pesar de decir que lo odiaba —explicó—. Eso quiere decir que, en algún momento debieron llevarse bien y eso debió ser antes de que Kouyou lo rechazara, es decir antes de la adolescencia. Investigué un poco y Yutaka se mudó a Tokio poco antes de cumplir 17, asumo que tendría esa edad cuando le confesó a Kouyou su amor, después de eso sólo tuve que investigar donde vivía antes. En Chiba, donde casualmente había un hotel a medio construir de los Takashima, esto lo sé porque hice muchas investigaciones cuando estaba tratando de comprar la empresa. Así que, si ese hotel fue donde Yutaka vivió y era de la mamá de Kouyou es probable que ellos fueran de visita, es probable que se llevaran bien y fuera el lugar donde Yutaka se enamoró. Por lo que sería el lugar donde llevarlo ahora, a donde todo comenzó. Asumiendo que Yutaka esté lo suficientemente loco, creo que es nuestra mejor pista —terminó dandole otro sorbo a su café ante la mirada incrédula de sus acompañantes.

—Sólo voy a decir, ¿cómo sabes que se le declaro y lo rechazó? ¿De donde sacas todo eso? —contrarrestó Akira—. Porque si es una teoría, todo se puede venir abajo si Yutaka sólo odia a Kouyou. Por lo que sería improbable que estuvieran ahí. Solo estás seguro porque piensas que él tiene sentimientos hacia Kouyou, lo cual nunca hemos notado. Al menos hasta que intentó propasarse y eso pudo ser por puro control.

Yuu bufó—. Yo estaba ahí —contestó triunfante—. Yo estuve presente el día que lo rechazó, después de eso fuimos a su casa a practicar sexo oral. No conecté los puntos hasta mucho después —contestó sonriendo ante el recuerdo.

Los otros tres permanecieron callados. Era información de más.

—De acuerdo, ¿cuál es el plan? —se resignó el abogado rubio.

En ese momento se dio cuenta que los dos policías dormían tranquilamente sobre la mesa y Yuu sonrió de lado.

-x-

No era que no tuviera fuerza, era el hecho de que Yuu estaba muerto lo que lo había devuelto a un estado casi inerte, donde no le interesaba que sucediera con él. Yutaka lo había golpeado bastante mal, estaba lleno de moretones porque se rehusaba a comer o a beber, lo cual significaba que estaba demasiado débil para si quiera responder a las provocaciones de su primo, y aquello estaba volviendo loco a Yutaka.

Hubo un momento en que trató de tocarlo, pero el escritor ni siquiera reaccionó y Yutaka quería que lo hiciera, que gritara, que se defendiera, que le rogara no hacerle nada para después hacérselo, quería verlo tan vulnerable como parecía estar cuando se trataba de Shiroyama, pero por mas que lo intentaba, Kouyou parecía muerto por dentro desde que le había dado la noticia de que el empresario estaba muerto.

Y es que no le había dicho mentiras, sólo leyó lo que decía el periódico, pensó que después de eso, Kouyou sería suyo definitivamente, pero hasta en la muerte le pertenecía a Shiroyama. Así que se descargaba a golpes contra el escritor quien no parecía inmutarse siquiera.

Aquello no estaba resultando como lo había planeado y era un plan perfecto, nadie los encontraría en la vieja casona que llevaba abandonada más de cinco años, desde el retiro de su madre. Se suponía que la pasarían increíble pero el maldito ni siquiera se había atrevido a probar bocado, lo más que comía era porque el mismo Yutaka lo obligaba y a veces incluso lo terminaba vomitando. La situación hubiera sido peor si no lo estuviera drogando, pasaba al menos 20 horas dormido y el demás tiempo parecía ido.

No se le ocurría cómo remediar la situación sin que corriera más peligro de ser encontrado por la policía. Como único contacto con el exterior tenía una pequeña televisión cuya recepción era muy mala, debido al mal estado de las conexiones eléctricas del edificio, además de un chiquillo que le llevaba víveres y el diario a cambio de una gran propina.

—Quiero contarte algo —le dijo finalmente después de haberle soltado una cachetada que había dejado a Kouyou con el labio sangrando—. Pensé que serías mejor amante, eres una verdadera decepción. Gracias a eso he elaborado un mejor plan —le rozó la pierna con los dedos—. Un plan que demostrará que soy el mejor —sonrió con autosuficencia—. Y que además, te reunirá con tu querido Shiroyama en el infierno —escupió.

Kouyou alzó la vista por primera vez, trató de hablar pero le raspaba la garganta. Había contraído un resfriado por los descuidos de Yutaka y el lugar húmedo en el que se encontraba.

Yutaka sonrió aun más—. Así es Kouyou, voy a matarte lenta y maravillosamente. Cuando termine contigo, no quedará nada, sólo pedazos que ni el mismo demonio querrá —lo vio sacar una pequeña navaja y abrió mucho los ojos debido al temor que le ocasionó no sólo lo que acababa de escuchar, si no la mirada de su primo.

Por primera vez trató de zafarse de la cadena, pero estaba muy débil. La fuerte de risa de Yutaka invadió la habitación y él cerró los ojos, dispuesto a aceptar el terrible destino que le aguardaba.

-x-

—Sólo quiero mencionar que esto es otra cosa ilegal que hemos hecho hoy —dijo Leda parpadeando bastante a medida que la camioneta pasaba un gran letrero de "Propiedad Privada".

—¿En serio? ¿Cuántas llevamos? —preguntó Yuu con sarcasmo.

Habían salido del café dejando a los policías inconscientes en la mesa, así no los arrestarían por interferir. Llevaban una hora de camino a Chiba en la camioneta de que habían "pedido prestada" de la empresa. Yuu manejaba como loco tratando de llegar antes de que fuera demasiado tarde.

—Debe ser más adelante —interrumpió Manabu mirando hacia su celular y después al frente.

La propiedad se encontraba en un campo muy alejado, casi en medio de un bosque, el hotel había sido pensado para ser un sitio de relajación, un resort de lujo. Para poder avanzar sin ser notados tendrían que bajarse de la camioneta y seguir a pie, algo con lo que Leda no estaba muy de acuerdo pero lo hizo de todas formas.

—Es enorme —dijo Yuu silbando cuando pudieron ver el edificio de lejos—. Lo que es ser millonario —caminaron para rodearla y poder buscar alguna entrada por detrás.

—Tu eres millonario —le respondió Leda con sarcasmo.

—Tal vez, pero yo no nací rodeado de esto. Mis padres eran un par de médicos que vivían más para operar que para criarme y la universidad me la pagó el papá de Kouyou. Soy como cualquier plebeyo —no traía unos zapatos aptos para caminar sobre la tierra, se resbalaba cada cuanto por el lodo.

Akira se volteó a mirarlo, lidereaba la marcha seguido de Yuu, Leda y Manabu hasta atrás.

—Eso nunca me lo habías contado, que te había pagado la escuela —igual que su amigo trataba de mantener el equilibrio, el terreno irregular jugaba en su contra. Sin embargo sus zapatos eran mejores que los de Yuu.

—Al principio me dijeron que había sido una beca. Después pensé que había sido por Kouyou, hasta que poco antes de graduarme, el bastardo se me acercó diciendo que debía trabajar para él porque le debía dinero —llegaron al patio trasero o al jardín trasero para ser más exactos. El hotel era de tres pisos, con muchísimas ventanas en la planta baja, por donde se veía con claridad la cocina, un pequeño bar y un enorme comedor. Muchas de las ventanas estaban rotas, pero no lo suficiente para permitirles el paso. Caminaron hasta lo que parecía ser la puerta de servicio, Akira trató de abrirla pero no pudo—. Y bueno, lo demás ya te lo sabes —fue su turno de acercarse a la puerta para confirmar que estaba cerrada.

Manabu por su parte encontró una ventana rota a la izquierda que daba al pasillo de la cocina, agarró el vidrio y sintió como se movía, con los debidos movimientos cedería lo suficiente para desprenderlo y dejarlos pasar. Leda notó lo que estaba tratando de hacer y comenzó a ayudarlo. Sacaron el vidrio dejando una abertura un poco pequeña pero lo suficientemente grande para que los cuatro pudieran pasar.

No eran ni las cinco de la tarde pero ya estaba pronto a oscurecer, si iban a encontrar a Kouyou lo tendrían que hacer rápido. Yuu avanzó detrás de Akira quien se acomodó el arma en el pantalón. Se acercó, para que solo él lo escuchara.

—¿De verdad quieres matarlo? —le preguntó preocupado. El rubio asintió—. Podrían meterte a la cárcel si consideran que es premeditado, tienes el motivo perfecto —continuó.

—Conozco la ley Yuu, soy abogado. Lo sé y lo haré sólo de ser absolutamente necesario —dijo mirando hacia al frente mientras caminaban por el enorme pasillo.

—Sólo de ser necesario, promételo.

Akira asintió.

Subieron al primer piso en busca de alguna señal o algún ruido, lo bueno de que el edificio no se hubiera terminado de construir era que, aunque por fuera lucía enorme, había varias secciones de la casa que estaban clausuradas, lo cual haría la búsqueda menos tardada.

—Casi no hay señal —apuntó Manabu mientras entraban a una de las habitaciones. Sostenía el celular en alto tratando de mantener el servicio de telefonía por si era necesario.

—Este lugar me pone de nervios —dijo Leda levantando una fotografia empolvada de lo que supuso sería la familia Uke—. No me sorprendería si hubiera almas en pena o algo así.

Yuu se volteó a mirarlo con desdén—. No digas tonterías. Si quieres, espéranos afuera por si pasa cualquier cosa, prefiero que tu estés a salvo —lo tomó por los hombros—. Si no salimos en dos horas...

Leda asintió—. Sólo, no hagan una tontería, por favor. No voy a perderte a ti también.

Salió de la habitación de regreso a la ventana por la que habían entrado.

Tardaron cinco minutos en revisar todas las habitaciones, se encontraban vacías y sin un rastro de Kouyou o Yutaka. Comenzaron a debatir si era mejor bajar y buscar o subir más pisos. Akira consideraba que era mejor separarse, pero Yuu no quería hacerlo, le preocupaba lo que el abogado pudiera hacer, no sabía en qué estado encontrarían a Yutaka o de qué sería capaz y no quería que hirieran a su amigo por no pensar bien las cosas.

En eso estaban cuando un grito se escuchó hasta donde estaban, se quedaron estáticos mirándose sin saber muy bien de dónde había salido. Yuu sentía el corazón latiendo muy fuerte en su pecho, sabía que el grito había sido de Kouyou, pero no quería ni imaginar porque lo había hecho, sin embargo, irónicamente necesitaba volver a escucharlo para saber dónde estaba.

Y entonces lo volvió a escuchar, y fue el peor sonido que Yuu jamás hubiera escuchado en toda su vida. Lo que sea que le estuviera haciendo el psicópata de Yutaka, no sonaba nada bien. Fue capaz de identificar que venía del piso más abajo y sin pensarlo realmente echó a correr con Manabu y Akira detrás de él.

"Si le pone una mano encima, lo mato" fue lo único que pensó mientras corría escaleras abajo.

Continue Reading

You'll Also Like

508K 52K 130
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
70.9K 4.6K 59
Joaquín es esposo de un agente de policía, llamado Aldo Andrade, lleva 4 años casados tienen un hijo llamado Rodrigo "Rodito" tiene 4 años ya que lo...
7.8K 752 5
Spin-off de la serie BDSM Este es el único Fanfic que me verán hacer... y lo hago solo por amor y cariño a Nosfe Lugosi. La monotonía en una pareja p...
191K 16.2K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...