Delirium

By sugarmeli

6K 496 170

El problema era que a Kouyou Takashima nadie le decía qué hacer, hasta que Yuu Shiroyama le dio una orden por... More

Así
EL REBELDE OBEDIENTE
DUEÑO
OPORTUNIDAD
AÚN DESPUÉS
TARDE LIBRE
DECISIÓN
SIN VUELTA ATRÁS
POR FIN
PLÁTICA
SOSPECHA
REALIZACIÓN
RECUERDOS
AMO
PLANES
ESTRATEGIA DE GUERRA
SEGUNDO ADIÓS
LO QUE EN REALIDAD PASÓ
DOS MESES
ENAMORAR
ESPÍA
PENSAR EN TI
CAMINOS QUE SE CRUZAN
VIENTOS DE CAMBIO
DECISIONES EXTREMAS
LLAMADA
PENDIENTES
REGRESO
DELIRIUM NOCTURNUM
Delirium Tremens/ Epílogo

CONSECUENCIAS

154 14 7
By sugarmeli


Gimió en su oreja, no podía moverse bien debido a que estaba esposado con las manos sobre su cabeza, juntas, unidas en un solo barrote de la cama. Los brazos debían dolerle de la posición pero, era eso lo que le provocaba que las oleadas de placer se sintieran con más intensidad. Los dos estaban desnudos y sudaban a mares, hacía demasiado calor, sin contar con lo calientes que estaban los dos en aquel momento, la piel contra la piel, pegajosos y ardientes.

—Podría hacerte tantas cosas en este momento —dijo sonriendo, mientras acariciaba las largas piernas del castaño, aferrándose a ellas como si la vida se le fuera en ello.

Kouyou sonrió—. No creo que sea justo que me tengas esposado y hagas lo que quieras —se quejó sin dejar de sonreír, moviéndose a duras penas, viéndose absolutamente irresistible debajo de él, con su cuerpo expuesto.

—Esto... —contestó jalando la cadena de las esposas provocando un movimiento brusco en los brazos del menor—. Es lo que mas te gusta, acéptalo, eres una perrita necesitada —siseó y el otro asintió—. Dilo —ordenó seriamente.

—Soy una perra necesitada —dijo cargado de excitación—. Te quiero dentro —gimió fuerte en el momento en que recibió una fuerte nalgada —. Yuu, por favor —recibió otra.

—Aquí sólo hablas cuando yo te permito que hables, dices lo que yo digo que digas y te mueves cuando yo digo. ¿Entendiste? —jaló fuertemente de su cabello.

Cerró fuertemente los ojos para soportar el dolor que la acción ocasionaba, no era un dolor insoportable, al contrario, le gustaba, lo excitaba—. Sí amo —respondió y las palabras resbalaron deliciosamente hacia el miembro ya despierto de Yuu.

El pelinegro sonrió de lado—. Tienes que entender tu lugar Kouyou, sino te castigaré y apuesto que no quieres eso —besó su cuello sin soltar el agarre de su cabello—. A mi tampoco me gusta castigarte, pero es necesario para que las putitas como tu, entiendan cual es su lugar y en este momento tu lugar es debajo de mi con mi verga adentro —abrió su trasero con mas fuerza de la debida y lo penetró sin preparación.

Los dos gimieron en ese momento, uno de alivio y el otro de una mezcla extraña entre placer y dolor. Yuu tampoco era tan salvaje y esperó un poco a que el castaño se acostumbrara a su invasión. No pasó mucho sin embargo, y comenzó a moverse dentro de él con fuerza, con necesidad. Sólo con los gemidos que Kouyou le otorgaba se sentía al máximo, no aguantaría mucho así.

—Yuu —llamó con esfuerzo—, mis muñecas duelen —logró decir entre gemidos, volteó hacia las esposas, donde estas ocasionaban ligeros raspones ensangrentados alrededor de las muñecas de Kouyou.

—Son marcas, marcas para que recuerdes de quién eres —salió de él y volvió a entrar con fuerza.

La posición era un poco incomoda para los dos. Kouyou estaba bocabajo con los brazos ligeramente torcidos y Yuu sobre de él tratando de no perder el equilibrio mientras abría el trasero del castaño para apreciar como entraba y salía de él, en un hermoso y exquisito vaivén.

Se sentía al borde pero no quería terminar, se rehusaba a hacerlo quería cogérselo para siempre. Disminuyó el ritmo, obteniendo un quejido por parte del menor, pero lo ignoró haciendo las estocadas aun mas lentas y cuando sintió que su orgasmo se había esfumado casi por completo comenzó con el estrepitoso ritmo de nuevo.

Estaba seguro que de poder ver su cara, Kouyou estaría sonrojado y sonriendo, sin embargo ahorita únicamente tenía a la vista su espalda. Esa perfecta espalda del color de la leche, suave con el tacto. Le pasó las uñas con fuerza, ocasionando grandes rasguños rojos a través de esa impecable superficie blanca. El gemido fue mas fuerte de lo que el castaño hubiera querido e incluso se contrajo más ante la acción. Yuu sintió que el mundo se movió, ni siquiera podía enfocar bien ante el placer que le había ocasionado el movimiento. Y una vez mas, arañó al menor, enterrándole las uñas para descargar un poco el placer que el otro le ocasionaba cada que contraía su entrada ante la acción. Un circulo divino de placer.

—No aguanto Yuu.

—Hazlo, hazlo para mí —dijo casi gruñendo sintiéndose terriblemente cerca.

Así fue como el castaño terminó ahogando un grito y contrayéndose de una manera que lanzó a Yuu al cielo y de regreso. Gritó cuando su orgasmo lo abordó y lo golpeó tan fuerte como las olas a las rocas durante una furiosa tormenta. Sabiendo que ese era el lugar donde quería estar, el lugar que su cuerpo anhelaba día tras día.

Fue su propio grito lo que lo despertó, eso o su bóxer, había terminado debido a un sueño. Parpadeó varias veces antes de despertarse por completo, se talló los ojos y subió las manos a su cabello queriendo arrancárselo de un jalón. Había vuelto a soñar con él. Se levantó caminando de forma graciosa debido a lo mojado y frío que estaba.

Todavía estaba oscuro afuera, quién sabe qué hora era y mucho menos qué hora era en Japón. Entró a su baño deshaciéndose de la prenda arrojándola sin ningún tipo de cuidado hacia la ropa sucia. Abrió la regadera sin molestarse en calentar mucho el agua y se metió bajo el chorro helado tratando de disipar sus pensamientos con el castaño. Llevaba casi tres meses en Francia y no pasaba al menos dos noches sin que soñara con él, esta vez se había pasado. Terminar en sueños, no le pasaba desde que era un adolescente y claramente nunca le había pasado por culpa de Kouyou Takashima.

Cerró los ojos con fuerza despejándose una vez mas. ¿Qué carajo le había hecho ese cabrón? Recordó las ultimas veces que se vieron, incluso el sexo había sido diferente, se reprimió automáticamente. Estás sobrepensando las cosas Shiroyama. Es sólo sexo. Se autoconvenció, tratando de ignorar que su propio miembro lo traicionaba, despertando ante el pensamiento del castaño, el recuerdo de sus gemidos y su aroma.

Claro, llevaba casi tres meses sin sexo. ¿Cómo no se iba a poner así? Eso era, todos esos sueños y pensamientos eran por culpa de la falta de sexo, debía poner remedio a eso rápido. Y ahora que lo pensaba mejor. ¿Por qué no había tenido sexo? Es decir, no era como si Francia no tuviera nada que ofrecer y claro que tenía potencial, ¿entonces? Un horrible pensamiento se cruzó por su mente.

—Por supuesto que no me voy a esperar a verlo de nuevo —dijo en voz alta aterrorizado de sus propios sentimientos, del latido de su corazón retumbando contra su pecho debajo del agua fría.

No iba a negar que había sido el mejor sexo que jamás hubiera tenido y estaba seguro que jamás encontraría a una mascotita tan linda como él, pero de eso a serle fiel, no, esas eran dos cosas completamente distintas. Para empezar ni siquiera tenían una relación como para llamarlo fidelidad. Ni siquiera sentía algo por él, ¡por dios!

Definitivamente la falta de sexo lo estaba volviendo loco.

Cerró la regadera y salió del baño goteando, no había ni una sola toalla en el cuarto; debía contratar a alguien que hiciera la limpieza, resolvió titiritando de frío mientras entraba a su habitación y abría el armario en búsqueda de algo con que secarse. Había dejado un camino de agua sobre el piso y la alfombra, pero no le importó. Por fin encontró una toalla de color durazno y comenzó a secarse el cabello, ¿durazno? ¿De donde había sacado esa toalla? Si Akira viera eso seguro no se escapaba de la burla.

Sintió un pinchazo de preocupación en el estómago al recordar a su abogado y mejor amigo. Sin riesgo a sonar muy gay, como desearía que estuvieran juntos, lo extrañaba demasiado. Sin mencionar, la culpa que por dejarlo en un momento en el que sabía que Akira no estaba bien, y no se necesitaba ser un genio para deducir que en ese momento seguramente estaba peor. Odiaba no poder comunicarse con él, extrañaba sus platicas e incluso reír con él, sus regaños y sus insultos. Quería que su amigo estuviera bien, que el idiota de Kai no lo hubiera quebrado más, que su abogado no se cegara a una venganza, así de terco como era, le preocupaba su actuar.

—Es por un bien mayor y Akira es un niño grande —suspiró vistiéndose con un bóxer limpio y un pantalón deportivo, la ducha le había dado frío.

Miró el reloj, apenas eran las cuatro quince de la mañana. El sueño lo atacó de nuevo y se acurrucó aun pensando en Akira, pero a medida que el sueño ganaba la batalla, sus pensamientos volvieron a desviarse a Kouyou Takashima.

Eran las nueve de la mañana cuando sus ojos volvieron a abrirse, miró el reloj con calma antes de que su cerebro resolviera que ya era tarde. Saltó casi cayéndose de la cama, tenía que estar en la cafetería hacía una hora. Se vistió con lo primero que encontró, es decir, un pantalón de mezclilla negro, una camisa blanca y un saco informal negro. Se peinó como pudo y salió rápidamente. Afortunadamente no tardó mucho en llegar, pero cuando lo hizo recibió una mirada de desaprobación por parte de Sujk.

Como había dicho, había comprado el local de la cafetería casi de inmediato y ahora estaban en proceso de remodelación. Todo lo estaba pagando Yuu, aunque todo estaba quedando a nombre de Sujk y Leda, después de todo para él sólo era una distracción. No le interesaba en lo más mínimo hacer una vida ahí, sólo quería ocuparse, distraerse de esos pensamientos que amenazaban con volverlo loco.

—¿No sonó tu despertador? —preguntó el otro pelinegro alzando una ceja.

Pronto Yuu había descubierto la personalidad sarcástica del mesero, quien también era profesor de música en una diminuta escuela primaria. Era agradable estar con él, le recordaba de cierta forma a Akira, por sus comentarios acertados y elocuentes. Era fácil hablar con él e incluso permanecer en silencio, parecía entenderlo aunque Yuu no había querido decir nada acerca de su vida en Japón, Sujk no lo presionaba, al contrario entablaba pláticas superficiales o de meros gustos, nunca llegando a ser muy personal y eso Yuu lo agradecía infinitamente.

Yuu se alzó de hombros—. Y si sonó ni lo escuché, tuve una noche complicada. No vuelve a suceder, odio la impuntualidad —arrugó la nariz.

Sujk bufó sonriendo, tenía las manos en la cintura mientras observaba la obra de los trabajadores y decoradores—. No es una empresa Aoi, puedes darte el lujo de llegar tarde, mas si sabes que Leda o yo estamos aquí —le dijo sin quitarle la mirada a los trabajadores.

El otro negó—. Claro que es una empresa. Esa es la clase de pensamiento que debes mantener si quieres que esto funcione. No hay empresas grandes o pequeñas, sólo hay empresas que saben crear o desperdiciar oportunidades. Llegar tarde es inaceptable para alguien que está comprometido con lo que hace, así sea una mera cita para tomar café. No hay acción que justifique jugar con el tiempo de los demás y más si esas personas te pueden servir para algo en un futuro —dijo de forma seria también observando a los trabajadores que resanaban un pared.

Sujk chasqueó la lengua—. Suenas como todo un profesional —dirigió su vista hacia él—. ¿Seguro que no tenías un puesto importante en Japón? —preguntó sabiendo que no obtendría una respuesta, su tono fue más sarcástico que curioso.

—Estaba en un call center —fue su única respuesta, sonrió con ironía.

En ese momento Leda, quien discutía quien sabe que cosas con el diseñador, volteó hacia donde estaban los otros dos y el enojo que parecía adornar su expresión desapareció de pronto por una enorme sonrisa. Yuu había aprendido que aquel chico de baja estatura tenía un temperamento que temer, no sólo era determinado, era berrinchudo y a Yuu le causaba cierta ternura mientras el repostero se peleaba con medio mundo, todo el tiempo y de igual forma, siempre estaba bailando, sonriendo y haciendo bromas.

Se acercó felizmente hacia Yuu—. Buenos días, Aoi —saludó alegremente. Yuu sólo atinó a sonreir, no sabía bien como reaccionar ante ese chico, no estaba acostumbrado a lidiar con gente tan llena de alegría e hiperactividad—. ¿Desayunaste? —Le preguntó preocupado y el otro negó—. Deja te preparo algo —desapareció en la cocina a medio hacer.

—Voy a engordar con ese hombre —fue lo único que dijo haciendo que Sujk soltara una carcajada.

—No luzcas tan asustado cuando hablas con él —le dijo dándole una palmada—. Pensé que eras bueno con la gente —se burló ligeramente.

Yuu negó—. Soy bueno con los negocios, trato de no hablar mas de lo necesario con la gente —frunció el ceño—. Y no es que este asustado —dijo con reproche—. Sólo no estoy acostumbrado a lidiar con personas tan... —movió las manos exageradamente tratando de encontrar un adjetivo.

—¿Inocente? ¿Feliz? —le ayudó el otro.

—Desinteresado —completó. La ultima persona que se había portado así con él, terminó no únicamente en su cama, terminó siendo una completa obsesión.

Yuu se acercó por fin al contratista encargado de la remodelación para escuchar como iba el proceso. Ordenó que toda la remodelación no tardara mas de un mes, pues eso los haría perder dinero y oportunidades, por lo cual tenía muchos trabajadores en distintos turnos, el avance era bastante rápido.

—Lo que mas me importa es la cocina, Leda necesita espacio para trabajar y no sentirse presionado ni agobiado por los demás trabajadores —le dijo al contratista, quien asintió enseñándole los planos.

—Eso es muy amable de tu parte —le dijo el rubio con el café y un panque en la mano—. Aquí tienes, no puedo hacer mas. Hay mucha gente en la cocina agobiándome —se excusó sonriéndole tímidamente.

Yuu le devolvió la sonrisa—. No te preocupes, es mas que suficiente —tomó el café y le dio un sorbo, disfrutando el sabor al máximo. Ese niño sí que sabía cocinar, y eso que sólo se trataba de café. Aunque Leda se la pasaba preparándole platillos deliciosos en forma de agradecimiento, que iban desde los pasteles y panes, a las pastas y asados.

—Oye —llamó Leda, lucía un poco confundido—. Pero, ¿cómo que los demás trabajadores? Si sólo somos Sujk y yo, y él nunca me estorba —parpadeó varias veces.

El mas alto alzó una ceja—. Contrataremos a mas gente, es obvio que no puedes hacerlo tu solo. Únicamente tendrás que preocuparte de los postres, tendrás ayudantes —le explicó causando en Leda un enorme sonrojo.

No podía, no podía con tanta inocencia. Algo así terminaría por corromperse.

-x-

Manabu daba vueltas por todo el pasillo, estaba desesperado, era el único ahí. Akira no podía poner un pie en el edificio sin derrumbar todo el plan, no podía a menos que Yutaka apareciera y lo invitara a ir, pero mientras, no podía, después de todo se supone que no se conocían, al menos no lo suficiente como para estar ahí.

Lo que no podía creer era que estuviera solo ahí, ni Yutaka ni el señor Takashima se habían asomado ni por error. ¿Qué tan separados podían estar? Es mas, incluso Manabu se sintió un poco fuera de lugar cuando llegó, pero al notar que él era el único su preocupación incrementó.

Pensó en Yuu, tal vez él habría llegado, parecían ser muy cercanos. Miró una vez hacia el televisor de la pequeña sala, la noticia aparecía en cada corto informativo pero no había nada nuevo, nada que no supiera ya. Suspiró y miró fijamente al pasillo, ahí al fondo Kouyou Takashima estaba peleando por su vida y él era el único que estaba en ese enorme hospital esperando noticias.

Había recibido tres disparos, tres disparos...seguía sin poder creerlo, en su propia casa, su propio novio. Mil pensamientos cruzaron por su mente, ¿qué hubiera pasado si hubiera escogido estar con Kouyou y no con Yutaka? ¿Las cosas habrían sido diferentes? Por supuesto que lo habría sido, él jamás habría hecho lo que Takanori hizo. ¿Qué había conducido a Takanori a actuar de esa forma? Seguro Yuu tenía que ver con eso. ÉL mismo los había visto juntos, Takashima y Shiroyama irradiaban química al estar juntos, parecían cómplices que se comunicaban con tan solo la mirada, la clase de intimidad que nunca, ni él mismo había tenido con nadie.

Recordó vagamente lo que Kouyou le dijo alguna vez, hacía ya muchos años: "Yutaka te romperá el corazón, yo no". Suspiró por el momento que ya era tan lejano, ya había pasado demasiado tiempo de aquello, pero por alguna razón los recuerdos se apilaban en interminables torres que se dirigían al cielo.

Había conocido a Kouyou de manera extraña, lo leía, en ese momento el escritor sólo tenía dos libros publicados, pero él ya sentía que lo amaba. Era un hacker, no fue difícil sacar la información de su dirección, por supuesto que no lo acosaría, sólo iría y le pediría un autógrafo, eso sería todo. Encontró el edificio donde el escritor vivía en aquel entonces sin ningún problema, sin embargo, los nervios se arremolinaron en su estomago mas de lo que hubiera querido. Tuvo que pasar a una pequeña cafetería cerca para tratar de calmarse y para su sorpresa ahí estaba el castaño.

Menos de dos meses después tenían una relación, se la pasaban increíble; era una persona alegre, extrovertida, con un carácter un poco voluble pero nada exagerado en un escritor, se llevaban de maravilla. Se enamoraron. Hasta que un buen día, después de salir por seis meses, Manabu conoció al primo de su novio... Yutaka.

Todo era confuso a partir de ahí, desde las discusiones hasta los coqueteos con el primo, quien no descansaba de llenarlo de regalos, cumplidos, salidas. Kouyou moría de celos y con toda la razón del mundo. Hasta un día fatídico cuando Manabu hizo un fraude demasiado obvio, el cual casi logra que terminara en la cárcel y quien lo salvó fue Yutaka, cayó rendido a sus pies después de eso y Kouyou nunca se lo perdonó.

Pensó en lo desdichado que era ahora, atado a Yutaka por que lo amaba y por el compromiso que tenían. Tal vez si lo dejaba lo mandaría a la cárcel, no podía darse ese lujo, pero a veces tener que aguantar todo lo que Yutaka hacía y deshacía era demasiado para él. No podía evitar preguntarse en los hubiera.

—¿Manabu? —preguntó Shinji sin poder creerlo. Lucía angustiado y no era para menos.

—Shinji, que bueno que llegaste, soy el único aquí —dijo aliviado.

El otro parecía a punto de desmayarse, respiraba agitadamente, tal vez por haber entrado al hospital corriendo—. ¿Cómo está? —lo tomó por los brazos.

El menor negó—. No lo sé, no me dicen mucho —contestó con un hilo de voz.

Shinji parpadeó varias veces—. ¿Qué pasó? —preguntó un poco mas alto de lo que hubiera querido.

—No estoy seguro. Todo fue muy raro, la empresa recibió la llamada del hospital. Yo estaba con su padre cuando nos enteramos que Takanori le había disparado —se le hizo un nudo en la garganta, tuvo que calmarse para poder hablar—. El señor Takashima pidió que lo siguieran informando pero ni pareció inmutarse —las comisuras de los ojos se le llenaron de lagrimas que no alcanzaron a caer—. Traté de comunicarme con Yuta, pero no contesta —terminó de explicar en voz muy baja, ignorando la mirada pesada de Shinji al mencionar al primo de Kouyou.

El mayor suspiró pesadamente—. ¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Por qué? —fue lo único que alcanzó a decir.

Manabu tragó saliva—. Tres. Uno en la pierna, otro sólo alcanzó a rozarle la cara y el que más les preocupa es el del estómago, al parecer le perforó el intestino —explicó—. Si no logran controlar aquello se puede morir, dijeron que perdió mucha sangre —y la voz se le cortó soltando las lagrimas que no habían salido con anterioridad.

—¿Y Takanori? —espetó Shinji con semblante serio, daba miedo.

El otro negó fervientemente—. Desapareció, Kouyou aun estaba consciente cuando habló con la policía, para cuando llegaron él ya no estaba, lo están buscando —se alzó de hombros.

Shinji miró con intensidad el pasillo que conducía al quirófano—. Tu te metiste en esto Takashima y mas vale que salgas vivo para que yo pueda matarte después —dijo cerrando los puños, esperando que su amigo saliera ileso.

-x-

—¿¡TE VOLVISTE COMPLETAMENTE DESQUICIADO!? —gritó pegando contra la mesa, el otro ni se inmuto, tenía una extraña mueca grabada en la cara—. ¿¡QUE SE SUPONE QUE HAGA!? NO PUEDO HACER NADA POR TI —comenzó a negar—. OLVÍDALO —bufó.

Takanori alzó la mirada con aburrimiento—. No tienes opción —dijo terriblemente tranquilo—. El arma que usé es tuya —explicó.

—No pueden relacionarme contigo —trató de sonar seguro pero no lo logró.

La mueca del mas bajo no cambió—. ¿Tú crees? Digo, todo el mundo sabe el odio que le profesas a tu primo. Después de la caída de Shiroyama, es más fácil, puedo argumentar que planeamos esto para quitar a Kouyou del camino, después de todo deshonró a la familia metiéndose con un delincuente de la talla de Shiroyama, no es tan difícil, Yutaka —sonrió.

—No tengo problema en desaparecer gente, eso del asesinato me tiene sin cuidado, pero no es la manera en que lo quiero ver caer —dijo con reproche—. De acuerdo, te ayudaré. Solo porque no tengo muchas opciones y no quiero que lo arruines —sacó el celular—. Manabu, necesito un favor —Takanori pudo escuchar el gritó que el otro pegó al escuchar lo que le pedían—. No te estoy preguntando, hazlo —dijo colgando finalmente—. Te irás esta noche, pero escúchame muy bien, no quiero volver a saber de ti, ni te quiero volver a ver. Si eso pasa yo mismo te aniquilaré —le advirtió tendiéndole un sobre con un poco de ayuda económica.

-x-

Manabu colgó el teléfono, tenía nauseas y estaba mareado—. ¿Estás bien? —le preguntó Takashi, el novio de Shinji quien había llegado poco después. El menor negó sin poder decir nada, no podía creer lo que Yutaka le acababa de pedir.

Ahí estaba Kouyou, debatiéndose entre la vida y la muerte, ahí estaba él, esperando lo mejor y Yutaka quien sabe donde pidiéndole que falsificara papeles para que Takanori Matsumoto, la persona que le había disparado a su primo, saliera del país impune a la justicia. Sin duda era mucho que digerir, pero ni siquiera sabía cómo hacerlo.

Se sentó con dificultad, tenía el estomago revuelto—. Necesito una computadora —dijo automáticamente. No tenía otra opción. Y eso era lo que más le pesaba. Tal vez si hubiera escogido a Kouyou, pero aquello ya estaba de más, ya era muy tarde. Había logrado arruinar su vida.

No tardó mucho en hacer lo que Yutaka le había pedido, incluso si no estaba en su propia computadora, sin embargo no lo había hecho tan cuidadosamente como con Yuu Shiroyama, lo estaba haciendo completamente a la fuerza y era muy infeliz con aquello. Debía tragarse todo lo que sentía y lo que no sentía, pues ahora parecía como si le hubieran quitado una venda de los ojos, una venda que él mismo se había rehusado a quitarse y ahora había caído irremediablemente, dejando ver quien era en realidad Yutaka Uke. Sintió su corazón estrujarse de dolor, a medida que aquellos sentimientos de admiración y amor se evaporaban de su ser.

Cuando terminó, regresó a la sala de espera, la cual encontró vacía. Seguramente Shinji y Takashi habían ido en busca de un café, al menos eso escuchó decir. Sin pensarlo mucho abrió su celular y marcó un número que jamás imaginó marcar.

—Sí, ¿diga? —la voz de Akira contestó.

—Akira —dijo entrecortadamente—, soy Manabu —escuchó una aprobación del otro lado—. Perdón que te moleste, pero no sé a quién más acudir —y entonces se desmoronó, contando todo lo que había pasado en medio de sollozos.

Escuchó el suspiro del rubio una vez que terminó de contar la historia—. Tranquilízate, lo que menos necesitamos es perder la cordura —dijo tratando de sonar comprensivo, se notaba que no era nada bueno en eso—. Sé que no es algo fácil de pedir, pero Kouyou es una persona muy fuerte, estoy seguro que saldrá de esta —dijo con seguridad, parecía que el mismo trataba de convencerse.

—Debería de hablar con...

—¡NO! —Lo interrumpió Akira—. No pongas en riesgo todo ahora, contactaremos con él si esta situación se sale de control —dijo calmadamente.

—¿Mas? —preguntó irónicamente. Pudo adivinar que Akira puso los ojos en blanco mientras él se deshacía en estrés. En ese momento vio que el doctor que estaba atendiendo al escritor se acercaba a él—. Aki, debo colgar ahí viene el doctor, te marco en un rato —dijo inconscientemente.

¿Aki? ¿Desde cuándo se sentía con la confianza de llamarlo así? ¿Le volvería a hablar? Akira no pudo evitar suspirar mientras veía el teléfono celular. Sin duda las cosas cada vez se complicaban más. Y realmente se preguntó si a Yuu le gustaría saber lo que estaba pasando.

El doctor se acercó a Manabu en el mismo momento en que Shinji y Takashi regresaban de la cafetería—. ¿Cómo está? —preguntó Shinji casi desesperado.

—Fuera de peligro —al decir esto los tres lograron soltar el aire que retenían inconscientemente—. Tuvimos que remover un pedazo de su intestino, pero logramos unirlo sin ningún problema, ahora sólo queda el proceso de recuperación por ese lado —torció la boca—. Por otro lado —los tres lo miraban atentamente—, su pierna no está mejor, la bala atravesó un ligamento demasiado importante, no hay manera de reconstruirlo —explicó.

Shinji tragó saliva—. Eso, ¿qué significa? ¿Perderá la pierna? —abrió muchísimo los ojos.

Para su alivio el médico negó—. No, pero será incapaz de utilizar la pierna de manera normal. Con rehabilitación y tiempo es posible que pueda caminar con bastón pero de ser así tendrá que usarlo para siempre. Por ahora, además de lo del intestino, no podrá caminar, se necesita todo un proceso, su pierna no responderá hasta que comience con la rehabilitación. La cual no podrá comenzar hasta que su intestino sane —explicó con los brazos cruzados—. Es importante que ustedes lo motiven a hacerlo, muchos de los pacientes con este tipo de problema tienden a deprimirse y no quieren someterse a la rehabilitación, es importante que con su ayuda le expliquemos que puede llevar una vida absolutamente normal, que su pierna no quedó inservible —los tres asintieron sin atreverse a decir algo mas—. Además sugiero que el señor Takashima asista a un psicólogo —añadió.

Shinji alzó la ceja—. ¿Por lo mismo de la pierna? —preguntó sin comprender.

—En parte —respondió el médico de forma calmada—. El señor Takashima sufrió un inmenso trauma, una de las personas en quien más confiaba lo atacó de manera deliberada causándole daños permanentes en su cuerpo. Incluso si nada más se tratara de un disparo sugerimos este tipo de atención medica, creo que en este caso es aun más necesario. No fueron uno, sino tres disparos y por parte de su pareja —hizo una pausa —. ¿Saben si el señor Takashima sufría algún abuso dentro de la relación? —preguntó como rutina.

Shinji se rió irónicamente—. Para nada, esto no tuvo nada que ver que Takanori fuera un abusador —contestó con seguridad. No sabía muy bien lo que había pasado, pero tenía la certeza de que tenía que ver la infidelidad de Kouoyu—. Es más, primero uno cae muerto antes de ponerle una mano encima a Kouoyu Takashima. Es por otras cuestiones que toda esta locura se desató —dijo finalmente.

El médico supo que no debía preguntar mas, aquello era un tema para la policía no para él—. Quiero que sepan que llamamos a las autoridades correspondientes y seguramente querrán la declaración del señor Takashima, así como la suya, espero estén al pendiente. Al parecer aun no detienen a la persona responsable del atentado —dijo con severidad.

—Disculpe —dijo Takashi—. Usted dijo que habían sido tres disparos pero sólo nos habló de dos heridas —Manabu se sorprendió de la suspicacia del chico a su lado.

El doctor asintió—. El que presumimos fue el ultimo disparo, no fue el mas grave pero, el que necesita un cuidado especial —los tres lo miraron sin entender y el doctor suspiró—. La bala rozó su mejilla izquierda, la temperatura de la bala, mas el impacto le causaron una quemadura intensa. Nada de su rostro se deformó ni nada por el estilo pero la cicatriz que quedará sí será muy visible, lo suficiente para causar impacto en su autoestima, pues no podemos obviar su apariencia. Les recomiendo discreción al respecto, puede llegar a ser un golpe muy duro si lo juntamos con la herida de la pierna —dijo finalmente.

Shinji se llevó las manos a los ojos y Takashi se mordió un labio, las malas noticias no parecían acabarse—. ¿No tiene solución? —preguntó Manabu tímidamente.

—Puede someterse a cirugía plástica, pero con lo delicado que quedó ahorita su intestino, va a tener que esperar algún tiempo. Además debemos ver el avance de la quemadura, es delicada y no siempre queda bien —contestó.

Kouyou no era exactamente vanidoso, pero era mas que obvio que a nadie le gustaría una cicatriz adornando su rostro y menos por como se la había hecho. Manabu se sintió abrumado de pronto y pensar que él estaba ayudando a escapar al psicópata que le había hecho aquello a Kouyou.

—¿Cuándo lo podemos ver? —preguntó Shinji arrebatando a Manabu de sus pensamientos.

—Una vez que despierte, no está en terapia intensiva. Lo que le hicimos en el intestino es una cirugía de rutina, nada grave. Lo que nos preocupaba realmente era que no resultara como esperábamos o que la hemorragia hubiese avanzado demasiado, afortunadamente pudimos tratarlo a tiempo. Si el señor Takashima no hubiera hecho la llamada, probablemente no hubiera sobrevivido —dijo serio—. Operamos su pierna al mismo tiempo que su intestino, por eso tardamos un poco mas—explicó—. Ahora tendrán que apoyarlo mucho —le dio una palmada en la espalda a Manabu y se despidió cortésmente.

—Voy a matar a Takanori —pronunció Shinji entre dientes, una vez que el doctor se perdió de vista, tenía los puños tan apretados que Manabu juraba se estaba haciendo daño.

Takashi suspiró—. Ni siquiera sabemos dónde está, tranquilízate. Ahora lo importante es Kouyou —se mordió el labio—. Te aseguro que su despertar no será nada agradable —negó.

Manabu se sintió terriblemente fuera de lugar. ¿Cómo podría él ayudar a Kouyou siendo que el escritor lo odiaba? Ni siquiera eran cercanos. Y lo peor era que ahora la culpa se arremolinaba peligrosamente en su estomago. Él y sólo él había ayudado a Takanori a escapar.

Y quedaba el tema más importante, se preguntó si debía llamar a Yuu.

Continue Reading

You'll Also Like

693K 56.2K 85
"Uncanny: una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraña o más allá de lo ordinario" Todos los vampiros tienen un compañero destinado, alguien...
319K 31.3K 60
La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por...
31.8K 2.5K 51
Luego de cinco años escondido en los más rurales lugares, Linek, dependiente de la esquizofrenia es encerrado por cadena perpetua en el hospital psiq...
42.9K 775 8
_____ y Niall se criaron juntos, estudiaban en el mismo salón de clases y sus madres eran las mejores amigas así que también se veían los fines de se...