Entre Angeles y Demonios. Un...

By CIP_18

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Una guerra entre Angeles y Demonios a provocado la muerte de los líderes de ambas razas. Convirtiendo así a l... More

El Inicio de todo
Perspectiva de los Angeles
Perspectiva de los Demonios
Guerra
Reencuentro
La otra cara de la moneda
Conociéndonos Mejor
Un poco más cerca
Incomodidad ó algo más?
Lo que es en realidad
Lo que siento
¿Qué procede ahora?
~ Datos ~
Recuerdo?
~ Unos datos más, jeje ~
Un poco de mi
.~ Extra ~.
Algo que descubrir
Amor prohibido. Pt.1
Deberá continuar
Una disculpa :(

Amor prohibido. Pt.2

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By CIP_18

•° Narra Sebastian °•

- Ten cuidado. - Le dije en susurro mientras lo abrazaba, estaba preocupado y no sabía que más hacer aparte de eso.

- Lo tendré. - Tras unos segundo me respondió con el mismo volumen, tras hacer eso se marchó. Luego de unos minutos decidí hacer lo mismo.

Y aquí vamos otra vez, tengo que regresar a la mierda de "hogar" que tengo. Después de llegar comencé a dirigirme al castillo y como es costumbre, cientos de miradas están sobre mi, a decir verdad no me importan pero sin duda alguna son molestas. Cuando finalmente pude llegar lo primero que hice fue dirigirme hacia mi habitación, el único lugar donde podría estar tranquilo.

- ¿Cómo estuvo su paseo Michaelis-sama? - Detuve mi paso debido a la voz que sonó en la cercanía.

- Bien, pero ¿desde cuándo te preocupas por esas cosas, Ronald? - Mencioné sarcástico.

- Oh eso, solo es, curiosidad. - Se acercó hacia mí con una mirada divertida. - Después de todo... - Se alejó un poco. - Pronto ocurrirá algo divertido, ¿No cree? - Pronunció para luego retomar su paso.

- Pero...¿qué? - Fue lo único que pude mencionar tras ver aquello. Dejé de preocuparme porque desde que recuerdo siempre fue raro. Posteriormente seguí con mi camino. Lo primero que hice después de entrar fue sentarme, necesitaba pensar.

- "Loretta, ella sospecha algo y acertó al decir que era un ángel, bueno, si me pongo a pensar un poco, a decir verdad no es muy preocupante, si ella tratase de hacer algo nadie le creería, pero, tampoco es como si no pusieran dudas en mi" - El pensar aquello me dió un poco de calma, aunque no la suficiente como para ir y venir como si nada. - Esto es complicado. - Suspiré para tirarme hacia atrás. Tras unos minutos de esa forma me levanté y salí de la habitación. Pasear por ese lugar era lo único que podía hacer.

- Usted estando por aquí no es usual. - Reconocí esa voz al instante.

- Na hay nada más que hacer en este lugar ¿qué quieres que haga? - Mire hacia atrás mientras respondía aquello, y efectivamente era Lucy.

- Bueno, tienes razón. - Se acercó un poco.

- ¿Qué quieres ahora? - Pregunté con cierto cansancio.

- Nada, solo verificar, que aún respiras, pero si te molesta me voy. - Luego de que ella dijese eso se marchó. Decidí regresar a dónde estaba antes.

El hecho de que ella dijese eso me puso a pensar sobre que lo mencionó antes Ronald. "Que tal si están pensando atacar a los angeles, si algo así llegase a pasar..." - ...Voy a proteger a Ciel hasta donde pueda. - Dije para mí mismo estando más que seguro, después de todo, no permitiré que le hagan algo.








Salí de castillo como de costumbre y me dirigí hacia la parte más alejada de este lugar, al llegar pude divisar la alta pared de piedra que se encontraba en frente, revise mis alrededores para asegurarme que nadie estuviese cerca, posteriormente comencé a subir, la presión que se siente mientras subes es demasiado, pero, vale la pena una vez logras llegar.

Puse un pie en aquel lugar y comencé a caminar, tan tranquilo, siempre será así. Luego de algunos pasos decido quedarme en un lugar para así esperar a Ciel y como siempre. "Llegará tarde" Me dije para mi mismo con una pequeña sonrisa.

Luego de un rato logré escucharlo llegar, dirigí mi mirada hacia donde se encontraba. - Como siempre tarde señor Ciel. - Pude ver por su expresión que ese comentario le irritó un poco. Mientras él bajaba a donde yo pronunció un "no es gracioso", era claro que le molestó un poco.

Tras esos comentarios continuamos con los comentarios en broma, y era claro que ninguno servía para aquello, seguimos así hasta que nos cansamos, posteriormente iniciamos a hablar sobre lo del día anterior.

<•>

- Supongo que tienes razón. - Conteste con una sonrisa, sinceramente saber eso me hizo feliz.

- Creo que sí, aunque es algo lógico, eres el ma... - En ese momento algo interrumpió a Ciel, algo que cuando logré reaccionar ya había llegado hacia mi.

Perdí el equilibrio a causa del impulso y a la vez comencé a sangrar. "¿Por qué?" Fue lo único que puede escuchar a Ciel decir, y en pocos segundos las respuestas a nuestras preguntas nos fueron dadas.

- ¡Demonio! ¡Es su rey! - Escuché a varias voces decir mientras se acercaban. - ¡Ahora es tu turno de morir demonio! - Pronunció al final quién se encontraba a la cabeza de todo, parecía molesto.

¿Qué está pasando?

<•>

° Narración Normal °•

Mientras, tanto Ciel como Sebastian se encontraban en un claro trance de pánico, los angeles atrás de ellos se preparaban para esta vez acertar correctamente a su enemigo. Todo estaba listo, ellos lanzaron nuevamente aquel rayo, pero esta vez Sebastian logró verlo a tiempo y rápidamente se incorporó, empujó a Ciel fuera del camino y creó un escudo para así protegerse.

Sebastian se creía salvado, un poco, pero no contaba con que más angeles se colocarían tras su espalda, y cuando pudo reaccionar aquel rayo se encontraba a escasos centímetros de él; esperando el impacto fue más su sorpresa cuando esté último no llegó y en su lugar, divisó a un pequeña de cabello corto.

- ¡Lucy! - Exclamó claramente sorprendido.

- Yo dije que iba a verificar que aún respiras ¿No? - Respondió mientras se colocaba a un lado de su rey. - ¿Qué quieres que haga? - Cuestionó observando la situación.

- Esquiva, puedes golpearlos y lo que quieras, pero con una condición, no mates a nadie. - Aquello solo se ganó una mirada de confusión de la contraria.

- No matar, ¿seguro? - Dudó sobre aquellas palabras.

- ¿Vacilé al decírtelo? - Y con ese tema resuelto comenzaron. Habían volado hasta cierta altura, estaban rodeados, ya estaban listos para atacar a uno que se acercaba hacia ellos, antes de que pudiesen hacerlo pudieron ver cómo caía. A lo lejos se veía más multitud.

- ¡¿Pero qué?! - En ese momento la más sorprendida fue Lucy, pues ella creía haber estado sola todo el tiempo. Sebastian por su lado se encontraba preocupado y nervioso, "¿Cómo putas llegaron?"

- ¡Acerté desde lejos! - Entusiasmado exclamó un demonio. Todos divisaban a los demonios allí presentes, todos estaban sorprendidos, los ángeles que pensaban solo preocuparse por el rey, Lucy quien se había creído cuidadosa, Ciel por toda la situación y Sebastian por los que estaban justo ahí. - Veamos si puedes acertar nuevamente. - Mencionó otro demonio y poco después asesino a otro ángel. - Que inicie la fiesta. - Extasiado comentó mientras veía el cuerpo sufriendo por el dolor, en eso, le cortó la cabeza.

- ¡Malditos! ¡Van a lamentar esto! - Derid más molesto que nunca exclamó aquello, esta vez todo iba en serio.

- ¡Tropas! ¡Es ahora o nunca! ¡Esos bastardos pagaran por todo! - Alexis, quien estaba en la cabeza se preparaba para todo.

Mientras tanto los demonios se alistaban, todo esto iba completamente en serio. - Veamos si es que pueden darnos una pelea digna. - Y luego de eso, empezaron los ataques. Por un lado una ráfaga de cuchillos/piedras afiladas fueron lanzadas, y por el otro muchos destellos al igual que flechas comenzaron a contrarrestar los ataques contrarios.

Y entre todo ese ruido y explosiones, Alexis, quien encabezaba a la raza de angeles, se acercó mientras que aquel que lideraba a los demonios, alguien de nombre Morid, también lo hizo. - ¡Créame que lo van a lamentar! - Exclamó Alexis mientras detenía la espada del contrario.

- Quiero ver que lo intenten. - Contestó Morid burlón el contrario.

Y así continuó todo, en todo ese lugar, en casi cada parte había una batalla, explosiones y/o sangre. Mientras todo eso ocurría los líderes que hasta ese momento no habían hecho casi nada se miraron desde lo lejos y de paso, presenciaron todo el lugar, aquel lugar hermoso que los juntaba estaba siendo destruido.

Ambos querían respuesta e iban a tratar de conseguirlas, Ciel por su parte fue hacia un pequeño grupo de soldados y Sebastian se dirigió con la única persona con la que podía contar, Lucy.

- Derid-san! - Llamó Ciel desde lo lejos.

- Ciel-sama ¿Qué ocurre? ¿Se encuentra herido? - Tan pronto escuchó su nombre respondió.

- No te preocupes estoy bien, pero ¿Cómo llegaron hasta aquí? - Cuando se acercó rápidamente cuestionó lo que más incógnita le daba.

- Fue Alexis, el dijo que intentaremos llegar aquí. - Lo sorpresa de Ciel fue grande al enterarse de aquello. - Mencionó que últimamente usted estuvo viniendo, bueno, dijo que usted constantemente llegaba hasta la puerta y desaparecía durante un rato. Un día el trato de cruzar pero no pudo, la puerta era pesada; y cuando lo vio ir hoy tuvo un mal presentimiento y nos dijo que fuéramos con el; y que suerte haberle hecho caso, llegamos justo a tiempo. - Todo eso fue como un balde de agua fría, durante un largo tiempo pensó que había sido cuidadoso, y ahora descubrió que fue visto desde hace un rato. - Ciel-sama ¿Está bien? - Cuestionó tras responder las dudas de su señor.

- Si, estoy, estoy bien. - Sorprendido contestó. - (Mierda, esto se jodió) - Intranquilo pensó aquello.

Ciel ya tenía respuestas, ahora era turno de Sebastian tratar de obtener alguna. Se acercó a Lucy, pero está se veía un poco ocupada tratando de atender a varios angeles, Sebastian que no podía esperar mucho acortó distancia y se ocupó de algunos para acabar más rápido, en el momento en que lo hizo Lucy aprovechó y termino con todo. - ¡Lucy! - Al instante de haber acabado llamó la atención de la demonio. - ¡¿Por qué ellos están aquí?! - Rápidamente cuestionó.

- Créeme no tengo la más remota idea, pero de algo estoy segura; agradece que los angeles están aquí, creo que ellos venían a matarte. - Al escuchar aquello Sebastian solo se sorprendió.

- ¡¿De qué hablas?! - Exclamó Sebastian.

- Te lo dije. Sinceramente desconozco todos los malditos detalles pero, puedo hacerme una idea. - Eso rápidamente llamó la atención de su rey. - Creo que fue Loretta, la vi conversando con Morid una vez, no le di importancia; me equivoqué. - Respondió con desinterés.

- Maldición, esa puta. - En ese momento Sebastian se encontraba más preocupado que molesto.

Las dudas estaban claras, y ambos líderes estaban más que sorprendidos y a la vez preocupados, en teoría, todo lo que estaba sucediendo era culpa de ambos. Tenían que hablar, el problema era como, toda la situación les impedía acercarse. Luego de un rato Sebastian tuvo una idea; rápidamente comenzó a acercarse hacia Ciel con la intención de atacarle; los angeles que estaban más de Ciel cerca lo vieron por lo cual se le acercaron para detenerle. Cuando Sebastian los tenía cerca los alejó con una ráfaga que hizo en un instante, al no tenerlos a los alrededor logró acercarse a Ciel, este el ver aquello detuvo a Sebastian.

- Lo siento. - Casi inaudible mencionó, y Ciel logró oírlo, en ese momento entendió todo.

Ciel salió disparado con fuerza, pero pudo detenerse con dificultad, posteriormente se puso en pie y a lo lejos pudo divisar como aquellos angeles que trataron de atacar a Sebastian antes se comenzaban a acercar, para evitar que le hiciesen algo fue lo más rápido que pudo hacia él, lo empujó lejos y volviendose a acercar empezó a atacarle, le lanzó diversos rayos, Sebastian rápidamente los esquivó, se vieron por un instante y entendieron el plan del contrario. Ambos al observar sus alrededores decidieron elevarse para evitar que algún angel o demonio los molestará; sabían que al ser una batalla entre los líderes nadie se atrevería a intervenir, y aunque lo tratarán de intentar algo, lo acabarían. Y así empezó una batalla entre ambos, obviamente falsa, pero a la vez siendo los golpes de verdad, aunque no tan fuertes; todo eso para evitar dañar al otro y para parecer creíble ante los demás.

- Tenías razón. - Ciel se acercó a Sebastian y le dió una patada, la cual fue evitada por este último. - Me confíe mucho. - Pronunció en manera de disculpa.

- No te disculpes. - Tratando de darle algún golpe, comenzó a hablar. - Alguien antes me había dado una amenaza, más no le tomé importancia, y a causa de ello esto ocurrió. - Ciel escuchaba y a la vez detenía los puñetazos que iba a darle.

- ¿Qué hacemos? - Preguntó para luego tomar distancia. En eso, creó esferas de luz y comenzó a lanzarlos hacia Sebastian.

- No lo sé. - Contestó y esquivó todo aquello que Ciel le enviaba. - ¿Tienes algún plan? - Se posicionó detrás de él.

- Creo que sí. - Rápidamente se quitó de dónde estaba y volvió a alejarse. - No, la verdad no. - Mencionó.

- Mierda. - Al escuchar eso maldijo. - Tenemos que pensar en algo. - Dijo mientras se acercaba con velocidad hacia Ciel.

- ¿Si pero que podemos hacer? - Cuestionó tratando de esquivar a Sebastian, pero este último ya lo había alcanzado.

- Ni idea, hay que pensar sobre la marcha. - Respondió. - Perdóname por esto. - En ese momento Sebastian le depositó un golpe al abdomen de Ciel, este rápidamente se alejó por la fuerza del impacto, y antes de que pudiera recuperarse o incorporarse Sebastian se encontraba detrás de él. - Lo siento. - Susurró y en eso le dió una patada en la espalda alejándolo una vez más. Sebastian iba a golpear nuevamente a Ciel, pero este logró verlo rápido.

- Me pides perdón mientras haces esto, que irónico. - Pronunció deteniendo a Sebastian.

- Lo sé, pero se que me lo regresarás en unos momentos. - Una sonrisa se formó en su rostro al decir eso.

- Tienes razón, pero antes hay que pensar en algo. - Y al decir eso le depositó el un golpe en la cara.

- Entiendo. - Habló mientras se tocaba la cara. - Nos vemos abajo entonces, y, perdóname otra vez. - Poco después de decir eso le dió una patada a Ciel la cual lo hizo descender con cierta velocidad.

- ¡Agh! - Al impactar con el suelo solo sintió la dureza del lugar acompañado con un fuerte dolor. Sebastian desde arriba pudo sentir la fuerza gracias al gran estruendo, instantáneamente se dijo a sí mismo "tal vez me pasé" - Tú, maldito. - Con cansancio habló para si mismo a la vez que lo observaba desde abajo.

- ¡Ciel-sama! - Alexis se acercó tan pronto como pudo.

- Estoy bien. - Respondió mientras, con dificultad y dolor trataba de ponerse en pie. - (Si fuésemos enemigos, este golpe ya me hubiera matado). - Pensó al instante, y era verdad, en ese momento agradeció tener una relación profunda con él.

- Ese maldito bastardo. - Dijo entre diente y con enojo. - ¡Yo me encargaré de él! - Tomó impulso para ir hacia él.

- ¡Alto! - Ciel lo detuvo lo más rápido que pudo. - Tú no puedes, es mi deber encargarme de él en esta situación, y además, nadie aparte de mi es capaz de seguirle el paso. - Era cierto lo que Ciel decía, era el único que podía hacerse cargo en ese caso y además, no quería herirle de verdad. - Iré de vuelta. - Al momento de decir aquello perdió el equilibrio e iba a caer, Alexis lo previó y lo sostuvo para qué no pasase.

- Usted no puede ir ahí, no estando así. Yo me haré cargo, le prometo que todo saldrá bien. - Alexis trataba de convencerlo.

- No puedo aceptar eso, no me voy a arriesgar en poner a mi gente en peligro. - Se puso de pie nuevamente. - Ustedes mejor vallan a encargarse de los demás demonios, yo me encargaré del rey. - Además, necesitaba seguir conversando con él. Ya se encontraba listo para partir otra vez, pero Alexis lo volvió a detener.

- Bien, lo dejaré ir, pero antes intente descansar un poco, ¿de acuerdo? - Ciel al escuchar eso no pudo negarse.

- Está bien, pero que no se extienda demasiado. - Respondió para luego ser llevado por Alexis a un lugar en el que pudiese descansar. - Y que ninguno traté de hacer algo estúpido en contra de su rey. - El contrario solo asintió la cabeza.

Y por otro lado, Sebastian solo pudo ver cómo se llevaban a Ciel, al momento de ver eso se cuestionó del porqué, ¿acaso no iban a hablar?, fue lo que se preguntó pocos minutos después.

- Maldición, tal vez si le puse mucha fuerza a ese último golpe. - Mientras observaba se empezaba a culpar un poco por lo sucedido. - ¿Dónde está Lucy? - Comenzó a buscarla con la mirada. Cuando la encontró decidió ir a acercarse.

Se dirigió a la ubicación de aquella demonio, esquivaba los ataques y evitaba el combate innecesario con otros ángeles. Ya iba a llegar a dónde Lucy. Sebastian estaba muy despreocupado en cierto modo, ya que el no contaba con lo que estaba a punto de suceder, ya que poco después pudo escuchar un estruendo, era un rayo, uno que se comenzaba a dirigir hacia él; iba a crear una barrera para protegerse, pero algo le dijo que no iba a funcionar, por lo cual decidió que lo mejor era alejarse para evitar cualquier tipo de daño, estaba apunto de hacerlo cuando varios angeles lo sostuvieron para poder detenerle y que no pudiese hacer nada, Sebastian se los quitó de encima pero ya era tarde, aquel rayo se encontraba frente a él. Iba a irse pero era imposible, eran escasos los centímetros que había entre ambos. Ciel presenciaba todo desde abajo.

<•>

•°Narra Sebastian°•

Nuevamente me encontraba esperando aquel impacto; tenía miedo, por que, algo me decía que si lo recibía, podría matarme, lo esperaba tranquilo y angustiado, pero, algo, unas voces me sacaron de mi trance.

- ¡¡Sebastian!! - ¡Ciel-sama! - Fue lo que pude escuchar y al momento de darme cuenta, Ciel y yo estábamos cayendo hasta lo más profundo. Estoy sangrando.











- ...du-duele... - No sé cuánto tiempo pasó, ni como llegué aquí pero, solo recuerdo el haberme estampado con el suelo. - ...agh... - Con cierto esfuerzo pude moverme un poco. - mierda. - Pude sentir como había sangre sobre, tenía varias heridas en mi cuerpo. Con dolor y dificultad logré sentarme. - Maldición, jamás me habían herido hasta este punto. - Sin duda alguna todo me dolía, - Siento que estoy olvidando algo. - Era cierto, olvidaba algo pero, ¿Qué era? ¿Quien..? - ¡Ciel! - Aún con el dolor me levanté rápido. Comencé a caminar tratando de buscar a Ciel, creo saber dónde estamos, lo cual hace que me preocupé más.

Luego de un rato merodeando por aquel lugar pude divisar algo a lo lejos, traté de caminar más rápido para poder acercarme y lograr ver mejor. Ya estando más cerca me di cuenta de lo que era. - ¡Ciel! - Con paso apresurado llegué a dónde se encontraba. - Es un alivio que estés bien. - Me acerqué. - ¿Estás bien? - Pregunté pensando que así era, puesto que no le había visto alguna herida. - ¿Ciel? ¿Esta algo mal? - Cuestioné preocupado, porque hasta ese momento se mantuvo en silencio todo ese tiempo. - Ciel... - Antes de que pudiese continuar él retiro las manos de su estómago, las cuales había mantenido ahí, y fue justo en ese instante que lo pude ver, la herida que había allí.

- ...va-valió la pena... - Pronunció con dificultad, era obvio que le dolía.

- ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Cuándo?! - Con desespero comencé a cuestionar, tan solo segundos después, había recordado todo. - Todo...mi culpa. - Susurré para luego sentarme. - Lo siento. - Fue lo único que pude decir en ese momento.

- No...no lo es. - Respondió. - Yo...fui...quien lo decidió. - Completó.

- ¡Mierda! - Volví a maldecir. - Tal vez, tal vez si te llevó con ellos puedan ayudarte; si. Ciel resiste un poco más, te llevaré allá. - En eso lo cargué para poder llevarlo.

- ¡Espera! - Antes de siquiera ponerme de pie me detuvo. - Estoy bien, no hace falta. - Pronunció con clara dificultad.

- ¡¿Pero qué dices?! ¡Esta claro que no estás bien! - Estaba molesto, como es que puede decir esas cosas en momentos así

- Sólo, sólo ¡cállate! - En ese gritó pude darme cuenta que estaba molesto ¿Por qué? - Sólo, quedate quieto y callado ¿bien? - Ante eso me volví a sentar, nos mantuvimos en silencio durante un rato.

- ¿Por qué lo hiciste? - Fue lo único que me estaba cuestionando en ese momento.

- ...no lo sé. - Tardó un poco en responder. - ...cuando vi a los míos hacer eso...y...al verte allí...no pude evitar preocuparme. - Entonces él lo vio todo.

- Si hubiera reaccionado más rápido esto no estaría sucediendo. - Era cierto, si tan solo hubiese sido más rápido, Ciel no estaría así.

- ...no fue...tu culpa. - Cada vez que hablaba podía ver cómo tomaba bocanadas de aire.

- Lo siento. - En ese momento agache la cabeza y pude sentir pequeñas gotas de agua resbalar por mis mejillas. Estaba llorando.

- ...está...bien. - Pronunció Ciel con cansancio. - ...es...es raro ver a...un demonio llorar. - Me miró burlón, yo sólo limpié mis lágrimas. - ...que... patético. -

- Gracias. - Respondí un tanto cansado. Nos quedamos nuevamente en silencio, quería llevármelo, quería ayudarlo, pero él no me lo permitió, intente volver a ir pero el me detuvo otra vez.

- ...los guantes...los sigues...portando. - Al decir eso tomó mi mano izquierda y retiro el guante de esta. - ...esto...al menos...se puede...deshacer. - Se estaba refiriendo a la marca.

- Déjalo así, me acostumbré a tenerla ahí. - Dije vagamente.

- ...pues...ya no más. - Y antes de que pudiese continuar un fuerte destello me vengo por un momento.

- ¡Ciel! - Fue lo único que pude pronunciar, en ese instante sentí algo diferente, me sentí menos cansado y adolorido. Cuando aquel destello se deshizo me di cuenta de lo que pasó, la marca. - No...esta. - Inconscientemente susurré aquello.

- ...es lo mínimo...que puedo hacer. - Ciel se veía mucho más cansado que antes.

- ¡¿Por qué lo hiciste?! - No era posible, ¿por qué?

- ...quiero...dejarte...sin...ataduras. - Al finalizar el cerró sus ojos. Ya no podía sentirlo.

- No, no, no, ¡No! ¡Ciel! ¡Abre los ojos! ¡Ciel! - No, no es verdad, comencé a sacudirlo un poco para que reaccionase, pero seguía sin abrir los ojos. - ¡Ciel no! ¡Por favor no! No me hagas esto, no...no quiero...no quiero volver a estar solo. - ¿Por qué? ¿Por qué pasaba esto? ¿Por qué el y no yo? ¡¿Por qué?!, ellos, ellos. - Me lo pagarán. - Tendrán consecuencias.

¿Qué tendré que hacer?










• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

Explicación rápida y sencilla.

Recuerden que aquel jardín está sobre una montaña (por así decirle) en el reino de los demonios; al momento de caer tanto Ciel como Sebastian estaban en una parte elevada cerca del borde, por ende aquel impulso que recibieron fue suficiente para caer hasta el fondo (el reino demonio), y por eso Sebastian reconocía ese lugar.

Los demonios al tratar de volar a cierta altura les resulta difícil, pero cuando logran llegar a cierto punto y comienzan a caminar un poco se adaptan y piden volar más alto.

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