The reincarnation of two love...

By Noonini_

30.5K 1.9K 1.1K

Recuerda, recuerda, recuerda... No es la primera vez qué nos vemos, ¿Cierto, Athanasia? Ahora puedo confirmar... More

Lucas, solo duerme.
Aquella voz.
Entre giros y vidas pasadas.
Lucas, despierta.

Soy Athanasia, hija de Claude.

6.5K 360 134
By Noonini_

Hambre, hambre, hambre.

Me duele la espalda.

Tengo hambre.

Comida, comida, comida.

Diablos.

Abrí los ojos con pereza, no tengo idea de en dónde estoy, lo último que recuerdo es que el emperador me mando a llamar. Pero supongo que me dormí.

Dormí tranquilo y sin interrupciones por primera vez.

Esperen, ésta no es mí torre de magia, ¿En dónde diablos estoy?

Todo se ve más limpio y claro, incluso tuve que parpadear muchas veces para poder acostumbrarme a la luz.

Ay, que hambre.

Por la posición del sol probablemente son cerca de las cinco de la tarde, o menos. Me entretuve viendo el cielo, hoy en particular hay pocas nubes, ¿acaso eso es raro? Pocas veces presto atención a esos pequeños detalles; ahora que lo pienso, ¿no se siente algo extraño en el ambiente?

Da igual, cerré los ojos una vez más en el momento que la brisa se intensificó un poco más. Ah, refrescante.

En eso, escuché lo que parecía ser un susurro proveniente del arbusto. Me quedé para poder escuchar mejor.

¿Qué es eso? 

Vi un pelaje negro escondido entre la yerba. 

¿Qué es? ¿Polvo? Esa bola de pelos se movió hacia mí. Ah, tengo curiosidad... poco a poco me acerqué a esa cosa, paso a paso, silencioso, no hay que asustarlo. Levemente moví el arbusto para ver qué era.

—Vaya, vaya, ya tenemos la cena de hoy.

Ojos grandes y redondos me miraron. Eres tan peludo y negro, ah qué hambre tengo. Y se nota que eres un animal místico, me preguntó sí eres mejor a la parrilla o barbacoa.

—Te daré comida, ven, ven.—Escuche una voz infantil pero no le presté atención. Aunque sentí una gran fuente de mana desbordante.

¿Cómo es que llegó aquí? ¿Siempre ha vivido este animal aquí? Ah, estoy demasiado hambriento. Necesito recargar mi mana.

Esa cosa peluda comenzó a correr hacia los árboles, desde aquí podía escuchar sus pensamientos, no es tan estúpido cómo pensaba.

—¡Blackie!—volví a escuchar la voz infantil.

Tomé a esa cosa peluda y la escondí detrás de mí espalda, ah no hermano consíguete el tuyo.

—“¡Suéltame bastardo!"—escuche perfectamente en mí mente los pensamientos del animal.

—No, eres mí cena ahora.

—“Atrévete a comerme idiota!"

Estaba a punto de reír por la mala suerte de éste animal, definitivamente tiene agallas, pero yo tengo hambre y uno de los dos tiene que salir victorioso de éste encuentro. Pero de pronto, mí cabeza fue jalada hacía un lado, el dolor y molestia llegaron pronto a mí, ¡¿Qué carajos?!

—¡Te tengo!

—Aghhk.

Me quejé en voz alta, me levanté tomando al animal por su pelaje, vaya... Tengo las piernas entumecidas. Así que me volví a sentar un rato.

—¡Aaaaah!

El grito infantil de una pequeña niña rubia me hizo fijarme en ella, se iba a caer así qué en un acto de generosidad con magia provoqué que las hojas de los árboles retuvieran su caída. Sin embargó, no olvidó que ella me fastidió en mí acto de sueño, no señor es imperdonable. Así que hice un remolino de hojas para levantarla pero note que algunas tenían espinas, unas pocas lograron rasguñar su piel.

Meh.

Solo pudo cubrirse el rostro. Quedándose quieta para protegerse.

—¿Por qué me pisan? Yo estaba cómodo. —Me quejé en voz alta.

Creo que dejo de respirar por la sorpresa, nunca antes la había visto. Ella me vio sorprendida. Parecía sufrir.

—Oye, deja de jalar mi cabello, duele.

¡Ah! Cayo sobre mí cabello, pero ¿quién es ella y por qué está en éste lugar? 

Sus ojos eran unas gemas azules deslumbrante, parecía poder hipnotizarme en cualquier momento. ¡Eso lo hacía molesto! pero, ¿por qué es tan bonito? 

¡Ay mierda! Ese es el color de la familia real, ¿Quién diablos eres? Será la hija bastarda de algún emperador, nunca escuché de ella y normalmente los tipos engendran hombres con éste tipo de magia, las mujeres normalmente no tienen tanta mana cómo ella. Me preguntó cómo a logrado sobrevivir hasta ahora, con ese poder su cuerpo no habría resistido, aunque ya tengo una pequeña idea de qué es lo que la mantiene viva, o más bien, quién.

—Oye, quítate, me estás lastimando.

De inmediato se levanto, ahora que lo veo sus manos están arañadas, ¿Fui muy rudo? Me sobe la cabeza y la nuca, demonios no pensé que doliera tanto un simple jalón de cabello.

Ahora que presto la atención debida, su cabello es rubio y...

—Eres pesada. 

¿Cómo es posible que una niña qué no me llega ni a la cintura pesa tanto?

—¿Quién eres? 

Parece tener cerca de 5 o será 6 años, su rostro parece de porcelana, es muy bonita, sus ojos cambian a un tono más claro con el sol.

¿Será una hija bastarda? Imagino que por eso está aquí. En el Rubí está estrictamente prohibido que haya hombres; a excepción de el emperador, claro. Me dí cuenta qué me encontraba en un jardín del palacio de las concubinas del emperador, la pregunta es... ¿Cuál emperador?  

—Parece que estoy muy adelante. ¿O será que me quedé dormido mucho tiempo? ¿Cuánto Kailum tuvo una hija?¿O acaso eres el hijo de un criado? ¿O eres acaso un fantasma?—me tomé del mentón pensando en cuanto tiempo dormí, ahora recuerdo que no lo había pensado.—¿Qué edad tienes, niña?

—Siete.

—¿Siempre has vivido aquí?

—Sí.

—¿Eres hija de algún emperador?

—Sí.

Vaya, sí qué respondes rápido mís preguntas, entiendo que tenga sangre real eso se nota solo con verla, hasta un tonto lo notaría. Aunque no cause mucho alboroto por eso.

—Dime, ¿quién eres? ¿qué haces aquí?

Uh, la pequeña me realizó una pregunta, tras sonreír alcé la mano izquierda con el animal divino.

—Estaba atrapando a ésta cosa.

—¡Blackie!

—"¡Señorita, ayúdeme!— grito el animal telepáticamente, pero solo yo fuí capaz de escucharlo.

—¿Es tuyo?—No respondió, solo observó cómo el animal se sacudía y ponía los ojos más llorosos que ví en mí vida—¿Es la primera vez que lo miras?

—Princesa.

Escuché que se acercaba alguien, parece ser algún caso especial de retenedor de mana, pocas veces veo un humano como protector, es interesante.

—¡Félix! ¡F-...

Trone mís dedos en un simple chasquido.

—¿No estaba por aquí? ¿Princesa? ¿A dónde fue?

Dijo el cabeza de tomate en un susurro mientras llevaba la diestra a su mentón, él miraba a todas direcciones, como sí buscara algo; incluso se agachó para ver entre los arbustos.

—¿F-Félix?

Era lo mismo que la primera vez, trone mís dedos en un chasquido. Entonces el cabeza de tomate dijo algo como si pensara en voz alta.

—¡Es cierto! Debo de ir a estudiar las palabras de Atlanta. Buscaré a la Princesa de camino.

Después de eso, él se fue de nuevo al palacio.

—No puedo dejar que nos encuentren, se volverá molesto.

La boca de la niña se abrió con sorpresa exageradamente, ni que fuera para tanto, solo nos hice invisible para su vista, nada de otro mundo.

—Sobretodo él, por su vestimenta, seguramente es un Caballero de alto rango de Obelia, ¿verdad? Puedo incluso decir que es la mano derecha del Emperador, no por nada posee los botones de la confianza del rey. Ah, es complicado que lo conozcas. 

Hice una mueca con molestia mientras me estiraba; después ví sus expresiones de sorpresa, la vi fijamente.

—No hagas tanto ruido, quiero permanecer aquí de manera tranquila. Llevo mucho tiempo durmiendo en este jardín; pero por alguna razón me encontraste. Qué frustrante.

En fin, no pude resistir preguntarle:

—Oye...¿Eres hija de Erudias?

Me miro sin entender. Nego con la cabeza.

—¿Auredias? ¿Athenias? o me he brincado tanto, ¿serás hija de Anastacius? Pero según la predicción el sería incapaz de engendrar...¿Cuántos años llevo dormido?

—M-mi padre es Claude.

La ví cómo sí hubiese dicho alguna broma, ¿Es una broma verdad? Hajajaja.

—Sí, claro, con ese nombre es incapaz de ser...Espera...

Le examine el rostro acercándome un poco más, por alguna razón no se aparto ni un centímetro. Su mirada se viró hacia el animal, quien desde hace rato luchaba para intentar escapar.

—¿Qué...qué acabas de hacer?

—No hice nada malo si es lo que piensas. Yo no soy malo.

—¿Qué hiciste con Félix?

—Solo me encargué de las molestias.

Así que Félix era el nombre del cabeza de tomate.

—Tranquila, no deberías tenerme miedo. Pero es raro, ¿por qué eres capaz de verme? ¿Será que mi mana se debilitó? Eso ocasiona que otros me vean, pero...yo no quería que tú me vieras. Uhm.

Creo que hice un gesto extraño, como si estuviese pensando en todo. Y era así, ¿Cómo está niña podía verme? Se supone que el hechizó ni siquiera permite que el emperador me viera, definitivamente eres interesante.

—Estás fuera de mis expectativas, niña.

Me miro confundida.

—¿Eh?

—Probablemente eres capaz de verme porque tu mana es creciente. Y como el mío está debilitado, pudo haberse cruzado. Pero, ¿por qué tú? 

—¡¿Yo tengo mana?!

¿Hablas en serio? ¡Con tremendo poder y desperdiciado!

—¿No lo sabías? Es muy obvio. 

—¿Qué edad tienes en verdad? 

—Tengo siete años.

—¿De verdad? ¿No tienes más? —No me creo eso, puede que hayas realizado un hechizo para volver a tener está edad y ahorrar tu poder. —Bueno, tu cuerpo es muy pequeño porque simula al de una niña de siete años.

»Tu cuerpo es pequeño, débil. No puedes manejar todo el mana que tienes. Por eso no lo notas. Tu cuerpo es diferente al de otros.

Parpadeo cuando tome su mentón y vio directamente mis ojos.

—Esas joyas... es interesante... muy interesante, rompiste el hechizo antes. Es por eso que hiciste esta bola de pelos ¿eh?

Creo que la estoy asustando de más ya que se alejo rápidamente de mí, parece que no entiende que cuando el cuerpo de un mago es muy pequeño la magia se va hacia otra dirección, pueden crear objetos como espejos o varitas, otros crean criaturas mágicas. Ella creo un animal.

—¿Entonces en algún momento podré usar magia?

—Supongo que sí, cuando tu cuerpo crezca o seas capaz de entender cómo funciona.

—¡Gracias! ¡Siempre he querido ver magia!

—No tienes que agradecerme. 

De verdad, créeme que no tienes.

—Bueno, debería de irme ahora.

Le digo sin interés de ser escuchado, tengo que descubrír cuánto tiempo a pasado desde que me dormí, siento cómo sí todo estuviera pasando otra vez pero lo último que recuerdo es a mí maestro idiota cayendo en un sueño profundo, todo a cambiado tanto, ni siquiera veo mí torre.

—¡Atthy también tiene que irse!

Sonrio con ternura antes de tomar al animal con ambos brazos.

—''Atthy'' ¿Cuál es tu nombre?

—¿Eh?

Ah, cierto jamás nos dijimos nuestros nombres.

—Yo soy Lucas.

—¿Lucas?

—Sí, ese es mi nombre. Soy un mago. ¿Ves? Puedes confiar en mí, dime tu nombre.

—Lo siento, no puedo decir mi nombre, ¡pero es un placer conocerte, Lucas!

Inteligente, pero molesta.

Da igual, lo sabré de todas formas

Y sin más se dio la media vuelta para caminar con el animal en sus brazos.

—No te preocupes, nos volveremos a encontrar. En esta vida, en otra, quién sabe. 

Estaba apunto de irse, note cómo planeo correr lejos, así que de pronto la bola de pelos desapareció de sus brazos, alzo la cabeza sin entender.

Je, soy culpable.

—¿Por qué lo tienes tú?

El animal comenzaba a gemir y a retorcerse en mís manos. Sonreí ante su pregunta.

—¿Cuándo te dije que te lo daría?

—Dijiste que Blackie era mío.

—Lo encontré primero. Así que ya es mío. No sé si comérmelo frito u horneado.

Lo dije con confianza, me preguntó cómo sabrás mejor. La pequeña se asusto y comenzó a saltar intentando atrapar a su "mascota"

—¡Dame a Blackie! ¡No puedes llévartelo, es mío!

—"Soy de la señorita, ¡suéltame bastardo!"

Ya parece que para ella no hay necesidad de ser educada con alguien como yo; es decir, le acabo de explicar que es su dueña y me atrevo a quitárselo, que te puedo decir, así soy yo.

—Yo lo encontré, yo lo atrapé primero ¿no?

—¿Qué harás cuando te lleves a mí Blackie?

—Usa tu lógica, si tienes sueño, decides dormir. Cuando tienes hambre, decides comer ¿no?— más claro imposible —Mi mana ha disminuido debido al largo sueño al que me sometieron. La familia real tiene una gran cantidad de mana contigo ahí. Así que, decidí venir al Palacio del Rey para encontrar magia. Es tu culpa por tener tanta magia como para crear a una criatura mágica. 

Me vio con terror, incluso tembló un poco pero su mirada no dudaba, eres valiente, por ahora.

—Aunque cuando llegué no había nadie aquí, solo plantas curativas, por eso me quedé dormido. Nunca creí encontrar a Blackie. No es suficiente magia, pero ayudará.

Saltó sobre mí tan pronto terminé de hablar. ¡Estás loca!

—Devuélveme a Blackie. ¡Idiota! ¡Dámelo!

—“Quiero ir con ella, ¡Suéltame!"

—Esas no son palabras de una niña de siete años.

—Cállate y dámelo, ¡dame a mi Blackie! 

Alce al cachorro, así que brinco para alcanzarlo. Que divertido, con magia provoqué que una imagen de Blackie servido un plato apareciera en su mente.

El pequeño Blackie tenía los ojos llorosos. Al ser su animal místico ve todo lo que ella ve, ups.

No entiendo porque lo quiere tanto, los niños y sus antojos.

—Haz vivido siete años sin tu animal divino, solo sigue como hasta ahora.

—Escúchame, Mago feo y tonto, Blackie es mío, no es mí culpa que tu mana disminuya, si no eres capaz de ser un buen mago, no eres capaz de tener a Blackie, así que dámelo.

Vaya, me dejó en silencio.

No pude decir nada, ella no sabe, no sabe...

—Si no me lo das, le diré a mi padre.

Uy, mira cómo tiemblo, que miedo me das.

—Esperas que le tenga miedo al emperador ¿verdad? No lo hago. 

Sonreí divertido, su rostro rojo por la molestia me daba mucha gracia.

Me arrodille frente a ella, mirándola con una sonrisa. Quedamos más o menos de la misma altura. Sus ojos de gemas se clavaron sobre los míos, me resistió con valentía. No iba a retroceder.

—Vaya, tienes agallas, pequeña de siete años.

—Deja de decir mi edad. 

—¿Esa es tu edad?

—¿Ese es tu Blackie?

Touché, eres lista niña.

—A pesar de que tome algún tiempo, y es muy molesto, hay otra manera de entregártelo. 

Espero qué le respondiera con los brazos cruzados y frunciendo el ceño.

—Te lo daré... pero.

—Solo déjalo en paz.

La ignore.

—Soy un mago muy amable, así que no creo poder dormir si un niño de tu edad termina enojado conmigo.

—¡Mentiroso!

Sonreí con burla, ella se enojo mucho más, que divertido es entretenido esto.

—Bien, ¿qué te parece si hacemos esto? 

Me vio sin confiar nada en lo que decía.

—Voy a mantenerlo vivo, es decir, él estará contigo hasta que su mana se vuelva estable y real. ¿Suena bien?

—No. Vamos a mantenerlo vivo de manera permanente. ¿Por qué debo de hacerte caso?

—¿A qué te refieres con ¿Por qué? Te estoy dando una oportunidad, Atthy.

La miré con seriedad, ella iba a decir algo pero prefirió callar.

—Mira, debes saber esto: yo puedo deshacerme rápidamente de ti, volverte a tu edad, e incluso tomar el animal divino, sin mencionar que puedo tomar todo de ti y dejarte. Pero yo no soy así; no soy ese tipo de mago. Te doy mí palabra que no haré eso.

Sonreí con tranquilidad para darle confianza, aunque la verdad no mentía, no sería tan cruel...

Al menos que me haga cambiar de opinión, claro.

Baje a Blackie hasta su altura.

—¿Sabes por qué? 

Negó.

—Porque eres interesante, Atthy. Tienes algo que hace cientos de años no miraba, de hecho, es la primera vez que miro algo tan excepcional como tus ojos. 

Era sincero, me causo gracia como llevó sus manos hasta sus ojos sorprendida, ella no podía confiar en mí, pero aún así con cuidado quitó sus manos de mí ropa, ya que estaba tirando de él. Sí lo razono, ya es bastante peligroso el hecho de estar en el jardín sola sin nadie vigilandola. Miro a Blackie haciendo un adorable puchero con su labio inferior.

—Ya te he dicho que no voy a comérmelo ahora. No te preocupes.

Me miró desafiándome, Jo, que divertido.

—No tengas miedo. Soy buen mago.

¿Todos los buenos magos son tan malos como yo? Acabo de decirle que destruiría su vida si quisiese. ¿Cómo puedes hablarle así a una niña de siete años, Lucas?

Hasta yo me sorprendo a veces con mís pensamientos.

—¿Qué vas a querer de mí, a cambio de Blackie?

Dijo segura, algo molesta y asustada.

—Ah, eres más inteligente de lo que pensaba.

Sonreí como si encontrara algo en ella que me divertía.

—No te preocupes; no necesitas hacer nada. Lo que quiero de ti es algo muy específico. De hecho, podría arrebatarte eso ahora mismo, pero no quiero robar nada.

—No te perdonaré si me estás engañando...

—No te preocupes por algo tan vil, no soy así; ya te lo he dicho, soy un mago amable y agradable. Te prometo que jamás te haré daño. Mira, te lo prometo.

Atthy, cuando prometo algo, es porque lo cumpliré, mirá detrás de mí espalda. No estoy cruzando los dedos.

—Sólo prométeme que en su momento, me darás lo que quiero de ti.

—¿Puedo saber qué es?

—En su momento lo sabrás. 

Ah, podría decírlo y así dejarla elegir. Digo, al menos una pista. Pero me gusta dejarla sin otra alternativa, ¿verdad? Ha pasado tiempo desde la última vez que sentí que mi vida era tan entretenida, quién diría que no sería con nada más que una niña que supuestamente tiene siete años.

Miro a Blackie una vez más.

—¿Lo prometes? ¿Blackie estará bien?

—No te haré daño, ni a ti, ni a Blackie. No me lo voy a comer, incluso si se vuelve fuerte y en un mana deseable. Lo prometo.

La mire confiado, estoy esperando su respuesta. No le estoy dando opciones. Astuto, Lucas, astuto.

—Tu nombre...

—Lucas.

—Lucas...¿eres un mago de verdad?

Frunci el entrecejo, como si se preguntara por qué preguntaba eso. 

—Dime, ¿eres un mago? ¿uno bueno? ¿uno de verdad?

Me miro a los ojos, esperando una respuesta.

—Contéstame, ¿eres un mago? ¿qué tan buen mago eres?

Su voz mostró cierta emoción, ¿En serio es la primera vez qué ve uno? Obelia está llena de magos.

—¿Es la primera vez que miras a uno o qué?

Asentío una y otra vez, me sorprendió. Mire a nuestro alrededor como si buscara algo, pero solo buscaba que decir o hacer, ¿Qué le respondo a una niña que no parece niña pero a la vez sí? La existencia de los magos es muy baja por la Revolución de Obelia; incluso en los datos oficiales, solo existen menos de cincuenta, eso contando a los imperiales.

En las clases básicas explican la existencia de magia y que él emperador es capaz de usar la magia, por eso se le cuenta como mago, pero parece que a ella no le consta nada.

Me miró a los ojos esperando una respuesta, mierda, me siento incomodo. Si lo pienso un poco, los magos son sorprendentes ¿no?

—Oye, oye, ¿puedes hacer otras cosas también?

La miré como si viese algo extraño, ella actué feliz.

—Eres rara.

—Tú eres raro.

La ví una vez más y ella volvió a reír.

—Sabes para ser una niña pequeña, eres algo molesta.

Parece que se cabreó porque su sonrisa desapareció por una cara de fastidio y molestia.

—Para ser un mago, eres tonto porque estás débil. 

Claro que abrazo a Blackie para que no se lo quitara tan fácilmente, cómo sí eso fuera a detenerme.

Eleve las manos, y di otro chasquido, provocando así que surgieran burbujas a nuestro alrededor. Sorprendida miró todo, brincó un poco para poder reventarlas, dejando un olor a jabón.

El viento sopló de pronto, provocando que cerrara los ojos. De pronto ví cómo se sofocaba, le costaba respirar.

Blackie gruñó provocando que las burbujas desaparecieran, abrío los ojos sin entender mucho.

"¡Dejá de jugar con la señorita mago malvado!— leí la mente de Blackie.

—Bueno, parece que tu nueva mascota sirve para defenderte. 

Me levanté y sin más la observé dedicándole una sonrisa divertida.

—Ya debo irme, pequeña de siete años.

Dio un paso atrás.

—Debes prometerme que en su momento, cumplirás el trato.

—Si lo prometo, ¿nos dejarás en paz?

—Ya te lo he dicho, tienes mi palabra.

—Entonces, lo prometo.

Sonreí e hice una reverencia. 

—Bien, Atthy, hija de Claude, nos veremos pronto. —Dijo aquello con una sonrisa.

Y sin más, desapareció. Dejando tras de sí un rastro de burbujas de colores, pero a diferencia de la primera vez, ya la pequeña no se acerco a ellas.

Miré a su alrededor. De pronto sintió escalofríos.

Debe irse, ya.

Corrío hacia el Rubí. 

—¡Vamos a un lugar seguro, Blackie!

§

—Siempre regresas cuando has metido la pata.

Lucas ignoró a quien parecía un hombre albino, éste desprendía una luz amarilla que provocaba que cualquiera se deslumbrara. 

El pelinegro caminó hasta lo que se asemejaba un trono; al tomar asiento, un libro apareció entre sus manos, fue así que empezó a leer en silencio.

—Parece que el mago volvió a perderse...

 A pesar de las constantes frases que ese ser decía, el mago no parecía prestarle atención, seguía sumido en la lectura que, hasta ese instante, no parecía interesante. O eso creyó hasta llegar a cierta frase

''Y entonces, un alma pérdida regresará, provocando que la magia cambie, y que el imperio de Obelia revele su potencial."

—¿Un alma perdida? 

Susurró Lucas mientras sonreía, por fin había encontrado algo importante. 

—Oye, muerto inútil, ¿qué sabes de la familia Real? 

—¿Por qué debería de contestar tus preguntas?

Lucas sonrío, sus ojos emitieron una luz carmín. El albino no dijo nada, solo  aparecieron imágenes frente a ellos. Una bebé rubia y llorona apareció ante sus ojos, y detrás de ella, lo que parecía ser una mujer muy hermosa, rubia, que se despedía de ella.

—Interesante...muy interesante...

''Y entonces, cuando esa alma aparezca, la magia y la sangre azul integrarán un nuevo ciclo''

—El mago de la torre siempre escribía cosas sin sentido, sus profecías no parecen cuadrar...¿cuánto tiempo dormí?

Continue Reading

You'll Also Like

79.9K 11.8K 24
El joven maestro Llyod es tan desagradable, tiene un rostro tan feo, una personalidad malvada. es un estafador, manipulador, un oportunista y un lame...
8.6K 686 11
En los confines del tiempo y el espacio, donde los destinos se entrelazan y las realidades se desdibujan, la historia de Attheia De Alger Obelia se d...
89.6K 5.6K 61
-¿Te arrepientes de haber subido a mi barco? ... Barbanegra y Luffy están próximos a Raftel, la Marina y el Gobierno Mundial han desplegado a sus m...
890K 43.4K 116
las imágenes no son mías yo solo los traduzco si tu arte aparece aquí y no estás de acuerdo envía mensaje para borrarlo gracias 💜🧡...