Pero al parecer a Jeon Jungkook no le importaba estar en el salón de clases mientras lamía mi cuello.
_J-jung...- y no pude terminar de decir su nombre que sentí sus dientes morder mi piel. Cerré los ojos por inercia y llevé ambas manos a mi boca para no gritar y para no quitármelo de encima por más que estuviera mordiéndome. Odiaba aquél dolor pero amaba tenerle tan cerca mío y haciendo justo lo que estaba haciendo. Este tipo me daba vueltas la cabeza.
_¿Qué estaba por decir, Park?- me miró, con la ceja levantada. Estaba enojado, por haberme mordido. Tomé su celular de la mesa y vi mi cuello en el reflejo, notando la enorme marca roja que ahora tenía en mi piel. No había forma de disimular eso con nada, por lo que estaba enojado.
Pero cuando le ví, mirándome como si estuviera contemplando su creación, su obra de arte, no pude evitar jadear. La sensación en mi estómago era abrazadora, quería arrancármelo con las uñas. Parecían cosquillas y retorcijones juntos. Estas no eran mariposas.
Estas eran las garras de la lujuria arañando la puerta.
_Nada...Señor- dije con un tono seco. Quería que supiera que estaba enojado.
Él simplemente se rió y colocó su índice en mi mentón, bajando lentamente por mi mandíbula contorneando todo a su paso. Llegó a la zona roja y me estremecí un poco, por lo sensible que estaba.
Siguió bajando, y comencé a notar como el brillo de sus ojos aumentaba y su nuez subía y bajaba. Su dedo me recorrió las clavículas, llegando por encima de la ropa hacía mis pezones. Tocó suavemente el izquierdo, levantándome la mirada, como si quisiera saber mi opinión sobre esto.
Asentí, ¿Qué más podía hacer? Moría por que me tocara en todas partes.
Pero lo único que hizo fue contornear la aureola de mi piel sensible y yo me mordí el labio, tratando de no hacer ruido y mirando de reojo al prefecto quien seguía hundido en sus papeles.
Jeon notó esto y pellizcó mi botón, haciéndome saltar por la sorpresa y mirarle, mientras sonreía lujuriosamente. Pasó su yema hacia el lado derecho e hizo lo mismo con aquel pezón. Ambos estaban duros y erectos, más sensibles ante su tacto.
_¿Pasa algo?- preguntó, con la voz un poco más ronca de lo normal. Bien, no era una piedra. Estaba igual que yo.
Pero la diferencia era que yo era un reprimido sexual, y lo había sido por casi 18 años. En cualquier momento iba a explotar.
Negué, incapaz de hablar.
Jungkook alejó su mano, sonriendo y viendo de lleno a mis labios. De inmediato dejé de morderlos, porque tenía en claro lo que estos le producían a mi Dominante. Había dicho que les encantaba y fue por lo que me reconoció, y yo no quería ser empotrado aquí mismo contra la mesa.
Murmuró.
_Eso es jugar sucio, Park Jimin...aún no se tu debilidad.
Y no lo necesitaba, pues todo él era mi debilidad. Desde su cabello a sus pies.
Pero cuando estaba por responder, el prefecto dejó caer su cabeza contra la madera de su mesa.
_Chicos...-murmuró, totalmente frustrado y cansado. Bostezó, pero rápidamente se arregló el traje y frotó sus manos en su cara- voy a por un café, que al parecer tengo trabajo para rato. Me llevo esto- dijo, tomando la llave de la puerta mientras se levantaba.
Se podían escuchar los ronquidos de mi mejor amigo mientras el silencio se hizo, junto a los zapatos de Jun golpeando en el piso. Cuando cruzó el umbral, nos dio una última ojeada para cerrar la puerta y ponerle el seguro.
_Debe tener mucho tra- no pude terminar la frase porque unos labios me invadieron, avalanzándose de lleno contra nuestro pupitre. Me sorprendí, pero pronto dejé que me devoraran. Se escuchó un estruendo proveniente de las sillas siendo abruptamente corridas y le dí gracias al cielo porque mi amigo tuviera el sueño demasiado pesado.
Aunque no me importaría menos que me viera en aquella situación, con Jeon Jungkook devorándome entero.
Esto no era como nuestro beso en la fiesta, esto era algo distinto.Era algo necesitado y desesperado, como si hubiésemos estado aguardando días por probar nuestros labios.
Sentí sus suaves belfos sobre los míos y la cosquillosa sensación de su lengua recorriéndome de principio a fin mi cavidad. Nuestros alientos se mezclaron y nuestros rostros chocaron un poco al igual que nuestros dientes.
Me agarré de mi pupitre por el miedo a caerme, pues mis rodillas temblaban. Las manos de Jeon tomaron el inicio de mi cabello en mi nuca y jalaron hacía atrás, exponiendo mi cuello y levantando aún mas mi rostro para su encuentro.
_Joder, Jimin...
Yo sólo jadeé cuando sentí sus dientes presionar mi belfo inferior, estirándolo y poniéndolo con la punta de su lengua.
_No tienes idea de lo que quiero hacerte.
Y no, no la tenía en lo más mínimo, pequeño regalo de mi inexperiencia.
Pero si hacía todo igual de bien como besar, no tenía problemas en ser su conejillo de indias.
Abrí aún más mi boca y cuando sentí su lengua, la tomé entre mis dientes y la succioné, fuerte y duro. Lo único que había chupado alguna vez eran lenguas, y era algo que me encantaba. Aún mas si aquel piercing me daba escalofríos y chocaba contra mis dientes, haciéndome jadear.
¿Qué se sentiría sentirlo en mi miembro? Casi lloré ante la perspectiva. Gemí mientras succionaba la lengua de Jeon con mas ansias y la liberé cuando me avalancé en busca de su labio inferior, mordiéndole.
Pero el castaño se separó de mi demasiado brusco, como si mi tacto le quemara o algo por el estilo.
¿Había hecho algo mal? Dudaba de aquello pero la inseguridad me mataba, mi debilidad. Aunque estaba seguro y tenía la afirmación de varias personas de que yo era un gran besador, ¿Para qué ser humilde? Era un 8/10.
Pero Jeon no tenía el rostro asustado, ni enojado ni nada. Estaba igual que yo; excitado.
_Si sigo, si seguimos...si sigues besándome así, te tomaré aquí mismo.
Abrí los ojos como platos y seguramente me puse como un tomate. Así que eso era.
Si yo, que nunca había hecho nada ya estaba así ante mi imaginación, no podría saber como estaría Jungkook. Él, que tenía mucha más experiencia, debió de sentir todo en carne viva.
¿Lo habrá sentido en la ingle cuando chupé su lengua?
_Lo siento, Señor...
Qué facil era esto de seguir un rol.
_Oh, ¿Realmente?
_No- respondí mordiéndome el labio, mientras reía a la par de Jungkook. Su risa era maravillosa, algo contagiosa. Sus dientes de conejo se asomaban cada vez que lo hacía y no podía estar más asombrado de lo naturalmente hermoso que este hombre era.
Cuando notó que lo observaba, pasó su lengua por ellos.
_Regalo de mi padre.
Asentí, asombrado de como supo leerme.
Al parecer era una persona muy atenta, y yo no pude sentirme más seguro de con quien tener relaciones por primera vez. O bueno, creo que sería todo el paquete junto.
La lista de primeras veces era interminable.
La expectación me estaba matando. Habíamos quedado en un silencio arrasador y Jeon estaba mirándome fijamente, con la mirada perezosa y los labios tornándose en una sonrisa que iba aumentando lentamente, segundo a segundo.
Dejó escapar una pequeña risa cuando sentí mi cara arder en un seguramente intenso tono carmesí.
Yo no tenía la seguridad suficiente como para crear una guerra de miradas ni mucho menos ganarla. Me ponía los pelos de punta y tenía ganas de gritarle que dejara de mirarme . Estábamos tan cerca que seguro estaría viendo cada poro de mi rostro, cada mancha, cada arruga. Todo.
Odiaba sentirme tan inseguro, y es que inconscientemente ante la figura de Jungkook, un adonis, un dios griego, mi autoestima bajaba por los suelos. Y siempre me sucedía ante cualquiera que encajara en aquella descripción.
_¿Ocurre algo, Park?
Tú.
Le miré dubitativo, y noté que había cambiado la expresión de su rostro por una mucho más preocupada. Y eso me alegró el ego.
_Solamente...no me gusta que me mire, Señor. Me pone...incómodo.
Su vista se oscureció, y se acercó apoyando su brazo cerca del mio.
¡Azul!¡Azul!
_¿Y por qué?¿Acaso te intimido?
Asentí, incapaz de responder. No podía hacerlo. Si respondía su pregunta, estaba acabado y debería de soportar su enorme egómetro llegar a la barra roja de los 100 grados.
Pero el bendito timbre, sonó.
Casi reí ante la expresión de fastidio que Jeon Jungkook dejó salir a la luz cuando la estampida de voces se escuchó pasar la puerta. Jisoo entró riendo delante de todos, quienes le seguían la risa por algún chiste. Chen fue el último en entrar antes de la pandilla.
Jin, entrando embalentonado mientras un chico de ¿Tercero? Le miraba con cara de ensueño. Siguió Hoseok, risueño como siempre, YoonGi, a lo último junto a Namjoon.
TaeHyung seguía durmiendo, casi roncando. Y cuando el pelirrojo se acercó a nosotros, le señalé con la cabeza a mi mejor amigo. Él, rápidamente entendió y se dirigió a despertarlo suavemente.
TaeHyung se despertó enojado y malumorado, pero cuando lo primero que vió fue aquella cara que tanto admiraba y se sabía de memoria se puso rojo ¡Rojo! Pero Hoseok simplemente le sonrió y le acarició el cabello.
De nada, Tae.
Pero cuando volví la vista, aquel sujeto, mi Dominante, seguía esperando una respuesta, al parecer.
Intimidante.
Tenía su mirada fija en mis ojos y seguramente mis coloradas mejillas. Como si no hubiera otra cosa para mirar que no fuera yo.
Me incomodaba demasiado, pero de una forma...linda. Era incapaz de describirlo.
El chico mas guapo, atrevido, cool, popular, deseado, rebelde y C A L I E N T E me estaba mirando a mí y solamente a mi. Eso hacía que mi actitud estuviera por los cielos.
Pero el problema era que, bueno, que me mire.
Dios.
La señora alta, rubia y de tacos que teníamos como profesora de ciudadanía entró con su típico perfume caro para tapar el olor a porro.
Los Sinners habían contado habérsela cruzado varias veces en situaciones poco legales, y por eso, era nuestra profesora favorita.
_¡Buen día!
_Son las dos menos cinco de la tarde, Sunnie.- respondió Hoseok, riendo.
_¿Ah, si? Bueno, me desperté hace veinte minutos,¿Quien puede ir a comprarme un café en la cafetería? Le dejo comprarse algo, ¿Jimin cariño?
Bendita Sunnie y su favoritismo.