Delirium

By sugarmeli

6K 496 170

El problema era que a Kouyou Takashima nadie le decía qué hacer, hasta que Yuu Shiroyama le dio una orden por... More

Así
EL REBELDE OBEDIENTE
DUEÑO
OPORTUNIDAD
AÚN DESPUÉS
TARDE LIBRE
DECISIÓN
SIN VUELTA ATRÁS
PLÁTICA
SOSPECHA
REALIZACIÓN
RECUERDOS
AMO
PLANES
ESTRATEGIA DE GUERRA
SEGUNDO ADIÓS
LO QUE EN REALIDAD PASÓ
DOS MESES
CONSECUENCIAS
ENAMORAR
ESPÍA
PENSAR EN TI
CAMINOS QUE SE CRUZAN
VIENTOS DE CAMBIO
DECISIONES EXTREMAS
LLAMADA
PENDIENTES
REGRESO
DELIRIUM NOCTURNUM
Delirium Tremens/ Epílogo

POR FIN

292 18 1
By sugarmeli



Se hizo a un lado y el otro pasó sin decir nada, sin siquiera saludarse. Ninguno de los dos entendía la situación, ¿qué debían de hacer? ¿Cuáles eran los pasos a seguir? Incluso Yuu se preguntó si debía ofrecerle café. ¿Café? ¿Qué carajo tenía en la mente?

Antes siquiera de que Kouyou se sentara, Yuu lo tomó con fuerza de la muñeca y lo arrastró por el pasillo. Abrió con fuerza la puerta de su habitación y sin delicadeza aventó al castaño hacia la cama.

El otro sonreía, mientras Yuu se quitaba la camisa—. Deberías hacer lo mismo —dijo el pelinegro lamiéndose el labio inferior.

Kouyou se quitó la playera en ese instante, pero cuando desabrochó el pantalón, Yuu se le fue encima, besándolo como si la vida se le fuera en ello; necesitaba saciar esa necesidad de una maldita vez. Tenía que satisfacerse, no importaba cuanto tiempo tuvieran, lo necesitaba y lo necesitaba: YA. Sin separarse del beso le quitó el pantalón al castaño, seguido de inmediato por el bóxer.

Sin decir una palabra colocó dos dedos en la boca del castaño, metiéndolos aun si todavía no le otorgaban el permiso. Sonrió casi malévolamente al ver aquella escena, Kouyou lamiendo sus dedos.

—¿Cuántas veces has sido el pasivo? —preguntó mientras llevaba los dedos a la entrada del mas joven.

—Ninguna —dijo sonriendo debajo de él.

—Carajo —sintió una punzada en su miembro, estaba mas allá de la excitación.

Volvió a besar Kouyou metiendo dos dedos sin ningún tipo de consideración, era una persona consciente, tampoco se lo iba a coger sin preparación, el punto era que ambos lo disfrutaran. Porque sí, se moría de ganas de escuchar a Kouyou gemir como perra hasta el orgasmo, y eso solo lo iba a lograr con un poco de paciencia.

Y como si el otro hubiera leído su mente, el primer gemido salió de la boca del castaño al comenzar a masajear el punto exacto. Sin poder evitarlo Yuu marcó con fuerza su cuello, mordiendo y absorbiendo la mayor cantidad piel que tenía a su paso. Sin recordar que alguien podría ver esas marcas. Sólo tenía que saciar las ganas que tenía y morderlo era un alivio, que no duraría mucho pero lo ayudaría soportar mientras el otro estaba listo.

Movió los dedos dentro de él para ajustar su entrada, ahora tenía experiencia con hombres, sabía que no era fácil y que podía ser doloroso, sobretodo con el tamaño de su extensión. Kouyou se removía debajo de él, gimiendo sin vergüenza, dejando escapar esos sonidos que antes no había podido disfrutar. Cada uno de ellos haciendo estremecer de ansiedad y deseo.

—Hazlo —fue lo único que pudo pronunciar, los dedos de Yuu preparándolo, lo estaban haciendo olvidar hasta su nombre. El pelinegro sacó el dichoso lubricante del cajón a lado de su cama. Quitándose las prendas que aun vestía en el proceso.

Se colocó en la entrada, ambos se miraron con complicidad y sin discutir, sin decir mas, entró de lleno en Kouyou. Miles de sensaciones, desde satisfacción hasta alivio lo recorrieron de una forma mágica. Por fin estaba haciendo aquello con lo que había fantaseado por una década, no esperó a que Kouyou se acostumbrara, simplemente comenzó a moverse como su mismo deseo se lo dictaba. El castaño parecía estar en una situación parecida pues no se quejó, ni pareció dolerle.

Sentirlo dentro era una sensación indescriptible, era delicioso y lo llenaba por completo, pues Yuu no era precisamente pequeño, la manera en que ambos rozaban y encajaban lo estaban haciendo sentir como jamás lo había hecho. Disfrutaba el sexo, sí, jamás se había sentido así. Se aferró al otro con las uñas, tratando de aliviar las sensaciones, sensaciones que se esfumaron cuando Yuu salió de él bruscamente, lo miró sin entender, pero el pelinegro volvió a entrar, arrebatándole un grito cargado de placer.

Cada embestida era desesperada, brusca y necesitada, cada embestida chocaba contra ese punto, una y otra vez. Sentía que se iba a desmayar, no se podía sentir tan bien, no tanto. Gimió aun mas cuando Yuu subió su largas piernas sobre sus hombros y la acción casi lo mata, pues el pelinegro entraba aun mas en él, chocaba contra él mas fuerte.

—No puedo —dijo respirando entrecortadamente, se mordió el dorso de la mano tratando de encontrar alivio, sus ojos fuertemente cerrados.

—Aguanta —le contestó Yuu casi gruñendo, mordió las piernas del castaño, él también sentía que el placer se volvía insoportable, aquella cavidad tan estrecha estaba a punto de volverlo loco. Sentía como si lo tragara, aprisionándolo, llevándolo hasta el limite. El movimiento era tan fuerte que la cama se azotaba sin piedad contra la pared, seguramente el escándalo se escuchaba en todo el edificio, pero no le importaba, ni siquiera tenía eso en mente—. Voy a terminar —cerró los ojos dejándose llevar por los sonidos del otro.

El gemido de Kouyou lo alertó en que no era el único y sin mas, una corriente eléctrica recorrió su cuerpo. Terminó al sentir como el cuerpo del castaño se contraía debido a su orgasmo, aprisionando su miembro de forma deliciosa hasta que finalmente terminó en jadeos y sudor.

Los dos respiraban agitadamente, mirándose fijamente, como si acabaran de entender las consecuencias de sus actos. No dijeron nada. Yuu salió de él dejándose caer sobre la cama, Kouyou por su parte se levantó, necesitaba un cigarro y estaba seguro que había visto una cajetilla en la barra de la cocina. Necesitaba estar solo al menos por un minuto y pensar lo que acababa de pasar.

El pelinegro lo vio alejarse, con esa insolencia de ni siquiera ponerse una prenda de ropa mientras caminaba por su departamento, de ni siquiera limpiarse la semilla de Yuu que escurría exquisitamente entre sus muslos. Se encontró sonriendo ante la visión, esa escena que resumía a la perfección lo que Kouyou representaba.

El castaño tenía razón, en cuanto entró a la cocina encontró la cajetilla abandonada sobre la mesa, la abrió sacando un cigarro y prendiéndolo al instante. Suspiró exhausto, sudaba y su corazón no lograba tranquilizarse, mientras un diminuto dolor pulsaba en la parte trasera de su cuerpo. Delicioso. Era la palabra que tenía en mente. Satisfactorio. No tenía tiempo para pensar en nada mas que no fuera el placer que acababa de vivir en los brazos del pelinegro.

Sintió a Yuu detrás de él, pero no le prestó atención, continuó fumando su cigarro frente a la mesa del comedor. El pelinegro le quitó el cigarro de las manos, pero siguió sin voltear, no quería verlo. En ese momento sintió una mano empujarlo por la espalda bruscamente.

Las manos de Kouyou terminaron sobre el borde de la mesa y su mirada fija en la madera, sintió las manos de Yuu acariciar su trasero, desde su espalda baja hasta sus piernas, arriba abajo, sintió su miembro empezando a despertar.

—Súbete a la mesa —dijo con voz sensual.

—¿Mas? —Preguntó Kouyou sin entender, Yuu sin embargo, lo tomó por la cintura y casi cargándolo lo subió a la mesa aun de espaldas a él. Las piernas de Kouyou colgaban y su cara estaba completamente recargada en la superficie. El pelinegro continuó su labor de acariciarlo, rodeando la entrada del castaño con los dedos.

Sin saber como y sintiéndose de sobremanera excitado, Kouyou abrió las piernas, incluso una la subió a la mesa, para darle a Yuu un mejor acceso.

—Lo bueno es que ya estás lubricado —dijo sádicamente mientras introducía un dedo.

Kouyou soltó un gemido, tenía ganas de nuevo y no podía resistirse, se sentía como una mera prostituta pero no podía evitarlo, ese hombre despertaba en él muy bajos instintos.

—No —dijo de pronto cuando sintió el dedo de Yuu salir de él—. Por favor vuélvelo a meter —rogó abriendo mas las piernas.

El otro no hizo nada, amaba ver al castaño de esa forma, lucía desesperado, necesitado y por demás contrariado, era mas que obvio que no estaba acostumbrado a rebajarse de esa forma y sonrió, sonrió por ese hecho.

—Yuu, cógeme, por favor —ahora se movía frenéticamente para que el pelinegro lo viera y se incitara, por supuesto que lo estaba logrando.

Yuu le dio una fuerte nalgada, provocando un gemido en el otro— . Ruégame —dijo en un tono sadista y volviendo a introducir dos de sus dedos.

—Ah...por favor, hazlo —su cara se tornó roja, no estaba acostumbrado a ese tipo de trato, ni a ese tipo de sexo. Sin entender cómo, cada palabra que pronunciaba aunque le causaba suma vergüenza también lo excitaba.

Sacaba y metía los dedos en un ritmo constante y tortuoso—. ¿Te gusta? —preguntó, sabía la respuesta, el castaño estaba desesperado empujándose a si mismo con los dedos de Yuu para sentirlo aun mas.

—Yuu...por favor

El mayor sacó los dedos del castaño con suavidad y colocó la punta de su miembro en la entrada—. ¿Quieres? —Kouyou asintió con desespero empujándose para sentir a Yuu, pero este le dio otra fuerte nalgada—. Yo mando aquí, yo decido cuando —lo tomó por la cintura abriéndose paso de nuevo en el cuerpo de ese hombre que lo había vuelto loco.

Se quedó inmóvil sintiendo a Kouyou por dentro, sintiendo como el castaño se contraía a propósito para de alguna manera darle placer. Era como si el primer round hubiera sido meramente para saciar una necesidad y este, fuera enteramente para su placer, para disfrutarlo con lentitud, con paciencia. O tal vez, solo para explorar hasta donde uno podría dominar y el otro sobajarse. Ambos cumpliendo perfecto su papel.

—Muévete, por favor —dijo el menor en un gemido.

Comenzó a hacerlo lentamente pero con fuerza. Al encontrar un ritmo apropiado continuó su labor con tanto esmero que de alguna forma Kouyou terminó de rodillas sobre la mesa, Yuu detrás de él cogiéndolo en un ritmo lento, empujando al otro con la dureza de las estocadas, escuchando el sonido de ambos cuerpos chocando.

El castaño se masturbaba al ritmo, sintiendo una ola de sensaciones tan placenteras que sólo gemidos desordenados salían de su boca. Se había olvidado hasta de su nombre, sólo Yuu existía en ese momento, Yuu entrando y saliendo de su cuerpo.

Yuu lo tomó por el cabello, jalándolo con fuerza, pegando su espalda contra su pecho, gruñendo y mordiendo de nuevo su cuello, con una fuerza que sabía que debía dolerle pero que en ese momento solo se sentía terriblemente bien. La mesa los lastimaba a ambos, Kouyou aun sentía el dolor de la orilla de la mesa cuando esta pegó contra su cadera, mientras Yuu ignoraba el dolor de chocar sus piernas contra esta. Como si el dolor solo hiciera que su experiencia se elevara.

El pelinegro se sentía tan cerca—. Voy a terminar otra vez —dijo aun moviéndose esta vez acelerando el ritmo. Rápidamente tomó de nuevo a Kouyou por el cabello y lo azotó contra la mesa, saliendo de él. Kouyou quiso girar a verlo pero el agarre en su cabello no se lo permitió—. Síguete tocando —le dijo mientras él hacia lo mismo, masturbándose mientras veía al otro, gruñó algo incomprensible y Kouyou sintió su espalda y su trasero mojarse por la semilla que Yuu había soltado sobre él profiriendo un gemido profundo—. Eres una zorrita tan deliciosa —le susurró al oído, comentario que lo llevó al éxtasis total. El castaño terminó con un gemido casi silencioso, sin importarle que había manchado toda la mesa.

Yuu bajó respirando agitadamente, buscando con desesperación la cajetilla de cigarros que encontró tirada en el piso por todo el movimiento. No podía creerlo, hasta donde lo había llevado ese cuerpo que tuvo la necesidad de hacerlo suyo dos veces en menos de dos horas. Sabía que era capaz de algo así, pero no tan seguido, tan necesitado y tan fuerte, urgente. Incluso sabía que si se lo proponía podía volverse a excitar en unos cuantos minutos.

—¿Tu novio sabe dónde estás? —decidió preguntar antes de empezar de nuevo, tampoco podía llevarse al limite y correr riesgos. Sabía perfectamente que Kouyou no tendría el valor para terminar con Takanori, mucho menos si lo amaba tanto como decía.

Kouyou hizo una mueca, no por que la culpa hubiera llegado a él sino, porque al contrario, no sentía culpa alguna. Se sentía feliz porque por fin había logrado satisfacerse con ese pelinegro, el problema no era ese, el problema es que sabía que se repetiría, una y otra vez. Era parte del contrato. Se bajó de la mesa con trabajo, no sólo la posición había sido incómoda, su cuerpo temblaba por el esfuerzo.

—Necesito bañarme —desvió el tema un poco molesto, le temblaban las rodillas y su entrada palpitaba un poco más.

—Lo harás cuando este listo para la siguiente ronda —sonrió el otro dandole una bocanada al cigarro.

—Estás demente, ¿otra vez? —no podía negarse, el también quería.

—Es cuando yo quiera, las veces que yo quiera —contestó sacando el humo—. Si viniste aquí fue porque aceptaste, no creo que te quieras echar para atrás, no después de esto.

—¿Estás aceptando que fue bueno? —Kouyou volvió a su tono insolente.

—No me quejo —por supuesto que había sido bueno, probablemente el mejor sexo que jamás haya tenido, pero no le iba a decir al castaño, no se lo iba a conceder—. Puedo decir con seguridad que a ti te gustó, digo nadie gime como perra nada mas por que si —le aventó la cajetilla.

Aprendes a vivir con el hecho de que engañas a tu novio y te haces mi esclavo sexual.

Al parecer aun no entendía el alcance de aquellas palabras. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.2K 106 7
Dimitri x Leonid... Ambos eran solitarios y ambos nunca habian amado pero ahora, el destino les jugaria una decisión que cambiaria sus vidas por comp...
14.8K 1K 16
Es una historia que cuenta con las aventuras de la familia Monkey Gol D. Como fuera que Ace quisiera convertirse en Marin, como Garp Y tanvin como s...
979 70 5
Mini historias, cuentos, relatos, cuentos basadas en mis otras obras, a veces no son relacionadas a la historia principal, historias que deben de ser...
2.2K 85 11
Erik y Mike una pareja feliz y normal... O casi normal ya que su romance se basa en algunas reglas o condiciones que Mike debe cumplir si es que no q...