POV ELENA
Estoy temerosa, el maldito perro faldero de Anastasia me ha traído a un horrible lugar.
— ¿Por qué me has traído en este horrible lugar?—
Estoy en medio de los escombros de una casa deshabitada.
— El jefe me lo exigió— está mintiendo... Lo sé. Christian nunca se atrevería a darme este trato
— ¡No mientas... Fue la maldita bastarda de Anastasia quien te lo pidió! Pero ya verás cuando se entere Christian— le voy a pedir que se encargue dejar sin empleo a este imbécil
— No hay peor ciego que el que no quiere ver— dice burlón, provocando que mi rabia aumente.
Maldita Anastasia, esto no sé quedará así. Estoy segura que Christian no le va gustar nada de lo que estás haciéndome.
— ¡Exijo que me saques de este lugar y me lleves a mi casa!—
El malnacido me entró a la fuerza en este horrendo lugar
— Cállate y deja dormir a las pobres ratas—
El corazón se me sube a la garganta. ¿Hay ratas en este lugar?
Intento salir huyendo pero el bastardo se atraviesa delante de mí.
— Usted no irá a ninguna parte hasta que mi jefe llegue—
— Tú no me vas a detener con falsas calumnias— lo amenazo — yo personalmente me voy a encargar que te quedes sin empleo— le doy un empujón — ahora déjame salir— no me voy a quedar un segundo más en este asqueroso lugar
— ¿Adónde vas Elena?— Es Christian, quien viene entrando.
¿Acaso es verdad que él le pidió a este malnacido que me detenga aquí? No no no, seguramente él viene a rescatarme. Si eso debe ser.
— ¡Christian!— Trato de correr a sus brazos. Estoy aliviada que el esté aquí y me saque de éste horrible lugar.
— Detente ahí—
De repente saca un arma y me apunta. No, esto no está pasando. Siento como si un balde de agua fría cayera sobre mi.
Lo miro boquiabierta y no lo creo. ¿Christian me está apuntando con un arma?¿Me está apuntando a mi? No, esto tiene que ser una pesadilla, él no sería capaz de algo así. El me venera, él hace todo lo que yo le pido.
— Pensé que te apartaría por las buenas de mi vida, pero me equivoqué y lo que menos me gusta es equivocarme—
Mis piernas empiezan a temblar, el corazón pareciera salir corriendo por la boca mientras siento todo mi cuerpo enfriarse.
Cierro los ojos para asegurarme que estoy alucinando. Lo abro pero veo la misma imagen. Christian apuntandome.
— Tú no puedes hacerme esto— soy conciente que mi voz es apenas audible.
El miedo se está apoderando de mi. Estoy en shock.
No Christian, tú no puedes hacerme algo así.
— ¿Por qué no? Sería muy simple jalar el gatillo y acabar contigo. Nadie se enteraría.
¿Él no piensa matarme? ¿O sí?
Trago saliva y me armo de valor para enfrentarme a él.
— No lo harás por qué eres un cobarde ¡Solo quieres asustarme... Tú no serías capaz de dispararme!— ¿Cómo se ha atrevido amenazarme? A mí, después de todo lo que hecho por él
— Tal vez, pero recuerda que tengo gente que si lo haría por mí, sólo basta que yo dé la orden— Mira al maldito que me ha traído a este lugar.
No no ¡No! ¡Esto no está pasando! Christian no me está haciendo esto.
— Te has metido con lo más sagrado que tengo en la vida, y ahora te tocará pagar las consecuencias—
— ¡Eres un maldito... Yo he Sido lo mejor de tú vida! ¡Sin mi estarías muerto y lo sabes!— No voy a llorar, el no puede verme débil o con miedo. Es él quien debe temer... No yo.
— Tú has Sido la lacra que pasó por mi vida... Sería muy fácil acabar contigo— jala el gatillo.
— ¡Espera!— Grito horrorizada — No piensas dispararme ¿Verdad?—
Una sonrisa malévola asoma en sus labios.
Estoy temblando y no es por culpa del frío. La angustia que siento es horrible. Estoy aterrada.
— ¿Quieres verlo?— Su tono es amenazante.
Este no es el Christian que conozco. El hombre que está apuntandome no es mi Christian.
— Por favor... No lo hagas— le suplico. Puedo ver qué habla enserio — haré lo que me pidas, pero no dispare por favor.
— ¿Lo que yo te pida? Mmm. De ti no quiero nada.
— Por favor— unas malditas lágrimas empiezan rodar por mis mejillas. Soy incapaz de controlar el miedo que estoy sintiendo.
— ¿Tienes miedo Elena?— ¿Que si tengo miedo? ¡Estoy aterrada — Recuerdo que yo solía tenía tenerte miedo... Es increíble como se han invertido los papeles—
— Es diferente... Nunca te apunté con un arma. Todo lo hice por tu bien... Ahora déjame ir por favor.
— Si te dejo ir, irás a alguna revista de chisme para contar que te amenacé con un arma. Lo siento Elena, pero no estoy dispuesto a correr ese riesgo.
— Prometo que no lo haré...
Antes que termine hablar, el sonido del disparo me deja pasmada. Me ha disparado. ¡Me ha disparado!
Soy incapaz de moverme. No puedo respirar. El malnacido hijo de puta me ha disparado... Pero no siento dolor físico, sólo siento el dolor de la traición de la que he Sido víctima.
— Creo que fallé... Pero en el próximo disparo no lo haré—
Suelto todo el aire que estaba reteniendo.
— Pensaba venderle mi parte de los salones a Linc— ¡¿Que?! — Pero cambié de opinión.
— ¿Cómo?— Está hombre está apuñalando mi corazón, mi orgullo, mi dignidad.
— Pero te daré una oportunidad Elena. Me vas a vender tu parte de los salones y con él dinero que te dé, te irás del país.
— Tú no puedes hacerme esto. Tú sabe cuánto yo he trabajado y todo el tiempo que le he dedicado a esos salones.
Esos salones son mi vida, él no puede quítarmelo.
— Debiste pensar eso antes de meterte en mi vida.
Maldito él, maldita la zorra de Anastasia y maldita la bastarda de su hija. Todos son unos malditos, pero está muy equivocado si piensa que voy acceder a sus peticiones. Esos salones son todo lo que tengo.
— No acepto tu oferta.
— Perfecto— vuelve jalar el gatillo— está vez no fallaré.
— Ok... Tú ganas, te venderé mis salones— le haré creer que el ha ganado.
— Perfecto, en la noche te reuniras con mis abogados para concretar la venta— pobre idiota, está muy equivocado si piensa que se saldrá con la suya— Luke te acompañará hasta entonces.
— ¿Que?—
— ¿Enserio piensas que me voy a fiar de tí? No Elena, hasta que firmes Luke te acompañará— ! Maldición!
Creo que te subestimé Grey, pero no te olvides que yo soy más inteligente que tú.
— Una vez que firme, ordenare que depositen el dinero en tú cuenta, después de eso tomarás tus pertenencias y te marcharás... Jason te llevará al aeropuerto— por Dios, está siendo implacable. Realmente me ha sorprendido, pero para mal.
— ¿Y mi casa?
— Te lo compraré— no no no. ¡No! No puedo aceptar esto. Él no me puede echar del país. — No lo pienses tanto Elena, es eso o jalo del gatillo.
Odio sentirme derrotada, odio sentirme miserable. Odio verme débil.
Ya no aguanto más y estallo en llantos. No puedo terminar así. Yo sólo quise protegerte Christian de esa mujerzuela y tú me estás pagando de la peor manera.
— Luke, encárgate de ella... Yo me iré a mi casa donde mi hija y mi mujer esperan por mi. Hasta nunca Elena... Tú te buscaste eso, así que no te lamentes ni llores.
Tras decir eso se va dejandome completamente destruida.
POV ANASTASIA
Una semana después
Christian ha estado muy contento, excepto el día que tuvo que consolar a su hija. Nuestra pequeña tuvo su primera desilusión, el niño que le gustaba se fue de la ciudad y su despedida fue muy triste. Mi niña terminó llorando. Christian no lo pudo soportar y quiso traer de vuelta al niño, pero yo le dije que así no se solucionaban las cosas. Él no podía pretender cambiar de ciudad a una familia que ya estaba establecida en Miami. Obviamente mi marido se sintió descontrolado pero entre el y mi niña se consolaron.
— Mami— dice Liz — ¿Crees que conozca algún niño en la escuela?— ¡¿Que?! ¿No sé suponía que estaba enamorada de Luke?
— Hija, se me olvidó decirte un pequeño detalle— más bien fue una exigencia de su padre— el colegio donde irás es sólo para niñas.
— ¿Solo asistirán niñas?— Pregunta decepcionada
— Si.
— ¿Por qué?— Por qué tú padre así lo quiso.
— Por qué son las reglas de la escuela.
— Uff— suelta un suspiro — ¿Me compras un perrito?—
Suelto una risa. Ella se distrae muy fácilmente.
El sonido del ascensor llama la atención de Liz.
— Ese debe ser mi papi— mi hija se va corriendo hacia el ascensor.
— ¡Hija no corras... Te puedes caer!— Ni caso me hace.
La sigo y si, efectivamente era Christian.
Liz se abalanza encima de Christian y obviamente el gustoso lo recibe en sus brazos.
— ¿Cómo está mi pequeña princesa?— Le dice cariñoso
— Bien.
Liz besa las mejillas de su padre y él se deja querer. Definitivamente Liz es la debilidad de Christian, no hay nada que el no haría por ella.
Christian baja a Liz de sus brazos.
— Ahora voy a darle un beso a mi amor— se acerca a mi y me da un dulce beso — ¿Cómo están?— Añade poniendo su mano en mi vientre
— Muy bien ¿Y tú?
— Preocupado — lo miro. ¿Que ha sucedido?
— Vamos a sentarnos... Necesito decirte algo.
Caminamos hasta el salón.
— Liz, ¿Me dejas un momento a solas con mami? Tengo que decirle algo
— ¿Que es?
— Algo importante.
— Yo quiero saber— insiste mi hija.
— Por favor hija... Ve a decirle a Gail que prepare una tarta de manzana.
— Está bien—
Esperamos que Liz desaparezca.
— ¿Que ocurre Christian?
— El juez de Savannah ya ha fijado fecha para el juicio contra Carla.
— ¿Cuando es?— En algún momento tenía que llegar.
— Un mes más.
Un mes más. Un mes más me veré frente a frente con Carla. Tendré que prepararme, será un duro enfrentamiento.