Pecadores

By anndreaaramos

74.2K 4.6K 981

Cuando en un internado estrictamente religioso de chicas entran todos los chicos del internado masculino, las... More

Bienvenida y advertencia.
Prólogo: Los milagrosos.
I
II
III
IV
V
VII
VIII
VIX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII

VI

3.5K 242 40
By anndreaaramos

Leise.

Domingo

13:00

Kay se marcha de mi habitación, dejándome con la respiración hecha un desastre e incapaz de moverme. 

¿Qué diablos me está pasando?

Jamás se me ha pasado por la cabeza saltarme ninguna de las normas. Siempre he sido respetuosa y una fiel seguidora de la religión, pero Kay provoca un efecto sobre mi que no soy capaz de comprender. Es como si mi cerebro me gritara que lo aparte lejos de mí, pero mi cuerpo no quiere, como si se sintiera inevitablemente atraído hacia el suyo, pero el hecho de permitir que estos encuentros clandestinos lleguen más lejos es algo completamente inviable, no puedo permitirlo.

Por otra parte, me frustra no poder enfrentarme a él y decirle que no vuelva a tocarme, pero cada vez que intento decírselo las palabras se atascan en mi garganta, porque a una parte de mi le gusta tenerlo cerca, le gusta su contacto y su olor, y me odio infinitamente por ello. 

La puerta de mi habitación se abre poco después de que el pelinegro se marchara, y Saskia entró a la habitación, Franziska detrás de ella, la cual se marcha directamente al baño. Luce algo tensa. Saskia se sienta en su cama y acerca su mano al libro que tiene sobre su mesa de noche. Cuando lo agarra yo le sujeto de la mano y empujo hacia abajo para obligarla a dejarlo sobre la mesa de nuevo. 

— ¿Qué haces? — me pregunta en un tono claramente molesto.

— No soporto que me ignores. — le digo honesta. — Te echo de menos.

— No te ignoro.

— Sí, sí lo haces. No nací ayer Saskia, se que estás molesta por algo...Te conozco. — ella baja la mirada a sus manos sobre su regazo y yo me levanto de mi cama para sentarme en la suya. — Ey... — me mira. — Dime, ¿qué he hecho?

— No lo sé, Liese...Estás rara desde que llegaron los chicos. Especialmente cuando Kay está cerca.

— ¿Qué? ¡No..! — ella me alza una ceja y aprieta los labios.

— Yo también te conozco a ti, además, sabes que leo muy bien a la gente. Creo que tienes sentimientos impuros hacia él, y sabes que no puedo tener una amiga que quiera infringir las normas. — arrugo el ceño, negando con la cabeza. Miro fugazmente al baño, preocupada de que Franziska esté escuchando nuestra conversación.

— Saskia, te prometo que no tiene nada que ver con eso. Es solo que no creo que sea trigo limpio, te lo dije desde el principio.

— ¿Y a qué vino el bofetón y después seguirlo? — su mirada es acusadora. Odio que me mire así.

— ¡Se estaba metiendo con nuestra religión!

— ¿Y por qué santos no lo reportaste a la instructora? ¡Meterse con la religión es motivo de castigo!

— ¡Porque...! — freno en seco, sin saber qué decir. Tiene razón, una de las normas es respetar al cien por cien la religión. Debería haberle reportado, pero por alguna razón no quiero que le hagan daño. — No lo sé...

— ¿Lo ves? No te reconozco. — Saskia sacude la cabeza y deja de mirarme, con una expresión de decepción en su rostro.

— Oye, lo siento, ¿vale? — le sujeto las manos y ella vuelve a mirarme. — Te prometo que si vuelve a decir algo parecido se lo comunicaré inmediatamente a la instructora, ¿de acuerdo? — ella parece meditarlo unos segundos y después asiente. — ¿Amigas? — ella sonríe y seguidamente me da un abrazo.

— Yo también te he echado de menos.

KAY

22:00

— ¡Hey! — grita una voz que conozco perfectamente detrás de mi en el pasillo, pero no me detengo. — ¡Te estoy hablando!

— ¿Qué quieres , Franziska? — le pregunto a la chica que lleva intentando hablar conmigo todo el santo el día. Sus pasos se acercan a la vez que yo abro la puerta para entrar en mi habitación. Por suerte, Derek está con Marlene y Olinda en la sala común y no hay rastro de Alaric.

— ¿Qué tienes con Leise? — ella entra después de mi sin pedir permiso y cierra la puerta.

No se como diablos se las ha arreglado para terminar de cenar a la misma vez que yo cuando ella llegó mucho más tarde, pero al parecer esta chica no mastica, engulle.

— Claro, Franziska, puedes pasar sin problemas. — le digo irónicamente mientras dejo mi chaqueta en la silla del escritorio.

— Oh, no me cambies de tema. — Dios, su voz es tan irritante ahora mismo. — Te hice una pregunta.

Caigo de un salto en mi cama y cruzo mis manos detrás de mi cabeza para apoyarme en la pared. Ella me mira con una ceja levantada y de brazos cruzados.

— ¿Qué te importa a ti? — ella abre la boca para hablar pero no la dejo. — Lo de la otra noche fue sexo, punto. No tienes derecho a reclamarme nada. — sus ojos muestran una completa decepción, pero en seguida intenta aparentar indiferencia, aunque sin mucho éxito.

— Sigues sin responderme. — ruedo los ojos y resoplo.

— Pues tampoco voy a hacerlo. Piensa lo que quieras, Franziska. — ella da una media patadita en el suelo con su pie y aprieta los puños. No puedo evitar soltar una carcajada al verla furiosa.

— Vete a tomar por culo, Kay. — suelta para después girarse sobre si misma y caminar hacia la puerta.

Muy a mi pesar, me levanto de otro salto y troto un poco hasta ella para sujetarla del brazo.

— Oye...No te pongas así. — ella vuelve a girarse para mirarme: Le dedico una sonrisa amable y le acaricio la mejilla con mi pulgar. Puedo notar como baja la guardia poco a poco.

— Déjame... — su tono es débil. A pesar de su petición, no trata de alejarse, por lo que la sujeto de la cintura y de un empujón brusco la pego a mi. Su respiración de corta de golpe. — Kay...

— Shhh... — digo con una sonrisa ladeada. Acerco mi rostro al de ella despacio, y cuando tengo seguro que no va a apartarse, pego mis labios con los suyos. Al principio se tensa, pero luego no duda en seguirme el beso con ganas. Se que quiere repetir. — Pueden venir en cualquier momento... — le digo en medio del beso.

— Será rápido. — vuelve a besarme y de un salto engancha sus piernas al rededor de mis caderas.

Así que después de besos y preliminares, repetimos la noche en el sótano y la terminamos a tiempo de que nadie nos pillara.

***

La puerta se cierra cuando Franziska se va de mi habitación y por fin puedo relajarme y darme una ducha, pero mi tranquilidad no dura mucho.

Dos toques suenan en mi puerta, y se que no son nibDerek ni Alaric, pues ellos lógicamente tienen llave de la habitación.

Gruño en voz baja y me dirijo a la puerta con pesadez para después abrirla. Unos ojos verdes y una melena negra suelta me reciben.

—Vaya, que agradable sorpresa...— le digo con una sonrisa arrogante, apoyando mi hombro en el marco de la puerta. Sus ojos me recorren de arriba a bajo, pues lo único que llevo encima son unos pantalones negros. Veo como su garganta se mueve cuando traga saliva y como sacude la cabeza para centrarme en mi cara. Mi sonrisa se agranda cuando veo sus mejillas coloradas.

—Tenemos que hablar.— me dice después de carraspear. Yo arqueo una ceja.

—¿Me vas a dejar sin siquiera haber empezado? — ella rueda los ojos.

Típico.

— No digas bobadas. Vengo a hablar de algo serio. — eso me hace arrugar el ceño y que mi humor cambie un poco.

¿Y si me han pillado con Franziska?

—Pasa. — Liese abre los ojos.

—Eh...Mejor aquí fuera.

—¿Quieres que me castiguen por estar medio desnudo en medio del pasillo? — trato de poner un tono algo dramático.

—Ponte algo. — me reta.

—Oh, vamos.— tiro de su brazo hacia dentro y cierro la puerta.

—¡¿Qué crees que haces?!— me grita, agitando sus brazos en el aire.

—Hablar. — respondo encogiéndome de hombros.

— Te dije que quería hablar fuera.

—Pues ahora vamos a hablar dentro.

—¿Te has dado cuenta de que en dos días me has sacado de quicio más veces de las que puedo recordar? — ha entrecerrado los ojos y ha cruzado sus brazos. Me río porque se que tiene razón.

—Y también has dejado que me acerque más veces de las que te gustaría admitir. — doy unos pasos hacia ella y Leise retrocede lo mismo que yo avanzo, pero se ve obligada a frenar cuando el escritorio toca la parte de atrás de sus piernas. Yo llego hasta ella y apoyo mis manos en el escritorio, al rededor de sus caderas.

—Has sido tú el que se ha acercado. — se defiende con la voz débil. Se que está nerviosa por mi cercanía.

— Lo sé, pero dime...— acaricio su brazo despacio con mis dedos, siguiendo el gesto con mis ojos.— ¿Me frenaste en algún momento? — no obtengo respuesta. — Ya te respondo yo: no. — mi mano asciende por su hombro y después su cuello. La respiración de Leise en un desastre.

— Oye...— apoya sus manos en mi pecho para separarme, y el contacto de sus manos finas y frías sobre mi pecho desnudo envía corrientes eléctricas por todo mi cuerpo. No me muevo ni un centímetro, al contrario, acerco más mi rostro al suyo. —Quería decirte que no podemos seguir con esto. — suelto una risa nasal.

—¿Esto? ¿Y qué es esto?

—Hablar...— acerco más mi cara y noto como nuestras respiraciones se mezclan. Estoy a punto de acortar la distancia, pero no se cómo Liese se las arregla para escurrirse por un lado y alejarse de mi. —Kay, hablo en serio. Lo que sea que estemos haciendo se ha acabado. No puedo seguir hablando contigo.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de no poder frenarme, de no poder controlarte?— le pregunto en un tono algo enfadado, pero se que tengo razón.

—Tú solo olvídame, ¿quieres?— empieza a caminar hacia la puerta para marcharse, pero yo la detengo agarrándola por el brazo.

—Primero prueba a olvidarme tú. — me sorprende notar que Liese está temblando. — Aunque tú y yo sabemos que no podrás hacerlo, ¿sabes por qué? Porque estoy más metido en tu cabeza de lo que te gustaría. — ella se zafa de mi agarre de un tirón y me mira con...¿rabia?

—¿Y por qué estás tan seguro de eso?

—Porque a mi me está pasando lo mismo.

Y después de que su expresión se tornara confusa y la respiración se le cortara, salió de mi habitación.

Continue Reading

You'll Also Like

116K 6.9K 26
"Mírame solo a mi Jungkook" "¿Acaso no lo hago Taehyung?" "No,solo la miras a ella" Porque amarte es lo más bonito y doloroso que me ha pasado. #kook...
93.1K 11.9K 153
Entra para obtener más información de la historia 💗
1.8M 128K 89
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
919K 47.9K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...