Eternos II - Desnuda Tormenta...

Von AlejaMejia4

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Esta vez no habrá ningún final feliz, todo esta centrado en el regreso de Bonnie a la dimensión fantástica p... Mehr

Capítulo 1: James. En algún lugar cerca de Guatemala, 2014
Capítulo 2: Bonnie. España.
Capítulo 3: Bonnie
Capítulo 4: Bonnie. (Maratón 1/3)
Capítulo 5: Bonnie. (Maratón 2/3)
Capítulo 6: Bonnie. (Maratón 3/3)
Capítulo 7: Bonnie. Maratón (1/2)
Capítulo 8: Bonnie. Maratón (2/2)
Capítulo 9: Bonnie.
Capítulo 10: Bonnie.
Capítulo 11: Bonnie.
Capítulo 12: Bonnie.
Capítulo 13: James.
Capítulo 14: James. Panamá, 1952.
Capítulo 15: Bonnie. Salem, 2014.
Capítulo 16: Bonnie.
Capítulo 17: Bonnie. Maratón (1/3)
Capítulo 18: James. Maratón (2/3)
Capítulo 19: Bonnie. Maratón (3/3)
Capítulo 20: James. Panamá, 1954.
Capítulo 21: Bonnie. Salem, 2014
Capítulo 22: Bonnie.
Capítulo 23: Bonnie. A principios de Enero 2014.
Seguira en vacaciones
ANUNCIO IMPORTANTE (LOS EXTRAÑO)
Capítulo 24: Bill. Viaje a Marine, 2014.
Capítulo 25: James. Viaje a Marine, 2014.
Capítulo 26: Bonnie. Viaje a Marine, 2014.

Prólogo: James. El Salvador, 1951.

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Von AlejaMejia4

James.

 El Salvador, 1951.

-No se te hará tan fácil- repetía Angeló una y otra vez. Caminábamos de la carretera a un muelle viejo y desgastado.

-Dejadlo tranquilo, es su primera vez en una misión de alto calibre- lo regaño su madre, Lacy.

Angeló tenía la razón, sí que se me haría difícil entregar a alguien de mi raza a unos cazadores que solo los matarían por diversión.

-Será tan fácil como arrancarte la cabeza- dije sonriente a Angeló, y para ser un niño de trece años apenas se estremeció. Su padre rió.

-Le hemos enseñado a defenderse, James- dijo Rupert y su hijo sonriente sacó un cuchillo de su cinturón.

-¿Para que pueda con un lobo que le triplica el tamaño? No, no creo- dije mientras ignoraba en cuchillo del niño, sabía que estaba bendito, no me podía curar tan fácilmente de eso.

-No, pero contra un lobo principiante que apenas sabe movilizarse en sus cuatro patas, si- dijo Angeló y su madre lo fulminó con la mirada.

-Basta, deberíamos seguir con el plan y salir a aguas profundas- proclamó Lacy, ella estaba a cargo de la misión.

-¡Yo prenderé el barco!- gritó Angeló corriendo del muelle a un barco pesquero que en vez de pescar peces comunes era para pescar sirenas. Rupert rió al mismo tiempo que Lacy gritaba:

-¡Para, Angeló! No sé cómo me convenció tu padre para que vinieras- salió corriendo detrás de él ágilmente con sus tacones y falda hasta la rodilla. Aún me resultaba extraño ver a una mujer con tanta habilidad y manejando tan bien la ropa que llevaba.

Rupert y yo llegamos al barco un momento después que su esposa e hijo.

-Sabes que él tendrá que aprender para sus misiones, a esta altura dentro de dos años ya podrá ir solo- dijo Rupert mientras tomaba el timón, Lacy rió sarcásticamente.

-Sobre mi cadáver hará misiones a sus quince años de vida solo- dijo Lacy con el ceño fruncido.

-Pero mamá…- empezó Angeló.

-Estamos a punto de entrar en territorio Eterno, no quiero discutir- dijo Lacy, y Rupert y su hijo callaron. A veces pensaba que Lacy era más dura que cualquier otro hombre y aunque Rupert se haya casado con ella también de vez en cuando parecía como si le tuviera miedo, aunque lo comprendía, Lacy se estuvo entrenando para ser cazadora de Eternos desde que era una bebé, en cambio Rupert se metió a este mundo cuando se casó con ella, sin duda Lacy le podría dar una buena paliza cuando quisiera.

Estuve sentado en la proa tratando de concentrarme en el olor muy diferente al de los peces, nunca había olfateado a una sirena, pero Lacy me decía que concentrándome en pensar cómo eran o lo que las diferenciaba de los peces podía captar su esencia.

Angeló se sentó a mi lado. Lo miré de reojo tratando de ignorarlo.

-¿Sabes? No tenemos tantas diferencias como parece- dijo interrumpiendo mi intento de concentración.

-¿Ah no? ¿Tú te puedes convertir en un mamífero de cuatro patas gigante?- pregunté sarcásticamente.

-Tal vez mi debilidad sea una piedra de kriptonita- dijo como broma y sonreí.

-Pensaba que tus padres no te dejaban leer historietas de los héroes fantasiosos porque ustedes, los cazadores, son los héroes reales-

-Tengo unas cuantas escondidas en mi habitación, está de moda y a veces quiero aparentar ser un niño normal que habla de cosas normales- dijo mirando distraídamente hacia el frente.

A veces me daba pena de Angeló que nunca tendría una infancia normal si no una llena de sangre de mi raza y por culpa de esto él tiene que aprender a ser un adulto a los trece o catorce años, pero él lo hacía porque tenía esa obligación de proteger al mundo y a su familia de nosotros, y no lo podía juzgar, yo hacía lo mismo, abandoné a los de mi raza y traicionaré a unos cuantos para evitar que los cazadores vayan detrás de mi familia.

Sonreí.

-Tal vez si nos parezcamos solo un poco- dije y sonrió.

Un aroma muy raro subió por mi nariz y me lleno los pulmones, mi expresión cambio totalmente, me paré y me coloqué en posición defensiva y por detrás de mí a Angeló.

-¡Llegamos!- grité y el bote se detuvo. Mire a Angeló y él saco su cuchillo.

Me acerqué más a la proa y mire por el borde, algo se movía velozmente en el agua, y no solo era un “algo”, eran varios de distintos colores. Respiré profundamente calmándome.

-¿Qué estás viendo?- preguntó Angeló al lado mío.

Entonces vi como algo de color rojo llameante se dirigía de lo profundo del mar a la superficie justo donde yo estaba. Me tiré hacia atrás tomando a Angeló del chaleco pero fue demasiado tarde, quedé con el chaleco en mis manos y Angeló había desaparecido.

-¡Angeló, cariño!- gritó Lacy desesperada.

-Juro que las mataré- dijo Rupert y mientras yo estaba aturdido en el suelo del bote con el chaleco de Angeló y escuchaba todo como si estuviera en una gran pecera, Rupert saltó del barco por la proa. Yo estaba paralizado como para detenerlo y gritarle que era una locura que saltase.

-¡Maldita sea, Rupert! ¡Sube!- dijo Lacy con lágrimas en las mejillas. Reaccioné y me paré justo para agarrar a Lacy de la cintura y apartarla del borde no dejando que unos dientes de seis hileras la partieran en dos.

Gritó de agonía.                    

-¡Mamá, ayúdame!- un grito apenas se escuchó desde el estribor, corrimos ambos y vimos a Ángelo casi arrastrado por la sirena roja.

Por los cuentos que me narraban cuando era más pequeño al lado de la cama de mi hermanita, me habían metido en la cabeza que las sirenas eran hermosas, radiantes y que tentaban al marinero, pero ahora viéndolas por primera vez me daba cuenta que todo los cuentos y leyendas eran mentiras, esta es la realidad y es mucho peor que cualquier cuento de hadas y su final “vivieron felices para siempre” que siempre dejaba a mi hermanita esperando más e ilusionándola con que eso iba a pasar, y ahora era una vampiresa tratando de no beber sangre humana, tratando de volver a lo que era antes. Odio esos cuentos y también esta realidad.

-¡Huyan!- gritó Rupert nadando hacia su hijo que la sirena lo arrastró por debajo del agua y durante un momento dejaron de salir burbujas, después ya no había rastros de que hacia un momento habían burbujas.

Rupert se hundió y volvió a salir, si no estuviese completamente mojado se divisarían lágrimas.

-¡Se subirán al barco! ¡Amor, lo sabes!- gritó por última vez Rupert. Lacy lo miró por un segundo con dolor, tristeza y cariño. Angeló ya no se veía, todos sabíamos que había pasado, no hacía falta mencionarlo. Lacy le tiro tres cuchillos que estaban en un cinturón que no era para mujeres, él los tomo y se hundió con uno en la boca.

No volvió a salir.

Lacy corrió hacia el timón prendió el motor y la maquina empezó a expulsar humo avanzando para dar una vuelta y volver a la costa. Una sirena se sujetó de la baranda y al ver su dentadura le pegue dos puños y una patada, la sirena se desestabilizo y cayó al agua de nuevo y la dejamos atrás.

 [...]

El sol se alzaba por el horizonte, habíamos partido de noche cuatro en el bote y al alba solo llegábamos dos.

Observaba la cara de Lacy, pero era completamente inexpresiva, eran un par de ojos vacíos con mejillas que apenas se alcanzaban a ver un rastro de lágrimas, pero nada de ella era igual sin embargo daba la impresión que siempre tuvo que ser así.

Llegamos al muelle y amarré el barco, la ayude a bajarse y me sonrió agradeciéndome. Se sentó en el borde del muelle mirando el agua casi cristalina.

-Nunca debimos llevar a Angeló, sabía que era mala idea, él estaba entrenado pero no sabía cómo actuar en situaciones de combate…- casi se le quiebra la voz, me senté al lado de ella -Yo no supe qué hacer cuando la sirena lo tomó, sin embargo Rupert se tiró del bote, yo me quede paralizada…-

-No fuiste la única- dije tratando de consolarla, pero nunca me salía bien, normalmente mis hermanos eran quienes sabían que decir y yo como actuar.

-Pero me salvaste dos veces, una al apartarme de la proa y otra tirando a la sirena que se sujetó de la baranda, yo solo arranqué el bote y pues, aquí estamos- dijo desanimada.

Traté de pensar en mi hermano, no era mi eterno favorito en el mundo pero en situaciones así él sabría qué decir.

-Puedes seguir adelante, a veces mirar atrás para tratar de recordar que hiciste mal o bien solo sirve para empeorar las cosas, honra a tu esposo e hijo creando una nueva vida donde estés feliz, ellos hubiesen querido eso-

Lacy rió casi sin ganas.

-Nunca pensé que un Eterno de los que cazó me supiera dar un consejo- trato de sonreír, no lo logró -Pero para una mujer de treinta y cuatro años es difícil crear una nueva vida sin dar explicaciones de que soy viuda y he perdido un hijo de trece años. Se supone que ya todo estaba arreglado para mi vejez-

-Tal vez solo tengas que poner en marcha tu plan b- dije y me miró confundida -Siempre lo tienes, lo he leído en tu expediente, por algo me pusieron en tu familia, yo nunca tengo un plan b, solo actuó-

-Si…- se detuvo y pensó -Tengo un plan b, pero para poder realizarlo tendrías que jurar por tu sangre de raza-

Me estremecí, sabía que significaba eso, cuando un Eterno jura por la sangre de nuestra raza, hay dos opciones, cumplir el juramento o morir.

-¿Me ayudarías con mi plan b?- preguntó con un brillo en sus ojos.

-Es bastante peso-

-Pero después de todo te pusieron en mi familia por algo ¿No?- tenia hacerlo, sentía que tenía.

-De acuerdo- dije y sacó un cuchillo de debajo de su falda y evité seguir su mano con mi mirada.

Se cortó la palma de la mano e hizo lo mismo con la mía. Hice una mueca de dolor, las unimos. Ella sonrió y yo temblé.

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