𝐏𝐎𝐖𝐄𝐑 ϟ 𝐒. 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊.

By patronuhs

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Sage Hudson no es buena. Adora gustar, cree que es oro, la más poderosa y... es una futura seguidora del Seño... More

𝐏𝐎𝐖𝐄𝐑.
𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍.
I. LA SORPRESA.
II. EL SEÑOR PHOE.
III. CAMINATA AL CASTILLO.
IV. MIRADAS FURITIVAS.
V. LA CUEVA DEL LEÓN.
VI. TRAIDORA.
VII. EL BOSQUE PROHIBIDO.
VIII. LIBROS VOLADORES.
IX. LA CONFESIÓN DE CORNAMENTA.
X. GRYFFINDOR VS SLYTHERIN.
XI. LA DISPUTA CON NOTT.
XII. EL CLUB DE LAS EMINENCIAS.
XIII. LA BÚSQUEDA DEL FELINO.
XIV. ÉL PROFESOR RETVENKO.
XV. LA ADVERTENCIA DE LA DAMA GORDA.
XVI. PETRIFICUS TOTALUS.
XVII. NUEVA ERA.
XIX. NOCHE DE BRUJAS.
XX. VISITAS INESPERADAS.
XXI. LA PREMONICIÓN DE TRELAWNEY.
XXII. LA HUIDA DE LILY.
Nota!
XXIII. EL MAPA MERODEADOR.
XXIV. ESPERANZA HECHA CENIZAS.

XVIII. LA INVITACIÓN AL BAILE.

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XVI. LA INVITACIÓN AL BAILE.

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—Hace siglos atrás, magos y no magos convivían en total paz. Algunos creían que aquellos que portaban magia eran descendientes de dioses y, otros, del mismísimo mal encarnado. Sin embargo, ambas comunidades coexistían una junto a la otra. Los magos no se metían con los no magos y viceversa—explicó él profesor Binns mientras se movía de un extremo del salón al otro. Sage, con el mentón apoyado en la palma de su mano, bostezó sin poder ocultar el sueño que le provocaba dicho profesor—. Con el tiempo las comunidades se fueron distanciando y, naturalmente, aumentó la cantidad de no magos que creían que los magos eran el hijos del diablo. Fueron escritos cientos de libros, algunos de los cuales se encuentran en la sección prohibída de la biblioteca del castillo, sobre sangrientas maneras de asesinar a aquellos que portan poderes en un intento de liberar aquellas sus almas. Algunos de esos libros tenían simbolos propios y llamaban a fuerzas malignas para acabar con la que, supuestamente, ya existía en la tierra. A eso se llama satanismo. El odio siempre fue contagioso y, a medida que pasaban los años, incrementaba, hasta que, finalmente, un 31 de Octubre bautizado como "Noche de Brujas", los no magos atacaron sorpresivamente a los magos con el pretexto de querer eliminar al mal. Irrumpieron en sus casas durante la noche y no tuvieron piedad ni si quiera con los niños. Algunos de los nuestros lograron escapar y cortaron todo el contacto con la comunidad no maga hasta que la existencia magos se convirtió en un borroso "cuento de hadas". Siglos después, los magos volvieron a integrarse a la comunidad de los no magos, aunque esta vez de incógnitos.

Sage no necesitó tomar ningún apunte. Conocía la historia de memoria y, hace un par de años, había estado tan obsesionada con el tema que incluso había leído algunos libros históricos sobre Noche de Brujas. La fascinación de la hechicera por el tema surgía a partir de que en aquella época del año todo se tornaba más oscuro, misterioso, místico y, en cierto modo, más mágico. Y, a pesar de que le encantaba la historia de Hogwarts siendo el lugar más seguro del mundo, Sage no podía evitar sentirse tan atraída por aquellos escalofríos que recorrían su espalda al caminar sóla por los pasillos en aquel tiempo o, incluso, los que le provocaba escuchar la historia cada vez.

—Mi padre dice que necesito hallar una pareja adecuada—murmuró Sage en el oído de Ryder, quien hacía garabatos sobre un pergamino, mientras que él profesor Binns se encontraba de espaldas—. Así que vamos a ir juntos—declaró.

—Ya tengo pareja, Sagie—se negó Ryder aún concentrado en su pergamino. Sage centró su vista allí y cayó en cuenta de que, en realidad, él slytherin no estaba dibujando garabatos. Las iniciales AR se encontraban por todo el papel. La rubia elevó una ceja, curiosa, ante el repentino enamoramiento de su mejor amigo—. ¿Recuerdas cuando destruiste la relación de Nott con Ava hace un par de semanas al comentar que él la engañaba?—Sage asintió con la cabeza y Ryder continuó—. Bien. Pues, he decidido invitar a Ava. Y ella ha accedido.

Sage no respondió, demasiado confundida ante la declaración de Ryder, por lo que él slytherin subió la vista hacia ella, exigiendo una respuesta con la mirada.

—¿Qué?

—Uhm, Ryder... yo... yo siempre he creído que- no, primero prometeme que no te vas a molestar—pidió la rubia. Ryder, con sus ojos perdidos en el mar que reflejaban los de Sage, asintió con la cabeza sin darle importancia—. Siempre te molestas cuando Andrómeda habla de Ted.

—¿Y?

—Y siempre he creído que la razón era porque estabas enamorado de ella y, bueno, muy celoso.

Sage era observadora por lo tanto nunca le pasó por alto la manera en que se iluminaba la mirada del muchacho al captar a la joven Black. También recordaba cuando, hace unos meses, Andrómeda había confesado tener una relación con Ted y los ojos de Ryder se habían puesto vidriosos y, por algún motivo que no comprendía, ambos habían pasado un mes sin si quiera mirarse. O cuando él slytherin había invitado a Andrómeda al Baile de Noche de Brujas, hace un par de años, y la joven Black creía que tan solo estaba bromeando. Sage tenía motivos para sospechar y no los había desaprovechado.

—Estás viendo algo donde no hay nada—fueron las únicas palabras que salieron de los labios de Ryder luego de quedarse paralizado por un momento. Su semblante se había oscurecido y la incomodidad del mago era palpable en el ambiente así que la rubia se propuso no contradecirlo—. Ella es demasiado infantil como para gustarme—declaró sin titubear.

Sage asintió con la cabeza, para nada convencida, al mismo tiempo que él profesor Binns decía que ya podían marcharse. Recogió su libro de Historia de la Magia sin demasiada emoción y lo guardó en la mochila. A eso le siguieron la pluma, el tintero y, por último, la varita, la cual resguardó en un bolsillo interno de la túnica.

Ryder, que se había mantenido observando a Sage guardar sus cosas de la manera más lenta que había presenciado alguna vez, se propuso hablar en cuanto la slytherin se colgó la mochila al hombro.

—Si le quieres dar una buena impresión a tu padre deberías invitar a algún slytherin... tal vez un ravenclaw. Zabini y Black son los más decentes—recomendó él mago. A continuación, giró sobre sus talones e inició camino hacia su próxima clase, la cual no compartía con su mejor amiga. A un metro de la salida se detuvo. De espaldas y con un deje burlón, habló—. Cuando dije Black me refería a Regulus. Siento que últimamente te hace falta esa aclaración—se burló y Sage puso los ojos en blanco.

—Voy a pretender que no sé que estás celoso porque Sirius es mi compañero de aventuras.

—¿Sirius? Bueno, eso es exactamente algo que no tienes que repetir si deseas borrar la mancha de tu apellido.

Sage chasqueó la lengua. Él mago tenía razón.

Él slytherin salió del salón y fue seguido por Sage, quien se espantó de la escena que encontró en la entrada: Sirius y Marlene se besuqueaban en medio del pasillo, aprovechando el último minuto que tenían de libertad antes de ingresar al salón y pasar una hora escuchando al profesor Binns. A su alrededor, ningún gryffindor cuchicheaba, por lo que Sage supuso que ya debía ser una escena común a los ojos de los leones.

—¡Hey! ¡Malfoy!—lo llamó la slytherin a lo lejos. Una cabellera albina giró hacia su dirección a unos metros a distancia. Tanto Nott como Zabini imitaron al nombrado, igual de confundidos. Ryder, junto a Sage, se encontraba en la misma situación. Una sonrísa maliciosa se coló entre los labios de Sage mientras hablaba—. ¡Esos dos están infringiendo las normas!—los acusó señalando al par de gryffindor.

Lucius le devolvió la sonrísa al mismo tiempo que exclamaba, como el prefecto que era, "¡TREINTA PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!". Entonces tanto Marlene como Sirius pusieron un metro de distancia entre ambos. La gryffindor ingresó avergonzada al salón mientras Black gritaba una promesa de venganza en dirección del slytherin antes de imitar a su compañera, sin si quiera observar a Sage, acción que, francamente, la ofendió. ¿Por qué Sirius Black le estaba dando todo el crédito a Lucius? Ella también había puesto su parte.

—Nada mal, Hudson—halagó Lucius en cuanto Sage llegó a su lado.

Sage sonrió para sus adentros, demasiado avergonzada por como se había inflado su pecho ante el halago como para querer admitirlo. Estaba a un paso más cerca de su libertad. Y estaría otro más si conseguía a alguien apto para asistir al Baile de Noche de Brujas.

—¿Vamos juntos al Baile?—le preguntó a Zabini, con un intento acertado de parecer despreocupada.

Él mago la escaneó con la vista. La oscuridad de sus ojos se encontró con el hielo de los de Sage y el resultado fue una sonrísa a medias por parte de él. Con un leve asentimiento de cabeza, Douglas Zabini aceptó y Sage Hudson sintió que su vida volvería a su eje natural en menos tiempo de lo esperado.

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—¿O sea que básicamente quieres que te ayude a convencer a Dumbledore de que tú serías una mejor prefecta que Josette Lestrange para que le quite el puesto y te lo de a ti para que puedas sacarle puntos a gryffindor y te ganes la confianza de Malfoy? ¿y todo ese lío para no ser desheredada?—cuestionó Amelia sin poder creerselo.

Sage frunció los labios. Ahora que escuchaba en voz alta lo que había estado planeando durante las últimas horas podía afirmar que era una locura. Principalmente porque Dumbledore nunca le daría el puesto a ella: sus notas no eran de ayuda y su comportamiento, en general, era cuestionable. Numerosas veces había sido castigada por andar a horas que no debía en lugares que no debía con la compañía de distintos magos. Eso no decía que era alguien responsable y de confianza. Y luego estaba el tema de Josette: la hermana menor de Rodolphus Lestrange era tan despiadada como Voldemort. Tal vez pudiera ganar la confianza del séquito de Malfoy, pero desafiandola se convertiría nuevamente en un objetivo.

—Sí... pero no solo para evitar ser desheredada—señaló la ojiazul—. No quiero ser repudiada y quedarme sin herencia. Tampoco sola.

—¿Te preocupa más tu herencia que ser repudiada? Wow... creo que alguien debería ordenar sus prioridades—murmuró la hufflepuff mientras avanzaba por el interminable pasillo.

No estaban yendo hacia ningún lugar en específico, sino más bien se trataba de otra caminata nocturna más. Dado que Paris y Sage no se habían arreglado, la hufflepuff tenía que hacerse tiempo para su hermana y otro distinto para su mejor amiga. Amelia pasaba la tarde con Paris, momento en el que Sage se entretenía generalmente en la biblioteca, y luego daba largos paseos nocturnos con la slytherin, momento que Paris se la pasaba en compañía de James. Era un sistema perfecto para la gryffindor y la slytherin. Sin embargo, la hufflepuff había comenzado a descuidar tareas al no tener un minuto libre.

—Escuché a Sirius hablar de ti hoy—soltó la hufflepuff. Sage hizo un gesto con su mano, ordenandole que continuara, demasiado intrigada como para hablar. Luego de cuestionarse si realmente iba a comentarle a Sage lo que había escuchado por accidente, Amelia prosiguió—. Estaba con James y dijo algo sobre que te habían lavado el cerebro. Mencionó que lo acusaste de no se qué y Malfoy quitó puntos a gryffindor. Luego comenzaron a planear una broma.

—¡Gracias a Merlín!—exclamó Sage con una sonrísa en el rostro. El hecho de que los merodeadores estaban planeando una broma contra ella iba a afirmar que ella no se relacionaba con ellos en el ámbito extracurricular. Sin embargo Amelia no lucía feliz—. ¿Qué?—le cuestionó a la hufflepuff, la que se encogió de hombros sin cambiar su expresión—. Esto es bueno, A. Todos sabrán que no estoy relacionada con ningún gryffindor y eso va a hacer que me gane la confianza de quienes debo con mayor rapidez—explicó con emoción.

—No te van a atacar a ti—murmuró Amelia maldiciendose por seguir hablando. Sage parecía haber recuperado su humor (o al menos ya no andaba gruñendo incluso a las moscas) y lo último que deseaba la hufflepuff era desmotivarla—. Como he mencionado, Sirius cree que te han lavado el cerebro. Y por eso van a atacar a Malfoy de manera exclusiva. En cuanto a ti...

—¿En cuanto a mi qué?

—Uhm, tal vez los escuché hablar sobre que estás fingiendo ser... así—la señaló de arriba a abajo—para sacarte a tus compañeros de encima... y luego está la anecdota de Sirius sobre que él hizo lo mismo antes de declararse traidor.

Un remolino de sentimientos invadió a Sage. Principalmente porque ella no estaba fingiendo nada, de eso estaba segura. Si bien no le agradaba la idea de ser amiga de alguien tan cerrado y cruel como Malfoy, no le desagradaba para nada el tenerlo de su lado en posibles situaciones que tal vez requiera de apoyo. Por un lado estaba ofendida (¿por qué creía que se dejaría lavar el cerebro? Ella era Sage Hudson, se suponía que ella daba ordenes, no que aceptaba las de otros) y por el otro se sentía enfadada. Ella no era la víctima de la historia. Mucho menos podía ser comparada con Sirius. Eran opuestos en lo importante. Ella lo ignoraba a diario desde lo que había pasado en la mansión, en un intento de recuperar su reputación y demostrar que no son amigos, y sin embargo Sirius seguía empeñado en demostrar que ella era una traidora.

La idea de que al gryffindor se le ocurriera hacer algo estúpidamente heroíco la aterrorizó. Poco a poco iba borrando las manchas de su apellido como para que venga Sirius Black y arruine su trabajo. No. No iba a permitirlo. Lo destrozaría antes de que hiciera algo como eso. Pero primero iba a aprovechar la ventaja.

—Que idiota, ¿verdad?

Amelia no respondió.

Una extraña sensación emergió en el pecho de la rubia. Giró hacia su mejor amiga y pudo notar el nerviosismo que empapaba su delicado rostro. Con súbitas dudas sobre Amelia, Sage habló.

—¿Le crees a él?

Sage odiaría pelearse con Amelia. Por eso se detuvo en medio del pasillo, dejando que el gélido viento de un ventanal abierto mueva de un lado a otro sus rizos dorados. La hufflepuff la imitó. Ambas intentaban descifrarse en un intento de priorizar su amistad antes que lo que realmente querían decir: Amelia estaba a un paso de ofender a la slytherin y la última a pocos de gritarle por ser tan ingenua.

—No, él no te conoce—se negó la de cabello oscuro, mordiendose la lengua para evitar hacer alguna acotación.

Sage sonrió.

—Que bien, odiaría estar peleada contigo—confesó.

Amelia sentía lo mismo y por ese motivo prefería callar. A pesar de sus aires de fuerza y poder, ella creía firmemente que Sage se volvía susceptible y manejable cuando estaba sola. Como cuando había peleado con Paris, se había quedado sola y luego había corrido hacia la primera persona que le había aparecido, en tal caso, Sirius. Incluso en aquel momento: había cortado muchas amistades, casi se limitaba a convivir únicamente con slytherin y de repente se la pasaba quitandole puntos a los que en algún momento habían sido sus amigos, lo que era algo que hacían todos los pertenecientes a la casa verde y plateada y, sin embargo, Sage nunca había mostrado pasión por hacerlo hasta ahora, que incluso deseaba volverse prefecta sólo por tal motivo.

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