XIX. NOCHE DE BRUJAS.

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XIX. NOCHE DE BRUJAS.

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EL ASUNTO DEL BAILE HABÍA TRAIDO MAS problemas a Sage de los que se habría imaginado

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EL ASUNTO DEL BAILE HABÍA TRAIDO MAS problemas a Sage de los que se habría imaginado. El hecho de estar enemistada con su padre le había provocado el disgusto más grande hasta el momento al no contar la autorización firmada para ir a Hogsmade. La resolución a aquello había llegado en un abrir y cerrar los ojos, pues él profesor y jefe de Slytherin, Horace Slughorn, no tenía demasiada paciencia como para aguantar a una joven siguiendolo e insistiendo sobre ir al pequeño pueblo. Aún conociendo la delicada situación de Sage con su padre, él hombre cedió, poniendo como condición que él mísmo la acompañaría para evitar que se desviara de la Boutique (Sage no lo culpó, tenía motivos para pensar aquello). Sin embargo, la noche anterior a la salida programada a la Boutique bajo el cuidado de Slughorn, Sage había caído en cuenta, mientras revisaba entre sus libros, que le parecía el sitio más astuto para guardar dinero, de que no contaba con galeónes suficientes para invertir en un vestido. El rasgo que era más notable en Sage era el orgullo y justamente aquel fue el que no le permitió pedir dinero prestado a sus amigos.

Estaba lejos la hechicera de rendirse allí pero, luego de una intensa conversación con Andrómeda, la slytherin tuvo que tachar su opción de respaldo que consistía en utilizar un vestido que tenga. La naturaleza de las aristócratas era, en general, cruel y por eso Andrómeda sostenía que lanzarían a Sage a la hoguera si decidía "repetir un vestido". Y no se equivocaba. Mucho menos podía hacerlo, había dicho Andrómeda, ahora que estaba tratando de recuperar su reputación. La despellejarían viva de insultos y no conseguiría más que posicionarse de peor manera.

A ese punto, más que desear ir al Baile, Sage deseaba que una escoba la atropellara, justo como Remus Lupin (¡sorpresivamente se había unido al equipo de quidditch!) había atropellado a una joven del equipo contrario el domingo en el partido de hufflepuff contra gryffindor, el cual habían ganado los leones.

Entonces Amelia se había ofrecido a prestarle un vestido a Sage con el concepto de que como nadie la notaba, nadie sabría que ella había usado el vestido en el pasado. A Sage no le agradó para nada eso pero de todos modos accedió a intentarlo. Luego de una tarde de probarse todos los vestidos de la amable hufflepuff, Sage descubrió que había crecido unos cuantos centímetros. La diferencia de altura entre las mejores amigas siempre había sido notable, pero no al punto de que no se pudieran prestar ropa, como ocurría ahora. Bien. Otra desgracia para Sage y otra oración para que la atropellara una escoba.

—No pienso dejar que vayas con esa cosa—declaró Andrómeda dandole una mirada de arriba a abajo a Sage.

La slytherin le dió la razón. El vestido que había encontrado en el fondo de su baúl (y que, por lo que recordaba, no había usado nunca) consistía en un corte recto con manga tres cuartos con cientos de vuelos, cada uno de diferente color. Con tanta cantidad de vuelos, Sage parecía tener casi el doble de masa corporal que tenía. Sin embargo, lo peor era que le quedaba varios centímetros más arriba de lo que tenía que quedarle, lo que no había hecho más que confirmar que, definitivamente, estaba más alta. Más que un vestido, parecía un disfraz.

𝐏𝐎𝐖𝐄𝐑 ϟ 𝐒. 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt