Ares
Abrocho mi pantalón y me coloco la camisa que antes fue tirada al suelo.
– ¿Tan rápido te vas? –Pregunta Artie sonando desilusionada.
Miren qué no soy tan cabrón, al menos recuerdo su nombre.
No sé porqué se ponen con lo mismo siempre que terminamos de tener sexo. Siempre dejo en claro lo que busco, no sé porqué quieren más.
Hasta acurrucarse parece ridículo. Con la única que he hecho eso ha sido con la Bruja, pero más por obligación que necesidad.
Por suerte ninguna de las chicas con las que tengo sexo sin compromiso ha querido que les haga un oral -bromeo, soy yo, Dios griego, obviamente quieren pero les da miedo pedirlo-, de todos modos no pienso hacerselos aunque me roguen. Los orales son algo serio, se necesita mucha confianza y vamos, no sé por donde más han pasado esas vaginas.
Pero oye, si me quieres chupar el pene no que quejo.
– Tengo cosas que hacer –respondo su pregunta y antes de salir de la habitación escucho como suspira.
Enciendo mi celular y reviso los mensajes de Raquel.
"Dios griego, ¿dónde estás? Necesito verte."
"Ares, Apolo me dijo que no estas con él, que no ha sabido nada de ti en todo el día, ¿no ibas a salir con él?"
"Ares, ¿estás?"
"Ares Hidalgo, comunícate conmigo de inmediato o si no cambiaré la contraseña de nuestro WiFi. No más AresYYoForever."
Está bien loca la Bruja. Le envió un mensaje diciendo que ya voy a la casa.
Hace dos meses estaba espiando a Raquel y descubrí que sospechaba que la engañaba –cosa que era y es cierta–, así que dejé mi móvil a su alcance por cinco minutos mientras la espiaba. La muy acosadora le colocó un rastreador en menos de dos minutos.
Estuve durante una semana ligandome a la chica de los bolos ya que según Raquel estaba ahí por una competencia con Artemis.
Luego "accidentalmente" mi celular cayó a una fuente y a la mierda el teléfono y el rastreador.
Por suerte no volvió a colocar otro, creo que la chica de los bolos pensaba que el vacile iba para serio.
No soy hombre de una sola chica, pero Raquel no tiene por qué saber eso.