camaleón ¹ • taekook

WTFangirl tarafından

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❝ A él le llamaban "camaleón". ❞ Kim Taehyung descubrió al verdadero chico camaleón; una persona totalmente d... Daha Fazla

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" 60 - AGRADECIMIENTOS "
" rhampholeon "
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WTFangirl tarafından

"Gules"


—Jungkook, ya va siendo hora de irnos —avisó el animado pelirrojo sosteniendo el peso de su cuerpo en su bastón e ignorando el frío que le calaba los huesos.

—Vale, vale. Solo dame un momento —le pidió marcando un número en su celular.

Ya, era diciembre. El tiempo corría y la nieve caía. Taehyung decidió que era mejor para Jeon descansar un momento de todos los problemas que se le acumulaban en la cabeza luego de que este se desmayara víctima del estrés, a mitad de un examen. Es así como decidieron tomar vacaciones navideñas en casa de Jungkook, Busan. Su madre, encantada de volver a ver a su hijo,  los hospedó con gusto en casa. Taehyung estaba profundamente emocionado con el hecho de que conocería al ser humano que dio vida a la persona que ama, y con el pensamiento de Jungkook aceptando una invitación a visitar a su familia. Después de todo, Jeon Jungkook fue la esperanza de volver a tener fuerzas y creer en que era posible ponerse de pie por sí solo, otra vez. Era por él que despertaba cada día con la corazonada de que cosas buenas se le avecinaban a su lado, como si el castaño fuese su anti-depresivo preferido para sus pesares y duelos. Por otra parte, Jungkook se encontraba embobado por Kim Taehyung. Pensaba en él como un ser increíblemente perfecto y halagüeño, una mezcla de peculiaridades fascinantes. Era simplemente singular, y le amaba. No comprendía como es que se pudo ganar su corazón siendo él mismo, pero estaba eternamente agradecido.

—¿A quién llamas, Kook? —preguntó el pelirrojo, quien observaba curioso a su novio intentando comunicarse con alguien por celular. No sabía de quien se trataba hasta que vio la pantalla.

—Jimin Hyung pidió que lo llamara en cuento estemos a punto de partir.

—Ya veo...

Conectaron sus miradas y sonrieron. Taehyung depositó un beso en el lunar de su cuello y la llamada del castaño fue contestada, por cámara.

—No es momento para una habitación para dos, chicos. Por favor —incómodo se quejó el pelinegro amigo. Jungkook y Taehyung rieron ante el comentario y prestaron atención a la pantalla frente a ellos—. ¿Ya están por partir?

—Faltan alrededor de unos diez minutos.

—¡Ya deberían estar por partir, Jungkook! ¿Qué hacen allí? Muevan sus traseros.

—Descuida, Park. Tenemos al tren justo a nuestra derecha, ¿puedes verlo? —voltearon el aparato para enfocar la cámara en la maquinaria a su lado. Una exclamación de sorpresa se emitió por el celular, y la pareja se miró dudosa— ¿Hay alguien contigo? ¿Estás con alguien ahora mismo?

—No...

—Sí —respondió la voz detrás del pelinegro—, soy yo. ¿Qué tal todo, chicos?

—¡Dahyun! —le nombró el castaño alegre de verla.

—¿Dahyun? ¿Qué haces ahí con Jimin? —quiso saber el pelirrojo.

—Este tipo quiso invitarme a un paseo por la ciudad, ¿pueden ver aquel árbol de navidad gigantesco? —no dejó que el gato le comiese la lengua como al pelinegro y recibió un pequeño golpe en la nuca— ¡Hey! No dije nada malo.

—¿Qué está pasando ahí?

—Nada —se excusó sonrojado el amigo—, solo invité a Dahyun a dar un paseo por aquí. 

—¡Luego iremos a su casa e intentaremos hornear pastel! —anunció emocionada, recibiendo otro golpe— ¿¡Y ahora qué dije!? —reclamó observando con recelo al pelinegro.

—Espero que todo salga bien en su viaje a Busan. En serio —cambió de asunto—. Recuerden comunicarse con nosotros en cuanto lleguen.

—Claro, hyung. No te preocupes; lo haremos.

—¡Nos vemos, chicos! —se despidió la pelinegra

—¡Nos vemos! —al unísono se despidió la pareja, finalizando la vídeo llamada.

—¿Listo para partir? —animó el pelirrojo a Jungkook, recibiendo una afirmación de su parte.

Jungkook tomó de la mano a Taehyung mientras que este confiaba su peso a su bastón, dirigiéndose al interior del tren. Adentro parecía ser un lugar cómodo y acogedor para ambos. Los vagones lucían modestos, con una vivacidad arcaica y respetable. Les hacía recordar bastante a aquellos antiguos trenes de juguete que se ven en películas o tiendas de reliquias. Al encontrar su habitación se encantaron con la idea de tener una ventana, pues así disfrutarían más del largo viaje.

—Traje cartas —anunció el castaño—. Sé que este viaje se tomará su tiempo hasta llegar a Busan, entonces...

—De hecho, llegaremos de noche a Busan.

—Ah, ya veo... 

Se sentaron en una cama y se echaron plácidos de espaldas. Cuando Jungkook estaba a punto de comentar algo, su estómago le interrumpió con gruñidos y el pelirrojo se echó a reír.

—Al parecer alguien tiene hambre —se burló haciendo cosquillas en el estómago del otro—. ¿Quieres que vaya a buscar bocadillos al vagón del restaurante? 

—Descuida, yo iré —amplió una dulce sonrisa y palmea suave el muslo del chico antes de salir de la habitación.

Taehyung suspira y ríe en cuanto Jungkook desaparece. De su mochila saca discreto su cámara y una libreta. Observa como el tren comienza a avanzar y se acerca a la ventana de la habitación, viendo a todas las personas despidiéndose con las manos alzadas de otros pasajeros. Fotografió todo lo que en sus ojos se reflejaba para poder rememorar aquellos instantes. Rebuscó entre las páginas de su libreta y encontró su último escrito. Se sintió tan emocionado de estar al lado de Jungkook. Esta vez estaba complacido de poder disfrutar una navidad con él; su primera navidad juntos. Sabía que no podía estar equivocado con sus propias palabras, y lo cierto era que Jungkook sí pertenecía en él. En su corazón, en su alma. Es así como imaginaba los mejores de los augurios y anécdotas por compartir. Se sentía tan complacido como ansioso ese mismo instante.

Guardó su libreta justo antes de que el castaño muchacho apareciera de vuelta con una bandeja repleta de canapés de diversos sabores, dejando a Taehyung con la boca abierta.

—Deja de babear y comamos ya, estoy famélico.

Ambos soltaron una carcajada e iniciaron a comer mientras se divertían observando como el tren se alejaba de Seúl. Calles conocidas, edificios, casas y más lugares se distanciaban de ellos en ese humilde tren. Sonreían al ver como de a poco la nieve se acumulaba en el vidrio de la ventana y la bandeja terminaba vacía. Estaban satisfechos y contentos.

Ya se había vuelto tarde, y la luna los saludaba. Es ahí cuando Taehyung le pidió un favor a Jungkook.

—¿Por qué querrías hacer eso...?

—¿No puedo? 

Jeon no se negó y exhalando se deshizo de su chaqueta, apartándola de la cama enfrente de Kim. Su espalda chocó con la pared cerca del vidrio y al observar el cielo, la luz de la luna le decoró su rostro. Justo como Taehyung anhelaba. De su mochila sacó una gran libreta de hojas pálidas y un lápiz de carbón para comenzar a trazar delicadas líneas. Lustró a Jungkook como sus hambrientos ojos le codiciaban su belleza, recorría con maravilla los rasgos faciales. Sus ojos fueron tan brillantes como estrellas y sus labios se volvieron en una obsesión, irresistibles para Taehyung en ese minuto. Al seguir con sus cabellos se entretuvo con los rulos que el castaño tenía. Bajando con su cuello emprendió otro tipo de viaje, como una degustación para sus orbes. Sin embargo, algo le detuvo.

—¿Pasa algo?

Taehyung negó, sin cambiar su semblante de enfoque. 

—Quítate la playera —ordenó difuminando el carbón del papel.

Jungkook contuvo la respiración y miró su prenda superior, retirándola con cierta timidez y la cara ardiente. La playera terminó perdida en el suelo y el torso de Jungkook quedó al desnudo para Kim Taehyung. Este se relamió sus labios y con unos mechones de pelo apegados a su frente bajó su lápiz hasta más allá del cuello: las clavículas, sus hombros, sus brazos, sus pectorales y su abdomen... Algo en Kim estaba despertando, y no quería dejarlo notar en ese segundo. No hasta que terminase su pieza de arte.

—Me siento algo incómodo.

—No lo estés —le dijo Kim—. No deberías estarlo —le sonrió con una pizca de picardía que Jungkook logró reconocer en su aura.

El castaño respiró profundo y volvió su mirada a la ventana, la cual estuvo repleta en abundante nieve. No había posibilidad de admirar el exterior con el vidrio en esas condiciones. Su pecho subía y bajaba al empezar a respirar dificultoso. Sentía la feroz mirada del pelirrojo en su cuerpo y percibió gotas de sudor recorrer su frente. Sus brazos comenzaban a estar inquietos al igual que sus piernas, y Taehyung lo notó. Ya estaba dándole unos últimos retoques al retrato y sonreía gozoso. 

—Taehyung... —el nombrado le miró como respuesta, lascivo y complacido, dejando a Jungkook mudo— Tengo frío.

Esa fue la única frase que pudo articular el castaño antes de sentir repentinamente las manos de Kim en su cuello y su peso encima de él, dejando apartado el precioso retrato. Sus labios chocaron necesitados e insaciables. Jungkook se dejó caer de espaldas en la cama, sintiendo corrientes eléctricas por todo su cuerpo. Taehyung se despojó de su suéter y el castaño le ayudó con ansias a desabotonar su camisa. El pelirrojo comenzó a jadear en cuanto sintió las congeladas manos de Jungkook en el borde de su pantalón. La correa dejó acceso al botón del pantalón de Kim y Jeon aprovechó para poder abrirlo, pasmado al sentir un gran bulto bajo la tela. Taehyung se alejó para poder bloquear la puerta de la habitación y deshacerse completamente de sus ropas, quedando su exquisito bronceado frente al chico castaño. Se acercó a aprovecharse del níveo torso de Jungkook y llegar hasta sus pantalones, dejando de interponerse entre los dos. Y así ocurrió con toda tela que les cubriese los cuerpos.

—Taehyung —susurró en su oído, sintiéndose súbitamente caliente.

—Te deseo —se atropellaron las palabras en la boca de Kim.

Yo también. Ahora, Taehyung.

La manera en que Jungkook respondió ante su declaración le dejó fuera de órbita; el castaño se le abalanzó encima devorando con gula sus labios, rozando y acariciando su virilidad con una lentitud tortuosa para Taehyung, dejando que unos roncos gruñidos guturales abandonaran sus cuerdas vocales. Su cabeza no podía evitar caer hacia atrás sintiendo las caderas de Jungkook bailar sobre él, causando furor en sus sudorosos rostros en esa gélida noche nevada, encerrados por placer.  Las palmas del pelirrojo aterrizaron con firmeza a las caderas del chico y le miró con duelo.

—Jungkook, espera... —intentó respirar con normalidad, hallando las manos del castaño en su pecho— Ya...

—Ya es hora —jadeó, deteniendo cualquier movimiento de su parte.

Taehyung se sobresaltó con la pausa de la situación y se enderezó en la cama. Se observaron cómplices y risueños. Podían escuchar las ruedas del tren avanzando por los rieles y percibir el silencio de la madrugada, así como el calor concentrado en su vagón. Los dedos de Kim acariciaron todo a su paso, regalándole exquisitos escalofríos a Jungkook, y alcanzando sus sensibles oídos. Rozaba la yema de sus falanges por esa delicada zona del chico, robándole involuntarios gemidos. Podía percatarse de lo calientes que se ponían sus orejas. Jungkook negaba con la cabeza y baja su mirada mordiendo su labio inferior con fuerza. Empezaba a arañar los hombros de Taehyung al sentirse tan sensible, pero retractaba su placer. Su cuerpo iniciaba a controlarse por sí solo y sacudía sus caderas con necesidad.

Es ahí cuando Taehyung abrazó su envidiable cintura y entró en él.

Taehyung le miró a los ojos, buscando permiso en el otro. Mas, a estas alturas, a Jungkook ya nada le importaba. Todo era borroso para él. Jeon comenzó a introducirse con cuidado y ansioso en la hombría de Kim. Sus bocas se abrían en busca necesitada de oxígeno, pero sus cuerpos buscaban otra cosa. Mucho más que ello. 

El viento resoplaba fuera, y dos cuerpos se unían dentro. Jungkook sujetaba con fuerza sus manos en los hombros de Taehyung, subiendo y bajando en él. Ambos eran un desastre de jadeos en esas cuatro paredes, juraban estar enloqueciendo como estar viendo las estrellas. Taehyung estaba cegado en gules, un color tan profundo y furioso como el rojo pasión, las llamas de esa misma noche, el fuego en el cuerpo de Jungkook...

Taehyung cada segundo se sentía más excitado. Fogoso. El calor se apoderaba de sus venas y sus impulsos se incrementaron al delirar con los corpóreos sonidos. Se sentía desfallecer en un momento, y más aun cuando Jungkook empezó a moverse con frenesí, demostrando expresiones exquisitas en su rostro y dejando salir un caos por su boca. Una melodía hipnotizadora para Kim.

En cuanto Jungkook mostró espasmos por todo su interior, Taehyung no pudo soportar un segundo más y se colocó encima del castaño, dominando su cuerpo por completo. Juntó sus manos con las de Jungkook y sus frentes, recibiendo el cálido hálito del muchacho. Sus anatomías danzaban desenfrenadas en busca del delirante apogeo.

—Rápido —imploró el castaño, enloqueciendo—, rápido, rápido.

Y esa súplica fue el punto culminante para Kim Taehyung, dando todo de sí en ese paraíso que era Jeon Jungkook. Este se retorció de gusto bajo sus toques y los cuerpos de ambos cayeron rendidos en la cama. Pudieron escuchar los últimos gemidos atiborrados en ardor en esa congelada noche de diciembre, los últimos suspiros y los inolvidables latidos desbocados de sus palpitantes corazones. 

Se miraron a los ojos y dientes deslumbraron en una sonrisa. Comenzaron a reír propasados y eufóricos.

—Fue lo mejor que pude haber hecho.

—Y que lo digas —rió Jungkook.

—Nunca... lo había hecho con alguien... —admitió Kim mirando al techo sobre ellos.

Jungkook perplejo giró su cuerpo hacia él y tocó su corazón, sintiéndolo saltar.

—Me alegro de que hubiera sido conmigo.

Se obsequiaron otro choque de miradas y sonrieron, cómplices de aquel amor nocturno y apasionado. No querían pensar en lo que ocurriese mañana, o meses después, o años luego; solo se centraban en el presente y en el sabor de sus dulces labios unidos por última vez antes de caer dormidos bajo las celestiales sábanas. 

Les encantaba unirse en su propia burbuja, y no querían que nadie la reventase...

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