Fictober XiYao

By Union_Xiyao

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Fictober creado por y para la pareja de Lan Xichen y Jin GuangYao de mano de diferentes autoras. More

Aclaraciones
Día 1 - Hojas
Día 2 - Mantas
Día 3 - Luz de luna
Día 4 - Fuego
Día 5 - Suéter
Día 6 - Tranquilo
Día 7 - Cielo Nocturno
Día 8: Tazas calientes
Día 9: Magia
Día 10 - Bosque
Día 11. Alas
Día 11.2: Alas
Día 12: Calabazas
Día 13 - Reptiles
Día 14: Libros
Día 15 - Pijama
Día 16: Encantado
Día 17: Anillo
18. Puente
Día 19 - Columpio
Día 20: Noche de cine
Día 21: Tormenta eléctrica
Día 22. Suave
Día 23 - Hornear
Día 25: Animales / Criatura / Bestia
Día 26 Amor/Desamor
Día 27: Dulces
Día 28. Paranormal
Día 29 - Fiesta
Día 30 - Cementerio
Día 31: Halloween

Día 24 - Manzanas

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By Union_Xiyao

Día 24. Manzanas

Autor: Mizuki Yuki

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—Papi.

Ninguna respuesta vino ante la dulce voz de un pequeño niño que caminaba de la mano de su padre. Una escena familiar que incluso podría resultar dulce para aquellos que miraban la escena de un hombre sólo cuidando de su pequeño hijo sin la compañía de su mujer.

—Papi... qu— quero... ma... maza... mazana...

El hombre se agachó a la altura del pequeño y acaricio su cabeza antes de mirarlo con severidad. Con sólo ver su expresión el niño amenazó con derramar las primeras lágrimas.

—Te he dicho antes que no. No me han pagado y he gastado todo en tus medicinas, aunque no sé para que te lo digo, si de cualquier forma no lo vas a entender —. Espetó cansado.

Un breve puchero, y el niño comenzó a llorar desconsolado. Su padre lo alzó en brazos tratando de consolarlo inútilmente; su expresión era cansada, incluso podría describirse como molesta, pero si algo había aprendido con el tiempo es que era mejor dejar que pasara el berrinche, después de un rato olvidaría el motivo.

—Puedo ofrecerle una manzana. Escuché que el niño quería una.

Al escuchar la voz volteó inmediatamente tratando de mostrar su mejor cara, después de todo las personas cuestionan menos el motivo de una sonrisa que el motivo d enojo. Por otro lado creía que ya habían llamado demasiado la atención, tanto que ese hombre se había acercado.

—Lo agradezco pero es mejor que no le den lo que quiere —. Aunque su tono era amable, dejaba entrever su molestia.

—Por esta vez tómela — el pequeño estiró sus manitas tratando de agarrar la manzana que le ofrecía el desconocido de sonrisa amable.

—Sólo por esta vez.

Habiendo aceptado sin mucha opción dejo que el niño tomara la fruta, la cual abrazó como si se tratara de un tesoro. Después la pasó sobre su ropa y le dio una mordida, comiendo confiadamente.

—Espera a que lleguemos a casa, no comas con las manos sucias.

—No debería regañarlo, es sólo un niño.

—¿A todo esto quién es usted?

—Soy el encargado de esa tienda de frutas y vegetales — señaló el local de a un lado.

—¿Vive por aquí cerca? Es la primera vez que lo veo.

El hombre destilaba confianza, era casi imposible no quedar encantado ante sus peticiones y revelar la información que le pedía.

—Vivo en el edificio al final de la calle. Espero que no sea un secuestrador de menores —con una sonrisa mordaz expreso con falsa amabilidad.

—Por supuesto que no. Mi nombre es Lan XiChen y pueden venir cuando gusten. Si su esposa viene, sólo con que diga que es esposa de... — Hizo una pausa con la clara intención de que el otro diera su nombre en una presentación un tanto forzada, pero que tampoco parecía tener mala intención de ninguna manera.

—Jin GuangYao es mi nombre y no tengo esposa. Gracias por la manzana, nos vemos después.

Abrazó más fuerte a su hijo que aun no terminaba de comer la enorme manzana, a pesar de la turbia historia que había detrás de su nacimiento, lo amaba, era lo único que le quedaba en el mundo después de haberlo pedido todo de la forma más despreciable y sin haber tenido más culpa que la de haber nacido.

—Me gushta — comentó el niño con el tono pausado que lo caracterizaba desde que había logrado decir su primera palabra.

—¿La manzana o el muchacho? — Una sincera sonrisa se había curvado en sus labios.

El menor se le quedó mirando con esos enormes ojos tan parecidos a los suyos. Un suspiro escapó de la boca de Jin GuangYao.

—Lan XiChen parece un hombre amable. ¿Crees que quiera ser amigo de tu papá?

—Mazana.

—A-Song, a veces quisiera saber si tu enfermedad tiene cura. Tal vez debí hacer lo mismo que tu madre y abandonarte.

Abrazó al niño una vez más y comenzó a apretarlo contra su pecho sin medir la fuerza de sus brazos. Al inicio el menor había rodeado a su padre hasta dónde las pequeñas extensiones de su cuerpo le alcanzaron, pero al sentir que comenzaba a ser doloroso y que el aire le faltaba, comenzó a agitar sus bracitos asustado, golpeando en donde quiera que alcanzara del cuerpo de su padre.

Jin GuangYao no pensaba en ese momento con claridad, si RuSong no estuviera su vida sería más sencilla. ¿Quién extrañaría a un niño que nadie más quiere?

Sus pensamientos lo estaban traicionándolo y orillándolo a cometer un crimen del que se arrepentiría toda la vida en caso de que llegara a consumarlo. Sólo eran ellos dos después de caer tan bajo, si era justo deberían morir ambos.

Relajó el abrazo y el pequeño al fin pudo respirar, tomó una gran bocanada de aire y con la boquita abierta pareció quedar privado antes de que al fin el llantón hiciera gala. Fuertes gritos, algunas arcadas y las lágrimas que no dejaban de brotar eran la prueba de lo asustado que estaba.

Sí comprendía el dolor y temía a la muerte, podría tener esperanzas de que su condición no fuera tan severa.

—Lo siento, lo siento. Papá no quería hacerte daño.

Besó repetidamente su cabeza y limpió con un pañuelo el rostro que ya estaba hecho un desastre entre la mezcla de lágrimas y mocos.

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—Buen día A—Yao ¿Vas al trabajo?

La voz amable del hombre con quien había frecuentado desde hace algunos meses en una amistad que había fluido rápidamente, siempre le arrancaba una cálida sonrisa por las mañanas.

—Sí. Sólo debo dejar a RuSong en la guardería primero. Me sorprende que abras tan temprano.

— Lo hago porque es más fácil verte por las mañanas.

El rostro de Jin GuangYao se tiñó de un leve rubor, lo miró unos instantes y después agachó la mirada agitando sus largas pestañas.

—Debo irme — respondió con una amable sonrisa.

—¿Te gustaría ir a algún lado cuando salgas del trabajo?

—No puedo —señaló con un movimiento de su barbilla a su hijo que descasaba su cabecita sobre su hombro negándose a despertar.

—Los invito a cenar, vivo en este mismo edificio — el tono y expresión amables de Lan XiChen hacían casi imposible el negarle algo.

—Entonces nos veremos por la tarde.

—Antes de que te vayas — le ofreció un par de manzanas. — ¿Le gustan mucho o me equivoco?

—Le encantan — su tono había resultado ser más coqueto de lo que esperaba, por lo que con el pretexto de que era ya muy tarde prácticamente salió huyendo.

---

Por la tarde al volver del trabajo dudo sobre pasar frente al local que atendía Lan XiChen, comenzaba a darse cuenta que su corazón latía con más fuerza cuando estaba frente a él y que sus atenciones estaban confundiendo sus pensamientos. En el pasado había pasado lo mismo con Qin Su, la madre de su hijo.

Espabiló al llegar a la esquina de la calle desde dónde podía ver que aun no había cerrado, seguro estaba esperándolo.

No era de las personas que se rendían tan fácilmente, siempre había aspirado a llegar tan alto que nadie se atrevería a mirarlo de nuevo con desprecio. Estaba seguro que pronto obtendría el puesto que deseaba en el trabajo y lo mismo debería ser tratándose de la persona que tanto le gustaba.

—Lan XiChen, muchas gracias por esperarnos — traía a RuSong de la mano, quien parecía distraído con los autos que pasaban por la calle.

—Hola — saludó el pequeño.

—Hola RuSong — respondió el más alto y miró al padre del niño con detenimiento —Olvidé decirte cuál era el número de mi departamento.

—Te ayudaremos a cerrar y después vamos a la cena.

Al terminar los tres subieron al piso en dónde se encontraba el departamento de Lan XiChen, era mucho más grande que el de Jin GuangYao y también el edificio era más lujoso de lo que imaginaba; aunque comparado con el lugar en que vivía, cualquier sitio sería más decente.

Lan XiChen hizo sentar a sus invitados en el sofá, en lo que se encargaba de pedir la comida, ya que había confesado que sus habilidades domesticas eran muy malas y tampoco había permitido que Jin GuangYao cocinara por más que había insistido.

La cena fue una convivencia amena, a excepción de las veces en que RuSong interrumpía generando molestia en su padre, aunque intentaba disimularlo y hasta cierto punto era creíble, aun así dejaba ver lo cansado que estaba de tratar con el niño.

Al terminar volvieron a la sala y dejaron que el pequeño jugara a su vista. Tenía casi 5 años y quien lo viera pensaría que no era mayor de tres años.

—Debe ser difícil cuidarlo solo. Seguro debe extrañar mucho a su madre —comentó Lan XiChen, dejando salir sus pensamientos en voz alta, sin tener la verdadera intención de comentar sobre un asunto tan personal.

—Lo es y no estoy seguro que la extrañe. Ella se fue sin querer saber nada de nosotros — una risa sarcástica se dejó salir por un momento.

—Lo siento mucho. No es mi intención hacer que hables sobre ello, comprendo que hay cosas que todos queremos guardar para nosotros mismos —el tono de Lan XiChen era realmente apenado.

—No es necesario que te disculpes, tampoco pienso ocultar la verdad. Ella siempre fue dulce conmigo, fue la única que no me trató como un bastardo en la casa de mi padre. Con el tiempo ella confesó que estaba enamorada de mí y yo también creí amarla. Huimos de la casa de mi padre porque la madre de ella se negaba a aceptar que estuviéramos juntos, sus padres eran sirvientes en la casa de mi padre y supuse que era por cuestiones sociales que se oponía. Ru Song ya había nacido cuando nos encontraron, en ese momento la madre de mi ex esposa confesó que su hija y yo compartíamos el mismo padre. Fue un golpe muy duro para ambos, A-Su se fue dejando una carta pidiendo que no la buscará jamás y yo no fui capaz de volver a ver a la cara a mi padre.

Lan XiChen se quedó atónito ante la historia que acababa de escuchar, era difícil de asimilar sin saber tantos detalles, aun así había escuchado lo suficiente como para comprender el oscuro secreto que guardaban Jin GuangYao y su hijo.

—Papi —el pequeño RuSong con movimientos lentos y torpes subió como pudo al sofá y después a las piernas de su padre limpiando las lágrimas que habían brotado sin que este se diera cuenta.

Jin GuangYao acunó a su hijo en brazos y evitó la mirada de Lan XiChen, lo que más detestaba era saber que la gente siempre lo juzgaría en base a sus acciones del pasado.

—Me iré ahora — al no escuchar su reacción en palabras, se sintió bastante incomodo de estar ahí.

—No te vayas, no podría juzgarte si es lo que crees. No es culpa de nadie y por lo poco que he visto hasta ahora eres un excelente padre, no importa el pasado, lo que importa es lo que haces en el presente para enmendarlo.

Se quedaron mirando por un largo tiempo, sin decir nada más que lo que sus ojos podrían expresar. Poco a poco sus cuerpos se fueron acercando hasta que sus rostros estuvieron a escasos centímetros del otro, los parpados bajaron lentamente y sus labios se unieron.

El tiempo se detuvo y todo pareció desaparecer a su alrededor. Era un sueño, una ilusión, una verdadera oportunidad de amar que se presentaba frente a su puerta, seduciéndolo ante la incredulidad que le producía el poder creer que alguien podría amarlo.

El mágico momento fue interrumpido cuando sintieron que unas manitas golpeaban sus mejillas. Ambos se separaron alarmados al darse cuenta que habían olvidado que había un menor presente.

—Sueño —RuSong se tallaba sus ojitos, completamente ajeno de lo que habían hecho los adultos.

—Deberíamos irnos ya —Jin GuangYao se levantó con la intención de despedirse.

—Llévalo a la habitación —Lan XiChen también se puso de pie para mostrarle el lugar —Quisiera hablar contigo sobre lo que acaba de pasar.

El de los ojos color ámbar sintió que su corazón se resquebrajaba, creyendo entender el significado oculto detrás de esa sentencia. Sin embargo no le mostraría ni dolor ni ilusión, sabía fingir muy bien que todo se encontraba bien.

Dejaron a RuSong en la habitación y volvieron a la sala después. Durante el camino habían evitado la charla, lo que ponía aun más inquieto a Jin GuangYao.

—A-Yao, tal vez sea atrevido decirlo, — comenzó a hablar el de cabellos azabache antes de que alcanzaran a llegar al sofá —pero ahora estoy seguro de mis sentimientos y no quiero seguir ocultándolos, me gustas, te quiero como nunca he querido a nadie. El beso de hace un momento no fue un error, fueron los deseos más profundos de mi corazón.

La mirada de Jin GuangYao se fijó sobre sus ojos marrones con un ligero toque amenazante, pero a la vez conmovido.

—No te atrevas a dejarme cuando más me haces falta.

Dictada esta sentencia entre besos y caricias terminaron en la habitación de Lan XiChen, las ropas cayeron sobre el suelo exponiendo sus cuerpos sin pudor. Ambos se necesitaban como nunca habían necesitado a nadie antes.

Las caricias parecían reencontrarse con un cuerpo que conocían de memoria, como sí supieran exactamente donde tocar con sus manos inquietas.

Sin prendas que cubrieran la desnudes, Lan XiChen empujó a Jin GuangYao sobre la cama, colándose hábilmente entre sus piernas. Sus labios y lenguas se unieron una vez más en una danza milenaria.

La mano diestra de Lan XiChen se posó sobre su cuello y marcó una línea hasta llegar al centro de su pecho, rozó con sus dedos las pequeñas cumbres rosadas y pasó de largó hasta alcanzar el punto en dónde sus pelvis chocaban entre sí. Sosteniendo el par de húmedos miembros los envolvió entre sus dedos recorriendo las extensiones de la punta a la base y de vuelta.

Los suspiros se ahogaban en medio de los besos, los gemidos les robaban el aliento.

La estimulación no se detuvo hasta que ambos se vinieron en la mano que los sostenía. Jin GuangYao jamás había sido tocado así por un hombre y aún así había sido transportado al cielo. Se sentía honrado de poder disfrutar tan exquisito amante por vez primera.

—A-Yao, deseó hacerte el amor hasta el final. No pretendo engañarte, tú has despertado el mayor deseo en mí — La voz de Lan XiChen sonaba ronca impregnada en el libido.

—No tienes que pedir permiso, sino lo quisiera me habría ido desde hace rato — acarició sus cabellos y los peinó hacia atrás con la intensión de descubrir la frente de los cortos mechones que se habían pegado por el sudor.

Con el permiso concebido el de ojos marrón tomó el lubricante y con los dedos humedecidos profanó la ardiente entrada. Uno a uno los dígitos se fueron introduciendo expandiendo el ancho del estrecho agujeró.

Jin GuangYao colocó sus manos sobre la espalda alta del hombre que se convertía en su amante, en su pareja, marcando leves líneas rojas al rasgar con sus uñas. Era incómodo, era doloroso, pero por momentos le hacía sentir como si la vida cobrara sentido.

La húmeda lengua de Lan XiChen saboreaba el dulzor de los pequeños pezones que yacían erguidos apenas por un rose.

Los dedos salieron dejando a la vista la ya dilatada entrada, la mirada lasciva del hombre más alto se dejó entre ver por un momento ante tan tentadora imagen.

Un grueso y largo miembro se abrió paso entre los músculos que se contraían a su paso. Las uñas se clavaron sobre la fuerte espalda de quien estaba encima y un gritó fue consumido por un beso.

Sólo fue necesario un momento antes de que sus caderas comenzaran a moverse con urgencia. Las manos no se detuvieron pasando del pecho a los bien formados glúteos que Lan XiChen que acarició, amasó y pellizcó. Siguió su recorrido hasta llegar a sus muslos y al llegar a la unión que forman las rodillas alzó las piernas sobre sus hombros, provocando que formara una curva pronunciada en su espalda.

Sonidos húmedos se mezclaron en total armonía con aquellos sonidos de placer que nacían en sus gargantas.

Un empuje constante, un ataque furtivo contra el interior de Jin GuangYao que se contraía de forma exquisita. Una y otra vez saliendo y entrando, hasta que una ola de placer se apoderó de sus cuerpos chocando con fuerza contra la poca estabilidad que quedaba en sus mentes, llevándolos pronto al más placentero orgasmo.

Durante toda la noche se entregaron a la pasión que carcomía sus almas, el amor cobro un nuevo significado para aquel que conocía por primera vez el placer en el cuerpo de un hombre.

A la mañana siguiente al despertar el brazo de Lan XiChen rodeaba el menudo torso desnudo de de Jin GuangYao, lo que le tentaba a seguir durmiendo como si nada más en el mundo existiera, pero recordar que su hijo estaba solo en la otra habitación arruinó su intento de planes.

—Ve a tomar una ducha. Yo iré a ver a RuSong — le dijo Lan XiChen al sentir que se movía, llevaba rato despierto, aunque se había mantenido en silencio porque no tenía corazón para despertarlo.

—Pero podría asustarse si no te reconoce — intentó levantarse pero las piernas le fallaron, el dolor en su cadera era bastante incomodo.

—¿Quieres que te lleve al baño? — acarició su rostro y le dio un dulce beso sobre los labios.

—Ve con mi hijo. Puedo solo.

—Si necesitas ayuda llámame, después de todo es mi culpa —

—Deja tu falsa modestia o te arrojaré una almohada.

—Me voy ya —

La convivencia era agradable y le relación parecía que podría perdurar. Sin embargo era difícil confiar para Jin GuangYao, debía enfrentar primero a todos los fantasmas del pasado que lo atormentaban antes de entregar por completo su corazón.

---

La ciudad se mantenía iluminada a pesar de que la noche había caído hace algunas horas, el ruido de los autos era incluso más molesto que en el día, apenas dejaría de escucharse muy entrada la madrugada. Así se habían acostumbrado a vivir y no había nada que hacer, así eran la dinámica en las grandes ciudades.

Estruendosos golpes chocaron contra la puerta del apartamento de Lan XiChen, lo que era bastante extraño considerando la hora.

Al abrir la puerta con una expresión en que denotaba una mezcla entre molestia y confusión, asustó a la persona que estaba al otro lado que no hizo más que abrazar con más fuerza al niño que traía en brazos.

—¿A-Yao que haces aquí?

—A-Song tiene fiebre, en la mañana estaba bien aparentemente y creí que dándole un baño con agua tibia lo haría mejorar, pero no ha hecho más que empeorar. No sabía a quien más acudir.

—Iremos al hospital, puede ser peligroso la temperatura tan alta en un niño — tocó la frente del menor, ardía en fiebre.

Bajaron a toda prisa y se marcharon al hospital en el auto de Lan XiChen.

No era una emergencia, pero si era imperante disminuir la fiebre del niño por lo que les sugirieron que se quedara por esa noche en el hospital para que los médicos lo mantuvieran vigilado. Lo que sin muchas ganas tuvo que aceptar el padre del menor.

—Te noto muy distraído, ¿Es por RuSong?

Lan XiChen le ofreció un café a su pareja. Ambos se encontraban sentados en la sala de espera hasta que autorizaran que podían entrar en la habitación del niño.

—Mi padre me llamó en la mañana, dice que es mejor que vuelva a casa con él, que aceptará al niño como su nieto y que le dará la vida que merece —le contó molesto por el descaro de su progenitor.

—Parece que no tienes una buena relación con él —Lan XiChen lo rodeó con su brazo sobre los hombros tratando de reconfortarlo.

—Nací fuera del matrimonio principal, de una mujer de la que mi padre se aprovechó, engañó y enamoró para después abandonarla porque no era de su condición. Cuando ella murió, mi padre me llevó a vivir con él, sin embargo nunca me trató como un hijo a pesar de haberme dado su apellido, es por eso que no quiero nada que tenga que ver con él. —aunque quisiera ocultar el resentimiento ante su pareja, era bastante evidente por el tono con que salían sus palabras.

—No quisiera entrometerme en tus asuntos, pero deberías intentar arreglar las cosas con tu padre, por tu bien y el de RuSong.

—¿Estás diciendo que debería aceptar su propuesta?

—Por supuesto que no, sólo creo que deberías hablar con él.

—Lo haré después.

—No tiene que ser ahora.

—Lo sé, no quiero verlo aún y que se burle de mi hijo.

—¿Qué es lo que tiene?

—Es un retraso menor, aprende más lento que los otros niños pero con terapia y una educación especializada podría llegar a disminuir su padecimiento y no ser tan diferente de cualquier otro niño.

Se llevó las manos a la cabeza frustrado, sentía que todo se le estaba saliendo de las manos. La charla con su padre Jin GuangShan, lo había dejado bastante alterado.

—Te ayudaré, juntos lograremos que tu hijo tenga un mejor futuro. Quiero cuidarlo como si fuera mío.

—¿Lan XiChen, estás seguro delo qué estás diciendo? Si te arrepientes, no voy a perdonarte jamás.

—Sé que no es el momento más romántico, pero creo que es el más indicado. A-Yao, quiero que tú y RuSong vengan a vivir conmigo. Hace unos días me llegó la oferta de un empleo muy bueno, así que podría darles la vida que se merecen.

El de cabellos castaños sonrió sin dar respuesta, ciertamente se sentía extrañamente incomodo. Aun así debía tomar una decisión, dejarse llevar por el miedo a fracasar una vez más o tomar el riego de ir por todo como hace mucho se había prometido que sería la forma en que llevaría su vida.

Sin dar su respuesta aún, dejó el café en la silla de un costado y rodeó con sus brazos alrededor del cuello de su novio.

—Acepto, pero no nos desharemos de la tienda, las manzanas que vendes ahí son las mejores.

Con un beso sellaron la promesa de amarse y apoyarse por el resto de sus vidas.

---

A la mañana siguiente RuSong fue dado de alta, al ver a su padre corrió hacía él y pidió que lo cargara y lo alzara muy alto.

—Debo decirte algo, pero será mejor esperar a que lleguemos a casa.

El menor pareció ignorarlo, su atención se fijo en el hombre que estaba detrás de él.

—Papá XiChen— dijo lo más claro que pudo, sin trabarse en las palabras como normalmente le pasaba.

—Espera, ¿Qué dijiste? —Jin GuangYao se giró para enfrentar a su novio, era claro que el niño no lo había aprendido solo.

—Hace unos días le pregunté si quería que fuera su papá y el aceptó — confesó con una radiante sonrisa, la que podía disipar hasta la tormenta más oscura en un corazón tan dañado como el de Jin GuangYao.

—Entonces no hay necesidad de explicarle nada, ya lo sabe todo.

Los dos adultos se miraron y después se besaron brevemente. Lan XiChen tomó a RuSong en brazos y salieron del hospital con destino a casa.       

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Notas: Espero que les guste esta historia, un AU moderno en el que quise mezclar un poco de los hechos que marcaron la vida de A-Yao. Con la diferencia de que aquí es un lindo padre soltero, necesitaba escribir aunque se una poquito de RuSong.

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