Extraño |NoMin

Bởi scaretwoo

563K 55.2K 146K

Con él, nunca te veo sonreír. Conmigo, padeces de ataques de risa. Con él, no tienes deseos de ir a n... Xem Thêm

Inicio
1. Mal entendido
2. Nada malo
3. Todo mal
4. Desastre
5. Llamada
6. Fragancia
7. Pensamientos
8. A medias
9. Girasoles
10. Culpa
11. Agradecido
12. Fotos
14. Mundo
15. Respuestas
16. Pelea
17. Perdedor
18. Especial
19. Canto
20. Siempre
21. Consecuencias
22. Amor
23. Despedida
24. Extraño
25. Regalos
26. Decisiones
27. Razones
28. Expuestos
29. Risas
30. Madre
31. Resplandor
32. Venganza
33. Fractura
34. Siempre tuyo; Parte 1
34. Siempre tuyo; Parte 2
Capítulo final
Epílogo
Agradecimientos.

13. Café

14.5K 1.4K 3.9K
Bởi scaretwoo

Tenemos veinte minutos antes de que la clase de matemáticas comience. La mayoría de mis compañeros por lo regular, aprovecha ese tiempo para hacer los deberes y corregir cualquier falla; formando equipos de dos o de tres, o robándole en todo caso, la libreta a quien sea lo suficientemente estúpido como para dejarse copiar.

   Debo admitir que es una buena oportunidad para ponerse al corriente con la tarea. O bueno, hasta el momento les ha funcionado. Pero en esta ocasión, que el profesor ha dejado veinte ecuaciones con comprobación, no estoy tan seguro de que lo vayan a lograr.

   Aunque todo puede pasar. Siempre los más irresponsables son los que sorprenden.

   Chenle, además de mí, parece ser el único que hizo a tiempo su tarea, a juzgar por lo tranquilo que se encuentra. Generalmente no hablamos mucho, sólo cuando me molesta con Renjun cada que me viene a buscar o cuando le pido que me preste sus apuntes de ciencias porque los de Yuta son imposibles de leer.

   Por eso me sorprendo cuando lo veo ponerse de pie y avanzar hacia mí, con una sonrisa y un montón de lo que parecen cartas recargadas contra su pecho.

   —Hola, Jaemin —saluda con alegría y jala una banca vacía que está a lado de mí para sentarse. Renjun no comparte matemáticas conmigo así que nadie la usa—. ¿Hiciste la tarea?

   —Más o menos —me encojo de hombros y saco la libreta de mi mochila para mostrarle mis operaciones—. No estoy seguro de que estén bien, en algunas la comprobación no me salió, ¿tú los hiciste?

   —Pues claro que sí. Estas hablando con el chico más inteligente de toda la clase —Chenle echa un vistazo a mi cuaderno y después, me mira con aire de superioridad. Quisiera que en lugar de hacerme sentir como un perdedor, me ayudara a mejorar—. Pero bueno, en realidad no vine aquí para hablarte de la tarea.

   — ¿Ah no? —finjo que me sorprendo, aunque es bastante obvio que a eso no venía—. ¿Y entonces?

   Chenle me hace un gesto con el dedo índice para que me acerque hacia él y de repente su expresión parece bastante seria. Seguro es algo importante. Él no viene y habla conmigo así porque sí.

   —Le estoy organizando una fiesta a Jisung por su cumpleaños —susurra, mirando con paranoia hacia todos lados. Jisung ni siquiera nos está prestando atención. Se concentra tanto en copiar los deberes que seguramente provienen del cuaderno del mismo Chenle, que le importa muy poco lo que sus compañeros hagan o dejen de hacer a su alrededor—. Y te quería invitar. Bueno a ti y a tu novio.

   Pongo los ojos en blanco al ver como una sonrisa traviesa le baila en los labios. No importa cuánto le diga lo mismo una y otra vez, al parecer está obsesionado con la idea de juntarme con Renjun.

   —Ya te dije que Renjun no es mi novio —aclaro, y tal y como lo esperaba Chenle no me hace caso y levanta sus cejas de manera sugestiva, como si le hubiera dicho todo lo contrario—. Además, ¿para qué nos quieres invitar? Jisung ni siquiera nos habla.

   Jisung en realidad no me cae mal. Hace chistes a media clase y la mayoría de los profesores le detestan por eso, pero yo creo que es como un bebé muy rebelde que intenta lucir malo debajo de sus suéteres de Rilakkuma. Es el chico más pequeño de nuestro curso.

   —Precisamente por eso. Necesita hacer amigos. No puede estar toda la vida pegado a mí.

   — ¿Por qué no? —pregunto con interés, sintiéndome un poco a la defensiva por lo que creo que insinúa—. Tal vez sólo se siente cómodo contigo. Por algo son mejores amigos, ¿no?

   —Sí, pero, precisamente por eso no quiero que sea un rarito como tú que sólo se junta con su novio —es el turno de Chenle para poner los ojos en blanco—. ¿Vienen o no?

   Lo miro fijamente, pero la verdad es que no me lo pienso demasiado. He escuchado de otros estudiantes que las fiestas que organiza Chenle son lo mejor de lo mejor. Por ser hijo de uno de los empresarios chinos más importantes del país, creo que tengo bastantes razones para convencerme a la primera. Sin necesidad de ponerme especial.

   —Bien —me relamo los labios, esperando no lucir sospechoso—, pero tienes que darme tres invitaciones.

   Chenle levanta una ceja de manera juguetona. No me gusta para nada esa expresión. No puede denotar cosas buenas.

   — ¿A quién vas a llevar?

   —A a-alguien —odio ponerme nervioso de repente—. Quieres que vaya mucha gente, ¿no?

   —No me digas que tienes otro novio —Chenle abre la boca con sorpresa y se acerca hacia mí, invadiendo mi espacio personal—. No te creía capaz Na Jaemin, pero bueno dicen que los más callados son los menos inocentes. Tú encajas perfecto con esa descripción.

   —Cállate —me defiendo, con un hilo de voz que me delata—. Ninguno es mi novio. Sólo son mis amigos, dámelas ya.

   Chenle me mira cómo sino me creyera nada, pero de todas formas quita tres, de las varias invitaciones que trae entre manos y me las tiende con una sonrisa de suficiencia. Malditos chinos ricos influyentes y sus fiestas que te compran, pienso.

   —La fiesta es dentro de dos semanas y tienen que venir disfrazados. Sino no entran, hablo en serio. No quiero quejas después si se quedan afuera.

   Abro la boca para preguntarle por los detalles pero el profesor de matemáticas entrando al salón interrumpe nuestra inusual conversación. Los que copiaban la tarea desaparecen los cuadernos debajo de su butaca y Chenle se pone de pie, dedicándome una última sonrisa antes de regresar a su lugar.

   Miro las elegantes invitaciones, que parecen más de boda que de fiesta de adolescentes, y las meto cuidadosamente entre los cuadernos que están dentro de mi mochila. Hace más de una semana que no veo a Jeno, ni sé nada de él. Creo que está ocupado con sus exámenes. A decir verdad no he querido pensar mucho en ello porque de lo contrario la cabeza me explotaría. Es horrible entender como de vernos a diario pasamos a ser unos completos desconocidos.

   Siento que lo extraño y la mayoría del tiempo estoy ansioso por saber de él. Sobre si ya comió, ya durmió o si en su casa lo tratan bien. Pero siempre que mis pensamientos toman ese camino, me desvío y vuelvo a la realidad. Una donde no tengo ningún derecho a preocuparme por él de esa forma. Y cuando por fin lo entiendo una sensación de opresión se me instala en el pecho y tengo ganas de olvidarme de todo.

   Pero cada vez que veo las fotos en mi cartera las mejillas se me calientan y la cabeza me da vueltas. Llevo una mano a mis labios y los palpo. Recordando sus besos; la textura de sus labios y el sabor de su boca. Trato de fingir que no me duele que Jeno no se tome el tiempo de enviarme un mensaje. Aunque, sinceramente, nunca he sido muy bueno tratando de esconder mis emociones.

   Por otro lado el ambiente entre Renjun y yo es tan tenso (o al menos por mi parte) que no he salido con él, ni le he contestado sus mensajes. Cada vez que compartimos clases lo miro sin hacerlo y cuando me pregunta si estoy bien le digo que me siento cansado.

   Voy a tener que arreglármelas para verlos a ambos e invitarlos, aunque creo que es muy obvio el resultado que voy a obtener.

   Al menos por parte de Renjun.

   La clase de matemáticas pasa volando. Tengo tres ejercicios mal y cinco bien, lo que me indica que no lo hice tan terrible, a pesar de todas mis dudas. En cuanto suena la campana que anuncia el primer descanso tomo las invitaciones, salgo del salón, y decido empezar por partes, diciéndome a mí mismo que ya es hora de enfrentar a mi mejor amigo. No puedo pasarme toda la vida ignorándolo. Ni siquiera por mucho que necesite hacerlo.

   Lo encuentro quitándose la bata del laboratorio a medio pasillo, mientras Yuta le cuenta algo que lo hace asentir y fruncir el ceño. Nuestro grupo se divide a la mitad cuando de materias prácticas se tratan. Me alegra que Renjun no este solo y haga equipo con alguien que parece medianamente responsable. Aunque sigo sin superar del todo lo de su espantosa letra.

   —Hola, Ren —llego hasta ellos y les dedico una sonrisa, deseando no parecer exacerbado—. Hola Yuta.

   —Hola, Jaemin —saluda mi compañero, doblando perfectamente su bata para meterla a la mochila—. ¿Qué tal matemáticas?

   —Pues meh, no están tan mal —hago una mueca y dirijo mi atención hacia Renjun que no me ha mirado—. ¿Ya terminaron?

   —Sí, pero tenemos que entregar una práctica para la próxima semana y ni siquiera hemos empezado con el protocolo —Renjun pone los ojos en blanco y a diferencia de Yuta, hace bola la bata y la mete sin interés en su mochila—. Por cierto, ¿Quién se va a encargar del marco teórico?

   —Déjamelo a mí y que Sicheng haga las hipótesis —Yuta contesta, acompañando sus palabras con una de sus típicas sonrisas cuadradas—. Él es bueno pensando en esas cosas.

   Renjun asiente y se cuelga la mochila.

   —De acuerdo.

   Discuten un poco más sobre su práctica y después, el chico llamado Sicheng llega y les pregunta que es lo que tiene que hacer. Por respeto trato de no parecer muy sorprendido cuando Yuta pasa uno de sus brazos por sus hombros y besa sus labios de manera repentina. No sabía que mi compañero tenía pareja. Sicheng es muy bonito.

   —Entonces todo ya está repartido —concluye Renjun, evidentemente harto de coordinar las prácticas—. Si tienen dudas sobre las fuentes me preguntan. Tengo muchas páginas certificadas que nos pueden ayudar.

   —Gracias, Renjun —Sicheng le regala una sonrisa y toma la mano de Yuta antes de que éste le robe otro beso en los labios—. Nos vemos el miércoles.

   Y ambos se van, tomados de la mano mientras platican de cosas que solo a ellos les hacen sonreír. Renjun camina del lado opuesto y tengo que reaccionar rápido antes de seguirlo para que no me deje atrás.

   —Hey, Ren, ¿A dónde vas? ¡Espera!

   Renjun ni siquiera me mira.

   — ¿Ahora si me quieres hablar?

   Creería que está molesto, de no ser porque su tono de voz herido me recuerda lo mucho que lo he estado evitando sin razón en las últimas semanas. Me rasco el brazo y me acerco hacia él, esperando no morir de los nervios. Soy un tonto. Haciendo sufrir a mi mejor amigo por mis malditas mentiras.

   —Lo lamento —digo con sinceridad, mientras camino a su lado y trato de hacer contacto visual—. Últimamente he estado ocupado.

   —No te creo, simplemente me estas evitando —Renjun no deja de caminar y la fuerza de sus pasos me avisa que no está de humor—. No sé qué tienes y ya me cansé de insistirse que me lo digas o que salgas conmigo. Si estás enojado solo dímelo y ya, es una mierda comerme la cabeza pensando en si te hice algo.

   Proceso sus palabras y me quedo en completo silencio. No puedo llevarle la contraria porque tiene razón. Tampoco me puedo defender porque él ni siquiera me está atacando. El único que ha estado mal desde el principio soy yo, y es jodido reconocerlo tan certeramente a cada maldito segundo que pasa.

   —Lo siento —digo una vez más, aunque esta vez un poco más bajo—. No estoy molesto y tampoco me hiciste nada.

   — ¿Entonces?

   Sólo soy un traidor que no tiene el valor de verte a la cara.

   —De verdad he estado ocupado.

   — ¿Y que no me lo puedes decir antes de ponerte todo raro?

   Renjun se detiene a mitad del pasillo y suelta un suspiro. Si mi amigo tiene un gran defecto es que no puede estar enojado conmigo por demasiado tiempo.

   —Sabes que me cuesta un poco decir lo que me pasa —me excuso, mordiéndome el labio inferior—. Chenle le está organizando una fiesta a Jisung por su cumpleaños y creí que... te gustaría ir.

   Renjun vuelve a suspirar y me mira fijamente, quizás buscando en mi expresión si le estoy mintiendo, pero cuando le paso una invitación y comprueba que es real, niega con la cabeza y la guarda dentro de su mochila.

   —De acuerdo —se queda pensativo por algunos segundos y después me vuelve a mirar—. Pero con una condición.

   — ¿Cuál?

   —Tienes que pedir otra invitación.

   Me quedo por completo en blanco y Renjun parece notarlo porque una sonrisa socarrona se dibuja en sus labios.

   — ¿Para quién? — Trago saliva y sé de sobra que su respuesta no me va a gustar. Casi estoy anticipando el golpe.

   —Pues para quien más —Renjun cruza los brazos frente a su pecho y pone los ojos en blanco—. Para el idiota ese que se hace llamar mi novio. Hace como un mes que no lo veo. Me estoy empezando a preocupar sobre si vive o no.

   Un nudo en la garganta me dificulta respirar. El arrepentimiento y la culpa me quieren comer entero, ahí, frente a él. Renjun está preocupado por Jeno, por su novio, claro, ¿Cómo no lo va a estar? Si ellos tienen una relación. Están juntos e interactúan como una pareja. Lo normal.

   Él único que está entendiendo todo mal soy yo.

   Tenía la intención de invitar a Jeno a la fiesta, para que se distraiga de todo lo malo que atormenta su vida, pero Renjun me recuerda que ese no es mi lugar. La facultad de ese derecho le corresponde a él y sólo a él.

   —Toma —saco la otra invitación que había pedido para Jeno y se la doy, esperando que los dedos no me tiemblen y la tristeza no se refleje en mis ojos—. Pedí una extra.

   — ¿Para quién? —Renjun frunce el ceño pero de todas formas la toma—. ¿Estabas pensando en llevar a alguien más?

   Mierda, todo se me estaba saliendo de las manos. Renjun sabe que no tengo más amigos. O al menos no lo suficientemente íntimos como para invitarlos a una jodida fiesta.

   —Yo...

   Una sonrisa diabólica que se dibuja en sus labios, me interrumpe.

   —Ya sé que es lo que tramas.

   — ¿Ah sí? —pregunto después de tragar saliva, tratando de mirar a Renjun a los ojos para no verme demasiado sospechoso— ¿Qué cosa?

   Mi mejor amigo se relame los labios antes de volver a sonreír con travesura.

   —Quieres llevar a Jaehyun.

    El corazón estaba a punto de salírseme por la boca, pero me recompongo y trato de no reflejar que me acaba de salvar de morir.

   Literalmente.

   —S-sí —balbuceo, cruzándome de brazos para controlar los temblores de mi cuerpo. Mierda eso estuvo tan cerca—. Claro que quiero eso.

   Renjun da saltitos en su lugar y comienza a aplaudir con emoción. Y después hace un bailecito tan ridículo que es inevitable no echarse a reír.

   — ¡Lo sabía! ¡Sabía que te gustaba!—mi sonrisa es remplazada por una extraña mueca de disgusto que gracias a los dioses no comprende—. Vamos a buscarlo para que lo invites.

   Abro los ojos y la boca se me seca.

   — ¿Ahora?

   — ¡Claro! Sino es ahora, ¿entonces cuando?

   Renjun toma mi mano y comienza a tirar de la manga de mi chaqueta por los pasillos, arrastrándome. Como si fuera un dueño sacando a pasear a su perro. Una sensación de pánico se instala en mi pecho y tengo que controlarme a mí mismo para evitar gritar que todo esto no es más que una estúpida mentira para sacármelo de encima.

   Por supuesto que no quiero invitar a un tipo que ni siquiera conozco a una fiesta de disfraces, pero dadas las circunstancias creo que esa es la única opción viable que me queda. Además, Renjun está tan emocionado con la idea de que tenga un ligue, que lo distrae de lo verdaderamente importante. Estoy seguro de que si no tuviera esta excusa mi mejor amigo ya estaría intuyendo a través de mis actos suspicaces, que algo anda mal.

   —Espera, Renjun —trato de tomar su mano y pedirle que pare, su intensidad es innecesaria—. No podemos, me falta una invitación todavía.

   —Yo te doy la mía —sonríe y de nuevo esa expresión de picardía adorna su rostro, ¿por qué todo esto lo emociona tanto?—. Lo buscaremos en los salones de tercero. Sirve que le doy a Jeno su invitación. Es como un dos por uno, ¡vamos!

   Renjun pudo haberme dicho que hiciera muchas cosas, por ejemplo que saliera con un chico que no conozco, que invitara a una chica que me encontrara por los pasillos, e incluso que mejor fuera solo para que no me humillara porque me iban a rechazar de todas maneras. Pero, que dijera que busquemos a Jeno para darle su invitación y con ello recordarme de la forma más cruel posible mi posición, me deja por completo fuera de combate.

   —No sabemos dónde están —trato de hacerlo entrar en razón, todavía pidiéndole que me suelte y deje de caminar con tanta prisa, las personas a nuestros alrededor ya comienzan a mirarnos con curiosidad—. Pueden estar en clase, Ren. No seas imprudente.

   —Nop, Jeno siempre me buscaba a esta hora. Así que sé que están libres.

   Quiero insistir pero Renjun opta por dejar de contestarme. Por segunda vez en el semestre entro al edificio de los de tercero y mi mejor amigo recorre los pasillos con tanta gracia y familiaridad que parece parte de uno de ellos, nada similar al desastre que pasé la primera vez que estuve aquí.

   Pasamos los salones, la puerta del gimnasio, los laboratorios y finalmente nos detenemos en el salón de teatro. El lugar por fuera parece tan vacío que podría jurar que no hay nadie, pero es cuestión de que agudice el oído para escuchar como hay chicos adentro; platicando y riendo. Seguro pasando hora libre.

   Las manos me sudan y es imposible que el corazón no me lata con fuerza. Voy a ver a Jeno después de más de una semana de distancia y pensamientos inquietantes. Quisiera decir que no me afecta, que no estoy emocionado. Pero no puedo engañarme a mí mismo. Lo único que estoy deseando es poder ver de cerca su sonrisa de ojos.

   — ¿Qué estamos haciendo aquí Renjun? —pregunto confundido mientras lo veo abrir la puertas del teatro. La mayoría de los eventos culturales se llevan a acabo aquí, pero nunca he venido a presenciar nada. Siempre llego tarde o se me pasan las fechas—. Algún profesor nos puede ver.

   —No tienen clase, al menos no ahorita. Vamos, deja de ser tan amargado y entra.

   Renjun sostiene la puerta para que entre y lo hago a regañadientes. No me gusta esto, ni tampoco como es que tres chicos sentados sobre el escenario se detienen a mirarnos fijamente. Con algo de extrañeza. Y como no, si hemos entrado como si nada, sin siquiera pedir permiso.

   El lugar por dentro es increíble; un enorme telón rojo se comprime en cada esquina del escenario y los detalles parecidos a los barrocos, remarcan las tablas de la embocadura. El palco se alza majestuoso y solemne, y las luces doradas del techo lo destacan todo. Renjun camina con tranquilidad entre las butacas rojizas y tengo que seguirle el paso para no quedarme atrás. Me siento sumamente intimidado por el teatro, y al ver que entre los chicos sentados en el escenario se encuentra Jeno, la situación no hace más que empeorar.

   Me muerdo el labio y como un idiota pienso que se ve guapísimo. Tiene una pierna colgando sobre el borde del escenario y la otra posada en la superficie. Las manos descansan apoyadas detrás de su espalda y el flequillo blanquizco le ha crecido un poco, cosquilleando en uno de sus oscuros ojos.

   Al principio ninguno nos reconoce. Ni siquiera Jeno. Tienen que mirarnos detenidamente por varios segundos para entender que sucede y cuando Renjun se acerca y le da un beso en la mejilla, siento que el mundo se me viene abajo.

   —Hola extraño —mi amigo musita, haciendo una mueca mientras lo empuja por el pecho para que reaccione—. Hace años que no te veo. Me alegra saber que estás vivo.

   El par de chicos a su alrededor lo reconocen, pues no pasan ni cinco segundos antes de que lo saluden con entusiasmo. Jeno por su parte no le contesta. Parece estar en shock, mirando a mi amigo como si fuera un ser de tres cabezas o algo peor. Aquello no debería de hacerme sentir bien, no obstante lo hace.

   Aunque tampoco parece estar precisamente feliz de verme, o al menos eso demuestra su expresión confundida. Lo saludo torpemente con la mano y luego giro el rostro, sin esperar respuesta. No quiero verlo, o al menos no de esta forma. No soy tan cínico. Ni siquiera sé porque estoy aquí.

   ¡Ah sí! Por maldito mentiroso.

   —Así que Jeno tenía abandonado a su lindo novio —un chico rubio, sumamente alto y con ojos penetrantes, hace una mueca y se acerca a Renjun, despeinándole juguetonamente el cabello a manera de saludo—. Con razón ya se me hacía raro no verte fastidiando por aquí, enano.

   —La culpa es de él, Yukhei —Renjun pone los ojos en blanco y aparta las grandes manos de su cabello—. Se desaparece porque sí.

   Jeno no dice nada. Creo que ambos estamos sumergidos de alguna manera en nuestros propios pensamientos. El otro chico que está a lado del que se hace llamar Yukhei, saluda a mi mejor amigo, pero de manera más suave, regalándole una tierna sonrisa. Ambos son tan altos que me intimidan.

   —Los novios son así de idiotas algunas veces —el chico hace un puchero y Yukei le deposita un beso sobre la punta de la nariz—. Así que te entiendo Ren.

   —Al menos no me dejas morir solo —Renjun chasquea la lengua con disgusto y después se gira hacia mí, dándome toda su atención—. Por cierto, éste es Jaemin, mi mejor amigo. Jaemin, ellos son los amigos de Jeno, Jungwoo y Yukhei.

   Renjun me toma el brazo para que me acerque, pero es tan sorpresivo y yo estoy tan paranoico que me sobresalto.

   —Hey somos chicos buenos no nos temas —Yukei sonríe y me palmea la espalda con una de sus enormes manos, casi mandándome al suelo por su descomunal fuerza—. Yo soy Yukhei, él es mi chico Jungwoo y el abandonador de novios es Jeno, aunque creo que a ese ya lo debes de conocer.

   Finjo demencia y los saludo a todos con una pequeña sonrisa. Incluso a Jeno que inesperadamente me mira con intensidad. Hace unos días lo tenía sobre mí, besándome hasta sacarme el aire de los pulmones y ahora ni siquiera lo soporto.

   La vida es muy jodida a veces, ¿no es verdad?

   — ¿Alguno de ustedes conoce a Jaehyun? —Renjun va directo al grano, sin rodeos, de la manera en la que le gusta hacer las cosas—. Jaemin lo está buscando.

   — ¿A quién?

   Es la primera vez que Jeno dice algo. Levanta una de sus cejas y el desconcierto en su rostro me causaría gracia en cualquier situación, menos en esta.

   —Jaehyun, el chico nuevo —Renjun pasa por alto su extrañeza y lo toma del brazo, provocando que una sensación desastrosa me recorra el estómago. No quiero que lo toque, Dios, estoy enfermo porque no quiero que su propio novio lo toque—. Vinimos a invitarlos a una fiesta.

   Le da la invitación y Jeno la toma y la mira con más desconcierto que antes. Es como si Renjun le estuviera hablando en otro idioma y no fuera capaz de captarle nada o seguirle el paso.

   — ¿Un fiesta? ¿De quién? —Jeno parece a punto de colapsar.

   —De Jisung, un chico de nuestro salón —Renjun dice, sin explayarse en su explicación—. Nos dejaron invitar a alguien y yo te voy a llevar a ti y Jaemin a Jaehyun, es una cita doble, ¿lo han visto sí o no?

   — ¿Cita doble? —Jeno murmura, pero aun así lo escucho a la perfección—. ¿De qué hablas? ¿Quién demonios es Jaehyun?

   —Lo envié a buscarte el otro día, ¿qué no lo conoces?

   Recuerdo fugazmente que Renjun efectivamente lo envío a pedirle ayuda, lo que quiere decir que no lo hizo o que Jeno se está haciendo el tonto.

   — ¡Ah! Es el man nuevo que vino de Chicago, ¿verdad? —Yukhei interviene, ladeando la cabeza y quedándose pensativo—. Creo que tiene dibujo constructivo. No comparte sección con nosotros, pero le podemos decir que lo estás buscando.

   — ¡Cierto! —el chico a lado de él sonríe—. Nosotros podemos decirle.

   —Gracias —aparento naturalidad mientras me clavo las uñas en la las palmas de las manos—. Se los agradecería mucho.

   Dentro de mí, de manera ingenua y tonta, quiero que Jeno se dé cuenta de que puedo tener a alguien más. Que no es el único que tiene algo que perder. Alguien a quien perder. Que puedo regresarle el favor en cualquier momento.

   Pero lo que mis ojos se encuentran al enfocar mi mirada en él, es algo que hubiera preferido evitar.

   Renjun ha tomado su mano mientras se recarga sobre su pecho y le enseña detalladamente la invitación. Jeno permanece rígido, no entrelaza sus dedos, pero coloca un brazo a lado de su cadera y lo deja ahí, de soporte, de apoyo, mientras su mirada sigue atentamente el dedo de Renjun que le señala el nombre y el lugar de la fiesta.

   No me está mirando ni tampoco está mostrando mayor interés en querer saber quién demonios es Jaehyun y porque pretendo invitarlo a salir. Le basto con que mi mejor amigo le regalara un poco de su atención para estar detrás de él y sostenerlo con fuerza. Dejando que pose la cabeza sobre su pecho y le hable como si nada. Como si días antes no estuviera llorando sobre mi hombro por lo cruel e irracional que es con él.

   Y es ahí donde un sentimiento de puro odio me corroe. Pero no es para él, mucho menos para Renjun. Es para mí mismo. Por lo tonto que soy, por lo ingenuo que me siento. Porque solo estoy detrás de un chico sin remedio que aparentemente mendiga por el amor de alguien más.

   Un círculo vicioso sin fin.

   —Nosotros también vamos a hacer una fiesta —Yukhei sonríe e imita la pose de Jeno, pero él si toma a Jungwoo confianzudamente por la cadera—. Es la próxima semana y Jaehyun está invitado. Puedes venir si quieres.

   Me repugna la idea de cómo es que tal fácilmente se libraron todos de mí. No necesito que me emparejen con nadie. Es obvio que no encajo aquí y ni siquiera sé porque intentan hacerlo.

   —Gracias —respondo con incomodidad—. Veré si puedo contactar a Jaehyun.

   Y creo que ya he tenido suficiente. Yo no tengo nada más que hacer aquí. Cada quién está sumergido en su mundo de la manera correcta y eso... eso está bien. Por supuesto que lo está. El único que no encaja soy yo.

   —Voy a regresar a clase —sin querer hacerlo giro la cabeza y tengo que enfrentarme a la realidad, viendo como Renjun sigue apoyado sobre Jeno. Recibiendo toda su atención, esa misma que tanto dice no quiere tener—. Nos vemos después.

   — ¿No quieres que vaya contigo? —mi amigo pregunta, luciendo preocupado quizás por la forma en como me estoy despidiendo.

   —No, gracias. Los veo luego, un gusto conocerlos.

   Y sin esperar respuesta camino a través de las butacas hacia la puerta y siento que todos mis sentimientos luchan al mismo tiempo contra ellos; frustración, tristeza y coraje. Tengo ganas de gritar, de abofetearme y de gritarme que soy un estúpido, porque el naufragio que experimento se está volviendo intrazable y yo, irrazonable.

   Empujo las puertas del teatro y cierro mis manos hasta formar puños. Ni siquiera tengo derecho de estar enojado. No sé qué cosa se me metió en la cabeza al pensar por un miserable segundo que Jeno y Renjun iban a vivir para siempre en la indiferencia. Era obvio que esto tarde o temprano iba a pasar.

   Pero saberlo absolutamente no lo hace más fácil. Hace una semana cuando besaba al novio de mi mejor amigo estaba listo para mandar a todos a la mierda. Pero jamás se me ocurrió pensar que era lo que Jeno quería. Si realmente pensaba que esto trascendería más allá del calentón de un día.

   Porque eso era de lo que se trataba, ¿verdad. Un simple rato para sacar las frustraciones.

   Y de nuevo estoy enojado. Y me odio y tengo ganas de borrar sus besos suaves, sus miradas profundas y sus palabras dulces, para empezar desde cero y hacer de cuenta que no lo conozco. Pero es imposible y yo tengo que ser fuerte y enfrentar las consecuencias de mis actos. Por mucho que tenga ganas de venirme abajo.

   Las puertas del teatro abriéndose a mi espalda anuncian que alguien me ha seguido. Seguro es Renjun. No quiero averiguarlo y mejor sigo avanzando. Huyendo de él, como el completo cobarde en el que me estoy convirtiendo.

   —Jae, ¡espera!

   Pero no es Renjun, ese tacto, esa voz y ese sentimiento no pertenecen a él. Un estremecimiento me recorre entero y mi labio inferior es atrapado entre mis dientes. No necesito esto. Maldita sea no quiero volverme débil. Porque lo único que hace Jeno es debilitarme. Cada paso que doy cuando lo vuelvo a ver, es como si retrocediera veinte intentando superarlo.

   —Jae —siento sus dedos aferrándose a mi brazo, pero ni así lo miro. No puedo caer tan rápido, ¡es ridículo! ¿Por qué no soy fuerte?

   —Tengo clase, Jeno —susurro y trato de quitar su mano con la poca fuerza que me queda—, déjame ir.

   Intento avanzar pero la fuerza de Jeno puede conmigo. Esto tiene que ser una broma, en cualquier momento Renjun puede salir y de hacerlo no estoy seguro de poder maquilar una explicación lo suficientemente buena para justificarme.

   —Jaemin —vuelve a pronunciar mi nombre, consiguiendo que mi interior se vuelva un caos. Tira de mi brazo hacia atrás y pasa los suyos por mi cadera, estrechándome entre ellos. Reposando la barbilla en mi cuello y respirando sobre mi piel—. Lo siento, lo siento, lo siento.

   Sus disculpas no funcionan y mi enojo incrementa. Intento apartar sus manos una vez más pero es rápido y evita cada uno de mis movimientos.

   —No tienes por qué disculparte —digo entre dientes, sin dejar de luchar—. No es broma Jeno, me tengo que ir ya.

   Y creo que lo he logrado, porque Jeno lentamente se separa de mí, dándome mi espacio. Sin embargo, en el último segundo tira otra vez de mi brazo, pero ahora hacia adelante y camina conmigo de la mano por el pasillo, desconcertándome como nunca.

   Mis pasos son torpes y después de algunos segundos término frente a las puertas del gimnasio. Jeno las abre y después las cierra, colocando el pestillo de ambos lados para que nadie las abra. Me coloca a un lado de ellas, en donde la ventana no alcanza a reflejar nada y sus manos me acorralan, colocándolas a cada lado de mi cabeza.

   Y sacándome de contexto me besa. Con tanta fuerza que mi espalda choca contra la pared y mis piernas tiemblan como gelatina. Mis manos son inmovilizadas pero no es necesario que me detenga porque no pienso ir a ningún lado. Jadeo y abro la boca, asustándome por la tranquilidad embriagadora que me provocan sus labios. Al ver que no intento huir coloca sus manos en mi cadera y me pega tanto a él que el espacio personal se vuelve invisible e innecesario.

   Gimo y dejo que me chupe la lengua. El tiempo se detiene y el desastre de piel, saliva y sentimientos se desbordan entre ambos. Me gusta esto, por mucho que lo odie y lo niegue, me gusta ser sometido de esta forma. Sentir que significo algo para él, que le importo.

   Muerdo uno de sus labios y sus manos se colocan en mi espalda baja, tentando el borde. Nos separamos y apoya su nariz contra la mía, su respiración se vuelve mi oxígeno.

   —Por favor perdóname —Jeno susurra mientras sus dedos delinean mi barbilla y me obligan a mirarlo, mientras inhalamos sobre la boca del otro—. No sabía que iban a venir. Me tomaron por sorpresa.

   Trago saliva y sintiendo las mejillas calientes desvió la mirada, concentrando mi atención en la cancha de básquet vacía.

   —Ya te dije que no te tienes que disculpar —benditos los dioses que sueno firme—. No entiendo por qué estás haciendo todo esto. 

   Ante mis palabras Jeno se queda pensativo. Definitivamente he dado en el punto. Él sabe que es una tontería. Ni siquiera tiene una razón para justificar sus actos.

   —Yo quería disculparme —es su turno para tragar saliva y sus largos dedos acarician mi mejilla—. Yo jamás... he querido hacerte daño Jaemin.

   ¿Daño? ¿Cómo podría hacerme daño? Pienso con ironía. Si lo que él quiere es que yo traicione a mi mejor amigo y lo disculpe por darle de su atención. Como si tuviera el derecho.

   Ignoro la intención de sus palabras y continúo sin mirarlo. Esto es una jodida locura. Está tan mal que no tiene solución.

   —Renjun es tu novio, ¿no? Es normal que pases tiempo con él —trato de no sonar irritado ni molesto, pero soy bastante malo y termino consiguiendo justo lo contrario—. No te disculpes. Tarde o temprano esto iba a pasar. Lo mejor es que lo dejemos ahora.

   Con un poco más de valor giro el rostro y lo miro a los ojos, ¿yo dije eso?, ¿realmente fui lo suficientemente valiente para sugerir algo así? ¿Estoy dispuesto a limpiar mi nombre de la manera correcta?

   —Estamos a tiempo de arrepentirnos —continuo y mis propias palabras me duelen pero no me detengo. Jeno me mira fijamente pero su expresión es indescifrable—. Esto fue una equivocación desde el principio. Es obvio que quieres estar con Renjun y yo no voy a ser un impedimento para ello. Así que vamos a dejarlo, todo está bien, te prometo que no voy a decir nada.

   No sé porque algo dentro de mí espera que Jeno se oponga. Que me ruegue que no termine con esto, por muy enfermo que sea. Quiero escuchar de sus labios que es algo que quiere y que está dispuesto a pagar.

   Pero Jeno me suelta tan pronto como es que me ha tomado. De nuevo una expresión indescifrable se plasma y luego frota las manos por su rostro. Haciendo visible su frustración.

   — ¿Esto es realmente lo que tú quieres?

   ¿Se trata de mí? ¿Es algo que esté pasando por mi culpa? No lo sé, puede que sea cierto. Pero no se lo voy a decir. Pensar en que me volveré de nuevo un extraño para él hace que el estómago se me revuelva.

   —Sí —respondo, extrañándome porque es una respuesta que se me ha salido naturalmente—. Estoy cansado de no poder mirar a Renjun a los ojos. Ya no quiero esto, Jeno. No me gusta ser así.

   Y es jodido como es que lo que digo, no coincide con lo que siento. Es verdad que estoy cansado de ser un mentiroso, pero también es verdad que Jeno me gusta y que me encanta estar con él.

   —Esto desde el principio fue una locura —continuo, a estas alturas incapaz de detenerme—. Vamos a dejarlo.

   Jeno me mira fijamente. Y es un juego de miradas que parece que no acaba. Puedo ver un sinfín de emociones nadando en el mar de sus ojos. Pero no las identifico todas. Tristeza, terror y finalmente resignación me hacen contar los latidos de mi corazón.

   Desvía la mirada y finalmente me da la respuesta que quiero:

   —Bien, tienes razón, esto es una locura.

   Y que odio también.

   Deja de tocarme y camina hacia atrás, como si tocarme le quemara. Esto es lo que quería, ¿no es cierto? poner distancia entre nosotros. Esa es la solución definitiva para todos nuestros problemas.

   Entonces, ¿por qué no se siente de esa forma?¿Por qué no me siento liberado?

   —Tengo que irme.

   Jeno no dice nada, pero no necesito su aprobación para huir. Lo dejo pensando a la par en que quito los pestillos con los dedos temblorosos. No sé porque repentinamente tengo ganas de llorar. Pero no lo hago, ni en ese momento ni después. Porque no vale la pena, entre menos me apegue a esta estúpida fantasía, más rápido será dejarla ir.

   Camino por los pasillos sin ser detenido por nadie, deseando desaparecer. Creo que Jaehyun choca conmigo en la entrada del edifico pero no tengo tiempo de comprobarlo. Atravieso el patio del Instituto y llego a la cafetería para pedirme un batido. La señorita dice que se han acabado y termino conformándome con un café.

   Nunca he sido muy fan, pero en ese momento la amarga cafeína me despierta y me da energía. Pido otro, con un shot extra de café y después otro, y otro, con lo doble de cantidad. La señorita de la cafetería me dice que es demasiada cafeína pero le digo que así está bien. Que así es como me gusta.

   Me llevo el café negro hacia las mesas y le doy pequeños sorbos. Las manos me empiezan a temblar y los latidos de mi corazón se aceleran. Mierda, a lo mejor si exageré con la carga. Pero al sentirme tan enérgico, me distrae de mis verdaderas emociones.

   Saco la cartera de mi bolsillo derecho y observo las fotos. Tomo la tira larga de papel y la sostengo, diciéndome a mí mismo que las voy a romper. Rasgo la esquina blanquizca, pero justo cuando la foto va a empezar a romperse me detengo y la guardo de nuevo. Me pongo de pie y camino por el patio, mirando hacia todos lados y hacia ninguno al mismo tiempo. Después de cinco minutos me doy cuenta de que ya he dado tres vueltas.

   Es obvio que estoy ansioso, pero no por la razón que me gustaría. Vuelvo a clase y durante la cátedra muevo el pie de arriba hacia abajo. Alguien detrás de mí me dice que me detenga porque lo estoy distrayendo e intento comportarme.

   Camino a casa sin esperar a Renjun. No hay nada en mi mente. Terminé con esto, dejé a Jeno atrás, por fin soy una persona decente de nuevo. Pero nada de eso se siente bien. Es como si estuviera yendo contra mis principios. Aunque irónicamente este fuera el conflicto desde el principio.

   Cuando llego a casa limpio mi habitación tres veces y después me lanzo a la cama. 

   Y es ahí cuando la realidad me cae de golpe.

   Jeno y yo volvimos a la normalidad. Dos extraños que se conocieron inesperadamente y que terminaron siéndolo en los mismos términos.

   Y sí, eso está bien. Porque de nuevo soy yo. De nuevo soy decente.



Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

271K 19K 92
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
368K 41.9K 20
Segunda parte de BLUE ~ Portada creada por: @kngbizzle ❤️ Estamos caminando en círculos ¿Lo sabes? Pero te encontraré una vez más, aun si ya no som...
252K 19.6K 26
Una historia donde Jeno es el chico malo y jodido con demasiados problemas. Jaemin es el niño rico perfecto, con demasiado dinero, sus escuelas están...
354K 33K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...