FIGHTOVE © 《DISPONIBLE EN AMA...

By MelanieDorado9

36.8K 4.7K 1.1K

Emerson Lowell es una chica que lo tiene todo y pierde aún más en una fatídica noche. Zac Reed es un luchado... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Aviso
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Personajes 🖤
Capítulo 48
Capítulo 49
Pequeño aviso
Capítulo 50 - El final
Epílogo
Agradecimientos y noticias...
Booktrailer
FIGHTOVE disponible en formato kindle

Capítulo 20

598 86 27
By MelanieDorado9

Maratón 2/2

Em

Y lo olvido todo. En el mismísimo momento que sus labios tocan los míos, soy capaz de olvidar. Al cerrar los ojos no veo al monstruo golpeándome y cuando las manos fuertes de Zac sujetan mi cintura, puedo sentir como el peso de mi agresor sobre mi cuerpo disminuye. Logrando desaparecer.

Un pequeño gemido escapa de mis labios cuando su lengua encuentra la mía de forma sutil y ansiosa. Me dejo llevar y no permito que la culpa de estar disfrutando esto me arrastre.

No siento ningún tipo de barrera o inseguridad en este momento. Mis manos se pierden en su oscuro cabello, tirando con suavidad del mismo. Su pecho fuerte retumba por un gruñido y lo siento pegarse aún más a mi cuerpo. ¿Cuánto deseo puede desatar un beso?

Mis débiles pulmones comenzaron a pedirme aire y caigo en la cuenta de lo que está pasando. No puedo borrar lo que acaba de acontecer. Zac me levanta suavemente y me sienta sobre el mueble que guarda los productos de higiene. Su cuerpo se sitúa entre mis piernas y de manera muy  lenta se aleja de mis labios. Me niego a soltarlo y él parece estar en la misma situación.

Ninguno de los dos habla y eso es algo desesperante. Mi pulso retumba de una forma tan fuerte que temo que él pueda oírlo… temo lo que provoca en mí.

— ¿Esto es correcto? —logro preguntar.

Me siento patética haciendo esta pregunta, pero es como si mi sistema hubiera querido expulsarla sin pedir ningún tipo de permiso. Zac me mira a los ojos y su color parece haberse perdido entre las tonalidades oscuras que estoy presenciando.

— No tengo idea, pero se siente bien y ahora mismo me importa una mierda si es correcto o no.

— Zac, es complicado.

Admito más para convencerme a mí misma que para él y deseo con todas mis fuerzas que no sea así. Poco a poco el hechizo se va rompiendo y alejo mi rostro del suyo de forma lenta. Me muero por besarlo de nuevo y olvidar por más tiempo, pero la realidad es otra y me está golpeando demasiado rápido.

— Explícame — repite. En sus facciones va desapareciendo poco a poco el deseo y la confusión se hace notar junto con el… ¿dolor?

— No puedo, yo… —pero qué difícil es esto—. No puedo salir con nadie ahora y probablemente nunca.

Su ceño se frunce levemente ante el tono duro que acabo de usar e incluso me sorprendo a mí misma, porque mi corazón me pide a gritos que lo deje todo atrás, pero para mi mente es tan complicado borrar los recuerdos.

— Creo que lo mejor será que me vaya. —sus dientes se aprietan a medida que sale cada palabra. Está molesto.

Se aparta de mi cuerpo tan rápido que apenas lo puedo procesar y el calor del momento se esfuma cuando se da media vuelta y sale del baño. Salto del mueble y lo sigo.

— Zac, espera —le pido tomando su brazo.

— Olvídalo, Em. No me gustas para eso.

Aparto mi toque al instante. Algo cambió en sus ojos y parece asustado e incluso dolido por la situación y me quedo petrificada. Esas emociones son reemplazadas rápidamente por la indiferencia y el enojo.

— ¿Eso qué significa? —mi pregunta es estúpida, pero necesitaba hacerla.

— Sólo fue un maldito beso, así que puedes olvidarlo. Sexo es lo único que buscaría de ti.

Doy un paso atrás como si me hubiera empujado. El asco me recorre en una milésima de segundo y obliga a mi cuerpo a reaccionar. Su mejilla queda roja al mismo tiempo que mi palma comienza a hormiguear.

— Lárgate. —escupo furiosa.

Sus ojos aún me ven con sorpresa. Su pecho sube y baja, pero no dice nada. Sus pupilas están tan dilatadas que parece la maldita noche la que me está viendo. Me dedica otra mirada de rabia pura y abre la boca para decir algo, pero no lo dejo. Lo empujo con más fuerza de la que realmente poseo para echarlo de mi departamento.

Me dejo caer en el piso de la sala y una lágrima involuntaria se me escapa. No pensé que esto pasaría y menos con él. Me siento sucia, utilizada y ni siquiera nos acostamos. Tal parece que no hace falta consumar el acto físico para que una persona te humille. Todo mi cuerpo tiembla ante la idea de relacionarme físicamente con Zac. El nudo en mi garganta crece ante la rabia inminente que me abraza. Todo este tiempo solo fue deseo lo único que vi en sus castaños ojos y me duele aceptar la asquerosa realidad.

El beso fue tan dulce y tranquilo, como si tuviera miedo de lastimarme. Como si quisiera reparar lo que inevitablemente no tiene arreglo… mi alma. No importa cuanto lo intente o a cuantas personas les permita acercarse  lo suficiente, no veo nada positivo a futuro y me sentiría terrible si tuviera que arrastrar a Zac en esta situación de mierda. Aunque tal parece que su intención nunca fue ser arrastrado por los sentimientos que inevitablemente crecieron en mí por su culpa.

Abro los ojos para encontrarme con el pequeño AJ intentando llamar mi atención. Sonrío levemente mientras le acaricio la cabecita y me limpio las lágrimas traicioneras con el dorso de mi mano.

— Creo que seremos tú y yo por siempre —susurro a mi pequeño acompañante.

Y eso está bien. Empezaré de nuevo de ser necesario e incluso podría dejar las benditas clases que a fin de cuentas no me están sirviendo para mucho. La dolorosa idea de que me vuelvan a lastimar físicamente me asalta cada vez que salgo a la calle y hasta que no vea al infeliz que arruinó mi vida pudriéndose en una celda, no podré volver a respirar con tranquilidad.


— ¿Cómo has estado desde el ataque de pánico?

Llevo casi media hora de consulta con el Dr. Stone y apenas he hablado lo suficiente. Mis pensamientos solamente están en Zac y en lo estúpida que me siento por dedicarle mi tiempo.

Cuando desperté esta mañana, mis ojos estaban jodidamente hinchados debido a la falta de sueño y a las lágrimas que no pude evitar dedicarle a ese idiota. No tenía ninguna intención de venir a la consulta, si por mi fuera me quedaría en la cama todo el día revolcándome en mi miseria. Y aquí estoy, porque aunque mi idea de vagar mirando series era más tentadora, no quiero que estén llamando a mis padres para decirles que falté a mi segunda consulta.

— Intento no pensar mucho en eso —Stone asiente y escribe en su libreta.

— ¿Has salido con chicos?

Mi atención sale de la ventana por una milésima de segundo. ¿Acaso di esa impresión? Debo recordar que Stone es tío de Zac y eso limita bastante mi respuesta.

— Es complicado —me atrevo a decir. Aunque mi cerebro grita algo así: tu sobrino es un idiota que no sabe manejar la privacidad de mis asuntos y lo único que me propuso es sexo sin compromiso… ah y nos besamos.

— Todos lo son. Al menos eso dice mi esposa.

Una pequeña risa se escapa de mis labios y el Dr. Stone se limita a sonreír.

— No me siento completamente lista para ver chicos aún… —él asiente para que prosiga—, pero no dejo de pensar en él.

— Em, es completamente normal que no te sientas segura de estar en intimidad o incluso cerca de un hombre.

Aún no sé cómo es que siempre sabe que decir y pegarle justo en el clavo. Es increíblemente fácil y aterrador hablar con él.

— Lo conozco hace apenas dos semanas, no puedo decirle lo que me pasó porque honestamente aún no confío en él —me sincero y Stone sopesa mis palabras.

— Eso es completamente entendible, pero dale tiempo. Cualquier herida sana.

— El alma no —mi voz es monótona y Stone me mira ceñudo.

— ¿Eso crees? —su pregunta me hace reconsiderar mi respuesta.

— ¿Cómo debo hacer? —intento no sonar desesperada, pero no lo logro.

Quiero arreglar todo ya y no puedo evitar pensar en que lamentablemente esto es un proceso. Por más que me joda la maldita situación, debo aprender a sobrellevarla.

— Yo no tengo todas las respuestas Em, pero debes saber que todo se repara y a veces la persona correcta lo hace sin que te des cuenta.

Sus palabras me siguieron todo el día hasta que llegó la noche. No sé si Zac sea la persona correcta para contarle mis problemas y mucho menos para que los arregle. Esa debería ser mi maldita responsabilidad. Sólo quiero salir adelante, no me interesa como, pero quiero que todo esto termine de una vez.

Acaricio las orejas de AJ, quien duerme plácidamente recostado conmigo en el sofá. En la televisión están dando puras repeticiones de Friends y me encuentro pensando que sería increíble vivir como en una película. No debería preocuparme por el amor de mi vida o por el peligro que corro constantemente porque sé que cuando termine si hay un final feliz.

El timbre suena y mi corazón se enloquece. Una milésima parte de mí espera que sea Zac, pero sé bien que es Garrett listo para nuestra noche de chicas. Me levanto a duras penas del cómodo sofá y arrastro los pies hasta llegar a la puerta principal.

— ¿Lista para la mejor noche de chicas de tu vida? —exclama de manera emocionada.

No puedo evitar sentirme un poco mejor al verlo aquí, quizá sea por su vitalidad y emoción por las pequeñas cosas como la dichosa fiesta de pijamas los pequeños pasos para mi recuperación total.

— Por supuesto —digo riendo.
Garrett se adentra y mira todo el espacio sorprendido. Trae una caja de pizza en sus manos y salta cuando ve a AJ frente a él.

— ¡Oh, es el pequeño Aiden! —asiento al mismo tiempo que AJ ladra y Garrett se agacha para tocar su cabecita.

— Ponte cómodo, traeré el vino.

— Eso, hay que embriagarnos y quizá así me arranques lo que me enteré de Zac… —canturrea.

Freno mi paso al instante y cuando volteo, Garrett me está mirando con una sonrisa pícara llena de secretos.

— ¿De qué hablas?

— No, primero el vino y luego todo lo demás.

Me obligo a tragarme la curiosidad mientras me dirijo en busca del alcohol para ahogar todas mis frustraciones.

Una botella y media de vino más tarde, ambos estamos tendidos en la alfombra de mi sala de estar muertos de risa por alguna cosa que Garrett dijo y yo ya no recuerdo. Muerdo otro trozo de la deliciosa pizza y siento como el calor de algo lindo crece en mi pecho, felicidad, creo que así lo llaman. Sea lo que sea, no quiero que termine nunca.

— ¿Cómo estuvo? —Garrett está menos achispado que yo, pero aun así se le notaba el efecto del vino.

— ¿Qué…? —pregunto a medias.

— El beso.

Me atoro inmediatamente con la comida y comienzo a toser en busca de aire. Estoy algo ebria, pero no le conté nada del beso que compartí con Zac. Mi amigo me da un par de golpes en la espalda y poco a poco me voy recuperando. Me incorporo por completo y lo miro con nerviosismo. Él se ve malditamente feliz y un brillo extraño predomina sus ojos.

— ¿Quién te dijo? —de pronto siento que el alcohol desaparece de mi sistema y me permite concentrarme más.

— Zac lo hizo, bueno no a mí exactamente. Hoy estaba hablando con Ethan y se le escapó. Yo escuché de rebote —dice con una sonrisa orgullosa pintada en la cara.

— ¿Qué… qué dijo exactamente? —mi estómago se hizo un nudo y los conocidos nervios se instalaron en todo mi ser.

— Bueno, solo escuché eso en realidad. Pero él parecía un poco molesto, lo cual me pareció extraño ya que está loco por ti.

— Eso lo dudo, me dijo que solo quería sexo —mi tono es duro y no puedo hacer nada para evitar eso.

Garrett me mira con pura sorpresa en sus ojos, seguro debe entender lo que siento si de sexo se trata. Es que si sentí deseo hacia Zac, deseo por que me toque y llegue más lejos que sólo un apasionado beso. La ya conocida culpa por ese famoso deseo es insoportable de digerir, intento convencerme a mí misma cada día que está mal y que mi cuerpo no debe reaccionar así, pero supongo que cada víctima tiene su forma de superarlo. Conozco mi cuerpo y las sensaciones que Zac me ha provocado me hacen desear no conocerlo en lo absoluto.

— ¿Y qué quieres tú? —Garrett me saca de mis tortuosos pensamientos.

— No lo sé. —suspiro mientras me dejo caer sobre la alfombra.

— ¿Te sientes insegura junto a él?

Garrett se acuesta a mi lado y me mira. La tenue luz de la estufa hace que su cabello rojizo brille más y parece estar en llamas.

— Al contrario. Cuando desperté en el hospital hace un mes, no quería ni que mi hermano estuviera cerca, cuando me enfrenté a mi ex casi me muero del miedo. Pensé que mi interacción con los hombres sería así por siempre.

— Pero con Zac no —intuye mi amigo de forma correcta.

— No. Él me protegió y aunque pienso que es algo inestable de forma emocional, no siento ningún tipo de inseguridad cerca de él. Es tan difícil de explicar.

— Lo entiendo —Garrett me sonríe.

— Sé que sí —le correspondo el gesto.

— Deberías averiguar quién es Camile. Algo me dice que tiene que ver en todo esto.

— ¿Camile…?



Aquí lo dejo hasta el sábado ♡ espero que estén teniendo una buena semana y que termine bien también ☆ les agradezco por tomarse el tiempo de leer como siempre ♡ los leo...x

Continue Reading

You'll Also Like

1.4K 285 8
-No estás bien. -Sí lo estoy. -Sabes, una vez me enseñaron que toda verdad se ve a través de los ojos, y aunque tus ojos sean marrones, son puros, no...
30.4K 4.8K 49
El QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO. Sinopsis... Mi nombre es Esteban Roldán. Esta es mi historia. Sé que suena un poco extraño, pero esta historia será...
105 59 8
Si me hubieran pedido que describiera mi vida de niña/adolescente en tres palabras serian: tristeza, soledad y responsabilidades dolorosamente grande...
53.3K 2.7K 53
¿Era simple deseo carnal o aquello que sentía iba más allá de lo que yo podría llegar a imaginar? Mi identidad, mi respetuosa imagen y, sobre todo, m...