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By vcidpotter

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01 | ๐–ซ๐–ซ๐–ด๐–ต๐–จ๐–  ๐–ณ๐–ฑ๐–จ๐–ฒ๐–ณ๐–ค
02 | ๐–ข๐–ฎ๐–ฑ๐– ๐–น๐–ฎ๐–ญ๐–ค๐–ฒ ๐–ฑ๐–ฎ๐–ณ๐–ฎ๐–ฒ
03 | ๐–ฎ๐–ก๐–ฒ๐–ค๐–ฑ๐–ต๐– ๐–ฃ๐–ฎ๐–ฑ๐– 
04 | ๐–ฒ๐–ค๐–ข๐–ฑ๐–ค๐–ณ๐–ฎ๐–ฒ ๐–ฆ๐–ด๐– ๐–ฑ๐–ฃ๐– ๐–ฃ๐–ฎ๐–ฒ
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11 | ๐–ค๐–ฒ๐–ณ๐– ฬ ๐–ก๐–จ๐–ค๐–ญ
13 | ๐–ญ๐–ค๐–ข๐–ค๐–ฒ๐–จ๐–ณ๐– ๐–ฃ๐– 
14 | ๐–ค๐–ญ๐–ณ๐–ฑ๐–ค ๐–ข๐–จ๐–ฆ๐– ๐–ฑ๐–ฑ๐–จ๐–ซ๐–ซ๐–ฎ๐–ฒ ๐–ธ ๐–ฃ๐–ฎ๐–ซ๐–ฎ๐–ฑ
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17 | ๐–ฅ๐–ค๐–ซ๐–จ๐–น
18 | ยฟ๐–ธ ๐–ฏ๐–ฎ๐–ฑ ๐–ฐ๐–ด๐–คฬ ๐–ญ๐–ฎ?
19 | NUNCA MรS
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OTRAS OBRAS DE LA AUTORA

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By vcidpotter

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・。° ★━━ CAPÍTULO DOCE

«noche lúgubre»

Impotencia, pura y estúpida impotencia era lo que ella sentía.

Las estrellas que resplandecían en el negro cielo a la medianoche de aquel día causaban un ambiente acogedor en Beacon Hills. Mientras las observaba de forma despistada, sentada en el tejado de su casa, Tessa no podía dejar de pensar en lo sucedido aquella misma tarde.

Simplemente había llegado a la conclusión de que el rumor de que ella se acostaba con cualquiera era algo con lo que tendría que vivir el resto de su estancia en el Instituto de secundaria de Beacon Hills. Quizás incluso también se difundiría por la universidad a la que tenía pensado asistir a su respectiva edad. Tessa sólo podía pensar en que mientras ella y sus futuros compañeros examinaban cuerpos de prueba en un laboratorio, o mientras interrogaban también de prueba a asesinos en serie falsos, sus compañeros de clase comentarían: "¡pero si es Tessa Miller, la zorra que se acuesta con cualquiera!". O quizás también "¿quieres un polvo? Ella no se negará". Los planteamientos sobre su futuro eran patéticos e insufribles.

Teresa Miller se sentía impotente.

Siempre había sido un sentimiento habitual en ella, pero aquella noche estrellada se sentía más débil, más vulnerable. Ella nunca había estado conforme con su cuerpo, sus decisiones y su vida en general. Y desde que Ethan la había rechazado su situación emocional había decaído considerablemente.

También debía de admitir que desde hacía varios días, Ethan y Aiden Weber no se asomaron por su mente en ni una sola ocasión. Eso era algo bueno, ¿no?

A Tessa le hubiera gustado decir que estaba feliz. Es decir, ella ahora tenía amigos, amigos de verdad. Por fin había olvidado su estúpido enamoramiento hacia su supuesto mejor amigo (que la ignoró días más tarde de su confesión, por lo que no era un amigo de verdad). Además, hacía días que no probaba las pastillas que Quentin y su novia siempre le ofrecían a cambio de un poco de dinero. Y ahora se encontraba observando las estrellas desde el tejado de su casa, con un cigarrillo en la mano, intentando relajar su mente a la vez que inspiraba el humo que el tabaco causaba a la vez que sus pensamientos solamente iban de aquí para allá; organizando las estupideces de su maldita vida.

Sin embargo, Stiles Stilinski y su torpeza extrema la trajeron de vuelta a la Tierra tras casi haberse caído por el tejado, intentando llegar hacia Tessa. Se sentó a su lado, bajo la mirada extrañada de la chica, y le dio una breve mirada de desaprobación al cigarrillo que ella sostenía en su mano derecha con delicadeza. Luego, dirigió su mirada también hacia las estrellas.

—¿Qué haces aquí? —la voz de Tessa sonó en un susurro algo ronco pero agradable de escuchar.

Stiles se encogió de hombros, cambiando el rumbo de su mirada hacia los ojos color azul intenso de Tessa. El chico sonrió levemente.

—No sé, me apetecía venir. —comentó como si nada.

El estómago de Tessa se estrujó ante su tremenda dulzura, pero rápidamente fue sustituido por un suspiro de disgusto al ver las heridas de moratones que él tenía por todo el rostro. Eran de un leve color morado y parecían doler mil demonios si los tocabas. Aún así, Tessa apoyó el cigarrillo en el tejado y alargó su mano hacia el rostro de Stiles. Él hizo una mueca cuando los dedos de ella hicieron contacto con su piel, pero luego se dejó ser acariciado.

Los suaves y delicados dedos de Tessa vagaron por las marcas moradas que Andrew le había hecho aquella misma tarde cuando se lo encontró en el aparcamiento. De no ser por el entrenador Finstock y sus gritos matutinos, Stiles habría acabado hecho papilla por esos estúpidos jugadores de lacrosse.

El dedo pulgar de Tessa se detuvo cuando hizo contacto con los rosados y carnosos labios de Stiles, quien los separó un poco por inercia. A Tessa se le revolvió el estómago, lo que interpretó como si miles de mariposas batieran sus alas en su interior, dispuestas a hacerla sufrir hasta que ya no pudiera más. Era como si una manada entera de lobos aullara en su vientre, dispuestos a atormentarla con un cosquilleo continuo en su estómago. La suave voz de Stiles irrumpió en sus pensamientos, hablando mientras el dedo de Tessa seguía posado en su labio inferior.

—Ya no me duelen tanto. —comentó él con diversión. Tessa alejó su mano de los labios del chico para llevarla hacia su moflete y presionar con poca delicadeza en forma de prueba—. ¡Oh, bueno, vale! Quizás todavía me duela un infierno.

Tessa soltó una risa con diversión, y Stiles pareció haberse quedado fascinado por ello.

—Deberías hacer eso más a menudo. —aconsejó él.

—¿A qué te refieres? —cuestionó Tessa con confusión.

—A reírte. —respondió Stiles con simpleza. Mostró una sonrisa mientras sus dos dedos índices se posaban a ambos lados de la boca de Tessa, señalando un punto en específico—. ¿Sabías que cuando te ríes aquí te salen unos pequeños hoyuelos?

Ella apartó sus manos de su cara con molestia, arrepentida de haberse reído o tan siquiera sonreído frente a él.

—No es nada del otro mundo. —se encogió de hombros.

—Lo que tú digas. —murmuró Stiles entre dientes, volviendo a dirigir su atención hacia las estrellas.

Tessa se llevó su cigarrillo a los labios y aspiró el humo para después soltarlo por entre su boca con parsimonia. Pudo ver de reojo cómo Stiles movía sus pies y sus manos nerviosamente.

—Tessa. —la llamó él de pronto, con timidez—. Yo... me pregunta si... ¿Vas a ir al baile de Halloween?

La respuesta era evidente. Esa misma tarde después de la corta, dolorosa y estúpida pelea, Malia y Liam habían insistido en presentarse al concurso de disfraces del baile, ya que el ganador tendría cien dólares de regalo. Ellos dos habían sugerido un disfraz en grupo, y Scott había propuesto uno bastante original. Lamentablemente, ya que Tessa odia los disfraces y cosas parecidas, iban a ir todos en conjunto al baile de Halloween. Lamentablemente.

—Supongo que sí, habíamos quedado en ello, ¿no?

—Si, bueno, yo me refería a... si vas a... ir con alguien. —murmuró Stiles, evitando la mirada de Tessa a toda costa.

La sonrisa que permanecía en sus labios se fue borrando lentamente comprender a dónde él quería llegar. Tessa sabía que no podía ser posible.

—No voy a ir con nadie...

—¡Genial! Quiero decir, no es que me alegre de que vayas sola, bueno, en realidad sí, ¡pero no como algo malo! Más bien es que... yo quería... ¿Quieres venir al baile conmigo?

Su rostro se veía adornado por las luces nocturnas que hacían resaltar sus ojos color avellana. Tessa podría haber jurado sentir como se derretía lentamente. Pero ella ya sabía qué responder.

—Stiles, yo...

—Está bien si no quieres. —murmuró el muchacho con la cabeza gacha, avergonzado.

—No puedo, yo... yo... —tragó saliva antes de continuar—. Es que yo me siento mal, Stiles. Después de lo de Ethan... No puedo... no quiero que nadie...

—Entiendo. —la interrumpió él, asintiendo con la cabeza varias veces

El ambiente había tomado un sentimiento de tensión; ya no era todo absoluta comodidad como la que Tessa siempre sentía cuando estaba junto a él. Ella de verdad quería ir con Stiles al baile, pero algo en su interior le decía que no debería. No sabía si simple negación o si era miedo al rechazo.

—¿Sabes qué? —preguntó Tessa de pronto, ambos se miraron a los ojos mientras humo salía de los labios de la chica, queriendo calmar el ambiente—. Lydia y Jackson han cortado.

No sabía por qué lo había soltado, ella simplemente tenía curiosidad por saber su reacción al enterarse de la noticia. Stiles carraspeó su garganta y se removió en su sitio.

—Ya lo sé. —respondió, mirando su regazo con timidez—. Me lo dijo Scott esta mañana. Ha estado aburriéndome todo el día diciendo que Allison...

—Lydia es un buena persona. —lo cortó ella—. Deberías invitarla a ella al baile.

El chico frunció las cejas desmesuradamente y giró su cabeza hacia Tessa con estupefacción.

—¿Qué?

—Bueno, me refiero a que es una chica muy guapa, popular, inteligente, tiene una muy buena autoestima... Es perfecta. —describió Tessa, y se odió a sí misma por no poder detestar a Lydia Martin. Añadió en un murmullo inaudible para que solo ella pudiera escucharse—. No como yo.

—Ya, bueno..., no quiero ir con Lydia al baile. Guau, nunca pensé que diría eso. —comentó Stiles logrando sacar una pequeña sonrisita de los labios de Tessa.

Se miraron a los ojos unos instantes y Tessa podría haber jurado que perderse en ese hermoso iris color avellana que Stiles poseía era algo a lo que podría dedicarse diariamente. No necesitaron palabras para expresarse, simplemente se sentían a gusto. Los latidos de su corazón se aceleraron cuando él mostró una sonrisa. Los lobos de su estómago volvieron a aullarcon brusquedad, y aunque era una sensación placentera de algún modo, no le gustaban sus estúpidos presentimientos.

—¿Me prometes algo? —preguntó Stiles.

—Depende de lo que sea. Viniendo de ti, cualquier tontería. —se burló Tessa, recibiendo un codazo de parte del chico mientras acercaba el cigarrillo a su boca nuevamente.

—Prométeme que bailaremos una canción.

—¿Por qué quieres eso? —Tessa apartó el cigarrillo de sus labios para soltar el aire con una ceja alzada.

—Tú sólo promételo. —pidió Stiles, casi suplicando—. Por favor.

Ella no se pudo negar al ver como el mismo brillo en sus ojos que había visto cuando él le pidió ir a ver el partido volvía a aparecer para arrasar con el sentido común de Tessa por completo.

—Claro. Una canción.

Stiles alzó sus manos al aire en señal de victoria y comenzó a hacer gestos efusivos con los brazos, alegre y exageradamente. Tessa lo observó con una mirada divertida.

—Lo siento, la emoción. —suspiró él avergonzado. Con dificultad, se puso en pie e intentó caminar hacia el árbol que lo conduciría hasta tierra firme. Tessa lo imitó, y justo cuando ambos estaban cerca del borde del tejado, Stiles resbaló con un pie. Por suerte Tessa lo cogió de la mano a tiempo.

—Aparte de Chico Sarcástico también eres Super-Torpe. —comentó Tessa divertida mientras lo ayudaba a sostenerse sin caer.

—Prefiero Torpe-Man, me da un aire más heroico. —Stiles le siguió la broma, sujetándose la los brazos de Tessa para no caer.

Ella levantó la mirada con una sonrisa y fue entonces cuando se dio cuenta de lo cerca que estaban. En cualquier momento su corazón podría salirse de su pecho debido a las agitadas pulsaciones a las que realizaba. El aliento de Stiles chocó con sus labios justo para que ella pudiera darse cuenta de que olía a menta. Las comisuras de los labios del chico se crisparon antes de formar una sonrisa, ocasionando que Tessa fijara la vista en sus labios. Rápidamente desvío la mirada, pero sin separar su cuerpo del chico a su lado.

—¿Prefieres el día o la noche? —preguntó Stiles de repente, formulando una pregunta completamente fuera de contexto.

—La noche es más bonita. Además, pueden pasar muchas más cosas de noche que durante el día. —murmuró Tessa, sintiéndose tremendamente pequeña por la cercanía tan cálida que compartían. Formó una sonrisa, pero de inmediato Stiles presionó con ambos dedos índices los hoyuelos que se formaban en su mejilla a modo de broma. Ella suspiró molesta.

—Tienes razón, Teresa. —continuó Stiles con el propósito de molestarla más de lo que ya había conseguido—. El color del cielo por noche es más bonito.

Tessa ignoró los lobos aullando en su estómago y retuvo un suspiro en su boca.

—Pero si es de color negro. —repuso.

—Exacto. El negro es un color precioso, ¿no crees, Chica Lúgubre?

Las piernas de Tessa flaquearon al darse cuenta de lo que había escuchado, y se sintió verdaderamente sola y abandonada cuando Stiles separó sus cuerpos para dirigirse al árbol anterior con torpeza. Después de algunos trompicones y un par de rasguños, el chico consiguió llegar hasta su jeep casi intacto. Le regaló una sonrisa a distancia a Tessa antes de arrancar y alejarse de la casa de los Miller.

Si Tessa estaba en lo cierto, Stiles acababa de afirmar de forma indirecta que ella era preciosa.

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N O T A
Amo Stessa, bye


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