Día 12: Calabazas
Autor: Shirayuki Exodia
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"La celebración anual para lo que conocemos, el cual llamamos Halloween, tiene mucho significado, es extraño lo que siento siempre, anhelo ver a alguien a quien no recuerdo."
— Odio las clases de otoño, el viento frío, y todos con su felicidad por consumir y adornar, ah... es todo esto tan molesto.
Musitaba aquel chico de cabello castaño mientras ordenaba sus libros para finalmente retirarse a su departamento. Todos los años eran lo mismo para él, un extraño deseo de ver a alguien llegaba, sentía que había perdido a alguien, justo por esa temporada, ¿Por qué no recordaba nombre o rostro?
Eso le hacia enfadar cada vez más. Durante esa temporada las calles se llenaban de adornos "terroríficos", las lámparas eran calabazas y el ruido era mayor. Cada vez se sentía peor, hace cuatro años había llegado a esa ciudad, huyendo de su ciudad natal, un lugar rural, donde pensó que estaría libre de todo ello, pero era peor, esa fecha era sagrada.
Siendo las 22:00 salió del edificio, el viento realmente era frio, sus mejillas se notaban rojas por lo mismos. El joven Jin caminaba de regreso a su hogar, cuando un fuerte viento sopló apagando una calabaza en especial. Al darse cuenta quedó algo extrañado, más sin darle importancia siguió su camino. Llegando a su apartamento dejó todo a un lado y se lanzó en su cama quedando dormido casi al instante.
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Un extraño camino de fuegos azules dentro de aquellas lámparas le guiaban por un camino que parecía flotar, no sentía miedo, pero el lugar parecía conocido. Dio algunos pasos siguiendo la guía hasta llegar a una cascada, en dicho lugar se iluminaba mostrando a un joven que sostenía una pequeña calabaza encendida, esa extraña figura era más alta que él, más hermosa que la de él y extrañamente le llenaba de paz y un anhelo de abrazarlo, tragó saliva y soltando un largo suspiro dio otros pasos.
— Has venido... pero aún no recuerdas, A-Yao...
Un dolor se sintió en su pecho y extendió su mano a querer sostenerle del hombro, pero todo desapareció y despertó de su sueño, ya la mañana había llegado, los primeros rayos de sol le dieron en el rostro, su rostro estaba húmedo, un sudor frío se sentía. Se incorporó lentamente y sentó en la cama, tomó su teléfono notando que ya iba tarde.
Bajó con rapidez cayendo al suelo, se puso de pie para alistarse con apuro y salir sin revisar nada más, corrió lo más que pudo para así llegar tarde a la primera clase, agotado fue a su silla y se quedó allí. Durante todo el día estuvo escribiendo en una hoja pequeños detalles del sueño.
La tarde llegó, había evitado hablar con sus compañeros o moverse mucho, cuando las clases finalizaron se dirigió a su hogar, esta vez su mente divagaba tratando de recordar la silueta, más su atención fue hacia un camino oscuro que daba hacia un bosque, nadie iba allí, iba a dar un paso cuando sintió que algo lo detuvo.
Sacudió la cabeza varias veces y se dirigió a su apartamento, no había comido nada en todo el día, mas no sentía hambre, fue a acostarse y como la noche pasada quedó dormido nuevamente.
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Esta vez era en su antigua casa, estaba en su cama, alguien estaba de pie a un lado de la ventana, la misma figura que la vez pasada, esta vez se veía melancólico, se incorporo para verle, mas no podía ver su rostro, sentía un gran dolor, bajó la mirada sintiendo las lágrimas correr por sus mejillas.
— Esto es lo que quieres? ¿Qué ganas con ello?, Respóndeme GuangYao...
Iba a gritar el nombre de esa persona mas tuvo que despertar nuevamente, su rostro estaba mojado por las lágrimas reales, se sentó y llevó sus manos a cubrir su rostro, rompió en llanto sin saber la razón. Esta vez decidió no ir a clases.
Ese día solo se dedico a comer, volver a escribir sobre el sueño y tratar de recordar el rostro de esa persona, cada noche volvía a verlo, el dolor crecía, cada vez las discusiones eran mas grandes, mas fuertes y el único que gritaba era él, pero cuando intentaba verle al rostro, despertaba, eso comenzó a frustrarle. Dos semanas lleno de esos sueños, dormir se volvió incomodo, por lo que utilizando lo que tenia empezó a retratar la figura de esa persona, sin nombre y sin rostro, alguien, en diferentes escenarios, alguien que le llenaba de paz y a la vez de un gran dolor. Lloraba por extrañarlo, por querer abrazarlo, casi no comía, ni dormía.
El cansancio comenzó a consumirle, hasta que su teléfono fijo sonó, no quiso contestar, pero el buzón se abrió.
— A-Yao dentro de pocos días será su aniversario, sé que es doloroso, pero intenta venir, si decías amarlo tanto...
Aquellas palabras le llenaron de curiosidad, de quien hablaba, quién le hablaba. Tomó el teléfono, pero la llamada ya había cerrado. Bajó su mirada al suelo y miró su cama. Quedarse allí no le daría respuestas, debía volver. Llamó a su padre, pidió permiso para volver, este aceptó, y casi inmediatamente pidió un vuelo de vuelta a su ciudad natal.
Alistó todas sus cosas, ordenaba todo, estuvo en constante movimiento hasta que encontró una caja, cerrada, al abrirla estaban varios objetos que había olvidado, entre todo ello había varias fotos, todos sus viejos amigos, los Jiang y los Nie, pero dentro de todas esas había un grupo de fotos de alguien que no conocía, un joven alto y de buen parecer.
Tomó una donde aparecía solo , reconociendo que era el chico de sus sueños. Guardo todo ello en su maleta y la dejó a un lado.
La hora de su vuelo llegó, y este partió a su destino. 5 horas de viaje que usó para divagar en sus memorias, pequeños recuerdos llegaban, el sueño empezaba a ganarle, el oscuro bajo sus ojos era bastante, finalmente quedó dormido. No soñó nada, fue despertado por una chica que le informó que habían llegado. Bajó y fue a buscar su maleta, un auto de su familia le esperaba.
Al llegar a su hogar dejó todo en su habitación, reconoció la ventana que vio en sus sueños. Prefirió descansar ese día.
A la mañana siguiente, al despertarse las sirvientas venían a servirle y ordenar su habitación. Bajó a comer con su padre, este vivía solo, hace un par de años que su pareja, el tío de su pareja había muerto en aquel incidente. Detuvo sus acciones y miró a su padre que parecía agotado, quería preguntar, pero quizá lo lastimaría.
— ¿Irás?
— ¿A dónde?
— Has decidido olvidarlo...
— Quiero recordarlo...
— A-Yao... no puedo ayudarte, un día antes de aquel momento, recuerdo haber discutido con QiRen, pero tú llevabas días sin hablarle a XiChen...
Justo cuando escuchó el nombre todos sus recuerdos bloqueados volvieron, sus ojos se llenaron de lágrimas. Hacia ya mas de 5 años había salido con alguien, pero esta persona era amable, algo que le molestaba pues todos llegaban a aprovecharse de él y eso los llevaba a discutir constantemente, GuangShan comprendía su dolor, este se levantó de la mesa y se retiró a su habitación. Se lanzó en la cama sin detener su llanto hasta que llegó a quedarse dormido.
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El primer escenario volvió, aquel camino alumbrado con la figura del chico al final, ahora más seguro corrió hasta este, pero tropezó cayendo de cara al suelo, ensuciándose. El joven volteo a verle con aquella encantadora sonrisa, lo que sostenía era una calabaza encendida, tenia el diseño de una nube, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas.
— Has recordado... A-Yao... yo... te he extrañado, al principio estuve feliz de irme, de morir, pero quería verte una vez más, aunque fuera así, más un alma perdida es algo malo, por lo que le he rogado una oportunidad, he llegado a mi tiempo límite, perdona por hacerte esto, A-Yao, lo siento por todo y recuerda que te amo, por favor vive feliz y sigue tu camino.
La figura le dio la espalda y un camino se mostró, este empezó a recorrerlo, GuangYao empezó a sentir que su corazón se llenaba de dolor, apretaba, era insoportable.
— No, No de nuevo, no te vayas, no me dejes, vuelve, te necesito, Er-Ge, Lan Huan, Lan XiChen, vuelve, vuelve a mí, espérame, iré contigo, por favor, te lo ruego...
Exclamó intentando ponerse de pie, le era imposible, sollozaba, gritaba, hacia lo que fuera tratando de detenerlo, pero el sueño acabó, volvió a despertar completamente húmedo en el rostro. Todo el dolor de antes regresó, bajó de su cama en busca de su padre, no sabia que hacer, sus hermanos vivían lejos, hace años los habían abandonado. Corrió por toda la mansión hasta que llegó al jardín, su padre estaba sentado mirando las flores, no se movía, corrió hasta él notando que ya no estaba con vida, él había pasado lo mismo, por eso se notaba cansado, miró el suelo y dejó un beso en la frente de este, llamó a los paramédicos y luego se vistió, iría a aquel lugar, si sus sueños no volvían, iría hasta allá, iría hasta donde fuera solo por verlo.
Salió de casa, los sirvientes al parecer tenían el día libre, este tomó la moto que le pertenecía y empezó a conducir, sus ojos estaban llenos de lágrimas, el casco las contenía, bajó la mirada unos segundos y no notó la luz roja, al subir la vista vio a un niño cruzar, intentó frenar, pero chocó con un auto que pasaba y sufrió grandes heridas.
Al despertar estaba en el hospital, era 30 de octubre, se puso de pie, pero falló, estaba en el décimo piso, sonrió, abrió la ventana sintiendo el aire frío.
— Tu ya no estas, él ya no está... papá serás feliz con él... allá... yo también...
Pronuncio para subirse en la baranda, y fallando al pararse resbaló cayendo al suelo... muriendo al instante.
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Al abrir los ojos estaba en aquel camino, las lámparas se iluminaron, aquel joven le esperaba con las manos vacías, desde lejos se podía ver a su padre sosteniendo la mano de otro hombre, sonrió abiertamente y corrió sin dudarlo, se lanzó a los brazos de este abrazándole con fuerza.
— Estoy aquí.
Pronunció, Lan XiChen estaba atónito, se aferró con fuerza, sentía alegría y tristeza.
— Has venido... A-Yao, has venido... ¿te ha dolido?
— No, Er-Ge y yo, XiChen y GuangYao, prometieron estar juntos hasta el final y más allá.
Objetó alegre, este le apartó con una agradable sonrisa y tomo su mano, ahora ambos recorrieron aquel camino hacia la eternidad.
"A veces la vida puede ser un calvario, y la muerte un regalo, para aquellos, a quienes su corazón se ha enlazado, la eternidad es un dulce anhelo. Disfruta de lo que tienes, y vive por el mañana, aquellos que ya no están, nos esperan en la eternidad."
Notas de autor:
Esto prácticamente esta basado en algo que he sentido en carne propia, perder a alguien duele, y más si esta persona era importante, pero para mí creo que morir fue un regalo para Yao, más que vivir con aquellos recuerdos.
Quiero agradecer a todos los que dejan hermosos comentarios, me hacen sentir más segura y amada, en estos escritos, este es mi penúltimo fic, espero les guste uwu y espero que el ultimo les encante xD, también quiero confesar que no tenia idea de que escribir y esto se dio mientras lo escribía :D estuve recordando cosas que perdí, cosas que extraño y daría por volver a ver, realmente gracias... por todo el apoyo, no solo a mí, sino a todas las autoras <3, los amo uwu
Nos leemos la próxima.
Atte: Shirayuki Exodia.