Club Wonderland - 30 Seconds...

Oleh SGabrielaD

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¿Qué tienen en común la banda musical Thirty Seconds to Mars, un ser fantástico y personas poderosas... Lebih Banyak

Proyecto 30 Seconds to Mars: Club Wonderland
Capitulo 1 - Cayendo
Capitulo 2 - Créeme
Capitulo 3 - Oscuridad
Capitulo 4 - Decisiones
Capitulo 5 - Vuelo Nocturno
Capitulo 6: Uno de Diamante, dos de Corazones y tres de Picas.
Capitulo 7 - El Jardín de las Abstracciones
Capitulo 8 - Edificando una Coartada
Capitulo 9 - Saltando al Abismo
Capitulo 10 - Cimientos de Fraternidad
Capitulo 11 - Audicionando entre Estrellas.
Capitulo 12 - Paparazzi
Capitulo 13 - BioWonderland
Capitulo 15 - Corriendo hacia ti
Capitulo 16 - Invierno
Notas de Wattpad: La entrevista
Capitulo 17 - Ilusión
Capitulo 18 - Contando los días
Capitulo 19 - Holy chocolate, holy guacamole.
Capitulo 20 - Amigos y Fama
Capitulo 21 - Shannimal
Capitulo 22 - Shannimal II
Capitulo 23 - Iridiscente
Capitulo 24 - Stradivarius
Capitulo 25 - Necesidades Básicas
Capitulo 26 - 30STM Tour Bus
Capitulo 27 - The Echelon
Capitulo 28 - Frenesí
Capitulo 29 - La Ciudad del Pecado
Capitulo 30 - ¿Lo que pasa en Las Vegas...?
Capitulo 31 - Una Boda de Marte
Capitulo 32 - El Diario de Bartholomew Cubbins
Capitulo 33 - El Lago
Capitulo 34 - Hábitos Nocturnos
Capitulo 35 - Secreto Moderno
Capitulo 36 - Ascendiente
Capitulo 37 - Antebellum
Capitulo 38 - Pieza del Rompecabezas
Capitulo 39 -Lujuria y Poder I
Capitulo 40 -Lujuria y Poder II
Capitulo 41 - El Club Wonderland
Capitulo 42 - Jaque Mate
Capitulo 43 - Marionetas y Doncellas
Capítulo Final - Monocromía
Epílogo
NOTA EXTRA DE WATTPAD

Capitulo 14 - Adaptándonos

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Oleh SGabrielaD

Adaptándonos

"Para que pueda surgir lo posible. Es preciso intentar una y otra vez lo imposible" ―Hermann Hesse



Cuando Gustavo Sheehan aceptó trabajar con los chicos de 30STM siempre pensó en la posibilidad de formar parte de la banda, pero aquella ilusión se derrumbó como una torre de naipes el día que anunciaron en una rueda de prensa que harían audiciones y él no estaba invitado porque ya era parte del Laboratorio de Mars. Se consideraba alguien muy joven aun con treinta años de edad y comenzaba a sentir que su vida se estaba yendo por el drenaje, al pasar cada día moviendo equipos y tocando instrumentos detrás de escena durante los show y presentaciones acústicas. 

Incluso se había planteado la idea de renunciar, pero ¿Qué haría luego? no era precisamente fácil encontrar trabajo como músico aunque fuese uno muy bueno, y para ser más específicos, no era fácil encontrar ningún trabajo que pagara la renta del modesto apartamento donde vivía hasta ahora. Lo cierto es que se sentía cabreado por aquello y el día anterior no asistió al recibimiento del "nuevo integrante de la banda", no señor, se quedó en su casa viendo televisión y llenándose de comida chatarra hasta que Emma Ludbrook lo llamó para preguntarle que había pasado. 

«Tengo gripe» ―mintió descaradamente por el auricular del celular fingiendo una voz ronca― «Pero ya estoy un poco mejor, mañana iré a trabajar como de costumbre»

Y ya era de mañana, lo quisiera o no. Estacionó su scooter en el estacionamiento de la casa de Jared dejando colgando sus largas piernas a ambos lados de la moto como apoyo y miró con recelo la fachada principal por la cual estaba por entrar, sacándose el casco que llevaba puesto en el camino dejando ver una gran cantidad de rulos castaños sobre su cabeza. Saludó a todos con un ademán y los acostumbrados "Buenos Días" de camino al estudio de grabación; su trabajo era simple, conectar todos los instrumentos musicales a los equipos y servir como músico de apoyo con la guitarra, algunos tambores y en ocasiones el teclado. Pero esa mañana no tenía idea de que haría si "el nuevo integrante" estaba allí.  Suponía que sus funciones habían sido rebajas o debía decir degradas un simple trae y lleva.

 Al primero que encontró fue a Shannon sentado en su taburete de la batería mientras revisaba su celular, cuando lo vio entrar le sonrió y le estrechó la mano  por encima de los tambores y platillos.

― Gusto en verte de nuevo ―dijo el baterista con sinceridad antes de volver a mirar y perderse en la pequeña pantalla táctil que reposaba en sus manos.

Luego entró Tomo con su guitarra eléctrica colgando de su pecho y el productor Flood, a quien tenía la oportunidad de conocerlo de años anteriores por haber sido quien ayudara a grabar "This is War" en el 2008. 

― ¡Gustavo! ―le saludó efusivo Tomo y luego Flood― Te extrañamos ayer. Emma me dijo que estuviste enfermo.

― Así es ―Gustavo apretó los labios formando una línea con ellos al tiempo que metía las manos en sus bolsillos de mezclilla― Gripe.

― Uy, es de lo peor ―convino el guitarrista― No le digas nada a Jared ―susurró acercándose― sabes  lo paranoico que es con todo ello.  

Gustavo sonrió un instante.

― Si, lo sé. ―y luego entró Jared advirtiendo su presencia en el pequeño espacio― Buenos días jefe.

― Gustavo, ¡Hola! ―el vocalista le extendió su mano y luego le dio una palmada en el hombro― Que bueno que llegas, así conocerás al nuevo integrante.

― Si, no puedo esperar a conocerlo ―contestó en tono bajo tratando de ser vivaz mientras se reservaba sus verdaderas emociones. Por supuesto que no quería conocer al nuevo integrante. De seguro era un hombre barbudo y desaliñado sin una pizca de pasión  por el arte musical, o peor, de esos que ni le imprimen emociones a las actuaciones en los escenarios, sino que se clavan en él durante las dos horas de show mientras miran al público con cara de pocos amigos.

O si, de seguro era idéntico como se lo imaginaba porque los grandes artistas siempre suelen elegir a personas así para ese tipo de trabajo, y en eso entró la chica más hermosa que sus ojos habían visto jamás y los pensamientos de odio y recelo se desvanecieron ipso facto.

Los ojos grises de Gustavo se llenaron con la imagen de aquella joven de tez tan blanca como un copo de nieve, cabellera negra azabache e iris de color esmeralda, era equiparable a una muñeca de porcelana con aquellos pómulos y labios carmesí.

― Gustavo, ella es Genevieve Di Molise. ―introdujo Jared mientras Genevieve acortaba la distancia― Ella será la nueva integrante de Mars. Genevieve, él es Gustavo Sheehan, nuestro músico de apoyo y gran amigo.

― Hola, es un placer conocerte ―dijo Genevieve alzando su mano y dedicándole una gran sonrisa al joven alto y delgado como  una espiga.

― E...el placer es mío ―balbuceó Gustavo sin apartar su vista.

Jared se quedó viendo la escena que parecía estar congelada para Gustavo y Genevieve dentro de una burbuja, ambos sonriendo y sin soltarse las manos. Una que no dudó en interrumpir.

― ¡El tiempo es oro! ―exclamó  cruzando por el medio de ellos para que se soltaran y dando un aplauso para llamar la atención de todos― ¡Es hora de comenzar a grabar un nuevo disco!  


///


Media hora después todos los integrantes de la banda escuchaban al productor Flood dar las indicaciones para la grabación de nuevo álbum, extendiéndose en ciertos puntos para que Genevieve entendiera cómo manejaban el proceso de grabar un álbum y la función de cada uno. La idea en realidad no era tan compleja, pero si podía llegar a ser frustrante en algunos momentos.

Era como realizar ejercicios cardiovasculares, todos sabían cómo se realizaban y que era lo que debías hacer, pero los primeros intentos cansaban enormemente y no se apreciaban los resultados. Así era hacer música: un proceso largo, de mucha práctica y en ocasiones frustrante.

― Como siempre, Jared escribirá las canciones y les dará al resto los acordes principales para que los adopten como suyos y les den los matices necesarios para que se acoplen en un gran conjunto ―seguía explicando Flood con parsimonia mientras realizaba gestos suaves con sus manos.

Él, Flood, era un hombre de cincuenta años, con el cabello ceniza y ojos soñadores, pero su principal característica era el dulce tono de voz con el que hablaba, como el de los psicólogos, pausado y con las palabras exactas en cada oración, ni una mas ni una menos―  Sólo recuerden que es un trabajo en equipo y si alguien tiene alguna letra que desee compartir o algunos acordes distintos a los que estemos trabajando pueden compartirlos, ya que en ellos puede estar la base para la siguiente pista del álbum.

Y dicho esto Jared dio las primeras líneas de una canción y los tonos que las acompañaban, según lo poco que habían escuchado se refería a una historia de amor y venganza, o así lo tradujo Genevieve mientras lo oía cantar, nunca lo había hecho en vivo y directo y tuvo que admitirlo, él tenía una gran voz, pero los demás no se quedaban atrás.

Tomo por su parte se concentraba en su guitarra mientras oscilaba de un lado al otro con sus pies y meneando su cabellera azabache, haciendo una pequeña danza al compás de las notas que creaba y obligándote  como espectador a bailar también; y luego estaba Shannon, tocaba la batería con una energía increíble que te hacia vibrar cada fibra de los huesos si estabas cerca. Si Tomo era el hilo guía de la banda con su guitarra, Shannon era el latido del corazón.

Ahora sólo le faltaba a Genevieve adaptarse, una cosa era ensayar y otra muy diferente crear pero le resultó mas simple de lo que esperaba cuando dejó de observar a sus compañeros y se concentró en el piano; primero una nota, luego otra y ya estaba armonizando. A medida que avanzaba en aquellas notas se abstrajo de todo lo que le rodeaba y sin darse cuenta comenzó a ir por su propia línea dejando al resto del grupo millas atrás en la composición.

Todos se habían detenido a observar a Genevieve, incluyendo a Flood y a Gustavo, y por temor a que los invitados notaran algo extraño en su nueva integrante Tomo le colocó su mano en el hombro para llamar su atención. Al girar Genevieve vio a todos en silencio y con una mirada indescriptible, era una mezcla entre asombro e incredulidad.

― Tomemos cinco minutos de descanso para organizar nuestras ideas. ―anunció Jared y antes de que pudiera decirle a la nueva integrante que lo acompañara habló Flood acercándose a ella.

― Una esplendida manera de ejecutar el piano señorita ―apremió el productor y luego le preguntó con curiosidad― ¿Dónde aprendiste a tocarlo así?

Todos la miraron esperando su respuesta, haciendo el momento más incomodo de lo que ya era.

― Mi abuela Rose me enseñó desde pequeña ―mintió  tratando de seguir la historia que había escrito con Tomo sobre su vida pasada y todos suspiraron aliviados desde sus puestos.

― Debe ser una gran intérprete su abuela, me gustaría conocerla algún día   ―comentó Flood dedicándole una sonrisa.

― Lo era, falleció hace un par de años. ―volvió a mentir deseando que se acabaran su preguntas, no podía dejar que se le notara el nerviosismo, debía mantenerte calmada y altiva, nada más.

― Que pena, como lo siento. ―dijo con sinceridad el señor― Iré a buscar algo de té para todos antes de comenzar de nuevo.

Y luego salió de estudio de grabación.

― Gustavo ¿Por qué no acompañas a Flood a buscarlo? La vez pasada casi se le caen todas las tazas cuando se tropezó con uno de los cables. ―pidió Shannon con amabilidad para que les dieran a los cuatro un minuto de soledad.

― Seguro, enseguida vuelvo ―y luego de darle una pequeña sonrisa a Genevieve el chico salió del lugar.

― Creo que le gustas ―bromeó Tomo señalando con el pulgar la puerta por donde acaba de salir Gustavo.

― Por favor Tomo ―Genevieve sonrió negando― Acabo de conocerlo.

― ¿Y cuál es el problema? ―inquirió el pelinegro encogiéndose de hombros― Es joven, alto y músico ¿Qué más quieres? 

 ― Bueno, hablemos antes de que vuelvan ―apremió el baterista llamando su atención mientras se apoyaba con los antebrazos de uno de los tambores.

― ¿Por qué tocaste tan rápido la canción? ―soltó Jared sin aderezar el interrogatorio― ¿Has escuchado esa melodía antes o qué?

― Por supuesto que no ―se defendió Genevieve incrédula a tal acusación ― Yo hice lo que me pidieron, tomé tu letra,  los acordes y saqué la melodía en el piano, es todo.

― Pues pareció como si te supieses la canción de memoria ―intervino Tomo― No digo que esté mal, pero vas muy rápido y se ve extraño; nadie compone tan rápido y menos comenzando.

 ― Puedo ir a su ritmo si quieren y aparentar que los sigo, pero no puedo evitar componer rápido, eso está en mí.   ―explicó y era verdad; no era su culpa que se le diera aquello con tanta facilidad.

 ― Bueno, nos alegra que así sea ―siguió Jared― Pero por ahora nos mantendremos con un perfil bajo, no queremos que Flood ni ninguna otra persona del Laboratorio de Mars haga más preguntas sobre ti y tu pasado.


///



Al Norte de Hollywood Hills, no muy lejos de la casa de Jared se alzaba una imponente quinta de concreto y cristal, la estructura que vista desde la parte superior formaba un octágono estaba rodeada por una espesa maleza, ocultando la belleza de dicha construcción; el interior de la misma no era menos fastuosa que su interior, muebles geométricos, lámparas de araña que colgaban del techo en cada estancia y una piscina interior daban un ambiente moderno y frío, equiparable a alguien de negocios con un ego muy alto; en especial por la gran cantidad  de obras de arte repartidas cuidadosamente por el lugar entre las que destacaban guerreros de terracota de la  Dinastía Qin, numerosos cuadros de paisaje en tinta china, sutiles y abstractos al mismo tiempo e instrumentos musicales de viento y percusión.

Para una persona que vivía en Los Ángeles aquella casa no estaba ni cerca de pertenecer allí, por el contrario todos los objetos, decoración y disposición nos indicaban de que era de alguien extranjero pero con un gusto muy estilizado; alguien que viajaba constantemente de país en país pero tenía los contactos para mover  el arte de un lado al otro sin ningún tipo de problema.

Ese "alguien" era un "ella", y ella era conocida por muchas personas de poder, en su mayoría coleccionistas como  The Lady in Red, la Dama de Rojo. Nacida en China bajo la custodia de uno de los miembros de una Triada, una organización criminal dedicada a todo tipo de mafia. Dadas sus habilidades no tardó en convertirse con los años en el miembro elite de su Triada y por ende la jefe y dueña de ella. Siempre vestía de rojo, ese era uno de sus sellos entre muchos otros que la caracterizaban.

Además de la Dama de Rojo, también respondía por otro nombre: Lady Tijo Nofu Yumi, sólo  por aquellos que la conocían a un nivel mas personal y ese día, como muchos otros estaba realizando un encargo para su cliente estrella: Dominic Di Molise. Pero sus planes no habían salido  a la perfección.

Esa mañana estaba reunida con su grupo de mercenarios favoritos de aquella ciudad, no pasaban de diez pero eran los mejores en su trabajo, o lo habían sido antes puesto que aun no daban con el paradero de Genevieve.

― Se desvaneció mi Lady. ―dijo uno de los hombres, era alto y corpulento como los demás, del tipo de hombre que consigues en la entrada de un lugar como guardia, el que te deja entrar y el mismo hombre que te saca de un empujón luego.

― No digas esa palabra ―siseó Tijo Nofu sin moverse clavando sus ojos delineados en él― Es una joven blanca como la leche, albina y escueta. ¿Cómo se desvanece alguien así en esta ciudad? ¡¿Díganme?! ―inquirió paseando la mirada por cada uno de ellos.

― Quizás la tienen encerrada en algún lugar. ―propuso otro de los hombres estoico.

― Vaya, que gran suposición ―apremió irónicamente la mujer― Su registro del aeropuerto dice que está aquí y que no ha salido, eso debería facilitar un poco las cosas.

― Lo hace, pero el problema es la cantidad de personas que hay en la ciudad.

― Piensen caballeros, quien la trajo no es cualquier persona, tiene que ser alguien con dinero, ¿Y donde viven las personas con dinero en Los Ángeles?

― Aquí.

― ¡Exacto! ―exclamó extendiendo los brazos, dándose a entender por fin― Estamos en una de las zonas más populares de California, comiencen buscando por el vecindario y háganlo discretamente, entren en cada casa si es necesario para buscarla, no me importa. ―sentenció dando por zanjado el asunto.

Todos los hombres asintieron y luego dejaron la sala. A pesar de que la prioridad de la Dama en Rojo fuese encontrar a la susodicha chica, también tenía que resolver otros asuntos que traían el dinero a sus bolsillos; pero a Dominic no le importaban esos asuntos y como cliente de ella necesitaba estar al tanto de su más grande inversión, es por ello que una hora después la llamó.

 ― Señor Di Molise. ―saludó sentándose en una de las plazas de su mueble previniendo lo peor― ¿Cómo está?

Estoy bien, pero estaría mejor si supiera el paradero de Genevieve ¿no cree? ―preguntó Dominic del otro lado de la línea con autosuficiencia.

― Lo sé, mis hombres siguen buscándola, sabemos que está el Los Ángeles.

― Bien, eso es un avance; mi hermano y yo nos gustaría que nos acompañaras a cenar esta noche.

Tijo Nofu sonrió, a la sanguijuela de Jackson podían gustarle muchas cosas menos cenar con ella.

― Seguro, ¿en donde seria la cena?

― En el Club Atlantis de New York.

― Está un poco lejos señor Di Molise. ―y vaya que lo estaba, tendría que cruzar todo el país para llegar.

― Ya casi es medio día, si te vistes y tomas un Jet llegarás para las ocho. Nos vemos ―y luego colgó dejándola con cólera por disponer de su tiempo y su vida como le daba la gana.

― Bastardo ―murmuró luego haciendo una mueca, pero le convenía. Oh si, le convenía a sobremanera tener como cliente a Di Molise.

Lady Tijo Nofu Yumi cruzó las puertas del Club Atlantis pasadas las nueve y treinta de la noche vistiendo uno de sus vestidos rojos cortos que la caracterizaban; a pesar de que había volado literalmente para llegar  siempre habían retrasos inesperados. Por otra parte el Club Atlantis le hacía honor a su nombre por el  gran acuario que  cubría las paredes del lobby principal, de techo a piso con peces y corales de todas clases y formas; luego se pasaba a una segunda estancia que filtraba en sonido hasta llegar al club propiamente.

Una música electrónica estalló en los oídos de la Dama al entrar produciéndole incomodidad y sordera, las luces de neón de las barandas superiores y las estroboscopias que flasheaban a cada instante al compás de la música no mejoraron su estado. Cuando iba a un Club nocturno era porque lo decidía, no porque la obligaran.

Fue conducida por un hombre de seguridad por en medio de la pista atestada de personas que danzaban incontroladamente y por lo qué pudo apreciar al empujarlos para pasar, drogadas también. Perfecto, había sido llevada a un lugar de mala muerte, con olor a alcohol, sudor y sexo en el ambiente y piso lleno de no sé qué que le pegaba los tacones del mismo.

Hizo una mueca de asco y la mantuvo hasta llegar al reservado donde estaban los hermanos Di Molise rodeados de mujeres semidesnudas, por suerte el lugar era privado y tenía un mejor aroma que el resto, aunque la iluminación y la atención seguía siendo la de un burdel.

― Buenas noches ―saludó imponente mirando por encima del hombro a los presentes.

― Lady, bienvenida ―sonrió Dominic mientras una mujer pelirroja, que apenas pasaba la mayoría de edad besuqueaba su cuello; Lady Tijo miró a la chica con el seño fruncido por unos instantes y luego volvió a Dominic― Si quieres te consigo una ―propuso el pelinegro ensanchando su sonrisa mostrando su dentadura de revista. 

― No gracias, tengo mis gustos. ―respondió, nadie tenía que buscarle compañía y mucho menos recordarle sus preferencias sexuales, aunque aquello le producía mucha satisfacción a Di Molise.

― Por supuesto que sí ―continuó Dominic bajo la mirada divertida de Jackson desde otro asiento― No queremos que rompas tus hábitos de cacería, aunque...¿Qué te puedo decir? Soy un hombre que provee placer.

― Creo que ambos proveemos placer a nuestra manera.

― Así es, digamos que somos especialistas en el arte de proveer lo material e inmaterial ―dio un sorbo de su bebida y luego señaló el asiento junto  a él― Por favor, toma asiento. No es cortés tener a nuestros invitados de pie.

La Dama de Rojo avanzó con serenidad hasta el mueble y se sentó reprimiendo la molestia de hacerlo, mirando de soslayo el suelo por si alguna cucaracha o rata se atrevía a caminarle por los pies.

― Ahora, hablemos de negocios ―prosiguió Dominic― Me comentabas por celular que has delimitado el área donde se encuentra nuestra chica. No quise extender nuestra conversación por lo delicada que era.

― Lo sé, a pesar de que tenemos la ciudad siguen existiendo muchas personas en ella y...

En ese instante un llamado en la puerta y la entrada precipitada de un hombre vestido de traje golpeado y sollozando mientras era arrastrado por uno de los de seguridad interrumpió la conversación.

― Aquí lo tiene señor Di Molise ―indicó el de seguridad dándole una última sacudida al hombre que traía haciéndolo que cayera de rodillas en el medio de la alfombra  azul.

― Gracias ―dijo Dominic y el de seguridad volvió a dejarlos― Hola Tony ¿cómo has estado? ―preguntó al hombre que seguía en el centro de la estancia con ironía.

 ― De verdad lo siento señor Di Molise ―tartamudeó un poco mientras alzaba las manos, sólo en ese instante Tifo Nofu se percató de que las tenia atadas― Fue un error

― ¿Un error? ―soltó una risita y negó; luego miró a Jackson― ¿Tu qué crees?

― Creo que miente ―sentenció Jackson en una media sonrisa.

― No, no es lo que creen ―negó con rapidez Tony, por su traje de Armani Tijo supuso que era uno  de los clientes de Di Molise, alguno de sus compradores. No era la primera vez que alguien encargaba algo y luego no quería pagar; aunque aquel no parecía el caso.  

― Se te pidió que hicieras algo bajo discreción si mal no recuerdo ¿es correcto? ―pregunto Dominic.

 ― Si, lo es, pero...

― Y ahora muchas personas saben lo que se te encargó, eso nos dice que no mantuviste nuestro contrato.

― Puedo encargarme de esas personas, lo haré. ―prometió el hombre asustado.

 ― Lo siento, los contratos que rompen nuestros clientes no se pueden volver a pegar porque quedan con fallas. ―Dominic le hizo una seña a su hermano― Es todo tuyo.

― Gracias ―sonrió Jackson con un brillo particular en los ojos antes de ponerse de pie y caminar hasta quedar detrás del hombre.  

― No, no. Prometo hacer lo que quieran, lo que sea. ―suplicó Tony al tiempo que Jackson le colocaba las manos en los hombros. Dominic lo ignoró aunque no apartó la vista cuando notò que su hermano sacaba una navaja de su bota derecha, la abría y luego de jalar por la nuca a Tony asiendo que echara la cabeza hacia atrás exponiendo su cuello, lo cercenó de un lado al otro manchando el piso y las paredes de un rojo intenso.

Varias de las mujeres que se encontraban ahogaron un grito al tiempo que Tony caía hacia delante de largo a largo como un saco de plomo, muerto, mientras la sangre seguía extendiéndose como un pozo bajo su cuerpo.

― Ahora ―continuó hablando Dominic como si de una tarde de té se tratara a Tijo Nofu, la cual estaba petrificada en su asiento con los ojos clavados en el hombre muerto a escasos centímetros de sus pies― ¿Qué me decías de nuestra chica?


///


 Los días para Genevieve se habían pasado particularmente lentos, estaba cansada de pretender que no sabía componer con la misma rapidez que los demás, pero tampoco quería hacer sentir mal a todos con sus habilidades, no era justo. Así que pretendía que le costaba hacerlo siendo mentira, cosa que se le estaba dando muy a menudo: mentir. Debía mentir sobre su pasado y ahora mentía sobre su presente.

Esa tarde de viernes todos comenzaban a recoger sus cosas como era costumbre pasadas las seis de la tarde para irse, aunque muchas veces ellos se quedaran hasta entrada la noche; después de todo aunque le pagaran a las personas que trabajaban allí no podían disponer de su tiempo completamente, muchos tenían familias que atender y eso era algo que no se podía discutir.

Genevieve guardaba el bajo cuando Tomo se acercó, al parecer estaba de ida también porque tenía su bolso colgado en el hombro.  

― Hola, ¿tienes un minuto? ―preguntó Tomo con una sonrisa.

― Claro ―Genevieve se puso de pie y lo acompañó hasta la entrada mientras hablaban.

― Mañana hay un evento, como un show al aire libre y nos gustaría que nos acompañaras.

― ¿Un show? ―aquello sonaba prometedor, en especial cuando nunca salía de la casa― ¿Jared dijo que puedo ir? ―preguntó, no quería otra escena como la que había tenido con Shannon.

― Si, el también irá, pero más tarde. Mi esposa y yo te pasaremos buscando en la mañana, así la conoces.  ―dijo con entusiasmo el guitarrista.  

Genevieve sonrió. Tomo siempre hablaba bien de ella y de su relación.

― Me encantaría ir. ―dijo cuando llegaron al estacionamiento, el cielo había tomado un azul cerúleo y comenzaba a oscurecerse dándole paso a la noche― ¿Alguna recomendación? ―preguntó luego de que Tomo le diera un beso en la coronilla en señal de despedida y se subiera a su camioneta.

 ― Usa ropa cómoda, sólo eso. ―indicó por la ventana y luego le guiño un ojo― Te veo mañana.

― Adiós ―se despidió Genevieve con la mano y una sonrisa mientras lo veía sacar la camioneta del estacionamiento y luego perderse en el exterior calle abajo. La idea de romper la rutina y conocer nuevos lugares le emocionaba, apenas si pudo mantener la atención durante la cena con Jared esa noche mientras él le comentaba las ideas que tenía para el álbum.  La hora avanzó con rapidez y se disculpó para retirarse a su cuarto y llamar a Anabel, la prima de los hermano Leto y preguntar qué se usaba en un evento al aire libre que fuese cómodo.

Para su suerte luego de hacerlo se enteró que ella también los acompañaría al día siguiente, aunque a pesar de su insistencia no quiso revelarle el lugar; así que tendría que esperar un par de horas más  para averiguarlo. 

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