2:43 A. M.
Sé que es demasiado tarde para escribir, pero nunca eh sido la persona más puntual. De igual forma no pensaba molestarte a estas horas de la noche, quien soy yo para interrumpir tu sueños, ni siquiera antes me consideraba alguien y ahora que has decidido irte me eh quedado escalones abajo, pero aun sigo pensando en ti, le pondré tu nombre al destinatario, pero no creo que algún día te envié esto, no quiero molestarte, se que alguien más te hace feliz, y no quiero interferir pues aun recuerdo como me llenaba el corazón verte sonreír y si ella lo a logrado más de lo que yo pude hacerlo quisiera seguir con mi distancia. Pero no creo que sea pecado acordarme de ti.
Inevitablemente tenemos los mismos caminos, si suelo verte un par de veces por las tardes, tan distraído en tu teléfono y yo más distraída mirándote a ti, deseando estar contigo, aunque siempre me mantenga a metros, procurando no cruzarme entre tus pasos. Una parte de mí siempre caminará contigo. Siempre habrá algo de mi en ti, porque te entregué todo quedándome sin nada, dudaba de pertenecerme pero me veía tan tuya. Y ahora solo eres mi hubiera, porque qué hubiera pasado si no hubieras tenido tanto miedo? Si te hubieras arriesgado un poco más, tan solo un poco, por mi. Hubiera, hubiera, hubiera... Siempre será la muletilla que llegue a mi mente cuando te piense.
Me dicen que debo ser fuerte, pero es que no fui hecha con piedras, quien me creo me puso arterias y un corazón que late a golpes estremeciendo cada centímetro de mi piel cuando tu recuerdo llega, porque me dueles tanto como el último día que tu puerta, volteando cada segundo, esperando que corrieras tras de mi, que me dijeras que todo había sido una broma, pero no. Me fui vacía, las Trescientas mil piezas que me componían las dejé regadas por toda mi habitación, pero a decir verdad, no creo volverlas a necesitar.
Como se vuelve a creer en el amor? Si el amor no cree en mi. Me siento como un cactus viviendo con todo lo que fuí capaz de almacenar en mi interior, así que saco fotografías de poco a poco, por si está sequía pretende extenderse más de lo previsto, ojala también tuviera espinas para que pensaran dos veces antes de abrazarme por la espalda y descoser las puntadas de la herida que estaba cerrando en mi. Ojalá tampoco dependiera de una estación, vivir en el desierto o el cobijo de una ventana con latido sempinernos, pero con flores efímeras.