LENA
24 de Octubre de 2019
Moví el brazo para abrazar a Kara y noté que no estaba. Abrí los ojos y la vi sentada junto a la cama, con algo en las manos.
-Kara: No... Vuelve a dormirte, cierra los ojos.
-Lena: ¿Qué?
-Kara: Cierra los ojos, quédate como estabas.
-Lena: ¿Por qué?
-Kara: Sólo hazlo....
La miré durante algunos segundos y vi que lo que tenía en sus manos era un lápiz y un cuaderno.
-Lena: ¿Qué haces?
-Kara: Nada, ¿vuelves a dormirte o no?
-Lena: No tengo sueño.
-Kara: Cierra los ojos al menos.
-Lena: Vale... - dije riéndome y cerrando los ojos - ¿Así?
-Kara: Sí, pero ponte seria.
-Lena: ¿Así...? – dije, arrugando la frente.
-Kara: ¡Lena! – protestó – Sólo serán cinco minutos, por favor...
-Lena: Vale... ¿Así?
-Kara: Sí, así. La mano arriba. Perfecto. No te muevas...
-Lena: ¿Me estás dibujando?
-Kara: No hables...
-Lena: ¿Ya...? – pregunté tras lo que a mí me parecieron varios minutos después.
-Kara: Sí, ya...
Abrí los ojos y la vi mirándome. Ya no tenía nada en las manos.
-Lena:¿Cuándo acabaste?
-Kara: Hace quince minutos. Volviste a quedarte dormida.
-Lena: ¿Y me estabas mirando dormir?
-Kara: Estabas muy a gusto. Y preciosa... - dijo tumbándose a mi lado y besándome – Felicidades...
-Lena: Gracias... ¿Has dormido bien?
-Kara: Sí... - dijo sonriéndome – Venga, vamos a desayunar, quiero llevarte a un sitio.
-Lena: ¿No podemos quedarnos aquí un ratito más...? – pregunté, pegándola todo lo que podía a mí, aunque su vientre impedía que la tuviese tan cerca como yo quería.
-Kara: No... Vamos.... – dijo levantándose. Yo hice lo mismo y la miré mientras colocaba la silla en la que había estado sentada en su sitio.
-Lena: ¿Vas a enseñarme el dibujo?
-Kara: Emmm.... No, creo que no. Iba a ser tu regalo, pero... No ha quedado tan bien como esperaba.
-Lena: Vamos, quiero verlo... Quiero mi regalo.
-Kara: Pero es que...
-Lena: Por favor...
-Kara: De acuerdo... - dijo cogiéndolo y entregándomelo – Aquí lo tienes.
-Lena: Kara, es... Precioso.
-Kara: No lo es. Llevo meses sin coger un lápiz, estoy un poco oxidada.
-Lena: A mí no me lo parece. Me encanta, cariño. Gracias... - dije dejando el dibujo sobre la cama, abrazándola y besándola. – Vamos a desayunar. Seguro que estás muerta de hambre...
-Kara: Sí....
Después de desayunar, subimos al coche y Kara me fue indicando el camino.
Llegamos a un lugar lleno de cabañas de madera y un precioso lago, a unos veinte minutos de la casa de los Danvers.
Bajé del coche y ayudé a Kara a salir.
-Lena: ¿Qué es este sitio?
-Kara: Es uno de los pocos recuerdos que me quedan de mis padres. Veníamos aquí a pasar las vacaciones o cuando mis padres tenían algunos días libres. Estábamos aquí cuando tuvimos el accidente en el que murieron. Volvíamos de comprar unas cosas en el pueblo.
-Lena: Cariño... - dije, cogiendo su mano.
-Kara: Recuerdo que mi padre solía jugar conmigo en la orilla del lago. – Se quedó callada durante un par de minutos – Alex y Eliza no lo saben, pero cuando volvemos a Midvale, suelo venir aquí. Me quedo ahí de pie, en esa zona, mirando el lago durante un par de horas. Luego, voy a aquella zona de allí – dijo señalándola – y recojo algunas moras para llevárselas.
-Lena: ¿Por qué no les dices dónde vienes?
-Kara: Porque las conozco. Se preocupan demasiado. Al menos Eliza se preocupaba antes... - dijo suspirando - Y van a decir que venir aquí sólo me hace daño. Pero no es así. Aquí me siento más cerca de ellos.
-Lena: ¿Por qué me has traído aquí, Kara? – pregunté, curiosa.
-Kara: Porque quiero que conozcas los sitios en los que fui realmente feliz. Midvale es una vía de escape para mí. Desde que cumplí los dieciséis, venía algún que otro fin de semana con Nia y Winn.
-Lena: ¿Vamos a bañarnos en el lago?
-Kara: No tengo bañador. Pero el tuyo está en el coche por si quieres darte un chapuzón. Espero que no te importe que buscara en tu armario.
-Lena: Nuestro armario. Y no, no me importa.
-Kara: Puedes cambiarte allí si quieres, iré a alquilar una cabaña para hoy.
-Lena: ¿Pasaremos aquí la noche?
-Kara: Sí...
En ese momento, mi móvil empezó a sonar.
-Lena: Mi madre... - dije mirándolo y descolgando – Mamá, hola... Gracias...Eh... Sí, Kara y yo volvimos a National City hace unos días. Siento no haberos avisado, hemos estado un poco liadas. ... Sí, Kara va a quedarse conmigo. ¿La comida? Mierda, lo olvidé. No, este año no podrá ser. Ahora estamos en Midvale, pasaremos aquí el día. No, no sé cuando volveremos. Mañana, tal vez. O pasado. ¿Qué os parece si aplazamos la comida hasta el lunes? Sí, además, tengo algo que deciros. No, no es nada malo, estoy bien. No, no estoy enferma... ¡No tomo drogas! ¿Qué si...? ¡¡MAMÁ!! ¿De dónde has sacado esa ocurrencia? No, claro que no. – Miré a Kara, que me medio sonreía – Oye, tengo que dejarte. Te llamo esta noche, ¿vale? ¿Qué? ¿Qué di...? Papá, hola....Gracias. Ya le he dicho a mamá que hoy no puede ser y lo aplazamos hasta el lunes, ¿vale? ¿Cómo que qué le he dicho? Nada, sólo que tengo algo que deciros... ¡¿QUÉ?! ¡¿Tú también?! ¡No, por dios, qué asco! ¿Pero qué..? Dejaré el móvil apagado, así que no empecéis a pensar cosas raras si no podéis contactar conmigo en todo el día. No, no estoy sola. Con Kara. ¡PAPÁ! Adiós – dije colgando. Apagué el móvil y lo guardé en el bolsillo del pantalón.
-Kara: ¿Todo bien?
-Lena: Sí. Mis padres suelen organizar una comida familiar todos los años por mi cumpleaños.
-Kara: Mierda. Lena, no lo sabía. Si no, nos habríamos quedado en National City. ¿Están muy enfadados?
-Lena: No. Les he dicho que la haremos el lunes. Invita a tu hermana y a Sam. Y a Winn y a Nia. Y a tu madre.
-Kara: ¿A Eliza?
-Lena: Sí. En algún momento tendremos que decirles que nos hemos casado. Además, tú ya no puedes ocultar esto – acaricié su vientre.
-Kara: Sí, claro, tienes razón- Dijo, mirándome. Noté que temblaba ligeramente.
-Lena: ¿Estás bien?
-Kara: Sí, yo... Voy a alquilar la cabaña. Hay comida en el coche, ¿puedes sacarla?
-Lena: Claro... – dije mirándola alejarse.
KARA
Mientras Lena iba al coche me dirigí a la cabaña principal. La idea era pasar el día en el lago y volver a casa por la noche, pero cuando noté a Lena tan ilusionada al preguntar si pasaríamos aquí la noche, decidí alquilar una de las cabañas. No había nadie, así que, mientras esperaba, me puse a mirar las fotografías que cubrían las paredes. Había cientos de ellas. Todas de familias que pasaron o estaban pasando sus vacaciones en ese lugar. Una llamó especialmente mi atención y me quedé mirándola.
De pronto una mujer habló, asustándome.
-Mujer: La pequeña Kara y sus padres. Una familia encantadora. Yo cuidaba a veces de la pequeña cuando sus padres iban a comprar al pueblo. Ella no quería irse del lago. Era una niña muy cariñosa. Sus padres murieron en un accidente y no volvimos a saber nada de ella. Ellos venían aquí incluso mucho antes de que su hija naciera. Mi madre les tenía mucho cariño.
Miré a la mujer. Tendría poco más de treinta años, el pelo negro, los ojos verdes y una sonrisa que transmitía paz.
-Kara: Fue adoptada por una familia maravillosa.
-Mujer: ¿Qué?
-Kara: La niña, Kara, fue adoptada. Por los Danvers, una familia de aquí, de Midvale.
-Mujer: ¿De verdad? ¿Cómo lo...? – preguntó, mirándome fijamente – Oh, dios... Eres ella. Eres Kara.
-Kara: Sí...
-Mujer: Vaya, estás... has crecido mucho. Supongo que no te acordarás de mí.
-Kara: No, lo siento... Apenas recuerdo cosas de esa época.
-Mujer: Soy Lucy. Me quedaba contigo cuando tus padres iban a comprar al pueblo. Nunca querías ir con ellos, preferías quedarte aquí jugando.
-Kara: No... - la miré – No me acuerdo.
-Lucy: Eras muy pequeña, es normal... - dijo sonriéndome. Me giré para acercarme a ella – Vaya, ¿de cuánto estás?
-Kara: ¿Qué?
-Lucy: Estás embarazada.
-Kara: Sí, de... casi cinco meses.
-Lucy: Y estás casada – Miró mi anillo – Me alegro de que las cosas te vayan bien.
-Kara: Sí...
-Lucy: ¿Querías alquilar una cabaña?
-Kara: Sí. Si hay alguna libre. Lo siento, lo cierto es que sólo venía a pasar el día en el lago con mi esposa, pero ella quiere pasar aquí la noche y...
-Lucy: Haré algo por ti. Te daré la cabaña en la que solían quedarse tus padres. Como ya te he dicho, mi madre les tenía mucho cariño. No volvió a alquilar esa cabaña desde que murieron. Pero seguro que no le importaría que te la alquilase a ti.
-Kara: Su madre...
-Lucy: Murió el año pasado. – dijo sonriéndome y dándome una llave – Toma, es la número veintisiete. Es la mejor de todas.
-Kara: Gracias... - dije cogiendo la llave.
-Lena: Kara, cariño... - dijo entrando - ¿Sigues aquí, hay algún problema?
-Kara: No, ninguno. Yo... Lena, ella es... ¿Lucy? Por lo visto cuidaba de mí cuando era pequeña.
-Lena: ¿En serio? Encantada.
-Lucy: Igualmente. Os llevaré sábanas y toallas limpias en unos minutos.
-Kara: Gracias... - dije mirando de nuevo la fotografía.
-Lucy: ¿Quieres quedártela?
-Kara: Yo... ¿puedo?
-Lucy: Claro... Cógela. Mi madre debe tener alguna copia guardada en algún sitio. Tiene copias de todas.
-Kara: Gracias... - dije cogiendo la foto, a punto de llorar.
-Lena: ¿Estás bien, Kara?
-Kara: Sí... Vamos a la cabaña.
Cuando entramos, Lena dejó las cosas sobre una pequeña mesa, y me abrazó por detrás.
-Lena: ¿Seguro que está todo bien?
-Kara: Sí... - dije acariciando sus manos. - ¿Vas a bañarte en el lago?
-Lena: Sólo si tú te bañas conmigo.
-Kara: Ya te lo he dicho, no he traído bañador. El que traje no me vale.
-Lena: Puedo ir al pueblo a comprarte uno si quieres. O podemos meternos sin él.
-Kara: Hay niños, Lena. – dije riéndome y medio jadeando al imaginarla desnuda en el agua
-Lena: Qué pena... - dijo besándome- Entonces iré a por un bañador para ti.
-Kara: ¿Ahora?
-Lena: No tardaré.
-Kara: Ten cuidado...
Cuando Lena se fue, aproveché a colocar la comida en la pequeña nevera de la cabaña. Luego me tumbé un rato en la cama, pero me quedé dormida.
-Lena: ¡KARA! – Gritó, despertándome. Se acercó a mí, pálida. Lucy estaba tras ella.
-Kara: Lena... ¿Qué pasa?
-Lena: ¿Estás bien?
-Kara: Sí, yo... Me quedé dormida. ¿Qué te pasa?
-Lena: Me asustaste. Estaba llamando pero no abrías. Y la llave la tenías tú. Tuve que ir a buscar a Lucy para que me abriera.
-Kara: Lo siento... Estaba muy cansada.
-Lena: Está bien... - dijo besándome y volviéndose hacia Lucy – Gracias. Perdona por haberte molestado.
-Lucy: No te preocupes...Si necesitáis algo más, sabéis dónde encontrarme – dijo marchándose.
-Kara: Siento haberte asustado – dije – Pero es que los bebés me tienen agotada.
-Lena: No pasa nada, cariño. Lo entiendo... - dijo acariciando mi vientre.
-Kara: ¿Quieres ir al lago?
-Lena: ¿No quieres seguir descansando?
-Kara: Lena, no voy a pasarme el día de tu cumpleaños en la cama – dije levantándome.
-Lena: Vale... Te traje algunos biquinis para que te los pruebes.
-Kara: ¿Biquini? – pregunté, mirándome – Pero...
-Lena: Oye, quiero presumir de estas dos cositas. Y de su madre.
-Kara: Está bien... - Dije, cambiándome delante de ella. Me decidí por el segundo que me había probado, de color negro. Luego fuimos al lago. Nuestra cabaña estaba cerca del embarcadero, donde había un par de barcas de remos para quien quisiera utilizarlas. Dejamos las toallas cerca de la orilla y Lena cogió mi mano, llevándome al agua.
Cuando metí el pie, la noté helada, pero a Lena no pareció importarle. Se metió entera, sin pensarlo, y me miró.
-Lena: ¡Vamos, entra!
Me metí con ella y estuvimos un rato en el agua, besándonos y nadando un poco. A la hora de comer, fui a la cabaña y cogí la comida, llevándola a donde estábamos.
-Kara: Ven... - dije levantándome como pude y tirando de Lena.
-Lena: ¿Dónde?
-Kara: A por el postre.
-Lena: Creo que eso podemos dejarlo para esta noche, señora Luthor... - dijo, poniendo sus manos en mi cintura y besándome.
-Kara: Hablo de un postre de verdad, ven... - dije empezando a caminar. Nos adentramos un poco en el pequeño bosque que había junto a las cabañas. Me detuve diez minutos después – Cierra los ojos.
-Lena: ¿Por qué?
-Kara: Hazlo...
-Lena: De acuerdo... - dijo cerrándolos y riéndose.
-Kara: No los abras – dije alejándome un poco.
-Lena: ¿Kara...?
-Kara: ¡No los abras! – grité. Cogí unas cuantas moras de un arbusto y volví junto a Lena – Sigue con ellos cerrados.
-Lena: ¿Dónde estabas?
-Kara: No hables... - dije, cogiendo una de las moras más grandes, de color rojo, aplastándola un poco y pasándola por los labios de Lena, besándola después. – Buenísimas...
-Lena: Kara, ¿qué...? – jadeó.
Cogí otra mora y de nuevo la pasé por sus labios, pero esta vez metí la mora en su boca.
-Kara: Mastica...
-Lena: Qué bueno... - dijo.
-Kara: ¿Te gusta?
-Lena: Sí...
-Kara: ahora prueba esta... – dije, untando mis labios con una de color negro y besándola de nuevo. Lena me abrazó y me pegó a ella, profundizando el beso.
-Lena: ¿Puedo abrir los ojos ya?
-Kara: Sí... - Jadeé.
Cuando Lena abrió los ojos y me miró, empezó a reírse.
-Lena: Tienes los labios negros...
-Kara: ¿Aún? Eso es que no me los has limpiado bien.
-Lena: No puedo dejar que vean a mi esposa con los labios así, tendré que esforzarme más en limpiarlos... - Dijo, besándome de nuevo. Aunque esta vez sentí la lengua de Lena recorriendo mis labios. Tuve que dejar caer lo que tenía en la mano al suelo y agarrarme a ella.
-Kara: Siento no poder hacerte un regalo mejor.
-Lena: Tú ya eres suficiente regalo para mí, Kara. No necesito más. – dijo, acariciando mi rostro.
-Kara: Demos un paseo...
-Lena: ¿No quieres llevarte algunas moras?
-Kara: No he traído nada para guardarlas. Vendremos mañana a por unas pocas antes de irnos.
-Lena: Me parece bien...
Cogí la mano de Lena y empezamos a caminar por el pequeño bosque, de vuelta al lago. Una vez allí, lo fuimos rodeando mientras veíamos a algunas parejas en las barcas, o a los niños saltando y jugando en el agua y la orilla.
Me detuve un momento, viendo a un par de niños jugando con una pelota y acariciando mi vientre.
-Kara: ¿Vendremos aquí con ellos?
-Lena: ¿Quieres venir aquí con ellos? – preguntó, abrazándome por detrás y dejando sus manos sobre mi vientre, como solía hacer.
-Kara: Supongo. No lo sé...
-Lena: Si quieres venir, vendremos.
-Kara: Ven... - dije, llevándola a una parte algo alejada del lago, donde no había nadie. Me acerqué al agua, sin soltar a Lena de la mano, y me metí despacio. Lena me siguió, sonriendo. Una vez dentro del agua me desabroché la parte de arriba del biquini y la lancé a la orilla.
-Lena: ¿Qué haces?
-Kara: Aquí no nos verá nadie... - dije, rodeando su cuello con mis brazos y besándola.
-Lena: Kara...
-Kara: Sólo bésame Lena...- Lena sonrió y me besó, mientras yo desataba su parte de arriba del biquini y la tiraba junto a la mía- Ups, vaya...
-Lena: Tramposa.... – dijo riéndose.
-Kara: Tampoco es que podamos hacer mucho más...
-Lena: Tal vez tú no, pero... - dijo, metiéndose bajo el agua. Noté que me quitaba la parte de abajo del biquini y que introducía su lengua en mi vagina, jugando con ella.
-Kara: Joder... - dije, agarrándome a ella con fuerza, pero con cuidado de no ahogarla a la vez. Poco después, salió para tomar aire, con las braguitas de mi biquini en la mano.
-Lena: ¿Todo bien?
-Kara: Es tu cumpleaños, se supone que soy yo la que debería hacerte disfrutar a ti.
-Lena: Estoy disfrutando, créeme. Mucho – dijo besándome.
Estuvimos cerca de una hora en el agua. Salimos y nos pusimos de nuevo los biquinis, volviendo a donde estaban nuestras toallas. Allí pasamos el resto de la tarde hablando y pensando posibles nombres para los bebés. Tanto de niño, como de niña. Pero no nos poníamos de acuerdo. Empezaba a refrescar y volvimos a la cabaña a ponernos algo más de ropa. Una vez vestidas, le pedí a Lena que saliéramos de nuevo. Ya no había nadie en el lago, todo el mundo estaba en sus cabañas o habían ido a cenar al pueblo. Lena y yo estábamos solas.
-Kara: Se va a poner el sol, ven... - dije llevándola hacia el embarcadero. Allí la abracé, apoyando mi cabeza en su hombro, mientras veíamos la puesta de sol.
-Lena: Ahora entiendo por qué a tus padres les gustaba este lugar. Es precioso.
-Kara: No tanto como tú... - dije mirándola –Lena...
-Lena: ¿Sí? – preguntó, mirándome.
-Kara: Te quiero – dije.
-Lena: ¿Qué has dicho? – preguntó, con los ojos empañados, a punto de llorar.
-Kara: He dicho que te quiero.
-Lena: Kara, cariño... - dijo, cogiendo mi rostro entre sus manos y besándome – Eso sí que ha sido un regalo precioso.
-Kara: Siento haber tardado tanto en decírtelo.
-Lena: Lo que importa es que lo has dicho. Gracias... - dijo llorando – No sabes lo que significa para mí oírtelo decir.
-Kara: Entonces intentaré decírtelo a menudo.
Nos quedamos allí hasta que el sol terminó de ponerse y volvimos a la cabaña. Cenamos algo de lo que había dejado en la nevera, ya que al saber que nos quedaríamos hasta el día siguiente, decidí repartir la comida para tener también algo para la cena. Después de la cena, fuimos a la habitación y empezamos a besarnos mientras nos desnudábamos la una a la otra.
-Lena: Eres perfecta...
-Kara: Mentirosa... - dije empujándola sobre la cama y poniéndome sobre ella. Era la postura más cómoda para las dos. Acaricié su miembro hasta que estuvo totalmente erecto y me fui sentando sobre él despacio, introduciéndolo en mi interior. Lena puso sus manos en mis caderas y me miraba, aún con lágrimas en los ojos - ¿Sigues llorando?
-Lena: Ha sido el mejor cumpleaños de todos, Kara. Lloro de alegría, cariño.
-Kara: No ha sido tan espectacular como lo que tú hiciste en el mío, pero...
-Lena: Ha sido aún mejor. Gracias.
Hicimos el amor hasta bien entrada la madrugada. Me tumbé al lado de Lena, agotada, apoyando la cabeza sobre su pecho y escuchando su corazón.
-Kara: Late muy rápido...
-Lena: Es por tu culpa... - dijo riéndose mientras acariciaba mi brazo.
-Kara: Es relajante... Me gusta.
LENA
25 de Octubre de 2019
Me desperté al notar los rayos de sol sobre mi piel. Abrí los ojos y vi que estaba sola en la cama.
-Lena: ¿Kara? – pregunté, levantándome. Vi que la bolsa en la que habíamos llevado la comida estaba colocada en la mesa y también había una nota pegada en la puerta. La cogí, leyéndola.
"Fui al bosque a por algunas moras. Estabas tan hermosa dormida que no quise despertarte. Volveré enseguida. Ve preparándote para irnos. Kara"
Sonreí y fui a darme una ducha rápida. Volví a ponerme la ropa del día anterior, ya que no habíamos llevado otra. Estaba terminando de calzarme cuando Kara entró en la cabaña con una enorme bolsa de moras.
-Kara: Buenos días...
-Lena: Vaya, menudo cargamento.
-Kara: Podremos divertirnos durante horas con ellas... - dijo sonriéndome. Noté que me ponía colorada. ¿En serio Kara se me estaba insinuando de esa manera tan directa?
-Lena: Me encantará... - fue lo único que pude decir – Te fuiste temprano, ¿no pudiste dormir bien?
-Kara: No. No consigo encontrar una postura cómoda. ¿Estás lista?
-Lena: Sí. ¿Ya nos vamos?
-Kara: Sí. Quiero volver a pasar por el cementerio antes de irnos.
-Lena: Claro...
Fuimos a casa de la madre adoptiva de Kara y recogimos nuestras cosas, dejándolas en la puerta.
-Kara: Voy a darme una ducha primero. Apesto a lago. Estás en tu casa – dijo, cogiendo ropa limpia y caminando hacia el baño.
Empecé a caminar por la casa, mirando los libros, las fotos, los cuadros. Vi que había dibujos de Kara por todas partes, lo que hizo que me acordara del dibujo que me hizo y fuera a buscarlo. No quería olvidármelo allí. Lo dejé sobre el resto de las cosas y seguí recorriendo la casa. Entré en el despacho del padre de Kara. Tenía una enorme biblioteca. Fui mirando los libros y uno de ellos llamó mi atención. Lo cogí con cuidado y lo abrí. En ese momento, un papel cayó al suelo, a mis pies. Me agaché a recogerlo y vi que era una carta a nombre de Eliza, Kara y Alex. Sabía que no debía hacerlo, pero no pude evitar la tentación de leerla.
-Lena: ¿Pero qué co....? – dije, guardándome la carta en el bolsillo al oír a Kara llamarme - ¡Aquí!
-Kara: ¿Qué haces aquí? – preguntó entrando.
-Lena: Lo siento, yo... Miraba los libros de tu padre.- dije, dejando el que había cogido en su sitio.
-Kara: Le gustaba mucho leer. Si te gusta alguno, cógelo. Alex y yo a veces nos llevamos alguno.
-Lena: Quizás otro día. ¿Estás lista?
-Kara: Sí... - dijo mirando de nuevo el despacho y saliendo. Recogimos nuestras cosas, las metimos en el coche y emprendimos el camino de vuelta. Nos detuvimos un momento en el cementerio, donde Kara se "despidió" de Jeremiah.
Llegamos a casa a la hora de comer y Kara fue directa al cuarto.
-Lena: ¿Estás bien?
-Kara: Cansada.
-Lena: Duerme un rato mientras encargo algo para comer.
-Kara: Gracias, amor...
-Lena: Ah, y llama a tu hermana, Sam, Nia y Winn para que vengan el Lunes a comer.
-Kara: Claro...
Cuando Kara entró en el cuarto, saqué la carta de mi bolsillo y la guardé en un lugar seguro. Luego llamé a mi madre para confirmar con ella la comida para el Lunes. Después, llamé para pedir la comida.