โž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

230K 21.6K 24.8K

๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹ || โ La desdicha abunda mรกs que la felicidad. โž Su nombre procedรญa de una de las leyendas... More

โ€– ๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹
โ€– ๐๐‘๐„๐Œ๐ˆ๐Ž๐’ ๐ˆ
โ€– ๐๐‘๐„๐Œ๐ˆ๐Ž๐’ ๐ˆ๐ˆ
โ€– ๐€๐‚๐‹๐€๐‘๐€๐‚๐ˆ๐Ž๐๐„๐’
โ€– ๐๐„๐‘๐’๐Ž๐๐€๐‰๐„๐’
โ€– ๐†๐‘๐€ฬ๐…๐ˆ๐‚๐Ž๐’ ๐ˆ
โ€– ๐†๐‘๐€ฬ๐…๐ˆ๐‚๐Ž๐’ ๐ˆ๐ˆ
โ€– ๐“๐‘๐€ฬ๐ˆ๐‹๐„๐‘๐’
โ” Proemio
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ โ” ๐˜๐ ๐ ๐๐ซ๐š๐ฌ๐ข๐ฅ
โ” ๐ˆ: Hedeby
โ” ๐ˆ๐ˆ: Toda la vida por delante
โ” ๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Fiesta de despedida
โ” ๐ˆ๐•: Una guerrera
โ” ๐•: Caminos separados
โ” ๐•๐ˆ: La sangre solo se paga con mรกs sangre
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ: Entre la espada y la pared
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Algo pendiente
โ” ๐ˆ๐—: Memorias y anhelos
โ” ๐—: No lo tomes por costumbre
โ” ๐—๐ˆ: El funeral de una reina
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ: Ha sido un error no matarnos
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Un amor prohibido
โ” ๐—๐ˆ๐•: Tu destino estรก sellado
โ” ๐—๐•: Sesiรณn de entrenamiento
โ” ๐—๐•๐ˆ: Serรก tu perdiciรณn
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Solsticio de Invierno
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No es de tu incumbencia
โ” ๐—๐ˆ๐—: Limando asperezas
โ” ๐—๐—: ยฟQuรฉ habrรญas hecho en mi lugar?
โ” ๐—๐—๐ˆ: Pasiรณn desenfrenada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No me arrepiento de nada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: El temor de una madre
โ” ๐—๐—๐ˆ๐•: Tus deseos son รณrdenes
โ” ๐—๐—๐•: Como las llamas de una hoguera
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ: Mi juego, mis reglas
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El veneno de la serpiente
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟPor quรฉ eres tan bueno conmigo?
โ” ๐—๐—๐ˆ๐—: Un simple desliz
โ” ๐—๐—๐—: No te separes de mรญ
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ: Malos presagios
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No merezco tu ayuda
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Promesa inquebrantable
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Yo jamรกs te juzgarรญa
โ” ๐—๐—๐—๐•: Susurros del corazรณn
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Por amor a la fama y por amor a Odรญn
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ๐ˆ โ” ๐•๐š๐ฅ๐ก๐š๐ฅ๐ฅ๐š
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mรกs enemigos que aliados
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐—: Una velada festiva
โ” ๐—๐‹: Curiosos gustos los de tu hermano
โ” ๐—๐‹๐ˆ: Cicatrices
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ: Te conozco como la palma de mi mano
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Sangre inocente
โ” ๐—๐‹๐•: Besos a medianoche
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ: Te lo prometo
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: El inicio de una sublevaciรณn
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Que los dioses se apiaden de ti
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐—: Golpes bajos
โ” ๐‹: Nos acompaรฑarรก toda la vida
โ” ๐‹๐ˆ: Una red de mentiras y engaรฑos
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ: No tienes nada contra mรญ
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: De disculpas y corazones rotos
โ” ๐‹๐ˆ๐•: Yo no habrรญa fallado
โ” ๐‹๐•: Dolor y pรฉrdida
โ” ๐‹๐•๐ˆ: No me interesa la paz
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: Un secreto a voces
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Yo ya no tengo dioses
โ” ๐‹๐ˆ๐—: Traiciรณn de hermanos
โ” ๐‹๐—: Me lo debes
โ” ๐‹๐—๐ˆ: Hogar, dulce hogar
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ: El principio del fin
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La cabaรฑa del bosque
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐•: Es tu vida
โ” ๐‹๐—๐•: Visitas inesperadas
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ: Ella no te harรก feliz
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El peso de los recuerdos
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No puedes matarme
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐—: Rumores de guerra
โ” ๐‹๐—๐—: Te he echado de menos
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ: Deseos frustrados
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Estรกs jugando con fuego
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mal de amores
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐•: Creรญa que รฉramos amigas
โ” ๐‹๐—๐—๐•: Brezo pรบrpura
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ: Ya no estรกs en Inglaterra
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Sentimientos que duelen
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟQuiรฉn dice que ganarรญas?
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐—: Planes y alianzas
โ” ๐‹๐—๐—๐—: No quiero perderle
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ: Corazones enjaulados
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Te quiero
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La boda secreta
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•: Brisingamen
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Un sabio me dijo una vez
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Amargas despedidas
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Te protegerรก
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐—: El canto de las valquirias
โ” ๐—๐‚: Estoy bien
โ” ๐—๐‚๐ˆ: Una decisiรณn arriesgada
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ: Tรบ harรญas lo mismo
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mensajes ocultos
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐•: Los nรบmeros no ganan batallas
โ” ๐—๐‚๐•: Una รบltima noche
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ: No quiero matarte
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ: Sangre, sudor y lรกgrimas
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Es mi destino
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐—: El fin de un reinado
โ” ๐‚: Habrรญa muerto a su lado
โ” ๐‚๐ˆ: El adiรณs
โ” ๐„๐ฉ๐ขฬ๐ฅ๐จ๐ ๐จ
โ€– ๐€๐๐„๐—๐Ž: ๐ˆ๐๐…๐Ž๐‘๐Œ๐€๐‚๐ˆ๐Žฬ๐ ๐˜ ๐†๐‹๐Ž๐’๐€๐‘๐ˆ๐Ž
โ€– ๐€๐†๐‘๐€๐ƒ๐„๐‚๐ˆ๐Œ๐ˆ๐„๐๐“๐Ž๐’
โ€– ๐Ž๐“๐‘๐€๐’ ๐‡๐ˆ๐’๐“๐Ž๐‘๐ˆ๐€๐’
โ€– ๐’๐„๐†๐”๐๐ƒ๐Ž ๐‹๐ˆ๐๐‘๐Ž

โ” ๐—๐‹๐ˆ๐•: No te conviene tenerme de enemiga

1.2K 157 129
By Lucy_BF

──── CAPÍTULO XLIV ───

NO TE CONVIENE TENERME
DE ENEMIGA

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        EL CIELO ENTERO SE HABÍA TEÑIDO DE GRIS y, desde hacía un par de días, las nubes se cernían sobre los tejados de las viviendas que conformaban la ciudad sin intención alguna de marcharse. En el Gran Salón de Kattegat, resguardada del tiempo intempestivo del exterior, Lagertha, que permanecía arrellanada en el trono, contemplaba con inusitada atención a la persona a la que había mandado llamar para que tuviera una audiencia privada con ella.

Con un gesto vacío de toda expresión, cuadró los hombros e irguió el mentón con soberbia, mientras el recién llegado se aproximaba a ella con pasos firmes y seguros, siendo respaldado por dos de sus escuderas. 

Los dedos de la soberana comenzaron a tamborilear sobre la madera de uno de los reposabrazos. Sus iris celestes examinaron de arriba abajo al hombre, que no parecía sentirse en absoluto incómodo por haberse convertido en su foco de atención.

Era alto y corpulento, de hombros anchos y facciones afiladas. Sus ojos, muchísimo más oscuros que los suyos, la escudriñaban con una tranquilidad insultante, como si no le preocupara lo más mínimo el hecho de que se hubiese exigido su presencia ante ella, una de las mujeres más poderosas e influyentes de toda Noruega.

—Trygve Rövarsson —lo saludó Lagertha con voz dulce y melosa. El susodicho se enderezó en toda su altura, que podía ser perfectamente comparable a la de un berserker, y entrelazó las manos sobre su regazo. A la rubia no le pasó desapercibido el tatuaje que lucía en el dorso de una de ellas: una representación de los lobos Sköll y Hati, hijos del temible Fenrir—. Me alegra que hayas podido venir —apostilló.

Trygve esbozó una sonrisa comedida. Los dos sabían muy bien que no le había quedado más remedio que hacerlo. No cuando ella era la reina de Kattegat y él un simple pescador, un súbdito más. Lo que aún no comprendía era por qué lo había mandado llamar, el interés que podría tener una mujer como ella en alguien tan insignificante como él. Aunque empezaba a sacar sus propias conclusiones al respecto.

—Reina Lagertha. —Inclinó la cabeza en su dirección en señal de respeto—. ¿Hay algo en lo que pueda servirla? —preguntó, yendo directo al grano. Nunca le habían gustado los ambages ni los circunloquios. Si estaba allí era por algo, y quería saber qué.

La soberana también sonrió, aunque de una forma mucho más aviesa y traicionera. Cruzó una pierna sobre la otra y alisó las arrugas que se habían formado en la falda de su esplendoroso vestido. Trygve, por el contrario, no se movió ni un ápice, manteniendo en todo momento la espalda recta y la vista al frente.

—Tan solo quiero hablar contigo. Conocernos un poco mejor —habló ella en una cadencia lenta, casi como un ronroneo. Sus falanges, adornadas con anillos de oro y plata, volvieron a repiquetear contra la madera del trono—. Sé que has iniciado una... «relación» con Kaia. —El énfasis en esa palabra en particular fue más que notorio, confiriéndole un toque burlesco. De sobra sabía que para La Imbatible aquello tan solo era un pasatiempo, una distracción hasta que Drasil volviera de su incursión a tierras sajonas. Ella misma le había confesado que no sentía nada por Trygve, y que jamás lo haría—. Y ambas somos muy buenas amigas, así que me gustaría saber más de ti.

Con un grácil movimiento de mano, le indicó a Guðrun, que se hallaba en una de las esquinas de la dependencia, que le sirviera algo de beber. La thrall obedeció al instante; vertió un poco de mjöd* en un vaso de cuerno y se lo tendió a Lagertha, que se lo agradeció con una efímera sonrisa.

—¿Hidromiel?

El hombre negó con la cabeza. No quería alargar aquella conversación más de lo necesario, puesto que no se sentía a gusto. Pese a su actitud zalamera y a sus palabras gentiles, aquella mujer no le transmitía ni una pizca de confianza. Era como si se estuviera resguardando tras una máscara de falsa cordialidad, como si lo estuviera poniendo a prueba.

—Solo soy un humilde pescador —dijo en tono monocorde.

Lagertha lo observó con los ojos entrecerrados, como si tratara de escrutar sus más oscuros pensamientos. Sin querer brindarle una respuesta inmediata, dio un sorbo al recipiente que sostenía y luego se pasó la punta de la lengua por el labio superior.

—Y aun así has conseguido llamar la atención de Kaia.

Trygve se cruzó de brazos, provocando que sus marcados músculos resaltaran bajo la tela oscura de su camisa. Sus sospechas respecto al motivo por el que se encontraba allí no habían estado del todo erradas.

—Es una gran mujer —se limitó a contestar.

—Lo es. —La rubia asintió, de acuerdo con él—. Pero también ha sufrido mucho. Demasiado —remarcó. Había sustituido su tono afable por uno mucho más burdo y severo—. Y no me gustaría que nada ni nadie incrementase esa pesada carga que ya lleva sobre los hombros. Porque no lo merece. —Realizó una breve pausa, lo justo para inspirar por la nariz—. Lo entiendes, ¿verdad?

Los recuerdos de ese día, de aquella conversación en la que Kaia le había revelado que estaba encinta, acudieron a su mente como un puñal recién afilado. La imagen de La Imbatible llevándose una mano al vientre todavía plano resplandecía frente a ella, tan vívida que casi podía tocarla con los dedos. El miedo y la inseguridad que había transmitido su mirada le habían dejado sin aliento, removiendo ciertos sentimientos que ya creía olvidados. Ese desasosiego por no saber qué hacer ahora que una nueva vida estaba creciendo en su interior.

Ella era la única que lo sabía, al menos por el momento. No se lo había contado a nadie más, ni siquiera a Trygve, que era el padre de la criatura. Tampoco se lo había comentado a Hilda, ni a Torvi o a cualquiera de sus demás compañeras de armas. Aún no estaba preparada para hacerlo, y Lagertha lo entendía y lo respetaba.

Kaia se encontraba en una situación muy complicada. Esperaba el hijo de un hombre con el que no se había unido a ojos de los Æsir y los Vanir, lo que generaría una enorme controversia en la capital. Los rumores y los chismorreos nunca traían nada bueno, y menos cuando se trataba de un tema tan delicado como aquel. Su amiga no era estúpida, ni tampoco ingenua. Era perfectamente consciente de que tarde o temprano todo el mundo se acabaría enterando, pero se había aferrado a la idea de que, para entonces, pudiera contar con el temple y la entereza suficientes para ser capaz de sobrellevarlo.

Porque si de una cosa estaba segura era que no pensaba entregarse a ningún otro hombre. Søren era —y siempre sería— su único y verdadero esposo, su gran amor. Nadie, jamás, ocuparía su lugar, ni siquiera el padre de su futuro retoño. No le importaba el revuelo que aquello generase, ni mucho menos las habladurías. Tampoco la reacción de Trygve, quien, en cuanto se enterase de su estado, no lo dudaría a la hora de pedirle que se casara con él, atándola de pies y manos. Forzándola a vivir en un matrimonio infeliz, al menos para ella.

Kaia le había hecho prometer que no diría nada, que dejaría que fuera ella quien diese la noticia cuando así lo creyera conveniente. Obviamente la reina no tenía la menor intención de faltar a su palabra. No obstante, a lo que no había podido resistirse era a tener una audiencia privada con el pescador para poder tantearle y, en caso de que lo viese necesario, ponerle los puntos sobre las íes.

Ahora que sabía que La Imbatible estaba embarazada, no pensaba permitir que nada ni nadie le causara el menor daño. La protegería del mundo entero si hacía falta.

—Por supuesto. —La voz de Trygve hizo que saliera de su ensimismamiento—. Pero no hay nada de lo que deba preocuparse. Respeto a Kaia por encima de todo —aseguró con la convicción grabada a fuego en sus centelleantes pupilas.

Lagertha volvió a estudiarle con renovado interés. Se levantó de su asiento y se aproximó a él, que sostuvo con firmeza su acuciante mirada. Tuvo que echar la cabeza hacia atrás para poder verlo a los ojos, dado que era mucho más alto que ella.

—Y espero que sea siempre así —señaló la rubia con la boca apretada en una fina línea—. Por el bien de todos. —Su tono se había vuelto ronco y su mirada acechante.

Ante ese último comentario, Trygve sonrió maliciosamente.

—¿Eso es una amenaza, mi señora?

La aludida comprimió la mandíbula con fuerza, hasta el punto de hacerse daño. Sus dientes chirriaron y sus mejillas se arrebolaron debido a su osadía.

—Es un aviso —corrigió—. No te conviene tenerme de enemiga.

Kaia se asomó al estrecho ventanuco, retirando ligeramente el trozo de tela que lo cubría para evitar que las inclemencias del tiempo se colaran en el interior de su hogar. Su boca suave se curvó hacia arriba al atisbar un cielo teñido de un violeta profundo salpicado con tonos calabaza y magenta. Las nubes grises habían comenzado a dispersarse, ofreciendo la visión de un hermoso atardecer.

Se recostó sobre la fría pared de piedra y se cogió los codos en tanto sus iris cenicientos continuaban escudriñando el cielo mortecino, aquella explosión de color que parecía querer robarle el aliento. Le resultó imposible no pensar en Drasil, en lo mucho que extrañaba compartir ciertos momentos del día con ella, como admirar juntas el ocaso.

Dioses, la echaba tanto de menos que dolía. Cada vez que la mentaba era como si una mano invisible la estrujara por dentro, retorciéndole las entrañas. Un dolor agudo, intenso y sofocante. Un tormento que no desaparecería hasta que su pequeña volviera a casa sana y salva, hasta que pudiera estrecharla nuevamente entre sus brazos y contemplar ese par de esmeraldas que una vez titilaron en el rostro de su esposo. De su difunto y amado Søren.

—¿Qué crees que estarán haciendo ahora? —Aquella pregunta salió de sus labios en un apacible murmullo, aún con la vista fija en el paisaje que se extendía más allá de la ventana. Ni siquiera se volteó hacia la persona a la que acababa de dirigirse. Se mantuvo clavada en el sitio, con la cabeza apoyada en el muro de sólida roca.

En el otro extremo de la estancia, sentada a la mesa en la que habían tomado el nattveror de esa noche, Hilda respiró hondo. Miró el fuego danzar entre los troncos que ardían en la chimenea, estirando sus doloridas piernas por debajo de la desgastada superficie de madera. Sus huesos, resentidos por la humedad que había en el ambiente, emitieron un enervante chasquido.

—Solo los dioses lo saben —respondió, evasiva.

Pensar en Drasil y Eivør hizo que la comida que había ingerido se revolviera en su estómago. Era una sensación extraña y agobiante que llevaba acompañándola desde esa noche en la que los Æsir y los Vanir decidieron revelarle un fragmento del porvenir de la hija de La Imbatible. Aquella serie de truculentas imágenes que la despertaron jadeando y con un sudor frío recorriendo su espina dorsal. Aquel cruento destino que prefería no evocar por si terminaba haciéndose realidad, si es que no lo era ya.

No había vuelto a tener más visiones de Drasil, ni tampoco de Eivør, lo que no hacía más que acrecentar su ansiedad. Por más que hubiese orado y suplicado, los dioses no le habían mostrado nada. Absolutamente nada. Y era precisamente ese inquietante vacío lo que la estaba carcomiendo por dentro, la incertidumbre de no saber qué había sido de ellas. El miedo a que esa palpable ausencia se debiera a aquello de lo que había estado renegando todo ese tiempo: que lo que había visto en ese sueño —o pesadilla, más bien— fuera justamente lo que había sucedido.

No se lo había contado a Kaia. Era cierto que se lo había planteado en más de una ocasión, ya que, como madre, tenía derecho a saberlo, pero algo dentro de ella se lo había impedido. Había sido aquella vocecita en su cabeza, susurrante e incorpórea, la que le había inducido a guardar silencio, a no preocuparla innecesariamente.

Sus visiones, pese a ser bastante acertadas la mayoría de las veces, no eran del todo fehacientes. Siempre existía un margen de error, una pequeña brecha entre lo que podría ser y lo que realmente tenía que ocurrir. Su don tan solo le mostraba una minúscula parte de un gran abanico de posibilidades, y esa parte siempre podía cambiar en función de cómo se sucedieran los acontecimientos.

Por eso prefería esperar a que el Gran Ejército regresara, a que ellas regresaran, para no sacar conclusiones precipitadas. Porque quería ahorrarle a Kaia el mayor sufrimiento posible. Pero, por otra parte, le parecía ruin e injusto. De estar en el lugar de la skjaldmö, ella habría querido saberlo. Lo habría exigido, de hecho.

Se masajeó las sienes con acritud. Estaba atrapada en una encrucijada, en un callejón sin salida. Y el hecho de tener que reunirse frecuentemente con Kaia y actuar como si nada, ocultándole una información que le concernía —y mucho—, no mejoraba las cosas.

La Imbatible, por su parte, no dijo nada. Se despegó de la ventana y volvió sobre sus pasos, dejándose caer en el asiento que había ocupado minutos atrás. Dejó escapar un grácil suspiro y centró toda su atención en la lumbre, en las chisporroteantes llamas que se entretejían las unas con las otras en un baile de luces y sombras.

—¿Has visto algo? —inquirió Kaia. Reprimiendo la imperiosa necesidad de acariciar su vientre, que aún no presentaba signos evidentes de hinchazón, entrelazó las manos sobre su regazo—. Cualquier cosa. Lo que sea. —Volvió la vista al frente para poder encarar a la völva, que la observaba con una mueca indescifrable contrayendo sus facciones.

Hilda tragó en seco, pero hizo un esfuerzo y logró mantenerse inexpresiva.

—Todo está bien, tranquila.

Aquellas palabras le supieron amargas.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

· ANOTACIONES ·

Mjöd es el término en nórdico antiguo empleado para referirse al hidromiel.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, corazones!

Bueno, pues aquí tenéis un nuevo capítulo. A primera vista puede parecer de transición, pero hay detalles que van a ser súper importantes en un futuro *sonrisa maliciosa*. El caso es que algo se está cociendo en Kattegat... Una trama original que espero saber desarrollar bien, porque sino me muero x'D De modo que esto tan solo es la calma que precede a la tormenta.

No sé qué pensaréis vosotros, pero he amado muchísimo a Lagertha en este capítulo. O sea, esa necesidad de querer proteger a Kaia de todo mal me ha tocado la fibra sensible. ¿Qué os ha parecido su charla con Trygve? ¿Cómo creéis que reaccionará nuestro queridísimo pescador cuando se entere de que hay un bollo en el horno? ¿Tenéis alguna teoría de lo que pueda pasar más adelante?

¿Y qué me decís de la escena Kaia-Hilda? Seguro que muchos estaréis en plan: PERO MARÍA LUCÍA DE TODOS LOS CÁRMENES, ¡¿QUÉ NARICES VIO ESTA SEÑORA PARA QUE ESTÉ ASÍ?! Bueno, pues muy pronto lo descubriréis, pequeños míos, así que paciencia (aunque seguro que muchos ya os lo imagináis xD). Pero lo que realmente me interesa de esta escena es: ¿vosotros qué opináis sobre el hecho de que haya decidido ocultárselo a Kaia? ¿Creéis que se lo contará más adelante? 

La que se va a liar, amigos, jeje.

Por cierto, apuntad en vuestras agendas el siguiente número: 46. Porque ese va a ser EL capítulo. O sea, a modo de pequeño avance (Lucy se siente generosa hoy), va a pasar algo que TODOS llevamos esperando desde hace ya ni me acuerdo. So... ahí lo dejo (͡° ͜ʖ ͡°)

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo. Si es así, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =D

Besos ^3^

P.D.: hemos llegado ya a los 6K votos y estoy que lloro de la emoción. Mil gracias a todos los que apoyáis esta historia. De verdad, son vuestros votos y comentarios los que hacen que no me hunda y siga escribiendo. Así que thanks =)

Continue Reading

You'll Also Like

12K 882 24
LLIDE | En donde los chicos y sus hijos leen la isla de Eudamon O Se acercaba el viaje en el tiempo y todos est...
21.8K 2K 26
Incorrect quotes = Citas incorrectas, segรบn Google. Momento random para Mi. *** Son solo momentos random de estรกs cuatro personitas. - Probablemente...
65.3K 9.7K 47
Dos niรฑos fueron encontrados en Muelle de Loto, pero los separaron. 10 aรฑos despuรฉs se vuelven a encontrar. Pero ocurrirรกn cosas que ni ellos podrรกn...
2.6K 176 8
Para empezar esta historia serรก un poco diferente a la cronologรญa de la historia asรญ que por favor espero y les guste puede que aygan algunas falta...