Valentina respiraba agitadamente.
Valentina: no puede ser.
José Miguel: tranquila, se cansaran de tocar.
La tormenta aumentaba su fuerza y los estruendos su intensidad.
Valentina bajó de nuevo hacia José Miguel y lo besó, mientras él la agarraba más fuerte de sus caderas.
Cecilia Benita: mami, papi.
José Federico: hay que gritar más fuerte a lo mejor no escuchan por los truenos y la lluvia.
Cecilia Benita/ José Federico: mami, papi.
Los golpes en la puerta venían con más fuerza cada vez.
Valentina continuaba sobre José Miguel, pero esta vez él ya se había sentado,sus piernas estaban entrecruzadas entre si, sus brazos se rodeaban uno al otro y sus labios seguían succionandose, sus latidos aumentaban su frecuencia.
Se escuchó un golpe...
Valentina saltó del susto.
José Federico: por favor habran!
Cecilia Benita: tenemos muchos miedo, se fue la luz.
Valentina: lo siento, así no podremos.
José Miguel: si no les abrimos son capaces de quedarse toda la noche detrás de la puerta y mañana tienen clases.
Valentina se asomó a la ventana.
Valentina: Llueve a cantaros!, el fuerte golpe fue por causa de un transformador que explotó, mira.
José Miguel se levantó y se asomó también.
José Miguel: eso explica por que están tan asustados, mañana temprano llamo un técnico para que venga a arreglarlo.
Valentina: si! no podemos estar sin luz mucho tiempo.
José Miguel: y menos con esos dos pequeños asustados.
Valentina: creo que nos merecemos una escapadita lejos de estos dos angelitos interruptores.
José Miguel: jajajaja es muy necesario; sabes? hace un rato José Federico me estuvo interrogando.
Valentina: sobre qué?
José Miguel: lo que tú y yo hacíamos en la cabaña cuando eramos novios y antes de que quedara para ellos.
Valentina: jajajajajaja, pensé que tardarían más en hacer esa clase de preguntas.
José Miguel: entre su inocencia creen que sólo jugábamos como ellos.
Valentina: entre otras cosas es algo cierto.
José Miguel: trate de evadirlo pero no se va a quedar contento por un buen rato, en cualquier momento serán ambos los que hagan más preguntas al respecto.
Valentina: espero que para entonces tengamos respuestas muy convincentes.
José Miguel: voy al baño, creo que si ven esto se van a asustar.
Valentina: y yo voy a vestirme, no sabría que explicación darles si me ven así.
José Miguel mordió la oreja de Valentina y se fue.
Valentina abrió la puerta, para entonces Cecilia Benita apoyaba su cabeza sobre el hombro de su hermano, ambos ya dormían.
Valentina sintió mucha ternura al verlos así, los observó un buen rato y se acercó a ellos.
Valentina: ustedes dos me tienen cada día más enamorada, son tan lindos, fruto de un gran amor; los besó, ambos abrieron los ojos.
Cecilia Benita: abriste!
José Federico: por qué tardaste tanto?
Valentina: es que estaba dormida y no los escuché.
Cecilia Benita: y papi? Donde está?
José Miguel: aquí estoy.
José Federico: podemos dormir con ustedes? Por favor, por favor.
Cecilia Benita: prometemos dormirnos bien rápido y no quitarles las cobijas.
Valentina: sólo porque la tormenta está fuerte, pero deben entender que nada malo va a pasarles.
José Miguel: por esta noche los dejaremos dormir con nosotros pero eso no va a ser siempre, estamos?
Cecilia benita: por que? La cama es muy grande, cabemos todos.
Valentina: pero es nuestra, ustedes tienen la suya.
José Federico: y si traemos nuestras bolsas de dormir?
Cecilia Benita: podremos hacer pijamada todas las noches.
José Miguel: claro que no jovencitos, eso no va a cambiar las cosas, los papás duermen juntos y los hijos tienen sus propias habitaciones.
Cecilia Benita: como la cabaña?
Valentina: por qué lo dices?
Cecilia Benita: nosotros tenemos una y pronto habrá otra para ustedes.
Valentina: exactamente, mi amor los papás necesitan estar solitos.
José Federico: para darsen besos?
José Miguel y Valentina intentaron contener la risa y su cara de sorpresa.
José Miguel: bueno, es un poco tarde, asi que vamos a dormir.
José Miguel agarró a su hija y la subió a la cama mientras José Federico entró de la mano de Valentina.
Los gemelos se acostaron en el centro de la enorme cama y sus padres en cada esquina.
Al día siguiente mientras desayunaban un técnico llegó a la hacienda para arreglar el transformador, el día estaba un poco nublado, Valentina les hizo el lunch y verificó que llevaran sus chamarras correctamente.
Cuando estaban por irse con su papá al kínder Leonor bajó apurada.
José Miguel: y esas maletas mamá?
Leonor: ay hijo, anoche hablé con la directora de la fundación y el viaje planeado se adelantó para mañana, debo estar en México esta misma noche.
José Miguel: mañana? Pero cómo un crucero de un día para otro?
Leonor: primero vamos a las playas de Acapulco donde nos quedaremos un par de días y luego nos trasladamos en un Velero al crucero.
Valentina: eso es genial, deseo que se divierta mucho.
Leonor: me encantaría que vinieran conmigo.
José Miguel: y a nosotros ir contigo, pero los niños tiene clases, Valentina aún esta convaleciente y yo estoy pendiente de la hacienda.
Leonor: pero trabajan mucho los dos, merecen tener unas buenas vacaciones.
Valentina: eso es cierto, en cualquier momento las tomaremos.
Leonor: eso espero eh! hijo, si no te molesta, me puedes dejar en el aeropuerto?
José Miguel: claro mamá.
Leonor: hasta pronto Valentina y gracias por todo.
Valentina: a usted por su visita.
Valentina abrazó a su suegra cariñosamente.
Un par de minutos después José Miguel, sus hijos y su madre iban rumbo a San Pedro de las Peñas.
Cuando Iluminada recogió lo del desayuno se cruzó con Valentina en la cocina.
Iluminada: patrona, mi mamacita viene en un rato a tomar mi lugar por unas horas.
Valentina: y eso por qué Iluminada?
Iluminada: pos es que voy a ver al Doctorcito Felipe.
Valentina: te sientes mal? Que tienes? Si quieres le digo que venga.
Iluminada no sabía como dar una explicación; Valentina sacó de su chaleco la prueba.
Valentina: es por esto verdad? es tuyo?
Iluminada: ay nanita! De donde salió?
Valentina: José Miguel lo encontró aquí en la cocina.
Iluminada: segurito se me cayó, ay perdóneme! que pena con usted.
Valentina: no tienes porque apenarte,quiero felicitarte Iluminada, un hijo es un gran regalo.
Valentina abrazó a Iluminada.
Valentina: y ya lo sabe Timo?
Iluminada: pos no, le dije que nos veíamos en el doctor.
Valentina: pero por que no estás contenta?
Iluminada: si, si estoy, me gustan mucho los chamaquitos.
Valentina: entonces?
Iluminada: es que me da miedo que sufra como yo, mi mamacita se las vio duras cuando me tuvo.
Valentina: pero ella no tenía a nadie, tú tienes su apoyo y el de Timo, a tu hijo no le va a faltar cariño.
Iluminada: y si la prueba se equivoca? He visto en la televisión que a veces pasa.
Valentina: a veces existe un pequeño margen de error pero si tienes dudas en un rato tendrás un resultado final.
Iluminada: pues por eso estoy bien nerviosa.
Valentina: si quieres te acompaño.
Iluminada: usted?
Valentina: si, necesito dar un paseo.
Iluminada: me parece buena idea, así mi mamacita va a estar más tranquila.
Crisanta: buenos días!
Iluminada: mamacita que madrugadora.
Crisanta: me dijisite que viniera bien temprano, señora Valentina.
Valentina: buenos días, Iluminada ya me platicó.
Crisanta: entonces está de acuerdo.
Valentina: por supuesto, me ofrecí a acompañarla.
Crisanta: ya se siente mejor?
Valentina: si, gracias! Le diré a Filadelfo que nos lleve.
Crisanta: muchas gracias, me da pena darle molestias.
Valentina: no se preocupe además le diré a Felipe que me revise así sabré cuando puedo regresar a mis actividades.
Crisanta: a bueno, eso me tranquiliza mucho, la verdad es que a veces hasta miedo me da que esta muchacha ande sola, váyanse sin pendiente que yo me encargo de la cocina.
Valentina: Gracias, voy a avisarle a Filadelfo, te espero afuera Iluminada.
Valentina e Iluminada se fueron rumbo a San Pedro, al llegar al centro de Salud, se sentaron a esperar su turno.
Fernando hablaba con el Padre Ventura.
Ventura: hijo por que ya te quieres despedir, yo no te veo tan mal.
Fernando: padre, mi muerte está cerca, quiero confesarme para irme en paz.
Ventura: te escucho.
En el centro de Salud...
Iluminada estaba impaciente por que aún no llegaba Timo.
Valentina: tranquila, seguro tendrá una explicación para su tardanza, no te desesperes.
Iluminada: y si se le olvidó?? Ese mantiene en la luna.
Valentina: toma, marcale de mi celular y sal de dudas.
Iluminada: Gracias.
Ventura: En el nombre del Padre del Hijo y del espíritu Santo.
Fernando: amén, padre, me siento muy mal.
Fernando no podía respirar.
Ventura: Fernando!! Fernando!!
Fernando: por favor llame a Valentina, no quiero irme sin despedirme de ella.
El padre Ventura corrió a buscar un teléfono y una enfermera.
Felipe hizo pasar a Valentina e Iluminada que seguía molesta por la tardanza de su esposo.
Felipe: aunque tienes toda la sintomatología te recomiendo hacer estos exámenes, es importante confirmar.
Iluminada: gracias Doctor.
El celular de Felipe sonó.
Felipe: " bueno, padre Ventura?... cómo? Bueno Valentina está aquí conmigo... entiendo, salimos para allá.
Valentina: que pasa?
Felipe: es Fernando ... se está muriendo y quiere verte.