La Montaña Negra

By creativosindueno

95 2 0

Nos adentramos en las montañas, en un viaje hacia una fiesta religiosa, sin tener la menor idea de que mi pad... More

Capítulo 2 - La Cueva

Capítulo 1 - El Viaje

78 1 0
By creativosindueno

Ya hace unos días que habíamos emprendido el viaje desde las tierras lejanas de nuestra ciudad; caminábamos hacia una fiesta, en un monasterio religioso que quedaba en las faldas de una de las montañas más altas de un lugar conocido como "Pisqurco". Aquí se veneraba a una virgen esculpida en una montaña negra y ya hacía mucho tiempo que mi padre y yo, no la visitábamos.

Desde lo alto de donde nos encontrábamos, se podía ver al frente: un paraje de verdes colinas y los caminos que parecían serpientes desde aquella distancia. Era aún temprano en la mañana y seguíamos bajando por los caminos, mientras sonaba el chirrido de nuestras botas al caminar y el agua del serenó tornaba a la pendiente resbalosa; el viento congelado, soplaba fuertemente en nuestro rostro descubierto... aún quedaba mucho por caminar y todo se iba desvaneciendo lentamente, en la densa niebla que nos engullía en su blancura.

El nombre de la montaña negra se le daba, porque hace muchos años atrás esta montaña había sido un volcán muy importante, ahora extinto no era más que cenizas... un volcán que su última erupción se remonta hacia millones de años, probablemente se mantenga inactivo.

Se cuenta muchas leyendas sobre aquella montaña, pero una de las historias que más se conoce, es aquella que se cuenta que un día totalmente despejado con un sol imponente, mientras los habitantes de los campos cercanos a la montaña negra, hacían sus quehaceres cotidianos, sintieron de pronto unas vibraciones en las plantas de sus pies, en la misma tierra que pisaban... «algo así como estar encima del estómago, de algún animal gigante». La mayoría de los habitantes, en toda las tierras cercanas, desconcertados, solo intuyeron que podía ser el volcán... Al principio estaban muy asustados; pero como estas vibraciones se volvieron comunes en los días restantes, ya no le tomaron importancia y unos meses después de una gran calma... !el volcán estalló! escuchando así, todos los habitantes una gran explosión. Asustadas las personas salían de sus casas a mirar a la gran montaña, todos creían que iba a salir lava, desde su interior; pero no fue así. Como un geiser, esa gran montaña expulsó grandes cantidades de agua y materiales extraños, para ser más precisos, muchos elementos como rocas negras con formas de animales extraños... A lo lejos por los campos circundantes, cayeron como gotas de agua aquellos materiales; en los sembríos, en los animales, por los techos de las casas de la gente que ahí habitaban, incluso avanzó hasta pequeños poblados cercanos, ocasionando huecos en los techos de las casas, animales y personas heridas, entre otros problemas...

«Estoy seguro que todo este acontecimiento debió ser totalmente impresionante, a veces las cosas extrañas suceden en los días más cotidianos y ordinarios, cuando nadie se espera nada; un cielo despejado, un sol radiante, el trinar de los pájaros en los nidos... y de un momento a otro ¡PUM! una fuerte explosión... ¡es algo increible!»

Aunque tambien soy consciente de cada acontecimientos inusual que ha ocurrido en la historia del mundo... la mayoría de ellos son exagerados, ya que muchas cosas, no se toman en cuenta, y al ser contados de persona a persona se pierde la verdad... En todo caso no es dificil de encontrarse por estas zonas, pequeños elementos negros con formas de; conchas, perlas y redondas... algunas enterradas y otras a simple vista. Mi padre incluso  tenía unas piedras antiguas y en la superficie de cada una de ellas, se podía observar unos símbolos muy raros.

Y desde esa vez que sucedió todo esto, la gente decidió venerar a la montaña, construyeron; una pequeña capilla, el monasterio y la escultura de la virgen maría. Esto había sucedido hace mucho tiempo... y tanto el monasterio como la capilla, eran tan antiguos como la propia leyenda. El monasterio a pesar de albergar a muchas religiosas, era un lugar relativamente pequeño, tenía una capilla donde cierto tiempo se celebraba una misa, una tienda donde las mismas novicias preparaban y vendían sus propios productos, patios gigantes llenos de cultivos, abejeros para la miel, caminos de adoquín que se perdían por la montaña y otros cuantos que llevaban a la gente por el camino principal, donde estaban las esculturas de los santos creadas en piedra y un monumento principal de la virgen Maria esculpido en una cueva de rocas negras. Todo estos monumentos tallados en la piedra, se incorporaban con el paraje andino y daba la sensación que todo aquello, siempre había estado aquí desde siempre, como si el universo lo hubiera creado desde el principio de los tiempos.

Aunque en el monasterio no tenía permitido recibir visitantes, las religiosas sólo se limitaban a acompañar en las ceremonias festivas, muy pocas veces se veía conversar a ellas con la gente de los pueblos. Aquí habitaban solo mujeres y el único hombre, un sacerdote bastante mayor, que solo venía  desde otra ciudad, cada domingo para ofrecer una misa. «Alguna vez conocí a una de aquellas mujeres; eran personas muy amables, con mucha paz y calma en todo cuanto hacían,  nunca denotaban el menor acto de brusquedad».

...

La fiesta que se vivía en las montañas se escuchaba como un leve susurro a la lejanía, e iba cobrando más fuerza a medida que avanzabamos; el volumen, la vibración de los sonidos se iba apoderando de todo los espacios y el cielo también se iluminaba, una vez cada instante con la pirotecnia y las luces del escenario.

Al las cinco y media de la tarde llegamos a la gran fiesta, caminamos por todo el tumulto de gente que se encontraba muy animada frente al escenario. La primera banda musical que empezaba con el evento, ya se estaba preparando para dar su show y el presentador por el micrófono anunciaba su nombre...

—Con ustedes "Los Ñucanchis", ¡un fuerte aplauso! —decía el presentador, mientras se retiraba del escenario.
—Gracias por estar aquí —gritó uno de los integrantes—. Aprecio mucho tenerlos aquí, conservando las tradiciones de nuestros antepasados, el cantarle a nuestros cerros y a nuestras montañas... gracias a todos ustedes y ¡arriba las palmas!

La gente muy alegre aclamaba desde la tribuna, los nombres de canciones y los integrantes se preparaban para cantar su música andina. Empezaron la primera canción resonando los tambores, guitarras, flautas, charangos, wankaras, sikus, y los danzantes vestidos con ropajes de cuero con lana, bailaban con pasos extravagantes, acoplándose a la melodía de la canción. Luego al finalizar la interpretación, continuaron con la próxima canción, y más tarde con la misma algarabía se iban sumando las demás bandas a este festejo nocturno.

...

Ya eran las siete de la noche y el cielo se oscureció totalmente, mientras las luces de faroles y del propio espectáculo Iban iluminando a todo el lugar; poco a poco la gente se fue juntando, hasta formar una sola multitud, que entre todos silbaban y aplaudían alegres a los artistas, más tarde al pasar las horas fue entrando la madrugada y la gente iba retornando a sus hogares. A las dos de la madrugada el último de los artistas, se despedía del poco público que ya quedaba, y de algunos borrachos que aún seguían balbuceando sus canciones.

Mi padre andaba perdido entre la multitud saludando a sus amigos, y yo me había quedado hasta tanto, cuidando de nuestras cosas. Al final del evento, solo quedaba como un lento silencio entre la oscuridad, risas y susurros; las conversas de la gente se iba mezclando entre los sonidos metálicos de los equipos que se desarmaban...

Ya a las tres de la madrugada los sonidos se perdieron en su totalidad, el viento frío soplaba con su propio canto y la oscuridad era general en todas partes. Nosotros al igual que otras personas decidimos descansar en carpas y retornar en la mañana, caminando nuevamente a nuestra ciudad. Nuestra carpa se encontraba muy lejos de las demás, porque nos gustaba tener nuestro propio espacio, aunque fuese un tanto peligroso por algún animal. Mi padre es alguien experto tanto en acampar, cómo prender fogatas o conseguir comida, desde su juventud había estado siempre involucrado en viajes a lugares remotos y pequeñas expediciones por cuevas, montañas, ríos, ayudando en la búsqueda de materiales preciosos, así es un hombre que convive profundamente con la naturaleza, así siempre sabía lo que se debía hacer, y yo siempre estaba muy atento, tratando de aprender de todo lo que el sabia.

...

A la siguiente mañana el sol dibujaba sus rayos por el horizonte, y aquella luz se iba filtrando por las pequeñas habrás de la tienda de acampar; cuando nos despertamos hacía un frío intenso, y mi padre prendió una fogata con palos para abrigarnos y desayunar... Los colores rosados del amanecer detrás de las montañas, la brisa fresca y el olor a leña quemada, daban una sensación tranquilizante, y me hacían recordar a las películas del viejo oeste, cuando los vaqueros dormían debajo de los árboles en aquellos campos.

Las demás tiendas aún estaban cerradas, y mientra el café aún se calentaba en la leña, mi padre había ido por unos momentos a recoger algunas mazorcas de choclo con habas, de algunos sembradíos cercanos; cocinamos todo ello y después de desayunar ya estábamos listos, para nuevamente bajar hacia las montañas, y regresar a nuestro hogar por los caminos que hacía días habíamos recorrido. Con un sol abrasador a nuestras espaldas, a las siete y media de la mañana los pájaros trinaban, ellos también como recién despertando hacia un nuevo día, pese a ser un una mañana hermosa el camino se tornó silencioso e inconsciente.

...

Después de algunas horas más tarde habíamos llegado a una cima, cerca de la montaña negra, estábamos muy cansados por la subida, y nos quedamos un momento sentados en medio de unos árboles... en ese silencio mientras comíamos unas galletas, mi padre que estaba parado mirando los campos, dijo; —hace mucho tiempo que no vengo por estos caminos, ¡todo me parece distinto!. Un momento se quedó pensativo... y luego añadió, —por esta zona si mal no recuerdo, existe un camino mucho más viejo, que este que estamos cruzando; —un camino muy antiguo que te lleva directo hasta el otro lado de esta montaña. Mi abuelo le había mostrado esa ruta a mi padre hace mucho tiempo, y aun la recordaba...—Pero hay que caminar con cautela, me advirtió— es un camino peligroso,y si te pierdes, estas montañas puedes darte más de un sorpresa... —¿Queda muy lejos?—, pregunté. —Es por estos lugares, no está lejos, subiendo por detrás de esas colinas, ¡estoy seguro!. —Por ahi he visto pequeñas entradas a esos caminos antiguos, muchos están ocultos por la hierba, son algo difíciles de encontrar... Se quedó pensando un momento y luego añadió —la verdad es que nadie utiliza aquellas sendas, porque son como laberintos. —La gente dice que las  personas se pierden, cuando quieren cruzar por la montaña negra, se dice que muchas personas desaparecieron por esos lugares, y a otras las encontraron luego de meses, harapientos, hablando incoherencias... —Tal vez son dichos falsos, que la gente inventa, y los caminos tampoco existen, mi padre preciso.

Después de algunos instantes que estábamos en silencio, debajo de la sombra del follaje de los árboles, cada quien inmerso en sus propios pensamientos, reflexionando en todo aquello que habíamos hablado, nos terminamos las galletas y el café; luego recogimos la basura, guardamos las cosas en las maletas, y estábamos listos para continuar.

—Creo que por ahí la ruta, a esos caminos —dijo mi padre nuevamente, mientras señalaba con su mano, —caminemos por aquella senda, solo para mirar que hay por ahí, dijo —regresaremos si todo se torna difícil, o no encontramos nada.

Empezamos a caminar por donde mi padre había señalado, al principio sólo había mucha maleza crecida, y casi no se veía ningún camino; pero luego de unas horas de avanzar, notamos que aquellos caminos eran realmente muy antiguos, se podía ver que la piedras del suelo, empezaban a tener un orden uniforme e iban formando una ruta. Seguimos por estos tramos sin mucho interés, para luego... ¡en un santiamén! nos habíamos despistado de la ruta principal.

Mi padre y yo nos miramos un tanto desorientados, tratando ver alguna parte familiar; no estábamos perdidos, pero tampoco sabíamos qué lugar era aquel que nos encontrábamos, así decidimos continuar un poco más con la macha, y mirar qué más podíamos encontrar por aquellas sendas... pasamos por unas laderas un tanto escabrosas, y al mirar abajo me di cuenta que estábamos rodeando la montaña negra, todas la demás cordilleras se volvían muy pequeñas desde aquel lugar, y no cabe duda que todo este rumbo se tornó un tanto peligroso.

Al seguir en nuestras andanzas, los caminos empezaron a volverse cada vez más pesados, el viento soplaba fuertemente y la niebla empezaba a cubrir todo el paraje; casi no quedaban más caminos por donde ir, solo marañas de hierba muy crecida, bosques frondosos y precipicios. «Esta montaña, es realmente gigante», yo pensaba mientras veía como un niebla espesa se avecinaba e iba tapando a todas las montañas cercanas,  «Debe ser aún temprano... o tal vez medio dia». Yo estaba muy cansado, por la subida y revire detrás de mí, para preguntar la hora a mi padre; cuando de pronto me di cuenta que el no aparecía por ningún lado, había estado caminando solo...

Continue Reading

You'll Also Like

18.7K 1.2K 62
He visto muchas historias de este tipo pero ninguna me convenció entonces decidí hacer mi propia versión de games system en Naruto esta tratará de Na...
24.1K 1.5K 9
En esta historia ya lo sabemos todos de que se trata izuku sin quirk, olvidado por su familia, maltrato de su hermana gemela y sus amigos, que abando...
7.9K 718 64
¿que pasaría si Izuku llegará a un universo espejo?
70.5K 6.1K 51
T/N un chico que va a carreras clandestinas de skate y también a peleas clandestinas, un chico misterioso si se puede decir así. (???): T/N tu perten...