LO QUE NOS HICIERON CREER © [...

By NadineGarces

42.6K 4.3K 851

Ella creía que él estaba muerto. Él creía que ella lo abandonó para casarse con otro. Dos vidas destinadas a... More

NOTA DE LA AUTORA
Prólogo - (Antoine Devine, 1820)
Capítulo 1 - (Ágata Banks. 1825)
(Antoine Devine, 1825)
Capítulo 2 - (Ágata Banks)
(Antoine Devine)
Capítulo 3 - (Ágata Banks)
(Antoine Devine).
Capítulo 4. (Ágata Banks).
(Antoine Devine).
Capítulo 5 - (Ágata Banks).
(Antoine Devine).
Capítulo 6. (Ágata Banks).
(Antoine Devine).
Capítulo 7. (Ágata Banks).
(Antoine Devine).
Capítulo 8. (Ágata Banks)
(Antoine Devine).
Capítulo 9 - (Ágata Banks)
(Antoine Devine).
FANARTS
(Antoine Devine).
Capítulo 11. (Ágata Banks)
(Antoine Devine).
Capítulo 12. (Ágata Banks)
Epílogo - (Antoine Devine, 1826).
ANTICIPO #LQNHD

Capítulo 10 - (Ágata Banks)

1.4K 140 24
By NadineGarces

Él frunce el ceño ante mi mirada perpleja, probablemente lleve así más de cinco minutos, después de revelarme tal secreto. «¡Gran bastardo!» grito hacia mis adentros mientras la ira se apodera de mi cuerpo.

–Ágata... –su ceño se pronuncia más.

–Es un maldito hijo de...

–Shhh –pone un dedo sobre mi boca– eso lo sabemos dulzura. Todos lo sabemos.

–¿Quiénes y cómo te enteraste de ello? –pregunto aún incrédula.

–Amílcar y yo, nos escabullimos la noche anterior en su estudio, queríamos seguir a tu padre y verlos juntos, pero terminamos encontrándonos con la grata sorpresa que lady Farell estaba esperando a tu dichoso esposo.

–¡Son tres! –digo levantando mi voz, al ver su rostro reprendiéndome e indicándome que baje la voz lo hago– Esa víbora asquerosa ha estado jugando con los tres, lord Hugh, lord Filey y mi padre. –termino levantando la voz.

Antoine, pone una mano sobre mi boca, abriendo sus ojos por sorpresa.

–Silencio, mocosa –dice reprendiéndome con la mirada.

–Lo siento –susurro contra su mano.

–Es más de lo que sospechábamos...

Retira su mano.

–¿Tu padre lo sabe?

Él asiente.

–Oh pobre del señor Filey, estaba bien que se casara con esa serpiente trepadora, pero esto ya es colmo del escándalo.

Sentimientos tristes y de compasión se apoderan de mí, al pensar como sobrellevaría lord Filey la noticia, tan buen corazón y noble que es. No se merece semejante trato hacia su persona.

–Lo sé pequeña –susurra Antoine, con una de sus manos hace que me apoye sobre su pecho– a todos nos duele por mi padre, no se merece nada de lo que está ocurriendo, igual que tampoco lo mereces tú.

Suspiro.

–Yo soy de segundo plano Antoine, primero es el bienestar de nuestros padres...

–Querida, siempre tan gentil y generosa.

Me levanto para verlo directamente, él sonríe de forma tímida.

–Esto se trata de todos, tú, yo, nuestros padres... Nadie será primero que nadie o todos salimos de esta aberrante situación o todos nos quedamos.

Lágrimas comienzan a amenazar con salir de mis ojos, me apoyo nuevamente en su pecho y lo abrazo fuerte, queriendo que nos quedemos así para siempre y que lo que sea que nos espere en el exterior sea simplemente parte de una horrorosa pesadilla.

Un fuerte golpeteo en la puerta me despierta con susto, la luz solar impregna la habitación. Me toma alrededor de cinco minutos salir del aturdimiento matutino para centrarme en lo que está pasando. Alarmada miro hacia la puerta, miro mi reflejo en el espejo y encuentro que estoy semidesnuda, con la sabana cubriendo únicamente mis nalgas y a Antoine durmiendo plácidamente a mi lado.

–¿Lady Banks? Milady, es urgente... por favor, ábrame antes que venga su marido...

Frunzo el ceño hacia la puerta «¿Mi marido?» pienso aún aturdida.

Mis ojos se abren de repente. «Oh, Dios ¡mi marido!»

–Antoine, Antoine –susurro cerca de su oído mientras lo zarandeo.

–¿Querida? –dice.

–¿Lady Banks? ¿Hay alguien con usted?

El sentimiento de alarma y de nerviosismo se apodera de mí.

–Shhh –digo hacia él– Antoine, ¡lord Hugh viene en camino!

Antoine abre los ojos lentamente, mira por un momento al techo mientras suspira.

–Maldito sea, por querer venir a esta hora –murmura por lo bajo.

–¿Lady Banks? Mi señora, ¿está usted bien? Por favor ábrame, se lo suplico, sabe lo que pasa cuando hago esperar a lord Hugh, abra, por favor o cómo mínimo hábleme para yo saber que está usted bien –Christy suena preocupada y ansiosa.

–Estoy bien Christy –le hago señas con los ojos a Antoine para que se levante– dame un momento, ya te abro.

Antoine levanta sus hombros de forma despreocupada, de la misma forma comienza a estirarse, lentamente. Entrecierro mis ojos.

–Sé lo que pretendes Antoine –susurro.

Él ladea su sonrisa hacia el lado.

–¿Ah sí? ¿Qué pretendo mocosa? –se acerca a mi rostro.

Sonrío con maldad picara y enseguida, tomándolo por sorpresa, me acomodo y estiro mis pies, haciéndolo caer de la cama.

Un fuerte sonido se extiende por la habitación.

–¿Qué fue eso milady?

Sostengo mi mano sobre mi boca para detener la risa.

–Ya abro Christy, ya abro.

–Pequeña mocosa –se asoma él por borde de la cama.

Sonríe y al cabo del minuto, se pone serio.

–No, no, no –digo levantándome rápido de la cama, hablando bajo.

–Si –susurra él sonriendo y enseguida se levanta también.

Comienzo a correr hacia el cuarto de baño, procurando no reírme en voz alta, él me alcanza en un segunda, me agarra de la cintura y después me voltea. Con su mano sobre mi cabeza y la otra sobre mi cadera, me proporciona un dulce beso en la boca, beso al que me rindo de forma inmediata.

–Qué día tan bueno el que me amanecido hoy –dice sonriendo.

Me rio por lo bajo.

–Buen día para ti también, milord. –sonrío, le doy de nuevo un beso y me aparto rápidamente– Ahora hemos perdido más tiempo, te recuerdo que debo dejar que mi doncella se encargue rápidamente de mí porque lord Hugh viene en camino.

–Es cierto, entonces ve, querida mía, mientras yo salgo cual romeo por el balcón. –sonríe abiertamente.

Le devuelvo la sonrisa, mientras él se aparta de mí, lo sigo de camino a la habitación y antes de salir por el balcón, guiña un ojo de forma picara y desaparece de mi vista.

«Señor ten piedad de mí» pienso mientras observo un balcón vacío.

–Señora, creo que ya viene lord Hugh.

Me sobresalto, corro hacia el armario por una bata, rápidamente acoplo mi cabello y lo amarro con una liga, haciéndome una cola de caballo. Corro de nuevo hacia la puerta.

–Oh, mi señora...

Christy entra en la habitación de forma rápida y antes de verme a mí a los ojos si quiera, se dirige hacia el armario.

–El amo Hugh pidió que se le adornara el día de hoy con un vestido especifico... Ay, mi Dios, ¿cómo es posible que se haya dormido hasta tan tarde?

–Christy...

–Necesito prepararle el baño, los adornos del cabello, el peinado... ¡Ay, hay tanto por hacer en tan poco tiempo!

– Christy... –repito con un poco de impaciencia.

–¡Jacob, Samuel, Hernán qué esperan para llenar la bañera!

– Christy. –grito.

Ella se sobresalta mientras voltea a verme por primera vez desde que entró en la habitación.

–Lo lamento mucho milady –se inclina.

–Anda sin cuidado –menciono– ¿Lord Hugh ahora está escogiendo mis mudas?

–Así es, venga por favor, vamos a darle un buen baño –se acerca y me conduce hacia la bañera– Señora, por favor, déjeme hacer lo que tengo que hacer –dice al ver que me estoy quitando la bata– Él me mando a llamar explícitamente para eso, dijo que estaría aquí en treinta minutos, contando los diez que estuve llamando a su puerta.

Suspiro, a pesar que Christy es mi doncella, cuando trabaja bajo presión de lord Hugh, suele irritarme. Puesto que está tan afanada no deja que pueda relajarme y ha servido de una buena fuente de estrés, cuando lord Hugh no está presente. Comienzo a caer en cuenta que puede ser su forma de asegurarme la infelicidad cuando él no esté.

–Deseo que salgas ahora mismo y me esperes en la habitación, con la vestimenta y demás. –mi voz sale firme.

–Pero, mi señora...

–Ahora. –la fulmino con la mirada.

Entro en la bañera, agarro el estropajo cercano y comienzo a hacer la labor con mis propias manos.

Ahora que lo pienso, pueda que tenga razón... Cuando Christy ha estado a mi lado, siempre ha incentivado en mí el estrés o la preocupación, ya sea porque le ha pasado algo por mi culpa o por la presión laboral que le exige lord Hugh. No creo que esté aliada con él, sin embargo, si así fuese, lo de la belladona hubiese llegado a oídos de lord Hugh y su historia y la mía serían distintas. Pero, sería de una buena ayuda, mantenerla de ahora en adelante con distancia prudente, ya que veo lo mucho que puede afectar a mi salud emocional.

Suspiro, me enjuago hasta que me siento completamente limpia y salgo del baño acompañada de una bata que Christy ha puesto cerca a la bañera.

Ella comienza con sus labores de vestirme, peinarme y asegurarse de que todo está listo. El vestido que lord Hugh ha dicho que me pongan, es de color verde pastel. Odio este vestido, para mí ha sido el vestido más horrendo que me he puesto en la vida y él lo sabe. Este vestido no permite mostrar ninguno de mis atributos, solo mis caderas. Cubre todo el cuello y los brazos... definitivamente parezco más una moza de la casa, que la misma dueña, es denigrante.

Exhalo bruscamente.

–¿Qué tal su noche mi señora? –me mira por medio del espejo, con una pequeña sonrisa en su rostro. – ¿Pudo conciliar bien el sueño?

La miro con extrañeza, no es normal que después de un momento de efervescencia como el que tuvimos ahora en el baño, sea tan simplemente descartado por Christy, mayormente siempre le cuesta verme a los ojos y ahora, pareciera haberse olvidado de su pena. Lo suficiente como para desconfiar más de ella.

–Dormí bien–digo con recelo.

–Me alegra saberlo milady, lord Hugh dice que a partir de hoy usted podrá volver a su habitación...

–No me interesa saberlo...

–Pero mi señora, las personas seguirán rumorando acerca de ustedes –abre sus ojos de par en par, el peine ahora se desliza con más facilidad sobre mi cabello– Él ha estado explicando a todo el mundo, que usted está así de distanciada por un catarro que ha cogido...

–Bueno, ahora tendrá que decirles que se me prolongó el catarro...–encojo los hombros.

Ella me mira una vez más por el reflejo del espejo, con una mueca sobre el rostro.

De pronto, alguien llama a la puerta.

–¿Sí? –Contesta Christy.

–¿Lady Banks?

–Oh, pasa querida –grito.

Mi corazón vuelve a alegrarse como en la mañana al despertarme con el señor Devine a mi lado, mi querida amiga Jocelynne, ha venido a verme.

–¡Padre de los cielos! –dice.

Se acerca con una mueca que hace que ese lindo y delicado rostro que posee, se vea extraño. No hace falta que me diga lo que piensa al respecto, ya que con ese gesto me lo dice todo. Por mi bien no he querido verme del todo el en espejo.

–Mi trabajo está hecho... –dice Christy con un atisbo de alegría.

Pongo todas mis fuerzas para no exigirle que se largue de mi habitación, es inexplicable el enojo que estoy sintiendo hacia ella en este momento. Parte de lo que hace no es su culpa, está siendo obligada, pero su actitud me desconcierta esta mañana y con todos los sucesos que han ocurrido últimamente para ser franca, no estoy dispuesta a volver a confiar en ella.

Jocelynne, me mira inquieta mientras que ella, se queda de pie entre ambas. Un breve silencio se apodera de la habitación y con las expresiones que me lanza mi amiga, me doy cuenta que necesitamos un momento a solas.

–Avísale a lord Hugh que estoy lista y que me dé un tiempo máximo de veinte minutos para ir a su encuentro, dile pues, que estoy con la esposa de mi hermano.

Christy asiente, sonriente y enseguida se retira.

Me pongo de pie, voy hacia la puerta y la cierro con seguro, asegurándome de no tener ningún tipo de interrupción a partir de ahora. Jocelynne niega con la cabeza mientras se acerca a mí.

–Hoy es día de picnic en el campo y estoy tan segura como el infierno que no saldrás así.

Me río mientras la miro con pequeño reproche. No la puedo juzgar, no se equivoca en decirme que ni muerta saldría con tales trapos como los que tengo.

–Debes ayudarme –le sonrío, mientras desato uno a uno cada de los listones que me ayuda a sostener el horrible vestido.

Pagaría por ver el rostro que tiene lord Hugh en estos momentos todos los días de mi vida. Contengo mis ganas de explotar de risa, mientras camino con gracia hacia él. Trata de estirar un poco más su sonrisa fingida, aparto la mirada de él y en algún rincón del extenso jardín, me encuentro con Jocelynne, quien, con una copa de vino, la levanta hacía mi con una radiante sonrisa. Me siento como una niña pequeña haciendo una travesura, me hacían falta estos atisbos de felicidad.

El conjunto que llevo ahora, no es nada comparado con el que esperaba verme lord Hugh, éste en cambio, es una fina prenda, cómoda y acompañada de un lindo pantalón verde pastel. Mi modista casi le da un ataque al enterarse de mi nuevo pedido. Me rio hacia mis adentros.

Por suerte, el vestido de minutos antes, está justamente en este momento haciendo el protagonista perfecto para atisbar el fuego de la chimenea de la mansión.

–Querida... –se acerca más lord Hugh.

Me coge del brazo para cruzarlo con el suyo, con aparente educación.

–¿Qué sucedió con el vestido que mandé a que te pusieras? –rechina los dientes.

–Ah, ese lindo y fino vestido está ayudando a mantener vivo el fuego de la chimenea, querido –digo con sarcasmo.

La mirada que me dirige, hace que pierda el control y enseguida comienzo a reírme. Aquellos que están cerca de nosotros –que seguramente han de pensar que "mi marido" ha dicho algo gracioso– nos miran con simpatía en el rostro.

Él se tensa delante de mí, con la decisión de hacer caso omiso de él, camino hacia la silla enfrente de la mesa dispuesta para nuestra comida matutina y de "picnic". Me siento viendo hacia el jardín, las parejas y familias invitadas se reúnen en las mesas dispuestas. Muchas tienen sonrisas en su rostro que a diferencia de las mías o de lord Hugh, apuesto que serían completamente genuinas. Suspiro, además de eso, me falta algo...Unas risitas, tal vez suaves gritos de ciertas criaturas pequeñas...

–Me he propuesto a terminar esta semana de la mejor manera, incluyendo contigo Ágata... –lord Hugh se sienta en la silla continua a la mía.

Abro el abanico que por poco olvido que tenía. Frunzo las cejas por un breve segundo, lo suficiente como para que él deje pasar mi actitud. Pienso con bastante estrategia mis próximas palabras, ciñéndome al plan acordado con la familia Devine.

–Es bueno saberlo milord –digo con calma.

–Necesitamos retomar nuestras vidas... –dice– desde cero.

–Después de cinco años –bufo– siendo sincera con usted, milord –hago énfasis en la última palabra– siento que es tarde para ello.

–Jamás es tarde querida –responde.

Una criada se acerca a nosotros con una bandeja llena de comida, mientras otro la sigue con una bandeja de copas de vino. Depositan todo debidamente sobre nuestra mesa.

–Te has levantado de mejor ánimo hoy, tienes un brillo especial en la piel... ¿Algo interesante que haya pasado en mi ausencia? –dice con algo de tensión en su voz.

–Una ya no puede tomarse siquiera un buen descanso en las noches...

–No estoy diciendo eso...

–Lo está insinuando milord...

–¿Qué estoy insinuando exactamente Ágata? –apoya los codos sobre la mesa y cruza las manos, mientras me detalla con la mirada.

–Insinúa, que he hecho algo más que descansar ¿no es así? –lo miro con determinación.

Él sonríe maliciosamente, coge una tajada de pan mientras la unta de mantequilla, se acerca un poco hacia mí.

–Con una mujerzuela como tú, nunca se sabe. –suelta descaradamente.

Siento como el rubor comienza a llenar mis mejillas, me abanico un poco más ahora, mientras que decido mirar hacia las personas que están reunidas tranquilamente. Noto que la familia Devine y mi familia, están cerca los unos de los otros. En los rostros de los hombres Devine no hay ningún atisbo de enojo o desconfianza, por otra parte, están demasiados felices diría yo, al igual que mi hermano y mi madre. Al parecer todos se han tomado el perfecto trabajo de sincronizarse para seguir a cabalidad el plan. Falto yo, solo que el canalla que tengo enfrente no me lo facilita. Tomo todo el coraje que necesito.

–Me ha dicho mi criada que le has dicho que hoy mismo me restablezca en nuestra habitación...

Saco varias uvas de su racimo, creo que hoy desayunaré puras frutas.

–Veo que fue lo único que hizo bien hoy...–frunce el ceño– es cierto, hoy te pasas de nuevo a nuestra habitación ¡bien dicho! –se ríe con maldad– es un milagro que no hayas llamado por el nombre a la esclava esa... Veo que estos días alejada de mí, te han hecho muy bien...

–Debería seguir así ¿no cree milord? Así al final de la semana, tendría a la esposa sumisa que siempre ha deseado –lo miro con recelo y con la misma sonrisa falsa.

–No hace falta cariño, lo que queda de la semana puedo dedicar con empeño a reeducarte –me guiña el ojo.

Come un gran bocado ahora. «Maldito bastardo» decido omitir su presencia y concentrarme en mi desayuno, hace mucho tiempo no estaba tan hambrienta como lo estoy ahora, antes la depresión y el agotamiento de tanto llorar y sufrir probablemente no ayudaban en nada a mi apetito, pero ahora, que tengo por lo menos una esperanza, no puedo desfallecer.

Pasados unos minutos, con el estómago lleno y con mi cuarto racimo de uvas a punto de terminar, me encuentro con su mirada, una vez más evaluándome.

–Mi señor... –finjo con voz suave– ¿pasa algo?

–Estás comiendo...

–Hasta donde sé, sigo siendo persona milord...

–Llevas casi cuatro manzanas, tres bananos y este es tu cuarto racimo de uva. –me mira frunciendo el ceño.

–¿Qué desea entonces lord Hugh? –bajo la pequeña uva que estaba a punto de llevarme a la boca– ¿Qué no coma o que coma? Decida para tenerlo en cuenta.

–Pequeña e impertinente Ágata –dice sonriendo– No puede faltar el veneno de tu boca.

–¿Cómo se atreve? Si usted es igual que una víbora –me disgusto.

Se levanta abruptamente, se acerca hacia mí con tanta rapidez que no me doy cuenta cuando termina casi a un centímetro.

–No te permito que me hables así, mujerzuela –sus dientes rechinan.

Me levanto, a diferencia de él, con calma y con gracia. Como toda una dama, confrontándolo.

–Soy yo quien no le permite a usted semejante trato. Un verdadero caballero no se compara ni se comparta de esta forma con una dama...

Él bufa.

–¿Dama? Ojalá fueras una.

–No se lo voy a permitir nunca más, milord. –mi voz se tensa.

Siento como poco a poco nos convertimos en el foco de atención de nuestros invitados.

–Ni en sus sueños, volveré a esa habitación que llama "nuestra", por mí se puede podrir allí –escupo siseando las palabras.

Me vuelvo hacia el jardín y camino de nuevo hacia la mansión. «¡Cíñete al plan!» me reprendo a mí misma «no, no puedo hacerlo».

Primera parte del plan, que doy por fracasada de mi parte, se supone... Se supone que debería estar como pera en dulce con él. Pero es tan pesado, corriente, vulgar, patán y canalla. Exhalo fuertemente. Me es imposible.

Entro apresuradamente en una de las salas, necesito descargar toda esta ola de desprecio que siento, me dirijo al ala norte, a buscar el piano, que antes con tanto orgullo, tocaba.

Continue Reading

You'll Also Like

5.8K 122 13
es la historia de tres chicos de último año de prepa german,Carlos y Alondra en el cual alas alondra no quiere a Carlos el mejor amigo de Germán desd...
324K 26.9K 82
Alina Stuart ha estado enamorada de Anthony Bridgerton desde que que tiene uso de razón, al ser mejor amiga de Daphne y Eloise Bridgerton ha suspirad...
Rockstar_juniorh By isa

Historical Fiction

6.8K 346 20
El amor no lo podrá todo, Antonio hará lo posible para seguir con su amada pero algo no lo permitirá *Lenguaje explícito🔞 *No acto para todo el públ...
LA LEYENDA By Patricia01234

Historical Fiction

163K 21.8K 88
EL RENACIMIENTO DE LA EMPERATRIZ ENVENENADA Total Capítulos 551 (novela original) Sinopsis Después del renacimiento, Shen Liang parecía un ser celest...