Diez de la mañana. El despertador sonó.
La llave de la ducha estaba abierta, sin embargo no había nadie dentro.
Una botella de vino estaba volcada en el suelo, lo que se había derramado sobre la alfombra blanca ya se había secado.
Había estado toda la noche así.
La persiana estaba baja pero unos cuantos rayos se luz se podían filtrar entre las divisiones de las placas de acrílico.
La televisión estaba encendida, estaban pasando las noticias.
La ropa distribuida por el suelo del departamento dibujaba un camino como evidencia de lo que había sucedido la noche anterior, como si el hecho de que ambos estuvieran durmiendo desnudos en la misma cama no fuera suficiente.
Abrió los ojos confundida, ese sonido no lo había oído jamas. Parpadeó unas cuantas veces hasta que sus ojos pudieron abrirse por completo, sin ninguna molestia. Sintió un peso extra sobre su cintura que no la dejaba moverse, una brisa cálida le dio de lleno en la nuca y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. La estaban abrazando por la espalda. Hizo todo lo posible para no moverse mucho y voltear a ver quien era el sujeto con el que se había ido a dormir la fatídica noche anterior. No hizo falta que viera su rostro, el perfume que respiro al intentar voltearse le trajo a la mente a un chico en particular con el cual había tenido la mala suerte de cruzarse en esa discoteca de cuarta.
-Puta madre.-Se frotó los ojos con una mano.-¡Mierda!, ¡mierda!, ¡mierda!.
El endemoniado aparato seguía sonando, intento moverse para tomarlo y le fue imposible alcanzarlo, solo logró que Kid la abrazara aún más fuerte, como si fuera un peluche. Lo miró enfadada pero su expresión se cambió casi al instante por una sonrisa enternecida, se veía adorable.
Sus mejillas presentaban un rojo debido al calor que sentía por dormir pegado a ella y envuelto en sabanas. Su cabello estaba alborotado y peinado hacia adelante, no hacía atras como el solía tenerlo, sus facciones masculinas se veían opacadas por la fragilidad que presentaba en ese momento. Su piel blanca y su cabello rojo combinaba a la perfección con el color beige de las sábanas, lo hacía resaltar en aquella habitación que parecía tan vacía cuando él se encontraba en ella.
Dejó escapar un suspiro, el persistente sonido del despertador la sacó de su transe a la fuerza. Negó con la cabeza y volvió a su expresión enojada.
-Apaga esa mierda.-Murmuró él, le dio una suave caricia con su dedo pulgar sobre el vientre.-Déjame soñar un poco más.
-Kid.-Llamó ella con la voz cortante.-Suéltame.
-Shh, deja dormir.
-Eustass, suéltame.-Tomó sus brazos y se los quitó de encima con un forcejo.
-Ah, quieta.-Dijo recostándose sobre su espalda, quedando en el medio de la cama con los brazos extendidos a cada lado.
Abrió los ojos con pereza, giró su rostro hacia su derecha y se encontró con (Tn) colocándose el sostén, sentada en el borde la cama. Sus ojos recorrieron toda su espalda hasta detenerse en su trasero. Ella se puso de pie sin mirarlo, tomó las panties que habían sobre la mesa auxiliar y comenzó a colocárselas. Las marcas rojizas sobre sus glúteos indicaban que ese era territorio de Kid, se miró la mano derecha y le dio un beso a su palma mientras sonreía victorioso, se mordió el labio inferior recordando todo lo ocurrido la noche anterior.
Ella le dio una mirada fugaz con desaprobación y salió de la habitación en busca de su ropa.
-Hey, no te levantaste del lado izquierdo de la cama como para mirarme así.
-Te odio.-Cerró la canilla de la ducha, dentro de la bañera estaba su vestido, mojado.-Maldita sea.-Lo levantó e intento escurrirlo, fue inútil.
-Haz café.-Le gritó él desde la cama.
-¡Púdrete!.
Suspiró pesadamente, se incorporó en la cama. Se removió el cabello y bostezó. Hizo a un lado las sábanas, se puso de pie y tomó sus bóxers del suelo, se los colocó.
-Mierda.-Tomó la botella de vino y la colocó sobre la mesa auxiliar. Tocó con sus dedos la suciedad de la blanca alfombra.-Esta mierda no saldrá.-Le dio un golpe al suelo en esa parte, volvió a tomar la botella y fue en busca de ella.
La encontró en la sala, estaba revisando su celular.
-¿Se te volcó a ti esta mierda en mi alfombra?.-Preguntó. Ella le daba la espalda y tampoco le respondía.-Idiota, te hablo a ti.
-No.-Dijo aún sin verlo.
-Estaría bien que me mires cuando te hablo.
Obedeció, lo miró solo para sonreír con burla y devolver su mirada al celular.
-Si, claro, lo siento.
A regañadientes fue a dejar la botella en la cocina, encontró su camiseta sobre la encimera.
-Vaya.-Murmuró para si.-¿Aquí también?.
Encendió la cafetera y regresó donde (Tn) para continuar con la búsqueda de su ropa.
-¿Aún duerme?.-Preguntó ella al teléfono.-Mhm.-Se cruzó de brazos.-Bien, no te preocupes, iré a casa en un rato, ¿Si?. ¿Qué?. ¿Él si esta despierto?. Si, pásame con él. Vale, te espero.
Kid pasó por su lado y la miró con el ceño fruncido, preguntándole con la mirada con quien era que estaba hablando.
-Que te importa.-Le respondió ella. Él rodó los ojos y continuó su camino. (Tn) sonrió para si viendo la espalda del chico marcada por sus uñas.-Lindo.-Musitó para si misma.
El pelirrojo camino recorriendo los pasillos de sus departamento en busca de sus pantalones, no los hallaba en ningún lado.
Fue al baño, vio el vestido de (Tn) en el lavabo. Estaba empapado. Lo tomó y fue hacia el lavadero. Abrió el lavarropas y dentro de allí encontró a su gato.
-Michi.-Lo tomó entre sus manos y lo sacó.-¿Otra vez jugamos a esconder el gato?, lo siento Col.-Lo dejó a un lado, sobre la secadora y metió dentro del lavarropa el vestido de (Tn) junto con su camiseta. Iba a salir del lugar cuando se detuvo. Se quitó los boxers y los metió a lavar también. Tomó una bata que había colgada en el perchero al lado de la puerta y se la colocó. Tomó a Col entre sus brazos y salió de allí. Regresó donde (Tn).
-Bien, nos vemos luego entonces, cualquier cosa me llamas. Te amo.-Colgó la llamada y guardó su teléfono en su bolso.
A Kid se le había formado un nudo en la garganta con eso último. Sabía que no estaba en derecho de enojarse y mucho menos de entristecerse por algo así. Era lógico, el tiempo había pasado y siendo ella una chica de maravilla no le sorprendería que haya conseguido alguien que la tratase como la reina que era.
Pero algo no cuadraba. Se había acostado con él, podía significar que habían problemas en el paraíso, tal vez tuviera una oportunidad.
Tal vez ella le estaba dando una oportunidad.
O tal vez sólo buscaba con él lo que no le daban en casa.
Sea cuál sea la cuestión, se sentía feliz y enojado. Feliz por haberla tenido para él por una noche, pero enojado por el hecho que había sido solo eso, una noche.
Y no la quería por solo una noche, la quería para toda la vida.
Pero ese barco ya había zarpado hace tiempo.
Aparte, se lo habían dejado muy claro esa vez, no querían volver a verse y se soponía que era de manera definitiva.
Pero por alguna maldita razón, siempre volvían a encontrarse.
Y cada vez que lo hacían se quitaban las ganas que se habían guardado en ese tiempo sin sentirse el uno al otro.
Ambos eran demasiado orgullosos para admitirlo, pero nunca habían dejado de pensarse, de extrañarse.
De amarse.
Y, ¿Que es lo más loco de todo esto?. Que nunca fueron nada más que simples amigos.
Amigos con derechos, pero amigos al fin y al cabo.
-¿Que?.-Habló ella sacándolo de sus pensamientos.-
-¿Se preocupó tu novio?.-Preguntó con un sonrisa arrogante, actuando ajeno a sus sentimientos, volviendo a ser Kid.
-Ja, si lo tuviera claramente no estaría aquí. Mejor sola que mal acompañada.-Se encaminó a la habitación.-Aunque parece que anoche hice una excepción.-Le dijo pasando por su lado.
-¿Insinúas que no fui una buena compañía?, porque dijiste, no.-Se corrigió.-Gemiste algo diferente cuando te tumbé en la cama.
-También estaba ebria, es un factor importante.-Se acercó a su placard y comenzó a buscar algo que ponerse.
-Te recuerdo que fuiste tu la que insistió en que abriera una botella de vino.
-Solo fue un poco...
-Fue media botella.
-Como sea, ya lo hicimos, no hay vuelta atrás.-Cerró las puertas y se puso de cuclillas para abrir uno de los cajones.-¿Aún tienes esa remera gris que me gusta?.
-Creo que esta sucia, pero esta podría quedarte bien.-Se acercó al cajón y buscó una camiseta blanca sin mangas y de cuello redondo, abierta en los brazos hasta la cintura.
-Cool.-Se la puso.-Gracias, ahora es mía.
-Es una de mis favoritas así que tendrás que devolvérmela. Sino, tendré que recuperarla por mis propios medios.
-Ajá, suerte con eso. ¿Y mis zapatos?.
-¿Llevabas zapatos?.
-No jodas.-Se cubrió el rostro con las manos y dio un grito frustrada.-Son prestadas esas mierdas.-Desplazó sus manos desde su rostro hasta su cabeza se echó el cabello hacía atrás.-Espero no haberlos perdido.
-A lo mejor están en el coche.
-¿Donde están las llaves?.
-Wow, tranquila. Si están ahí no irán a ningún lado.-Se fue hacia la cocina, la cafetera estaba sonando, indicando que el café ya estaba listo. Ella lo siguió.
-Tengo que irme.
-Pues vete.-Abrió la alacena y quitó una bolsa de pan, tomó dos rebanadas y las metió a la tostadora.
-Pero necesito mis zapatos.
-Y yo necesito comer.
-Idiota, tengo que volver a casa, mi tío me matará si no estoy ahí para las tres.
-Faltan como cuatro horas para las tres, supongo que puedes esperar a que desayune.
-Te odio, te odio, te odio.-Murmuró rodando los ojos.-¿Como es que te soporté tantos años?.
-Lo mismo me pregunto aveces.-Musitó para si mismo, ella logró oírlo.
Se quedó en silencio mientras lo veía servirse café. Vio sus nudillos heridos, ahora, con la luz del día, pudo ver con mejor claridad su rostro, tenía un golpe en su pómulo izquierdo. Sonrió con cierto dolor.
-Siempre fuiste de meterte en problemas, donde había una pelea, Eustass Kid la había iniciado y terminado.-Él sonrió volviendo a dejar la jarra en su lugar.-Supongo que algunas cosas nunca van a cambiar.
-Al menos antes alguien cuidaba de mis heridas.-Le dio un sorbo, la miró por unos segundos y desvió la mirada.
-¿Como has estado?.-Preguntó. Él enarcó una ceja.-A parte de magullado, claro.
-No he hecho nada nuevo en este último tiempo aparte de escapar de ti y coger.-Ella hizo una mueca de asco.-Si quieres café, tienes dos manos, busca una taza y sírvete.
-Anfitrión del año.-Caminó hasta el mueble de la habitación y tomó una taza.
-¿Y tú?, ¿Que tal te trata la vida?.
-Papá falleció.-Suspiró.-Fuera de eso, sigue siendo la misma mierda de siempre.-Él no supo que decir, sintió su café aún más amargo. Ella curvaba sus labios en una sonrisa apagada, ocultaba una tristeza profunda.-Graham y Angus ya crecieron, este año comenzaran la primaria. Ferguson sigue con sus ataques de ansiedad pero lo maneja bastante bien, le han subido las dosis de prozac. Y Clyde.-Rió irónicamente.-Aún sigue sin aparecer, no se ha presentado ni para el funeral.
Se quedó en silencio unos segundos mientras bebía su café. A comparación de ella, sus problemas no eran nada.
De hecho, el único problema que tenía en su vida lo tenía en frente a él, bebiendo una taza de café y vistiendo su camiseta favorita.
Sus males se curarían con besos pero, ¿Y los de ella?, ¿También se solucionarían así?.
¿También se solucionarían con Kid?.
-¿Y tú?.
-¿Yo que?.
-Me has hablado de todos menos de ti.
-Voy a empezar a trabajar con mi tío. Estamos viviendo con él.
-¿Te has mudado del barrio?.
-No, seguimos en ese chiquero de Spider Miles, cada vez se pone peor.
-Ya veo.-El olor a quemado de sus tostadas lo alertaron. Desenchufó el aparato, lo tomó entre sus manos e intento quitar los trozos de pan del interior, se habían tostado tanto que habían quedado pegadas dentro.
-No metas los dedos.-Lo vio con la intención de meter la mano para quitarlos.-Usa una tenedor o algo.
-¿Y quedar electrocutado?, no, gracias.
-Lo acabas de desenchufar, idiota.-Rió.
-Ouch.-Se quejó quitando sus dedos del artefacto. Se llevó a la boca el dedo indice primero y luego el dedo pulgar. Tomó el electrodoméstico y lo aventó hacía la encimera.-Puta mierda, ah.-Se quejó.
-Hey tranquilo.-Lo detuvo antes de que continuara desquitándose con el aparato.-A ver, déjame ver eso.-Tomó su mano y le echó un vistazo a sus dedos.
El pelirrojo la miró atentamente, su corazón se retorció, ¿Hacía cuanto que alguien se preocupaba por él, por sus heridas?.
-No es nada, ni siquiera es una quemadura grave.-Aún sujetándolo, lo guió hasta el lavabo. Metió su mano dentro y abrió el grifo de agua fría.-Déjala bajo el agua, iré por la pasta dental.-Lo miró a los ojos con una sonrisa, él pudo jurar que vio un leve sonrojo en sus mejillas. Se marchó.
Kid dejó escapar una sonrisa amplia, estaba contento. Había esperado tanto para verla sonreírle de esa manera otra vez. Había pasado tanto tiempo sin que pudieran interectuar como dos personas normales que ahora le parecía increíble. Miró hacia la puerta para asegurarse de que no volviera y se pellizcó la pierna para comprobar que no estuviera dormido.
-Si.-Dijo en voz baja.-Es real. Miró su mano y luego miró a la tostadora.-Te adoro.
-¿Le hablas a la tostadora?.-(Tn) regresó con el dentífrico. Hizo una expresión de sorpresa, burlándose.-Para ser una persona con vida social barra sexual tan activa me sorprende que te sientas tan sólo como para tener que hablarle a tus electrodomésticos.-Se tapó la boca con una mano.-Oops, espero que la licuadora no me haya escuchado.
-Cierra la boca y atiende mis quemaduras.-Ordenó sin borrar la sonrisa de su rostro.-Idiota.
Ella rió y cerró el grifó.
-Quítate el agua, sacude la mano.-Le ordenó. Este sacudió su mano en frente a su rostro, salpicándole la cara con las gotas de agua.-Ja-ja-ja.-Destapó el tubo y se colocó un poco del contenido en su dedo indice. Tomó su mano y con delicadeza le colocó la pasta mentolada sobre las quemaduras.
-¿Hace cuanto no hacías esto?.
-Tengo hermanos menores, lo hago con bastante frecuencia.-Finalizó su tarea y se lavó las manos.-Pero hacia rato que no tenía el privilegio de sanar al gran Capitán Eustass Kid.
-¿Aún recuerdas eso?, eramos muy pequeños.
-Me obligaste a que sea el médico de tu tripulación.
-No es cierto.
-Me dijiste que si no aceptaba ibas a llenarle el cabello a Bonney de estiércol.
-Pero fue tu decisión al fin y al cabo.
-Si, bueno.-Se apoyó sobre la encimera.-No fue tan malo después de todo.
-Aprendiste mucho sobre primeros auxilios.
-Te la pasabas herido, no había un día en el que no te hicieras daño.-Le mantuvo la mirada, perdida en el color ámbar de sus ojos.-Y continuas haciéndolo.
-Y tú cuidando de mi, ¿Será por las viejas costumbres?.
-No lo creo, es como ya dije, algunas cosas nunca van a cambiar.