PROHIBITED RULES +18 © (RICK...

By purxxpose

256K 16.2K 15.9K

Señor Grimes, ¿no le da curiosidad romper las reglas? Porque créame, no hay mejor sensación que estar al bord... More

1. primer día
2. escape nocturno y problemas
3. viaje a casa
4. erección
5. mal humor y nervios
6. suspensión
7. beso
8. regalo y primera vez
9. garage
10. pequeña Coldy
11. reflexión
12. piel a piel
13. ducha
14. drogas
15. centro comercial
16. celos
Aclaración y nueva historia
17. "cariño"
18. agresión
19. fracaso y extorsión
20. adiós
21. nostalgia y misterio
22. pacto roto
23. reconciliación y preocupación
24. mentira
25. principio del fin
27. juzgado
28. sala de juicio
29. encerrada
30. de mal en peor
31. cinturón
32. muerta en vida (alto contenido explicito)
33. vómito
34. terror
35. adiós, cariño
36. lástima
37. decisiones
38. funeral
39. adiós, papá
40. fallar
41. amabilidad
42. éxtasis
43. decepción
44. cambios
45. dieciocho años
46. regalos
47. descubierta

26. alcohol y error

3.4K 280 132
By purxxpose

— Te escucho entonces, Rick. Aquí me tienes, con el cielo a punto de llover, en pijama y detrás del callejón de mi edificio. ¿Que mierda es lo que quieres entonces?

Y si.

Lo tengo a frente a mi, vestido de una manera que, si no fuera porque estoy demasiado cabreada con él, ahora mismo le estaría arrancando los botones de su camisa por ser tan jodidamente sensual.

Luego del mensaje que le he enviado, tras pasar veintisiete minutos en los cuales lloré, le pegué y luego abracé a mi almohada, la pantalla del móvil volvió a iluminarse, mostrándome un mensaje suyo, el cual me decía que estaba en el callejón trasero del edificio, esperándome para hablar.

Estuve a punto de responderle en que estaba perdiendo el tiempo, en el cual no iba a bajar para verle. Pero no. Eso no sucedió.

Aquí me encuentro, cruzada de brazos, apoyada sobre la pared del callejón, mientras él está fumando, sentado sobre el capó de su coche.

— Alaska...

— Si te acercas te puedo asegurar en que mi rodilla se va a depositar directamente sobre tu polla. — amenazo tras ver como él da un paso en dirección a mi cuerpo.

Sin embargo, se queda estático mirándome.

— Estás en todo tu derecho a tener que estar molesta conmigo, pero déjame darte una explicación.

— ¿Puedo hablar primero yo, Rick? — su nuez de Adán se mueve de arriba hacia abajo. Él, sin más, asiente. — A mi no me interesa a donde lleves a tu mujer. Ni lo que quieras hacer con ella, ni nada de eso. Por mi, incluso puedes irte a un puto palacio, que a mi no me va a molestar en lo absoluto. ¿Pero sabes que es lo que realmente me jode a gran sobremanera, gilipollas? Que tengas el privilegio de mentirme de manera monumental, cuando yo te he entregado todos mis sentimientos. Porque esta mierda que haces, me da asco. Realmente me da decepción de una persona como tú. — los ojos se me llenan de lágrimas, pero ahora mismo eso es lo que menos me importa. — Porque yo... Joder. Yo estaba comenzando a pensar en que, en toda esta maldita locura, íbamos a poder formar algo. Pero vaya ilusa he sido. ¿Que puedo formar contigo? Si eres un puto imbécil que se acobarda en dejar a su mujer, aunque realmente no sé si es por miedo o porque realmente no quiere hacerlo. Pero lo que si sé, Rick, es que no te cansas de mentirme una y otra vez. ¿Que? ¿Acaso no era una cena familiar? Joder, imbécil. Tengo que felicitarte, porque si no era por Enid, me hubiese creído la historia. De hecho... ¿por qué estás aquí? Vamos, Ricky. Que tu esposa debe estar esperándote desnuda en la cama para soplar la vela de cumpleaños.

— Para, Alaska.

— No. Para tú, Rick. — entonces, me atrevo en ir hacia él. Empujar con mis manos a su pecho, clavando mi mirada llena de dolor en sus ojos, llorando sin poder evitar a las lagrimas cayendo y deslizándose por mis mejillas. — Realmente no entiendo por qué mierda haces esto. Luego de todo lo que te he putas confesado. De haber creído en cada maldita y jodida palabra que me haz dicho... ¿con qué derecho?

— ¿No puedes entender al menos un poco de lo que me pasa a mí? ¿No puedes entender que un matrimonio no se acaba de un segundo hacia el otro?

— ¡Pues entonces no me hagas esas malditas ilusiones con que vas a dejarle si la llevas a un puto hotel con la intención de pasar toda la noche follando con ella, gilipollas!

Grito tan fuerte, que incluso temo a que mi hermano me haya escuchado, dado a que el edificio no está tan lejos de donde yo si lo estoy ahora mismo.

Rick pone a sus manos en puños, cierra de sus ojos, respira con muchísima fuerza y aprieta a sus labios, aguantando la ira que de seguro recorre por sus venas.

— Dame un poco más de tiempo, nena.

— No. Ya me he cansado. Me cansé por mi, y me cansé por tu mujer. ¿Quieres tiempo? Vale. Te concedo tiempo para hacer de tu vida lo que se te antoje la puta gana, como yo lo haré con la mía. ¿Pero esto? ¿Este maldito juego? Se acabó. Me he cansado, Rick.

— Ya no amo a Lori, Alaska. No puedo... no puedo siquiera besarla.

— ¿Por qué eres tan jodidamente cínico? ¿Por qué mierda...

— Si me dejaras explicarte la razón del por qué la he llevado hacia ese hotel, ahora mismo no estarías así.

— Te dejaría explicarme. Pero te recuerdo que por llamada, me haz dicho que solo cenarías con ella. ¿Hace una hora atrás? Me haz mandado un puto mensaje diciéndome que incluso estaban tus hijos, cuando no es así. ¿Realmente piensas en que voy a permitir que me des una maldita explicación? Chaval, tú si que eres lo más adorable del puto mundo.

— Me gustaría contártelo, pero no me das oportunidad a hacerlo, y me temo a que las cosas no pueden seguir así, Alaska. Pero esto... esto que ha pasado esta noche, no significa absolutamente nada para mi. ¿Te piensas que me he sentido a gusto llevándola a ese hotel? No, nena.

— No llevaría a nadie a ningún lado si yo no me siento cómoda. No me gusta hacer las cosas por obligación. Pero vamos, que no somos iguales. Y por supuesto, Rick. Por supuesto que las cosas no pueden continuar así. Y por ese motivo, prefiero dejar todo esto de una buena vez.

— Mis sentimientos hacia ti no cambian de todas maneras, Alaska.

— Que me importa muy poco, joder. — digo elevando la voz. — ¿Es que no lo entiendes, Rick? Me han mentido durante toda la vida, y yo he sido la idiota que se lo ha creído todo. Pero no, ya no más.

— Todo lo que te digo a ti, es puramente verdad. Alaska, quiero estar contigo. — se acerca hacia mí, y mi cuerpo, lamentablemente, es incapaz de reaccionar. Me toma de las manos, mirándome con sus ojos azules cristalizados. — Quiero tomarte de la mano en la calle sin tener que soportar que la gente nos mire con horror. Quiero que mis hijos te quieran como mi novia, mi mujer. Quiero que tengamos cenas familiares, por más loco que suene teniendo a dos hermanos exigentes y guardabosques a tu lado. Quiero formar algo contigo, pero no me das chance a que eso pueda suceder. Si tan solo entendieras el por qué hago todo esto, me comprenderías.

— Ya no quiero más nada contigo. No quiero que nos veamos, no quiero que me ahogues, no quiero recibir llamadas ni mensajes de tu parte... joder, aunque me duela, porque lamentablemente soy de carne y hueso y todo esto me daña a gran sobremanera, ya no quiero absolutamente nada contigo. Solo... déjame.

Muerde su labio inferior unas cuantas veces, asintiendo con su cabeza.

Y es en este preciso instante en el cual sus manos sueltan de las mías, y él da un paso hacia atrás, alejándose hacia su coche.

— Ve dentro. Va a llover en cualquier momento y así como estás, podrías pescar un resfriado. — abre la puerta del piloto, metiendo una pierna por ella, viéndome por última vez. — Te quiero, Alaska. Pero no puedo permitir hacerte daño. Y si. Tal vez pueda llegar a doler por días, semanas o meses. Pero seguramente encuentres a alguien que realmente te valore, aunque yo lo hago siempre. Odio tener que hacer esto, pero yo no soy quien tiene la culpa. Tú la tienes, y es que si te gustase escucharme, lo comprenderías todo. Pero como estás completamente negada a hacerlo, pues bien. Sigue con tu vida, que yo seguiré con la mía. No te llamaré, no te escribiré, no te hablaré si te tengo frente a mi, y aunque vaya a costarme horrores, tampoco te miraré. Te quiero, Allie.

Entonces escucho el sonido de mi corazón, quebrándose por dentro, rompiéndose en pequeños pedazos, cayendo en lo más profundo de mi alma, dañándome de pies a cabeza.

Se va, dejándome sola.

Yo también te quiero, Rick.

**

No sé que estoy haciendo, no sé realmente si las cosas están mal, pero verdaderamente necesitaba salir de mi puta habitación para tomar un poco de aire.

Entonces, volví al piso, me cambié, quitándome el pijama que llevaba puesta, abrí mi armario y lo primero que encontré, ha sido un vestido negro de encaje que me queda demasiado bien, y me hace sentir a gusto.

Estoy en la discoteca que he venido el otro día con mis amigos, con la diferencia en que ellos ahora mismo, claramente, no se encuentran conmigo.

A pesar de ser lunes, hay demasiada gente. De todas las edades, aunque ninguno, hasta ahora, supera los treinta años.

Siento la silueta de alguien que se sienta a mi lado, mientras yo juego con el borde del vaso en el que tomo vodka con energizante.

— Creo que se está haciendo costumbre para ti tener que venir aquí, ¿no crees?

Campbell se encuentra a mi lado, vestido con su uniforme de trabajo, sonriéndome de soslayo.

Trago gruesamente y le doy un sorbo a mi bebida alcohólica, encogiéndome de hombros.

— Tengo insomnio.

— ¿Y el alcohol va a ayudarte?

— No lo sé. Tal vez lo esté averiguando en este momento, ¿no crees?

Campbell aprieta sus labios y mira a sus propios dedos, sin más.

— Lo siento. — digo tras suspirar. — Sé que últimamente me comporto de mala manera contigo, o bueno... el otro día lo he hecho, pero no fue mi intención. No quise tratarte de aquella forma, Campbell.

— Está bien, Alaska. Todos tenemos problemas, y a base de ellos, controlamos a nuestro humor. He decidido no hostigarte porque no soy así, pero admito que más de una vez me he visto en la tentación de hablarte por mensaje en Instagram para saber como es que te encontrabas.

— Bueno, ya me ves ahora aquí. — le digo señalándome a mi misma. — Con un vestido que la novia de mi hermano me ha regalado, luciendo como una estirada más de la alta clase de Atlanta. — sonríe, mirándome de pies a cabeza.

— Debo admitir que este no es tu estilo, pero así y todo, me agrada. — antes de que pueda responder algo, él le hace una señal con la mano a uno de sus compañeros. — ¿Puedes traer una botella de Bombay Sapphire?

— Por supuesto. — le responde el muchacho, guiñando de su ojo.

— ¿Y eso que es? — pregunto frunciendo a mi ceño.

— Ginebra. ¿Alguna vez haz tomado de ella? — niego rápidamente. — Es decir que tendrás tu primera vez conmigo, ¿no?

— Exactamente. Deberías de sentirte afortunado.

— Ya me siento así con tan solo hablarte, Dixon.

Le doy un último sorbo a mi vodka, para dejar al vaso vacío y ver como es que mi compañero de clase lo hace a un lado.

Se acerca más con su silla, y entonces, desde mi lugar, puedo sentir el perfume que lleva con él.

— ¿Pensarás ir a clase mañana, luego de la resaca que próximamente tendrás?

— Si no voy, mi hermano probablemente vaya a asesinarme, y aún no tengo ni siquiera dieciocho, por lo que no quiero morir tan joven.

— Bueno, de seguro eres buena inventando excusas, ¿no crees? — me río sin más. — Creo que no es bueno traerlo a la conversación, ¿no?

— Exactamente. Si estoy aquí, es porque no quiero pensar en todos los problemas que fuera de esta discoteca tengo, Campbell. Intento olvidarlo todo. Los estudios, las responsabilidades, los sentimientos, el puto amor... todo.

— Vaya. ¿Alaska Atenea Dixon teniendo mal de amores? Eso si que es algo nuevo.

— ¿Por qué te sorprende en que yo esté mal de amores?

— No das con ese perfil, sinceramente. — su compañero le extiende la botella de ginebra junto a dos vasos, por lo que de inmediato él abre del pico de esta misma y vierte el líquido azul.

— ¿Puedes explicarme a que te refieres con que no doy con ese perfil, por favor?

— Básicamente... no lo sé. A simple vista, parece como si fueras tú la rompecorazones. Tengo el leve presentimiento en que tú en realidad... no lo sé. No te veo digna de enamorarte de alguien. Tal vez si de tener a un acompañante sexual, ¿me entiendes? O bueno... varios acompañantes sexuales.

— Me estás llamando algo así como... ¿una muchacha rápida? ¿La cual se acuesta con el primero que ve?

— No es tan así, Al.

— Pero te acercas a eso. Mira, no debes de ser el único que lo piensa. No me he acostado con todo el mundo, aunque no veo nada malo en ello. Mis pensamientos no son de la prehistoria.

— No dudo de aquello.

— La mayoría de las personas piensan en que si una chica se acuesta con personas diferentes, sin tener nada serio con ellas, en palabras bruscas, es una puta. Una zorra, a la cual le encanta la polla. — abre enormemente sus ojos, hace un movimiento de cejas y le da un sorbo a su vaso de gin. — Pero mira que curioso, que cuando eso mismo pasa, pero en el sexo masculino, lo consideran un campeón. Un master, un ejemplo a seguir por tener a diferentes muchachas en su cama todos los días. Lo alaban, como si fuera un Dios. Y eso, querido Campbell, es la gran hipocresía. ¿Por ser mujer debo merecer que me miren mal? El sexo no es taboo. Y si siento atracción por alguien, incluso por un tipo al cual apenas conozco, si lo consigo, me acostaré con él, sin tener a ningún sentimiento de por medio. ¿Pero que pasa? Lamentablemente, estoy comenzando a madurar. Y he caído en las redes de un tipo que, aparentemente, no siente lo mismo que yo. Sé que puedo parecer una persona fría, agria, maleducada, con poco humor. Pero quien me conozca bien, quien se gane mi cariño, conocerá otra faceta de mi.

— ¿Ese tipo ha conocido tu otra faceta?

— Así es.

— Bueno, creo que está perdiendo una gran oportunidad, porque si yo tuviese su suerte, ahora mismo no estarías tomando por mal de amores. En realidad, lo estarías haciendo por disfrute, por alegría.

Por inercia muerdo a mi labio inferior.

Él mira mi pequeño vaso, y entonces, le doy una oportunidad a la ginebra de color azul, sintiendo como quema por mi garganta.

Al principio te causa asco, pero luego, cuando saboreas en tus papilas gustativas, te agrada.

— Ahora creo que es mi turno de tener que opinar sobre ti. — él sonríe, esperando expectante a que continúe hablando. — Pues... No lo sé. Me das esa sensación en que aún eres virgen. — se ríe en una carcajada, causando que yo me contagie. — Ya, ya. Hablando enserio... creo que no eres el típico chaval que se acuesta con cualquiera. Por lo que veo de ti... me temo a que solo lo haces con alguien que realmente te atraiga. Alguien que no sea tan fácil. ¿Me explico?

— Algo así.

— Me refiero a una chica que sea complicada. Una chica a la cual tú debas esforzarte por obtenerla, y que ella también se esfuerce por tenerte a ti. No importa si es para algo serio o para una sola noche, pero creo que eso es lo interesante. Tener que conocer a una persona, saber con que puedes jugar para tenerla como loca, y cuando sientes en que es el momento, ir directamente al punto.

— Bueno, digamos que no estás tan errada, pero... no me he relacionado con muchas chicas que digamos. No soy el típico campeón que lleva a una chica diferente a su cama todos los días. Por primera vez he tenido sexo a los quince, y solo llevo tres años de experiencia. Eso es todo. Aún sigo aprendiendo, y por lo que creo, no soy bueno haciéndolo.

— ¿Por qué dices eso?

— Si lo fuera, aquellas chicas con las que estuve, responderían mis mensajes. Pero siempre obtengo el bloqueo de ellas. Entonces, he dejado de actuar como gilipollas.

— ¿A que te refieres? ¿No te haz llevado a nadie más a la cama? — él niega. — Vamos, Campbell.

— Aproximadamente hace cuatro meses que no lo hago. Pero no creo que sea la muerte de nadie. Al menos no considero que el sexo tenga que ser algo necesario.

Me quedo en silencio, por lo que le vuelvo a dar un sorbo a la ginebra, ya disfrutando de su sabor.

Las luces son tenues. El efecto del alcohol ya abunda en mi sangre. Puedo notar como el cuerpo me suda y como él me parece más atractivo de lo que ya es.

— Dame otro. — le sugiero, extendiendo mi pequeño vaso hacia él.

Me mira intimidante y accede a tener que servirme un poco más de gin, sirviéndose también en su propio vaso.

— No mereces estar mal por ningún tipo, Alaska. Él no sabe de lo que está desperdiciando.

— No quiero hablar de él. No quiero traerlo a mi cabeza, no ahora. Solo quiero disfrutar de esta noche. Y siento que tú quieres lo mismo.

Da un intenso trago, cerrando por un solo segundo sus ojos, causando que yo ahora sea quien le mira con intimidación.

— ¿Por qué nunca me haz hablado, Campbell?

— Siempre opinan que soy un bicho raro. No quería llevarme esa impresión de Alaska Dixon.

— Bueno, haz sido un bicho raro para mi en cuanto inventaste aquello de saber mis iniciales. – se ríe, mirándome a los labios. — Pero aún así, continúe hablándote.

— A veces tengo la mala costumbre de opinar sin conocer a la otra persona. Y me temo a que eso pasó contigo, por lo que sólo me he animado a hablarte aquella noche aquí, en este mismo lugar.

— Pues salud por eso, cariño.

Entonces, le hago una señal, dándole otro sorbo a mi vaso, ya perdiendo la cuenta de lo tanto que he tomado.

Sin embargo, todo aquel disfrute se acaba en el momento que un muchacho es empujado por uno de sus compañeros, causando que toda su cerveza se vuelque en mi cuerpo.

— ¡¿Pero que coño haces, imbécil?!

Me pongo de pie, abriendo mis brazos, mirándome a mi misma, apestando a cerveza y sintiendo como esta misma se desparrama por mi cuerpo.

— Vaya, si sabía que iba a mojarte las tetas, lo hubiese hecho de mejor forma. — su voz es totalmente ebria y la furia recorre por mis venas ante su comentario.

— Yo haré de mejor forma que mi puño se choque contra tu cara, ¿que te parece?

Campbell tiene a sus manos formadas en puños. Yo trago gruesamente, mientras un amigo del idiota que ha volcado su cerveza, se acerca a nosotros.

— Lo siento, chica. Pero ya ves el estado en el que está. Su novia le ha dejado y...

— Ya, que a mi lo que menos me interesa es tener que escuchar los problemas de un gilipollas que ni siquiera conozco.

Abrumada por la situación, resoplo con fuerza y camino rápidamente hacia el corredor del baño, el cual para mi suerte, se encuentra vacío.

Abro el grifo de agua caliente, tomo una de las servilletas de papel que se encuentran en la pared, arranco una de ellas y comienzo a intentar limpiarme, aunque lo único que consigo es que el aroma a cerveza se desplace mucho más por mi vestido.

— Si no fuese porque trabajo aquí, ahora mismo estaría dándole unas cuantas hostias a ese chaval.

La voz de Campbell me sobresalta y yo le miro con mis ojos abiertos como platos.

— Tranquila. Este baño está fuera de servicio. Por esa razón no hay absolutamente nadie aquí, pero me temo a que no haz leído el cartel que está sobre la puerta.

Bueno, digamos que tiene sentido. Ya era demasiado extraño que ni una sola chica se encontrara aquí dentro.

— ¿No tendrías que estar trabajando en vez de actuar como mi niñero?

Camina con sus manos sobre los bolsillos, acercándose a mi, mientras yo lanzo el papel sucio de cerveza al tacho de basura, apoyando a mis manos sobre el filo de la alargada mesa del lavabo.

— ¿Que estaría sucediendo si aquel imbécil no te hubiera volcado cerveza?

Su tono de voz ha cambiado a uno más intimidante, seductor... sensual.

Doy dos pasos hacia atrás, aunque me quedo totalmente quieta en cuanto mi espalda se choca contra la pared que está detrás mío.

— Pues nada. Tú volverías a tu puesto de trabajo, sirviéndome ginebra. — su risa rasposa provoca que mi piel se ponga inmediatamente de gallina.

— No coincidimos ahora mismo, Al.

— Y entonces si no coincidimos... ¿por qué no me dices tú lo que estaría pasando?

— Podría hacerte una demostración.

— ¿Te animarías a hacerle una demostración a Alaska Dixon? — relamo mi labio inferior, atrayendo que sus ojos se conecten en él.

Su mano va directamente hacia mi cuello. No aprieta, pero el aire se pierde en mis pulmones, y es que no sé que es lo que me está pasando.

Su pecho se apega al mío. Su respiración es una brisa que recorre mi rostro, logrando un hechizo que provoca que yo cierre a mis ojos.

No sé si es por el efecto del vodka y la ginebra, pero cuando parpadeo nuevamente, Rick está frente a mi. Con aquella mirada que logra que tu tanga se moje en cuestión de segundos. Con aquellos labios rosas que imploras que besen a los tuyos.

— Pienso estar dentro de tu cabeza toda la noche, Alaska.

Incluso su voz ahora mismo está reproduciéndose, como si fuese real.

Y entonces pasa.

Me besa.

Y yo no sé si esto está bien, si imaginar a Rick en el cuerpo de Campbell es bueno o malo, pero lo echo de menos, y no puedo quitarlo de mi cabeza.

Cuando parpadeo, vuelvo a la realidad.

Pero aún así, no quiero que esto se acabe.

Camino con Campbell dando pasos hacia atrás.

Llegamos hacia una banca que se encuentra en este mismo baño, por lo cual le empujo a él, haciendo de tal manera que se siente con dureza, mientras yo rodeo cada una de mis piernas por sus muslos.

— ¿Estás segura de esto, Al?

— Cállate, por favor. — llevo mis manos hacia la cremallera de su pantalón negro, masajeando a su endurecido miembro, subiendo hasta mi cintura a mi vestido, mirándole con necesidad de acabar de una buena vez con esta noche de mierda. — ¿Tú quieres, verdad?

— No voy a mentirte. Claro que si, nena.

— Entonces fóllame y disfruta conmigo. Tal vez los dos lo necesitemos. — intenta besarme, pero me apresuro en poner a mi dedo indice sobre sus labios, siseando sobre ellos. — Solo una cosa.

— ¿Que?

— Solo seremos acompañantes sexuales. Y por esta noche. ¿De acuerdo?

Y a modo de respuesta, me besa.

¿Estaré haciendo lo correcto?

¿Estaré cometiendo una locura?

No lo sé, pero ahora, realmente me da igual.

Y todo esto es a base de mi corazón, el cual está roto por ti, Rick Grimes.

**

Es como si ahora mismo, dentro de mi cabeza, hubiesen bombos golpeando con fuerza sobre mi cerebro, al punto de sentir que en poco tiempo puedo llegar a estallar.

El sol quema en mis párpados y molesta, abro de ellos.

Lo primero que veo, es el cuerpo desnudo de Campbell a mi lado, recostado en la cama del motel al cual me ha traído, dado a que el polvo que nos hemos dado en el baño, no fue suficiente.

Al menos no para él.

La realidad empieza a recaer sobre mi, y el arrepentimiento, ahora mismo, está regañándome por haber sido tan estúpidamente estúpida.

Pues si.

Me he acostado con él porque en todo momento Rick estuvo en mi cabeza. Allí, imaginando que me hacía suya, que gemía sobre mi oído, que me penetraba, que me besaba, y que me hacía sentir querida.

En el baño, las cosas fueron rápidas y demasiado atrevidas. ¿Aquí, en esta cama, en este motel?

Lo poco que recuerdo, hace que un gusto asqueroso se forme en mi garganta.

Campbell no sabe verdaderamente lo que es acostarse con una chica por solo una noche. Y me temo a que, si no folla hace cuatro meses, es por una obvia razón.

Piensa que por follar con una chica, una noche, luego será feliz con ella para siempre, como si realmente fuesen ambos pareja.

Y eso es lo que hizo que yo me diera cuenta, por lo que durante toda la estadía en este hotel, a base de ese gran error que ha cometido, no he podido concentrarme lo suficientemente bien como para disfrutar y acabar repetidas veces como Rick acostumbra a provocar sobre mi.

Miro la pantalla de mi móvil y maldigo por dentro al ver que son las once y diez de la mañana.

No solo eso, sino que diecisiete llamadas perdidas de Daryl, junto a veinticuatro de Melody, se reposan en la pantalla de mi móvil.

Estoy. Demasiado. Jodida.

— Joder, joder, ¡joder!

Quito las sábanas de mi cuerpo y tomo el vestido rápidamente en mis manos.

Es increíble, pero en menos de quince segundos, ya me encuentro totalmente vestida.

El móvil suena nuevamente, y esta vez, es con el nombre de mi hermano.

Joder.

¿Que mierda hago?

Si respondo, sé que las cosas serán un caos. Y si no lo hago, también lo serán. Incluso podría ser mucho peor.

Cuando estoy a punto de responder, la llamada se corta, como si él fuese quien la ha finalizado.

Campbell se queja sobre la cama, intentando encontrar a mi cuerpo sobre el colchón.

Pienso en que despertará, pero no sucede. Sigue sumergido en su sueño, lo que me da ventaja a poder escaparme de aquí, y nuevamente tener que volver a la mierda de siempre.

Esto fue un error.

Un muy grave error.

Y sinceramente, no quiero repetir nuevamente lo mismo. Y mucho menos con él.

**

— ¿Donde mierda estuviste en toda la noche?

— Tranquilo, colega. Que apenas cruzo la puerta y ya vas repartiendo hostias.

Daryl me persigue por el largo del salón, con su ceño completamente fruncido, tenso, enfadado y totalmente furioso.

Melody, quien se abraza a ella misma desde su vientre, se pone de pie tras estar sentada en el sofá, observándome con sus ojos bien abiertos.

— Te estoy haciendo una pregunta, joder.

Daryl me toma con fuerza de mi brazo, provocando de tal manera que mi cuerpo se apegue al suyo.

Intento zafarme de su agarre, pero ante lo débil que ahora mismo me encuentro, me es imposible.

— Mira, te diré dos cosas, ¿vale? La primera, es que si tuviese que decirte una mentira, pues entonces te estaría diciendo que estuve en lo de Enid. Pero como sé que no vas a tragarte ese cuento, pues entonces confieso que he estado de fiesta, y luego me he ido a un motel con un tipo. ¿Contento?

Me suelta, para de tal forma, chocar fuertemente a su puño contra la pared más cercana que encuentra.

Melody corre hacia él, y yo debo admitir que tengo miedo ante su reacción, la cual no me esperaba en lo absoluto.

— Dame el móvil, Alaska.

— Si, claro. — le digo intentando no mostrar el nerviosismo que llevo conmigo misma.

— Dame el puto móvil, chiquilla. Ahora.

— ¿Acaso no te enteras que esto ya no se trata de un castigo como si fuese una niña? — inesperadamente, viene hacia mí, me quita el pequeño bolso de mano, y de allí, lanzando todas las cosas hacia el suelo, toma a mi móvil, guardando de él con rapidez sobre el bolsillo de su pantalón. — ¡¿Que mierda estás...

— Las cosas serán así. — dice apretando sus dientes, señalándome con su dedo. — De ahora en más, solo irás al instituto. Y al grupo de apoyo. Si no puedo ser yo quien te lleve, hasta el momento en el que no pueda más, Melody lo hará. Pediré todos los horarios de tus clases. Ahora mismo me iré al instituto y lo haré. Estarás un mes así. Un mes cumpliendo el puto castigo que hace tiempo debí darte. En cuanto me desobedezcas, Alaska, prometo llevarte a un maldito internado, sin pudor alguno. Así que ahora mismo, irás a tu maldito cuarto, te encerrarás allí, cuando esté el jodido almuerzo vendrás a sentarte con nosotros, me ayudarás a lavar todo, y luego volverás a tu cuarto.

— Daryl, para. — le indica Melody.

— Tú cállate, que bastante la apañas en estas putas mierdas. Ambas me tienen hasta el cuello. Las dos. ¿Quieren joderme la vida? Perfecto. Lo están logrando, pero oigan, que no pasa nada. El puto Daryl siempre estará siendo la maldita mula de ambas, pero en cuanto desaparezca de la vida de ustedes, ahí se darán cuenta de las cosas. Joder.

Va hacia la puerta, retirándose, dando un fuerte portazo, provocando que Melody se eche a llorar desconsoladamente.

Miro la situación aturdida, con la cabeza partiéndose por dentro.

No lo entiendo. Es decir, puedo aceptarlo por mi parte, pero... ¿que mierda tiene que ver Melody en todo este drama?

— ¿Que mierda pasa entre tú y...

— ¿Realmente te piensas que vas a obtener algo con toda esta rebeldía que estás teniendo ahora mismo, Alaska? — escupe de aquellas palabras furiosa, con las lágrimas cayendo a borbotones por sus mejillas. — Responde. ¿Piensas que vas a conseguir algo?

— Lo que haga o deje de hacer de mi vida es mi puto problema. Haz tú lo que te salga del puto coño y no me jodas a mi, joder.

Me doy la vuelta, caminando hacia el corredor de las habitaciones.

Sin embargo, me detengo ante la confesión de mi "cuñada".

— Tu hermano se ha acostado con otra, Alaska. Y yo no sé que mierda hacer para enfrentarle y decirle que ya lo sé todo.

Madre mía.

¿Que Daryl qué?

Mierda.

Mierda.

Triple mierda.

Continue Reading

You'll Also Like

64K 6.4K 21
━━━━━━━━━━ ‹𝟹 ━━━ ⠀⠀⠀⠀𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪, 𝘵𝘶 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘢 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘳 𝘦𝘴 𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢.. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀﹫𝘈𝘬𝘢𝘳𝘪 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪| 2023
471K 7.1K 5
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...
567K 89.8K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
883K 104K 120
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...