Liam Payne un joven maestro se encontraba dando clases a escondidas a las afuera de la ciudad. ¿Por qué? Gracias a la guerra.
Hace un par de semanas los alemanes habían invadido varias ciudades del Reino Unido y era casi imposible pasar desapercibido sin ser asesinado.
Liam tenía miedo, claro como todos los hombres, mujeres y niños que corrían todos los días a esconderse en sus casas o algún lugar que creyeran seguro. Liam sabía que en cualquier momento podrían entrar en el terreno y hacer una cacería a sangre fría con los niños a los que enseñaba a leer y escribir. Pero no iba a dejar de hacer, simplemente no podía. Los niños a los que enseñaba eran huérfanos y no tenían a donde ir, padres o familia que los protegieran. Liam, Freddie y Lloyd eran su familia. Un grupo de jóvenes maestros recién graduados de la Cambridge University, que días después de la muerte de las hermanas religiosas en un accidente automovilístico y viendo que nadie quería hacerse cargo de dicho lugar, tomaron la batuta.
No llevaban más de seis meses impartiendo clases y levantando la institución para los niños menos favorecidos. Y ahora con la guerra no podían escapar simplemente.
Un fuerte estruendo lo hizo saltar de su escritorio en donde calificaba algunos trabajos de los niños. Sabía que sólo habían dos opciones. La primera era que los alemanes ya habían alcanzado esta zona o la segunda que indicaba al ejercito inglés en busca de soldados. Ninguna era agradable de pensar. Su respiración se aceleró en cuánto escuchó los casquillos de las botas pisar con fuerza el suelo. Les indicó a los niños guardar silencio e ir detrás de los baúles, el también fue junto con ellos. Una fuerte patada hizo abrir la puerta estrepitosamente y un hombre de cabellera negra se hizo presente.
Por el uniforme sabía que era un soldado del ejército inglés y por una parte estaba aliviado, sus niños estaban a salvo, aún, pero por otra parte sabia lo que significa la precencia del ejército inglés.
—Liam James Payne.
Liam sólo reafirmó sus teorías. Les indicó por última vez a los niños que no saliera por nada hasta que alguien de confianza viniera por ellos. Se levantó detrás de los baúles y la figura con el uniforme pudo verlo. Caminó hasta él.
—Soy yo, señor.
—De acuerdo al artículo 43 de la Constitución del Reino Unido, párrafo 6. Quedas oficialmente como miembro activo del ejército del Reino Unido división 4, campo 2. Andando.
El hombre no espero respuesta de Liam y salió de la pequeña aula. Liam tragó duro a pesar de ser consciente de que esto podía pasar, era muy difícil de digerirlo en la realidad. Miró por última vez a los nueve pares de ojos que sólo lo miraban con temor y salió de ahí tras aquel hombre.
Lo condujo hasta una de las camionetas blindadas del ejército y pudo ver a Freddie también, bendecía a Lloyd de ser una mujer, aunque ahora estaba sola a cargo de todos esos niños indefensos.
—Sube.
Liam obedeció. Freddie no le dijo nada, pero su rostro lo decía todo. Su mirada indicaba miedo. Freddie era todo menos un chico tímido, pero la realidad de esto podría asustarlo tanto o más que a Liam. La camioneta avanzó y Liam pudo divisar a otras seis camionetas más. Todas con cuatro o seis chicos que no tenían nada que ver con el ejercicio, como él.
[...]
Liam estaba exhausto. Su ropa estaba mojada y todo el apestaba a fango. Entró a su carpa y trató de cambiarse de ropa. Habían pasado poco más de dos meses desde que había llegado al campo de entrenamiento.
Liam se dio cuenta que más comvoys entraban en la zona acordonada. Vio cosas que hubiera preferido nunca en su vida ver. Había transportes exclusivamente para los soldados caídos. Habían heridos de todas las partes en el cuerpo, era sorprendente y aterrador verlos vivos. Pero también estaban los que sólo tenían algunos rasguños y sólo llegaban para cambiar de armas y obtener un poco de comida y cosas de uso personal.
—Liam James Payne, reportate con el sargento Malik. Eres su nuevo artillero.
Liam estaba aturdido. —¿Quien es el sargento Malik?
—División 3.
Liam asintió. Tomó una gran bocanada de aire y tomó su mochila equipada. Corrió hasta un tanque de guerra y divisó al que parecía ser el sargento Malik.
—¡Sargento Malik!
El hombre volteó a verle sin decir nada. Liam podría decir que aquel hombre tenía una mirada intimidante, sus ojos cafés contrastaban perfectamente con su cabello azabache y su piel semidorada. —¿Qué quieres?
—Soy su nuevo artillero.
El hombre lo estudio detenidamente por un largo momento antes de negar. —No. —Zayn trató de caminar nuevamente.
—Lo soy, me dijeron que me reportará con usted.
—Escucha niño, vuelve de donde viniste y deja trabajar a los hombres.
—¡Eso quisiera yo! Pero me reclutaron hace diez semanas y sólo sigo órdenes.
—Debe ser una broma. Se supone que sabes cómo manejar un arma, muestrame. —Malik le tendió su arma y Liam la tomó con temor. Trató de no parecer un idiota, pero la realidad era que en todo este tiempo no había tocado un arma, ni cuando practicaba la puntería. —Dale a esa botella. —Señaló por detrás de su hombro a una distancia de ocho metros.
Liam sólo apuntó y jaló el gatillo. Nada. Frunció el ceño y miró el arma.
—Niño, tienes siempre que revisar que el arma esté cargada. Mis hombres y yo en algún momento podríamos estar en tus manos.
[...]
Liam se estremeció con el toque suave entre sus omóplatos y gimió fuerte cuando una última fuerte estocada lo hizo correrse. Liam cayó rendido en la cama, trató de calmar su respiración y se levantó. Una mano le impido ir fuera de la cama por completo.
—¿A dónde vas?
—Voy a limpiarme. Me daré una ducha.
—Voy contigo.
—Preferiría ir solo esta vez. —Liam se soltó del agarré y fue directo al baño.
Tras cerrar la puerta se dejó caer por ella. —Sal de mi cabeza. Él no siente nada por ti, es sólo sexo. —Frotó ambas manos por su cabello y se levantó a encender la ducha. Bajo la lluvia de agua caliente se dejó ahí un momento antes de realmente limpiarse. Cerró sus ojos tratando de disfrutar el agua cayendo por todo su cuerpo. No en todos los lugares de Inglaterra había agua caliente y cuando la había era una bendición.
Liam de pronto sintió unas manos deslizarse por su vientre y un pecho presionando su espalda. —No dije que podías irte de la cama. Aún en esos momentos y ahora sigo siendo tu sargento.
—Lo-lo siento.
—Debes dejar de pedir perdón. Se firme siempre con tus actos si son lo que quieres. Incluso si traen malas consecuencias, incluso si se trata de enfrentarme.
Liam sólo pudo asentir con la cabeza mientras una mano se apoderaba con firmeza de su miembro. Suspiró y movió la cabeza a un lado, dando libre espacio en su cuello.
No podía asimilar aún como terminó en esta situación, como fue que el Sargento Malik terminó jodiendolo.
Esto había comenzado un par de semanas atrás cuando lo sorprendió haciéndose una paja en la oscuridad del bosque donde se refugiaban. Liam no podía engañarse y menos al bulto que crecía en sus pantalones. El Sargento Malik lo vio observándolo y en lugar de inmutarse aumentó la velocidad de su mano.
—¿Te gusta lo que vez?
Liam no se movió ni dijo nada. Trató de retroceder un paso. —He visto la manera en que me miras.
—No se de que habla. —Liam apartó la vista y negó con un movimiento.
—Eres uno de esos chicos. Lo supe desde la primera vez que te vi. Te gusta chupar pollas. ¿No es así?
—No. —Dijo Liam con rapidez.
—Se como un hombre mira a otro con otro tipo de intenciones. —Liam no podía verlo a los ojos, no podía apartar la mirada de la mano del Sargento en movimiento sobre su miembro. —Se como interpretar aquel deseo carnal. Yo le he experimentado desde que te vi.
—Separa las piernas. —Liam lo hizo y se recargó sobre la pared del baño. —Bonito. —Había dicho su Sargento cerca de su oreja. —Supongo que tendré que tomarte de nuevo.
Liam quería decir que no, guardar un poco de dignidad. Pero la realidad era que por mucho que quisiera negarse no quería que el toque de aquel hombre parará. Se limitó a asentir.
Malik tomó al chico por las caderas y con una mano su miembro semiduro y lo coloco sobre la grieta entre las mejillas de Liam. Tentando y jugando se hundió profundamente en el interior del muchacho.
—Más... Más —Y Malik con una estocada se hundió aún más.
—¿Te gusta nene?
Liam se limitaba a asentir. Si abría la boca sabía que gritaría y aún tenían que ser muy discretos con respecto al resto del escuadrón.
—Increíble. Nene, no tienes idea de como me pones. —Malik se limitó a martillar el agujero del más joven haciendo que se retorciera en cada movimiento.
Liam fue el primero en correrse de nuevo y Malik lo sostuvo en sus brazos hasta que el también había terminado. Se dejó caer en el piso y consigo Liam encima. El agua aún continuaba empapándolos. Liam levantó su trasero un poco y el Sargento Malik salió de él. Liam se dio la vuelta y quedó pecho a pecho con Malik. Su mirada ámbar se cruzó con la dorada y por más que intentará descifra que quería transmitir aquellos ojos hermosos, no lograba entender.
—Necesitamos un baño real. —Dijo Liam.
Malik solo asintió y ambos se levantaron del suelo. Liam se enjuagó primero y se sorprendió de nuevo al sentir la manos del Sargento, pero esta vez enjabonando su cuerpo. No dijo nada, pero tampoco trató de mirar al hombre de cabello negro, aquel acto le parecía tan íntimo. No quería romper su ilusión.
—Date la vuelta.
Liam quería tanto hacer lo mismo por el Sargento y tomó el jabón con sus manos nervioso.
[...]
Liam sabía que lo encontrarán, no había manera de salir vivo de ese ataque. Se ocultó tras el tanque de guerra y tomó el arma de uno de los chicos muertos del escuadrón. Sus manos temblorosas y sus ojos acuosos.
—Eres un bien chico, Liam. No dejes que la gente note esa cualidad de ti hasta que sean confiables para ti. Ahora, dispara. —Liam apretó el gatillo y está vez cada una de sus balas dio en la puntería correspondiente. —Eso es.
Liam cambio su posición. No veía a nadie vivo de su escuadrón. El Sargento Malik no aparecía y era razonable que estuviera oculto. El y el chico muerto fueron los únicos idiotas que habían salido del escondite. Liam creía que podrían buscar biberes cerca o algún animal para comer, cuando el enemigo había arribado donde ellos.
—Idiota. —Una mano en su boca y un movimiento rápido a su arma lo hizo temblar del miedo. —Te ordené que no saliera del lugar seguro.
Su alma volvió un poco en si mismo y soltó unas cuantas lágrimas de felicidad al ver que era su Sargento.
—Callate. Necesito que te concentres. Están en la cabaña, perdimos a Eriksen. Le pedí a Bing que se largara de aquí. Fue en busca de apoyo.
—Escuchame bien mocoso. Si mi vida cayera en tus manos, preferiría matarme. Ahora que si tu vida cayera en las mías yo me limpio las manos y te dejaría ahí. La vida de dos o más valen más que la de uno. —Liam cayó a la tierra en cuanto le lanzaron su mochila.
Liam no podía dejar de mirarlo, aunque nunca lo admitiera el Sargento Malik había regresado sólo por él. Significaba algo para aquel hombre.
—Mueve el culo, Payne. Iremos por la orilla y detrás de los tanques. Creo que todos están dentro de la carpa. Imbéciles. —Escupió con enojo. —No sueltes tu arma.
Liam asintió siguiendo a Malik. Lo último que su cerebro pudo asimilar fue el movimiento brusco que el Sargento había hecho para protegerlo. Sin inmutarse, sabía que si lo hacía volverían a disparar.
Escucho más estruendo cuando un convoy del ejercito Inglés se acercó y se hicieron cargo de los Alemanes infiltrados.
Liam hizo un rápido movimiento al levantarse y tratar de ver al Sargento.
—Sargento, Malik. Sargento, Malik. —Liam dio palmadas suaves en la mejilla de éste.
—Mi nombre es Zayn.
Al fondo se escuchó como todos los hombres celebraban y gritaban de alegría cuando por el intercomunicador se informaban de la derrota a los Alemanes.
—Zayn, ganamos. ¡Ganamos! —Dijo Liam con lágrimas resbalando por sus mejillas.
—Al menos se que ya no correrás ningún peligro, nene. —Zayn trato de levantar su mano y tocar la mejilla húmeda de Liam, pero fracasó en el movimiento. Liam tomó su mano y la colocó donde Zayn la quería.
—No puedes darte por vencido, Zayn. La ayuda ya viene en camino. Te pondrás bien.
Zayn negó con la cabeza. —Creo que me subestime demasiado. Nunca creí que a un hombre como yo y en estas circunstancias le llegará el amor.
Liam sentía cada palabra y suspiro del hombre. Sus ojos no paraban de soltar agua salada. —No puedes dejarme, Zayn. ¡Te amo! Siempre tuviste razón, siempre te miré de manera diferente y terminé enamorado de ti.
Zayn sonrío y parpadeo lentamente. —También te amo, Liam.
Zayn cerró los ojos y Liam supo que lo inevitable ocurrió. Aferrándose al cuerpo de Zayn se soltó en un mar de lágrimas. Ni la victoria de su país podría hacerle valer la pena la pérdida del amor.
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Hi :)
Bueno, bueno, he aquí un os más que espero les haya movido ese seco corazón que tienen, ok, mal chose, ya sé xd.
No, pero en serio, espero que les guste este os. Traía la idea desde que vi una película de Brat Pitt y Logan Lerman y era de guerra y así. Tenía una escena en particular en la que yo sentía que sus dos personajes tenían química, aunque eran heteros, obviamente.
Como sea, espero que hayan disfrutado de la lectura. ¡Los quiero mil! Besos. ⛄️♥️