Mateo: A la única que me tiraría de este local sería a ti...-Admitió sentándose en el sillón con las manos tras la cabeza-
Karen: Dejemos ese comentario en el aire...-Dije mirándolo. Buff que mal me estaba sentando el alcohol- Mateo, ¿Te atreverías a...-Dije acercándome a él muy sexi. Dejé un suspense entre mis palabras y coloqué mi pelo sobre un sólo hombro- Tomarte un aguardiente conmigo?
Mateo: ¿Tienes aguardiente? -Dijo sacando una media sonrisa, saqué morritos y asentí cómo si fuera una pija. Él soltó una risita casi inaudible- Pues si me invitas... -Me camine hasta el almacén y cogí una de las botellas más cara que tenía, volví dando saltitos porque el tacón me empezaba a hacer daño- ¿Quieres emborracharme? -Preguntó mientras le servía una copa-
Karen: Si lo quisiera, ya lo hubiera logrado. Tengo una bodega enorme ahí -Señalé con el índice a un caminito- Lo que hacía tiempo que no bebía tanto y por una vez...
Sonrió a medio lado mientras bebía un largo trago de su bebida, permanecía inmóvil mirándome mientras yo bailaba de un lado a otro de la habitación. Mis piernas se iban solas.
Paré para mirar a la gente que había abajo, se había llenado en un segundo, sobretodo de hombres. Sonreí a uno pues sabía que Mateo me miraba desde el sillón y volví lentamente con él. Me quité los tacones y los lancé sobre una mesa.
Karen: ¿Qué piensas? -Susurré al ver que no hablaba. Me sorprendió una sonrisa a medio lado y su pose chula en el sillón-
Mateo: Mejor que no lo sepas...-Me dijo sin quitar la vista de mis ojos-
Karen: ¿Y si quiero saberlo?
Mateo: Quiero joderte...-Susurró, alcé una ceja sin entender el por qué- En el buen sentido de la palabra.
Karen: ¿Qué significa eso? -Desde que había vuelto decía palabras más raras-
Mateo: ¿Qué te gustaría que significara?
Karen: Que quieres más aguardiente para darte mi vaso, ya lo detesto. -Él se rió, recogió mi vaso y se lo bebió en un segundo. Luego volvió a mirar hacia mí-
Mateo: No era eso...-Susurró y su dedo se deslizó por la curva de mi labio-