4 meses, como pasa el tiempo. Me levanto yo primera, los niños duermen y aprovechó para recoger las cartas del buzón. Después de haber perdido la empresa de mi padre apenas tenemos dinero... Apenas llegamos a fin de mes. Al no tener todo los estudios terminados nadie me llama para ir a trabajar y la verdad, estamos fatal. Mateo por su parte ha intentado volver a trabajar en algún otro sitio... Y consigue dinero gracias al narcotráfico. Ambos sabemos que está fatal, pero al menos esos $8.000 o $9.000 que conseguimos podemos utilizarlos para comprarle cosas a los niños. Cojo las cartas. Hay una del juzgado, cuando entro Mateo ya ha bajado y mira mi cara de terror
Mateo: ¿qué pasa? -Susurra-
Karen: pro... Protección de menores...
Mateo: ¡¿qué?! -Grita- ¿qué dice?
Karen: si en dos meses no hemos conseguido almenos uno de los dos un trabajo... Los niños serán llevados a un centro quitandonos la custodia definitiva
Mateo: dios... -Se sienta en el sillón y se restriega los ojos-
Karen: ¿cómo hemos podido llegar a estos extremos? -Digo con lágrimas en los ojos-
Mateo: no sé... ¡no sé! -Se levanta y empieza a caminar de un lado al otro-
Karen: mi amor... -Digo intentando abrazarlo- hay algo que no te he contado
Mateo: ¿él qué? -Dice intentando calmarse-
Karen: me han ofrecido un trabajo... Como bailarina en un antro de noche
No contesta y se limita a pasar grandes segundos mirándome. Respirando acelerado. A mí la idea no me agradó, pero el miedo a que mis hijos pasen hambre. El miedo a que me los arrebaten de las manos me duele
Mateo: no, rotundamente no
Karen: sé que a primera vista parece una mala idea, pero cobraría algo asi como $20.000. Más lo que tú ganes...
Mateo: me niego a que los cerdos esos vean a mi mujer en lencería... Llamaré a mi padre
Karen: nuestros padres también andan mal de dinero... Ya nos han dado bastante
Mateo: pues a mis hermanas... -Suspira- no quiero que trabajes en eso
Karen: Mateo... Tus hermanas podrán ayudarnos un mes, dos... Pero no toda la vida... No haré nada que tú no quieras, pero piensatelo. -Suspira, besa mi frente y me abraza-
Mateo: sera el último remedio...
Un llanto empieza a sonar desde la habitación de los niños. Ambos sonreimos, ellos son nuestra razón de vivir, ellos son los que alegran nuestros días. Nuestros hijos
Mateo: Matías, seguro... -Dice separandose de mí-
Karen: no, es David
Mateo: imposible. Siempre suele ser Matías
Karen: pues hoy es David...
Mateo: veamos...
Subimos las escaleras casi corriendo, entramos a la pequeña habitación con dos cunas en color azul. Miramos los dos y lloraba David
Karen: lo ves, es intuición materna. -Le sonrió y sujeto al pequeño en mis manos-
Mateo: es suerte
Karen: no, es intuición... -Suspiró- dale... Dale el biberón tú