「Los sentimientos de amor no son habituales en un demonio y Crowley no comprende esa nueva presión instaurada en su pecho, abrumadora y llena de emociones a punto de desbordarse」
Contenido: relato diminuto que hice en 2019 a modo de intro, fluff, confesión
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Las manos del ángel acariciaban con suavidad su rostro, delgado y fino, con un gesto gentil. El pelirrojo se limitaba a dejar caer sus parpados y a suspirar amorosamente, aceptando el cariño con amor.
Concentraba sus sentidos en el camino que tomaban estas, deslizándose por sus mejillas, removiendo su pelo, acariciando sus labios; simplemente parecía amarle con cada caricia.
Crowley había confesado a Aziraphale sentir su pecho presionado y un nudo en el estómago, por lo que, el noble ángel se ofreció a intentar que se relajase y pensase en otra cosa. Lo que el pelirrojo no había pensado es que su corazón se desbocaría aún más con cada gesto de Aziraphale.
-Ángel...-
Suspiró, con las mejillas acaloradas, mientras subía sus pestañas para poder mirar levemente el rostro del de colores pasteles con aquellos orbes dorados. Aziraphale ladeó la cabeza, desenvainando una tierna sonrisa tan típica en su semblante, realzando sus mejillas.
-¿Te sientes más calmado, Crowley? Pareces algo sofocado.-
-Estoy mejor, ángel. Gracias - sonrió de lado, mintiendo sin poder evitar retirar la mirada y colocarse sus gafas de sol, cambiando la posición de sus piernas, pues ambos estaban sentados en aquel colchón, frente a frente.- He estado agitado últimamente, es todo.
-Ah, ¿sí? No tenía ni idea.- el peliblanco hizo un puchero.- Podrías haberlo dicho querido, habríamos buscado una solución entre los dos.
-Supongo- se encogió de hombros, recostándose con los brazos tras la cabeza, suspirando.
-¿Es por algo que hayas hecho últimamente? - alzó una ceja el de orbes azules, con una sonrisa divertida.- Supongo que hasta a los demonios les puede comer la culpa.
-No es eso, para nada. Yo no siento culpa.- gruñó, negándose con rapidez, tratando de desmentir su naturaleza suave de cuando en cuando. Su amabilidad hacia el ángel a menudo le confundían incluso a sí mismo, pero simplemente, aquel ser de luz de ojos azules le ablandaba el corazón.
Crowley ha estado enamorado de Aziraphale mucho tiempo, tantos años. Sin embargo, hasta últimamente, nunca se había sentido tan agitado por su cercanía. Parecía que sus sentimientos pronto desbordarían, y eso le preocupaba. Recibir caricias del peliblanco para evitar sus nervios, sólo hacía que el nudo en su estómago creciese. Bufó. Estaba en un buen aprieto.
-Tal vez... ¿algo sobre lo que quieras desahogarte?- Aziraphale cuestionó, con una mano bajo su mentón, pensando diferentes salidas para llegar a solucionar el problema que parecía tener le pelirrojo. Ante la mirada extrañada de este, siguió hablando.- ¿Qué? Tal vez llevas cargando con algo un tiempo y sólo necesitas compartirlo con alguien. Puedes contar conmigo.
Una sonrisa suave tomó los labios del ángel, entusiasmado por mostrar su compañerismo a aquella persona que tanto amaba, posando con inocencia una mano sobre su pierna.
Crowley lo sintió de nuevo, todo su cuerpo se convertía en un manojo de nervios, clavando la mirada en la mano que contrastaba cálidamente con el frío de su pantalón, con el rostro encendido.
Aziraphale tenía razón, necesitaba liberar su pecho de aquellos sentimientos pero, realmente tenía algo de miedo. Sólo se tenían el uno al otro ¿y si lo arruinaba todo? ¿y si lo que necesitaba era un tiempo separado de él para poder enterrar esos sentimientos? ¿y si...?
-Me he enamorado de ti, Aziraphale. Lo siento.
Se tensó, después de darse cuenta de lo que había escapado por sus labios libremente, sintiendo una ligereza en su pecho, pero en cambio una sensación de pánico abismal.
El rostro del ángel se coloreo levemente, sin embargo; frunció sus cejas en una extrañada expresión. Crowley cerró los ojos con fuerza y apretó sus puños, temeroso. No quería ver más, no quería oírlo, no quería escuchar aquellas palabras de rechazo.
Pero lo primero que sintió fue un suave y cálido beso sobre sus labios, mientras su rostro era ahuecado por las dulces manos de Aziraphale.
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Espero que os guste, no es nada del otro mundo, pero poco a poco se empieza, si proponen sugerencias para las próximas partes las leeré con gusto y me ayudarán a inspirarme je je.
Hasta la próxima actualización ღ
-Givin.