Sentimientos Latentes (Wigett...

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Es difícil convivir con tu mejor amigo cuando descubres que tus sentimientos hacia él no son únicamente amist... More

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Epílogo

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-Narra Vegetta-

Largas horas había estado preguntándome si hacía bien en ir a visitarla. Me había pasado todo el día ocupado, entre prestar atención a mi adorada familia y preparar algunos vídeos para el canal. Llegada la noche me mandó un mensaje recordatorio vía móvil, pidiéndome que fuera a visitarla antes de marcharme. Yo miré la pantalla, indeciso. Por evidentes motivos me mostraba reacio a ir, entre muchos la incomodidad y el rencor. Pero también tenía ganas de verla, quería comprobar muchas cosas con nuestro reencuentro, quería dejarle claro que lo nuestro se había terminado debido a su egoísmo y que su comportamiento había sido abyecto conmigo desde siempre. Sabía que sería arriesgado, que Sarai no insistiría tanto en verme de no estar tramando algo para su propio beneficio. Todas sus acciones eran lucrativas, sin excepciones conocidas. No me dejaría atrapar por sus lamentables argucias, aquel Samuel ingenuo había muerto hacía ya mucho tiempo. Decidí ir. El camino hacia su casa era corto, por lo que paseé por la oscuridad de la ciudad mientras que pensaba múltiples recriminaciones que poder espetarle en cuanto la viera. Esperaba no quedarme mudo al verla, siempre conseguía hacerme callar, por difícil que eso fuera teniendo en cuenta mi parlanchina personalidad. Al tocar la blanca puerta de su hogar, ella me recibió. Llevaba puesto un ligero pijama de verano, no dejaba mucho a la imaginación. Intenté no fijarme demasiado en su escote prominente, ni en sus muslos semi descubiertos. El típico aroma a vainilla impregnado en su piel me llegó a las fosas nasales en cuanto fui recibido. Siempre se las arreglaba para oler así, consiguiendo ser absorbente.-Hola Sarai.-Saludé secamente, intentando mostrar indiferencia. Su presencia me infundía el mismo respeto que la de mis padres, era como tener una censura constante impidiéndome desenvolverme con soltura.-¡Samuel! Me alegro de verte.-Sus brazos me rodearon, noté su pequeño cuerpo contra el mío. Era difícil contenerse ante una muestra de afecto tan entrañable, pero lo hice.-Y yo.-Apenas acaricié su espalda, correspondiendo el contacto muy vagamente. Enseguida cerró la puerta y entramos en su casa. Carraspeé un poco, sin poder evitar sonreír al reencontrarme con su salón. Tenía grandes recuerdos en aquella casa, no todos ellos relacionados con el amor.-¿Están tus padres?.-Pregunté, más no con molestia, me apetecía verlos. Ellos siempre habían sido muy simpáticos conmigo, demostrando ser unas hermosas personas.-No, han salido.. ya sabes como son.-Asentí con la cabeza. Eran ese tipo de parejas que no dejaban morir su relación con el transcurso de los años, que salían siempre a pasear juntos o a cenar de vez en cuando. Me inquietó saber que estábamos completamente solos.-Madre mía.. me acuerdo de este día.-Comenté nostálgico, al toparme con un enorme cuadro de ella vestida de comunión a sus ocho años. Todos habíamos sido invitados, entonces éramos pequeños y no experimentábamos los típicos líos adolescentes que tantos problemas nos habrían traído en el futuro.-Odio esa foto.-Confesó ella, cogiéndome la muñeca.-¿Vamos a mi habitación?.-Preguntó, y yo tragué saliva. Temía que los recuerdos fueran a derrumbarme, a estropear la persona en la que me había convertido.-¿Para qué?.-Cuestioné, mientras que notaba su frío contacto. Su ceño se frunció, me replicó con la mirada verde. Estaba comportándome como un tonto, quizá sus intenciones no eran malas, y no podía tratarla como si estuviera abusando de mi personalidad débil, después de todo yo siempre me había dejado abusar por ella con mucho gusto. Fue culpa mía.-A escuchar música.-Exclamó, soltándome la muñeca y comenzando a caminar hacia su cuarto por los estrechos pasillos. Yo asentí con la cabeza y fui tras ella.

-te echaba de menos.-Me confesó en cuanto entramos, con su dulce tonalidad de voz. Su habitación estaba exactamente como la recordaba. Era bastante amplia, la mayoría de sus muebles eran de color rosa, haciendo que tuviera la típica apariencia femenina del cuarto de una chica. Siempre me había gustado estar en habitaciones femeninas, pues tendían a ser ordenadas y yo detestaba los entornos desorganizados.-No me lo habías dicho antes.-Podría haberme dicho que me echaba de menos después de lo que pasó entre nosotros. Podía haberlo dicho antes de conocer a Willy, o poco después de haberlo hecho. Pero no lo hizo, porque no me añoraba realmente, porque de haberme añorado me habría buscado un año atrás.-No quería molestarte.-Bufé, incrédulo ante su excusa. A ella no pareció importarle, se aproximó a su pulcro escritorio donde reposaba un rosado portátil. Era nuevo, no lo había visto anteriormente. Sus dedos se movieron hábilmente sobre las teclas, se demoró unos segundos buscando algo, hasta que la música ambiental empezó a salir del aparto electrónico. Reconocí cada acorde, e incluso la melodía consiguió transportarme hacia otros tiempos más agradables, en la misma habitación que ahora estaba pisando.-nuestra canción, lo recuerdas?.-Preguntó, pero mi mente ya estaba viajando al pasado. Aquella noche quedé maravillado al ver su cuerpo desprovisto de ropa, acaricié cada centímetro de su desnudez y estuve dentro de ella. Mientras lo hacíamos, una melodiosa canción sonaba desde su ordenador y la proclamamos como nuestra. Después de tener sexo quedé todavía más prendado de ella de lo que ya lo estaba, le repetí de muchas maneras lo mucho que la amaba y todo lo que estaría dispuesto a hacer por ella. Aquella noche del pasado no fue la primera vez que estuve con una chica, pero sí la primera vez que lo hice estando realmente enamorado. Sarai era todo, me desvivía por ella, los sentimientos me cegaban. Perderla fue demasiado doloroso, me cerré por completo al amor, no volví a querer nadie hasta.. hasta que empezó lo de WIlly.

-Lo pasábamos bien…-Murmuró, sentándose sobre las sábanas rosadas de su lecho. Noté secarse mi garganta cuando me miró desde el colchón, haciéndome un gesto con la mano que pedía que le acompañaran.-Ven conmigo, no voy a morderte.-Me pidió, yo tragué saliva. Su seguridad me abrumaba, siempre me comportaba como un cobarde cuando estaba con ella, era como si su personalidad no me permitiera desarrollar la mía. En cambio con Willy siempre podía ser yo mismo. Me odiaba por maldecir continuamente que él no fuera una mujer, porque eso haría las cosas más fáciles. Pero yo no quería desear cambiarle, eso sería demasiado egoísta y le haría sentir impotente. La cama crujió bajo el peso de ambos, cuando me senté en ella. Necesitaba dispersar mis dudas, necesitaba saber si todavía seguía enamorado de ella. ¿Había sido Willy un consuelo, un parche? Existían ciertas similitudes entre él y ella, esas cosas que les hacían parecidos podrían haberme confundido. Esperaba estar equivocado, no quería lastimar a mi mejor amigo, pero de algún modo sentía que esto sería beneficioso para ambos si tomaba un rumbo distinto.-Samuel..-Noté sus dedos acariciándome la barba. Siempre le había gustado que me dejase crecer el vello facial, decía que de ese modo me veía mucho más varonil.-estás muy guapo.-Quizá pecaba de arrogante, pero siempre me gustaba que me adularan.-Gracias.-Respondí sinceramente, aunque esbozando una sonrisa no exenta de nervios.-¿Y yo? ¿Estoy guapa? .-Preguntó, empleando un tono coqueto e infantil. Se recolocó la cascada de cabellos castaños, como si estuviera intranquila por mi respuesta. Yo observé sus ojos verde esmeralda, sus largas pestañas revoloteando y sus labios carnosos. Su piel era perfecta como la porcelana, su cuerpo poseía las típicas curvas alabadas en toda mujer, incitaba al pecado. Era una delicia para los ojos, cualquiera la consideraría un ángel.-Estás preciosa, como siempre.-Ella sonrió complacida. Aproximó su rostro y me besó en los labios, abriéndose paso en mi boca. Yo me quedé inmóvil, sin rechazar ni corresponder aquel contacto, tan aclamado en el pasado. Tampoco podría decirse que estaba perplejo, me hubiera sorprendido más, dada su actitud fogosa, que no me hubiera besado. Lo único capaz de sorprenderme era mi reacción, me había quedado congelado. Era plenamente consciente de que hiciera lo que hiciera, tendría una importancia crucial en mi vida. Y me asustaba tanto equivocarme, que preferí pensarlo detenidamente antes de tomar una decisión que pudiera echar por la borda todo cuanto amaba.-estás temblando..-Oí que susurraba tras separarse, enseñando sus perlados dientes con una dulce sonrisa. No me había cerciorado de este hecho hasta que ella lo mencionó, entonces descubrí que las manos me temblaban frenéticamente sobre el colchón.-que mono.-Apreció simplemente. Ella desconocía todo acerca de mi relación, pensaba que estaba temblando porque me ponía nervioso que me besara, como si fuera un joven inexperto. Parecía que hubiera olvidado cuan tórridos eran nuestros encuentros clandestinos, o por el contrario yo no me daba cuenta por aquel entonces de lo tierno que me volvía el estar enamorado. Volvió a besarme los labios y después empezó con el cuello. Noté oleadas de placer recorriendo mi cuerpo al rozar su lengua una zona tan erógena. Su destreza me tenía estremecido, se notaba la experiencia y el saber cómo excitar a un hombre. Porque era cierto, ella había salido con muchos más chicos que la mayoría de gente que conocía, se cansaba enseguida de sus relaciones y empezaba otras nuevas en un tiempo récord. Estaba besándome como una experta, más su contacto estaba exento de cariño y ternura, prefería los besos al inicio algo torpes, pero cargados de buenas intenciones de Willy. Mi compañero, no podía hacerle algo así, ojalá estuviéramos juntos en nuestra casa, lo añoraba.-Oye.. oye para, no puedo.-Le pedí sinceramente, poniendo las manos sobre sus blancos hombros y apartándola con suavidad. Ella pareció más sorprendida que disgustada, como si por nada del mundo hubiera pensado que su Samuel sería capaz de rechazar ese tipo de contacto.- ¿Qué pasa?.-preguntó, yo me quedé callado con la cabeza gacha, porque no sabía que decirle, pero entonces ella lo intuyó fácilmente.-¿Hay otra? ¿Tienes novia?.-Me interrogó, en su voz se adivinaba el despecho y la sorpresa. Realmente ella pensaba que yo sería incapaz de salir con otra chica, aún después del tiempo que había jugado en nuestra contra.-.-Apretó los labios.-Pensaba que eso no importaba.-Ella siempre tenía novio cuando estaba conmigo. No era algo que me entusiasmara, pero se negaba a dejar a su pareja, no cortaba con ellos por mucho que yo se lo pidiera. Quizá le apasionaban nuestros encuentros secretos, clandestinos, quizá le excitaba el hecho de ser amantes. Siempre me buscaba cuando le convenía, y yo acudía a ella como un tonto, aún sabiendo que no dejaría a su novio para salir oficialmente conmigo, aún cuando eso era lo único que deseaba por aquel entonces. Las cosas empezaron a ponerse feas cuando decidió salir con un chico de nuestro mismo grupo de amistades, entonces nos enemistamos y tuvimos una fuerte discusión. Los celos me podían cada vez que los veía juntos, y él no tardó en descubrir que su novia y yo nos seguíamos viendo en secreto. Cuando nos peleamos todos se pusieron de parte de él, incluso Sarai, así que simplemente me dieron de lado y yo me aislé del mundo empezando a subir vídeos más frecuentemente en la red.-Eso estaba mal.. éramos idiotas, no pensábamos en nadie más que en nosotros.-Confesé, pues entonces no me daba cuenta de la crueldad del asunto. No me gustaría que Willy se viera con otro a escondidas, sería horrible.

-Porque nuestras ganas de estar juntos podían con todo eso.-Insistió ella, pero no llevaba razón. Puede que mis ganas de estar a su lado pudieran con mis principios, pero de haber sido tan grandes las suyas, habría dejado a su pareja por estar conmigo. No mencioné nada al respecto, pues no quería entrar en debates absurdos, ella no apreciaba a sus parejas como yo apreciaba a la mía.-Bueno, no le haré eso a.. mi novia.-Procuré cuidar lo que decía, pues debía ocultar que mi pareja era en realidad un hombre. Respiré dificultosamente, no me consideraba una persona infiel, aunque no descartaba haberlo engañado de seguir enamorado de Sarai. Pero ya no lo estaba, veía claramente sus defectos y la prominente falsedad de su carácter.-Oh.. ¿Estás enamorado?.-Cuestionó, mientras que yo me cuestionaba a mi mismo. ¿Estaba enamorado? No había duda de que le quería, yo mismo me encargaba de intentar hacérselo saber cada día. Me sentía más cómodo junto a él que con ninguna otra persona en el mundo, a su lado podía permitirme ser yo mismo, sin miedo a ser juzgado. Le conocía como si le hubiera parido, no era como con Sarai, que cuando la quería no podía ver más allá de su máscara angelical. Con Willy era distinto, yo sabía como era él, con sus momentos de frialdad glacial, con sus desprecios, su personalidad caótica, su bipolaridad y su timidez. No era simplemente que amara sus defectos y virtudes, no distinguía unas cosas de otras. Todo era propio de él, ni peor ni mejor. No había otra persona con la que elegiría encerrarme durante días, aunque eso supusiera que nos pasáramos el día peleándonos y acabáramos matándonos el uno al otro. La guerra con él era mejor que la paz junto a cualquier otra persona. Pensar detenidamente en él hizo que anhelara más su presencia, quería besarle y hacer el amor con él. Quería jugar con él, reírme con él, cenar con él. ¿Hacía cuanto había cogido aquel estúpido avión? Parecía que hiciera una eternidad. Estaba claro ¿Cómo había sido tan tonto, como he podido tener pensamientos tan contradictorios? Estoy enamorado de Willy, irremediable y locamente enamorado. Quizá si pudiera elegir no le hubiera elegido, pero el amor no se elige, el amor llega ¿Y cómo iba a evitar enamorarme de él? Estamos hechos el uno para el otro, mi presencia no es nada sin la suya. Siempre he sido una persona independiente, nunca he necesitado expresamente a nadie, pero ahora le necesito. Soy incapaz de imaginarme la vida sin él.-.-Murmuré, tras un mutismo largo y tendido. Nuestra canción ya había dejado de sonar, el silencio era su sustituto.-Supongo que no puedo juzgarte.-Concluyó ella, dejándose caer hacia atrás. Tenía sus piernas acostadas y los antebrazos apoyados sobre el colchón, mientras que mantenía la espalda inclinada para seguir mirándome sin problemas.-¿No te importa?.-Pregunté, francamente sorprendido. Siempre me había querido tener exclusivamente para ella, aunque ella se negase a ser únicamente mía.-No, sé que debe ser un capricho temporal.. lo nuestro es para siempre.-Respondió, con excesiva confianza. Se veía que estaba absolutamente convencida sobre lo que decía, aunque yo no estuviera de acuerdo. Ahora tenía demasiado claros mis sentimientos.-Me hace feliz.-Declaré, con una sonrisa, al recordar todas las risas que nos echábamos juntos, delante o detrás de las cámaras. Quería escuchar sus canciones absurdas, o cómo se le trababa la lengua cuando intentaba pronunciar una palabra compleja y le salía mal.-Bueno, pues me alegro por ti.-Exclamó, y yo estaba tan ensimismado que ni me fijé en la obviedad de su mentira. No se alegraba.-Gracias..es una pena que lo haya estropeado TODO.-Espeté compungido, cubriéndome el rostro con ambas manos. Suspiré fuertemente, pensando en la reacción de mi novio y poniéndome en lo peor. ¿Y si se negaba a volver a nuestra casa? ¿Y si no quería coger el avión? Sería capaz el cabezón, no dudaba de que lo haría, Willy era lo peor cuando estaba enfadado. No podía decírselo, no hasta que llegáramos a los angeles, entonces sería completamente sincero y esperaría lo peor.-¿por?.-Preguntó curiosa, mientras que yo me frotaba las manos nervioso. No podía creerme que fuera tan tonto, que hubiera tenido que permitir que otra me besara para darme cuenta de que estaba enamorado de él. Tendría que contar con que me perdonaría, con que vería que esta aventura me había hecho quererlo más que nunca y que ya no albergaba dudas sobre nuestra relación.-Por esto, por nosotros, tendré que decirle que me has besado.-Confesé, quizá porque esperaba escuchar palabras de consuelo, aunque Sarai fuera la persona menos idónea para ello.-Técnicamente no has hecho nada.-repuso ella, aunque su réplica no fue nada esperanzadora. Sabía que los tecnicismos no le servirían al menor.-Lo sé pero.. él..lla es realmente insegura e irascible, será suficiente para que se enfade, lo sé.-Decirlo en voz alta lo hizo todavía más real. Recordé sus celos hacia la chica que trajeron al cine, su inseguridad ante nuestra relación debida principalmente a mis dudas. Si no le había mencionado que me había reencontrado con Sarai, sabiendo que sería incapaz de divertirse por estar paranoico, ahora menos podía mencionarle que había ido a su casa entrada la noche, sabiendo cuales eran sus intenciones e incluso habiendo permitido que ella me besara. Seguía pensando que sus rabietas carecían de fundamento, pues no me consideraba infiel y siempre había mostrado preferencias hacia Willy, aunque fueran amistosas. Pero ahora sus celos dejarían de ser infundados, ahora él tenía razones para enfadarse conmigo.. lo peor es que pasaba justo en este momento, cuando mis dudas se habían disuelto y estaba seguro de mi devoción hacia él.-¿Insegura? Esas son las peores… proyectan en ti lo que ellas desean hacer. Seguro que si tuviera la ocasión te engañaría.-Me contó la castaña, con aire malicioso. Yo me quedé pensativo ¿Y si tenía razón?Willy no parecía promiscuo, pero su inseguridad en la mayoría de casos daba paso a la sospecha. ¿existía alguna posibilidad de que mi pequeño ya lo hubiera intentado con el resto? Quizá yo era el único que había caído, quizá él se había fijado antes en Fran o cualquiera de ellos. Él no tardó en tener claro que era homosexual, y seguramente su rápida aceptación se refería a que él ya se había sentido atraído por hombres con anterioridad. Y ahora estaba solo en mitad del campo, con un montón de chicos. No sospechaba que algo sucediera, pues eran nuestros amigos y la mayoría eran heterosexuales, tenían pareja. Pero eso no quitaba,.. eso no quitaba que Willypudiera desearlos, y yo no quería que sintiera atracción sexual hacia ellos. Lo recordé dejándose besar por el rubio del gimnasio contra la puerta, recordé la corrupta marca que había permitido que le hicieran en la piel. Pero no.. Willy podía ser huraño, pero no era una persona promiscua o infiel, ella debía estar comiéndome la cabeza para que yo terminara preocupado. Era así, era una manipuladora.. no quería seguir imaginándome a mi chico siendo tocado por otros, no quería imaginar que él era un libertino como ella. Sacudí la cabeza, visiblemente afectado.-¡No! Willy no es de esos.-Defendí al menor, como pensaba que él haría conmigo si se le brindara la ocasión. Le conocía más de lo que conocía a nadie en el mundo, no podía permitirme dudar de su inocencia. o lealtad.-¿Willy?.-Preguntó ella. Con las dudas me había confundido, estaba pensando tanto en él que su nombre se había escapado de mis labios. Sacudí la cabeza.-¿Eh?.-Pregunté, fingiendo estar confuso para tener tiempo de pensar una buena excusa, más no lo conseguí. Me reí nervioso, porque solía reírme al cometer este tipo de errores, aunque sonó demasiado forzado.-Me he equivocado.-Mentí, encogiéndome de hombros. Me mantuve risueño para intentar convencerla, más ella continuó impasiblemente seria.-..¿Sales con él?.-Cuestionó, yo negué con la cabeza.-No.-Dije, notando como el corazón empezaba a latirme fuertemente debido a los nervios.-No sabes mentir Samuel.-Estaba en lo cierto, era un pésimo mentiroso. Cualquiera que me conociera mínimamente sabía que en cuanto mentía, me entraba la risa floja y mi rostro desvelaba la verdad. Guardé silencio, hasta que Sarai afirmó que ella estaba en lo cierto.-Increíble! ¿Me has rechazado por ese rarito? Aunque bien pensado está claro, no soy tu tipo.-Me sorprendió la franqueza, el desprecio que usó al referirse a mi pareja. Ya lo había pensado con anterioridad, que mis amigos de siempre debían considerar a los nuevos unos marginados, raros o frikis. Pero no era lo mismo pensarlo que escucharlo, y era doloroso que se tuviera tan mal concepto de las personas que querías. Lo segundo ni lo comprendí, ella sabía perfectamente que era mi prototipo de chica ideal, físicamente hablando.-Que insinuas..-Murmuré cabizbajo, temiendo la peor respuesta viniendo de alguien como ella.-Siempre se te ha notado un poco, con tus unicornios y esas tonterías.-Argumentó, aparentemente tranquila. Yo me sonrojé, enojado por sus palabras. Cualquier hombre racional se hubiera sentido avergonzado si una chica con la que se ha acostado, le confiesa que siempre le ha notado que era homosexual. Todavía más teniendo en cuenta que yo no me consideraba homosexual, me sentía atraído por las mujeres aunque estuviera enamorado de Willy. Aquel comentario directo me hirió el orgullo, estaba burlándose de mi virilidad, insinuando sucias mentiras.-Cállate Sarai, no soy gay.-Ordené, molesto por sus ocurrencias. No quería que asumiera cosas que no eran, no quería que pensara que yo era homosexual e incluso la creía capaz de contar a todos nuestros amigos que así era. Justo después de escucharme, esbozó una estruendosa y cruel carcajada. Se rió por un largo rato, mientras que yo la asesinaba con la mirada.- ¿Sales con un chico y no eres gay? Oh, perdona por confundirme, como he podido.-Se burló ella, manteniendo esa sonrisa socarrona. Yo estaba empezando a alterarme, intenté razonar con ella, quizá apelase a sus sentimientos de amistad para que comprendiera que era un tema delicado.-No es así, es un caso complicado.-Recordé, intentando sonar conciliador. Pero no podía contener la rabia que estaba provocándome su aprensión. Lo peor es que le deleitaba la situación, estaba animada, disfrutando como una niña de mi sufrimiento ante el desvelo del que era sin duda mi secreto más preciado.-No pasa nada, ahora puedes ser mi mejor amigo gay.-Soltó sin tapujos, volviendo a pronunciar esa palabra, que nada tenía que ver conmigo. Estaba harto de decir en mi canal que no era homosexual y tratar de demostrar lo contrario, como para que ahora ese rumor se confirmase. Ella se bajó la camiseta por la parte del escote, enseñándome su rosado sujetador.-¿Te gusta este? ¿Me hace el pecho más grande?.-Preguntó, ensanchando una sonrisa burlona. Cada vez me enfurecía más, no dudaba que estuviera rojo de pura cólera. La cogí de la muñeca para apartar su mano de ahí, sin medir mis fuerzas.-¡Ya está bien! Te he dicho que no lo soy, ahora cállate.-Le grité tajante. Ella se mostró sorprendida por mi ataque de ira, no era para menos, pues yo no solía enfadarme en serio. Pestañeó varias veces, como si estuviera aturdida, pero después pareció complacida. Me dedicó una mirada felina, aunque ya no sonreía.-Demuestra que no lo eres.. no seas tonto Samuel, no destroces tu vida por un capricho.-Hizo el amago de acercarse, pero la solté y me levanté de la cama. Debería haberme ido antes. Debería no haber venido, ahora tendría bronca con Willy por intentar conservar la amistad de una persona que no valía ni la mitad que él.-Te vas a quedar sola, Sarai. Y que sepas que ya no me tendrás ahí cuando lo estés.-Dejé claro, antes de marcharme de esa casa pensando en no volver jamás.

Llegué a casa muy afectado, deseando no haber viajado jamás a España.excluyendo obviamente por el hecho de haber visto a mi familia. Llamé a Willy varias veces sintiéndome culpable, pero  no me cogía el teléfono. Estaría ocupado, o teniendo en cuenta lo tarde que era, estaría dormido. Intenté calmarme pensando que Sarai no sería tan chivata, que no contaría a nadie lo de mi relación con él, y en cualquier caso era su palabra contra la nuestra. Dos días, solamente quedaban dos días para volver a nuestra casa. Entonces sería completamente sincero, le descubriría que me había dado cuenta de lo enamorado que estaba de él y que aquel encuentro fue el causante de desvelar todas mis dudas, y entonces él tendría que perdonarme.

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