Me desperté mucho más temprano de lo normal, al escuchar ruidos en la habitación de Francisco. Fui hasta allá y lo pille haciendo la maleta.
-¿Qué haces? ¿Te vas?
-Sí- susurró.
-Vamos, Francisco, no te enfades. No es para tanto- no, no, no, no podía perderle de nuevo.
-¿Cómo carajo se te ocurrió meterte nuevamente en esa mierda?
-Solo he corrido una vez o dos.
-¿Y por qué?
-Solo acompaño a August
-Pues podrías acompañar a tu novio a un sitio más normal como al cine, ¿No?
-Francisco.
-¿Qué?
-No te alejes de mí, por favor
-Ay, Dios- se sentó en su cama y puso sus manos en su cabeza- te adoro, Caro, pero no quiero que te hagas daño. Si te pasa algo, Abby queda sola, ¿Has pensado en eso? ¿En cómo sufrirá? ¿Como sufriré yo? No seas tan egoísta.
No había pensado eso
-No pasará más, te juro que no volveré a correr.
-Vale. Aunque sé que me mientes.
Me senté a su lado.
-Igual voy viajar- sonrío- me voy a Inglaterra por un mes.
-¿Por?
-Me gane un concurso de fotografía profesional, además que tu novio dudo que me quiera aquí después de cómo lo trate
-Esa oportunidad es genial- dije feliz por él
-Ahora tengo los pasajes de avión, a las 8:00
-No pensabas decirme...
-Obvio, sí, pero bueno nos enojamos y no pude decírtelo, además me lo dijeron ayer, te dejaría una carta, dile a Vicky que la quiero y dales las gracias a todos.
-¿Por eso me llamaste?
-Sí, pero escuché las motos y me imaginé el resto.
Acompañé a Francisco a la puerta y me despedí de él al subir de nuevo a mi cuarto, pasé por fuera del cuarto de August y vi que estaba lleno de libros, seguro se durmió estudiando, lo taparía y ya. Al levantar la manta, deje caer un papel, lo vi y era sobre gráficos y negocios, ¿August estudia negocios?
-¿Qué haces?- pregunta somnoliento.
-Mierda- dije dando un brinquito por el susto- solo te iba tapar.
-Descubriste mi carrera- dijo con una sonrisa
-Sí.
-Acuéstate conmigo, por favor.
Sacamos los libros y me acosté a su lado.
-Serás un empresario muy sexy- susurre
-Al igual que tú serás la doctora más sexy.
Me subí arriba de él y miré sus labios y él hizo lo mismo, nos deseábamos, comenzamos a besarnos sin piedad, nuestras lenguas chocaban una con la otra, rápidamente le quité la ropa y él a mí. Me quedé en ropa interior, dejé de besarlo y me quité mi sujetador con algo de pena.
-Dios, eres perfecta- susurró.
Comenzó a apretar mis pechos de a poco y luego hizo maravillas con su lengua en mi pezón, yo solo gemía. Intentaba recorrer con mis manos su cuerpo, aunque se me hacía algo difícil, ya que me hacía sentir mucho placer. Se acercó a su mesita de noche y sacó un preservativo, eso no me lo esperaba. Me quede quieta
-¿Qué pasa, Caroline?- que voz más excitante.
-No quiero.
-¿Pasa algo?
-Soy virgen- dije directa, no es algo que me avergonzara
Me bajo de su regazo, dejo el preservativo donde estaba y me besó despacito.
-¿Te has tocado alguna vez?- pregunta colocándose sobre mi y abriendo mis piernas con su rodilla.
-Sí- admito sonrojada.
-¿Te ha tocado alguien que no seas tú?
-No...- susurre.
Me sonrió travieso, y pasó sus dedos sobre la tela de mi ropa interior, un gemido salió de mis labios.
-Desde aquí siento tu humedad- susurra.
-Me estas torturando- le susurro.
Él corre mi ropa interior y toca mi zona más íntima, lentamente, resbalando sus dedos en ella.
-Eres mía- susurra en mi oído- solo mía- y eso solo me encendió más.
Poco a poco introdujo en dedo en mi y a penas dolió, estaba llena de placer, a más no poder.
-August- susurré cuando sentí una presión allí abajo.
-No te resistas, dame todo de ti.
Bastaron unos minutos para que tuviese el mejor orgasmo, se lamió los dedos haciendo que me sonrojara aún más y, luego se acostó a mi lado, me acurruco en su pecho y me dormí.