Irremediablemente Tú y Yo

By newromaantic

1.6M 99.4K 67.7K

Ella era sinónimo de tranquilidad, inteligencia y responsabilidad, mientras él era el caos, la rebeldía y la... More

Sinopsis y advertencias
0. Prólogo.
1. New Romantics.
2. Gorgeous.
3. Blank space.
4. Red.
5. Wonderland.
6. Tolerate it.
7. My tears ricochet.
8. I knew you were trouble.
9. Begin again.
10. I did something bad.
11. It's nice to have a friend.
12. False god.
13. Sparks fly.
14. Untouchable.
15. The 1.
16. Holy ground.
17. Mr. Perfectly fine.
ESPECIAL HALLOWEEN
18. ...Ready for it?
20. I think he knows.
21. Treacherous.
22. End game.
23. State Of Grace.
24. Our song.
25. Crazier.
26. Ours.
27. Hey Stephen.
28. Snow on the beach.
29. I can see you

19. Stay, stay, stay.

46.5K 3.3K 2.6K
By newromaantic

"You took the time to memorize me, my fears, my hopes and dreams
I just like hanging out with you all the time
All those times that you didn't leave, It's been occurring to me
I'd like to hang out with you for my whole life."

—Taylor Swift (2021). Red Taylor's Version.

BROOK

Resulta que al final las pláticas con Ronan no fueron del todo mal, incluso Liam sonrió cuando intentó bromear con él, así que el ambiente fue relativamente bueno. Incluso nos presentó a algunos de sus amigos, de los que sinceramente ahora no soy capaz de recordar. Pero fue bueno.

Ronan se atrevió invitarme dos margaritas, pero solo acepté una y la otra se la tuvo que tomar él, no tenía la intención de emborracharme en una fiesta en la que solo conocía a Liam, definitivamente no rodeada de gente desconocida, y mucho menos sabiendo que soy una bebedora terrible. Así que, sabía que si aceptaba dos margaritas, aceptaría más.

—Es una lástima que te tengas que ir —Ronan habla, mientras coloca sobre mis hombros la gabardina que me había quitado hace rato—. Me hubiera gustado que te quedaras más tiempo.

Levanto mi celular y le enseño la hora.

—Ronan, son la una de la mañana, ¿de verdad quieres pasar más tiempo conmigo? —pregunto incrédula.

—De verdad insultas tu inteligencia —exclama como si no lo pudiera creer.

Levanto una ceja y aprieto la gabardina sobre mi cuerpo.

—¿Qué quieres decir?

Niega y deja escapar un sonido nasal que me parece tan sexy.

Mis pensamientos se detienen ante lo que mi cabeza acaba de pensar.

Para Brook.

No, no te parece sexy.

—Que eres de cerca, una de las personas más interesantes y casi humildes que he conocido y que forman parte de esa escuela tan elitista. Tienes excelentes temas de conversación, eres guapa pero eres capaz de hilar tu inteligencia con tu carisma, tanto que puedo ser capaz de pasar horas escuchándote hablar. La verdadera pregunta sería ¿Por qué no pasar más tiempo a tu lado?

—¿Por qué soy terriblemente aburrida? —supongo.

—Porque eres terriblemente diferente a cualquier chica que he conocido, aunque probablemente sea porque no me esfuerzo en buscar a alguien que lo único que busque sea diversión.

Luz roja, chica.

—Pues lamento decepcionarte, pero yo no tengo la diversión que buscas.

—Es el destino, entonces, porque te encontré justo en el momento y en el lugar a donde menos voy cuando busco diversión. Así que todo puede ser una coincidencia y podemos tomar caminos a destinos diferentes a partir de ahora. Sin embargo, no voy a mentirte y decirte que no me gustaría divertirme contigo, cuando justo ahora tengo tantas ideas de cómo divertirnos juntos.

Mis mejillas se calientan y agradezco la luz tenue que evita que él pueda verlo, porque claro que estoy buscando diversión, esa diversión de la que Adrien habla, pero no estoy segura de que este tipo sea el indicado, sin embargo, parece ser la única buena opción.

—No nos conocemos —niego, sin negar el hecho de que puede que también esté buscando algo que él puede ofrecer.

—¿Tenemos tiempo para ello, no?

¿Lo tenemos?

—Digo, tenemos nuestros números, podemos ir a cenar, al cine, por un café, tú decides.

—Cenar estaría bien.

Por que holaaa. Si planea llevarme a cenar yo no me voy a negar.

—Entonces cenaremos. ¿El martes te parece?

Me hago la interesante pensándolo unos segundos antes de asentir.

—Me parece perfecto —acomodo el bolso que me tiende y aprieto la correa para reprimir la emoción que me provoca el hecho de que esto, muy probablemente, es una cita, o lo más cercano a una cita.

—Es una cita —afirma como si hubiera escuchado mis pensamientos.

—Lo es —reafirmo solo para mí misma.

Se pasa una mano por el pelo y suspira.

—De verdad puedo acercarte a la Universidad.

Niego.

—Vine con Liam y me voy con él, pero agradezco tu amabilidad.

¿Algo que me ha parecido fascinante de él? Que su sonrisa pueda sentirse como una. Es cálida y agradable, sin embargo, no está sonriendo. De hecho, sus labios sonríen, pero sus ojos no lo hacen, ellos me analizan, de manera general, y no se siente incómodo.

—No soy amable, Brook.

—Pero estás aquí, siendo, lo que yo considero, "amable" y ofreciendo tus servicios para llevarme a casa.

—Eso es porque tengo intenciones detrás. No quiero fingir algo que no soy y espero que hayas captado mis verdaderas intenciones, y como te he dicho, eres completamente libre decidir si quieres ir a ello o dejarlo.

—¿Puedo pensarlo? —inclino la cabeza.

—Claro, puedes cancelar nuestro próximo encuentro, pero puedes aceptarlo y lo tomaré como que estás accediendo a que vaya a ello.

Trago saliva.

—Incluso si buscamos lo mismo, me gustaría ir lento. Ya sabes...

Ronan vuelve a reír con ese sonido nasal que tanto me gusta.

—Por supuesto. De cualquier forma luces como alguien que merece ser tratada como una reina, incluso para pasar el rato.

Pese a que sus palabras resultan un halago, no quiero que tenga una perspectiva errónea de mi persona.

—Tampoco quiero que pienses que soy una estirada o algo similar —aclaro.

—No me sorprendería, después de todo asistes a esa Universidad, es ley que creas que no merezco el suelo que pisas —contesta y por un momento creo que lo dice enserio, hasta que ríe—. No te preocupes, no pienso eso de ti. Eres sorprendentemente más genial que el promedio, solo creo que puedo hacer eso por ti.

—Soy muy diferente al promedio de esa Universidad, pero por razones diferentes —sonríó.

—Me gustaría conocer esas razones.

Elevo mis hombros y miro en otra dirección antes de volver a posar mis ojos en los suyos.

—Tenemos tiempo ¿No?

Pareciera que nuestras miradas son nuestra forma de comunicarnos porque al final ríe y asiente.

—Y soy terriblemente paciente cuando algo me interesa.

—Genial, no soy una chica fácil, Ronan. Nos llevará tiempo ¿Puedes con eso?

—No te ves como una, y repito, soy paciente con lo que vale la pena.

Sin saber por qué, eso me hace enrojecer y meto mis manos en las bolsas de mi gabardina.

—Es hora, Brook —Liam pasa a mi lado palmeando levemente el hombro de Ronan—. Gracias por la invitación, Welsh. Ya no eres tan detestable, o espero que sea así, de lo contrario puedes retroceder con ella.

Liam envuelve su brazo protectoramente sobre mis hombros y, pese a que no estamos acostumbrados a este tipo de acercamientos, me alegra que lo haya hecho. De cierta manera me hace sentir protegida, no del mismo modo en el que lo haría otra persona, pero es reconfortante saber que alguien aquí me apoya.

Y acabo de darme cuenta de que en realidad Liam es el único que podría hacerlo. Ni loca le hablaría a Adrien de Ronan y tampoco lo haría con Avery, o tal vez lo haga, pero deberemos hacer juramentos para que nada salga de entre nosotras. Si, seguramente eso haré.

—Ambos estamos llegando a acuerdos, puedes bajar los cuchillos.

Liam gira su rostro y me mira.

—¿Es así?

—Si —asiento incapaz de hacer otra cosa.

—De acuerdo —Liam parece más seguro y luego me lleva con él, despidiéndose nuevamente de Ronan. Yo solo me despido con la mano y él, obviamente, me sonríe.

—¿De verdad ustedes dos...? —pregunta juntando sus dedos índices, y una vez estamos en la seguridad de su auto.

Sonrío un poco apenada.

—Tendremos una cita, luego veremos qué sucede.

—A ti de verdad te encanta el peligro —se ríe, apoyando su cabeza en el asiento—. Pareciera que la primera vez te dije que te metieras con él.

Giro los ojos de manera dramática.

—Deja de exagerar, no puede ser tan malo —digo—. Además, tú y él ya están bien ¿No?

—Acepte sus disculpas, pero eso no quiere decir que estemos bien, recién nos reencontramos, no sé cómo haya cambiado y definitivamente no sé si sea bueno para ti.

Sin saber por qué, eso me hizo enojar un poco.

—Dejame preocuparme por eso, yo sabré si es bueno para mí —me coloco el cinturón de seguridad y cruzo los brazos sobre mi pecho.

—Solo quiero que tengas cuidado —aclara cuando se da cuenta de mi actitud.

—Lo tendré, gracias de cualquier modo.

—Brook.

—Estaré bien Liam, y ni se te ocurra decirle algo a Adrien de todo esto —pido casi con desesperación.

—Tampoco es como si fuéramos los mejores amigos. Probablemente me mataría si digo tu nombre frente a él.

—Entonces, hoy solo estuvimos trabajando ¿Cierto?

—Por supuesto, larga y agotadoramente —resopla como si de verdad estuviera agotado.

Sonrío y un peso cae de mis hombros.

—¿De verdad lo harás, cierto? —pregunta después de largos segundos en los que ninguno de los dos hizo o dijo algo.

—Vayamos a casa —sonrío en respuesta.

Claro que lo haré.

Una vez en la comodidad de mi cama, después de haberle contado a Avery lo sucedido ésta noche, logramos acordar que todo sería nuestro secreto, con el pretexto de tener amigos sobreprotectores que lo más probable es que arruinaran todo; tomo mi celular y releo el mensaje que lleva más de media hora parpadeando en la pantalla.

RONAN: "¿Llegaste bien?"

BROOK: "Perfectamente bien"

Contrario a lo que imaginaba, su mensaje llega en cuestión de segundos.

RONAN: "Eso es bueno. Descansa, Brook"

RONAN: "Nos veremos pronto, si no decides cancelar"

BROOK: "No lo haré, te veré pronto, Ronan"

RONAN: "Descansa"

BROOK: "Buenas noches"

RONAN: "Buenas noches"

Coloco el celular sobre mi pecho y observo el techo de mi habitación con la oscuridad como mi mejor aliada.

—¿No puede ser tan malo, o si?

Tampoco planeo mantenerlo en secreto. Ronan no es de los chicos que pasan desapercibidos, él logra capturar cada trozo de interés en cualquier lugar, así que si llegamos a salir, eventualmente algunas personas lo sabrán, que, por otro lado, si fuera otra persona, me encantaría que sucediera, amaría pasear de la mano con él, pero no es el caso.

No quiero que sea Ronan quien me tome de la mano, pero tampoco quiero arruinar más una de las mejores amistades que podría tener.

Ronan y yo llegaremos a acuerdos. Y tal vez, solo tal vez, pueda gustarme tanto como para hacer que funcione.

No quiero apresurar las cosas, pero tampoco quiero que el órgano en mi pecho siga acelerándose por otra persona, y si no apuro las cosas con Ronan, algo me dice que estaré acabada.

"Todo saldrá bien".

Con el tiempo, hasta puede que Adrien esté de acuerdo.

Me encantaría contárselo ahora, pero primero necesito tener a Ronan demasiado interesado en mí como para dejarse intimidar por mi mejor amigo.

"Eres como un grano en el culo, Adrien Morgenstern"

Suspiro, pero termino colocando el celular en la mesita de noche y me cubro con las sábanas.

Mañana será otro día, e irá bien.

*******

Avery arrasa con todas las bolsas de papas, gomitas y más con carbohidratos de los que en realidad podríamos consumir.

—¿Y se supone que esto nos hará lucir mejor?

—Es día de chicas, podemos comer lo que nos venga en gana —le da un lametazo a su helado.

—¿Sabes que este tipo de grasas son en realidad las que nos provocan daños en el rostro?

—Para eso llevamos mascarillas, boba. Además, no es como si comieras esto todos los días.

Le doy la razón y prefiero mantenerme callada en vez de comenzar a enumerar los órganos que podrían salir perjudicados después de nuestra "noche de chicas". Denominada así porque pasaremos el domingo juntas, sin citas, fiestas o tareas.

Me encojo de hombros y meto algunos paquetes de golosinas.

—Si, muchas gracias —Avery cuelga la llamada y aplaude arrojando su celular al sofá más cercano—. La pizza estará aquí en una hora.

Fue un día cansado si tengo permitido decirlo, más lo disfruté demasiado.

En realidad, ahora lo único que me preocupa es conseguir un empleo lo antes posible para lograr pagar a Avery, quien fue la que usó sus tarjetas para pagar todo. Me hubiera gustado usar la que Mike me había dado, pero sería vergonzoso que le llegara una factura de una tienda de ropa interior.

Solo de pensarlo me avergonzaba, no tanto como hace rato cuando me medí todos esos conjuntos. Había comprado al menos unos cuatro pares; rojo, negro, blanco y azul, que eran mucho más reveladores de lo que antes habría usado, pero Avery me convenció diciendo que a "R" como ella llamaba a Ronan, le encantaría.

Y de nuevo el calor vuela a mis mejillas solo de pensar que en algún momento alguien me verá de esa manera. Espero superarlo con el tiempo. Tal vez solo sea la inseguridad de que es la primera vez que estoy interesada en un chico de esa manera, saben, en la que me gustaría intentar algo más allá de los besos, pero puede que una vez esté en ello, esa inseguridad desaparezca.

También compramos algunas faldas, pantalones y suéteres, porque mi guardarropa necesitaba algo nuevo, y por supuesto, la tienda a la que fuimos no era precisamente cara, sin llegar a lo barato, considero que era justo con la calidad de las prendas.

—¿Película? —agito el control remoto de la televisión y ella asiente.

—Escoge la que quieras. Iré a cambiarme —grita y yo me quedo en la sala saltando de una película a otra.

Me debato entre terror y acción, pero cuando estoy por optar por la primera "Enredados" se cuela en la foto y sonrío. Espero que a Avery le guste.

La dejo en la pantalla y antes de darle play decido que también debo ir a cambiarme, pero antes de levantarme, unos golpes en la puerta me detienen y observo el reloj justo a lado de la puerta.

8:07

Abro la puerta cuando los golpes vuelven a llenar el lugar.

Dos personas frente a mí me miran, uno con una sonrisa amable y otro con el rostro neutro.

—Buenas noches, Brook —Justin saluda con esa amabilidad a la que nos tiene acostumbrados—. ¿Está Avery?

—Si, ella... —antes de explicarle que se está cambiando, Avery llega enfundada en su pijama de seda y cuando ve a la personas frente a nosotras, palidece, como una hoja de papel.

—Mierda —murmura.

Miro entre ellos sin entender.

—Mierda, Justin, lo siento —Avery habla con rapidez—. Olvidé la cena.

Contrario a lo que espero, Justin ríe y asiente.

—Lo imaginaba, no estuviste preguntando todo el día a dónde iríamos y qué ropa deberías llevar. Eso ya era una señal de que lo habías olvidado.

—¿Y te esperaste todo el día para decírmelo minutos antes? —Ahora la indignada es mi amiga.

—Tenemos tiempo, a menos de que prefieras que lo cancele.

Avery lo piensa unos segundos, pero luego me mira casi con lástima.

Ay no. Le va a cancelar, estoy muy segura de eso. Se supone que es nuestro día de chicas, pero bajo ningún motivo voy a permitir que rechace una cita con la persona que le fascina.

—Perdón, Jus, pero Brook y yo...

—No hay problema —la interrumpo—. Ya tendremos más días, Avy. Ve.

—Brook.

—De verdad, Avery, no tengo problema.

Le ofrezco una sonrisa para que vea que no me afecta, aunque en realidad si me afecta, pero solo un poco.

—Pe...

—Si no vas a cambiarte en cinco segundos, yo misma te echo de aquí —amenazo y cruzo los brazos sobre mi pecho.

Ella sonríe un poco antes de enredar sus brazos en mi cuello.

—Te amo. Prometo que te lo compensare.

—Anda ya —la apresuro.

—Eres la mejor amiga del mundo —deja un beso en mi mejilla antes de desaparecer en su habitación.

Regreso mi vista a las dos personas y las invito a pasar.

—Les ofrecería algo de comer, pero solo tenemos Sabritas y algunas golosinas.

—Estoy bien, gracias —Justin me sonríe.

—Deberían pensarse el vivir en otro lugar.

Adrien escanea todo y claro que mira la estancia como si fuera poca cosa, y justo ahora, teniendo a dos jugadores de fútbol dentro parece como si el lugar fuera diminuto.

—¿Te tengo que recordar que si tengo una beca es porque no puedo pagar las colegiaturas de este lugar, mucho menos podría pagar un alquiler?

—Yo... —niego—. Avery...

Se calla cuando la amenaza en mi rostro le dice que no continúe.

—Ni tú, ni Avery van a pagar algo para mí, si lo hicieran se los devolvería, y si Avery prefiere un lugar mejor, siempre es libre de buscarlo.

Adrien me mira como si no fuera comprenderme y luego niega.

—Eres tan terca. Por eso no me agradas tanto.

Camino hacia él y le doy un golpecito en la nariz con mi dedo índice.

—¿De verdad? Me pareció entender que soy una de tus personas favoritas.

Toma mi mano antes de que pueda bajarla y me da la vuelta hasta que mi espalda queda pegada a su pecho.

—¿Y planeas recordármelo siempre?

—¿Cada que pueda? Si —asiento, aún entre sus brazos.

—Entonces también espero que recuerdes que eres terca e insoportable cuando te lo propones.

Pareciera, e incluso creo que es parte de mi imaginación el que haya dejado un beso en mi cabeza, pero es tan leve que de verdad no creo que lo haya hecho y, por supuesto, no indago en ello.

Un carraspeo me hace salir de la burbuja en la que Adrien me tenía. Siempre es así, si estoy cerca de él y soy su objetivo, me hace sentir como si fuera la única persona en el lugar, porque seamos sinceros, no hay manera en la que los ojos de alguien como él puedan fijarse en alguien como yo, la única forma es si estuviera en un lugar donde él y yo fuéramos los únicos. Sin embargo, aquí está, opacando la presencia de Justin y Avery quien acaba de entrar.

—¿Y? —Avery da un vuelta levantando sus brazos.

—Te ves preciosa —le dice Justin y yo asiento de acuerdo. Adrien pone los ojos en blanco.

—¿No es demasiado? —pregunta al rubio.

—Es perfecto —niega aturdido por la presencia de mi amiga y sonrío conforme.

Avery alisa su vestido color ciruela y coge unas horquillas de su bolso para sujetarse el cabello. La ayudo un poco para que quede perfecto y le alasio los mechones.

—Te ves hermosa —me acerco un poco a su oído, simulando darle un beso en la mejilla, y susurro—: Pásatelo increíble.

Ella me guiña un ojo y luego su entusiasmo cae un poco.

—¿Prometes no estar enojada?

Niego.

—Prometo que no lo estoy.

—Mejor ya vallanse —el señor calidez los despide como si ésta fuera su pieza.

—Solo estoy asegurándome de que estemos bien —Avery le gruñe.

—Sin importar como estén, te aseguro que ella estará bien. Nos vamos a divertir mucho, ¿Verdad, Brooklyn?

Avery entrecierra los ojos en su dirección.

—No confío en tus intenciones.

—Avery, no tengo ninguna intención con ella, no te preocupes. Sabes perfectamente que si ella me gustara ya habría hecho algo.

Auch.

¿Se suponía que eso debería doler? Porque lo hizo. Y claro que me trago la molestia, fingiendo que no me ha afectado.

—Además, no soy tan tonta como para fijarme en él de esa manera —intervengo para calmar a mi amiga—. No es mi tipo, y lo sabes.

Parece creerme porque asiente.

—Tienes razón. No son compatibles —acepta la castaña y esta vez si toma su abrigo y el bolso de mano—. Te llamo más tarde.

—Diviértanse.

Ambos gritan un agradecimiento y salen murmurando un par de cosas que no logro comprender.

Apenas la puerta se cierra, Adrien ataca.

—¿No soy tu tipo? —pregunta con molestia.

—Nop, no lo eres —niego antes de rodear el sofá y caminar hasta la puerta para ponerle seguro.

—Debes estar jodiéndome. Brook, yo soy el tipo de todas.

Me río un poco.

—No el mío, Morgenstern, bajate un poco de esa nube.

Aprieta su mandíbula y mira en otra dirección, como para evitar decir algo que no quiere.

—¿Y cuál es tu tipo? —se acerca a mí, obligándome a dar un paso hacia atrás, solo para prevenir.

No contesto, porque sé que si lo hago terminaría describiéndolo, o en mayor parte.

—¿Alguien que se arrastre y declare su amor por ti frente a toda la Universidad, que trepe ventanas y cruce océanos por ti?

—Okay, eso fue un poco exagerado, pero si —dudo un poco, porque no estaría tan mal—. Quiero a alguien que se entregue demasiado a mí, en cuerpo y alma, tanto como para que todos lo sepan y que se sienta orgulloso de ello, sin miedo a las relaciones y en dónde yo sea la única persona a la que quiera. Quiero exclusividad, Adrien.

Antes de permitirle que dé un paso más cerca de mí y termine acorralada, paso por su lado y palmeo levemente su hombro.

—Pero, también busco exclusividad aunque solo sea diversión, no me gustaría coger una ETS, y esa exclusividad es algo que tú no puedes dar, así que claro que no eres mi tipo. No tengas miedo, porque no me voy a enamorar de ti y tampoco voy a intentar algo contigo.

Al menos, no otra vez. Yo no vuelvo a tropezar con la misma piedra.

—Ahora, iré a cambiarme, si quieres quedarte puedes sentarte —indico el sofá, en la sala de estar—. Y si no, puedes marcharte. Estaré bien.

Me encierro en la habitación, tratando de ignorar que solo se encuentra a unos metros de mí, comienzo a desvestirme y ponerme el pantalón de pijama y una camiseta vieja.

Recuerdo lo que le dije y creo que nunca habría sido tan hipócrita, porque el hijo de puta es exactamente lo que me encanta, pero después de su rechazo y mi aparente pérdida de memoria no volveré a intentar acercarme de ese modo a él, también sus acciones me han dejado claro que no está interesado, y no soy fan del masoquismo.

Adrien es genial como amigo, y creo que perderlo de esa manera sería mucho peor que haber sido rechazada por él.

Escucho la puerta cerrarse y algo en mi pecho se rompe.

Es mejor así, me convenzo, entre menos tiempo pasemos juntos, menos fantasías se crean en mi mente.

Salgo amarrando mi cabello en un moño desordenado y me sorprendo cuando observo la espalda ancha de Adrien en el sofá. Está sentado tecleando algo en su celular, pero lo guarda cuando me nota.

—¿Qué te tomó tanto?

—Yo... Pensé que te habías ido. Escuché la puerta cerrarse.

—Vinieron a entregar una pizza —señala la mesita en el centro.

—Ah —es todo lo que digo y con cuidado me acerco al sofá.

—Siéntate, Brook, no voy a hacerte nada —se ríe de mí y termino colocando mi trasero en el otro extremo del mueble.

Suelta una carcajada.

—No muerdo —se burla—. Y tampoco tengo una ETS si te preocupa.

—Estúpido, las ETS's no sé transmiten de esa manera.

—La doctora eres tú, cariño, no yo.

No sé cuál de sus dos palabras es lo que me hace bajar la guardia, si la "doctora" o el "cariño", cómo sea, terminamos sentados juntos, con nuestras piernas rozando, pero con el espacio suficiente para que no resulte incómodo.

—Estaba pensando en mirar... —señalo la pantalla, dónde los dos personajes animados se encuentran congelados en una posición romántica—. Pero podemos ver cualquier otra que tú quieras.

—No, estoy bien con ella.

Se inclina para poner un pedazo de pizza en una servilleta y me la entrega.

¿Qué?

—¿Estás seguro?

—Claro —corta otra rebanada—. ¿Te crees que no tengo familia joven a la que le gusta ver esto?

—Si, pero no eres de los que se quedan a ver algo que no les gusta.

—No lo soy, pero si soy de los que se quedan en dónde les gusta estar —me entrega algunos sobres de salsa de tomate y picante—. Puedo tolerar una película animada, Brook. Además ¿Quién ha dicho que las películas animadas son solo para niños?

Sonrío.

—Te dejaré escoger la siguiente —concluyo, porque quiero ser justa.

Ambos terminamos viendo la película y en ocasiones lo observo sonreír a la pantalla.

—Él es exactamente tú tipo —me dice—. Está dispuesto a trepar ventanas.

Bufo, poniendo los ojos en blanco y haciéndolo reír, pero no le contesto para no comenzar otra pelea.

Cuando la película termina, me alegro de ver a un Adrien contento, es como si la película de verdad lo hubiera entretenido. No muestra signos de estar aburrido o querer salir corriendo de este lugar, lo que agradezco.

Los créditos corren por la pantalla y yo me levanto a tirar la poca basura que hemos generado.

—¿Esto qué es? —levanta las bolsas de compras que siguen esparcidas por la sala.

—Avy y yo salimos de compras.

Saca algunas golosinas y toma la bolsa llena de mascarillas.

—¿Y esto? —observa los empaques y parece concluirlo—. ¿Usas esto?

—De vez en cuando. Se supone que Avery y yo lo haríamos está noche, pero al final no.

Regreso al sofá y cruzo mis pies debajo de mí.

—¿Porque te abandonó? —se burla y lo miro enojada.

—No me abandonó —contradigo.

—Se largó con Justin. Realmente te cambió por una follada.

—Ellos van a cenar —le digo.

Su mirada parece suavizarse, pero no deja de ser burlona.

—Mi dulce e inocente Brook —acaricia las palabras.

—Como sea, no voy a interferir en la diversión de mi amiga.

—¿Pero a cambio mereces ser plantada y la segunda opción?

No creo que éste sea el caso. Sé perfectamente que si yo le hubiera pedido a Avery que se quedara lo hubiera hecho, y él también lo sabe, pero le gusta molestar.

—Lo hago, porque ella haría lo mismo por mí, y tampoco es como que nuestros planes fueran los más divertidos. Créeme, si me invitaran a cenar y tener sexo fuera un extra, también lo hubiera escogido.

—Pero tienes la maldita tarjeta V que te impide hacerlo.

Abro la boca sorprendida.

—¿Tú cómo sabes eso?

Se ríe recordando algo.

—Eres muy habladora cuando estás borracha.

Cierro los ojos recordando cuando yo misma se lo dije.

Nunca más volveré a emborracharme.

—Bueno, hablando en el hipotético caso de que no tuviera la tarjeta V, haría lo mismo que Avery.

—Pero no considero situaciones hipotéticas.

—Y yo no considero que mi amistad con Avery sea de tu incumbencia —le arrebato la bolsa y él levanta sus manos.

—¿Te los pondrás? —continua.

—Puede —me encojo de hombros.

No tengo ánimo de ponerme una mascarilla, porque estar con Adrien pareciera que eleva mis niveles de estrés al mil. Entonces se me ocurre algo y lo miro con una sonrisa.

—Me gusta tu sonrisa, pero en esta ocasión está dándome miedo —avisa.

—¿Quieres ponerte una conmigo? —levanto los sobres frente a su rostro.

—Si claro, y luego bailamos juntos y hablamos de chicos guapos. No soy tu maldita amiga.

—Pero eres mi jodido amigo —reclamo bajando las manos—. E imagina lo lindo que tu rostro se verá.

Adrien es del tipo egocéntrico, al que le gusta lucir bien, pero que definitivamente no pierde el tiempo en citas para ponerse mascarillas, ni cuidarse la cara.

—Ponerte una mascarilla no te hará menos hombre, Adrien, y créeme que tener un rostro suave e hidratado te hará ver más atractivo —intento convencerlo con lo que de seguro más les importa.

Parece pensarlo antes de negar.

—Está bien, pero espero que estas cosas realmente funcionen y no me provoquen algún tipo de alergia.

Aplaudo antes de saltar del sofá y comenzar a hurgar en las bolsas para sacar unos botes y algunos otros sobres.

—Elige una.

Señala el bote que contiene el exfoliante y lo coloco en la mesa, luego, yo escojo el bote con arcilla. La verdad es que no soy tan fan de las mascarillas de tela.

—Lávate la cara mientras busco algunas toallas —ordeno—. Agarra el jabón que compré.

Él, obedientemente, se dirige al baño con las cosas y yo entro a mi habitación para tomar algunas toallas limpias.

Justo cuando voy entrando al baño él termina y le tiendo la toalla para que pueda secarse el rostro.

—Espérame en la sala mientras yo me lavo la cara.

Hago todo el proceso demasiado rápido para comenzar lo antes posible con él. Pero cuando llego a la sala, la risa brota sola de mi garganta al verlo con la banda con forma de orejitas de conejo rosa que compré.

—¿Se supone que es para esto, no? —se acomoda la banda de modo en que ningún mechón de cabello pueda escapar sobre su frente.

—Súbela un poco más —me acerco para hacerlo yo misma, y jalo las orejitas hacia atrás para recorrer toda la banda.

Santa Virgen de las zanahorias. ¿Por qué, malditamente, todo le queda bien?

Se supone que una diadema con orejas rosadas te hacen ver tierno, entonces está él, que luce mucho más sexy de lo que cualquier hombre sin camiseta podría verse.

Niego rápidamente. No queremos volver ahí, ¿Verdad?

—Empezaremos contigo —anuncio saliendo un poco de mi aturdimiento.

Tomo una de las brochas, le pongo solo un poco de agua micelar y luego la sumerjo en el líquido espeso antes de sacar una porción generosa.

—¿Listo? —pregunto colocando la brocha frente a él.

—De cualquier forma lo harás —dice, y me parece escuchar un poco de preocupación.

—Tienes razón —le sonrío.

Coloco la sustancia en su rostro y se estremece, pero no pide que me detenga, así que continúo mi trabajo hasta terminar.

Mentiría si dijera que tener su rostro a escasos centímetros del mío y sus ojos tan concentrados en mi cara no me pusieron nerviosa, porque lo hicieron. Logró hacerme temblar e incluso me costó respirar, tanto que me alejé dos veces solo para "verificar" que lo estaba haciendo bien.

—Te ves tan lindo y tierno —le digo haciendo un puchero, porque ni en mil años imaginé a Adrien de esta manera, y ahora luce como si fuera la persona más inocente del mundo.

—Ser lindo y tierno no es bueno para mí reputación, Roberts —murmura buscando su celular y poniendo la cámara para poder verse mejor.

Hace unas muecas que me hacen reír, antes de guiñarse un ojo a él mismo.

—Déjame ir por mi celular —informo, antes de salir corriendo a mi habitación y regresar con la cámara lista.

Solo puedo tomarle unas fotos antes de que me arrebate el celular de las manos.

—Oye —me quejo.

—¿Cómo sé que no imprimirás estás fotos y las pegarás por ahí, o mejor, que las vendas o las compartas en grupos?

Giro los ojos.

Y la dramática soy yo.

—Eso de venderlas no es tan mala idea —finjo pensarlo y la amenaza late en sus ojos.

Pero es que dejando de lado lo guapo que es, y si en realidad no me gustara ni un poco, diría que se ve graciosísimo.

—Tranquilo, no voy a vender las fotos, ni las voy a imprimir en tamaño mural, para nada, puff —hago un gesto con la mano como si la idea no hubiera pasado por mi mente—. Esta imagen del gran Adrien Morgenstern no la va a tener nadie más que yo.

—Bien. Hay cosas que solo nos pertenecen a nosotros dos, no es justo que alguien más las conozca —dice, y sin avisarme me toma de la cintura y me alza de manera en que termino sentada encima de sus muslos, con mis piernas a sus lados. El jadeo de sorpresa no es evitable y coloco mis manos en sus hombros para establecerme—. Es mi turno —es todo lo que dice antes de ponerme la banda negra con orejitas de gato para acomodar mi cabello y comenzar con el proceso, igual a como yo lo hice.

No hablo en absoluto y dejo que haga lo que quiera, porque esto es algo que definitivamente Adrien nunca haría, o espero que nunca haya hecho, y que lo haga conmigo se siente... Simplemente especial.

Me concentro en su rostro, en sus pobladas cejas, en lo largas que lucen sus pestañas y ahora, después de tanto tiempo, comprendo sus ojos.

El color es una ilusión en su esplendor. Posee unos ojos azul claro, pero el color verdoso los enmarca en una transición de tonalidades que no había visto antes y que en definitiva no sabía que podría existir.

Cuando me remuevo solo para comprobar algo, puedo ver cómo sus pupilas se dilatan hasta tragarse el azul y solo puede verse el verde, haciendo que su mirada luzca más oscura.

—Tienes los ojos más geniales que he visto —digo casi sin aliento, pues mi descubrimiento se siente como el hallazgo del año.

—Shh —ordena, dándole unas pinceladas más a mi rostro—. Es curioso.

—¿El qué? —digo ganándome un movimiento brusco por parte de su muslo. Aprieto sus hombros por la sorpresa.

—Tu crees que mis ojos son geniales y yo creo que los tuyos son hermosos.

Abro la boca antes de reír levemente.

—¿Por qué? Son del azul más típico que hay.

Él se encoge en hombros antes de cerrar el botecito de mascarilla e inclinarse, poniendo una mano en mi espalda baja, para dejar las cosas en la mesita. Luego parece que no tiene intención de dejarme ir, así que tampoco lo presiono, porque he descubierto que me gusta estar así.

—Deben tener algo que los hace especiales.

Niego.

—Son completamente irrelevantes.

—Eso es lo que tú crees, pero en este punto, podría reconocerlos en cualquier lugar.

Hay algo detrás de sus palabras que me hacen creer que habla de otra cosa, y pareciera que está dispuesto a compartir lo que sea solo con mirarme a los ojos, es como si fuéramos ajenos a todo lo demás, tan cercanos, pero con una barrera invisible que nos impide estar más cerca de lo que ya estamos.

Se siente abrumador, tanto que asfixia mis pensamientos y me hace pensar cosas locas.

—¿Y por qué estás aquí? —cuestiono abruptamente, alejándome de su cuerpo caliente y sentándome sobre mis piernas a una distancia segura—. Pregunto porque Chris y Matt parecen estar divirtiéndose.

Tomo mi celular y le muestro las stories que había visto hace unas horas, dónde en definitiva se la están pasando increíble.

Él frunce el ceño y toma mi celular para ver mejor.

—Malditos idiotas —gruñe—. Se supone que estamos en abstinencia de alcohol para el próximo partido.

Ups.

Caigo en cuenta de que la storie es una close friends y que en definitiva Chris no agregó a Adrien por alguna razón.

—No seas demasiado malo con ellos —pido.

—No se trata de ser malo, se trata de que ellos sufrirán consecuencias por no ser responsables —suaviza su expresión—. Y generalmente se divierten, pero no cuando estamos a una semana de un partido, menos cuando ellos son de los mejores jugadores que tengo.

—Entiendo —asiento—. Eso responde a mi pregunta, supongo.

Sus ojos me taladran cuando descubre a lo que me refiero.

—Estoy aquí porque quiero estar aquí, no porque no tenía idea de la fiesta. Estoy aquí porque tampoco quería que estuvieras sola después de que Justin se llevara a Avery.

—Oye —estiro mi pie para patearlo un poco—. ¿Qué te hizo pensar que estaría sola? Tal vez iría a una cita.

—No tienes citas, Brook. Y menos un domingo en la noche.

Bufo y regreso mi pie debajo de mi cuerpo.

—Sé que has estado ocupada con el trabajo con Liam, ¿Cómo va?

—Está listo —sonrío orgullosa—. No dormí en los últimos días, pero valió la pena.

—Eso es seguro. Casi ni te vi. Un rato estabas y al otro ya no.

También te estaba evitando. Lo pienso pero no lo digo.

—Era importante para mí.

—¿El trabajo o la nota?

—Ambas.

Él lo sopesa.

—¿Siempre quisiste estudiar Medicina?

Asiento sin pensarlo.

—Desde que era pequeña. Me devastó la idea de no poder ayudar a alguien a quien amaba cuando lo necesitaba y supe en ese momento que es lo que quería hacer en un futuro. Después, me imaginaba llegando a Harvard, o a Oxford, pero sabía que mi madre no me dejaría vivir en otro país que quedaba a un océano de distancia. Luego, esta Universidad parecía la mejor opción.

—¿Por qué ésta escuela teniendo a Harvard?

—Porque quería estar lo más lejos posible de casa, sin exagerar como para irme a otro continente. Esta Universidad tiene el potencial de Harvard con tan poco tiempo de su apertura, varias revistas dicen que en unos años será mucho mejor que cualquiera de las Universidades en Massachusetts, y tiene mejores ofertas educativas para los becados, la pregunta es ¿Por qué no inténtalo aquí?

—¿Esa es la única razón?

No, hay una más importante.

—Si y porque al investigar descubrí que tienen convenios con Oxford, que es la mejor Universidad para estudiar Medicina. Puede que en un futuro yo vaya a Inglaterra. Pero, por supuesto, necesito ser una estudiante sobresaliente aquí.

—¿Y te partes el culo para ir a estudiar a Reino Unido? Si me lo pides y es tu sueño, yo podría hacer que vayas.

Me río.

—Me parto el culo precisamente para no tener que pedírselo a cualquier idiota con dinero.

—No soy cualquier idiota —casi parece ofendido—. Soy tu amigo. Un idiota, sí, pero que con gusto gastaría su dinero apoyando los sueños de su mejor amiga.

—¿Soy tu mejor amiga? —murmuro.

—Eres la única a la que puedo considerar amiga, así que si.

Pese a que acaba de resaltar el hecho de que solo me ve como a una amiga, eso no se sintió como un puñetazo al corazón, sino como un curita al mismo.

—Aun así nunca te pediría ayuda. Si yo llego a ir será porque lo merezco y pelearé por ello.

—¿Cuándo pasará eso? ¿En dos, tres años?

—Pasará el tiempo que tenga que pasar, pero lo haré, y por favor que no intervengas —pido, sabiendo que Adrien moverá sus fichas—. Déjame hacerlo sola.

—¿Un empujón no vendría mal, o si?

—Adrien —advierto.

—Solo quiero ayudarte.

—Puedes ayudarme de otra forma —Y luego pienso bien esto—. Por ejemplo; podrías ayudarme a buscar trabajo.

Frunce el ceño.

—¿Planeas trabajar?

Asiento frenéticamente.

—Es algo que tengo tiempo contemplando, pero con el proyecto casi ni he podido investigar más.

—¿Por qué quieres hacerlo? —pregunta como si no lo comprendiera y yo lo miro con si tuviera tres ojos.

—¿Porque necesito el trabajo? Tengo gastos, y pese a que Mike se ofrezca a pagarlos, no quiero aprovecharme. Soy lo suficientemente grande para costear mis necesidades.

—No quería preguntar quién es Mike, pero ¿quién es Mike?

Ruedo los ojos.

—Mi padrastro, y ya te imaginas el rollo del padrastro queriendo pagar cuentas que no les corresponden. Es incómodo.

Nunca le había dicho esto a nadie, ni a mamá, ni a Cassy, que además de ser mi hermanastra ha sido mi mejor amiga, pero aquí estoy, soltándoselo a Adrien.

—¿Y quieres ser totalmente independiente? —cuestiona como si de verdad lo dudara.

—Si, definitivamente.

Lo sopesa unos segundos antes de asentir.

—Encontraré algo para ti entonces —afirma y yo no me lo creo.

—¿Deveras, deveritas?

Asiente riéndose por la expresión.

Deveras, deveritas —repite aguantándose las carcajadas.

—¡Gracias! —chillo y extiendo mi mano para que pueda tomarla, con cuidado sus dedos toman los míos—. Aún no sé si sentirme mal por aprovecharme de ti de esa forma.

—No te estás aprovechando —me regaña, mientras juguetea con mis dedos—. Te haría directora general de un hospital si me dejaras hacerlo, pero ahora sé que no aceptarías, así que si puedo conseguir un simple trabajo para ti, lo haré.

—Se sigue sintiendo como si estuviera aprovechándome de ti.

—Yo no me quejaría si te aprovecharas de mí de una forma distinta —murmura y vuelvo a patear su muslo con mi pie—. Auch.

—Eres un maldito mal pensado —me levanto y lo jalo conmigo—. Ahora ven, te limpiaré un poco.

Lo empujo dentro del baño y él me mira con dobles intenciones.

—Y borra esa sonrisa —lo regaño—. Lávate tú solo.

Lo dejo adentro y salgo para acomodar el desastre que hemos dejado en la sala de estar. Oigo el agua caer, mientras llevo mis bolsas de compras a mi habitación y las de Avery a su cuarto.

—He terminado —avisa, saliendo del cuarto de baño mientras se acaricia el rostro—. Esa mierda realmente funciona, Roberts.

—Te lo dije.

—Necesitaré más de eso en un futuro.

—Me aseguraré de llevar más cosas en nuestra próxima pijamada —lo empujo fuera de mi camino y entro al baño para lavar mi cara, y cepillar un poco mi pelo y mis dientes.

Al salir veo que él ya se encuentra acostado en el sofá.

—Avery ha avisado que no llegará a dormir —informa señalando mi celular en la mesa.

—¿Has revisado mi celular?

—No —se levanta abruptamente—. La pantalla se iluminó y pude ver el mensaje. No soy tan chismoso como para invadir tu privacidad.

—Seguro que no —digo con burla.

—¿Quién te crees que soy? ¿La Regina George de la Universidad?

Levanto las manos mientras lo rodeo hasta quedar junto a él.

—Tus palabras, no las mías.

—Oye —suelto una carcajada porque pareciera que de verdad se ha ofendido—. Es un título que me ha costado mantener —murmura en voz baja.

Sonrío, pero luego esa sonrisa se esfuma cuando mis ojos observan el reloj que marca casi media noche.

—¿Te irás a tu residencia esta noche?

—Supongo.

Ese supongo me desinfla como a un globo frente a las espinas de una rosa. Y no entiendo por qué lo hace.

—¿No es demasiado tarde?

—Si quieres que me quede solo tienes que decirlo —repite unas palabras que conozco a la perfección.

—Solo creo que es peligroso que estés a estas horas allá afuera.

—Brook, he estado fuera mucho más tarde.

Su respuesta me hace sentir tonta, porque es verdad. Fue una excusa demasiado estúpida, pero me niego a decirle las palabras que quiere escuchar.

—No quiero que salgas solo afuera.

Al menos no dije las palabras de manera tan directa. La sonrisa engreída que tenía en su rostro es sustituida por una más cálida.

—Puedo dormir aquí, si no tienes problema —dice, acomodándose en el sofá de nuevo.

Dejarlo dormir aquí es lo más lógico y razonable que podría hacer, pero algo me dice que no está bien. No puedo dejarlo dormir en un sofá que no es exactamente el más cómodo del mundo y no es como que él me haya dejado dormir en el sofá de su sala, aunque esos muebles si son mucho más cómodos que este.

—Puedes dormir conmigo —propongo—. Mi cama no es tan grande y tampoco es tan cómoda, pero la pasarás mejor que aquí. Nos las arreglaremos para acomodarnos —susurro hasta el final, y es que su mirada me hace sentir como si lo que dije fuera una tontería, e incluso parece ser que está a punto de rechazar la propuesta.

En cambio, dice: —¿Estarás bien con eso?

Estaré más que bien. Quiero decir.

—Si, somos algo así como mejores amigos ¿No?

¿¡NO!?

—Está bien —acepta y lo llevo hasta mi cuarto.

—Tu cama es ciertamente pequeña y soy especialmente alto.

Mira que no me he dado cuenta. Mi mente hace de las suyas con sarcasmo.

—Son del tamaño más normal —digo.

—Por eso no duermo en camas normales.

Claro que no. Duerme en camas tamaño King, y el colchones que parecen nubes más que algodón.

—Desvístete y luego hablamos —le digo y me sorprendo a mi misma, pero no me retracto.

Se quita la camiseta y, para evitar ver, me doy la vuelta, saliendo de la habitación.

Deambulo un rato en la sala de estar, asegurando la puerta principal, los grifos del baño, las luces e incluso limpio un poco. Repito la acción al menos unas tres veces más, cuando decido que es hora de entrar.

Al hacerlo, la vista es un poco graciosa para mí. La cama apenas y es lo suficientemente larga como para sostener el cuerpo de casi un metro noventa de este jugador de americano y me parece una locura que esté aquí, aguantando la incomodidad.

—Sin reírte, Roberts —avisa y termino soltando una carcajada que me hace ganar una mirada de reproche por su parte.

—Bien, bien —levanto las manos y rodeo la cama para acostarme a su lado.

Agradezco el hecho de que haya elegido el lado derecho, pues siempre he preferido dormir en el izquierdo y no me hubiera gustado discutir con él por algo tan banal como eso.

Apago la lámpara que se encuentra de mi lado, una vez que estoy completamente dentro de las sábanas.

—Espero que puedas dormir bien. Yo sé que no es tan cómodo a lo que estás acostumbrado, pero...

—Estoy bien, Brook. Ya es demasiado que me dejes dormir en tu cama.

—¿Seguro que...

—Estoy bien —repite con tranquilidad. Si está molesto o incómodo, no lo demuestra—. Duerme.

—Buenas noches —digo, esperando que de verdad sea una buena noche para él.

—Buenas noches, Roberts —contesta con un suspiro y eso es todo lo que necesito para caer rendida.

*****

Feliz Navidad!!

Este es probablemente el último capítulo del año así que es hora de ponernos sentimentales.

Fue un gran año para mí en lo que respecta a la historia, y creo que no lo hubiera sido sin ustedes. Gracias por estar aquí, por haberme dado la oportunidad de contarles la historia de Adrien y Brook y por la enorme paciencia que me tienen.

Espero que estén pasando felices fiestas, y si no es así, al menos espero que este capítulo aminore los sentimientos negativos.

Hace algunos años todo mi amor era dirigido a pocas personas que siguen hoy aquí (Kari, Vania, Lu, Juli, Mica, Gabi, Mari, Yorgellys, entre las pocas que ahora recuerdo), pero hoy va a un poco mas de mil personas que están leyendo esto.

Quiero decirte que te amo y que nunca me voy a cansar de agradecer todo el cariño que me das. Gracias por existir, por ser parte de esto. Ojalá que el próximo año sigamos estando todas nosotras, desearía seguir leyendo cada uno de tus comentarios, puede que en esta o en otra historia.

Sin importar si al final decides abandonar ITYY, espero que siempre estés bien, rodeada de personas que no hagan más que amarte. Nunca olvides ser una buena persona, sin llegar a dejar que pasen por encima de tus principios y dignidad. Yo sé que a veces hay gente mierdita por ahí, pero es momento de plantearnos la calidad de seres humanos que somos. 

Recuerda que te quiero mucho mucho montones y toneladas, y que desde el momento en que me dejaste entrar a tu vida, te convertiste en una persona importante para mí, y yo aprecio, defiendo y atesoro lo que me importa. Así que nunca dudes en hablarme si necesitas a una amiga.

Esto ni siquiera es un poco de lo mucho que tengo atorado en la garganta y que quiero decirles, pero puede que después se los diga.

Una vez leído toooodo lo que escribí, puedes registrar tu asistencia. Hay una sorpresita.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 190K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
104K 13.4K 163
Entra para obtener más información de la historia 💗
738K 68K 44
🐺! Au; Dónde Harry no tiene idea de lo que es un cortejo. Fanfic / Tom x Harry No copiar o adaptar Hecho base a mi imaginación ...
3.6K 245 17
Quien diría, que una tarde, Sophie iba a salir a pasear con su perrita Bonnie y que en un abrir y cerrar los ojos, ella se termina perdiendo. Quien d...