βž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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π˜π†π†πƒπ‘π€π’πˆπ‹ || ❝ La desdicha abunda mΓ‘s que la felicidad. ❞ Su nombre procedΓ­a de una de las leyendas... More

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β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈
β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈𝐈
β€– π€π‚π‹π€π‘π€π‚πˆπŽππ„π’
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━ Proemio
π€πœπ­π¨ 𝐈 ━ 𝐘𝐠𝐠𝐝𝐫𝐚𝐬𝐒π₯
━ 𝐈: Hedeby
━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
━ 𝐈𝐈𝐈: Fiesta de despedida
━ πˆπ•: Una guerrera
━ 𝐕: Caminos separados
━ π•πˆ: La sangre solo se paga con mΓ‘s sangre
━ π•πˆπˆ: Entre la espada y la pared
━ π•πˆπˆπˆ: Algo pendiente
━ πˆπ—: Memorias y anhelos
━ 𝐗: No lo tomes por costumbre
━ π—πˆ: El funeral de una reina
━ π—πˆπˆ: Ha sido un error no matarnos
━ π—πˆπˆπˆ: Un amor prohibido
━ π—πˆπ•: Tu destino estΓ‘ sellado
━ 𝐗𝐕: SesiΓ³n de entrenamiento
━ π—π•πˆ: SerΓ‘ tu perdiciΓ³n
━ π—π•πˆπˆ: Solsticio de Invierno
━ π—π•πˆπˆπˆ: No es de tu incumbencia
━ π—πˆπ—: Limando asperezas
━ 𝐗𝐗: ΒΏQuΓ© habrΓ­as hecho en mi lugar?
━ π—π—πˆ: PasiΓ³n desenfrenada
━ π—π—πˆπˆ: No me arrepiento de nada
━ π—π—πˆπˆπˆ: El temor de una madre
━ π—π—πˆπ•: Tus deseos son Γ³rdenes
━ 𝐗𝐗𝐕: Como las llamas de una hoguera
━ π—π—π•πˆ: Mi juego, mis reglas
━ π—π—π•πˆπˆ: El veneno de la serpiente
━ π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏPor quΓ© eres tan bueno conmigo?
━ π—π—πˆπ—: Un simple desliz
━ 𝐗𝐗𝐗: No te separes de mΓ­
━ π—π—π—πˆ: Malos presagios
━ π—π—π—πˆπˆ: No merezco tu ayuda
━ π—π—π—πˆπˆπˆ: Promesa inquebrantable
━ π—π—π—πˆπ•: Yo jamΓ‘s te juzgarΓ­a
━ 𝐗𝐗𝐗𝐕: Susurros del corazΓ³n
━ π—π—π—π•πˆ: Por amor a la fama y por amor a OdΓ­n
π€πœπ­π¨ 𝐈𝐈 ━ π•πšπ₯𝐑𝐚π₯π₯𝐚
━ π—π—π—π•πˆπˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
━ π—π—π—π•πˆπˆπˆ: MΓ‘s enemigos que aliados
━ π—π—π—πˆπ—: Una velada festiva
━ π—π‹πˆ: Cicatrices
━ π—π‹πˆπˆ: Te conozco como la palma de mi mano
━ π—π‹πˆπˆπˆ: Sangre inocente
━ π—π‹πˆπ•: No te conviene tenerme de enemiga
━ 𝐗𝐋𝐕: Besos a medianoche
━ π—π‹π•πˆ: Te lo prometo
━ π—π‹π•πˆπˆ: El inicio de una sublevaciΓ³n
━ π—π‹π•πˆπˆπˆ: Que los dioses se apiaden de ti
━ π—π‹πˆπ—: Golpes bajos
━ 𝐋: Nos acompaΓ±arΓ‘ toda la vida
━ π‹πˆ: Una red de mentiras y engaΓ±os
━ π‹πˆπˆ: No tienes nada contra mΓ­
━ π‹πˆπˆπˆ: De disculpas y corazones rotos
━ π‹πˆπ•: Yo no habrΓ­a fallado
━ 𝐋𝐕: Dolor y pΓ©rdida
━ π‹π•πˆ: No me interesa la paz
━ π‹π•πˆπˆ: Un secreto a voces
━ π‹π•πˆπˆπˆ: Yo ya no tengo dioses
━ π‹πˆπ—: TraiciΓ³n de hermanos
━ 𝐋𝐗: Me lo debes
━ π‹π—πˆ: Hogar, dulce hogar
━ π‹π—πˆπˆ: El principio del fin
━ π‹π—πˆπˆπˆ: La cabaΓ±a del bosque
━ π‹π—πˆπ•: Es tu vida
━ 𝐋𝐗𝐕: Visitas inesperadas
━ π‹π—π•πˆ: Ella no te harΓ‘ feliz
━ π‹π—π•πˆπˆ: El peso de los recuerdos
━ π‹π—π•πˆπˆπˆ: No puedes matarme
━ π‹π—πˆπ—: Rumores de guerra
━ 𝐋𝐗𝐗: Te he echado de menos
━ π‹π—π—πˆ: Deseos frustrados
━ π‹π—π—πˆπˆ: EstΓ‘s jugando con fuego
━ π‹π—π—πˆπˆπˆ: Mal de amores
━ π‹π—π—πˆπ•: CreΓ­a que Γ©ramos amigas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐕: Brezo pΓΊrpura
━ π‹π—π—π•πˆ: Ya no estΓ‘s en Inglaterra
━ π‹π—π—π•πˆπˆ: Sentimientos que duelen
━ π‹π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏQuiΓ©n dice que ganarΓ­as?
━ π‹π—π—πˆπ—: Planes y alianzas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗: No quiero perderle
━ π‹π—π—π—πˆ: Corazones enjaulados
━ π‹π—π—π—πˆπˆ: Te quiero
━ π‹π—π—π—πˆπˆπˆ: La boda secreta
━ π‹π—π—π—πˆπ•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕: Brisingamen
━ π‹π—π—π—π•πˆ: Un sabio me dijo una vez
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆ: Amargas despedidas
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆπˆ: Te protegerΓ‘
━ π‹π—π—π—πˆπ—: El canto de las valquirias
━ 𝐗𝐂: Estoy bien
━ π—π‚πˆ: Una decisiΓ³n arriesgada
━ π—π‚πˆπˆ: TΓΊ harΓ­as lo mismo
━ π—π‚πˆπˆπˆ: Mensajes ocultos
━ π—π‚πˆπ•: Los nΓΊmeros no ganan batallas
━ 𝐗𝐂𝐕: Una ΓΊltima noche
━ π—π‚π•πˆ: No quiero matarte
━ π—π‚π•πˆπˆ: Sangre, sudor y lΓ‘grimas
━ π—π‚π•πˆπˆπˆ: Es mi destino
━ π—π‚πˆπ—: El fin de un reinado
━ 𝐂: HabrΓ­a muerto a su lado
━ π‚πˆ: El adiΓ³s
━ 𝐄𝐩𝐒́π₯𝐨𝐠𝐨
β€– π€ππ„π—πŽ: πˆππ…πŽπ‘πŒπ€π‚πˆπŽΜπ 𝐘 π†π‹πŽπ’π€π‘πˆπŽ
β€– π€π†π‘π€πƒπ„π‚πˆπŒπˆπ„ππ“πŽπ’
β€– πŽπ“π‘π€π’ π‡πˆπ’π“πŽπ‘πˆπ€π’
β€– π’π„π†π”ππƒπŽ π‹πˆππ‘πŽ

━ 𝐗𝐋: Curiosos gustos los de tu hermano

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By Lucy_BF

N. de la A.: cuando veáis la almohadilla #, reproducid el vídeo que os he dejado en multimedia y seguid leyendo. Prometo que no os arrepentiréis.

✹.✹.✹

──── CAPÍTULO XL ───

CURIOSOS GUSTOS LOS
DE TU HERMANO

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        DECIR QUE ESTABA EMOCIONADO era quedarse corto. Björn Piel de Hierro estaba pletórico, tanto que no cabía en sí del gozo. El hecho de regresar al mar Mediterráneo, del que tan prendado se había quedado tras su primera incursión —hacía poco más de un ciclo—, le entusiasmaba a más no poder. Ansiaba seguir explorándolo, descubrir los tesoros que ocultaban sus exóticas costas. Y ahora que habían conseguido vengar la muerte de su progenitor, derrotando a dos monarcas cristianos en el proceso, era libre de hacerlo. Ya nada le ataba a Inglaterra, de modo que no miraría atrás cuando, a la mañana siguiente, poco entrado el amanecer, zarpase junto a un nutrido grupo de guerreros para cumplir el destino que los dioses habían forjado para él.

O esa había sido su idea hasta hacía un par de meses, antes de que cierta jovencita de carácter fiero e indomable pusiera todo su mundo patas arriba. Porque ahora sí que había algo que lo retenía en tierras sajonas, y ese algo tenía nombre y apellido: Eivør Hrólfrsdóttir.

En aquel tiempo que llevaban fuera de Kattegat había estrechado lazos con la escudera, en quien había encontrado a una amiga y una confidente. Aquel viaje les había brindado la oportunidad de conocerse más a fondo, de ver más allá de los títulos y rangos que ambos ostentaban, descubriendo en el otro una agradable compañía.

Aunque eso no era lo único que había surgido entre ellos, sino también una fortísima atracción, un deseo irrefrenable y exacerbado al que no habían podido resistirse. Porque habían acabado sucumbiendo al placer de la carne, dejándose llevar por sus más puros instintos en una noche que ninguno de los dos olvidaría jamás.

Había estado con muchas mujeres a lo largo de su vida, pero lo que sentía cuando estaba con Eivør no lo había experimentado jamás, ni siquiera con Torvi. Quizá podría asemejarse a lo que vivió con Thorunn, con quien tuvo a su primera hija, Siggy, que murió estando él en Frankia: un encaprichamiento fogoso y ardiente. De hecho, siempre que estaba con la skjaldmö, esta lo retrotraía a esos años, a esa época en la que todavía era demasiado joven e inexperto. A esa etapa en la que todo le parecía posible.

Pero nada de eso importaba ahora.

Su camino y el de Eivør se separarían en breve, concretamente con la primera marea. Él partiría hacia el sur y ella se quedaría en Inglaterra, asaltando y saqueando hasta que creyera conveniente regresar a Noruega, donde perseguiría sus propias ambiciones, convirtiéndose en una escudera de renombre.

Björn suspiró. Se había sentado en torno a una mesa rectangular junto a Halfdan y otros hombres que lo acompañarían en su travesía por el Mediterráneo. Sobre la superficie de madera había varios platos a rebosar de comida, además de cerveza e hidromiel para animar un poco el ambiente.

A sus oídos llegaban amortiguadas las voces de sus camaradas, que comían y bebían entre atragantos y accesos de risa. Él, por el contrario, se mantenía en el más absoluto mutismo, inmerso en sus propias cavilaciones.

—¡Björn, amigo! —lo llamó Halfdan, sacándolo de su ensimismamiento—. Alegra esa cara, que cualquiera diría que has visto al mismísimo Helhest* correteando por ahí —apostilló en un improvisado tono jocoso, dando lugar a alguna que otra carcajada entre sus demás compañeros.

El rubio negó con la cabeza, divertido.

—Créeme, oír cómo berrea Jerk mientras trata de afinar ese maldito trasto es muchísimo peor que toparse con cualquier criatura del Helheim —bromeó Björn en tanto señalaba con un suave cabeceo al aludido, que ocupaba el extremo opuesto de la mesa. Este sostenía en sus callosas manos un hermoso kraviklyra del que brotaban unas melodías un tanto estridentes y desagradables.

Más risas llenaron el aire.

—En eso debo darte la razón —concedió Halfdan. Alzó torpemente su cuerno vaciado para darles más énfasis a sus palabras, provocando que parte de su contenido se derramara en el proceso—. ¡Por todos los dioses, Jerk! ¿Es que quieres dejarnos sordos? —le increpó al susodicho, quien, haciendo caso omiso de las quejas de sus amigos, continuó cantando y tocando pequeños acordes por el mero hecho de regocijarse a su costa.

Björn también carcajeó, evadiéndose durante unos instantes de todos sus problemas y preocupaciones, que no eran pocos. Segundos después volvió la vista al frente, extraviándola en la lejanía. Fue allí donde avistó a Ubbe y Drasil, que caminaban a la par, cada uno con un plato de comida en las manos.

El mayor de los Ragnarsson entornó los ojos. Ubbe le había contado todo lo que había ocurrido entre él y la castaña. No le había quedado más remedio que hacerlo cuando esta resultó herida en el campo de batalla, de manera que estaba al corriente de sus escarceos amorosos.

No iba a negar que al principio le resultó extraño pensar en ellos de esa forma. Al fin y al cabo, Ubbe era su hermano y Drasil una de sus mejores amigas. Sin embargo, a cada día que transcurría tenía más claro que ambos estaban hechos el uno para el otro. Solo había que fijarse en cómo se miraban, el modo en que se sonreían.

—Esa es la hija de La Imbatible, ¿no es cierto? —preguntó Halfdan. A su lado, Björn asintió. Los dos siguieron con la mirada a la pareja hasta que esta se perdió entre la multitud—. Curiosos gustos los de tu hermano... —Realizó una breve pausa, lo justo para darle un trago a su cerveza—. Ella no deja de servir a la mujer que asesinó a su madre —remarcó.

El primogénito de Ragnar Lothbrok se encogió de hombros.

—Lagertha es Lagertha, y Drasil es Drasil —respondió con simpleza.

—El muchacho no tiene la culpa, Halfdan —intervino Bragge al tiempo que codeaba al mencionado en un gesto cómplice—. Con semejante hembra es normal que no haya podido contenerse —puntualizó, justo antes de llevarse un trozo de jabalí a la boca.

Ante ese último comentario, Björn se removió en su asiento con cierta incomodidad. Una parte de él seguía viendo a Drasil como la niña que tantos recuerdos le traía de su hermana Gyda, a quien los dioses se llevaron demasiado pronto. De ahí que escuchar ese tipo de comentarios sobre ella le contrariaran, y más si estos provenían de sus compañeros de armas, quienes prácticamente le doblaban la edad.

—Tiene mejores atributos su amiga, la morena que siempre está con ella —contradijo Vorhelm, que no tardó en ser secundado por Ingvar y Jerk—. Esa sí que es una mujer en toda regla. De pechos generosos y caderas anchas. —Rellenó su jarra de hidromiel y le dio un sorbo. Un reguero descendió sinuoso por la barba pulcramente trenzada—. Seguro que es una delicia en la cama.

El caudillo vikingo se masajeó las sienes con acritud. Los comentarios sobre Eivør tampoco le agradaban. Es más, algunos hacían que le hirviera la sangre. No le gustaba que otros hombres hablaran de ella de esa manera, como si fuera un simple pedazo de carne. Como si tuvieran derecho a poseerla.

—Yo que tú no hablaría así de ella —le aconsejó Halfdan, a quien ya empezaba a hacerle efecto el alcohol que había ingerido. Tenía la cabeza abotargada y la visión se le nublaba a intervalos regulares, señal inequívoca de que había bebido más de la cuenta.

Vorhelm lo miró con una ceja arqueada.

—¿Y eso por qué, si puede saberse? ¿Acaso la quieres para ti solo?

—No. —Halfdan esbozó una sonrisilla mordaz—. Pero Björn no hace más que rondarla, ¿verdad que sí? —Le pasó un brazo por encima de los hombros al Ragnarsson y lo atrajo hacia sí entre continuas risotadas—. De hecho, las malas lenguas dicen que ya la has montado.

Todos focalizaron su atención en Björn, ansiosos por conocer los detalles más morbosos y comprometidos.

—¿Es eso cierto, Piel de Hierro? —Esta vez fue Bragge quien formuló aquella pregunta.

—¡Qué callado te lo tenías! —terció Ingvar, socarrón.

El rubio profirió un lánguido suspiro.

Aquella iba a ser una noche muy larga.

No podía conciliar el sueño.

Sus ojos, tan azules como dos zafiros relucientes, no parecían tener la menor intención de cerrarse. Su cabeza tampoco le daba tregua; estaba nervioso y eufórico, con ansias de poner rumbo hacia el mar Mediterráneo. Daba vueltas sin cesar en su lecho, tratando de dejar su mente en blanco y centrarse en el ritmo acompasado de sus latidos, pero todos sus esfuerzos eran en vano.

Recostado en una pila de mantas y cojines, suspiró con pesadez y clavó la vista en el techo de lona de aquella tienda que se había convertido en su refugio y santuario. Esta permanecía sumida en la más absoluta oscuridad, salvo por la luz de un par de lámparas de aceite que ardían en una mesa de madera oscura. Las sombras fluctuaban en las endebles paredes de tela, que se mecían al compás de la brisa nocturna. Una lluvia tenue caía susurrante en el exterior.

Dobló los brazos detrás de su cabeza y centró toda su atención en los sonidos que le llegaban de fuera. Poco a poco se fue relajando, sumiéndose en un duermevela apacible. Durante aquel sueño ligero fantaseó con tierras cálidas y soleadas, joyas deslumbrantes y hermosas mujeres cubiertas con velos de seda.

No fue consciente de que alguien había irrumpido en la carpa hasta que el sonido de unas pisadas lo puso en guardia. Björn abrió los ojos de golpe, sobresaltado. Veloz como un rayo, su mano se deslizó bajo uno de los cojines y la hoja de un cuchillo destelló a la luz de las lámparas. Se incorporó sobre uno de los codos y escudriñó con frenesí las inmediaciones de la tienda.

Sus iris celestes se toparon con una figura encapuchada. Esta elevó las manos en un gesto conciliador, para luego quitarse la capucha. Aquella silueta oscura y borrosa se delineó hasta convertirse en el cuerpo de Eivør, que lo miraba con aparente tranquilidad.

Las pulsaciones del primogénito de Ragnar Lothbrok se dispararon. Tenía la boca seca y el aire se le había quedado atascado en la garganta. Él también la sometió a un riguroso escrutinio, como queriendo cerciorarse de que su presencia allí no era producto de su imaginación.

Eivør tenía el porte de una reina, con la espalda derecha y la postura elegante. Su cabello azabache le llegaba a la cintura, cayendo por su espalda como una cascada de ébano. Sus ojos pardos, que permanecían delineados en negro, centelleaban como estrellas y sus labios entreabiertos parecían pedirle a gritos que los hiciera suyos.

#

Björn se puso en pie, a pecho descubierto, y avanzó un par de pasos, situándose delante de la recién llegada. Esta alzó el rostro hacia él, sintiendo cómo su corazón aumentaba considerablemente su ritmo, alcanzando una cadencia casi frenética.

El rubio abrió la boca con la intención de hablar, de verbalizar aquello que le estaba quemando en la punta de la lengua, pero Eivør siseó para impedir que dijera nada. Sus orbes castaños eran una puerta abierta que dejaba ver todo lo que sus rasgos no permitían, de manera que se entendieron con una sola mirada.

Sin romper el contacto visual con él, la skjaldmö abrió el cierre de su capa, que cayó al suelo con un silbido. Björn extendió las manos hacia ella y acunó su semblante con tanta delicadeza que hasta él mismo se sorprendió. Eivør acarició sus musculosos brazos, deleitándose ante el suave tacto de su piel, que ardía bajo las yemas de sus dedos.

El Ragnarsson rebasó los escasos centímetros que los separaban y cubrió sus labios con los suyos. Eivør cerró los ojos, dejándose llevar por la magia del momento. Abrió la boca para profundizar el beso y dejó que su lengua jugueteara con la de Björn.

Segundos después, cuando no les quedó más remedio que separarse por la falta de oxígeno, el caudillo vikingo pegó su frente a la de la morena. La punta de su nariz descendió por su mejilla y siguió la línea de su mandíbula, arrancándole a Eivør un estremecimiento.

Björn sonrió, justo antes de posar las manos en sus hombros. Con deliberada lentitud, bajó la aterciopelada tela que los cubría. La muchacha se dejó hacer mientras el hombre besaba su cuello y mordisqueaba la carne sensible de sus clavículas. Cuando quiso darse cuenta su vestido estaba en el suelo, formando un pequeño charquito junto con la capa que hasta hacía unos instantes había ocultado su identidad.

Björn tragó en seco. La visión del cuerpo desnudo de Eivør resplandecía frente a él. Sus senos, su cintura, sus caderas, sus piernas... La sangre golpeaba con furia sus sienes y bramaba en su miembro, que exigía ser liberado.

Excitado, volvió a acortar la distancia que lo separaba de la escudera y la besó, pero esta vez con muchísima más ferocidad. Eivør enredó los brazos alrededor de su cuello y se adhirió más a él, rindiéndose ante aquel arrebato tan pasional por su parte.

Björn la condujo hacia su lecho y la depositó en él con cuidado. Se quitó las calzas con premura en tanto ella lo aguardaba pícara y salaz, con actitud incitante. El Ragnarsson se tendió a su lado y se tomó unos segundos para poder admirar su desnudez. Sus falanges acariciaron las zonas prohibidas de su cuerpo, arrastrándola al borde del abismo, a una espiral de perdición y deseo. Trazaron la curva de sus senos, recorrieron su vientre plano y se detuvieron en su feminidad.

Eivør arqueó la espalda cuando Björn deslizó en su interior los dedos índice y corazón, y sollozó en el momento en que estos comenzaron a moverse enérgicamente dentro de ella. Agarró con una fuerza temblorosa la frazada sobre la que estaba tumbada mientras el rubio la estimulaba, haciéndola perder todo tipo de noción.

La explosión sensorial que experimentó poco después hizo que gimiera de placer. Sus piernas se convulsionaron y sus uñas se hundieron en los brazos de Björn, que la acalló con un beso voraz y salvaje.

Sin poder contener más sus ansias de que la penetrara, Eivør colocó las manos en la nuca del primogénito de Ragnar Lothbrok y lo empujó hacia abajo para que se acostara encima de ella, guiándolo después a la hendidura húmeda entre sus piernas. Apretó las caderas contra él en un gesto provocativo y dejó escapar un trémulo suspiro cuando su masculinidad la llenó. Björn la sostuvo contra su torso y se movió con ella, lenta y profundamente.

Ninguno sabía lo que les deparaba el futuro. Había muchas probabilidades de que no volvieran a verse. Cualquiera de los dos podría morir durante el tiempo que estuvieran separados, de ahí que no lo hubiesen dudado a la hora de pasar una última noche juntos.

Una noche que ambos grabarían a fuego en su memoria.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

· ANOTACIONES ·

—El Helhest (o Helhesten) es un caballo de tres patas asociado con el Helheim, el reino de los muertos, y por tanto con la diosa Hela. Este animal, según el folclore escandinavo, es el preludio a la muerte. Verlo —o hasta incluso escuchar sus temibles pasos— es un mal augurio, puesto que está relacionado con la enfermedad y la calamidad.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, mis amores!

Bueno, bueno, bueno... Ya os dije en el anterior capítulo que este iba a estar calentito, y Lucy siempre cumple con lo que dice. Estos dos tenían que tener una despedida en condiciones. De hecho, solo han faltado los fuegos artificiales x'D Más que nada porque se acerca el dramote y, bueno, quería que disfrutasen un poquillo antes de hacer de las mías, jajajaja.

Decidme, ¿qué os ha parecido el capítulo? Porque tenía ganas de escribir desde la perspectiva de Björn para que pudierais ver cómo se siente respecto a Eivør. Parece que nuestra sexy escudera le ha calado hondo (͡° ͜ʖ ͡°) Aunque ya sabemos cómo es este hombre y lo mucho que le gusta darle al tema que te quema. Así que yo que vosotros no me haría muchas ilusiones, jeje.

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo y que hayáis fangirleado con él tanto como yo.

No olvidéis votar y comentar =)

Un besazo ^3^

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