*Narra Valeria*
-Dios mío- digo cuando salgo del coche y me quedo mirando con la boca abierta lo que tengo delante. Estamos en una playa a 15 minutos en coche de la casa de el hermano de Pablo. Al parecer es una playa a la que no va nadie ya que solo están los invitados de la boda. La playa esta dividida en dos partes, a la derecha está el altar y las sillas separadas por una alfombra con mas o menos 25 sillas a cada lado, está claro que es una boda privada. Las sillas están llenas de flores, al igual que la alfombra blanca que da a un altar que está debajo de un gran arco hecho solo de flores. Al lado izquierdo de la playa hay unas carpas enormes donde supongo que es donde vamos a cenar. El olor a agua salada entra por mis fosas nasales y la brisa del mar me golpea en la cara. Este sitio es perfecto.
-Bonito, ¿no crees?- pregunta él dándome la mano. Asiento aun asombrada con la preciosa vista a mí alrededor.
-¿Cómo habéis conseguido montar una boda en plena playa?- el olor a sal invade todos mis sentidos, y me dan ganas de meterme corriendo al agua.
-Tenemos contactos- sonríe
-¿Debería asustarme?
-Puede...-me guiña un ojo, y se comienza a reír tras ver mi cara de asustada- venga vamos.
-Podrías haberme dicho que era una boda en la playa- tengo que parecer estúpida en este momento, andar con estos tacones es imposible, con un vestido que me llega a los tobillos y mas aun teniendo en cuenta que estamos andando sobre arena. Él tan solo me sonríe.
-¿Quieres que vayamos a sentarnos ya?- asiento. Nos sentamos en la primera fila de las sillas a la derecha de la alfombra, donde van los familiares del novio. El tiempo pasa y los invitados van tomando asiento, yo me dejo llevar con el sonido de las olas.
-Siempre me he querido casar en la playa- pienso en voz alta. ¿He dicho eso? Espero que no lo haya oído. Abro los ojos y veo como sonríe. La música nupcial empieza y vemos como Salva llega al altar nervioso. Pablo me da un beso en la mejilla y pone mis manos en su regazo antes de que la boda empiece. En el tiempo en el que tarda Alejandra en cruzar la alfombra, me quedo pensando en por qué Pablo ni siquiera ha intentado besarme en estos días. Se supone que somos pareja delante de su familia, y lo único que ha hecho ha sido darme besos en la mejilla y cogerme de la mano, no es que quiera que lo haga, pero...¿Y si intenta besarme?¿Le dejo?¿Le doy una oportunidad? ¿Debería ser menos borde con él?
Sin darme cuenta ha pasado casi media ceremonia y veo a Sofía casi corriendo por el pasillo que da al altar con una cesta con los anillos.
-Lo has hecho muy bien- la sonrío cuando se sienta en el regazo de Casilda que está en la silla de al lado.
-Salvador Moreno de Alborán, ¿quieres recibir a Alejandra Sanchez, como esposa y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?- pregunta el cura a Salva.
-Sí quiero- responde él, y una lágrima cae por mi mejilla. ¿Por qué tendré que llorar en las putas bodas?
-No llores- me susurra Pablo y pasa su brazos por mis hombros acercándome más a él.
-Alejandra Sánchez, ¿quieres recibir a Salvador Moreno de Alborán, como esposo y prometer serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
-Sí quiero- responde ella también emocionada.
Todos aplauden cuando Salvador besa a su, ahora, mujer.
Al igual que en la ceremonia, dentro de las carpas todo esta lleno de flores y hay mesas redondas por todos lados, y una larga rectangular, la de los recién casados, al fondo de las casetas hay un espacio vacío, la pista de baile, supongo. Esto es mucho más grande por dentro que por fuera.
-Mierda- digo al ver una mesa llena de regalos.
-¿Qué pasa?- Pablo no me ha soltado la mano desde la ceremonia.
-No tenemos regalo.
-Le prometí a Salva que le iba a comprar los muebles para su habitación en nuestra casa.
-¿Y vas a regalarles todos los muebles?
-Todos no, los que mas le gusten- empieza a reírse mientras me dirige a la que es nuestra mesa, que está al lado de la mesa larga, la cual compartimos con la loca de su hermana y su sobrina. La cena pasa entre risas, y después de los cursis discursos de los recién casados empieza la música. Ya voy un poco atontada después de 3 o 4 copas de champán. Los novios abren el baile y todos los seguimos, Pablo y yo incluidos, canción lenta, genial.
-Estos zapatos me están matando- digo mientras entrelazo mis brazos por su cuello y el pone sus manos en mi cintura, una a cada lado.
-Eso te pasa por comprarte tacones altos- dice mientras nos movemos con la canción. Estamos alejados de la música, lo que hace que nos podamos oír mejor.
-Sino me siento bajita- apoyo mi barbilla en su hombro.
-Es que eres bajita-
-No lo soy- digo mirándole a los ojos.
-Si lo eres- en un momento deshace mi moño y tira las horquillas por ahí- así mejor.-susurra en mi oído poniéndome todos los pelos de punta, cierro los ojos unos segundos inconscientemente mientras mete las manos en mi pelo, peinándomelo.
-Tu hermana te mata, le ha costado hacerme el moño- me río. Me extraña mi comportamiento, pero después de tanto tiempo , no se esta mal con él.
-Me gusta mas así- me susurra al oído mientras me acaricia el pelo.
-¿Tu hermana no está casada?- pregunto cambiando de tema. Me había hecho esa pregunta antes, pero no quería preguntarle nada a Casilda ya que no me parecía correcto.
-No- dice volviendo a poner las manos en mi cintura- su novio la dejo embarazada y la dejó.- no me esperaba para nada esa respuesta.
-Tu madre nos dijo que estaba casada.
-Bueno, como entenderás no va a ir diciendo que un gilipollas la dejó embarazada y se piró.
-Y luego dices que no todos sois unos capullos.
-Y no todos somos así- no sé que hago pero me acerco para besarle y él simplemente se aleja. Ouch
-Sí que lo sois- digo soltándome de él.
-Pero Val...
-Tío Pablo, ¿podemos bailar?- pregunta la pequeña Sofía a sus pies. Gracias Sofía, aprovecho el momento para salir de la carpa.
*Narra Pablo*
-Y no todos somos así- digo y Valeria se inclina para besarme, por mucho que quiera besarla, joder que si quiero, me alejo.
-Sí que lo sois- dice quitando sus brazos de mi cuello.
-Pero Val...- joder.
-Tío Pablo, ¿podemos bailar?- pregunta mi ángel. Veo como Valeria sale corriendo de la carpa
-La tía Val se ha enfadado conmigo, ¿bailamos después?- la pregunto.
-¿Po que se ha enfadado?
-Porque soy tonto- ella se ríe y se tapa la boca con sus pequeñas manos.
-¿Bailaz luego conmigo?- me pregunta.
-Claro que si ángel- le doy un beso en la mejilla y salgo a buscar a Valeria. La encuentro sentada en la arena a unos metros descalza. Me siento al lado suya.
-Eres un capullo- me dice. Sonrío.
-Lo sé.
-¿Por qué no me has besado?- no esperaba esa pregunta. Bueno ni siquiera esperaba que me quisiera besar.
-No podía hacerlo, no puedo besarte Valeria.-explico mientras juego con la arena entre mis dedos.
-Ag eres imposible- dice tumbándose en la arena. Me río por la ironía del asunto.
-¿De que te ríes?
-De nada- me tumbo a su lado, está claro que luego acabaremos llenos de arena.
-¿Por qué no me has besado?- repite la pregunta centrando su mirada en la mía.
-Porque es algo muy íntimo...
-¿Y...?
-Pues, que si te besara, tendrías que dejar que fueras mía- suelto.
-Me besaste en el centro comercial.
-Uy.-me empiezo a reír- me besaste tú a mí.
-Ya, pero me seguiste el beso.
-Pero eso no contó, lo hiciste por Mario, a demás, dijiste que fue un beso sin sentimientos.
-Ya...- se queda pensativa- ¿Qué significa eso de si "si te besara, tendrías que dejar que fueras mía".
-Creo que está claro- cojo un mechón de su pelo y lo pongo detrás de su oreja- pues que después de besarte, no podría soportar verte con nadie mas, no soportaría que te alejaras de mi, no podría estar sin ti. Eso es lo que significa.