Irremediablemente Tú y Yo

By newromaantic

1.7M 105K 69.9K

Ella era sinónimo de tranquilidad, inteligencia y responsabilidad, mientras él era el caos, la rebeldía y la... More

Sinopsis y advertencias
0. Prólogo.
1. New Romantics.
2. Gorgeous.
3. Blank space.
4. Red.
5. Wonderland.
6. Tolerate it.
7. My tears ricochet.
8. I knew you were trouble.
9. Begin again.
10. I did something bad.
11. It's nice to have a friend.
12. False god.
13. Sparks fly.
14. Untouchable.
15. The 1.
16. Holy ground.
17. Mr. Perfectly fine.
ESPECIAL HALLOWEEN
19. Stay, stay, stay.
20. I think he knows.
21. Treacherous.
22. End game.
23. State Of Grace.
24. Our song.
25. Crazier.
26. Ours.
27. Hey Stephen.
28. Snow on the beach.
29. I can see you
30. So it goes.
31. Call it what you want

18. ...Ready for it?

50.2K 3.1K 2.4K
By newromaantic

"Knew he was a killer first time that I saw him
Wondered how many girls he had loved and left haunted
But if he's a ghost, then I can be a phantom".

—Taylor Swift (2017). Reputation.

BROOK

Salir con Liam era divertido y sencillo. Tenía una personalidad que no era a lo que estaba acostumbrada dadas las personas que me rodeaban. Es decir, Chris, Justin, Matt y Adrien son peculiares, extrovertidos y sumamente atractivos, te ponían los pelos de punta solo con una mirada, aunque había logrado controlar eso en las últimas semanas, hasta el punto en el que ahora su presencia ya no me afecta, bueno, al menos la presencia de tres de ellos ya no lo hacían.

En cambio, Liam, era atractivo, demasiado de hecho, y aunque al principio parecía ser del tipo tímido comprendí que es una máscara, porque en realidad es divertido, no como Chris que es más de bromas pesadas y con doble sentido, Liam era divertido del tipo con el que puedes pasar horas riéndote, y tenía otras cualidades como el ser genuinamente inteligente, poseía ese aire de sabelotodo, pero lo hacía aún más atractivo el hecho de que no se mofaba de ello.

—¿Y entonces, crees que ya podamos entregar el proyecto?

—Creo que está bien, pero aún podemos mejorarlo ¿No lo crees?

Me encojo de hombros y tomo mi vaso de chocolate caliente.

Después de la comida con Adrien, tuve que volver a mis obligaciones como estudiante y ahora Liam y yo estamos en una cafetería cerca de la Universidad.

—Podría ser —lo sopesa un momento y luego sonríe—. Sería buena idea.

Teclea en su computadora lo que deben ser notas, supongo yo.

—Podemos llevar nuestro proyecto a un campo que sea ajeno a la medicina, ya sabes, comenzamos haciendo algo pequeño pero, que si tiene los resultados que buscamos, probablemente se convierta en algo enorme. Nos costará más, pero tenemos tiempo y más probabilidades de obtener la nota más alta.

Sopeso la idea y comprendo que los planes para encontrar trabajo tendrán que ser aplazados unos días más. Aún no tenía nada en mente, estaba pensando en ofrecerme como ayudante a Maggie, pero dudo que le agrade tener que ver a Adrien muy seguido, entonces preferiría ser mesera, aunque eso probablemente termine acabando conmigo, pero no es un problema, mientras esté cerca y paguen bien, no es para nada un problema.

—¿Entonces?

Asiento.

—Hagámoslo.

Observo como una ligera lluvia cae sobre los árboles de afuera. La luz del sol casi se ha esfumado por completo y las pequeñas gotas que se adhieren al cristal de la ventana son lo que me permite darme cuenta de ello.

—¿Sales muy seguido de la Universidad? —indago para no quedarnos en silencio.

—En realidad no, sólo cuando siento que me está tragando vivo —responde honestamente. Lo observo jugar con una servilleta de papel.

—¿Vas a casa?

—Si lo hiciera, saldría peor de ese lugar.

Intento con todas mis ganas no soltar la pregunta que me muero por hacer, porque soy curiosa, así que me muerdo la lengua y luego sonrío como si entendiera, aunque no lo hago, pero no es difícil adivinar que tiene problemas con su familia.

El sonido de la puerta siendo abierta abruptamente me distrae de decirle a Liam algo motivador y mis ojos se concentran en la persona que entra.

Trae puesta la gorra de la sudadera, pero se la quita de inmediato y nos regala a todos una hermosa vista de cabello rubio. Ok no, no era rubio como lo era Justin, pero era lo suficientemente oscuro como para seguir siendo considerado rubio. Pese a que era una tonalidad de cabello que la mayoría poseía, había algo que me impedía apartar la mirada.

Y aparentemente no fui nada discreta porque la figura alta que se encontraba a unos cuantos metros de nuestra mesa gira el rostro y ahora está observándome, y me refiero a observar, no a mirar. También soy lo suficientemente estúpida como para sentir mi rostro arder pero no hacer ningún amago de ignorarlo, cómo pareciera que todos lo hacen. No es hasta que su frente se arruga en un ceño profundo y alguien patea mi pantorrilla que pareciera que todo vuelve a su lugar y soy lo suficientemente consciente de lo mal que de seguro me he visto.

—Perdón —es lo primero que digo, pero no a la persona adecuada.

—Mierda, Brook —Liam niega, ignorando mi disculpa—. ¿Te gusta romper las reglas, cierto?

Es mi turno de fruncir el ceño y mirarlo, sin comprender a qué se refiere.

—Aunque supongo que es así —continua.

—¿De qué hablas? —niego, con una sonrisa confusa.

—Ya sabes, las reglas de supervivencia si lo que quieres es graduarte sin problemas o alguna mancha en tu expediente —comienza y le da un sorbo a su café —. Uno, no hables con Morgenstern; dos, no mires a los ojos a Morgenstern; y por supuesto, la tres, no enfrentes a Morgenstern.

Mi ceño se hace aún más profundo.

—No entiendo qué tiene que ver Adrien con esto.

Sinceramente no entendía nada.

—Escúchame bien —se inclina sobre la mesa y hago lo mismo, porque parece que está a punto de contarme un secreto—. Él chico que acaba de entrar es... peculiar.

—¿A qué te refieres con "peculiar"? —imito su voz cuando dijo lo último.

—Es como Adrien.

¿Adrien peculiar?

Al principio me pienso sus palabras intentando encontrarles sentido, pero todo parece igual de absurdo y termino soltando una risa.

—Adrien puede ser un bicho raro la mayor parte del tiempo, si, también es un maldito amargado, pero aparte de eso y ser jodidamente caliente, no creo que pueda ser considerado como "peculiar".

Continuo riéndome, luego caigo en la cuenta de lo que acabo de decir y mi risa se detiene.

Abro los ojos de par en par y veo que Liam se muerde el labio para evitar reír, pero sé que lo escuchó perfectamente.

—Digo... —me aclaro la garganta—. Lo que intento decir...

—Sé lo que intentas decir —corta mi balbuceo—. Cualquiera con dos ojos sabe lo caliente que es Adrien Morgenstern, esa es probablemente su mejor cualidad.

Es mi turno de morder la parte interior de mi mejilla para contradecirlo y comenzar a enumerar sus verdaderas cualidades.

—Soy un hombre, Brook, y hasta yo sé que es "jodidamente caliente" —simula comillas con sus dedos—. Y no, antes de que siquiera lo pienses, no soy gay.

No pensaba que era gay. Puedo comprender eso de reconocer la belleza de las personas del mismo género mejor que nadie.

La mayoría del tiempo observo al resto de chicas y digo "ok, ella es realmente hermosa", o me quedo viendo lo lindo que luce su cabello o lo guapas que son, y sé perfectamente que las mujeres no me gustan. Me gusta reconocer que son hermosas, pero también estoy segura de mi orientación sexual.

Intento contradecirlo.

—Yo no...

—No importa —niega con su cabeza y luego hace un gesto hacia el chico al que vimos entrar—. Mi consejo es que no vuelvas a mirarlo, es más no te cruces en su camino.

—No es que tenga la intención, pero ¿Por qué?

—Te ha notado.

—¿Y eso es malo? —cuestiono, confundida.

—Cuando se trata de personas como él, sí.

—De verdad que no entiendo nada —mi risa nerviosa probablemente le dé a entender que de verdad me encuentro confundida o tal vez solo sea el hecho de que me perdí en algún punto.

—Me refiero a que tal vez te hayas ganado a Adrien, pero él —sé que habla del rubio—. No estoy seguro de que con él funcione lo que sea que hayas hecho para tener a un Morgenstern comiendo de tu mano.

No planeo perder el tiempo explicándole que nada de lo que ha insinuado es verdad, porque prefiero enterarme de otras cosas.

—¿Por qué me has dicho todo esto, Liam?

—Ro...

—Pero mira a quien tenemos por aquí —una voz me hace acomodarme en mi asiento y de manera instantánea la tensión se acumula en mis hombros—. White, hace mucho que no te veo.

Liam también se acomoda en su lugar y una sonrisa falsa se plasma en su rostro.

—Ese era el objetivo ¿Sabes?

Me sorprende el hecho de que Liam esté actuando tan a la defensiva y si yo estoy tensa, pareciera que él está mil veces peor.

Algo está mal.

—Extrañaba tu sentido del humor —sonríe el otro.

—Apuesto a qué sí.

Hasta el momento se siente como si fuera una planta en el centro de la mesa para ambos y las ganas de levantarme para ir al baño y dejarlos hablar me hacen remover. Con suerte puedo desplazarme de mi lugar sin que me noten, pues ambos parecen sostener una conversación solo mirándose a los ojos.

En el momento en que me muevo un centímetro para ir al servicio, la mirada del chico rubio recae en mí y tiene algo que me deja estática.

Santa Virgen de...

—Veo que has hecho amigos, Liam. La vida te está tratando bien.

—Sí, la vida se está encargando de poner personas geniales en mi camino ¿Puedo decir lo mismo de ti, Ronan?

—Claro que puedes. Ya sabes uno cambia, evoluciona y deja a un lado las cosas malas. Y mira, aquí estamos de nuevo.

Él chico me escanea y sonríe complacido.

Liam entrecierra los ojos y luego asiente en mi dirección.

—¿Tenías prisa no es así?

No, pero sus ojos y la tensión palpable en el aire me hacen asentir.

—Ajá.

—Vamos, mañana seguimos en la escuela —me indica y se levanta, metiendo sus cosas en su mochila—. Fue una sorpresa volver a verte, Ronan.

Me apresuro a meter mis cosas en mi bolso y camino junto a Liam.

Es mi turno de mirar a rubio, sorprendiéndome al notar que ya me está mirando, pero no hago nada para apartar la mirada y mis labios se levantan en una sonrisa.

—También fue una sorpresa, White. Espero que podamos vernos después —menciona, pero en ningún momento despega la vista de mí y yo tampoco lo hago.

Liam asiente y luego me indica que comience a caminar por delante de él, pero nuevamente una voz nos hace detenernos.

—Por cierto, el fin de semana tendremos una fiesta en la casa de Chuck, después del partido. Están invitados, ambos.

Liam parece pensarlo, pero se limita a dar un asentimiento y yo me quedo pensando en nada en absoluto, solo en la carencia de información que ahora me hace dudar del chico.

—Gracias —asiento y luego me encuentro con los ojos de mi compañero que parece querer salir lo antes posible del lugar—. Vámonos.

Camino a su lado hasta que las puertas de la cafetería se cierran detrás de nosotros.

Afortunadamente la lluvia se ha detenido, pero el ventarrón de aire que se cuela dentro de mi chamarra me hace estremecer y solo quiere decir que una tormenta está a punto de llegar.

Liam me hace entrar a su coche y él se monta en su asiento. Todo en silencio, hasta que estamos a punto de llegar al campus y aun así pareciera que no piensa decir nada. La curiosidad me carcome.

—No quiero ser chismosa, pero...

—¿Te mueres de ganas por saber quién es él, no? —el tono de su voz es neutral, no me dice nada.

—Lo conoces, es obvio, pero no debe ser tan agradable para ti, juzgando la manera en la que actuaste.

—Su nombre es Ronan. Ronan Welsh. Y no, no me gusta ni un poco.

—¿Por qué?

Espero no estar presionando demasiado y hacer que decida no contarme más.

—Él... fuimos compañeros durante mucho tiempo, y nunca fue tan agradable conmigo —explica.

—¿Hizo algo especialmente malo?

Detente, cotilla.

—Se metió con la chica que me gustaba.

Oh.

Si, oh, Brooklyn.

Frunzo el ceño.

—Pero no fue su culpa, ni la de ella. Ellos simplemente sucedieron, se gustaban, supongo —lo dice como si no fuera la gran cosa, pero por la forma en la que aprieta el volante me hace creer que en realidad fue duro para él.

—Ellos...

—Se acostaron —decide terminar con mis dudas—. Ella sabía que me gustaba y él sabía que ella me gustaba, pero como te dije, no es la gran cosa. De cualquier forma, no es como si ella se hubiera fijado en mí. De hecho, me dejó en claro que nunca lo haría.

Suelta una risa para nada sincera y yo solo puedo pensar en lo perra que fue esa chica de la que habla.

—¿Por qué no lo haría? —frunzo el ceño.

—Ella es... —esta vez su sonrisa se ensancha, como si recordarla lo hiciera feliz—. Es genial, es hermosa, una jodida locura, es sexy como el infierno y ya sabes, ese tipo de chicas que sólo se fijan en tipos como Ronan o Adrien.

La mención de Adrien hace que cualquier pensamiento se esfume y solo me llegue uno de él.

—¿Por qué Adrien tendría algo que ver con esto?

—Porque él exactamente lo que chicas como ella quieren, peligro, adrenalina, relaciones sin ataduras. Exactamente todo lo que yo no soy.

—Por favor dime que no te estás culpando por no ser lo que ella quería —pido.

—No lo hago, sólo que a veces pienso en lo que podría haber pasado si yo fuera lo que ella quiere.

Sus palabras me molestan mucho más de lo que deberían.

—Pues olvídate de eso —espeto con más brusquedad de lo que buscaba—. Eres mucho más de lo que ella merece. Y maldita sea, no sea tan estúpido de compararte con Adrien,

Adrien no se compara con nadie.

—No puedo decirte que eres mejor que él, ni que él es mejor que tú —decido decir. Todos sabemos quién es mejooor, canturrea una voz en mi mente y la mando a callar—, nadie es mejor que el otro, y estoy segura que hay alguien allá afuera esperando por ti. Así que deshazte de esos pensamientos autodestructivos, Liam, eres suficiente para ti y para nadie más.

Mi pecho se eleva con cada respiración profunda que tomo dada la magnitud de mi arrebato, y gracias a ello tampoco no me había percatado de que justo ahora estamos frente a mi residencia.

Él se queda callado unos segundos y luego, sin pensarlo, toma una de mis manos entre las suyas y le da un leve apretón.

—Gracias —una sonrisa suya hace que de alguna forma me sienta mejor. No logra calentar mi pecho, pero si hace que mi corazón de una pequeña voltereta, porque no me gusta que la gente esté triste y menos por culpa de otras personas.

—No tienes porqué dar las gracias —hablo y luego deslizo mi mano fuera de las suyas—. Eres lindo, Liam, y créeme que esto —toco mi cabeza y luego mi pecho— y esto, siempre será más importante que el físico. Cuando encuentres a la indicada lo verá. Aunque no sé porque te preocupa lo que una chica te haya dicho. ¿Tú te has visto en el espejo?

Toco el espejo retrovisor con mis uñas.

—Eres increíblemente atractivo. Definitivamente yo me fijaría en ti, de no ser por... —me detengo cuando estoy por vomitar mis secretos.

—¿Por...?

—Porque justo ahora no estoy en busca de una relación —termino.

Él parece no creerme pero asiente fingiendo que lo hace.

—Yo tampoco lo estoy ahora —me apoya—. Tengo demasiado con la carrera como para meterme en líos de pareja.

—No, gracias —decimos ambos al mismo tiempo y soltamos una carcajada por la coincidencia.

Pasamos unos segundo en silencio pero sin borrar las sonrisas de nuestros rostros.

—¿Nos vemos mañana? —propongo.

—Sí, hasta mañana —me despide y le doy una última sonrisa antes de tomar mis cosas y aventurarme fuera del auto—. Ahora comprendo porque Adrien se niega a soltarte.

Sus palabras me detienen y el aire de la noche cala mis huesos.

—Eres increíble, Brook. Sería un idiota si te dejara ir.

—Él no decide si me deja ir o no, soy yo quien decide si me quedo.

Liam asiente satisfecho y ¿orgulloso? Antes de arrancar su auto y alejarse hacia su residencia.



*****

¿Ya dije que odio los lunes? ¿Si? Bueno, lo repito. Odio los lunes.

Sin embargo, este lunes parece ser diferente y las nubes grises que adornan el cielo me hacen sonreír emocionada.

Afianzo el agarre de mi mochila y me preparo para salir hacia mi primera clase.

El viento hace que mi cabello se levante y un leve temblor recorre mi cuerpo. Agradezco cargar con una gabardina lo suficientemente calientita como para que el tiempo no me afecte.

—Estaba comenzando a preocuparme de que no salieras —Adrien aparece recargado en los ladrillos que conforman mi residencia, tan discreto y silencioso como un fantasma.

—Mierda, Adrien —me llevo una mano al pecho—. Me asustaste, idiota.

Mi corazón late fuerte dentro de mi pecho, pero él sonríe satisfecho y luego se acerca, pasando un brazo sobre mis hombros, poniendo un vaso de cartón frente a mi rostro.

Giro mi cabeza para mirarlo y él me da una sonrisa de lado antes de beber de su vaso.

—¿Me compraste un café? —pregunto como si no fuera obvio.

—¿Si? —inquiere haciéndose el gracioso.

—¿De verdad lo hiciste?

—Si, Roberts, acéptalo y supéralo.

—¿Por qué?

—Bueno, me desperté y fuiste lo primero en lo que pensé —dice como si nada—. Dije: Brooklyn debe estar dando saltitos de felicidad por el tiempo, y luego me recordé ¿qué es lo que más le gusta a parte del tiempo frío? El café. Entonces, aquí me tienes. Pasando un frío de mierda, pero trayendo tu café favorito, sin una sola gota de leche, claro.

Quiero besarlo.

No, no quieres.

Si, si quiero.

Te rechazó, estúpida, NO quieres besarlo otra vez ¿recuerdas?

—Eso es... —las palabras se atoran en mi garganta y siento como las manos me pican por tocarlo—. Es muy atento de tu parte.

—Vamos, Roberts, no me mires así —suplica y yo me recompongo.

Mierda, probablemente me haya quedado viéndolo como un corderito enamorado.

—¿Cómo? —decido tentarlo.

—Como si fuera tu persona favorita.

—Es que justo ahora lo eres —me sincero.

—Y más te vale que lo sea siempre —me aprieta contra él y me hace caminar a su lado—. ¿Qué tal tu cita con White?

—No fue una cita —repito por milésima vez desde ayer cuando le dije que me vería con Liam para ultimar unos detalles para nuestro trabajo.

—Lo que sea —le resta importancia—. ¿Cómo fue?

—Bien. Tenemos tiempo, vamos a mejorar algunas cosas y agregar otras.

—Son unos nerds —dice como si fuera malo—. Podrían entregarlo como sea que lo tienen y fin. Estoy seguro de que ya es bueno como está.

—Lo es, pero nos queremos lucir ¿ok?

—Nerds —repite, canturreando.

—Oye —golpeo sus costillas con mi codo y me separo de él unos centímetros, hasta que sus brazos ya no me tienen rodeada.

—Ven aquí, Roberts —me hace una seña con su mano izquierda para que me acerque de nuevo a él, pero niego.

—No hasta que te disculpes.

—¿Por decir la verdad?

—Adrien —amenazo.

—Ser una nerd no es malo —dice—. Algunos tienen fetiches con eso. Ya te lo sabes, una boca de sabelotodo es caliente.

Hago una mueca, pero no se disculpa.

—Regresa aquí, Roberts —repite, extendiendo una mano y vuelvo a negar.

—¿Qué te hace creer que voy a hacer lo que quieres? —levanto un poco el mentón, intentando verme segura.

—Roberts —advierte.

—Morgenstern —me cruzo de brazos y me niego a regresar a sus brazos. Entonces comienza a acercarse a mí y su altura me intimida cada vez más, generalmente no lo hace, pero hay algo oscuro en sus ojos que me gritan que haga caso.

—Ven. aquí. Brooklyn —su mandíbula se aprieta con fuerza cuando termina de dar la orden y llámenme loca, pero eso me ha encantado.

No creo aguantar más bajo su escrutinio porque el calor se arremolina en mi estómago y no quiero que sepa que provoca esas sensaciones, sigo estando avergonzada de lo que hice en mi lamentable estado de borrachera, así que me acerco, aun bajo el efecto de sus ojos.

—No era tan difícil ¿cierto? —entrelaza nuestras manos y siento que algo se activa en mi pecho. Gruño molesta por sus palabras y, por supuesto, por esa sensación fuera de lugar—. Cuando yo te diga que vengas, tú vienes ¿de acuerdo?

Eso logra sacarme una carcajada.

—No soy un perro.

—No, eres una niña buena que hace lo que su mejor y gran amigo pide —se encoge de hombros.

—Tienes unos modales de mierda. Existe algo como "por favor" —escucho su risa burlona.

—¿Favor? Cariño, yo hago los favores, no otros a mí.

Ruedo los ojos.

—Necesitas aprender modales, Morgenstern.

—¿Piensas enseñármelos? —se burla.

—¿Es un reto? —pregunto.

—No lo sé, podrías intentarlo, aunque no creo que lo logres —dice con seguridad.

—Voy a lograrlo. Voy a tenerte suplicando por un favor mío, lo verás.

—Si, claro, habladora.

—Ya verás, Adrien —canturreo y lo rodeo, ingeniandomelas para que su brazo quede sobre mis hombros una vez más.

No entiendo por qué, pero su calor y el aroma de su loción se han convertido en algo recurrente en mi vida diaria, tanto que ahora me hace sentir segura y tranquila cuando lo tengo cerca.

El mismo día pero unas horas más tarde, Liam y yo nos encontramos en lo que podría ser considerado una cafetería. Es un espacio que la Universidad tiene y al que nunca me habría acercado de no ser por él.

De acuerdo, no conocía este lugar hasta hoy, y he de decir que probablemente sea mi favorito hasta ahora. Se encuentra en el último piso del edificio C de Humanidades, pero es una especie de cafetería combinada con una biblioteca, solo que parece que las reglas no son tan estrictas y funge más como un lugar de recreación, con mesas esparcidas, una barra al fondo donde ofrecen alimentos; y el ruido parece no ser un problema, pues hay personas sentadas en algunas mesas, algunos estudian y otros solo conversan.

Hay una terraza fuera, con más mesas y sombrillas, pero con el frío que hace nadie parece interesado en ocupar ninguna de ellas.

—¿Piensas ir? —Liam levanta la cabeza y me mira como si no entendiera de qué hablo—. A la fiesta de Ronan.

Sus ojos brillan en reconocimiento y luego vuelve a bajar la cabeza, hojeando las páginas del libro que se encontraba leyendo.

—Nah —niega, provocando que algunos pequeños mechones de cabello se desacomoden y caigan sobre su frente—. ¿Después de lo que te conté ayer? ¿Crees que sea buena idea?

Niego.

—Probablemente no lo sea, ¿pero no tienes ganas de ir y demostrar que ya no te afecta?

Su ceño se frunce.

—Ciertamente no.

—De acuerdo —mis hombros caen—. No quiero que estés en lugares en los que no quieres estar.

Me escudriña con atención y le ofrezco una sonrisa, para que no vea mis verdaderas intenciones.

—Brook... —intenta comprender, pero lo corto antes de que comience a hacer suposiciones correctas.

—Olvídalo —muevo las manos, restándole importancia—. Creo que es mejor si no vas. No tienes que pasar por...

—¿Quieres ir, verdad? —me corta y me muerdo el labio con pena.

—No quiero ir, quería acompañarte, pero si no vas es mucho mejor para ti.

—¿Pero tu quieres ir, no? —insiste.

—No —digo poco segura.

—Ahora me pregunto ¿Por qué querrías pasar tiempo conmigo, si tienes a tus amigos geniales?

Pongo los ojos en blanco.

—Tú también eres un tipo genial —golpeo su brazo con mi puño—. Y quería salir un poco de la burbuja en la que estoy, no lo sé.

Y tal vez, solo tal vez, conocer a alguien que quiera ser mi chico rebote. Claro que podría buscarlo aquí, pero todos saben que Adrien y yo somos amigos, algunos piensan otra cosa y eso dificulta mi labor de conseguir alguien lo suficientemente valiente como para que no se haga en los pantalones cuando Adrien le haga la famosa pregunta: "¿Están saliendo?".

Maldita sea, me trata como si fuera una niña pequeña y él fuera mi hermano mayor, es horrible.

Y en definitiva no tengo ninguna oportunidad de encontrar lo que busco en esta Universidad.

—¿No estoy seguro de que ir ahí sea buena idea, pero si lo que quieres es divertirte, yo conozco un lugar cerca en el que podemos pasar un buen rato?

Bueno, no era lo que tenía planeado, pero podría funcionar. Sin embargo, no quiero aprovecharme de él.

—No es necesario, si no tienes ganas de salir no tenemos que hacerlo, solo quería matar dos pájaros de un tiro ¿vale?

Lo sopesa unos segundo y cuando estoy a punto de insistirle que ha sido una mala idea y que no tienen que hacer nada por mí, gira la cabeza, dejando de mirarme para enfocarse en otra cosa. Corto mis propios pensamientos y sigo su mirada.

A lo lejos Adrien sale del ascensor, y estaría feliz de verlo, de no ser porque a su lado Lauren camina con una sonrisa que parece cautivar a todos los presentes.

Cuando él me mandó un mensaje preguntando dónde estaba, solo le dije la verdad y recalqué que estaba ocupada, ni por un momento se me habría ocurrido que vendría y menos con la pelirroja a su lado.

—¿Lo llamaste? —cuestiona Liam y lo miro, negando.

—Se invitó solo.

Me sorprende ver como el inicio de una sonrisa aparece en su rostro.

—¿Puedo saber que te hace gracia? —cuestiono.

—Nada —se encoge de hombros, pero su postura no hace más que gritarme lo incómodo que se siente—. ¿Sabes? —Su sonrisa se ensancha y le da una última mirada al par que se acerca, antes de asentir en mi dirección—. Iremos a la fiesta de Ronan.

Su declaración me deja sin palabras un segundo y luego soy capaz de preguntar por qué.

—Estaremos matando a tres pájaros de un tiro, ambos conseguimos diversión y damos una lección a otros —dice simplemente.

No entiendo a qué se refiere, pero no vuelvo a preguntar y sonrío complacida.

—¡Eres genial! —grito lo más bajo que puedo y me atrevo a abrazarlo para decir en su oído—. Nos la pasaremos increíble, pero no le digas a nadie ¿de acuerdo? Será como fugarnos de la escuela.

Y considerando que nunca me escapé de la escuela en la Preparatoria, esto es lo más parecido a ello, así que sí, estoy emocionada.

—Soy una tumba —promete y le doy unas palmaditas en el hombro antes de alejarme.

—Gracias —gesticulo cuando Adrien y Lauren llegan a nosotros.

Al principio parece que ninguno de los cuatro está dispuesto a hablar y no, tampoco lo haré en los próximos segundos si nadie más lo hace, así de cobarde soy.

—Hola, Brook —Lauren se inclina para besar mi mejilla y sonrío, aunque una pizca de culpa me hace sentir hipócrita—. Es bueno verte de nuevo.

—Lo mismo digo.

¿Ven? HIPÓCRITA.

—No sabía que tú y Liam se conocían —mira al castaño y este parece ignorarla—. ¿Están saliendo o algo así?

Estoy por negarlo, pero mi querido compañero no me permite hacerlo cuando ya se encuentra contestando.

—No creo que sea de tu interés —responde tosco—. Mira, en realidad no creo que sea problema de alguien más que de Brook y yo.

Liam me mira como si estuviera pidiendo perdón por utilizarme, porque claramente está dando a entender que estamos saliendo.

No tiene nada de qué preocuparse, porque si analizo las cosas, quien lo utilizó primero y sin su consentimiento, fui yo.

Dale, Liam, utilízame lo que quieras.

Parece que ambos tienen una pelea de miradas y, de acuerdo, las ganas de preguntar si se conocen cosquillean en la punta de mi lengua.

—¿Se conocen? —claro, alguien más también estaba interesado y me ganó la oportunidad de irrumpir en la pelea.

—No —dice el castaño

—Un poco —es la respuesta de Lauren y frunce el ceño hacia Liam.

—¿De verdad, Liam? —la irritación en las expresiones de la pelirroja me confunden.

—¿Se conocen? —Pregunto directamente a Liam y este hace una mueca—. Vamos, dime —insisto—. ¿Ayer desnudaste tu alma conmigo, y ahora no piensas contarme?

—¿Perdón?

Le hago un gesto a Adrien para que guarde silencio.

—Es una metáfora —aclaro y me vuelvo a concentrar en el castaño—. ¿Liam?

Asiente, pero comienza a recoger sus cosas.

—Te lo diré después ¿vale?

Y lo dejo estar porque ahora parece estar apresurado por escapar y no soy nadie para detenerlo y hacerlo sentir más incómodo de lo que probablemente ya esté gracias a nuestros invitados no deseados.

Asiento y él se va, ignorando completamente a Adrien y por supuesto a Lauren, que por alguna razón se apresura a seguirlo y entrar detrás de él en el ascensor.

—¿Eso quiere decir que volverán a tener una cita? —cuestiona y exhalo dramáticamente.

—Que no es una cita.

—Pero se volverán a ver —ataca.

—Porque aún no hemos acabado con esto —señalo la computadora sobre la mesa.

Él se queda mirando a la nada unos segundos antes de sentarse en el lugar que hace unos minutos ocupaba Liam.

—Pero como sea, ¿ahora son suficientemente cercanos para "desnudar su alma", no?

—Pasamos mucho tiempo juntos, a veces tomamos descansos y hablamos un poco. No debe ser gran cosa.

—¿Y qué tipo de cosas interesantes tiene por decir un tipo como él?

Lo pienso y estoy a punto de regañarlo por insinuar que Liam es aburrido, en cambio su mirada me dice que está completamente interesado en lo que puedo decir.

Frunzo el ceño.

—No voy a decirte nada.

Su ceño también se frunce.

—¿Por qué no?

—Porque Liam ha confiado en mí para guardar sus secretos, no voy a ir por la vida gritándoselo a la gente.

—No lo gritarás a la gente, solo seré yo —intenta convencerme.

—No —niego.

—Basta, Roberts, ahora me estás haciendo creer que los secretos del nerd son grandes y eso sólo aumenta mi interés —me reclama y toma todo de mí no ponerme a reír.

—Lo son, y por ello no pienso decirte nada —juego.

Sus labios se fruncen en un puchero que nunca había visto en él, pero se esfuma tan rápido como apareció.

—¿Qué te parece un intercambio de información? —ofrece.

—¿Qué tienes por ofrecer? —solo le hago creer que me está convenciendo, porque de ninguna manera pienso decirle algo.

—Lo que quieras —mira a su alrededor y sonríe orgulloso—. Señala a alguien y yo te digo cuales son sus secretos.

Entrecierro los ojos, esperando a que me diga que es una broma, pero cuando no lo hace señalo a un par de amigos sentados tres mesas detrás de nosotros.

—Jugadores de baloncesto —comienza y hace una seña con la cabeza hacia ellos—. El rubio tiene sexo con una chica de hermandad que resulta ser novia del chico a su lado.

Abro la boca sorprendida.

—Estás bromeando —lo acuso.

Me mira con un rostro libre de emociones.

—¿Cómo lo sabes? —indago, aun sorprendida.

—Chris es amigo del pelinegro de ahí —no deja de ver a la mesa—. Parece que les va el poliamor. O tal vez solo hacen tríos, yo qué sé.

Ahora sus ojos recaen en mi rostro y me sonrojo, aunque no sé si lo hago por el secreto que acaba de compartir o es la manera en la que me mira.

Abro la boca, queriendo decirle que deje de mirarme, pero parece que me he quedado sin voz, pues nada sale.

—¿Y bien?

Trago saliva y me obligo a espabilar.

—¿Mmm?

—¿Me vas a contar el secreto de Liam? —lo contemplo unos segundos antes de negar—. ¿Por qué?

—Porque si me lo contó es porque confía en mí y no voy a arruinar eso, Adrien.

Gira los ojos y se recuesta en el asiento, no sin antes tomar mi taza de chocolate y darle un sorbo. En seguida hace una mueca y lo observo tragar.

—Por Dios, Roberts. Esto es asqueroso —se queja.

—Yo no te dije que lo tomaras —me defiendo.

—Pero estamos en esto juntos. ¿Podrías, por favor, pensar un poco en mí?

—No, tú crees que estamos en esto juntos, yo dejé de jugar hace un tiempo, Adrien, así que te agradecería que dejes de tomar mis cosas como si fueran tuyas. O... —me detengo.

—¿O qué?

O podrías seguir alimentando los chismes de que ahora soy una más del montón. O por tu culpa nadie nunca intentará flirtear conmigo. Ooo posiblemente solo hagas que mi mente vuelva a confundirse.

Hay tres opciones con las que podría responder, sin embargo, no opto por ninguna.

—O tendrás que soportar que yo tome las tuyas como si fueran mías —digo, segura de que aceptará dejarme en paz. Eso de compartir con alguien más es molesto y sé que no le gusta compartir o que las personas se metan con sus cosas.

—Puedes tomar mis cosas como si fueran tuyas, no sé porque aún crees que no.

—¿Eso quiere decir que si necesito, no sé, tu auto, puedo tomarlo?

Me doy una palmadita en la espalda, porque sé cuál será la respuesta y me estaría dando la razón. Sonrío.

—¿Sabes manejar? —mi sonrisa decae un poco.

—Si —digo dubitativa.

—Entonces claro que puedes tomarlo, sólo avísame para darte las llaves.

¿Qué?

Estoy segura de que justo ahora mi rostro está sufriendo un tipo de tic y lo miro sin creer que acaba de decir lo que he escuchado.

—Te he dejado sin palabras, eh, Roberts —sonríe arrogante—. Claro que puedes tomar lo que quieras de mí, así que no vuelvas a prohibirme que yo quiera tomar algo tan insignificante como tu comida.

Deja la taza de chocolate frente a mí y se levanta.

—Vamos, es hora de ir a descansar.

Espera a que meta mis cosas dentro de mi bolso y cuando he terminado coge mi mochila y se lo cuelga en el hombro para que según él, pueda ir más cómoda. Sí, claro.

*****

Toda la semana evité a Adrien lo más que pude, sin que pareciera que lo estaba haciendo.

Declinaba sus salidas en las noches, pero pasaba el día con él, cuando nuestros descansos coincidían. Lo miraba en los entrenamientos, incluso cuando yo no los tenía, era su dispensadora de agua y a menudo compartíamos alguna fruta. Pero aparte de eso no logramos vernos después de clases con mi pobre excusa de estar tan ocupada con mi proyecto.

Bueno, la verdad es que no era del todo una excusa. Liam y yo pasamos más tiempo juntos, a veces en la biblioteca, otras en algún espacio verde de la escuela, ocupados con el trabajo. Y hoy, seguros de que hemos casi terminado, me manda un mensaje diciendo que está esperando por mí en la acera del edificio.

No llevo nada extravagante, solo un par de jeans negros de tiro alto, top de seda blanca con tirantes, botas cafés que llegan por encima de mis rodillas y una gabardina negra para el frío que hace. La verdad es que tampoco voy con la intención de llamar la atención, con que alguien me mire, me basta.

Termino de retocar mi maquillaje antes de salir.

Avery se encuentra en la sala viendo algún capítulo de Grey's Anatomy, pero en cuanto me oye acercarme se voltea y la papa que estaba a punto de meterse a la boca queda en el aire.

—Estoy segura de que en el grupo no mencionaron nada de salir de fiesta hoy —habla, pero sus ojos parecen alerta—. ¿O sí?

Niego y se come la papa.

Una cosa que no había mencionado es que teníamos un grupo de WhatsApp en el que estábamos Adrien, Avery, Justin, Matt, Chris y yo, idea de Chris por supuesto, al que también se le ocurrió ponerle como nombre "Las perras de Chris", muy creativo de su parte ¿no?

—Saldré con Liam —digo y se acomoda sonriendo.

—¿Tú y él de verdad están en ello? —pregunta.

—Nada que ver —vuelvo a negar—. Conocimos a uno de sus amigos de la infancia y como estábamos juntos nos invitó a ambos. Voy en plan de amiga/acompañante.

—¿Segura? —entrecierra los ojos.

—Segura —digo sin titubeos.

—Vale —se recuesta en el sofá y me acerco para tomar la cobija que descansa en el otro sofá para cubrirla con ella—. Te estaré esperando. Pero si consigues diversión, mándame el nombre del tipo, su tipo de sangre y la ubicación.

Río.

—¿Qué? Uno nunca sabe con qué loco se topa.

—Si, si, Avy, lo haré —me inclino para besar su frente y luego termino de salir del cuarto, rumbo a lo que espero sea una buena noche.

Cuando entramos al departamento que parece ser el ático de algún edificio en el centro de la ciudad, el ruido y las luces nos reciben. También unos cuantos golpes de personas que intentan abrirse paso y algunas miradas curiosas que parecen no reconocernos. De igual manera, no conozco a nadie.

—¿Vamos a ese sofá? —Liam pregunta en mi oído, pues es la única forma en la que podría escucharlo.

Asiento, pero antes de comenzar a caminar hacia ahí, una pareja se sienta y comienza a besarse y a hacer otras cosas poco agradables.

—O mejor no —me retracto y él toma mi brazo para llevarme a no sé dónde.

Me arrastra fuera de la multitud y me alegro de ver la mesa de botanas.

—No voy a soportar esto, Brook —se queja Liam.

—¿Por qué? —Pregunto antes de abrir una caja de pizza y agarrar un platito para poner un pedazo—. ¿Yo podría aguantar con tal de comer gratis.

Le ofrezco mi pedazo de pizza y lo toma. Luego procedo a servirme otro para mí.

Pasamos unos segundo riéndonos de otras personas que parecen estar demasiado borrachos para sostenerse y terminan tropezando con cualquiera, mientras vamos por nuestra tercera rebanada de pizza. La verdad es que estaba muy buena, un poco fría, pero deliciosa.

—¿White, eres tú? —una figura alta se para frente a nosotros y mi amigo se atragante, por lo que tengo que darle pequeños golpes en la espalda y yo me obligo a tragar lo que tenía en la boca.

—¿Está bien? —pregunta de nuevo.

—Si, claro —Liam toma la lata de soda que destapo y se la bebe casi por completo.

—No esperaba verte aquí —Ronan escucho solo un leve sonido de risa y luego sus ojos se enfocan en mí—. De verdad no esperaba que vinieran, aunque es totalmente increíble que lo hayan hecho.

Ambos asentimos.

—No iba a hacerte la grosería —opina Liam.

—Aunque me lo merezco, por supuesto.

—Vaya que sí —digo y no esperaba que eso saliera tan fuerte como para que me escuchara, pero lo hizo.

—Lo sé —acepta para mi sorpresa—. Nada justifica que haya hecho lo que hice, pero era inmaduro, me disculpo por eso.

—No hay problema.

—De verdad, hombre, lo lamento, sabía que ella te gustaba, probablemente, desde que eran unos niños y mis estúpidos juegos lo arruinaron.

—Eso ya quedó en el pasado —afirma Liam, pero sé que, por la forma en la que reaccionó cuando me confesó todo, miente.

—¿Seguro?

—Seguro —asiente y el rubio sonríe complacido.

—Me alegra saberlo y que hayas decidido venir.

—Tus fiestas siempre fueron buenas.

Ronan levanta la cerveza que llevaba en su mano en dirección a nosotros.

—Pues disfrútenla —bebe de la botella y luego me mira a mi—. ¿Puedo invitarte una más tarde?

—En realidad no me gusta tanto la cerveza.

O me gustaba hasta hace poco.

—Eres chica de cócteles, eh.

Inclino la cabeza.

—Me gustan las cosas dulces.

Él asiente.

—Entonces déjame invitarte uno más tarde, ¿puedo? —sonríe de lado y la intensidad de sus ojos me hacen removerme.

—Ya veremos.

Parece que eso le basta y pronto desaparece de nuestras vistas.

¿Qué acaba de pasar?

—¿De verdad todo está olvidado?

—Claro que no —muerde su pizza—, nunca nada se olvida, pero creo que es hora de superarlo. Han pasado años desde lo que te conté y es justo darle una oportunidad, se veía sincero.

Dudo de esto último, pero no digo nada más.

—¿De verdad, vas a aceptar una copa de él? —me pregunta.

—¿Tú qué dices? ¿Es buena idea?

Lo piensa unos segundos.

—Solo si estás dispuesta a liarte con el mayor rompecorazones de la UDC —responde y sonrío complacida.

Justo lo que estoy buscando.

—Lo pensaré —ambos reímos y en una acción graciosa terminamos chocando nuestras pizzas como si fueran copas.



*****

Ahora sí, como dice la rubia. ¿Are you ready for ver a Adrien en mood posesivo?

Nos vemos en Ig, ya saben como son las dinamicas allá después del capítulo.

P.S: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS INFINITAS POR SU PACIENCIA. No se hacen una idea de lo mucho que aprecio eso.

P.S 2: Para las lectoras de la primera versión, le cambié el nombre a Adam y ahora es Ronan, ¿se acuerdan de él? Espero que no ;)

Un golpe para mi porque se me olvidó, pero un abrazo para mi querida @cuellls  que estuvo de cumpleaños la semana pasada. Feliz cumpleaños, corazón, te quiero mucho, y perdona a esta chica despistada.

Continue Reading

You'll Also Like

2.9K 207 17
-Una jugadora de deportes electrónicos no se distraerá con algo tan trivial como el amor mientras se esfuerza por alcanzar sus sueños. -La primera ju...
1.6K 248 17
Por diferencia en las clases sociales y personas con malas intenciones, Jimin y Jungkook fueron obligados a separarse cuando estaban viviendo su amor...
1.5K 84 25
Lia y Lorenzo han sido mejores amigos desde pequeños a pesar de la diferencia de edad y se han querido como hermanos hasta que Lorenzo empezó a sen...
241K 23.7K 59
Khun Sam es una mujer sexy, segura de sí misma e inteligente que siempre está tratando de experimentar cosas nuevas. Un día conoció a Becky e inmedia...