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La luz que entraba por la ventana y pegó directo en mi rostro me despertó de mi sueño profundo. Visualicé la hora en el reloj y era la una de la tarde, ¿cómo pude haber dormido tanto? De igual forma no tenía nada importante para hacer, así que no me molestó en lo absoluto seguir durmiendo. Sentí como un brazo musculoso rodeaba mi cintura, buscó mi mano y la entrelazó con la suya.
Creí que había sido un sueño...
Me di la vuelta en la cama quedando frente a Louis, podía observarlo dormir plácidamente y también podía darme cuenta que si por él fuera, dormiría hasta las 5 de la tarde. Sus ojos estaban cerrados y su respiración era lenta y profunda, me generaba mucha tranquilidad, así que me acerque más a él y me acurruqué en su cuello, quedando más pegados que en el inicio. A Lou no pareció molestarle ya que me tomó de la cintura y acarició mi cabello.
– Esto es lo que siempre odié de dormir contigo... Te mueves demasiado – Susurró con su voz ronca en mi oído, haciéndome estremecer, se oía tan sensual.
Largué una pequeña risita y besé suave su cuello – Lo que yo siempre odié de dormir contigo, es que siempre te robas las sábanas.
Pude sentirlo sonreír mientras acariciaba mi espalda desnuda y jugaba con mi cabello un poco enmarañado. – Tengo un corazón un poco frío, de noche tiemblo, necesito más sábanas que tú. Corres con la ventaja de que tu dulzura y tu belleza te mantienen caliente.
Subí mi mano por su pecho desnudo y acto seguido saqué mi cabeza de su cuello para mirarlo al rostro. La mayoría de las mujeres sienten pánico en estos momentos, pero a mí no me importa, ya vio mi trasero, ¿qué peor que eso? – Halagos baratos Tomlinson, ¿de dónde los sacaste?
Me miró divertido, hoy tenía los ojos azules, se veía hermoso. – Lo siento, es que me calienta y a la vez me enternece verte aquí así en mi cama.
Posó su mano en mi mejilla y se acercó dándome un beso dulce en los labios. Nuestras lenguas hicieron contacto apenas se sintieron, y de pronto sentí los dientes de Louis atrapar mi labio inferior para luego soltarlo.
-*-
Terminé de vestirme y caminé a la sala a buscar mis zapatos, vi a Louis muy entretenido con su celular. Admito que me provocó un poco de celos dado la última vez que lo vi hacer eso, sentí una pequeña presión en el pecho y malestar en el estómago.
Eran las 7 de la mañana, Louis debía irse a trabajar y yo tenía que ir a mi casa. Eran vacaciones, él es profesor y yo ya había terminado la secundaria, apenas era diciembre en Londres, debía empacar mis maletas porque en menos de un mes, partiría a Nueva York.
Louis tuvo una gran guerra de paciencia para despertarme, primero sentí como acariciaba mi mejilla, y luego tocaba mi hombro y me movía para despertarme. Lo logró a la quinta vez consecutiva.
Comencé a vestirme, él había dejado mi ropa y mis zapatos sobre una pequeña repisa de su cuarto. Até mi cabello corto en una coleta alta y comencé a buscar mi bolso para guardar la otra ropa que había traído.
Louis se encontraba en el baño duchándose, así que fui en busca de mis cosas para poder irme. Pude ver en la sala en desastre que habíamos hecho y solo pude reír orgullosa. Trataba de encontrar mi bolso y recordé que lo había dejado cerca de la mesa del almuerzo, así que me encaminé por ahí.
Mientras tomaba mi bolso, pude ver el teléfono de Louis sobre la mesa, la curiosidad despertó en mí y de pronto entré en el debate de chequearlo o no. Tenía todas las oportunidades a mi favor. Louis se encontraba en el baño y siempre tardaba alrededor de quince minutos en salir, el teléfono se encontraba desbloqueado, pantalla arriba, había un chat abierto y un mensaje por leer, y recordemos que me encontraba sola en la sala, era la oportunidad perfecta...
Respiré profundo y luego miré hacía el pasillo, agudicé mi sentido de la audición y efectivamente, Louis todavía seguía en la ducha, podía oír como el agua seguía cayendo por los azulejos del baño. Me acerqué a su móvil. No toqué nada, pero el mensaje era claro...
Eran mensajes de whatsApp.
Hey Lou ¿Te veo esta noche?
¡Claro! Ya extrañaba verte...
Verás cómo te divertiré
No veo las horas de que eso suceda cariño.
-Envió emoji de corazón-
Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentía mucha rabia y decepción. Sabía que era un maldito mujeriego pero nunca creí que no le importara que yo me enterara de esta manera tan descarada sus estúpidas andadas.
Me exalté al oír la puerta del baño abrirse y luego vi a Louis sonriente salir desnudo de este, me alejé del teléfono e hice como que nada pasó, solo tomé mi bolso y fingí estar acomodando unas cosas.
– El agua estaba perfecta, casi que no salgo de la ducha. – Comenzó a vestirse mientras sonreía. Maldito bastardo.
Hice una pequeña mueca que falló intentando ser una sonrisa y seguí con mis asuntos.
Louis terminó de vestirse pero notó que algo andaba mal conmigo. Había algo que yo tenía y era la enorme dificultad de disimular mis emociones, si lo sentía, tenlo por seguro que se notaría. – ¿Pasa algo? – Preguntó curioso.
Amm no. Solo que acabo de observar tu teléfono y vi como coqueteabas con una mujer de aproximadamente treinta y cinco años, pero deja, no me importa, maldito bastardo mujeriego hijo de tu puta madre.
– No. –Lo mejor de mis enojos eran mis respuestas y mi forma de actuar, joder sí que estaba enfadada. Ni siquiera le dirigí la mirada. Él se me acercó por atrás y me abrazó ocultando su rostro en mi cuello, era un poco más alto que yo, así que solo le bastó agacharse un poco para que eso pasara.
– Ahora que estás de vacaciones, podrías venir a visitarme más seguido. – Susurró en mi oído y yo solo rodé los ojos. Claramente él no me veía porque me encontraba de espaldas, pero vete a la mierda Tomlinson, vete a follar con alguna de tus mujeres y déjame en paz.
Por un momento no dije nada. Lo aparté de mí suavemente y seguí arreglando mis pertenencias, no me sentía bien aquí y lo que menos quería era seguir con él, Louis era demasiado posesivo y luego de leer ese mensaje, me hizo sentir solo un objeto más en su lista de amoríos. – Veré qué puedo hacer por ti.
Louis se percató de que había dejado su teléfono desbloqueado y automáticamente se puso nervioso y lo bloqueó, me miraba a lo lejos y suspiró sin decir una sola palabra. Me di cuenta que no lo había hecho a propósito, sin embargo hace unos minutos atrás creí que sí. No le había contado lo de Nueva York, y dudo mucho hacerlo, quería irme sin que tuviera más rastros de mi, con cada cosa que hacía, solo lograba romperme el corazón.
–Debo irme. – Musité seria tomando mis cosas y caminando a la puerta. Admiraba algo de mí y era mi diplomacia y forma de comportarme en estas situaciones. Aprendí que haciendo escándalos no lograría revertir ninguna situación ni mucho menos obtendría el respeto ni la atención de la otra persona. Si no tienes nada bueno qué decir, entonces no digas nada, pero compórtate de tal forma, que la otra persona sepa que algo te ha molestado y deja que averigüe qué fue. Eso estaba haciendo yo.
–Madey, yo... –Louis quería hablar pero lo interrumpí.
–Adiós Louis. Suerte esta noche. –Sentencié con dureza mirándolo a los ojos. Acto seguido abrí la puerta y me fui por donde llegué.
Durante el camino quería llorar, sentía que mi mundo se vino abajo, creí que él era diferente...
–Debo irme. –Musité un poco seria bajando mi mirada al piso. No quise recordar aquello. Me sentía tan estúpida por haber vuelto.
De cierta forma le estaba dando a Louis una segunda oportunidad, probablemente él cambió, eso no lo sabré si él no lo demuestra, pero lamento haber aprendido a leer a las personas. Tengo sentimientos muy fuertes por él, realmente lo quiero, pero algo de amor propio debía tener. Quería creer que se estaba mensajeando con sus amigos, o con algún familiar, no sé si por negación o en un intento de no ser tóxica y ver más allá de los celos, trataba de buscar alternativas a mis pensamientos.
– ¿Tan pronto? – Susurró audible apartando la vista de su celular.
Automáticamente cambié mi cara y asentí. –Tengo cosas para hacer.
–Cierto que ahora eres licenciada. Felicitaciones por cierto. –Dejó su teléfono y se acercó a mí para darme un pequeño beso en los labios, beso que correspondí.
Respiré profundo y asentí. –Gracias, es una nueva etapa para mi.
– Ya te acostumbrarás, yo tenía 26 años cuando me recibí en filosofía y letras, terminé mi doctorado a los 27 y a los 29 ya estaba impartiendo clases en las escuelas, allí fue cuando te conocí.
– Es decir que ¿hace apenas un par de años que estás ejerciendo tu profesión? – Fruncí el ceño al no entender en qué momento sucedió
– Sí y no. Yo ya ejercía mi profesión, aporté muchas investigaciones relacionadas a la psicología y política a mi universidad. También escribí un par de libros que se vendieron en el exterior, luego empecé a dar clases en las escuelas y eso me apasionó mucho. – Mencionaba orgulloso cada uno de sus logros, Louis era un hombre muy inteligente, y a veces hasta maduro, no me sorprendía en nada su forma de pensar.
– Debo leer esos libros. – Sonreí caminando hacia la puerta.
– Ya tendrás la oportunidad. – Caminaba detrás de mí, seguramente iba a despedirme.
Me despedí de Louis y me fui a mi casa. No entendía como una persona como él podría haberse fijado en una joven como yo. Seamos prácticos, Louis tiene 35 años y yo apenas voy a cumplir 24, está claro que ambos nos encontramos en los extremos de la vida, aunque a veces siento que la madura siempre fui yo, y es que Louis pareciera tener el síndrome de Peter Pan, no importa su edad, nunca dejará de ser un niño...
Debía hablar esto con mi terapeuta.
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¡Buen día mujeres!
En Argentina son las 9:50 am, ¿en sus países qué hora es?
Lamento mucho decir que a partir de ahora, van a venir muchas cosas fuertes entre Louis y Madelay. Supongo que ya han notado que cuando las letras están escritas de esta forma, significa que el personaje está teniendo un recuerdo.
¡Que mal que no hayamos llegado a los 5 comentarios! ¿Les parece si lo intentamos de nuevo?
¡+5 likes y +5 comentarios, y hoy subo maratón!
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