Gracias por la espera, capítulo nuevo que viene cargadito. Luego me decís que os ha parecido.
¡El subidón del directo! Eso le había hecho olvidar todo por unas horas. Pero lo malo es que cuando tienes una subida tan fuerte de emociones luego la caída es mucho peor, por lo que después del concierto, Ana, Mireya, Nerea y Mimi estaban en una habitación del hotel de Gijón consolando y animando a Miriam desde hacía un rato.
Aunque al principio no había querido decir nada y hacerse la fuerte como en otras ocasiones, pero no había podido evitar derrumbarse de camino a su habitación después de la cena, cuando ya empezaba a relajarse después del concierto, Mireya que la había notado rara durante la cena la había seguido y le había preguntado, haciendo que Miriam no pudiera aguantar más. Nerea que compartía habitación con ella ya estaba en la habitación con Ana y Mimi, las vieron llegar a la habitación y se asustaron al ver a su amiga tan mal, por lo que ésta les había contado su nueva situación sentimental.
Las chicas habían hecho corrillo atentas a las explicaciones de Miriam y luego habían permanecido un rato tratando de tranquilizarla y esperando que se relajara un poco.
-No era el indicado Miri, piensa eso. -Nerea acariciaba la espalda de Miriam mientras Mimi abrazaba a la leona.
-Yo no creo que haya un indicado, solo personas compatibles y estaba claro que él ahora mismo ya no era compatible contigo. -analizó fríamente Mireya.
Ana miró a Mireya con la boca abierta.
- ¡Qué poco romántica, amiga! -se quejó.
-Miri no necesita ahora mismo romanticismo, es lo que menos necesita en estos momentos.
- ¿Habéis venido a consolarme o a pelearos? -Miriam no pudo evitar sonreír mientras se separaba un poco de Mimi para limpiarse la cara, al verla Nerea solicita se levantó de la cama y le acercó un paquete de pañuelos.
Ana y Mireya se miraron, y luego miraron a Miriam con cara de arrepentidas.
- ¡Esa es mi niña! Siempre fuerte y sonriendo. -animó Mimi acariciándole la espalda.
-Muchas gracias por estar aquí, chicas. -declaró Miriam mirando a todas, un momento.
-No hay que darlas para eso nos hemos aguantado tantos meses ¿no? Como si fuera fácil librarse de vosotras aún ni queriendo. -aseguró Ana con una amplia sonrisa.
-No me gusta verte así Miri, aunque siempre estás guapa ¡eh jodía! -sonrió Mireya antes de abrazarla. -Aun siendo un cuadro.
Los comentarios hicieron sonreír de nuevo a Miriam, cosa que agradeció enormemente a sus amigas.
-Sólo necesito tiempo y una guitarra, os prometo que estaré mejor. Pronto el dolor será una cicatriz.
- ¡Bien dicho! La leona ha vuelto. -soltó Mimi tirándose encima de Miriam seguida por el resto de las chicas.
Todas rieron a carcajadas hechas una pequeña montañita haciéndose cosquillas las unas a las otras.
- ¡Ey! Qué no puedo respirar. -dijo Miriam sin parar de reír.
Todas se incorporaron mirándose las unas a las otras con amplias sonrisas.
- ¿Y ese jaleo? ¡Qué las pasa a las locas del coño! -Agoney entraba en la habitación a pasos ligeros junto a Amaia y Raoul.
Ya con la llegada de los otros concursantes las chicas no volvieron a comentar nada, Miriam se sintió mucho más animada gracias a sus compañeros e incluso disfrutó de esa reunión multitudinaria.
Miriam siempre agradecería a OT muchas cosas y entre ellas ese grupo de personas, esa familia que tenía ahora gracias al concurso.
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Miriam se levantó temprano, no había podido dormir del todo bien por lo que había decidido bajar a desayunar. Nadie del equipo había bajado aún. Se sentó en una mesa al azar cuando decidió encender de nuevo su móvil, su familia sabía que la noche anterior había estado muy liada, ni se habían molestado en hablarle por privado. Tenía mensajes en los grupos de WhatsApp de su familia y de sus amigas de toda la vida e incluso del mismo grupo de OT que estaban pasando fotos del concierto de la noche anterior.
Excepto a las chicas anoche, no le había dicho a nadie más que había cortado con Pablo y sabía que si este estaba de vuelta en su pueblo, la gente empezaría a hablar y su familia no podía enterarse por otros.
Estaba pensando en llamar a su madre cuando el móvil empezó a sonar sorprendiéndola por quien estaba al otro lado de la línea.
- ¿Hola? -preguntó dubitativa.
- ¡Buenos días leona! ¿Qué tal el concierto de anoche? -contestó Pablo muy animado.
-Ey, buenos días. -sonrió. -Maravilloso, hubo mucha gente y ...
Miriam se calló de golpe al ver a Amaia llegar hacia su mesa y dejar un plato con tostadas en la mesa y un café.
- ¡Hola Miri! ¿Cómo has dormido? -Amaia se sentó enfrente de ella en su mesa mirando la comida.
Miriam sonrió a Amaia y le dio los buenos días también, miró hacia la entrada y vio a varios compañeros entre ellos Alfred que venían hacia la mesa donde estaban ellas.
-Pablo ¿puedes esperar un momento? -preguntó sin esperar la respuesta poniéndose de pie y tapando el móvil con la mano.
- ¡Ay qué estabas hablando con Pabliño! Perdona Miriam y dale recuerdos de mi parte. -sonrió Amaia a modo de disculpa.
Eso hizo que el corazón de Miriam se retorciera, al mencionarle a su ex.
-Vale. -dijo simplemente y empezó a caminar hacia la terraza alejándose del ruido que se estaba formando en el comedor.
-Pablo, ¿sigues ahí? Perdona, pero mis compañeros han decidido bajar a desayunar todos a la vez. -Rio.
-No te disculpes, es aún muy temprano, sino fuera porque tengo una reunión pronto aún estaría en la cama. -rio él también. - Me decías sobre el concierto...espera ¿a qué hora volvéis a Madrid hoy?
A Miriam la descolocó tantas preguntas seguidas sin acabar, eso y que notó a Pablo un poco tocado de la garganta.
-En un rato creo que saldremos para allá y para el medio día ya estaremos por Madrid. ¿Te encuentras bien? Te noto la nariz un poco congestionada.
- ¿Te apetece venir a mi casa? -preguntó ignorando lo último, un simple resfriado nunca había sido un impedimento para él. -Bueno, es que hace tiempo dijimos de quedar para cantar un par de canciones, composiciones...podemos comer y pasar la tarde juntos, ¿te apetece?
Miriam se quedó sorprendida por la propuesta de Pablo y aunque cansada física y emocional por los últimos días no pudo negarse esa gran oportunidad de pasar la tarde con uno de sus compositores favoritos y ahora amigo.
-Claro, gracias por la invitación. ¿Necesitas que lleve algo?
-A ti por aceptar. No, no te preocupes, podemos pedir algo a domicilio.
Se quedaron en silencio sonriendo ambos.
-Bueno pues, nos vemos luego entonces ¿sobre las 14:30h?
-Si, creo que ya estaré seguro para esa hora, si hay algún cambio o problema te llamo y te digo. -confirmó ella.
-Perfecto, ¡hasta luego Rodríguez!
-Hasta luego López.
Miriam colgó el móvil con una sonrisa tonta, la llamada de Pablo le había alegrado la mañana. Tenía que reconocer que había dudado en decirle que sí, no se había levantado como muchas ganas de hacer nada, pero sabía que no podía seguir así, aunque le doliera la ruptura tenía que continuar con su vida, y que mejor que quedar con alguien se estaba convirtiendo en un buen amigo y despejarse.
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-Creo que lo tengo todo, me voy a pasar el día y me quedaré a dormir en casa de Elena que tenemos mucho lio con el proyecto y mañana todo el día tengo que estar en la universidad. ¿Nos vemos por la noche?
-Claro cariño. -Pablo desvió la mirada del papeleo a su novia.
Cuando Pablo había vuelto de la reunión se había puesto a revisar el papeleo mientras Claudia que se había levantado más tarde había estado desayunando.
-No me gustaría dejarte tanto tiempo solo y más poniéndote malo, pero necesito aprobar todo. ¿Quieres que vayamos al médico antes de que me vaya?
A Pablo se le retorció el estómago primero por la palabra médico ¡nunca había sido un buen paciente! Y además porque no le había dicho a Claudia que Miriam venía a comer y a pasar la tarde a su casa, no quería problemas y más después de la otra noche, pero tenía que ser sincero. Miriam era su amiga y no tenía nada que esconder.
-No hace falta, estoy mejor. -pero su afirmación quedó anulada con la tos que le entró. -Por cierto, luego va a venir Miriam a ver un par de canciones y comeremos en casa.
Claudia tardó un rato en decir algo, le daba la espalda a Pablo mientras fregaba las cosas y a Pablo le pareció que se su espalda se ponía recta y entonces supo que estaba aprovechando el momento para analizar la información que acaba de recibir.
-Eso es un buen plan para una tarde de verano y no tener que estudiar. -Sonrió acercándose a él para darle un beso en la mejilla antes de sentarse a su lado -Así no estás solo, no tienes buena cara.
- Me alegra saber que no te molesta, sabes que es una amiga.
- ¿Debería molestarme?
-Claro que no. Es que no entendí el enfado del otro día.
Se quedaron en silencio Pablo mirando los papeles, pero sin leer nada y Claudia mirándolo a él. Pablo acaba de abrir un cajón que ya se había abierto otras veces y nunca acaba bien la tormenta que se desataba, a veces acaba bien con los dos en la cama, el modo fácil pero esta vez no iba a ser ese el caso.
- ¡El otro día me molestó la actitud de tu madre! -soltó de repente Claudia volviendo a la discusión de la otra noche. -Cuando viene siempre intento llevarme bien con ella sin aún saber que es lo que no le convence de mí y la pocas ganas que pone, que estuviste muchos años con Laura y ¿le cuesta asimilar que ahora estamos juntos, nuestra diferencia de edad? siento que no le termino de gustar para su niño bonito.
Claudia se levantó y empezó a caminar delante de su novio que había apartado la carpeta para llevarse luego las manos a la cabeza.
-Yo no creo que le caigas mal, solo...-intentó justificar a su madre.
-Siempre que acabamos hablando de esto, acabas justificándola. -se quejó ella interrumpiendo a su novio.
- ¡Es mi madre! -dijo poniéndose de pie para ir a por un vaso de agua, porque se le estaba secando la boca.
- ¡Y yo tu novia! -le contrarrestó ella mientras se cruzaba de brazos.
Pero Pablo no dijo nada más y eso hizo que ella lo mirara con odio y se fuera al dormitorio a preparar su mochila.
Él bebió agua, se rascó la barbilla pensando en Claudia, en su madre, y más calmado subió al piso superior.
-Lo siento. -se disculpó.
Claudia con lágrimas en los ojos estaba haciendo su mochila y no le contestó, ni le miró.
Pablo la agarró de la cintura haciéndola girar y para quedar uno enfrente de otro.
-Prometo que intentaré hablar con mi madre, averiguar qué es eso, que según tú le molesta...
- ¡No me lo estoy inventando!
-Intentaré solucionarlo ¿vale?
Pablo la miró fijamente a los ojos y se acercó a ella para besarla lentamente, haciendo que los dos cayeran en la cama, encima de la ropa de Claudia.
Pero ella en vez de seguir a Pablo, se removió debajo de él y se puso en pie.
-Esta vez, esto no va a funcionar. -aseguró haciéndolo entender que esta vez el sexo no iba a arreglar nada.
Pablo aún tumbado en la cama de llevó las manos en la cara, mientras Claudia cerraba su mochila.
-Piensa en lo que hemos hablado, estoy cansada de esta situación. Pablo eres genial y te quiero mucho, pero al igual que te gusta mi libertad y las pocas ataduras que te ofrezco, tampoco tengo ganas de preocuparme por estos temas de suegras. Nos vemos mañana.
Y sin más ella se fue, cerrando la puerta con un portazo que escuchó Pablo sin aún moverse de la cama.
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Miriam conducía hacia casa de Pablo cuando escuchó su móvil sonar, al principio decidió ignorarlo y subir la música, pero cuando sonó por tercera vez, interrumpiendo una de sus canciones favoritas, no tuvo más remedio que activar manos-libres y escuchar a su madre.
Llevaba desde que había salido de Gijón pensando en llamar a su familia para contarles de su nueva situación sentimental. Entre unas cosas, otras y que había vuelto a Madrid en un autobús con sus compañeros, aún no se había decidido a llamarlos, pero eso le había dado pie a intentar distraerse, haciendo que empezara en pensar en un par de canciones para su futuro disco. Pero ahora como se imaginaba y temía, su madre la estaba llamando y seguramente por ese tema.
- ¡Hola, mama!
-Miri ¿Dónde estás?
-Voy conduciendo a casa de un amigo.
- ¿Y ese amigo tiene que ver con que Pablo esté aquí en Pontedeume?
De fondo escuchó a su padre regañar a su madre.
Miriam intentó tranquilizarse y más, como iba a conduciendo, por lo que les pidió que esperaran y tomó la primera salida de la autovía, parando en el primer lugar que pudo.
-Ya estoy...
Su madre no la dejó terminar.
- ¿Qué ha pasado hija? Pablo y tú estabais tan bien, llevabais tanto tiempo juntos.
- ¿Cómo os habéis enterado?
Y su madre empezó a soltarle nombres de personas hasta llegar a ellos. "Pueblos", pensó Miriam en la parte más negativa de conocerse todos en un lugar.
-...y entonces me dijeron que Pablo estaba en casa, por lo que lo llamé y se acaba de ir.
- ¿Has hablado primero con él, en vez de conmigo? -preguntó cabreándose por momentos.
-No sabía que la cosa era tan seria. Desde que os hicisteis novios habéis tenido algunas peleíllas, pero nunca ha pasado a mayores.
-Porque esas peleas eran de niños, ahora es diferente, cada uno está eligiendo su camino y aunque nos duela, son caminos diferentes.
- ¿No crees que haya posibilidades de arreglarlo?
-Mira mama, me duele deciros esto, sé lo que queréis a Pablo y el tiempo que lleva en nuestra familia, pero la verdad es que no, no hay posibilidades de reconciliación. Ambos queremos cosas distintas y no me entiende, no entiende que la música siempre ha sido importante en mi vida y más ahora, que tengo la posibilidad de hacerme un pequeño hueco más cerca que nunca. Y no, no la voy a abandonar ahora ni nunca. Por favor, que le quede claro a todo el mundo.
-Pero...
-Si no entiende la situación de nuestra hija, es mejor que no estén juntos. -aseguró su padre.
-Gracias papa ¿mama?
Esta se quedó en silencio asimilando la situación con la mirada de su marido fija en ella.
-La verdad es que me da mucha pena cariño, es un buen muchacho y siempre te ha querido y cuidado, pero si es lo que quieres, si ese es tu camino y él no va a formar más parte de él, nosotros te apoyamos y apoyaremos siempre.
Las palabras de su madre habían hecho llorar a Miriam.
-Pablo ha sido importante en mi vida y me gustaría no perderlo al menos como mi amigo, pero eso sólo lo dirá el tiempo. -tomó aire. -Gracias por el apoyo, os quiero mucho.
-Y nosotros a ti, peixe.
Estuvieron un rato hablando, especialmente del concierto de Gijón y finalmente sus padres colgaron para ir a arreglarse ya que iban a ir a comer con Inés, Efrén y la familia de ella.