Amor Secreto

By Anmisan

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Unos años después de la última Guerra Mágica, Draco Malfoy se encuentra huyendo del Ministerio de Magia para... More

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Cuatro años después

Sacrificio

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By Anmisan

Había trascurrido poco más de dos meses desde que Draco y Hermione descubrieran su futura paternidad. Desde entonces la relación entre ambos había mejorado y el muchacho se había vuelto más cariñoso, comprensivo y protector con la castaña, la cual estaba realmente agradecida y entusiasmada por sentirse tan querida.

Poco después de conocer la noticia, Hermione se lo había contado todo a Harry. El moreno había montado en cólera ante semejante bombazo, por una vez en su vida estaba total y absolutamente de acuerdo con Malfoy. Le parecía una auténtica locura que su amiga se hubiera quedado embarazada teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban, y le recriminaba que no hubieran tenido más precaución a la hora de mantener relaciones. Al ver la congoja y el tormento en el rostro de su amiga no pudo evitar tranquilizarse y apoyarla en todo lo posible. Seguía sin estar de acuerdo con lo ocurrido, pero le ayudaría en todo lo que fuera necesario.

En cuanto al rubio, por las noches se dormía acariciando con extremo amor el apenas pronunciado vientre de la leona y fantaseando con cómo sería su pequeño.

- ¿Qué crees que será?- Preguntó ella con curiosidad una noche mientras el Slytherin posaba su mano sobre la barriguita de la chica, como de costumbre.

- Un chico, por supuesto.- Dijo con tal convicción, que dejó a la castaña sorprendida.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

- Porque es un Malfoy.- Respondió como si ese fuera motivo suficiente.

- ¿Y eso qué tiene que ver?- Añadió todavía sin comprender.

- Desde siempre los primogénitos de la familia Malfoy han sido varones.- Explicó con naturalidad.

- ¿Nunca ha nacido una primogénita Malfoy?

- No, nunca.

- A lo mejor nuestro bebé es el primero en romper la tradición.- Dijo con una sonrisa llena de amor acariciando su vientre junto con la mano de Draco.

- Lo dudo.

- Bueno, mañana cuando me hagan la ecografía saldremos de dudas.

- Verás cómo tengo razón.- Dijo con sonrisa orgullosa al pensar en su hijito entre sus brazos.- Y como todo Malfoy será rubio y de ojos grises.

- ¿Y cómo sabes que no será castaño y de ojos achocolatados como yo?- Preguntó sin poder disimular algo de celos en su voz.

- Porque es un distintivo de los Malfoy. No importa los rasgos de la madre, todos son rubios y de ojos grises, son genes inalterables.

- Ya veo.- Aceptó un poco a regañadientes. Le gustaría que su bebé también se pareciera en algo a ella.- ¿Y qué me dices de los nombres? ¿Has pensado alguno ya?

- Por supuesto.- Dijo sonriendo con orgullo.- Scorpius Malfoy Granger.- Anunció radiante.- ¿No crees que suena genial?

- ¿Scorpius?- Repitió ella con gesto que al rubio se le antojó de asco.

- ¿No te gusta?- Preguntó contrariado a la par que decepcionado.

- Me parece demasiado... ¿cómo lo diría?- Mencionó pensativa, buscando una palabra que no hiriera al Slytherin.- Agresivo.

- Eso es bueno, Hermione.- Comentó con alivio ante las palabras de la chica.- Un Malfoy debe ser respetado, admirado y temido.

- No quiero que nuestro hijo vaya sembrado el temor entre el resto de estudiantes de Hogwarts, como hacías tú.- Explicó ella mirándolo con resentimiento.

- Tranquila mujer, él no será así.- Negó con una sonrisa, que a la castaña se le antojó preciosa, mientras apartaba la mano de su vientre y se la posaba sobre el rostro, acariciando su mejilla con infinito cariño.- Nuestro hijo será infinitas veces mejor que yo. Es cierto que rebosará orgullo Malfoy por los cuatro costados, y que será respetado por los demás, pero no lo respetarán por su dinero ni por su fama, sino porque, al igual que su preciosa madre, tendrá un corazón bondadoso que le hará tener buenos amigos que estén dispuestos a cualquier cosa por él. Será admirado por su porte, heredado de su atractivo padre, y su gran inteligencia, heredada de su brillante madre. - Ante este comentario, Hermione miró con rencor a la vanidosa y egocéntrica serpiente que tenía por pareja.- Y será temido por todo aquel que se atreva a causarle daño a él o a cualquiera de sus amigos, a los que defenderá con valor y pasión, al igual que su magnífica madre hizo en incontables ocasiones. Será un niño encantador que sepa actuar cada momento en consecuencia. Es cierto que heredará muchos rasgos Malfoy, pero lo mejor de su personalidad se lo habrás otorgado tú, Hermione.- Concluyó mirándola con deseo antes de darle un beso tierno.

- Gracias.- Dijo sonrojada ante los halagos del muchacho.- ¿Y qué nombre has pensado en caso de que sea niña?- Interrogó retomando el tema.

- Ninguno.- Respondió con sinceridad.

- ¿Por qué?- Interrogó sin comprender.

- Porque será un niño.- Sentenció completamente convencido.

- Está bien, en ese caso yo elegiré su nombre si resulta ser niña.- Comentó satisfecha.

- Me parece correcto.- Aceptó el rubio alzando los hombros con conformismo.- Después de todo estoy seguro de que será un chico.

- Vale, vale, lo que tú digas.

- ¿Y qué nombre has pensado?

- Rose.- Respondió sonriente, solo de imaginarse a su pequeña con cabellos rubios, ojos grises y mejillas coloraditas.

- ¿Rose?- Preguntó el rubio frunciendo el ceño.

- ¿Qué ocurre?

- Es un nombre demasiado vulgar para nuestra hija.- Opinó desechando la idea, mientras negaba con la cabeza.

- ¿Vulgar?- Repitió ofendida.- ¿Y qué nombre elegiría el gran Draco Malfoy?- Preguntó diciendo la palabra gran con ironía.

- Pues Andrómeda, por ejemplo. O Casiopea.

- ¿Andrómeda?- Repitió con incredulidad.- ¿Por qué te empeñas en poner a nuestros hijos nombres de constelaciones?

- Porque son nombres imponentes.

- Me da igual. Si tenemos una niña se llamará Rose.- Sentenció la chica molesta.

- Está bien, cariño.- Aceptó risueño besando su cuello, cambiando así el humor de la chica, que se había quedado sorprendida por las palabras del rubio.

- ¿Qué has dicho?- Interrogó con el corazón latiéndole a mil por hora.

- Que, está bien.- Repitió el chico sin comprender.

- ¿Me has llamado cariño?- Preguntó sonriendo con satisfacción.

- ¿Yo?- Preguntó avergonzado. Al parecer lo había dicho sin pensar, ya que no se había percatado de haberlo hecho.

- Nunca antes me habías llamado así.- Aclaró estrechándolo entre sus brazos con felicidad.

Es cierto que el chico le había dicho varias veces que la amaba, y que tenía constantes gestos de amor con ella, pero nunca la llamaba de otra forma que no fuera por su nombre. Había bajado la guardia y ante este desliz no pudo evitar que el rubor subiera a sus mejillas.

- Eres adorable, Draco.- Dijo la chica antes de besarlo con ternura y devoción.

Tras esto, apagó la luz de la habitación y ambos se abrazaron antes de quedarse dormidos.

***

Seguían durmiendo cuando de repente, Hermione, empezó a sentir un dolor punzante en su bajo vientre.

- Draco.- Llamó al chico con la voz distorsionada por el dolor.- Draco.- Repitió zarandeándolo.

- ¿Qué ocurre?- Preguntó con tono somnoliento.

- No me encuentro bien.- Explicó sujetándose la barriga.

- ¿Qué te ocurre? - Repitió, esta vez más despierto, encendiendo la luz de la habitación.

- ¡Draco! - Exclamó la castaña, con el terror impregnado en su voz, cuando observó una mancha de sangre ensuciando su pantalón de pijama y parte de las sábanas.

El rubio ante esta visión se quedó totalmente paralizado por el pánico. Esa mancha de sangre, brotando entre las piernas de la chica, lo había hecho ser consciente de que su bebé estaba en peligro y que posiblemente Hermione también corriera riesgos.

- ¡Draco! - Repitió ella, alarmada al verlo en aparente shock.

Escuchar de nuevo la apremiante voz de la castaña le sirvió para activarse de forma imperiosa. Tan solo vestía ropa interior, de modo que rápidamente se enfundó unos vaqueros y una camiseta, y sin ni siquiera calzarse, volteó la cama hasta tener a la chica a su alcance, entonces la enrolló con la sábana y la cogió en brazos, como si fueran unos novios recién casados, solo que por desgracia esa no era la situación en la que se encontraban.

- ¿Qué vas a hacer?- Interrogó la Gryffindor con el corazón desbocado, ante la actitud del rubio y el terror de que su bebé estuviera en peligro.

- Pase lo que pase, nunca olvides que te amo.- Dijo por toda respuesta el Slytherin antes de desaparecerse con el amor de su vida entre sus brazos.

***

Segundos después, sin que la castaña tuviera oportunidad de rechistar, habían aparecido en medio del recibidor de urgencias del hospital mágico San Mungo.

- ¡Por Merlín, ¿te has vuelto loco?!- Le recriminó la muchacha, aterrada al ver dónde se encontraban.

- ¡Por favor, se trata de una urgencia!- Anunció el rubio corriendo, todavía con la leona en brazos, hacia el mostrador, haciendo caso omiso de lo que ella le había dicho.

- ¿Qué ocurre?- Se apresuró a preguntar uno de los medimagos que se encontraba tras la repisa, al sentir la urgencia en la voz del muchacho.

- Está embarazada y ha empezado a sangrar. - Explicó angustiado, señalando a Hermione con un gesto de cabeza, mientras esta seguía insistiéndole en que debían marcharse de allí. El mago que le había preguntado, se había quedado estático al ver la cara de su interlocutor y reconocer en él al famoso hijo de Lucius Malfoy, el ex-mortífago prófugo, y, más aun, teniendo en cuenta que la chica que cargaba entre sus brazos no era ni más ni menos que la heroína del famoso Trío de Oro, Hermione Granger.- ¡¿Me está escuchando?!- Chilló furioso ante la pasividad del medimago.- ¡Está sangrando!

- Entendido.- Respondió el hombre saliendo de su ensimismamiento y, volviendo a convertirse en un profesional, hizo aparecer una camilla con un gesto de su varita.- Déjela aquí. La llevaremos inmediatamente a examinar.

El rubio apenas tuvo tiempo de depositar a la chica en la camilla, cuando un grupo, compuesto por media docena de aurores, se personó en la sala a sus espaldas y lanzaron los correspondientes hechizos, a la estancia, para impedirle la huida.

- ¡Draco!- Lo llamó la Gryffindor, con la voz afectada por el llanto, mientras la trasladaban al lugar donde la atenderían.

- Tranquila. - Le dijo él con voz serena, tratando de transmitirle calma, mientras empezaba a ser rodeado.- Todo saldrá bien. Los dos estaréis bien.- Concluyó perdiéndola de vista, dudando que hubiera escuchado sus últimas palabras.

- Draco Malfoy, quedas detenido por orden del Ministerio de Magia.- Anunció la voz de un hombre, tras él, que el rubio ni se molestó en girarse a mirar.- Además de los cargos que ya pesaban sobre ti, ahora se te acusa de fugarte y permanecer oculto durante meses. Por todo esto serás juzgado y condenado.

Ante la información recibida, el Slytherin no dijo nada al respecto. Sintió cómo uno de los presentes se le acercaba, desconociendo quién era hasta que al entrar en su campo de visión vio que era Harry.

- ¿Por qué no me avisaste?- Susurró, sin apenas mover los labios, de forma casi inaudible para evitar que los presentes se enteraran de lo que decía.

- No había tiempo.- Respondió el chico con voz impersonal, casi como si se tratara de un autómata.

- Solo hubieran sido unos minutos.- Rebatió, con testarudez, tomándose su tiempo para colocarle las esposas mágicas y ganar unos momentos más cerca del rubio.

- Mi mujer y mi hijo estaban en peligro, Potter.- Mencionó con una dura mirada que parecía destilar odio puro, haciendo que Harry volviera a sentirse como cuando se cruzaba con el joven en sus años de estudio en la escuela de magia y hechicería.- No podía perder ni un segundo.

- Entiendo.- Dijo al fin con voz apagada.- Lo siento, pero no puedo hacer nada por ti.- Mencionó resignado y triste, después de todo, aunque el Slytherin seguía sin ser de su agrado, había comprendido que realmente amaba a su amiga, hasta el punto de arriesgar su propia vida por ella y el bebé de ambos. Le dolía que todo hubiera acabado así.

- Lo único que necesito es que cuides de Hermione y de mi hijo.- Pidió con mirada más serena.

- Dalo por hecho.- Concluyó el moreno por toda respuesta, antes de girar al rubio y llevarlo junto con el resto de compañeros.

Instantes después, todos los aurores se marcharon escoltando a uno de los ex-mortífagos más codiciados por el ministerio.

Finalmente, Draco Malfoy, había sido capturado.

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