Domingo 16:46, 54 horas de atraco
Me encontraba ayudando a Mónica a caminar junto a Denver, la llevaríamos a la oficina para que se encuentre con Arturo
Abrimos la puerta y los ojos de ambos se iluminaron, miré a Denver y tenía cara de fastidio
-que pasa? -pregunte- te están robando a tu noviecita?
-que ella no es mi noviecita, y que nadie me ha robado nada, a mí nadie me roba las novias -dijo- ella caerá rendida a mis pies cuando descubra mi encanto, pero yo no estoy para rehenes
Lo mire y negué riendo, el si que flipaba demasiado
-esta es sorpresa buena de quién te hablo -dijo Helsinki a Arturo- de puerta hablamos otro dia
-helsinki -lo llame e hice seña con mi cabeza señalando la puerta, debíamos darle privacidad- dejales, que tendrán que hablar
Los tres salimos de la habitación y Denver se fue algo molesto, yo salí de ahí y camine hacia la cocina, necesitaba algo de café
Entre a la cocina y Rio se besaba con Tokio, yo sabía de su relación y esto no me molestaba, el me agradaba para Tokio
-sigan yo no vi nada -dije tomando un café que había sobre la mesa-
-eso es mío -dijo Rio-
-ahora ya no -dije-
Sali de ahi y me dirigí hacia donde estaban todos los rehenes, el profesor había llamado diciendo que la inspectora al mando de esto iba a entrar ya que las pruebas de vida que le habíamos mandado no le habían convencido
Berlin, Río y Tokio los esperaban sin careta ya que se sabía su identidad, pero yo junto al resto la traíamos puesta
-levante las manos -dijo Berlín-
Ella le hizo caso y Tokio la reviso
-donde está el profesor? -pregunto la inspectora-
-me pide que le disculpe, pero por razones de discreción no puede estar aquí presente -dijo Berlín- piense que su cara aún no está en todas las portadas, como las nuestras
Denver, Nairobi y yo no dejábamos de apuntar, ella nos observaba demasiado, probablemente quería saber nuestra identidad
-no lleva armas -dijo Tokio-
-Rio, te toca, has los honores -dijo Berlín-
El saco un detector de metales de su bolsillo y comenzó a pasarlo por el cuerpo de la inspectora
-perdone, pero debemos ser concienzudos -dijo Berlín-
Río lo paso por sus bragas y comenzó a sonar sin parar, ella tenía un micro
-Raquel, ya sé que dicen que la policía no es tonta pero a veces lo parece -dijo- de verdad creía que podía colarnos un micro?
-y usted creía que mi gente no iba a velar por mí seguridad? -pregunto ella-
-tokio vuelve a cachar a la inspectora, pero está vez ponle un poquito más de ese entusiasmo que tu sabes -dijo Berlín-
Tokio le quitó el cinturón y luego le metió la mano en el pantalón para quitar el micro
-uy, me acaba de dejar muerto, la poli con la última tecnología, micrófono perianal -dijo Berlín tomando el microfono-
Todos reímos, menos Denver, ya que su risa debe ser única en el mundo y probablemente si se reia lo descubrían
-deshazte de esto -dijo Berlín a río dándole el micro- acompañeme si es tan amable
En ese momento, Río se quedó paralizado, el micro tenía una inscripción:
Rayo, así lo llamaba su madre de niño, cuando se pasaba las tardes de verano corriendo, decia que iba a ser campeón olímpico, pero cambio el deporte por las consolas y los planes al aire libre por el riesgo de acabar en un penal
Todos caminamos hacia la sala que Berlín había preparado y la inspectora observaba todo con atención
Había dos sillas, una para ella y otra para Berlín
Todos nos dirigimos al segundo piso y Berlín iba llamando a los rehenes, mientras que Tokio y Río los escoltaban a con la inspectora
Uno a uno, asi iban pasando los rehenes frente a la inspectora, como pasan los niños a ver a los reyes magos en el centro comercial
Berlín me envió hacia la oficina donde se encontraba Mónica junto a Arturo, Alison y algún que otro rehén y llame a Denver para que traiga un botiquín
-te encuentras bien? -pregunte-
-me han dicho que se te ha abierto la herida -dijo Denver-
-si es que estaba intentando no cojear para que no se dieran cuenta y creo que se me ha soltado un punto -dijo Mónica-
-te parece bien si lo vemos? -pregunto Denver-
-vale -dijo-
-como sigues de los cólicos? -pregunte-
-bien, aún sangro un poco -dijo-
-eso es normal, no te preocupes -dije-
-Monica, tomaste la píldora? -pregunto Arturo-
-si -dijo ella-
-que? -dijo el- por qué? Cómo? Que hiciste?
-si tu desde un principio hubieses tenido los cojones para aceptar que ese niño era tuyo esto no hubiera pasado -dije furiosa- ves que la pobre no quiere críar sola al niño, que ya suficiente con que tú seas el padre
Ella se quitó el mono y Denver abrió el botiquín
-hace falta que se desnude? -pregunto Arturo-
-como coño quieres que me cure sino? -pregunto Mónica furiosa-
Ayude a monica a sacar su mono justo por dónde estaba su herida y luego le quite la venda
-que ahora eres cirujano? -pregunto Arturo a Denver- digo, que al menos si has lavado las manos, no?
-claro que si Arturito, para darte un guantazo con olor a jabón -dijo Denver sonriendo-
-tengo que irme -dije y corrí al baño, tenía que vomitar-
Cuando llegue me tiré sobre el retrete y vomité lo poco que había en mi organismo, ya que aquí el menú no era muy amplio
Cuando ya había expulsado todo salí y camine hasta la canilla para enjuagar mi boca y lavar mis manos
-que pasa? -pregunto Rio parado detrás de mi, podía verlo por el gran espejo-
-coño que me has dado un susto -dije-
-por que vomitaste? -pregunto-
-que me ha caído mal el café que te he robado -dije-
-tomo uno cada hora y a mí no me ha caído mal -dijo-
-pues que cada cuerpo es diferente -dije-
-Verona, dime qué pasa -dijo-
-estoy embarazada -dije-
-que? Cómo coño paso eso? Dime qué no te acostaste con Berlín, por favor dímelo -dijo- ha Sido Oslo? O peor, ha Sido Moscú?
-Denver, ha Sido Denver, contento? -pregunte-
-crei que tenías gustos mejores -dijo- solo espero que no salga con esa risota que tiene
-yo también creí que mi hermana tenía gustos mejores, pero que puedo decir, te eligió a ti -dije-
-en serio Denver? -pregunto-
-Rio, cierra la puñetera boca, si? Y esto, queda entre tú y yo, eres el único que lo sabe, ni Tokio, ni Denver ni nadie, oíste? -dije tomándolo del mono-
-si -dijo casi temblando-
Salí del baño y camine hacia la cocina, allí estaban Nairobi, Tokio, Río que no paraba de mirarme, Denver y Berlín
Me senté en una silla junto a Denver y tomé unos dulces de una máquina expendedora que había aqui
-compañeros quería pediros perdón por no.. haber Sido del todo sincero con vosotros, la inspectora tenía razón, tengo una enfermedad degenerativa, bastante cabrona y mis días están contados.. pero... No es mi intención que pongáis triste y mucho menos que me conpadezcais, al fin y al cabo se trata de una enfermedad que padece una de cada 100000 personas, y eso me convierte en alguien especial
El camino hacia un mueble y saco un vodka de un estante, todos nos mirábamos sin entender. Luego saco unos vasos y sirvió el vodka en ellos
-lo que quiero es invitaros a celebrarlo -dijo- Río, quieres?
Este estaba fuera de la conversación, estaba enfocado en el micro que decía rayo, el no paraba de mirarlo
-no -dijo-
-todos vamos a morir -dijo Berlín tomando un pequeño shot de vodka y levantandolo en símbolo de brindis- por eso brindo, porque estamos vivos, y porque el plan va como un tiró
-a-a-a-a -rio Denver-
-venga -dije tomando un vaso y levantandolo, miré a Río y el negó con la cabeza-
-por la vida -dijo Berlín- y por el plan
-por la vida y por el plan -repitio Denver-